Conforme se
acerca la fecha de las elecciones el circo se reaviva cada vez más, por todos
los rincones del país, a todas horas las cantaletas de los cinco candidatos a
presidente se desbocan prometiendo hacer felices a todo mundo con la única
condición de que votemos por ellos. El Estado de la burguesía sigue gastando
miles y miles de millones en una campaña tan ensordecedora como inmunda con el
único objetivo de enganchar al proletariado a la ilusión de que el voto es el
único mecanismo para conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo. Así
es, aún si esta borrachera democrática afecta también a la burguesía y a la
pequeña burguesía, lo cierto es que su principal destinatario, como lo hemos venido
denunciando en esta serie, es la clase trabajadora; la cual requiere comprender
cómo funcionan los mecanismos democráticos de la burguesía que la maniatan
impidiéndole desplegar su propia alternativa de lucha contra la explotación
capitalista.
¿Qué ideología mistifica la democracia electoral?: escondiendo el hecho de que la democracia es la forma que adopta su dictadura estatal para garantizar la dominación violenta de una minoría sobre la mayoría, la burguesía presupone una población de cierta manera homogénea en cuanto a que todos los ciudadanos tienen la capacidad de decidir e incidir en los asuntos del gobierno el cual sería imparcial y además de que los explotados pueden hacer valer sus intereses a través de este aparato; su ideología liberal de los derechos humanos destaca siempre esta ilusión para tratar de convencer acerca de la validez universal de la sacrosanta democracia representativa moderna. La famosa fórmula de ‘Un hombre un voto’ presupone a cada individuo en igualdad de circunstancias. Los capitalistas conocen muy bien las ventajas de este sistema y a todo lo largo de la historia del capitalismo lo han hecho todo para generalizar los mecanismos de elecciones y de parlamentos a todos los niveles de la sociedad para acostumbrar a la clase obrera a gestionar sus intereses como clase mediante los propios métodos de sus explotadores. El arraigo profundo de la ideología democrática en los trabajadores representa un obstáculo importante para el desarrollo de su propia conciencia como clase acerca de sus propios métodos de lucha. La burguesía se encarga a diario de recordarles que la situación de explotación y miseria cotidiana que viven es validada por el voto de la “mayoría del pueblo” que cívicamente acudió a las urnas y que, además, deberían esforzarse todavía más en el trabajo y en su participación cívica para perfeccionar la vida democrática de la sociedad. El cuento de nunca acabar.
¿Cómo decide la burguesía a quién elegir?: el proceso democrático que comentamos arriba tiene su parte operativa controlada por el Estado, así denunciábamos en RM90 mar-abr 2006 “… hay un manejo fino de sus orientaciones generales a través de sus medios de difusión que utilizan los más variados recursos para hacer crecer o disminuir una candidatura: video escándalos, denuncias de negocios turbios, informaciones tendenciosas de todo tipo, encuestas amañadas, etc., etc., con los cuales se administra la orientación del voto de los potenciales electores a los cuales se les induce su preferencia por tal o cual personaje de la burguesía; y no es para menos si consideramos la abrumadora campaña diseñada profesionalmente con criterios sociológicos, psicológicos, mercantiles, etc., para determinar una “opinión”, una “preferencia” (…) De esto se trata actualmente, la burguesía lleva ya un buen tiempo tratando de ponerse de acuerdo para imponer, de esta manera , su orientación política más conveniente a las necesidades actuales.”
El funcionamiento de la maquinaria electoral, sin embargo, no está libre de contrariedades para la clase en el poder quien se esfuerza cada vez más en los últimos años en lograr la capacidad de acuerdos de unidad para llevar adelante una determinada orientación sin que se ponga en cuestión el control de su estrategia política, lo cual podría llevar a resultados indeseables. En la base de estas dificultades se encuentran los efectos de la descomposición social generalizada del capitalismo que actúan sobre la vida política de la burguesía. En efecto, como ya lo hemos evidenciado, esto se manifiesta mediante una tendencia creciente dentro de la clase gobernante y de su aparato político hacia la indisciplina y al “sálvese quien pueda” lo que se traduce también en una tendencia a la pérdida de control del manejo de la estrategia política dentro del juego electoral. Esto lo hemos comprobado ya en repetidas ocasiones: evidenciando las fisuras visibles en la burguesía al interior de la cual sus diferentes fracciones se pelean a muerte para lograr una posición importante dentro del Estado; el ejemplo del “desafuero” de AMLO que estaba desprestigiando la campaña democrática razón principal que motivó el cambio de táctica en ese momento; los diferentes escándalos de corrupción que han amenazado con salirse de control; la embestida desesperada del PRI duro resistiéndose a ser desplazado de los planes globales del Estado capitalista no importándole los cálculos más estratégicos de su propia clase; la propia descomposición del PRD, partido que estaba destinado para cubrir el flanco de izquierda del aparato político de la burguesía y que día con día se desdibuja engrosando sus filas con los políticos más desprestigiados que están saliendo de los otros partidos y principalmente del PRI (su matriz política) ejemplificando el pragmatismo burgués que calcula que el péndulo político se carga hacia ese lado[1] [1]; en fin, por ejemplo, si bien es cierto que se ha estado tratando de polarizar la elección entre Felipe Calderón (PAN) y AMLO (PRD), es decir, entre la derecha y la izquierda, tales previsiones se están complicando por la resistencia encarnizada del indisciplinado Roberto Madrazo (PRI) quien está jugando su propio juego personal.
Esta tendencia a la pérdida de control del juego político por parte de la burguesía no debe considerarse de manera definitiva sino como proceso, es la compañera inseparable de la descomposición del capitalismo. Para la clase obrera es útil comprenderla para clarificar los escenarios posibles en que tendrá que desarrollar su lucha, pero sobre todo para entender el grado de capacidad que tiene su enemigo de clase para revertir estas dificultades contra ella misma, presentándolas como producto de la competencia democrática, la cual entre más reñida y resonante se presenta como más genuina y… democrática. Esto es lo que está pasando actualmente.
¿Qué está pensando el trabajador “votante” cuando la burguesía lo pone frente a la urna? El dominio que ejerce el Estado mediante su campaña democrática electoral envenena la capacidad reflexiva de la clase trabajadora y la somete a la ideología de la clase dominante, sometiéndola a la resignación de que su potencialidad y su capacidad revolucionaria, nada puede ante el capital.
¿Qué se le ofrece al proletariado con los procesos electorales? Ese “derecho” al voto que tanta gala hace la burguesía no es sino un fino método para asegurar su dominio, por eso lo que ofrece la democracia y los procesos electorales es MAS EXPLOTACIÓN Y OPRESIÓN.
¿Cuál es la verdadera alternativa de la clase obrera frente a los ataques incesantes del capital a sus condiciones de vida? LA LUCHA. Sin duda esta es la única opción de la clase obrera atrapada en un curso interminable de agudización de la crisis económica permanente e histórica del capitalismo desde hace ya cuarenta años. Y esta alternativa tiene bases de granito. La reciente movilización masiva de los estudiantes en Francia contra los ataques económicos del Estado capitalista se sitúa en el terreno de clase pues responde al ataque económico del capital contra los trabajadores, en particular, es una respuesta al “no futuro” del capital contra las nuevas generaciones de la clase obrera.
La campaña mundial de “la muerte del comunismo” y “la desaparición de la clase obrera”, provocó el mayor retroceso de la combatividad y de la conciencia desde 1968. Por eso la lucha desarrollada por los estudiantes en Francia cobra una dimensión histórica pues se inscribe en una tendencia al desarrollo de las luchas que no han dejado de confirmarse desde el 2003: movimiento por la defensa de las pensiones en Francia, las manifestaciones en Austria (las más importantes desde la Segunda Guerra Mundial). Tendencia que se ha expresado particularmente en 2004 en Alemania con las luchas en el sector del automotriz (especialmente en Daimler-Chrysler y Opel), que ante la amenaza de despidos planteó claramente la cuestión de la solidaridad entre los obreros. Una tendencia que se ha confirmado nuevamente en España, en diciembre del 2005, en la empresa SEAT de Barcelona en la que los obreros han desarrollado por un tiempo su lucha fuera y contra los sindicatos. Esa misma tendencia es la que se ha visto confirmada en las huelgas de los mozos maleteros del aeropuerto de Heathrow solidarizándose con los trabajadores del sector de la restauración y luego en la de los transportes en NY antes de la navidad del 2005, luchando no sólo por sus intereses inmediatos sino también para intentar que los jóvenes trabajadores cobren en el futuro las jubilaciones que ellos puedan tener en el momento de retirarse.
De frente a la alternativa “lógica” y “racional” de la burguesía que consiste en ir a votar como buen ciudadano responsable y cívico esperando después los beneficios de tan encomiable conducta civilizada y ejemplar, la clase obrera debe enfrentar al capital en su propio terreno, con sus propias armas de lucha. Desde el año 2003 en que la clase obrera tocó la campana del cambio de dinámica en la lucha de clases, lo que llamamos el “giro en la lucha de clases”, el proletariado ha venido destacando en sus diferentes episodios de lucha internacional algunas características de su combate que deberán retomarse en el futuro inmediato para llevar adelante su perspectiva histórica:
- Frente al voto impotente: la lucha obrera, esa que resulta de la determinación de los obreros que se movilizan en determinado lugar y comprenden desde el principio la necesidad vital de la extensión del movimiento hacia otros centros de trabajo y, más allá, hacia otros sectores, es decir, hacia la huelga de masas; un resultado ganado con la determinación de los trabajadores que organizan delegaciones masivas para transmitir esa voluntad de luchar contra el capital.
- Frente al individualismo del voto ciudadano: la solidaridad activa en la lucha, haciendo vivir los lazos entre los combatientes, defendiendo la unidad de la clase y su conciencia, sabiendo que son su principal fuerza para enfrentar al Estado capitalista.
- Frente al voto que ayuda a validar la dictadura del capital: las asambleas masivas de trabajadores donde se discuta qué hacer, cómo avanzar en el movimiento, como luchar por defender sus condiciones de vida.
- Frente al circo electoral: retomar las enseñanzas de las luchas obreras habidas en el periodo 1968-1989, iniciar la lucha fuera y en contra del sindicato, no esperar la convocatoria de este para decidir resistir a los ataques del capital.
En fin, se trata de un terreno completamente diferente al que propone el capital para perpetuar su dominación de explotación sobre el proletariado por los siglos de los siglos. Cualquiera que sea el resultado de las elecciones federales del 2 de julio del 2006 no beneficiará en modo alguno a los trabajadores. Su terreno de clase se encuentra en el de la lucha de resistencia contra la degradación de sus condiciones de trabajo y de vida en general.
RR/abril del 2006
[1] [2] Esta situación del PRD es un problema para la burguesía pues se está quedando sin su ala de izquierda. Ella sabe que los trabajadores cada vez más desconfían de ese partido debido a que no ha podido esconder, como le correspondía, su accionar completamente idéntico a los otros partidos. A muy corto plazo el Estado capitalista tendrá que plantearse la reestructuración completa de su esquema político y, en particular, la creación de un nuevo partido de izquierda que realmente sea capaz de cumplir con su función de encuadramiento de los trabajadores. Hoy, en medio de la borrachera democrático electoral todavía puede beneficiarse de un cierto margen de engaño de este partido debido a las altas expectativas que se han creado con respecto a su candidato AMLO, sin embargo, después este partido no podrá cumplir la función social que se le asignó dentro del reparto de tareas que se dan las fuerzas políticas del Estado capitalista.
En todo el mundo los medios de información masiva de la burguesía, haciendo gala de su sumisión a la clase explotadora, han firmado una santa alianza, olvidando convenientemente sus rivalidades empresariales, nacionales e ideológicas, para ocultar a los oídos y a los ojos de la clase trabajadora el importante movimiento que están llevado a cabo las jóvenes futuras generaciones de la clase trabajadora. Las asambleas generales, manifestaciones y muestras de solidaridad que los estudiantes en Francia han desarrollado desde febrero hasta estos días son de tal magnitud y significación para la clase obrera que han sido ocultadas totalmente en un esfuerzo por evitar que la clase revolucionaria se apropie de las lecciones que esas movilizaciones dejan y que avance en la toma de conciencia del futuro de miseria y muerte que el capitalismo depara para la humanidad y de la necesidad y el camino que hay que seguir para derrocarlo. La CCI, a la luz de su participación, análisis y reconocimiento de la importancia de este movimiento en los últimos 15 años, ha elaborado unas tesis (fechadas el 3 de abril de 2006) las cuales presentamos con grandes extractos, aunque serán publicadas en su versión completa en La Revista Internacional 125.
Las movilizaciones que en Francia se han desarrollado, aunque en su forma son expresiones estudiantiles, en su esencia representa una lucha proletaria, los estudiantes han sabido reconocerse como trabajadores potenciales, dejando de lado sus problemas de orden “estudiantil” para centrar la lucha en contra del CPE, esto se explica porque «… durante las últimas décadas, con la evolución de la economía capitalista que ha hecho un llamado creciente a mano de obra más formada y calificada, una fuerte proporción de estudiantes …( que incluyen Institutos Universitarios y de Tecnología…) va a unirse, al fin de sus estudios, a las filas de la clase obrera…»; además, «paralelamente a ese fenómeno, el origen social de los estudiantes ha conocido una evolución significativa, con un aumento importante de estudiantes de origen obrero…lo que induce la existencia de una proporción muy elevada (del orden del 50%) de estudiantes que son obligados a trabajar para seguir sus estudios o adquirir un mínimo de autonomía con respecto a sus familias…»
Pero este movimiento no es un asunto aislado, es producto de la agudización de los ataques del capital contra el conjunto de la clase trabajadora, estos ataques son los que han obligado a los trabajadores a exponer su fuerza, por eso, «El movimiento actual en Francia, no puede explicarse por simples consideraciones particulares (los “errores” del gobierno de Villepin) o nacionales. De hecho, constituye una confirmación patente de lo que la CCI ha puesto en evidencia desde 2003: una tendencia a la recuperación de las luchas de la clase obrera internacional y a un desarrollo de la conciencia en su seno:
“Las movilizaciones a gran escala de la primavera de 2003 en Francia y en Austria representan un cambio en la lucha de clases desde 1989. Son un primer paso significativo en la recuperación de la combatividad obrera tras el más largo periodo de reflujo desde 1968” (Revista Internacional 117, Informe sobre la lucha de clases).
“…Las luchas de 2003-2005 han presentado las características siguientes:
- han implicado sectores significativos de la clase obrera en países en el corazón del capitalismo mundial…
- manifiestan un interés por cuestiones más explícitamente políticas;…
- la cuestión de la solidaridad de clase ha sido puesta de manera más amplia y más´
explícita...
- han sido acompañadas por el surgimiento de una nueva generación de elementos en búsqueda de claridad
política…
(Revista Internacional 122, Resolución sobre la situación internacional del 16 Congreso de la CCI).”».
(Tesis 8)
Desde el inicio este movimiento se ha caracterizado no sólo por sus reivindicaciones colocadas claramente dentro del terreno de la clase trabajadora, de la misma forma su organización expresa una clara orientación proletaria: «El carácter profundamente proletario del movimiento está ilustrado igualmente en las formas de lucha que se ha dado, principalmente el de las asambleas generales soberanas, en las que se manifiesta una vida real que no tiene nada que ver con las caricaturas de “asambleas generales” (AGs) convocadas habitualmente por los sindicatos en las empresas…El que el conjunto de las asambleas tomara a su cargo el desarrollo de su propia vida se ha traducido principalmente por el hecho de que la presencia en las tribunas encargadas de organizar los debates ha tendido a reducirse en beneficio de los elementos que no tenían afiliación o experiencia particular antes del movimiento. De igual manera, en las asambleas mejor organizadas se ha podido ver la renovación cotidiana de los equipos (de 3 miembros en general) encargados de organizar y anima la vida de las asambleas…Uno de los elemento importantes de esta evolución ha sido la participación de delegaciones de estudiantes de una universidad a las AGs de otras universidades, que además de permitir el refuerzo del sentimiento de fuerza y solidaridad entre las diferentes AGs, ha permitido a aquellas que estaban en retraso, inspirarse en los avances de las que estaban al día. Esta es una de las características importantes de la dinámica de las asambleas obreras en los movimientos de clase mediante la cual han alcanzado un nivel importante de conciencia y organización» (Tesis 2)
La cuestión de la solidaridad que el proletariado expresa en su lucha, implica la ruptura sectorial al que la sociedad burguesa somete, expandiendo la discusión y reflexión de forma verdaderamente colectiva sin importar el sector en el que se labora, e incluso sin importar la generación a la que se pertenece, esto permite una transmisión de experiencias que sin duda fortalece el combate. Esto ha sido una de las cuestiones clave de este movimiento: «Una de las principales manifestaciones del carácter proletario de las asambleas que se han tenido en las universidades…es el hecho que, muy rápidamente su apertura al exterior no se ha limitado únicamente a los estudiantes de otras universidades, sino que se ha extendido igualmente a la participación de personas que no eran estudiantes. En un primer momento, las AGs han llamado al personal de las universidades (profesores, técnicos o administrativos…) a participar al mismo tiempo que los llamaban a unirse a la lucha, pero han llegado mucho más lejos que eso. En particular, trabajadores o jubilados, padres o abuelos de los estudiantes y desempleados en lucha, han tenido en general un recibimiento muy caluroso y atento de parte de las asambleas, desde el momento en que inscriben su toma de palabra en el sentido del reforzamiento y la extensión del movimiento, principalmente en dirección de los asalariados.» (Tesis 3).
Sin duda al igual que las movilizaciones de 1968, las que han tenido lugar en este año son experiencias de las que el proletariado a nivel internacional debe sacar las lecciones, en primer término reconociendo las semejanzas y diferencias que el momento histórico le imprime: «La comparación entre la movilización de estudiantes hoy en Francia y los acontecimientos de Mayo del 68 permiten desprender cierto número de características importantes del movimiento actual… La primera diferencia, y que es fundamental, consiste en el hecho que Mayo del 68 se situaba al principio de la crisis abierta de la economía capitalista mundial mientras que esta ya ha durado hasta hoy 40 años… Esto quiere decir que el número de desempleados en Francia hoy es 10 veces más elevado que el de Mayo del 68 y este desempleo masivo (del orden de 10% de la población activa, según cifras oficiales) dura ya varias décadas…»
(Tesis 10).
De manera que aún cuando las movilizaciones actuales no alcanzaron la dimensión de 1968, bien podemos reconocer un avance cualitativo: «El mundo de ahora es muy diferente al de 1968 y la situación actual de los jóvenes estudiantes tiene poco que ver con los de los ‘sesenta’:
- no es simplemente la inquietud hacia una desvalorización del futuro estatus lo que experimentan la mayor parte de los estudiantes de hoy. La mitad de ellos ya son proletarios que trabajan para poder pagarse los estudios y no se hacen ilusiones sobre situaciones sociales maravillosas que les esperan al final de estos. Saben sobre todo que su título les dará el ‘derecho’ de unirse a la condición proletaria bajo una de sus formas más dramáticas, el desempleo y la pobreza, el envío de centenas de solicitudes de trabajo sin respuesta y las filas de espera en las agencias de empleo…
- en ese sentido, la solidaridad que sienten actualmente los estudiantes hacia los trabajadores revela, en primer lugar, la conciencia, en la mayor parte de entre ellos, que pertenecen a un mismo mundo, el de los explotados en lucha contra un mismo enemigo, los explotadores. Ésta está muy lejos de la actitud de esencia pequeño burguesa de los estudiantes de 1968 en dirección a la clase obrera…» (Tesis 11)
La profundidad de este movimiento se encuentra en las cuestiones fundamentales que pugnan por la anulación del CPE, la preocupación por el porvenir de trabajo eventual e inestable y de desempleo que el capitalismo en crisis reserva a las jóvenes generaciones y que marca la derrota histórica de este sistema. Pero más aún esta profundidad se expresa por los métodos y la organización de la lucha (asambleas generales vivas, abiertas y disciplinadas) y la preocupación por la reflexión y la toma a cargo colectiva de la conducción del movimiento. Por ello este movimiento recogió importantes experiencias de combates pasados, es de destacar el reconocimiento que hacen (aunque de forma embrionaria) a la huelga de masas, tal como se expresó principalmente en agostó de 1980 en Polonia. De la misma forma la seriedad y claridad del movimiento se expresó en su voluntad por rechazar las provocaciones que desviaran sus objetivos y los alejara de los métodos clasistas de lucha: «La profundidad del movimiento de estudiantes se expresa igualmente en su capacidad de no caer en la provocación de la violencia que la burguesía les ha tendido en varios momentos incluso utilizando y manipulando a los ‘vándalos’: ocupación policial de la Sorbona, trampas al final de la manifestación del 16 de marzo, bloqueo policiaco al final de las del 18 de marzo, violencia de los ‘vándalos’ contra los manifestantes del 23 de marzo. Aún cuando una pequeña minoría de estudiantes, principalmente los influenciados por las ideologías anarquistas, se han dejado llevar por los enfrentamientos con las fuerzas de la policía, la gran mayoría de entre ellos ha tenido el coraje de no dejar podrir el movimiento en los repetidos enfrentamientos con las fuerzas de represión. En ese sentido, el movimiento actual de estudiantes ha hecho prueba de mayor madurez respecto al de
68…». (Tesis 14).
La prensa burguesa ha intentado colocar en el mismo cajón a la revuelta de jóvenes de la periferia, con quema de autos y enfrentamientos con la policía, con las manifestaciones de que se han presentado en esta primavera, sin embargo el movimiento de los estudiantes no se ha caracterizado por la violencia ciega, sino por los objetivos claramente de naturaleza proletaria, lo mismo que sus métodos de combate: «Es justamente la cuestión de la violencia lo que constituye uno de los elementos esenciales que permiten señalar la diferencia fundamental entre las revueltas en los barrios obreros del otoño de 2005 y el movimiento de los estudiantes de la primavera del 2006. En la base de los dos movimientos está, evidentemente una causa común: la crisis insuperable del modo de producción capitalista, el porvenir del desempleo o de un trabajo eventual e inestable que reserva a los hijos de la clase obrera. Sin embargo las revueltas en los barrios, que expresan fundamentalmente una desesperación completa de frente a esta situación, no pueden en ninguna manera ser considerados como una forma de lucha de la clase. En particular, los componentes esenciales de los movimientos proletarios, la solidaridad, la organización, la toma a cargo colectiva y la conciencia de la lucha, estaban totalmente ausentes en esas revueltas.»
(Tesis 15).
Por más que la burguesía y sus “intelectuales” insista que la clase obrera no existe, el paso de la historia muestra que es la única fuerza social capaz de transformar radicalmente este “reino de la necesidad”, y la fuerza de la nueva generación del proletariado han mostrado su potencialidad en estas movilizaciones: «Como se ha visto, el movimiento actual de estudiantes en Francia constituye una expresión de primer plano de la nueva vitalidad del proletariado mundial desde hace tres años, una nueva vitalidad y una capacidad acrecentada de toma de conciencia. La burguesía hará evidentemente todo lo posible para infligir a este movimiento la más aguda de las derrotas (…). Sin embargo, cualquiera que sean las maniobras de la burguesía, esta clase no podrá suprimir toda la experiencia acumulada durante semanas por decenas de miles de futuros trabajadores, su despertar a la política y su toma de conciencia. Esto es un verdadero tesoro para las luchas futuras del proletariado, un elemento de primer orden de su capacidad de proseguir el camino hacia la revolución comunista. Les toca a los revolucionarios participar plenamente sacando todo el provecho a las lecciones de esta experiencia.
empleándolas en los futuros combates.».
(Tesis 18).
RM/abril-2006.
Suplemento a:
Revolución Mundial 92
(mayo-junio 2006)
La miseria y la agudización de los niveles de explotación a que es sometida la clase trabajadora cada día crecen como resultado de la profundización de la crisis del sistema capitalista, abierta desde finales de los años sesenta. Este estrangulamiento económico al que los trabajadores son sometidos no corresponde a una región en particular, a lo largo y ancho del planeta los trabajadores cargan con la crisis, de manera que la clase dominante le exige cada día una cuota mayor de sacrificio para proteger su ganancia, así, el conjunto de asalariados tiene que soportar una degradación de su vida, y verse expuesto de manera obligada a cargas mayores de trabajo e incluso a la realización de labores peligrosas por míseros salarios.
La muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos (Coahuila) ha puesto al descubierto, incluso para el más terco, el significado real de lo que el capitalismo puede ofrecer a los trabajadores: explotación, miseria y muerte. Pero este suceso no es un caso aislado o actuación particular de la familia Larrea (cabezas visibles del “Grupo Minera México”, propietaria de la mina Pasta de Conchos), es una generalidad que se repite lo mismo en fábricas y minas, que en empleos que se piensan privilegiados como los realizados en oficinas, hospitales o escuelas… y esto mismo que pasa en México se repite en todas las regiones del planeta, aún cuando puedan existir diferencias en los niveles salariales dependiendo del país, los trabajadores se ven hermanados por el hecho de que su sangre, su esfuerzo, su miseria y la de sus familias, es lo que crea y da forma a la ganancia capitalista.
Esta terrible situación que los trabajadores soportan, ha creado descontentos reales que se han mostrado en importantes movilizaciones como las realizadas en Francia en 2003, en Alemania a fines de 2004, en EUA en diciembre pasado y sin duda la realizada por estudiantes y trabajadores apenas hace unas semanas en Francia, en respuesta a la pretensión de imponer el “Contrato de Primer Empleo” (CPE). Estas respuestas han tenido, aún, una serie de dificultades para poder tomar en sus manos el control de la lucha, no obstante muestra que, pese a los discursos de los “sabihondos” que decretan la “muerte del proletariado”, las fuerzas de esta clase se encuentran vivas, lo mismo que sus capacidades revolucionarias.
En el caso de México, ésta misma degradación de las condiciones de vida ha generado descontentos, expresado, por ejemplo, en las movilizaciones de los trabajadores del IMSS en 2004, las cuales mostraron una combatividad importante, y más recientemente, ante la muerte de los mineros de Pasta de Conchos, el descontento y el coraje parecía crecer, no sólo entre el sector de los mineros, sino en el conjunto de la clase, sin embargo esa combatividad y disposición a la lucha, presente en ambos ejemplos, ha sido desviada y sometida por medio del trabajo de sabotaje del sindicato.
El seguimiento morboso que la TV y prensa escrita hicieron de la tragedia vivida por los mineros y sus familias, fue utilizado por la burguesía no sólo como espectáculo vendible, también fue aprovechado como telón de fondo para ajustar cuentas entre las diferentes fracciones en pugna de la clase dominante. El coraje expresado por los mineros contra el sindicato (por haber seguido fielmente las indicaciones de la patronal y obligar a los trabajadores de la mina de Pasta de Conchos a bajar al socavón, pese a las condiciones peligrosas que existía) el gobierno federal, a través de la secretaría del trabajo, busca aprovecharlo para golpear al mafioso priísta Napoleón Gómez Urrutia (“Napito”), con el que desde hace tiempo venía teniendo fricciones, imponiendo en la dirección del sindicato minero a Elías Morales.
El golpe que se da a este personaje de negra tradición, aún cuando es expresión de la profunda división existente al interno de la burguesía, no deja de ser aprovechado para afectar la conciencia de los trabajadores. La pugna que se viene escenificando entre el sindicato minero y las autoridades laborales, ha permitido a la burguesía desviar la atención y hacer olvidar el descontento que los trabajadores habían manifestado hacia el sindicato. Bajo el argumento de que se ha “violentado la autonomía” sindical, se llama a los trabajadores a cerrar filas en torno al aparato sindical y colocar la defensa de Napoleón Gómez por sobre cualquier reinvindicación de sus condiciones de vida. En ese sentido, el descontento por los míseros salarios queda sofocado y la incipiente combatividad es atrapada y conducida hacia el apuntalamiento del sistema.
De manera que las huelgas que han estallado en Nacozari, (Sonora) Sombrete (Zacatecas) y Taxco (Guerrero), aún cuando exponen un descontento real de los trabajadores, este ha sido dominado por la estructura sindical, encerándolos en la defensa del tal “Napito”.
Pero la demostración más clara que el sindicato no es ya una estructura de combate de los trabajadores, sino un engrane más del aparato de opresión del capital, la encontramos en la fundidora SICARTSA, Las Truchas (Michoacán), en la que sindicato, patrones y gobierno (estatal y federal), envuelven en una trampa a los trabajadores, resultando dos muertos y decenas más de heridos.
Los trabajadores de la fundidora SICARTSA, cuenta con cierta tradición de lucha expuesta durante la oleada internacional de luchas durante la década de los setenta. En los últimos años las condiciones de vida de los asalariados de esta fábrica, como la del resto de los trabajadores, se han visto degradadas, lo que alimenta sin duda un gran descontento, no obstante esta disposición que han mostrado otrora para el combate ha sido esterilizada por el sindicato. Las agresiones generales que la patronal (Grupo Villacero) impone mediante los despidos y la degradación del salario, han logrado pasar por la labor de sabotaje que realiza el sindicato. Justo la huelga que estallara el 2 de abril, fue parte de esta gran maniobra en la que el aparato sindical usa como simple carne de cañón a los trabajadores, sometiendo sus necesidades verdaderas (como lo es el salario) por la defensa de Napoleón Gómez, lanzándolos, incluso, como ya se vio, a un enfrentamiento suicida, en la que perdieron la vida dos trabajadores.
Si ahora existe una fricción entre la estructura sindical y la secretaría del trabajo, así como con la patronal, no significa que sea producto de un enfrentamiento de intereses de clase, sino tan sólo hay una disputa por definir una reorganización en las estructuras de poder. De la misma forma que cuando el gobierno en la época de Salinas se enfrentó a la “Quina”, dirigente entonces del sindicato petrolero, para poder adecuar la estructura de poder a las condiciones necesarias del momento, ahora es un conflicto entre pandillas de la burguesía, ante la cual los trabajadores no deben tomar partido por alguna de ellas.
El aparato de izquierda del capital, haciendo eco de la campaña llevada por el sindicato, aunque pretenden criticar al cacique sindical, no deja de hacer el llamado a defender la “autonomía sindical” e incluso para darle un tinte de mayor dramatismo, “exigen la renuncia” de Javier Salazar (secretario del trabajo), sin embargo es una forma escondida de empujar a los trabajadores a seguir siendo carne de cañón en un enfrentamiento que no le pertenece. El coraje que los trabajadores hoy muestran por la degradación de sus condiciones de vida, así como por el asesinato de 2 de sus compañeros (sumados a los 65 muertos en la mina de Conchos) debe ser canalizado hacia el combate, la solidaridad entre hermanos de clase debe concretarse en la lucha, pero para que este tome una verdadera dimensión de clase, es necesario tomar en manos la lucha, no permitir que la estructura sindical desvíe la combatividad hacia caminos sin salida, y ante todo es necesario sacar las lecciones de esta maniobra que se ha convertido en un verdadero ataque en contra de los trabajadores y en la que patrones, sindicatos, partidos políticos y gobierno han participado.
La degradación de los niveles de vida, así como el asesinato de los trabajadores de Las Truchas y en general la maniobra desatada por el sindicato, debe ser aprovechada por los trabajadores de toda la región, para sacar las lecciones tan necesarias para preparar los combates de clase que vienen. En ese sentido es que se debe tener en claro que:
- Las movilizaciones por la defensa de intereses ajenos a los trabajadores (por ejemplo: la defensa de la economía nacional, de la autonomía sindical, o de pretendidos líderes), como el sindicato lo promueve, no puede llevar sino a derrotas, después de todo, el sindicato no es ya una organización de los trabajadores.
- En el asalto a Las Truchas, la participación del gobierno federal (lanzando las hordas de policías y marinos) no se diferencia en nada de la actuación del gobierno de Michoacán dirigido por Lázaro Cárdenas Batel (miembro del PRD), mostrándose incluso más sanguinario, por lo que es claro que la actitud represiva y de defensa irrestricta al capital, lo cumple lo mismo un gobierno de derecha que de izquierda, por ello la lucha de los trabajadores no tiene nada que ver con las urnas y la democracia.
- La experiencia que el conjunto de la clase obrera debe recobrar (y aplicar) de la movilización de estudiantes y trabajadores en Francia contra el CPE, es que la fuerza de la clase para expresarse verdaderamente requiere de la organización mediante Asambleas Generales, en la que se designen delegados elegibles y revocables que cumplan los mandatos designados por la masa de trabajadores.
- La clase trabajadora es la única clase revolucionaria capaz de generar un nivel de conciencia que oriente su accionar masivo, por ello, la burguesía busca mediante su aparato de izquierda (por ejemplo el EZLN) envolverlos en movimientos interclasistas en los que pierda su esencia y se pierda en una masa amorfa sin perspectiva histórica.
La agudización de la crisis, que implica para los trabajadores una degradación cada vez mayor de sus condiciones de vida y una actitud más represiva y feroz del capital, debe llevar a la reflexión de que sólo hay un camino: la lucha. De frente al ataque combinado de patrones, gobierno y sindicato, la clase trabajadora no cuenta con más armas que su conciencia y su capacidad de organización.
¡A preparar los combates recobrando la experiencia de las luchas pasadas!
¡La lucha proletaria para ser efectiva, ha de pasar por encima y en contra del sindicato y partidos de la burguesía!
28-abril-2006
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La muerte de 65 trabajadores de la mina Pasta de Conchos en Coahuila, sin duda encendió el coraje de mineros de la región y de familiares de los obreros muertos, sin embargo el descontento al quedar aislado fue sometido rápidamente. El testimonio de los mismos obreros puso en evidencia las terribles condiciones en que se llevaban a cabo los trabajos en la mina y como, en un solo frente, gobierno, patronal y sindicato, se aseguran que los trabajadores no protesten ante estas condiciones. La información que se ha difundido revela que el mismo día del derrumbe, los trabajadores protestaron por el peligro que representaba bajar a la mina con tales niveles de gas, e incluso proponían la realización de un paro de actividades, no obstante la clase dominante utilizó una vez más su mejor instrumento de control obrero, es decir el sindicato, para obligar a laborar en esas condiciones.
Como señalábamos en RM 91 mar-abr/2006, la muerte de los trabajadores pone al desnudo que la ganancia de la burguesía (y más aún la existencia misma del capitalismo) se obtiene de la agonía y muerte de los trabajadores, por lo que el proletariado debe de tomar conciencia que esto que pretenden hacer aparecer como un “accidente” fortuito, es una realidad cotidiana, un producto más de la existencia de un sistema basado en la explotación; por eso el implorar justicia, como lo viene haciendo el aparato de izquierda del capital, sindicatos, intelectuales y filántropos, no hace sino confundir y sembrar, en los trabajadores, la esperanza de que el capitalismo, causante directo de estas muertes, puede ofrecer algo más que no sea explotación y represión.
Aprovechando la atención puesta en los mineros, las autoridades laborales colocan a Elías Morales como representante sindical, destituyendo así al priísta Napoleón Gómez Urrutia (apodado “Napito”, porque su padre del mismo nombre y de la misma tradición mafiosa le heredó el cargo de secretario general en el sindicato minero), acusándolo de hurtar 55 millones de dólares que corresponden a la indemnización de 5 mil trabajadores despedidos de diversas minas durante 2005. Esto, aunque revela una pugna entre diferentes fracciones de la clase dominante, no deja de ser aprovechado para apagar o desviar el descontento por la forma en que se dieron las muertes de los 65 mineros de Pasta de Conchos. Así, el sindicato, mostrándose como verdadero campeón del sabotaje, a la vez que utiliza como carne de cañón a los trabajadores para enfrentar a la fracción opositora (en este caso representada por el gobierno federal), se ocupa de esconder cualquier muestra de combatividad y expresión de descontento, desviando toda atención hacia la defensa del “líder sindical” destituido. De manera que las manifestaciones que el sindicato de mineros ha realizado junto con la UNT (estructura sindical que se presenta como opositora al sindicalismo oficial de la CTM, y que encabeza Hernández Juárez), así como las huelgas en las minas de Sonora y Zacatecas llevan ahora como único objetivo la defensa de Napoleón Gómez… quedó así apagado el coraje y la solidaridad que entre los trabajadores empezaba a prender por la muerte de sus compañeros.
La burguesía ha aprovechado los sucesos de Pasta de Conchos para hacer salir sus diferencias contra el cacique sindical, y aunque los grupos burgueses agrupados en el sindicato han usado las movilizaciones y huelgas como instrumentos de presión, se cuidan muy bien que las fuerzas de los trabajadores no se salgan de su control, por eso estas maniobras dejan al desnudo que el gobierno, el patrón y el sindicato, es el mismo enemigo al que los trabajadores tienen que enfrentar.
El aparato de izquierda del capital no ha dejado de completar el trabajo de confusión y sabotaje que la burguesía ha realizado aprovechando las muertes de los mineros.
El lenguaje radical con el que diversos grupos de la izquierda del capital se presentan, lo hacen para aparecer como una expresión de la clase obrera, sin embargo, este lenguaje tan sólo esconde su carácter burgués. El PRD, evidentemente, es la agrupación que ante la muerte de los mineros asume la más descarada defensa de la burguesía, al llamar a tener “fe y esperanza” en el sistema de explotación, por eso es que convoca a buscar “… relaciones obrero patronales en el marco de la legalidad, <para> que haya buenos salarios, y una verdadera representación sindical…” (La Jornada 24-02-06). Pero en un tono más escandaloso agrupaciones izquierdistas como El Militante en su versión de España (www.elmilitante.org [10]), escribe: “Esta canallada criminal que sepulta a los trabajadores, en más de un sentido, bien puede servir como un salto cualitativo, como un aliento de claridad y fuerza contra lo que sistemáticamente divide…” hasta acá podríamos decir que es una correcta denuncia, y todavía le da un tono de mayor radicalidad cuando señalan: “No hay ‘capitalismo humano’ ni ‘reformismo’ que valga, no hay palabrería, legaloide que valga ni argumento de revólveres que frene a los trabajadores…” Pero si alguien se había espantado con tanto grito, rápido aclaran: “Para mañana queremos todo bajo el control de los trabajadores… Por ahora…” y sueltan enseguida algunas consignas como “Capacitación y aseguramiento de condiciones de seguridad a todos los trabajadores”, “…huelga general de 24 horas del sector minero para conseguir estas demandas” y otra palabrería del mismo estilo, que no define la necesidad de los trabajadores en poner la defensa de sus condiciones de vida y de su autonomía de clase, sino que los encajona en los sueños de lograr, para hoy, mejoras del sistema y los ata a un sectorialismo que es el mejor terreno para la maniobra sindical, pero además se encarga de presentar a la necesidad de la transformación radical como un capricho al que podemos dejar para mañana, o bien, como si fuera una ilusión alejada de las necesidades y luchas cotidianas del proletariado; y sin embargo solo hay separación formal entre luchas inmediatas y luchas revolucionarias, en tanto son dos momentos de un mismo combate, no es hoy y mañana, es la preparación de la transformación del mañana desde hoy, por eso los combates obreros del presente buscan su poesía en el futuro.
Los argumentos de El Militante en México (https://militante.org [11]) son más burdos, en tanto se limita a defender a Napoleón Gómez y al sindicato minero, de los que dicen: “‘Napito’ nunca se ha reivindicado del sindicalismo clasista, pero el sindicato minero-metalúrgico ha logrado los mayores incrementos salariales a nivel nacional…” A tal grado llega su admiración por “Napito” que se atreven a decir, sin ningún rubor: “Esto ha provocado que los aumentos en los salarios directos y en prestaciones disminuyan los escandalosos márgenes de plusvalía que se lleva la patronal, ocasionando el enojo de los archimillonarios explotadores.” De lo que se deduce que los trotskistas de El Militante, suponen que el mísero salario que reciben los mineros y las condiciones infames en que laboran en las minas y que se evidenció con la explosión que dio muerte a 65 mineros, no es sino un mito.
El trabajo de confusión realizado por los grupos LTS-Contra Corriente, POS (ahora llamado MAS) y EZLN, coinciden. Los tres grupos, aunque exponen que las muertes de los mineros es un crimen del capitalismo, no dejan de rogar al mismo capital ofrezca justicia (la LTS-CC, añade incluso el ruego de “Castigo a los culpables”), y la justicia más radical que suponen pude alcanzarse es la “expropiación de la empresa” por parte del Estado y la entregue a los obreros. Esta propuesta del izquierdismo bien puede resumirse en el discurso que Marcos realizara en Querétaro (resumida y reseñada por el POS): “…En ese sentido, está la propuesta de exigir la expropiación de la empresa y que se le entregue a los trabajadores…” y más abajo completa “… porque, como dijo el compa aquí del POS, hay antecedentes [de que los obreros pueden administrar las empresas] y es eso lo que necesitamos conocer, [para demostrar] que es posible otra cosa, [un México sin capitalistas] como es el caso del Sindicato de Euzkadi o los compañeros de la Cooperativa Pascual…” De manera que aparentando hacer un discurso anti capitalista, no hacen sino confundir y atacar directamente la conciencia del proletariado al afirmar que el Estado al expropiar y cambiar la forma de propiedad privada a propiedad estatal, modifica en algo la esencia del sistema. Pero la solución al proceso de explotación no está en la eliminación formal del capitalista individual, sino en la eliminación de las RELACIONES SOCIALES. El capital puede despersonificarse y no representarse ya a través del capitalista individual, como en las sociedades anónimas, las corporaciones o las empresas estatales y sin embargo mantener la producción de MERCANCIAS y las CONDICIONES DE EXPLOTACIÓN. Por eso Lenin en su texto “Sobre las cooperativas” (1923) definía claramente: “Es indudable que las cooperativas en un Estado capitalista son instituciones capitalistas colectivas.”
Por más radical que pretendan hacer aparecer la expropiación de la mina de Pasta de Conchos, para que deje de pertenecer al Grupo México y pase a manos del Estado o bien se transforme en cooperativa, no es sino un discurso engañoso que aún cuando sea dicho con buenas intenciones, lo único que logra es alentar la idea de que no es necesario eliminar al capitalismo, sino tan solo “mejorarlo”, otorgándole mayor control económico al Estado o bien alentando la reproducción de las condiciones de explotación mediante las cooperativa o la autogestión.
Ante esta escalada de ataques que la burguesía viene realizando al tomar como pretexto la muerte de los 65 mineros, la clase obrera debe reflexionar que el capitalismo no puede ofrecerle sino explotación, miseria y penuria, y que para retardar su clarificación, su toma de conciencia y su accionar masivo, la clase dominante cuenta con el sindicato y aparato de izquierda, por lo que su combate debe pasar también por el enfrentamiento a estos saboteadores.
Tatlin/abril-2006
El capitalismo es un sistema que requiere de la fuerza de trabajo asalariada y no le importa de qué nacionalidad sean. El proceso de extensión del capital obligó a que grandes masas de la población trabajadora se desplazaran de un país a otro. La historia del capitalismo se encuentra marcada por esta dinámica, de manera que durante el siglo XIX trabajadores de Europa se desplazaban hacia las “nuevas” zonas en las que el capital requería su presencia. La migración era una necesidad del mismo capitalismo, por eso durante su fase de expansión la clase dominante lo llegó a promover, Lenin en “Imperialismo fase superior del capitalismo” cita al financista Cecil Rhodes, que en 1885 expresaba así la necesidad del capital de Reino Unido por expandirse fuera de sus fronteras arrastrando con ello a los trabajadores: “Al oír allí <en un barrio obrero> discursos exaltados cuya nota dominante era ¡pan!, ¡pan!… me convencí, más que nunca del imperialismo… debemos posesionarnos de nuevos territorios; a ellos enviaremos el exceso de población y en ellos encontraremos nuevos mercados para los productos de nuestras fábricas y de nuestras minas.” Sin embargo aún cuando la burguesía requiere de esta migración en momentos se vuelve un problema que debe detener. Rosa Luxemburgo refiere como en 1863, en la crisis algodonera en Inglaterra generó un millón de desempleados, y cuando los trabajadores piden apoyo para ser trasladados a Australia, “… los fabricantes algodoneros levantan la gritería de indignación contra esa exigencia de los obreros… <en consecuencia> los desocupados quedaron encadenados a su hambrienta miseria para construir la reserva necesaria para el capital.” (Introducción a la Economía Política).
Este problema se ha vuelto agudo en la DECADENCIA, ejemplo de ello es la forma en que se ha desarrollado la migración de trabajadores de México y el resto de América Latina hacia los EUA. Durante la 2ª Guerra Mundial, los gobiernos de México y EUA establecen un acuerdo para que trabajadores de origen mexicano laboraran en los campos de EUA (situación que dicho sea de paso generó una gran estafa que hasta ahora reclaman los trabajadores, en tanto que funcionarios del gobierno mexicano robaron un gran porcentaje de su pago), así mismo pese a establecerse formalmente una persecución a los trabajadores que entran ilegalmente, en épocas de cosecha los policías guarda fronteras de EUA, en una alianza con “polleros” (mafias dedicadas al traslado de trabajadores ilegalmente a los EUA) dejan pasar montos mayores de trabajadores. En el presente el gobierno de los EUA busca limitar la entrada de inmigrantes de origen latinoamericano, y aunque lo hace levantando un “justificante” racista, de “defensa de la seguridad” y de los “empleos de los norteamericanos”, hay circunstancias que empujan a la burguesía norteamericana a ello:
- la agudización de la crisis, que implica una disminución de la actividad productiva, y que se ejemplifica con el recorte de empleos en industrias “puntales”, como la automotriz,
- los efectos generales de la descomposición del sistema que extiende las pugnas entre las mafias del narcotráfico (en las que tanto en México como en EUA, los grupos de la burguesía se encuentran fundidos, e incluso sectores como el ejército mexicano está al centro del conflicto), y que se complementa en la amplificación de masas lumpenizadas como la “mara-salva-trucha” que aunque es usada como carne de cañón en su refriega interna, no deja de extender las dificultades sociales, que a ratos se sale del control de las burguesías tanto de EUA como de México,
- y además, la agudización de las pugnas imperialistas que hace que el Estado de los EUA establezca una militarización de sus fronteras.
De frente a esta realidad, el gobierno de EUA busca definir con la “Ley migratoria” un límite a la movilidad de trabajadores, es evidente que el capital instalado en los EUA requiere de ese trabajo, sobre todo porque su condición de ilegales permite se les pague un salario aún más bajo, sin embargo necesita mantenerlo bajo control. Esa medida, en la que se define como delincuentes y criminales a los inmigrantes, y la amenaza de crear un muro a lo largo de la frontera norte de México, ha generado, indudablemente, un coraje en las masas de asalariados latinos (ilegales y con tarjeta verde) establecidos en EUA. Este coraje se expresó en las manifestaciones en la que incluso los jóvenes de manera espontánea salieron de sus escuelas a tomar las calles, sin embargo pronto ese descontento es copado por el Estado con sus diversos aparatos, desde los sindicatos, hasta las ONG, pasando por las estructurales clericales y sectores de los partidos políticos de la burguesía (principalmente sectores del demócrata). Así, aunque se han visto crecer las manifestaciones callejeras abarcando 130 ciudades, y presentándose contingentes, en ciudades como en Los Ángeles, hasta de medio millón, el control y el sentimiento chauvinista que le han impregnado esterilizan el descontento.
De frente a las leyes restrictivas contra los trabajadores inmigrantes en los EUA, la alternativa no es asumir un patrioterismo y suponer que el movimiento de “la raza” o el “mexican power” podrá frenar el golpe, por supuesto la falsa ilusión alimentada por la burguesía de que puede influirse mediante el voto, tampoco debe ser escuchado por los trabajadores… ante las agresiones a las condiciones de vida de los trabajadores la única alternativa que queda es la búsqueda de la unión de todos los trabajadores, sin importar la nacionalidad.
Esta ley anti-inmigrantes no debe terminar alentando la ideología chauvinista, que tan útil le es a la burguesía para mantener su dominio, ni la ilusión de que la democracia y el voto puede mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, esta medida descubre que las agresiones a los asalariados por parte del capitalismo son cada vez mayores, y sólo su unidad, sin importar la nacionalidad es la que puede detener los ataques. Por eso hoy más que nunca el llamado internacionalista: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”, debe colocarse por encima de la bandera tricolor y la de las barras y las estrellas. La agresión en contra de los trabajadores inmigrantes no es ajena a los trabajadores de EUA, ni a los de otro origen, después de todo como dijera Marx (1845): “La nacionalidad del obrero no es francesa, ni inglesa, ni alemana; es el trabajo, la esclavitud en libertad, la venta voluntaria de sí mismo… Su cielo patrio no es el francés, ni el inglés, ni el alemán; es la atmósfera de la fábrica.”
Tatlin/13-abril-2006
Estas reflexiones en sí mismas hacen parte también del despertar de la
clase obrera, del desarrollo de una toma de conciencia de la necesidad de
acabar con el capitalismo. Estas reflexiones son la más viva expresión que le
futuro sigue en manos de la única clase revolucionaria de esta sociedad: el
proletariado[1] [13].
En las últimas semanas, las noticias que llegan de Francia han resultado ser un fresco aire para los revolucionarios y los trabajadores de todo el mundo. La valiente respuesta de los estudiantes franceses lanza un mentís a la burguesía y sus corifeos intelectuales que daban por extinta la lucha de clases en nombre de la «democracia» y de la humanización del capitalismo por la vía del altermundismo y sus múltiples sectas «izquierdistas».
Las diferencias entre lo que está sucediendo en Francia en estos momentos y las manifestaciones altermundistas saltan a la vista.
Mientras que el aparato «izquierdista» de la burguesía fracciona al proletariado en una pléyade de actores sin porvenir (ecologistas, homosexuales, sindicatos, indígenas, etc) los jóvenes proletarios franceses han extendido su lucha al conjunto de la clase, superando sus intereses inmediatos en tanto estudiantes para vincularse con el proletariado francés en primera instancia, pero también con el proletariado de los demás países por las implicaciones y los alcances de su lucha.
Mientras que los altermundistas se caracterizan por sus movimientos dirigidos por figuras emblemáticas y líderes «carismáticos» (Marcos, José Bové, etc) el movimiento francés se ha definido por su capacidad para hacer de las asambleas soberanas sus órganos decisorios y organizativos.
El proletariado ha reconocido en la lucha contra el CPE una batalla de la cual son parte integrante y en la cual se plantea una vez más la inevitable confrontación entre las clases explotadoras y explotadas.
Por comparación, veamos lo que aconteció en la visita del llamado Delegado Zero[2] [14] al municipio de Irapuato. Organizada en principio por un conglomerado de pequeñas organizaciones «izquierdistas» (trotskistas, anarquistas y colectivos estudiantiles de la universidad de Guanajuato), estos grupúsculos de pronto se toparon con un cambio de planes proveniente del mismo Rafael Sebastián («Marcos») y su círculo de «asesores» quienes decidieron dejar en manos de la dirigencia de una organización de «colonos», con raíces en el PPS (Partido Popular Socialista) y vinculada políticamente con el PRI, la recepción a «La Otra Campaña».
En medio de una serie de mutuas descalificaciones que, a decir del primer grupo elegido para tal efecto, llegaron a las amenazas de muerte por parte de la dirigencia del grupo rival, se realizó el arribo de Marcos a Irapuato.
Siguiendo las usuales prácticas de las «asociaciones de colonos» la dirigencia de dicha organización montó el operativo de alojamiento y desarrollo del evento público del Delegado Zero echando mano de los habitantes de los asentamientos irregulares que controla.
En un evento desangelado, cuya concurrencia mayoritaria la constituyeron los colonos «acarreados» para tal efecto, se desarrolló el discurso de Guillén Vicente («Marcos») en la Plaza principal del municipio, recurriendo, como es usual en él a una retórica sentimentaloide, surrealista, pero sobre todo emponzoñada con la deformación de la perspectiva de lucha del proletariado.
Desde su tribuna, flanqueado por la dirigencia de la asociación, unos cuantos oradores improvisados y los usuales «líderes sociales» locales más algún póster de Stalin y Fidel, el Delegado Zero repartió perlas como las siguientes:
- «Los ricos y poderosos nos quieren quitar lo único que nos queda, nuestra pobreza, nuestro pequeño negocio, nuestra parcela».
- «Los ejércitos ya no van a servir para defender a los países de invasiones extranjeras, sino para oprimir a los pobres de los propios países»
- «Van a venir aquí a mandar ya no los mexicanos, sino los gringos y los japoneses»
En la primera cita nos encontramos una vez más con la defensa de la propiedad privada que ha caracterizado a Marcos desde el comienzo de su «carrera» como superstar altermundista. ¿Nos quieren quitar nuestra pobreza? Lo único que tiene el proletario es su fuerza de trabajo y ni su misma «pobreza» le ha pertenecido nunca, sino a los diversos grupos de la burguesía que le expolian (el patrón, el casero, el comerciante, el banquero, etc.) su pobreza les pertenece a ellos porque la necesitan para que el trabajador día con día tenga que venderse por un mísero salario y crear la riqueza que ellos aprovechan. ¿Es acaso este discurso diferente del de otros sectores de la burguesía, como aquel que aseguraba que el indígena será feliz con vocho[3] [15] , tele y changarro[4] [16]?
En ambos encontramos la idea ilusoria de que el proletariado puede, en este sistema económico, ser efectivamente PROPIETARIO bajo los criterios de una mayor adquisición de mercancías. Por ende, la lucha de los pobres tendría como objetivo rescatar la mediana y pequeña propiedad de la voracidad de los grandes capitalistas, batalla por demás perdida dada la tendencia del capital a la concentración.
Los ejércitos NUNCA han servido exclusivamente para defender a las naciones de las agresiones de sus vecinos, sino que también son instrumentos de rapiña internacional pero ante todo su función primordial ES y SIEMPRE HA SIDO la de ejercer la violencia contra las clases dominadas para mantener el sistema de explotación. En esta cita reconocemos una vez más al Marcos que en la Primera Declaración de la Selva Lacandona justifica su alzamiento con la ley burguesa, apelando a la Constitución de 1917. La función de los ejércitos es la salvaguarda de la propiedad privada y la preservación del Estado.
Y por supuesto, no podían faltar las alocuciones patrioteras, dirigidas en total consonancia con la moda altermundista, contra el imperialismo norteamericano y asiático que está provocando pérdidas económicas por sus mayores tasas de productividad a los capitalistas nacionales. Las referencias al «padre de la Patria» estuvieron también presentes aunque faltó el Himno Nacional que siempre acompaña a Marcos en sus pasarelas.
Finalmente, el llamado a unirse a todos «los campesinos, amas de casa, estudiantes, homosexuales, sindicalistas independientes, indígenas, obreros, colonos», diluyendo al proletariado en un pantano de segmentos sociales que son presentados por Marcos y sus intelectuales asociados como los nuevos sujetos revolucionarios.
Cabe mencionar que muchos de los integrantes de las organizaciones izquierdistas «desairadas» por Marcos en su visita a Irapuato han comenzado a replantearse la verdadera naturaleza de «La Otra Campaña», sin embargo, continúan desorientados en cuanto a que consideran que es Marcos el problema y que el zapatismo sigue siendo en esencia un movimiento revolucionario y justo.
Los simpatizantes de este movimiento, jóvenes en su mayoría, deben entender que no es siguiendo a caudillos carismáticos y sus espejismo ideológicos como los desposeídos del mundo encontrarán la solución a la situación cada vez más desesperada que vive la humanidad bajo el capitalismo, sino asumiendo su condición de proletarios y defendiendo por tanto sus verdaderos intereses de clase, tomando la lucha en sus manos, desechando a los Mesías que la misma burguesía vomita para desorientar a su mortal enemigo, la clase obrera. Los jóvenes proletarios mexicanos, como los chinos, los australianos o los norteamericanos deben tomar el ejemplo de los estudiantes franceses, informarse sobre su lucha y difundirla en sus respectivos países, pues la clase obrera es una sola, sin importar las fronteras reales o imaginarias con las que la burguesía intenta dividirnos para mantener su dominio en el orbe.
Las jóvenes generaciones de proletarios han comenzado a integrarse a la lucha conciente y es deber de los comunistas el contribuir a la extensión de esta lucha.
Sobre las mentiras de los encapuchados y sus «padrinos» burgueses lanzamos la consigna proletaria ¡COMUNISMO O BARBARIE! ¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, ÚNANSE!
B/21 de marzo de 2006
[1] [17] Hemos hecho sólo ligeras modificaciones y hemos agregado algunas informaciones adicionales para favorecer la mejor comprensión de este artículo en otros países
[2] [18] «Delegado Zero», nueva denominación que el «subcomandante Marcos» se ha atribuido para distinguir su «nueva etapa» en la «otra campaña».
[3] [19] Vocablo usado en México para designara al «sedán» más económico fabricado por la empresa Volkswagen. También llamado «escarabajo». Un auto «barato».
[4] [20] Forma popular de designar a los «pequeños negocios». Durante el gobierno de Fox se pretendía hacer de la microempresa un detonador de la economía nacional. De nuevo era el viejo mito burgués que consiste en pensar que un «negocio pequeño» un día puede llegar a «ser grande» y así combatir la miseria ¿Quién comprará si todos vendemos?
El 24 de marzo de 1976 una junta de jefes militares, con el General Jorge Rafael Videla a la cabeza, se hizo del poder en Argentina. Se iniciaba así lo que se le llamó como Proceso de Reorganización Nacional que no era otra cosa que un profundo proceso de militarización del trabajo y de toda la vida social, 30 mil víctimas dan testimonio de la barbarie de la que es capaz la burguesía. Hoy, 30 años después, la clase capitalista da rienda suelta a la “fiesta de la democracia”, bajo el lema de “nunca más” se hacen remembranzas de los golpes de Estado que se propagaron en América Latina en la década de los 70 (Brasil, Argentina, Chile, etc.). Toda esta alharaca pretende introducir en el proletariado la idea de que la “dictadura es mala” y la “democracia buena” ocultando así la esencia de la miseria y la violencia contra los trabajadores: la permanencia de un sistema de explotación del trabajo asalariado y cuya decadencia arrastra a la humanidad entera a un abismo sin retorno.
Desde la entrada del capitalismo en su fase de decadencia, es decir, desde que dejó de ser un sistema de progreso para la humanidad (desde la I Guerra Mundial), no hay ya lugar para la lucha por “la democracia”. Ya no existen más fracciones “progresistas” de la burguesía y la democracia revela toda su naturaleza como justificación de la explotación capitalista. La masacre del proletariado español en 1936[1] [23] en vísperas de la II Guerra Mundial se pudo realizar gracias a las trampas de la democracia, la clase obrera fue encuadrada en la defensa de la política del “mal menor”, es decir, habría que elegir entre un verdugo vestido de militar u otro vestido de traje y corbata. Durante toda la guerra fría (Fin de la II Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín en 1989) la democracia fue presentada por la burguesía como sinónimo de “libertad” en contraposición a los regímenes estalinistas, falsamente llamados comunistas, esta “oposición” es en realidad la cobertura de un mismo sistema de esclavitud asalariada, tanto en los países occidentales como en los del Este pasando por China, Albania y Cuba la explotación de la clase obrera ha sido y sigue siendo el pan de cada día. Si la burguesía y sus intelectuales se desgañitan por presentar “sistemas diferentes” se debe simplemente a que toda la burguesía mundial está interesada en evitar que los trabajadores comprendan que el verdadero cambio vendrá de la eliminación de capitalismo y no de un cambio de vestimenta de éste.
El capitalismo es como un monstruo de mil cabezas, lo mismo se presenta como una “democracia” rebosante de “libertades” que como una feroz dictadura militar. Lo que a la burguesía siempre le ha convenido es despistar a los obreros hacia el lodazal democrático presentando a la democracia como “el mejor de los mundos” y ocultando cuidadosamente, y en ello colaboran tanto la izquierda como la derecha, que detrás de sus sistemas parlamentarios y electorales y demás instituciones se esconde una feroz dictadura del capital sobre el trabajo. Es esta realidad la que nos ocultan cada vez que hay un festejo de la “democracia” en ocasión de las hipócritas poses de la burguesía que hoy se rasga las vestiduras al recordar los sangrientos golpes militares de los 70.
Los regímenes militares que subieron al poder en América latina en los 70 reforzaron la lucha de la burguesía norteamericana contra el rival “comunista”: la URSS. En el cono sur se desplegó la terrible Operación Cóndor, la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), las Brigadas Blancas en México, es decir el capitalismo abiertamente realizaba asesinatos a mansalva y desapariciones como medios de terror contra una clase trabajadora que trataba de emprender el camino de la lucha. Esta política estaba particularmente dirigida contra todo aquello que oliera a “comunista”, era una forma en que los EUA metían la disciplina en su patio trasero contra la influencia de sus rivales de la URSS. El general Videla declaró una vez que “un terrorista no es sólo el portador de una bomba o una pistola, sino también el que difunde ideas contrarias a la civilización cristiana y occidental”, la burguesía latinoamericana cerraba filas con los EUA y la “civilización cristiana y occidental” podía sentirse a salvo bajo la protección de los militares.
Hoy los EUA escandalizan ante el dictador Hussein (¡que ellos crearon, protegieron y premiaron!), ante los “crueles talibanes” (que también ellos armaron) y montan en “cólera” ante los atropellos de los “derechos humanos”. Sin embargo, ese mismo Estado paladín y “defensor de las víctimas” se hizo de la vista gorda durante 20 años de dictaduras en este continente, Pinochet y sus congéneres gozaron del apoyo abierto y de la protección de los EUA. La misma clase capitalista en EUA desarrolló toda una campaña de terror contra los trabajadores bajo el pretexto de la lucha contra “el comunismo” (juicios abiertos contra todo aquél que se llamara “comunista”, incluso se sentenció a muerte a supuestos “espías rusos” e incluso actores y productores de Hollywood fueron usados y hostigados para “mostrar el ejemplo”). Un personaje como Nixon escaló al poder gracias a su “anticomunismo”, es decir, a su férrea defensa del “mundo libre” donde irónicamente se inducía a “pensar en una cierta dirección”.
Esta hipocresía podríamos decir que es una cualidad de cualquier burguesía. El Estado mexicano por ejemplo, “abría los brazos a los exiliados víctimas de las dictaduras” mientras que por otro lado exterminaba en la llamada “guerra sucia” a todos aquéllos que osaban alzar la voz contra las injusticias y la opresión.
Los discursos del “nunca más” y las lágrimas de cocodrilo de la burguesía llevan la clara intención de hacer olvidar la barbarie capitalista vestida de militar y de machacarnos que la democracia es casi “un paraíso”. No ha habido en la historia clase explotadora más cínica que la burguesía, cuando nos hablan de “libertad” es para mejor cubrir la opresión, cuando lanzan peroratas sobre el progreso es porque el hundimiento económico devora las entrañas de la sociedad, los discursos sobre la “libre elección” esconden la realidad de un sistema electoral diseñado para engañar y sembrar ilusiones en un modo de producción cuya agonía sólo representa miseria y barbarie.
La democracia no es una meta histórica para el proletariado, éste tendrá que derribar al capitalismo junto con ése su quinto pilar: la democracia. Hoy todos los gobiernos invierten sumas escandalosas en elecciones y en el mantenimiento de sus “instituciones democráticas”, a toda costa deben “validar” la explotación capitalista. Todos los medios de comunicación de la burguesía invierten tinta y espacios cada ocasión en la que se trate de marcar la “diferencia” entre los gobiernos militares y los democráticos, apoyándose en el dolor y el traumatismo dejado por esas masacres en la clase trabajadora, todos los “aniversarios” o “conmemoraciones” de ese tipo no hacen sino alimentar la ilusión de que el “capitalismo democrático” finalmente “no es tan malo” como los regímenes militares de los 70. Un vistazo a la situación mundial actual debería bastar para hacer añicos todos esos discursos.
Abril de 2006/Dan
Enlaces
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[9] http://www.internationalism.org
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[11] https://militante.org
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[14] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_edn2
[15] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_edn3
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[17] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref1
[18] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref2
[19] https://es.internationalism.org/rm/2006/92_tl#_ednref3
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