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La única perspectiva real para la humanidad es la lucha revolucionaria del proletariado. Una clase que es explotada y revolucionaria al mismo tiempo y que es la verdadera productora de toda la riqueza de la sociedad. Sus luchas en defensa de sus condiciones de trabajo y de vida arrastran a las demás capas no explotadoras de la sociedad que también son golpeadas brutalmente por la crisis económica, luchas que aunque se desarrollen con mucha dificultad, ya que la clase dominante trata de impedirlas por todos los medios a su mano, suponen un esfuerzo en la toma de conciencia y van creando las bases para la huelga de masas que es la única y verdadera solución a la sociedad capitalista en descomposición.
La propia burguesía reconoce que la recesión económica que azota a todo el mundo es la peor desde la Gran Depresión de 1929. Bombardean nuestras mentes con datos estadísticos, planes de salvamento de los bancos y de estímulo económico para tratar de salir de la crisis... Hemos visto que la reunión de los países más poderosos del mundo en Londres, el llamado G20, ha sido incapaz de generar ninguna solución a la peor crisis del capitalismo de los últimos cincuenta años. Toda la gravedad de la situación histórica viene a confirmar la tesis del marxismo de que el capitalismo no es un modo de producción eterno y que desde la Primera Guerra Mundial atraviesa su etapa de decadencia, de guerras y de barbarie.
Los últimos datos estadísticos siempre empeoran los anteriores y ningún país se salva de la quema: el PIB está cayendo un 6,9% en Alemania en términos anuales. Los demás países europeos están en situación parecida, y entre ellos España cuyo PIB cae un 2,9% y el desempleo supera con creces los 4 millones de parados.
Frente a esta situación de quiebra histórica del capitalismo la burguesía y su aparato político y sindical desarrollan una estrategia para hacer pagar los peores efectos de la crisis a la clase trabajadora. La propia profundización de la recesión conlleva el aumento galopante del desempleo en todo el mundo, la pauperización y la miseria más absoluta. En España vemos como frente a esta situación de brutalidad el gobierno del PSOE se desgañita diciendo que va a mantener el gasto social y que ningún parado va a quedar abandonado a su suerte (frente a la propaganda gubernamental la realidad son los más de un millón de parados que ya no reciben ninguna prestación y los comedores de caridad que ya no dan abasto para alimentar a los sin techo). El PP critica la inacción del gobierno y propone un rosario de las llamadas reformas estructurales que en realidad no han solucionado nada en ningún país y que se resumirían en abaratar el despido y los salarios, recortar el sistema de pensiones y el gasto social, todo ello aderezado con una supuesta bajada de impuestos que en realidad no llevaron acabo en su etapa de gobierno.
Izquierda Unida y los izquierdistas abogan por las pociones mágicas de las nacionalizaciones y de que "la crisis la paguen los ricos y los bancos". Las nacionalizaciones en su versión estalinista como en su versión del capitalismo del antiguo bloque americano han demostrado que no pueden solucionar la crisis del capitalismo, que no pueden sortear las leyes del valor. Tanto el keynesianismo, como el capitalismo de estado estalinista, como el llamado neoliberalismo no pueden solucionar las contradicciones del modo de producción capitalista. Un modo de producción que su verdadera aportación a la historia de la humanidad ha sido desarrollar las fuerzas productivas a un nivel en el que se han creado las bases para la sociedad comunista. En contra de la ley de Say y como afirmó Marx la producción capitalista no puede crear su propio mercado, las crisis del capitalismo son de sobreproducción relativa pues las masas asalariadas y explotadas no pueden absorber toda la producción capitalista, producción cuyo objetivo fundamental no es satisfacer las necesidades humanas sino la búsqueda del beneficio. Esta contradicción no la puede solucionar la burguesía pues como las anteriores clases explotadoras no va a renunciar a sus privilegios de forma pacífica y van a pagar la crisis sin más y por las buenas como hipócritamente les exigen izquierdistas y sindicalistas. Ya el Manifiesto Comunista enunciaba esta contradicción insuperable del capitalismo: "Basta citar las crisis comerciales que, con su recurrencia periódica, cuestionan en forma cada vez más amenazadora la existencia de la sociedad burguesa toda. En las crisis comerciales se destruye regularmente gran parte no sólo de los productos engendrados, sino de las fuerzas productivas ya creadas. En las crisis estalla una epidemia social que en todas las épocas anteriores hubiese parecido un contrasentido: la epidemia de la superproducción. Súbitamente, la sociedad se halla retrotraída a una situación de barbarie momentánea; una hambruna, una guerra de exterminio generalizada parecen haberle cortado todos sus medios de subsistencia; la industria, el comercio, parecen aniquilados. ¿Y ello por qué? Porque posee demasiada civilización, demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio..."
Y aquí llegamos al nudo gordiano de la cuestión. Pues esta recesión es más grave que la de 1929, pero en contra de los años treinta el proletariado no está derrotado, el curso histórico que se abrió en 1968 sigue vigente, y el proletariado no está dispuesto a alistarse detrás de cada capital nacional para inmolarse en la guerra imperialista ni en los planes de austeridad económica. Esto se demuestra en que tampoco acepta los chivos expiatorios que le propone la burguesía (en los años treinta fueron los judíos), que serían los inmigrantes, y que ya hemos visto que los obreros han rechazado esta criminal manipulación tanto en Inglaterra como en España[1], que pretendía presentarlos como xenófobos. La solidaridad frente al engaño de los sindicatos nunca podrá venir de parte del estado burgués sino de la lucha de los trabajadores. Los trabajadores emigrantes en los años de supuesta "prosperidad" han sido explotados brutalmente y utilizados para presionar los salarios a la baja, y ahora padecen el desempleo en un porcentaje muy alto y de forma dramática al carecer del paraguas de apoyo familiar. Esta situación sólo se puede contrarrestar con la lucha, la unidad y la solidaridad por parte del proletariado.
Frente a ello, la burguesía, a través del gobierno PSOE "de izquierdas", mientras abandona a su suerte a los emigrantes, a los que el Sr Corbacho intenta reenviar a su país de origen, presenta cínicamente las medidas económicas de austeridad como medidas "de solidaridad", así, las reducciones de subsidios, los bloqueos salariales y la "reducción de la carga de trabajo", serían para que todos los desempleados pudieran recibir apoyo, y para que más gente pudiera incorporarse al trabajo, etc. ¡El mundo al revés! Los ataques a las condiciones de vida obreras se presentan como la vía de la defensa de esas mismas condiciones. Así es el "socialismo burgués", como lo llamaban Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: «Este socialismo burgués a que nos referimos, sólo encuentra expresión adecuada allí donde se convierte en mera figura retórica.
¡Pedimos el librecambio en interés de la clase obrera! ¡En interés de la clase obrera pedimos aranceles protectores! ¡Pedimos prisiones celulares en interés de la clase trabajadora! Hemos dado, por fin, con la suprema y única seria aspiración del socialismo burgués.
Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora».
Esa no es la "solidaridad" que necesitamos. El Estado no representa los intereses "de todos los ciudadanos", sino los intereses de toda la burguesía contra el proletariado.
La única perspectiva real para la humanidad es la lucha revolucionaria del proletariado. Una clase que es explotada y revolucionaria al mismo tiempo y que es la verdadera productora de toda la riqueza de la sociedad. Sus luchas en defensa de sus condiciones de trabajo y de vida arrastran a las demás capas no explotadoras de la sociedad que también son golpeadas brutalmente por la crisis económica, luchas que aunque se desarrollen con mucha dificultad, ya que la clase dominante trata de impedirlas por todos los medios a su mano, suponen un esfuerzo en la toma de conciencia y van creando las bases para la huelga de masas que es la única y verdadera solución a la sociedad capitalista en descomposición. Como también afirma el Manifiesto Comunista:"Las relaciones burguesas se han tornado demasiado estrechas como para abarcar la riqueza por ellas engendrada ¿De qué manera supera la burguesía las crisis? Por una parte, mediante la destrucción forzada de gran cantidad de fuerzas productivas; por la otra, mediante la conquista de nuevos mercados y la explotación más a fondo de mercados viejos. ¿De qué manera, pues? Las supera preparando crisis más extensas y violentas y reduciendo los medios para prevenir las crisis.
La s armas con las que la burguesía ha abatido al feudalismo, se vuelven ahora contra la propia burguesía. Pero la burguesía no sólo ha forjado las armas que le darán muerte; también ha engendrado a los hombres que manejarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios..."
[1] Ver: "Huelgas en las refinerías y de las centrales eléctricas: Los trabajadores empiezan a enfrentar el nacionalismo" y artículo sobre las luchas en Sestao en este mismo AP.