Sabotaje de las líneas de la SNCF: actos estériles instrumentalizados por la burguesía contra la clase obrera

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Ya a a principios de Noviembre el Estado francés había avisado que iba a responder con la máxima dureza exigiendo a la policía una investigación rápida y que la justicia actuara con la mayor severidad. El 8 de Noviembre, por ejemplo, la ministra de Interior, Michèle Alliot-Marie exigió que «todos los medios y sobre todo los de la policía técnica y científica se pongan a disposición de las investigaciones», al mismo tiempo que la ministra de Justicia, Rachida Dati, daba «instrucciones a los fiscales para actuar con toda firmeza». Y,... ¡que casualidad! Apenas 48 horas después de estas declaraciones la policía echaba el guante a los "culpables", un grupo de 10 personas pertenecientes al medio "anarco-autónomo"(1) e instalado en Tarnac, en la región de Corrèze, o sea en lo más recóndito de la campiña francesa. Todo esto apesta a manipulación que tira de espaldas, sabiéndose además que dicho grupo estaba siendo vigilado desde hacía meses. El periódico Le Monde del 11 de Noviembre así lo reconocía: «Este grupo estaba siendo vigilado desde hacía meses por la Subdirección de la lucha antiterrorista de la policía judicial, siguiendo instrucciones de Michèle Alliot-Marie. Incluso desde Abril se había abierto una investigación preliminar por parte de los tribunales de París». Así pues todo el circo mediático-judicial actual en torno a estos presuntos "terroristas" es en realidad el resultado de una larga y premeditada preparación por parte de la burguesía. A la vista de estos recientes acontecimientos cobran todo su sentido las palabras pronunciadas el pasado mes de Febrero de 2008 por, ¡una vez más!, la ministra Michèle Alliot-Marie: «Hace ya muchos meses, cuando aún era ministra de Defensa, yo ya alerté del peligro de un resurgimiento violento de la extrema izquierda radical».

De lo que no cabe ninguna duda es que, sean o no verdaderamente culpables de los actos de que les acusa el Estado francés, estos "autónomos" han sido marionetas en las manos de la burguesía. La verdadera cuestión es pues para qué: ¿para qué les han dejado actuar durante meses? y ¿por qué han puesto en marcha hoy toda la parafernalia de su detención tratándoles como si fuesen los peores criminales?

Actos impotentes contra la dominación de la burguesía,...

 

Este pequeño grupo de "autónomos" va a ser triturado por la maquinaria judicial. La burguesía que, cínicamente, les ha tendido una trampa durante meses, se lanza ahora como hienas furiosas armadas con todo su arsenal represivo, contra estas presas fáciles. Y así por el hecho de haber, quizás, bloqueado los trenes y provocado unos cuantos desórdenes, este puñado de elementos desclasados (aunque de familias acomodadas como machaconamente insiste la propaganda para desprestigiarlos), se enfrentan hoy a acusaciones de "actos de terrorismo" y "asociación para la lucha armada" contra el Estado, que pueden comportar penas de prisión de ¡hasta 20 años!

Es posible que quienes hayan cometido tales acciones de sabotaje lo hayan hecho pensando que mediante estos actos, iban a despertar las conciencias y demostrar que el sistema resulta también vulnerable. Estos elementos expresan, en cierta forma, un sentimiento de rebeldía primario y desesperado contra la inhumanidad de este sistema, pero al perderse en este tipo de actos estériles que no representan si acaso más que una picadura de mosquito en la piel de un elefante, lo que en realidad evidencian es su propia impotencia. Se trata de elementos completamente desnortados movidos por una revuelta esencialmente individualista y que se dedican a acometer acciones absurdas. Tales actos no solo ponen de manifiesto su ingenuidad sino también su estupidez. En realidad tales acciones no van a despertar el más mínimo atisbo de conciencia en el seno de la clase obrera, sino exhibir la desesperación impotente y el aislamiento de sus autores. Confiar en que tales actos, obra de una ínfima minoría, podrían tener alguna relevancia en una lucha contra este sistema de explotación pone en realidad de manifiesto una buena dosis de megalomanía. Estos actos de sabotaje no tienen nada que ver con los métodos de lucha de la clase obrera. Estos métodos a la desesperada son, por completo, ajenos y se sitúan completamente en las antípodas de las luchas colectivas y solidarias de esta última.

Y por ello aunque denunciamos la represión del Estado burgués que se abate hoy contra estos desclasados vigilados y manipulados, rechazamos igualmente sus hipotéticos actos de sabotaje.

... pero que son siempre utilizados contra la clase obrera

En definitiva estos elementos han acabado siendo útiles a la misma clase contra la que creían luchar. Sean quienes sean los actores de estas acciones sirven en realidad perfectamente a los intereses de la burguesía. Ello explica todo el circo mediático que se ha montado en todo a este asunto, y también que la policía les haya estado "consintiendo" durante meses. La burguesía ha manipulado a este pequeño grupo de "autónomos" con objeto de lanzar una vasta campaña ideológica dirigida, esta vez, contra toda la clase obrera.

Al identificar hoy la lucha obrera con el terrorismo y justificar así la implacable represión que se abate contra aquellos que pretendan luchar contra el sistema capitalista, los explotadores tratan en realidad de ir habituando a la gente para que acaben aceptando la represión de los futuros combates del proletariado. Tratara de rentabilizar el actual lavado de cerebro para poder tener las manos libres y reprimir a lo bestia las próximas luchas excusándose con cualquier disturbio que debe combatirse para mantener el orden público. Y si no aparecen los disturbios,... ¡ellos mismos los crearan! Asistiremos a la enésima reedición de la clásica maniobra consistente en infiltrar policías en las manifestaciones para que realicen actos de vandalismo y justificar así el envío de los "antidisturbios". Y si todavía hay quien no se lo cree, que lea con atención la confesión realizada por un viejo zorro de la burguesía italiana, "maestro" en este tipo de tretas, y que en el actual contexto de las luchas en aquel país(2), sobre todo en las universidades, ha declarado en una entrevista:

« - Presidente Consiga, ¿Piensa Ud que Berlusconi exagera al amenazar con el empleo de la fuerza pública contra los estudiantes.

- Eso depende, si se ve uno como el presidente de un Consejo de un Estado fuerte no. Ha hecho muy bien. Pero dado que Italia es un Estado débil y que en la oposición no se haya un partido de granito como el PCI, sino el evanescente PD, me temo que los hechos no acompañen a las palabras y que, en consecuencia, Berlusconi quede en ridículo.

- Y ¿que es lo que habría que hacer?

- Maroni (actual ministro del Interior del Gobierno de Berlusconi - N de la R de CCI -) debería estar haciendo ahora lo mismo que yo hice cuando fui ministro del Interior.

- ¿Es decir?

- Dejar hacer. Retirar la policía de las calles y de la universidad. Infiltrar el movimiento con agentes provocadores dispuestos a todo y promover que durante una decena de días las manifestaciones devasten los comercios, quemen automóviles y arrasen las ciudades.

- Y ¿después?

- Después, respaldado por la opinión pública, hacer que el ruido de las sirenas de las ambulancias tapara el de los coches de la policía y los carabineros.

- ¿A que se refiere?

- A que las fuerzas del orden deberían masacrar sin piedad alguna a los manifestantes hasta mandarlos a todos al hospital. No detenerlos para que luego los jueces los pongan en libertad, sino dejarlos maltrechos y también a esos profesores que les incitan.

- ¿A los profesores también?

- A esos sobre todo. No, desde luego, a los más viejos. Pero sí a los maestros jóvenes. ¿Se da cuenta de lo que está pasando? Son los profesores quienes adoctrinan a los estudiantes y les empujan a manifestarse en la calle. ¡Es criminal!».(3)

Y tales artimañas ¿no recuerdan sospechosamente lo ocurrido en Noviembre de 2007, cuando los ferroviarios luchaban contra la reforma de su sistema de jubilaciones, y unos falsos vándalos - en realidad verdaderos provocadores - se dedicaron también a sabotear las vías del tren, favoreciendo que los ferroviarios aparecieran como "terroristas" sedientos de sangre y destrucción, contrarestando la creciente simpatía de otros trabajadores hacia esa lucha?

La burguesía sabe de sobra que la perspectiva viene marcada por el desarrollo de las luchas, que con el avance de la crisis económica la clase obrera no va a aceptar sin rechistar los ataques y la miseria. Esta tendencia a la reanudación y el desarrollo de la lucha de clases inquieta desde luego a todos los gobiernos que se preparan contra ella, modernizando y reforzando especialmente los aparatos de vigilancia policial y represión, tanto en Francia y en Italia como en todas partes(4).

Una campaña que sirve para amalgamar terroristas y revolucionarios

Pero la perfidia de esta campaña tan cuidadosamente orquestada va aún más lejos y sirve a la burguesía para amalgamar terroristas y revolucionarios. Pretende que aparezcan como "actos terroristas" las publicaciones y las organizaciones de todos aquellos que rechazan el Estado capitalista, el parlamentarismo burgués o el sindicalismo. Se mete así a terroristas y revolucionarios en un mismo saco bautizado como "ultraizquierda"(5). Así hemos visto como los titulares de periódicos y telediarios rezaban una y otra vez: «SNCF: el regreso de la ultraizquierda activista», «La ultraizquierda descarrila», «Sabotajes en la SNCF: diez detenciones entre ultraizquierdistas»(6). Y para remate la burguesía insiste machaconamente en esta campaña de calumnias sobre las vinculaciones internacionales de estos "terroristas de ultraizquierda", sugiriendo pues la tesis de un "complot terrorista internacional". Lo que pretende en realidad es poner barreras ideológicas a la toma de conciencia de los trabajadores sobre la naturaleza internacional de la lucha de clases y a cultivar la desconfianza más atroz hacia las, también necesariamente internacionales, organizaciones revolucionarias.

También en esto está preparando el terreno para posibles represiones en el futuro, pero lo que busca, en lo inmediato, es crear una especie de cordón sanitario ideológico con el que arrinconar las posiciones revolucionarias Si la burguesía agita hoy el terrorismo como un temible espantajo es para tratar de intimidar a los obreros y que estos no se acerquen a quienes, como nuestros militantes(7), exhiben en la calle publicaciones que evocan la revolución (como es el caso de Révolution Internationale, nombre de nuestro órgano de expresión en Francia).

Ese es el oscuro interés de la falaz amalgama en la nebulosa de la "ultraizquierda" de las posiciones de los revolucionarios internacionalistas que apoyan el desarrollo de la solidaridad y de las luchas obreras para poder, llegado el momento, echar abajo el capitalismo, y la "movida anarco-autónoma" integrada por "rebotados" que propugnan el sabotaje y la acción directa individualista. La burguesia quiere criminalizar de entrada y presentar como terroristas a todos aquellos que osen criticar la dominación capitalista y a desarrollar un combate contra ella. Se siembra desconfianza hacia ellos entre la población en general y en la clase obrera en particular. Es interesante destacar aquí como el Gobierno - en Francia la derecha pura y dura de Mr. Sarkozy -, pone en cambio mucho interés en deslindar esa ultraizquierda desalmada de la extrema izquierda democrática y respetable. En un informativo del 16 de Noviembre, Michèle Alliot-Marie (ella una vez más) cifraba en 300 personas las fuerzas de la ultraizquierda en Francia, pero insistía mucho en que Olivier Besancenot (el actual líder de la extrema izquierda francesa) no estaba incluido entre ellos puesto que EL sí aceptaba el "debate democrático". El mensaje está claro y podríamos subtitularlo así: «Obreros: si queréis luchar por vuestras condiciones de vida tened cuidado de no caer en las garras de los terroristas de la ‘ultraizquierda'. Encaminaos, mejor, hacia los partidos responsables como el NPA - Nuevo Partido Anticapitalista. Digamos de paso que este respaldo cariñoso de la derecha pone de manifiesto el carácter de clase (burgués) de estas organizaciones de extrema izquierda, estas "primeras en oponerse a la política de Sarkozy".

El terrorismo no forma parte de los métodos de lucha de la clase obrera(8), pues es siempre un juguete en manos de la clase dominante para alimentar su propaganda mistificadora y justificar el reforzamiento de su arsenal represivo contra su verdaderom enemigo: el proletariado.

¡No al terrorismo!

¡Abajo el terror del Estado burgués!

¡Viva la lucha unida y solidaria de toda la clase obrera!

CCI, 17 de Noviembre de 2008.

 


(1) Este "medio de la autonomía" es un terreno político sumamente impreciso. Conoció una primera etapa de relativo éxito en Italia cuando durante las luchas de la primavera y el verano de 1977 florecieron multitud de "grupos autónomos" muy a menudo sobre las ruinas de los partidos estalinistas pro-maoístas, o en ruptura con el llamado "compromiso histórico" que impulsaban el PCI y las centrales sindicales. En Francia conoció también un auge en esa misma época, manifestándose sobre todo a través del movimiento "antinuclear" en oposición a la construcción de la central de Creys-Malville o cuando la ocupación del periódico Libération. Sin embargo donde esta movida activista se ha arraigado con más fuerza ha sido en el medio anarquista, propugnando los enfrentamientos violentos con la policía en las manifestaciones callejeras, y fundamentándose además en la teorización anarquista de las acciones de sabotaje destinadas a servir simbólicamente de ejemplo y para desafiar o perturbar los engranajes del Estado burgués. Una parte muy importante de esta nebulosa "autónoma" no ha clarificado sus ambiguas relaciones con los verdaderos grupos terroristas paramilitares de los años 70, marcados por el izquierdismo y el estalinismo, sea la RAF en Alemania, las Brigadas Rojas en Italia, los GARI en España, o grupos como NAPAP o Acción Directa en Francia, aunque rechacen hoy, categóricamente, el recurso al asesinato.

(2) Ver artículo en italiano en : it.internationalism.org/node/662

(3) Entrevista realizada a Consiga por Andrea Cangini el jueves 23 de Octubre de 2008. "Hay que pararles. El terrorismo sale también de las universidades" y publicada en Quotidiano Nazionale.

(4) Esta campaña tiene además un alcance internacional como puede comprobarse con la gran trascendencia que está teniendo en los medios un reciente film alemán sobre la banda "Baader"

(5) En Francia el libro de referencia para la definición de "ultraizquierda" es la Historia General de la Ultraizquierda escrito por Christophe Bourseiller. En un lugar destacado de ese infame "cajon de sastre" aparece, como no, la Izquierda Comunista y por tanto la Corriente Comunista Internacional. Además en un reciente programa televisivo de la 5, otro "especialista en la ultraizquierda", afirmó que el terrorismo actual de los autónomos tenía sus raíces en el bordiguismo de los años 1920, que como Izquierda italiana constituye una de las fracciones que se desgajaron de la Internacional Comunista gangrenada por la contrarrevolución estalinista. La CCI se reivindica de la herencia de esta fracción. Para comprender, en cambio, por que no tenemos absolutamente nada que ver con esa "movida" de la ultraizquierda recomendamos la lectura de nuestro artículo (en francés): ¡"A propósito del libro de Bourseiller: ‘Historia General de la Ultraizquierda'" en: fr.internationalism.org/ri344/livre_ultra-gauche.htm.

(6) Nos referimos respectivamente al diario Le Figaro del 14 de Noviembre, al telediario de la cadena de televisión M6 del 11 de Noviembre y al periódico Le Parisien de ese mismo 11 de Noviembre.

(7) En más de una ocasión cuando los media se han explayado en mostrar las imágenes de tal o cual acción terrorista, miembros de nuestra organización han debido responder (ante quienes se acercaban a nuestras intervenciones o ante compañeros de trabajo que conocen vagamente nuestras convicciones revolucionarias) a la pregunta: «¿Tenéis vosotros algo que ver con estos atentados?».

(8) Recordemos aquí esta posición de base que aparece en el dorso de todas nuestras publicaciones: «El terrorismo no tiene nada que ver con los medios de lucha de la clase obrera. Es una expresión de capas sociales sin porvenir histórico y de la descomposición de la pequeña burguesía y cuando no son emanación directa de la pugna que mantienen permanentemente los Estados entre sí; por ello ha sido siempre un terreno privilegiado para las manipulaciones de la burguesía. El terrorismo predica la acción directa de pequeñas minorías y por ello se sitúa en el extremo opuesto a la violencia de clase, la cual surge como acción de masas consciente y organizada del proletariado». .

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