Reflexiones sobre las recientes luchas de los estudiantes en Gran Bretaña

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En Noviembre- Diciembre de 2010 han tenido lugar protestas contra recortes en la educación que han puesto de manifiesto las resistencias a la imposición de las medidas de austeridad en Gran Bretaña. Publicamos a continuación extractos de un más extenso  informe interno realizado a la CCI, y que hemos adaptado, lógicamente, para que aparezca en nuestras publicaciones. Se trata de una contribución a una discusión lo más amplia posible a propósito de estos acontecimientos. Queremos publicar, más adelante, un texto aparte sobre la intervención desplegada por la CCI. 

 

 

«Queremos tener futuro»

 

Esta consiga fue coreada en una de las muchas manifestaciones que se desarrollaron espontáneamente por todo el país durante el 24 de Noviembre. Decenas de miles de estudiantes de escuelas, institutos y universidades tomaron las calles en protesta contra las medidas adoptadas por el gobierno de coalición consistentes en recortar las becas    EMA (Education Maintenance Allowance, una especie de ayuda semanal de 30 £ para estudiantes de secundaria de las capas más desfavorecidas), así como aumentar las matrículas universitarias de 3000 a más de 9000 £ anuales (casi 10500 euros), y reducir las ayudas para la enseñanza universitaria, en un 100% para el caso de las Humanidades, y el 95% para las demás. Una parte muy importante de la  joven generación comprende que le están hurtando su futuro y no están dispuestos a resignarse pasivamente ante ello.

Esta generación que se enfrenta a una crisis cada vez más lacerante está también profundamente convencida de que necesita obtener buenas calificaciones para, al menos, poder continuar sus estudios. También son plenamente conscientes de que la alternativa a eso, es decir agregarse a ese 1.000.000 de jóvenes menores de 18 años que carecen de formación, subsidios o trabajo que el sistema deja, literalmente, en el más completo abandono, (pues no puede solicitarse ayuda alguna hasta no cumplir los 18 años), o abocados irremisiblemente a un contrato-basura. Esta amenazante disyuntiva es la que desde muy jóvenes han estado sintiendo, y ahora resulta que se les dice que no hay dinero para subvencionar la educación secundaria no obligatoria, y que si quieren ir a la universidad deberán endeudarse en cerca de 50 mil £ (más de 60 mil euros) que deberán estar devolviendo durante décadas.

El hachazo sobre el EMA ha tenido una especial relevancia en este movimiento puesto que representa una parte esencial del salario social para muchas familias obreras, ya que cubre gastos de transporte escolar, libros y material escolar, así como manutención de los alumnos, o al menos parte de ellos. Y con un transporte tan caro como el que hay en las principales ciudades, y también en las áreas rurales de este país, suprimir tales ayudas equivale a que los estudiantes más pobres se vean imposibilitados para proseguir sus estudios. Los estudiantes más jóvenes han percibido estos recortes como una agresión no sólo a ellos sino también a sus familias, y muchos de ellos han comprendido claramente que se trataba de un ataque a toda la clase obrera. Y eso ha favorecido que el movimiento se extendiera a ciudades y pueblos de toda Inglaterra. Los alumnos de los últimos años de los colegios, y los de educación secundaria (16-18 años)[1], se han echado a las calles de las ciudades en las que no hay universidades. Estos también se han movilizado puesto que aunque no se vean capacitados, o simplemente no quieran ir a la universidad, si aspiran a que ellos, o sus familiares o amigos, puedan aspirar a esa educación superior. Estos sectores más jóvenes del proletariado han sido la vanguardia de este movimiento.

 

La tormenta de un creciente descontento obrero va inundando toda Gran Bretaña

 

Hace apenas unas semanas los media británicos se burlaban de las luchas sociales de Francia atribuyéndolas a esos "vehementes" latinos que enseguida se echan a la calle, mientras alababan el "sentido común", el pragmatismo y la pasividad de la clase obrera en Gran Bretaña. Así lo atestigua la siguiente viñeta [2] publicada en el periódico The Independent, el pasado 21 de Octubre.

Pero el 10 de Noviembre, esa oleada de protestas de jóvenes estudiantes que veíamos desarrollarse desde el año 2006 en Francia, Grecia, Alemania, Estados Unidos, Puerto Rico e Italia, alcanzó las costas de las islas británicas inundando de combatividad las filas de los hijos de la clase obrera. El asedio al cuartel general del partido conservador ("tory") que se produjo espontáneamente durante la primera protesta estudiantil contra los ataques a la enseñanza superior encendió la mecha del barril de pólvora de un  descontento que se venía incubando desde hacía años. Espoleados por el ejemplo de los estudiantes que se negaban a que sus manifestaciones quedaran cercadas entre tal y cual punto; tomando ellos mismos, por el contrario, el control del devenir de sus protestas con la toma del cuartel general "tory", e indiferentes a la rabiosa respuesta desatada en la clase dominante y sus medios de comunicación;... estos estudiantes han llevado a cabo 4 semanas de manifestaciones, ocupaciones de colegios, institutos y universidades, y un creciente desafío a las fuerzas represivas del Estado.

Una marea de combatividad obrera ha recorrido, con flujos y reflujos, todo el país, donde muchachos de enseñanza media y superior han demostrado su capacidad para organizarse ellos mismos. En algunos institutos los alumnos convocaron reuniones para discutir las medidas del gobierno, y se han dado casos de coordinación de estos debates y de distintas acciones entre diferentes centros de enseñanza, y de diferentes localidades. Las manifestaciones se publicitaban vía Facebook. Hemos visto como las universidades ocupadas abrían los debates que tenían lugar en ellas a todo aquel que quisiera participar, y como muchos de éstos se retransmitían a través de internet. Y también como se montaban foros de debate en los que la gente podía desde enviar mensajes de solidaridad hasta participar en las discusiones. En Londres, unos cuantos estudiantes acudieron a solidarizarse con los piquetes de la huelga del Metro, y éstos devolvieron el gesto acudiendo a la última manifestación estudiantil que tuvo lugar en Londres, mientras quienes ocupaban la University College London (una de las universidades de esa ciudad), acordaron el pago al personal de limpieza del salario mínimo, que era una de las reivindicaciones de este colectivo[3].

Aunque estas expresiones de auto-organización no han tenido el grado de extensión y de claridad que vimos, por ejemplo, en el movimiento de los estudiantes en Francia contra la CPE, sí van en esa misma dinámica hacia movilizaciones masivas de la joven generación obrera para defenderse de los ataques que les llueven desde todas partes.

 

La cuestión social está "vivita y coleando".

 

En el plazo de un mes esta explosión de combatividad ha pasado del asedio al cuartel general del partido "tory" a la manifestación del 9 de Diciembre en Londres, en la que cerca de 30 mil personas, no sólo estudiantes, desafiaron abiertamente una represión cada vez más brutal. Este día los manifestantes consiguieron, al menos inicialmente, burlar la masiva presencia policial que protegía el emplazamiento del Parlamento (la famosa Parliament Square), que había sido obviamente cerrado y parapetado (es ilegal manifestarse a las puertas del santuario de la democracia si no se tiene un permiso de la policía), para ahorrarle al Primer Ministro tener que escuchar la indignación de sus víctimas, mientras se votaban los ataques que contra ellas se descargaban. Pero no sólo oyó los gritos quienes protestaban si no también el ruido de los helicópteros de la policía, las sirenas de sus coches, las cargas de la policía a caballo y los apaleamientos de los manifestantes que resistieron el cerco y las embestidas de la policía atacándoles durante más de cuatro horas por un solo motivo: que habían osado defenderse.

El odio de la clase dominante hacia quienes se niegan a mostrarse sumisos ante su represión se ha puesto de manifiesto en la cobertura mediática de estos acontecimientos, en la que las emisiones "en directo" como los noticiarios elaborados han carecido de la más mínima objetividad, dedicándose, más bien, a denigrar a los universitarios, a los estudiantes, a los padres de éstos, y a otros que, como ellos, trataban de defenderse unas "fuerzas del orden" que, tal y como se ha filtrado de algunas informaciones, actuaba aterrorizando a la gente para "quitar las ganas" de volver a manifestarse otra vez. Por ello, si quince días antes los principales medios informativos habían tratado por todos los medios de ocultar la utilización de cargas a caballo de la policía contra algunas de las manifestaciones que tuvieron lugar el 24 de Noviembre; en esta ocasión, el 9/12, las mostraron con profusión, incluso en esas en las que más de 15 caballos cargan a la vez contra la multitud. Tampoco se recataron a lo hora de mostrar imágenes de policías apaleando brutalmente a los manifestantes, ni en alabar el cumplimiento de su deber por parte de estos defensores de la democracia. Se repetía una y otra vez el recuento de los policías heridos, mientras que la cantidad de manifestantes heridos se mencionaba como algo secundario o como piadosa rogativa por una democracia "menos represiva".

A cierta distancia de lo que estaba sucediendo en Parliament Square, los estudiantes, que habían aprendido de anteriores protestas que lo que buscaba la policía era tenerles cercados, se dedicaron a romper ese intento de cerco y a separarse en otras manifestaciones más pequeñas que se dirigieron hacia distintas direcciones. Diferentes informaciones dan cuenta de que estas manifestaciones lejos de encontrar rechazo por parte de la población, fueron por el contrario aplaudidas por la gente que las encontraba por la calle.

Fue una de estas manifestaciones desgajadas de la principal la que se topó con el príncipe Carlos y esposa que hacían una de sus salidas nocturnas. Su rostro refleja el sentimiento de toda la clase dominante: la plebe se ha rebelado y no somos capaces de controlarlos.

La idea de la existencia de cierta forma de paz social en Gran Bretaña se desvanecía a golpes, como los que indiscriminadamente descargaban las fuerzas del Estado contra las cabezas de los manifestantes. Y, lo que es más importante: muchos de los que han participado en estas manifestaciones se han desengañado de sus ilusiones en la democracia, comprendiendo que la única vía para ser escuchado es defenderse y desafiar al Estado, no sometiéndose a él.

 

Un revés para las campañas ideológicas del nuevo equipo de gobierno

 

Tras las elecciones generales que se celebraron el pasado año, la burguesía esperaba utilizar el gobierno de coalición entre conservadores y liberal-demócratas (los Lib Dem) para mantener y reforzar un ataque ideológico contra la clase obrera:

  • La coalición con los Lib Dems servía para dulcificar la imagen de los "torys", enterrando el recuerdo de lo que representaron los gobiernos de Thatcher en los años 1980.
  • Los Lib Dems se presentaban con la imagen de un contrapeso moderador de los torys.
  • Con la formación misma de una coalición se quería trasladar la idea de que los políticos, y por tanto también la población, podía dejar de lado sus diferencia y unirse en aras a los intereses comunes del país.
  • Había que aceptar las medidas de austeridad puesto que no quedaba más remedio que aplicarlas, pero esto debía hacerse de la forma menos traumática posible.
  • No hay otra solución que confiar en que los políticos arreglen los problemas.

Los acontecimientos de estas últimas semanas ponen seriamente en entredicho la posibilidad de que la burguesía pueda mantener esta ofensiva ideológica. El hecho de que la primera expresión de una lucha masiva se focalizara contra la sede central de partido conservador, coreando a voz en grito consignas como "Tory scum" ("escoria Tory"), por parte de miles de personas que jamás han vivido la experiencia de un gobierno conservador, viene a socavar cualquier esperanza que la burguesía pudiera tener en un lavado de imagen de los Tories. El odio de la clase obrera por estos es tan grande que se transmite de generación en generación. Y, en lo tocante, a los Lib Dems, lo cierto es que su presunta acción "moderadora" ha quedado desacreditada cuando su líder acabó votando las medidas tomadas por el gobierno cuando, antes de las elecciones, prometió repetidas veces que no se aumentarían las tasas de la educación. En ciertos aspectos el líder de los liberal-demócratas resulta más odiado aún que los tories, pues de éstos podría esperarse todo, pero no del "simpático" Mr. Clegg y de ese "encantador anciano" Vince Cable, que tanto se habían esforzado para que los estudiantes les votaran. Será interesante comprobar el impacto que tienen las recientes revelaciones aparecidas en el periódico Telegraph, cuyos reporteros han captado secretamente conversaciones de ministros liberal-demócratas en los que no se pone muy bien a sus cofrades  de coalición.

El "mantra" que el gobierno repite una y otra vez («Vamos todos en el mismo barco»), suscita un generalizado desprecio. Este movimiento se ha visto animado por una profunda y vehemente indignación contra los ricos, que se benefician de miles de millones de libras en bonos, exenciones fiscales,... mientras están privando de un futuro a los estudiantes, y en general a toda la clase obrera. Para la inmensa mayoría de los estudiantes de las distintas modalidades de enseñanza, y una parte muy importante de los universitarios, no hay duda de que forman parte de la clase trabajadora, y que es toda la clase obrera la que está siendo atacada.

Otro tanto cabe decir de la supuesta "imparcialidad" de estas medidas. Hasta los estudiantes más jóvenes se dan cuenta de que mientras ellos son sacrificados, los ricos se salen con la suya, pagando los menores impuestos posibles.

Por supuesto que esta indignación contra los ricos es una baza muy importante para un futuro desarrollo, más profundo y generalizado, de  la conciencia de clase. Pero también es cierto que, en este momento, supone la principal puerta de entrada de la influencia ideológica de la propia burguesía en el movimiento. Esta rabia primaria, carente de una clara visión sobre la verdadera naturaleza del capitalismo, se mezcla con un sentimiento de injusticia que reclama a los ricos que paguen también su parte. Lo que resulta más peligroso aún es ver como la Izquierda se está dedicando a alimentar la idea de que estos ataques no tienen más motivación que la ideológica, ya que, según ellos, la clase dominante sí podría sufragar la educación superior y la EMA, si se aumentaran los impuestos a los poderosos, si se dedicara el dinero a la educación y no a la guerra, que nada de esto podemos esperar de los "tories",...

No podemos ignorar el peso de este tipo de ilusiones ideológicas, aunque también es verdad que son muy pocos los participantes en estas movilizaciones que esperan algo del Partido Laborista, ya que no se olvida que fue este partido el primero en instaurar tasas en la enseñanza. Además, tampoco los laboristas han respaldado este movimiento ni han anunciado que retirarán los aumentos de tasas si resultan reelegidos.

La culminación de este movimiento que tuvo lugar el pasado 9 de Diciembre también planteó, en toda su crudeza, la cuestión de la democracia. Hasta ese momento había una creencia muy arraigada en que si las protestas alcanzaban bastante intensidad, el gobierno habría de recular. Pero las votaciones en el parlamento demostraron lo contrario. Pero no solo se han venido abajo ilusiones sobre la capacidad de la burguesía de "escuchar" a los ciudadanos, sino que también ha resultado muy revelador ver a las fuerzas represivas dando duro y, literalmente, a la cabeza, de los manifestantes. Esto está dando mucho que pensar a quienes participaron en estas movilizaciones y al conjunto de la clase trabajadora.

 

Un problema de gran calado para la clase dominante: la falta de control político sobre el movimiento

 

Desde sus inicios, estas movilizaciones han desafiado la capacidad de contención y control político que la clase dominante quería ejercer sobre ellas. Durante cerca de un mes, ninguna de sus numerosas fuerzas políticas ha sido capaz de asegurarle dicho control:

  • Ni el Sindicato Nacional de Estudiantes (National Union of Students -NUS-), que fue quién organizó la primera protesta del 10 de Noviembre, en la que participaron 50 mil estudiantes, y que perdió gran pàrte de su influencia entre éstos cuando su líder - Aaron Porter - condenó una y otra vez el ataque al cuartel general "tory" en todos los telediarios. Se produjo incluso la ridícula situación de que mientras él denunciaba el ataque a la citada sede de Millbank, se estaban emitiendo imágenes en directo que mostraban a miles de estudiantes rodeando el edificio. Hasta el propio presentador tuvo que preguntarle: « ¿Cómo puede usted decir eso mientras ve estas imágenes?» Tras semejante "espectáculo", el NUS perdió cualquier posibilidad de ni siquiera intentar controlar la situación, y si sus representantes de escalas inferiores siguieron acompañando el movimiento fue en un intento de no perder toda credibilidad.
  • Además, el NUS no tiene influencia entre los colegiales, y muy poca entre los estudiantes de la Sixth Form y la FE (véase nota 1).
  • Tampoco el Partido Laborista estaba en condiciones de controlar esta movimiento puesto que, como antes veíamos, fueron ellos quienes introdujeron las tasas en educación, y además se sumaron también a la condena del asalto a la sede central del partido conservador.
  • Y otro tanto vale para la extrema izquierda. Ni una sola de sus pseudo-revolucionarias organizaciones en Gran Bretaña tiene la influencia necesaria para controlar el Movimiento. El Partido Socialista de los Trabajadores (Socialist Workers Party -SWP-) es probablemente la mayor de ellas, pero su influencia ha ido declinando a los largo de la última década. En cuanto al Partido Socialista (que antes se hacía llamar Tendencia Militante) ha actuado a través de sus militantes en las universidades e institutos pero no ha tenido una incidencia global en todo el país. Por lo general los izquierdistas han actuado camuflados en las principales redes activistas, tales como la Education Activists' Network [4] (EAN), así como la National Campaign Against Fees and Cuts [5] (NCAFC). Estas sí han tenido una influencia en el movimiento, pero es muy significativo del reflejo que ha tenido la fuerza del movimiento en las reuniones de estas asociaciones que, por ejemplo, sus organizadores se vieran obligados frecuentemente a aceptar una discusión abierta y sin cortapisas, en contraste con el rígido y ultra-prohibitivo formato en el suelen desarrollarse las reuniones izquierdistas. Era tal el deseo de la gente de crear nuevas formas de autorganización que en ocasiones (como sucedió por ejemplo en Brighton) los propios izquierdistas bautizaban sus reuniones como "asambleas". Así también se pone de manifiesto la función de recuperación que trataban de llevar a cabo los izquierdistas.

En esta situación el NUS, y sus diferentes organizaciones universitarias, han convocado  tres marchas nacionales, en las que quedaba en evidencia que su influencia iba a menos, al mismo tiempo que los choques con la policía iban a más.

En las mismas fechas en que tenían lugar estas marchas nacionales, se desarrollaban también numerosas manifestaciones locales convocadas por reuiones de estudiantes de centros de Educación Superior o de institutos, e incluso convocatorias realizadas por particulares a través de Facebook, o mediante redes que coordinaban diferentes centros escolares como la que se creó en Oxford. O, simplemente, la gente salía de los centros educativos a la calle. Como esos tres adolescentes que salieron de su colegio llamando a sus compañeros a que les siguieran, y lo hicieron.... ¡800 alumnos! En muchos casos  los profesores trataban de retenerlos y la policía les amenazaba con detenerlos por "absentismo escolar". Eso condujo a situaciones paradójicas como que en las grandes ciudades, como Manchester por ejemplo, los asistentes a las manifestaciones apenas alcanzaron unos centenares, mientras en pequeñas capitales o pueblos, como por ejemplo en Bury, llegaron a contarse hasta 1200 escolares manifestándose. En Brighton más de 2000 estudiantes de distintas edades salieron a la calle el 24 de Noviembre. Al final de esta manifestación, cerca de 400 alumnos intentaron asaltar la comisaria de policía donde se estaban detenidos algunos de sus compañeros.

Las siguientes citas, que hemos extraído de The Guardian y del portal libertario Libcom[6], dan idea del carácter espontáneo de estas movilizaciones:

«Cientos de jóvenes de la secundaria obligatoria abandonan ahora mismo el Instituto de Allerton Grange en Leeds para unirse a la protesta...

«Se trata de una acción bien preparada en la que la mayoría de la escuela ha salido tras las pancartas que tenían cuidadosamente preparadas y almacenadas convenientemente.

 «Los estudiantes se dirigen ahora hacia el cercano instituto de Roundhay con la idea de animar a los alumnos de éste para que se les sumen. Se trata de una zona relativamente próspera de Leeds, y son dos centros de gran prestigio académico cuyos alumnos suelen conseguir entrar en Oxbridge [7].

«Los estuantes están coreando: "si ellos dicen recortar, nosotros decimos luchar". Dos muchachos de 16 años nos han dicho que el problema es la pérdida de la EMA. Uno de ellos afirma: "sin la EMA jamás podré ir a la Universidad. Y yo quiero seguir peleando por mi sueño"» The Guardian [8].

«Bristol era, posiblemente, más grande que la semana pasada. Si te guías por Facebook. Si te guías por Facebook más de 700 personas (incluyendo la policía de Avon & Somerset) se habían agregado. Según un informe eran quizás más de 2 mil, de los que una parte muy importante estaba formada por estudiantes de 14 a 18 años, e incluso un chaval con pasamontañas que aparentaba 12. Uno de los institutos en el que la semana pasada los profesores impidieron la salida de los alumnos, permanecía ahora abierto. Como sucedió en Brighton, los anarquistas facilitaban información legal

«Había una enorme vitalidad. La manifestación se movía con rapidez recorriendo círculos cada vez más amplios, y durante más de tres horas seguidas, consiguiendo las más de las veces eludir a la policía, y, en ocasiones, rompiendo sus barreras ( no así la que protegía la M32). Esto significó un caos circulatorio que a su vez impidió que los vehículos policiales pudieran llegar a la manifestación para cerrarla.

«Pasamos por Cabot Circus y el centro comercial un par de veces. Paramos para hacer un breve descanso en medio de la zona comercial. Creo que se acertó al elegirla como un sitio seguro, pues no creo que la policía quisiera provocar disturbios en mitad tantas tiendas tan caras.

«Hubo una breve tentativa de entrar en una tienda de Vodafone. La policía recibió una lluvia de mostaza procedente del mercado navideño que se había instalado. También se produjeron un par de intentos dubitativos de ocupar la sede del Consejo y el centro administrativo de la Universidad de Bristol. Se lanzaron bolas de nieve contra la policía y sus caballos (lo que no les gustó).

«Al final se acabó en la Universidad de Bristol. Muchos, al ver venir la manifestación, salieron a encontrarse con ella, aunque para ello tuvieran que saltar setos, o descolgarse con cuerdas, tal y como dijimos con anterioridad.

« La policía a caballo cargó contra la gente que estaba fuera de la concentración, lo que desde luego podría haber acabado en una desgracia. Un par de personas resultaron golpeadas en los aledaños de la manifestación. Cuando ya se dispersaba la manifestación se produjeron 10 detenciones, creo que en su mayoría de estudiantes universitarios.» (Libcom.org [9], 30/11/10).

La información sobre cómo se extendieron y ampliaron estas manifestaciones locales es, no obstante, muy limitada pues la mayoría de los media han tratado de relativizar la participación de los estudiantes de secundaria. Pero es evidente que muchos de éstos han tomado parte en ellas. En muchos casos han sido incluso los propios organizadores.

Aquí es necesario destacar el papel jugado en este movimiento por internet y los modernos "smartphones". Está claro que la jóven generación ha utilizado a fondo sus conocimientos de estos medios de comunicación. Facebook ha jugado un papel capital en la coordinación de las luchas; Twiter ha servido igualmente para que la gente pudiera mantenerse en contacto. Los ocupantes del University College of London, utilizaron los mapas de Google para señalar donde estaba apostada la policía para que los manifestantes del 9 de Diciembre pudieran esquivarla. Internet también ha servido para colgar fotos y videos de manifestaciones y de la represión policial. Así, por ejemplo, videos insertados en YouTube han servido para desenmascarar los embustes de la policía que pretendía negar que el 24 de Noviembre hubiera cargado a caballo contra la gente. También así se ha dado a conocer a todo el mundo el vídeo de la policía maltratando a un manifestante que iba en silla de ruedas y cómo éste fue arrastrado por el pavimento.

Todo esto no ha hecho más que acrecentar la desconfianza de la gente hacia los grandes media, a los que se ha visto distorsionar y manipular la realidad. Por ello la gente prefería otras fuentes de información. Sobre todo los jóvenes que han apostado claramente por crear y confiar en sus propias fuentes de información y de organización.

Para poner de manifiesto las dificultades que se ha encontrado la burguesía británica para controlar este movimiento, basten las declaraciones siguientes del jefe de la policía de Bristol que suspira por que aparezca un dirigente de esa movilización:

«Mr Jackson pidió que alguien, de entre los estudiantes, diese un paso al frente y  coordinase mejor lo que calificó como una protesta "sin liderazgo"» (cita de la prensa local publicada en Libcom).

 

La única respuesta de la clase dominante: agudizar la represión

 

En el último mes hemos asistido a una escalada del uso de la represión a medida que avanzaban las movilizaciones. Incapaz de hacerse con el control del movimiento mediante sus aparatos políticos, el Estado ha ido recurriendo cada vez más a una creciente violencia represiva.

Ha habido quien ha comparado la confrontación con la policía que se desencadenó en el  momento culminante del 9 de Diciembre con las revueltas contra la Poll Tax[10] de 1990. Pero esta comparación obvia las diferencias fundamentales de contexto histórico. La batalla final tuvo lugar cuando acababan las movilizaciones y en una situación marcada por el retroceso en la conciencia de clase. Los choques con la policía que han tenido lugar en las recientes movilizaciones, y que no se han limitado únicamente a Londres si no que se han extendido a otras ciudades, tienen lugar, en cambio, en un momento de auge internacional de las luchas tras cinco años de ataques draconianos a las condiciones de vida de la clase obrera. El movimiento actual supone la primera movilización masiva en Gran Bretaña de decenas de miles de jóvenes trabajadores y de otra gente, desde que tuviera lugar la reemergencia de las luchas en el año 2003.  

Esta confrontación entre clases no se había manifestado con tanta crudeza desde las luchas de los mineros y los impresores de mediados de los años 1980. La burguesía se pasó el último cuarto de siglo alardeando de su capacidad para mantener la "paz social", con la lucha de clases en niveles muy bajos. Pero en las últimas semanas, la guerra de clases ha vuelto a atraer la atención prioritaria de la clase obrera.

El asalto a la sede central del partido "tory" no implicó apenas violencia contra la policía y solo se produjo la ruptura de unos pocos ventanales. Cuando algunos arrojaron un extintor desde el tejado del edificio, fueron rápidamente conminados por la gente para que dejaran de hacerlo al grito de "¡Dejad de tirar mierda!".

Apenas unos pocos policías bastaron para impedir una invasión masiva del edificio. Y, en cambio, quince días más tarde esos mismos estudiantes sufrían repetidas cargas de la policía a caballo y los porrazos de los antidisturbios.

El aumento del uso de una violencia descarnada por parte del Estado contra lo que, en muchos casos, no eran más que muchachos de 15 años, pone de manifiesto la inquietud que ha sentido la burguesía. En la manifestación del 24 de Noviembre se puso de manifiesto el empleo por parte de la policía del método de la "encerrona" consistente en mantener cercados a los manifestantes en áreas que son selladas para impedir que nadie pueda escapar de ellas. Esa táctica ya había sido aplicada por la policía en las manifestaciones contra el G-20 del año 2009[11], y resultó criticada incluso por sectores de la burguesía que la consideran contra-productiva pues enciende aún más los ánimos. Pero volvió a usarse y a mayor escala aún contra la manifestación del 30 de Noviembre, y, de forma totalmente sistemática en las del 9 de Diciembre, cuando la policía fragmentó la concentración en varios "encierros" simultáneos. Había uno en el centro de Parliament Square que se encontraba rodeado de otros, de forma que cuando creías que habías podido salir de una, te encontrabas recluido en otra encerrona. Al final de la manifestación se puso en evidencia esta estrategia policial, pues se "liberó" a los que habían quedado recluidos durante horas en las inmediaciones del Parlamento, para a continuación quedar encerrados en el puente de Westminster, varias horas más, helados de frío y hacinados como el ganado cuando se transporta al matadero.

Y además de estas encerronas hemos visto un aumento bestial de la violencia policial. Ya antes de la manifestación del 9 de Diciembre se habían producido choques con la policía de quienes intentaban desesperadamente encontrar una escapatoria a las encerronas policiales. También había habido situaciones en que se apaleó a gente que participaba en las protestas pero estos "incidentes" habían sido cuidadosamente ocultados por los media. Desde el 9 de Diciembre, en cambio, esos mismos media han mostrado descaradamente a la policía cargando a caballo contra la multitud, a los antidisturbios aporreando a la gente,... obviamente desde el punto de vista de la policía que actuaría "para defenderse", etc. El mensaje que se quería trasladar con estas imágenes es meridianamente claro: si protestáis os tendréis que enfrentar a toda la fuerza del Estado. Y aunque los programas que cubrieron estos acontecimientos insistieron histéricamente en que la actuación de la policía pretendía "proteger" el derecho democrático a "protestar pacíficamente", y que la violencia provenía únicamente de una pequeña minoría, bla, bla, bla; la gente entendió claramente que lo que se les estaba diciendo era que si la policía había consistido actuado tan brutalmente era para disuadirlos de que acudieran a futuras manifestaciones.

Es evidente que el 9/12 hubo gente que acudió preparada para enfrentarse a la policía, pero la gran mayoría de quienes acudieron a la manifestación lo hicieron para expresar con total determinación, y a sabiendas de la creciente represión, su indignación por los ataques que sufrían sus condiciones de vida. Es verdad también que, sobre todo los jóvenes, habían aprendido la lección de jornadas anteriores y se negaban a dejarse recluir desde el principio mismo de la manifestación y que no se les permitiera acercarse a Parliament Square. Y aunque consiguieron hacerlo, la verdad es que la policía tenía preparadas nuevas encerronas y más cargas contra ellos. En muchos casos la policía les cercaba para impedirles escapar de las propias cargas policiales, lo que no les dejaba otra salida que enfrentarse a la policía, si no querían verse pisoteados por los caballos (como puede verse en este vídeo de la BBC - pincha aquí - [12]), o apaleados por los policías. Hasta en ese momento, muchos manifestantes supieron ir más allá de ese clima de violencia que estaban viviendo:

«Marchábamos todos juntos, cuando vimos que los caballos se nos echaban encima, y empezaron a llovernos porrazos sobre la cabeza y la espalda. Tuve verdaderamente miedo de perder la vida. De hecho cogí mi móvil y empecé a teclear el número de mis padres para enviarles un mensaje amoroso.

«A mi lado hay una bonita muchacha rubia de 17 años que se pone a llorar y a correr indignada por la brutalidad policial que le ha golpeado en la cara. Los manifestantes comienzan a gritar "¡Qué vergüenza!", Pero incluso en el fragor de la batalla, estos jóvenes recuerdan lo que se juega este movimiento y, ante el cordón policial, gritan: "¡Estamos luchando por vuestros hijos!", "¡Luchamos porque tengan un trabajo!" (Citado en un blog del magazine New Statesmen [13]

En los videos y los reportajes sobre estas manifestaciones se insiste en las imágenes de jóvenes enmascarados luchando con la policía, pero lo cierto es que la inmensa mayoría eran jóvenes a cara descubierta que trataban de defenderse de las cargas de las fuerzas del "orden".

Y en medio de todo ese caos, aún hacían gala los jóvenes de toda su inventiva. Algunos, siguiendo el ejemplo de los estudiantes italianos, se fabricaron escudos con forma de libros, con algunos títulos de Marx al frente, e incluyendo "obras" como Un Mundo Feliz, Sin Blanca en París y Londres de Orwell, o la Dialéctica Negativa de Adorno. Al parecer ésta jugó un importante papel ¡para tirar del caballo a uno de los policías montados!

 

Tomado de The Really Open University [14].

Y aunque estaba claro que el Estado iba a ganar estas batallas, pero los resultados, a largo plazo, de esta represión son extremadamente importantes. De entrada, la idea de que el Estado y el Gobierno de Coalición podrían ser "justos y buenos" ha saltado por los aires. En su lugar lo que han vivido miles de jóvenes - y de no tan jóvenes-, ha sido la experiencia de la violencia del Estado, y lo que han visto es que sus amigos, familiares eran no sólo atacados, sino tratados como criminales. La policía grababa constantemente las manifestaciones, incluso las que tenían lugar en los pueblos más pequeños. No dudaba siquiera en meterse hasta el centro de las concentraciones para fotografiar a los que tomaban parte en ellas. Una generación entera ha podido comprobar que la única respuesta del Estado cuando se le pide que escuche sus reivindicaciones es una violencia descarnada. Es pronto aún para saber cuáles pueden ser las implicaciones de esto.

 

Las perspectivas de confrontaciones más amplias

 

Este movimiento ha significado los primeros pasos de la superación de la desmoralización que infligió al proletariado británica la derrota de los mineros, los impresores y otros sectores obreros en los años 1980. Una generación de jóvenes proletarios se ha alzado y ha dicho "Aquí estamos". Muchos trabajadores más "veteranos" han mirado con admiración este movimiento con una sensación de "por fín volvemos a luchar". La cuestión de la violencia ha adquirido una nueva dimensión. Durante años los medios de comunicación han presentado una imagen de la población - sobre todo de los trabajadores - como gente pasiva y sumisa. En los primeros días de este movimiento, los media aún eran capaces de encontrar estudiantes que censurasen el uso de la violencia; pero tras la batalla del 9 de Diciembre, Newsnight [15] no pudo mostrar ni un solo estudiante que condenara la violencia de su lado, aunque muchos de ellos preguntaron a distintos reporteros. "¿Y vosotros por qué no denunciáis la violencia de la policía?". La propaganda estatal para presentar el programa de austeridad como un esfuerzo "justo" y "compartido por toda la sociedad" ha quedado   totalmente desprestigiada como un fraude que no consigue ocultar que la única respuesta a las protestas ha sido la represión y la violencia. Lo que ha pasado este último mes dará mucho que pensar a la clase obrera.

La aprobación, el 9 de Diciembre, de esa ley de aumento de las matrículas, junto a las vacaciones navideñas, ha producido un inevitable parón en las movilizaciones, aunque muchos estudiantes se han comprometido a continuarlas en Enero. Ya empezamos a ver una cierta radicalización del tono que emplean los sindicatos, como se aprecia en el artículo que escribió Len McCluskey, jefe de Unite el principal sindicato del sector público, en las páginas de opinión de The Guardian del 20 de Diciembre [16], y que este periódico no dudó en destacar:

«Los estudiantes de Gran Bretaña han emplazado indudablemente al movimiento sindical. Sus protestas masivas contra el aumento de las tasas han sido más estimulantes que las disquisiciones políticas, los debates, las conferencias y las resoluciones. Los sindicatos hemos de estar a la altura. Los estudiantes han de saber que estamos a su lado. Debemos condenar sin contemplaciones la actitud que ha mostrado la policía en las recientes manifestaciones. Las encerronas, los apaleamientos y las cargas a caballo contra adolescentes no tienen cabida en nuestra sociedad.

«Resulta irónico que jóvenes a los que se despreciaba por su "pasotismo" y su despreocupación por la política, se les quiera convertir de repente en el enemigo interior a batir. Recuerda mucho lo que nos pasó a nosotros en las luchas de los años 1970 y 1980.

«Debemos de trabajar pues en estrecha colaboración con aquellos que se están viendo más afectados por estos ataques. Por ello Unite ha decidido apoyar la amplia Coalición por la Resistencia creada el mes pasado, y que pretende agrupar a los sindicatos y a los miembros de las campañas anti-recortes que surgen por todo el país.

«La manifestación convocada por la TUC[17]para el 26 de marzo será un hito fundamental en el desarrollo de nuestra resistencia, que proporcionará a los afiliados sindicales la confianza para luchar en defensa del empleo y los servicios».

La web de The Guardian informaba ese mismo día que tanto Unite como la GMB [18] respaldarían la jornada de acción convocada por la EAN Y la NCAFC (ver notas 4 y 5) para el 29 de Enero.

Al mismo tiempo el líder de la RMT [19], Bob Crow, reclamaba «huelgas, desobediencia civil y millones de personas en las calles», para poder elevar el perfil de combatividad de la Izquierda y los sindicatos, posibilitándoles así poder hacer su función de recuperación de cualquier movimiento contra la austeridad.

En perspectiva se atisban enfrentamientos de clase mayores y más multitudinarios. La burguesía está preparando su aparato sindical para controlar la situación, pero no está ni mucho menos claro que pueda conseguirlo.

WR, 23/12/10.

 

 

 


 

[1] Es difícil "traducir" el sistema educativo británico a los diferentes modelos de los distintos países de lengua española. A partir de los 16 años  existe la posibilidad de cursar una enseñanza secundaria no obligatoria (que se conoce como "Sixth Form") que abarca hasta los 18 años y puede conducir a la universidad. También es posible a esa edad cursar estudios superiores no universitarios, en lo que se denomina Further Education. (Nota de la traducción al español).

[2] Traducción: Cuando la radio anuncia severos recortes, en Francia dicen: "Es hora del cóctel molotov", pero en Inglaterra,... "Es la hora del té". Cabe decir que en España hay una versión parecida de ese mensaje desmoralizante que reza: "En Francia movilización, y en España,... botellón" (los jóvenes beben en la calle ante la imposibilidad - por su coste - de consumir en bares, pubs),...(Nota de la traducción)

[3] https://www.bbc.co.uk/news/education-11427323

 

[4] Red de Activistas de la Educación. Ver  https://educationactivistnetwork.wordpress.com/

[5] Campaña Nacional contra las Tasas y los Recortes. Ver anticuts.com.

 

[6] https://libcom.org/

[7] Se trata de un modismo por el que los ingleses se refieren a las Universidades de Oxford y Cambridge, las más prestigiosas del país. (Nota de la traducción).

[8] "Second day of student protests - how the demonstrations happened".

 

[9] https://libcom.org/news/november-30th-day-action-against-cuts-fees-30112...

[10]  Movilizaciones masivas contra un impuesto a los alquileres decretado por el primer gobierno de  Thatcher. Los choques con la policía más importantes tuvieron lugar el 11 de Marzo, en las inmediaciones de Trafalgar Square, por lo que a menudo se alude a ellos como la "Batalla de Trafalgar". (Nota de la traducción).

[11] Una táctica similar fue empleada por la policía de Sarkozy contra las movilizaciones recientes contra la reforma de las pensiones en Francia, por ejemplo en la encerrona de Lyon que denunciamos en: "Un témoignage sur la répression lors de la manifestation du 19 octobre 2010 à Lyon". (Nota de la traducción).

 

[12] Véase https://www.bbc.co.uk/news/uk-11962905

 

[13] Véase https://www.newstatesman.com/blogs/laurie-penny/2010/12/young-protesters-police

[14] Véase https://reallyopenuniversity.wordpress.com/

 

[15] Se trata de un programa de reportajes en profundidad de la BBC. (Nota de la traducción).

[16] Véase "Unions, get set for battle".

 

[17] Trades Union Congress es la federación que agrupa la mayoría de los sindicatos británicos. (N de la T)

[18] Se trata de otro sindicato implantado sobre todo en trabajadores municipales y de la salud. (N de la T)..

[19] Se trata de un sindicato implantado en el sector transportes.(ídem)

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