Enviado por Accion Proletaria el
El GCI miente sobre la naturaleza del movimiento piquetero para estafar al proletariado, identificando a los desocupados con el lumpen
Los análisis que deben realizarse y debatirse sobre la lucha de clases que eventualmente pudo haber existido en un momento determinado y que el proletariado desarrolló, deben efectuarse basados pura y exclusivamente en los hechos concretos, a los efectos de que la clase obrera mundial pueda extraer de los mismos las lecciones y las enseñanzas para los futuros combates. La posición contraria, las inexactitudes, las medias verdades y las mistificaciones no ayudan al proletariado mundial, todo lo contrario, profundizan más los errores y las limitaciones de las nuevas luchas por venir.
La actitud mencionada en el párrafo precedente es la observada en el GCI, y en los artículos que escribieron en su revista -Comunismo- nº 49,50 y 51, ya que comienzan a explayarse diciendo que: «es la primera vez en la historia de Argentina en que la violencia revolucionaria del proletariado logra derribar el gobierno..»1, y continúa relatando: «reparto de mercancías expropiadas entre los proletarios y comidas ‘populares’ surtidas con el producto de las recuperaciones (...) Enfrentamientos con la policía y con otros cuerpos de choque del estado, como las patotas mercenarias peronistas, especialmente el día de la asunción de la presidencia del gobierno de Duhalde».2 El comienzo del artículo de Comunismo es incorrecto confundiendo a la clase obrera mundial e impidiéndole extraer las necesarias lecciones de los sucesos en Argentina del año 2001. En primer lugar no fue una “violencia revolucionaria” lo que derribó al gobierno de De La Rúa, todo lo contrario, este gobierno burgués cayó como producto de los conflictos y de las luchas interburguesas. Asimismo tampoco se trató de una violencia revolucionaria, ni hubo reparto de las “mercaderías expropiadas”, ya que durante el saqueo, cada una de las personas que iban a saquear los supermercados tenía la actitud de “cada uno para sí”, y por ende no hubo reparto.
Los saqueos no fueron tal como pretende el GCI “un ataque generalizado de la propiedad privada y el estado”, más bien se trató de personas desesperadas, hambrientas, y jamás se pusieron a pensar ni tan siquiera tangencialmente en atacar a la propiedad privada, sino calmar el hambre por un par de días. Asimismo las falsificaciones de los hechos continúan cuando comentan los acontecimientos que sucedieron el día de la proclamación de Duhalde, como una lucha entre el “movimiento” del proletariado contra las patotas peronistas. Es mentira, los enfrentamientos que tuvieron lugar ese día opusieron a aparatos del estado burgués: por un lado el peronismo, y por el otro el izquierdismo del MST, PCA, y otros grupos menores trotskistas y guevaristas, pero la clase obrera estuvo ausente ese día.
Pero por un momento se puede pensar en que tal vez dichos errores se deban a un exceso de entusiasmo revolucionario, a la buena fe, pero al continuar con la lectura de dicha revista, se ve que se miente a la clase obrera mundial, alimentando la mistificación piquetera cuando se dice que: «La afirmación proletaria en Argentina no hubiese sido posible sin el desarrollo del movimiento piquetero, puntal del asociacionismo proletario durante el último lustro»3, y que «En Argentina, el desarrollo de esta fuerza de clase se muestra, en unos meses, tan potente que los proletarios que todavía tienen un trabajo se asocian a la misma (...) Durante los últimos años toda gran lucha se coordina y articula en torno a los piquetes, a las asambleas y estructuras de coordinación de los piqueteros»4 Estas afirmaciones son de nuevo una enorme mentira.
El movimiento piquetero, ya se dijo más arriba5, con las excepciones de la Patagonia y del norte de Salta, en la provincia de Buenos Aires, sigue el esquema y es el heredero de las famosas manzaneras de Chiche Duhalde. El supuesto asociacionismo que generarían los piquetes, no es más que la obligación que posee cada uno de los beneficiarios del “plan trabajar”, o de cualquiera de los subsidios para no perder dichas migajas que el estado burgués le otorga. No existe solidaridad entre sí; sino el todos contra todos: buscar y obtener un beneficio en perjuicio y a costa del hambre del otro, sin mencionar que cada uno de los participantes del piquete en el barrio debe aceptar la posición oficial del grupo, sea apéndice de un partido, “autónomo” o “independiente”.
Es por ello, que no puede livianamente calificarse como el hecho más significativo de la clase obrera al piquete, ni mucho menos, no se puede mentir descaradamente acerca de la “coordinación” de los obreros ocupados con los piquetes.
Pero el GCI considera falsamente que «el asociacionismo generalizado del proletariado en Argentina es sin dudas una afirmación incipiente de esa autonomización del proletariado.(...) La acción directa, la organización en fuerza contra la legalidad burguesa, la acción sin mediaciones e intermediarios (...)el ataque a la propiedad privada (...) son extraordinarias afirmaciones de esa tendencia del proletariado a constituirse en fuerza destructora de todo el orden establecido»6
Estas afirmaciones son sin lugar a dudas un intento abierto de estafa a la clase obrera mundial. Es en definitiva un gran servicio que el GCI presta a la burguesía. No puede estafarse a la clase obrera intentado dibujar y cambiar el sentido de los hechos, de las acciones y de las consignas. El “que se vayan todos…” no es una afirmación revolucionaria, sino más bien, es la búsqueda de un “gobierno burgués honesto”.
Cabe preguntarse a que se refiere el GCI con proletario. La respuesta a este interrogante viene dada porque para este grupo los proletarios no se definen según el papel que juegan en la producción capitalista, es decir si son los dueños de los medios de producción o si venden su fuerza de trabajo. No, para el GCI, proletario es una categoría que alcanza a los desocupados -son parte de la clase obrera en realidad-, los lúmpenes, y demás capas o estratos sociales no explotadores. Ello se puede encontrar en su publicación Comunismo nº 50.
Antes de desarrollar su posicionamiento, el GCI realiza un artero ataque a la CCI, con relación a la posición que le cupo a dicha corriente comunista con relación a los acontecimientos del 2001, acusándola de «una clara manipulación ideológica burguesa»7 . Consideramos firmemente que la posición que adoptó la CCI en los sucesos de Argentina fue la única que extrajo correctamente las enseñanzas y las lecciones de dicha revuelta popular, mientras que la GCI, adoptó una posición de carácter pequeño burguesa, no proletaria y de neto tinte anarquista.
Ello así, ya que el GCI para fundar su posición sobre las dos clases antagónicas, rechaza en primer lugar el rol que juega cada uno en la producción,... más bien acepta que toda revolución tiene ideologías burguesas, y por último crítica la supuesta idealización de la clase obrera que realiza la CCI, sin lúmpenes, sin obreros de países periféricos, sin saqueadores8.
La posición del GCI considerando al lumpen dentro de la categoría proletario, no es ni más ni menos que un intento de plantear en forma encubierta que se ha constituido un nuevo sujeto social revolucionario, ello es así ya que en todo el artículo de Comunismo nº 50 se plantean las críticas a la clase obrera ocupada, como asimismo los intentos de separar a los desocupados de su pertenencia a la clase obrera.
Es así que por más que lo nieguen o renieguen el GCI tiene en muchos aspectos posiciones similares a las adoptadas por el izquierdismo argentino, como es el caso del Partido Obrero, cuando crea por el “accionar iluminado” de su líder máximo, una sub- categoría, de obreros, los “obreros piqueteros”, análogamente el GCI, aunque utilizando un lenguaje lleno de términos revolucionarios habla de un sujeto proletario, que en sí mismo abarcaría no sólo a capas sociales no explotadoras, sino también a pequeños burgueses y burgueses arruinados.
Asimismo, y como prueba de su posicionamiento semi- anarquista y pro guerrillerista, comienza a andar una senda en la que intenta explicar en cierta medida su visión sobre ese sujeto proletario particular de la GCI, que nada tiene que ver con el Marxismo. Y, en tal sentido comienza a justificar sus posiciones con relaciones a los lúmpenes, y dice que acerca de ellos que son «los elementos más decididos a contraponerse a la propiedad privada»9, y ello así por ser los elementos más desesperados, según lo expresa la misma nota.
Que despropósito es asimilar a la rebelión interclasista argentina y las capas que intervinieron en ella con la revolución rusa de 1917, ¿qué tiene de común denominador las expresiones de Kerensky con los análisis acerca del levantamiento del 2001?. La respuesta es NADA.
Pero ello, no se debe a errores o análisis apresurados o a visiones idealistas, todo lo contrario, ello es producto pura y simplemente de su opción ideológica que se aleja de la dialéctica materialista y del materialismo histórico, y abrazan posiciones anarquistas, en una mezcla difícil de digerir, o sea utilizando términos llanos adoptan la ideología pequeña burguesa de las capas medias desesperadas y sin futuro.
Pero la pregunta a formularse es la siguiente ¿el lumpen proletariado es una capa social distinta al proletariado? Para el GCI no lo es, más bien es el sector más golpeado del proletariado. Aquí evidentemente el GCI asimila desocupados con lúmpenes, y ello no es así, y como se verá en el siguiente punto los desocupados forman parte de la clase obrera, y ello fue expresamente manifestado en la Revista Internacional Nº 14 por la CCI, la cual adoptamos tal postura y la abrazamos como propia.
Ello no implica en lo absoluto que la burguesía con la desocupación procura que dichos destacamentos obreros sin trabajo se desmoralicen producto de su aislamiento y que procuren asimismo lumpenizarlos, para que pierdan su conciencia de clase. Pero de ello a la posición sustentada por el GCI hay una gran diferencia, ya que pensar tan siquiera tangencialmente que el lumpen es el sector más desesperado del proletariado, y que dicha desesperación conlleva a “no respetar la propiedad privada”, es falso. Los lumpenes son alguien plenamente integrado a la actual sociedad capitalista, del sálvese quien pueda, cada uno por sí mismo, y de la no unidad de la clase obrera, y también su “no respeto a la propiedad privada” es la desesperación de esta capa social por no hallarse plenamente integrados a la sociedad burguesa y de no poder extraer plusvalía al proletariado.
Más arriba se hablo de la visión proguerillerista o terrorista de este grupo, y ello se da de la mano con su defensa de la pequeña burguesía, tan querido por los anarquistas que niegan la sociedad dividida en clases antagónicas, es así que dicen: «se le atribuyó a los movimientos guerrilleros el ser un producto de la pequeña burguesía, cuando en muchas ocasiones fueron intentos proletarios de lucha....Más todavía , la mayoría de los partidos “comunistas”...teorizaron que .. el terrorismo contra los propietarios privados es un producto de la impaciencia de la pequeña burguesía»10
La posición favorable de la guerrilla o del terrorismo, no es una afirmación revolucionaria como mal pretende el GCI, sino más bien una deformación de la lucha de clases. Quede claro que no rechazamos la violencia terrorista por cuestiones morales. El planteo a favor del terrorismo que efectúa la GCI es un absurdo, ya que proviene de la capas pequeñas burguesas radicalizadas que pretenden sacar del adormecimiento a la clase obrera a través del terror. La clase obrera debe rechazar el terrorismo, ya que éste está en el campo de la burguesía11.
Cabe destacar que no somos pacifistas, lucha de clases significa violencia, pero ésta y la necesidad de la violencia el proletariado las saca de sus propias experiencias , de sus luchas , de sus enfrentamientos con la clase dominante. Esta es la violencia de la clase, que por contenido, naturaleza y forma se distingue del terrorismo pequeño burgués que propugna el GCI.
Cabe afirmar que es el propio GCI que proclama en forma solapada el fin del proletariado haciéndose eco de las ideologías y teorías propagandizadas por la burguesía en la década del 90, al proclamar que dichas capas sociales sin futuro son parte del proletariado, y al negar a la clase obrera su carácter de la única clase social revolucionaria en nuestra época y la única clase que tiene una perspectiva comunista y de destrucción del sistema de explotación que impone el capitalismo.
Por ello consideramos falso y absurdo el carácter proletario y revolucionario de la revuelta del 2001, consideramos falso que el proletariado haya desafiado a la propiedad privada, consideramos falso las estructuras asociativas de la clase asumiendo problemas generales, los que conciernen a toda la comunidad, al decir del GCI, ya que ello no sucedió, estas estructuras son parte integrantes del aparato estatal, para dividir , y desunir a la clase obrera, ya que los grupos piqueteros cualquiera que fuera su estructura jamás pensó ni se planteó en destruir la propiedad privada ni propuso una perspectiva comunista.
Las posiciones de la FICCI
Capitulo aparte merece debatir las posiciones de la FICCI, este grupo a pesar de sus expresiones de ser la “ verdadera CCI”, de ser la “única continuadora del programa revolucionaria de la CCI”, demuestra cabalmente su carácter de seguidista al BIPR, y sus análisis equivocados con respecto a la Argentina, lamentablemente no poseemos en español las posiciones de la FICCI con respecto de la Argentina, pero es indudable que de la lectura de la respuesta que dicho grupo realizó a un nota efectuada en Revolución Comunista, respecto de Bolivia, da una cabal idea de las posiciones de dicha grupo..
«Plantemos la cuestión, porque es con este “análisis” que la CCI actual, contrariamente al resto de todas las fuerzas comunistas, ha rechazado la realidad de las luchas obreras en Argentina. Precisemos enseguida: no se trata para nosotros de hacer una “polémica de detalles” con la nueva CCI, sino de plantear los puntos de desacuerdo políticos lo más claramente posible para superarlos. Según el análisis que se haga sobre la “naturaleza” de clase de estos movimientos, la intervención de los revolucionarios difiere. A este nivel y con la poca información de que disponemos, no pensamos que las dos situaciones presentaran la misma dinámica ni las mismas potencialidades, desde el punto de vista de la clase obrera. Pensamos que los movimientos en Argentina fueron un movimiento de lucha obrera…»
«Limitando esta carta a la situación del proletariado, una visión esquemática puede comprender que el proletariado de los países de la periferia no tengan otra cosa que hacer más que esperar a que el proletariado de los países centrales abra la perspectiva de la revolución. Evidentemente, tal visión tiene implicaciones, consecuencias, en las orientaciones e incluso en la actitud militante hacia las lucha Ya en los años 70 en la CCI, esta incomprensión incorrecta y vulgar, mecánica, había tendido a expresarse incluso en la prensa. Hoy, pensamos que esta visión vuelve con fuerza en las posiciones de la CCI actual bajo una visión absoluta, y por tanto idealista, de la descomposición, lo que ha conducido a que “nuestra” organización adoptara una posición indiferentista, derrotista, e incluso de denuncia, de las luchas obreras argentinas (ver su prensa de ese tiempo) en 2001-2002»12.
Estas dos largas citas de la publicación de la FICCI, demuestra cabalmente los mismos errores cometidos por el BIPR, al cual aquella le hace seguidismo en forma no principista, y del GCI, los puntos de contacto es en considerar en forma absurda que la revuelta popular en la Argentina se trató de una lucha obrera, nada más falso.
Es cierto que la posición de la CCI , y de este pequeño grupo difieren con relación a l resto de las corriente comunistas, especialmente el BIPR, y la misma no se refiere como mal pretenden la FICCI de una posición derrotista, todo lo contrario, no nos cansamos en reiterar hasta el hartazgo que es necesario extraer de las luchas todas las lecciones y experiencias a fin de cometer errores o caer en impresionismo, como parece que estas fuerzas han sufrido con la experiencia piquetero. No implica decir que en Argentina 2001, 19 de diciembre no hubo lucha obrera ,ser un desertor de la lucha de clases como expresa la FICCI, esta posición es típica de pequeños burgueses desesperados en busca de ver luchas obreras cuando en realidad no las hay.
Las naciones más industrializadas se hallan en condiciones más favorables para las luchas obreras revolucionarias, ya sea por su número, concentración en comparación con las naciones periféricas. Pero las condiciones para una revolución proletaria , entendida como una ruptura con la clase dominante, serán más favorables en aquellos países donde la burguesía es más fuerte y las fuerzas productivas han alcanzado un alto grado de desarrollo, por ende la clase obrera en dichos países se halla en condiciones inmejorables para llevar a cabo la revolución proletaria.
La FICCI, solamente ha llevado a cabo un política de calumnias e injurias contra la CCI, al igual que el GCI, y dicho accionar los ha llevado a negar lo innegable a aceptar lo inaceptable, en primer lugar que la lucha en Argentina en el 2001 fue obrera, y a mistificar como órganos de la clase a los movimientos de desocupados, piquetes etc., cuando la practica concreta de la lucha de clases ha demostrado lo contrario.
Por una perspectiva revolucionaria
Previo a todo, y tal como lo expresa la CCI: «la situación de desempleo es un aspecto necesario de la condición de la clase trabajadora. Esta es una clase de trabajadores “libres” , libres de toda atadura a los medios de producción , de los cuales están separados y con los cuales, en tanto que capital los trabajadores se enfrentan»13 Continúa manifestando la nota en cuestión que el desempleo es un aspecto de la condición de la clase obrera, LOS DESOCUPADOS FORMAN PARTE DE LA CLASE OBRERA.
Así también, la clase obrera forma un todo, no hay distinciones entre los trabajadores de diferentes naciones ni entre proletarios de países avanzados o periféricos, todos ellos constituyen una sola clase, con los mismos intereses, y con los mismos enemigos: la burguesía. Es así que es deplorable las posiciones , sean de camaradas del medio político proletario como el BIPR, que establecen distinciones artificiales entre los trabajadores, otorgándole “mayor capacidad revolucionaria” a los trabajadores de la naciones subdesarrolladas, o como el Partido Obrero, y el conjunto de las fuerzas izquierdistas , sea que conformen o no el Bloque piquetero, que otorgan o conceden un rol de vanguardia a los desocupados en detrimento de los ocupados, o que crean divisiones tales como “obreros piqueteros”, “Desocupados piqueteros”, etc., frente al conjunto de la clase obrera.
El desocupado no es un sector social de la clase obrera, ya que la distinción , la única que existe, es la división de clases, conforme el rol que ocupa cada clase social en la producción.
La desocupación, juega un papel fundamental de desmoralización, de pérdida de conciencia de clase debido al aislamiento que sufre el trabajador que ha perdido su empleo, y es por ello que la burguesía utiliza dicha factor para obtener objetivos contrarrevolucionarios, y ello lo puede realizar por múltiples medios, uno de ellos es utilizar el sistema paternalista y clientelista de las diversas organizaciones piqueteras, por más que ellas utilicen un lenguaje “revolucionario”, su objetivo al igual que le objetivo de la burguesía, es dividir, dispersar la unidad de la clase obrera, creando divisiones artificiales, fomentando la lumpenización, etc..
Pero si bien es imprescindible la incorporación de los desocupados en la lucha de clases, es importante evitar fenómenos de división que pudieran existir entre los trabajadores, ,sean que estén dentro o fuera de la producción. Es así, que como lo expresa la nota antes citada que: «el capital ,con todos sus partidos y órganos sindicales, hábilmente asistidos por los izquierdistas , busca medios para encuadrarlos creando instituciones especiales que los encierren en una clase particular de desclasados». En Argentina la burguesía asistida por los partidos del capital, trotskistas, estalinistas, guevaristas, maoistas, etc., han creado aparatos en donde encuadrar a los trabajadores desocupados, mediante una disciplina militar, y extorsionados por $150 y 5kg de mercaderías, o pasar hambre y frío, es así, que la burguesía logra su objetivo de crear una casta de parias y evitar la necesaria unidad de la clase obrera.
Las corrientes piqueteras que en su conjunto manejan alrededor de 200.000 trabajadores desempleados, si bien no son sindicatos en el término exacto de la palabra, tiene aspectos de sindicatos -pago cuota, adhesión ciega a la corriente que gestionó el plan, o le hace entrega de la bolsa de mercaderías etc., y fundamentalmente su carácter permanente. No importa que sean manejados por partidos izquierdistas o por la CTA en el caso del FTV, es así que de las primitivas luchas de los desocupados allá por 1996 1997 en la Patagonia en donde los desocupados se organizaron a través de comités , asambleas, etc., los partidos izquierdistas han logrado infiltrarse, como órganos del capital y han esterilizado la lucha de los trabajadores ocupados y desocupados.
Pero algún censor puede decir: ¿ no pueden estas corrientes por acción de las bases regenerarse?,¿ deben los desocupados abandonar la lucha? La respuesta a estas preguntas es simplemente NO.
Las organizaciones piqueteras, sean apéndices de un partido de izquierda, “independientes” , o brazo de una central obrera, como es el caso de la CTA con el FTV que lidera el oficialista D´Elia, son irrecuperables, son aparatos de la burguesía, con el objetivo de dividir y dispersar las luchas, y esterilizarlas hasta transformar a los desocupados como parte integrante del paisaje urbano, sin perspectiva revolucionaria, y aislados de su clase.
Asimismo, no se plantea que los trabajadores desocupados deban abandonar la lucha, todo lo contrario deben redoblarla, pero es necesario dejar constancia que los trabajadores desempleados deben luchar codo a codo con los ocupados contra este sistema, pero para ello es necesario romper con el aislamiento, no solo con respecto a los ocupados sino entre los desocupados entre sí, que hábilmente la burguesía a través de los partidos izquierdistas y corrientes piqueteras han establecido entre las mismas agrupaciones o con agrupaciones distintas, ya que han introducido la división entre los desempleados generando el pensamiento que el vecino o el compañero de barrio desocupado es un potencial adversario y enemigo que puede quitarle el subsidio y los alimentos.
Es necesario que los desocupados rompan el aislamiento que el capital le ha impuesto, cohesionándose con el conjunto de la clase, la cual ellos son parte, pero es necesario producir una gran transformación en la manera de organizarse, no a través de órganos permanentes, sino siguiendo los ejemplos de los trabajadores de la Patagonia en 1997, o del norte de Salta, en donde se dio la unidad entre la clase y los organismos de lucha fueron los comités , las asambleas generales con mandato revocable, pero estas luchas lamentablemente se dio lo que se dijo más arriba, fueron encuadrados por los partidos izquierdistas.
Pero igualmente, estas experiencias de lucha son válidas, ya que el desocupado debe luchar contra los subsidios miserables que les dan, contra el aumento de la tarifas públicas ,etc., que es en cierta manera la misma lucha que lleva a cabo los ocupados por el salario, deben participar como apoyo en las luchas de clases y transformar su luchas como parte integrante de un lucha general contra el capital.
Si bien, la desocupación , les quita un arma que es la huelga, eso no implica que o pueda desarrollar otros medios de lucha, tal vez el censor nos plantee, si es cierto, pero esos medios de lucha, como ocupación de edificios públicos, marchas etc. se desarrollan y llevan a cabo a través de las organizaciones piqueteras. La respuesta es si eso ocurre, pero estas demostraciones, marchas tiene por objetivo agotar las energías de los trabajadores, con luchas de carácter testimonial para “sensibilizar” a la burguesía, o para ofrecerles mano de obra barata y casi esclava a los capitalistas.
Las luchas o planes de luchas que llevan a cabo las organizaciones piqueteras se limitan solamente a cronogramas preestablecidos decididos en las oficinas de las más diversas fracciones de la burguesía, y fuera del terreno propio de la clase obrera.
Los trabajadores para luchar se agrupan, los desocupados tienen un arma importante para ello, y es el tiempo, esta ventaja debe ser aprovechada al máximo, sea para politizarse, sea para discutir , debiendo constituir núcleos, comités o el nombre que se le otorgue que no tendrá carácter permanente como un sindicato, y su forma obedece a las asambleas generales de los trabajadores ocupados, pero evidentemente ello estará bajo la amenaza sindical o de los izquierdistas.
Es así que las corrientes piqueteras han creado el término piquetero para establecer no solo una diferenciación con los ocupados, sino también con los desocupados que no se hallan encuadrados en sus organizaciones. Las corrientes de desempleados a establecer categorías sociales o nuevos sujetos sociales como obrero piquetero desocupado piquetero, intenta dividir y excluir a millones de trabajadores ocupados y desocupados, siendo esta situación beneficiosa a la clase dominante.
El agrupamiento de los trabajadores desocupados en comités en sus barrios, zonas de vivienda, etc., utilizando la metodología de las asambleas generales de fabricas y las constitución de comités o consejos centralizados, no existen hoy. Pero ello no impide a los revolucionarios estar atentos a que cuando los mismos surjan se integren en la lucha de clases, rompiendo las trampas que a cada paso impone el capital.
Los piqueteros , al igual que en un momento dado los zapatistas fueron y son herramientas al servicio del capital, la “moda” de los pasamontañas, los neumáticos ardiendo en el medio de una autopista, es solamente un “marketing” del capitalismo, para decir a la clase en su conjunto dos cosas, que existe millones de desocupados prestos a ocupar por menores salarios el puesto de trabajo del obrero ocupado, y así paralizar el desarrollo de la lucha de clases.
Es así la necesidad de los trabajadores desocupados de romper la trampa de la burguesía, y ello se lograra rompiendo las organizaciones piqueteras abandonándolas, ya que estas al igual que los sindicatos y los partidos de izquierda son parte integrante del capital.
Los trabajadores ocupados y desocupados en su conjunto deben tender a la unida de la clase, ya que ambos sectores pertenecen a la misma clase social: OBRERA, y que ninguna solución provendrá en este sistema, ya que el mismo se halla en bancarrota, que solamente la revolución proletaria que destruya este sistema podrá acabar con la miseria, el hambre, la marginación. Esta es la tarea.
Buenos Aires junio 16 de 2004.-
1 Comunismo Nº 49, pág. 6
2 ídem anterior
3 Comunismo Nº 49 , pág12
4 ídem anterior
5 se refiere a la parte del trabajo que publicamos en nuestro número anterior de Acción Proletaria
6 Comunismo Nº 49, pág.18
7 Comunismo Nº 50, pag.2. La posición de la CCI sobre los acontecimientos de Argentina se puede ver en la Revista Internacional nº 109
8 Comunismo 50 , pag.3
9 Comunismo Nº 50, pág 9
10 Comunismo Nº 50, pág 12
11 [Nota de la CCI]: Aconsejamos la lectura de los artículos sobre el terror, el terrorismo y la violencia de clase de la REVISTA INTERNACIONAL 14 y 15 que muestran cómo el primero pertenece sin paliativos a la burguesía, el segundo es compartido por esta clase con la pequeña burguesía, mientras que la tercera se opone frontalmente tanto al terror como al terrorismo
12 Boletín Comunista Nº 22, FICCI
13 Revista Internacional Nº 14.Desempleo y Lucha de clases