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Las cartas están sobre la mesa: los gobiernos federal y regionales quieren imponer decenas de millones de ahorro, cada uno dentro de sus respectivas competencias, para que la economía belga sea más competitiva y más rentable. Todos los sectores de la clase trabajadora se verán duramente afectados por este amplio programa de austeridad.
Mientras se despide masivamente a los trabajadores de las empresas privadas, se sigue impugnando la indexación automática de los salarios y las prestaciones, se recortan las primas por horas extras y el trabajo nocturno, se aumenta la flexibilidad laboral, se restringe el derecho al subsidio de desempleo, se aplican fuertes recortes a las pensiones y al seguro médico, se reduce el número total de empleados públicos, se pone en peligro la contratación del personal docente, etc.
Y todo ello en un momento en que las condiciones de trabajo en todas partes son cada vez más insoportables: subempleo, aceleración del ritmo de trabajo, difuminación de la frontera entre la vida profesional y la vida privada, aumento de los precios debido a la inflación, recortes en todo tipo de subvenciones, aumento de los desastres medioambientales, depresión, agotamiento. ¡Basta ya!
El Gobierno afirma que no hay elección. Según la lógica de la clase dominante, hay que aumentar la competitividad para hacer frente a la caída del crecimiento económico y a la guerra comercial acentuada por las políticas económicas proteccionistas de Trump, pero también por el crecimiento de los costos de los gastos militares ligados a las tensiones y guerras imperialistas. En todos los países, las clases dominantes intentan trasladar a los trabajadores las consecuencias de “sus” crisis de sobreproducción, es decir, mercancías que ya no pueden vender con un beneficio suficiente en los mercados disponibles. El trabajo debe costar menos. Una vez más, la atención no se centra en el bienestar o las necesidades de los trabajadores, sino en la venta rentable de bienes y servicios. Rechacemos esta lógica deletérea y suicida de la burguesía.
¡No estamos solos en nuestra reacción! En 2022-23, en Gran Bretaña, decenas de miles de trabajadores de empresas de diferentes sectores lucharon durante casi un año. En 2023, en Francia, los trabajadores participaron masivamente en 14 “jornadas de acción” contra los ataques del gobierno a las pensiones. En Bélgica misma, en cuanto aparecieron las primeras “filtraciones” sobre las medidas previstas, la fuerza y el dinamismo de las movilizaciones en la manifestación intersectorial del 13 de enero y en la manifestación de los profesores del 27 de enero dieron lugar a una participación masiva de más de 30 mil manifestantes, mucho más de lo que “esperaban” o más bien “deseaban” los sindicatos. Los manifestantes se reunieron en Bruselas procedentes de todas las regiones, y el movimiento se extendió a sectores distintos de la educación y el ferrocarril, desafiando la intención inicial de los sindicatos. La movilización demostró así que el descontento va más allá de cualquier medida particular o “reforma” específica: expresa la voluntad de resistir a las intenciones de la patronal y del gobierno de hacer pagar la crisis a la clase trabajadora.
¡Basta ya! Rechacemos soportar pasivamente esta avalancha de ataques contra nuestras condiciones de vida. Nuestra primera victoria es la lucha misma. Pero para contrarrestar realmente estos ataques, necesitamos librar la batalla lo más ampliamente posible de forma unida, más allá de la empresa, el sector o la región en la que trabajemos. Todos los trabajadores están “en el mismo barco. No son movimientos separados, sino un grupo colectivo: obreros y empleados, sindicalizados y no sindicalizados, inmigrantes y autóctonos”, como dijo un profesor en huelga en Los Ángeles en marzo de 2023.
Nuestra fuerza reside en unir nuestras luchas en un solo movimiento
La burguesía ha comprendido muy bien que sus planes provocarán la reacción de amplios sectores de la clase. Corresponde principalmente a los sindicatos encuadrar y desviar esta resistencia esperada. Han visto crecer semana tras semana la ansiedad y el descontento de los trabajadores y están ocupando preventivamente el terreno para evitar que el descontento se manifieste en acciones “incontroladas”.
Una vez más, se recurre a tácticas ya probadas: ¡aislar y dividir a los distintos sectores cuando las medidas afectan a todos! Una manifestación sólo para el personal sanitario y social en noviembre, seguida de una jornada de acción el 13 de diciembre para protestar contra las “medidas de austeridad europeas”. Para la jornada de acción del 13 de enero, sólo se anunció una huelga contra la “reforma de las pensiones” en los ferrocarriles. Sólo mucho más tarde, bajo la presión social, los sindicatos decidieron que también participaría el sector educativo, y más tarde se sumaron otros sectores. En Valonia, los sindicatos han organizado jornadas de huelga separadas para los profesores de la comunidad francesa los días 27 y 28 de enero, evitando así una participación masiva en Bruselas el 13 de enero. La manifestación del 13 de febrero, es llevada a la “defensa del servicio público”, ¡como si a los trabajadores del sector privado o a los desempleados no debieran defenderlos! En resumen, el objetivo es planificar una serie de días de acción sin futuro, como hicieron en Francia, o intentan cada vez limitar las movilizaciones concentrándolas en determinados sectores, como hicieron en Gran Bretaña, o en aspectos particulares de los planes de austeridad, para agotar finalmente la voluntad de lucha y abrir el camino y dar concesión a las medidas de austeridad, bajo el falaz argumento de “que los sacrificios son inevitables, con la condición de que sean repartidos justamente”.
Para evitar las trampas tendidas por los sindicatos, saboteadores de las luchas al servicio de las clases dominantes, y desarrollar la contraofensiva, ser numerosos es importante pero no suficiente: también necesitamos tomar nuestras luchas en nuestras propias manos. Para ello, debemos
- crear foros de debate y toma de decisiones, como asambleas generales soberanas abiertas a todos, y unirnos en torno a reivindicaciones unificadoras;
- superar las divisiones regionales, y las divisiones entre los trabajadores del sector público y privado y los desempleados;
- contrarrestar cualquier tendencia a dividir las luchas, enviando delegaciones masivas a otros trabajadores para que se unan a la lucha;
- negándose a pagar la crisis y las guerras del capitalismo.
Es esta dinámica de solidaridad, expansión y unidad la que siempre ha hecho tambalearse a la burguesía a lo largo de la historia.
Corriente Comunista Internacional
10-02-2025
Ven a discutir a la Reunión Pública del sábado 1 de marzo en Bruselas: rue du Fort 35, 1060 Saint-Gilles de 14h a 18h.
sábado 15 marzo 2025 a 15:00h (Hora de Europa).
Estas permanencias en línea son espacios de debate abiertos a todos aquellos que deseen reunirse de manera virtual para la discusión fraternal, entre ellos y con la CCI.
Invitamos encarecidamente a nuestros lectores y simpatizantes a participar para continuar la reflexión sobre los problemas de la situación actual y confrontar nuestros puntos de vista. También pedimos se nos comunique por mail las cuestione que le gustaría se abordaran.
Los lectores que deseen participar en las sesiones en línea pueden enviarnos un mensaje esté a nuestro correo electrónico [3], indicando que pregustas le gustaría abordar, para que podamos organizar los debates de la mejor manera posible.
Los detalles técnicos para conectarse a la permanencia serán facilitados más adelante a los interesados en participar.
CCI.
Estamos asistiendo a las últimas etapas de la ruptura del «orden mundial» inaugurado por la guerra imperialista de 1939-45. Cuando el bloque imperialista ruso se derrumbó a principios de la década de 1990, la CCI anticipó que el bloque occidental también se desmoronaría. Este proceso fue inmediatamente señalado por los conflictos entre EE. UU. y sus antiguos aliados sobre la guerra en la antigua Yugoslavia y confirmado por las profundas divisiones en la invasión de Irak en 2003. Pero ahora el divorcio entre EE. UU. y las potencias europeas se ha hecho definitivo.
Esto no nos conduce hacia un mundo de paz y reconciliación. Ni mucho menos. El impulso bélico del capitalismo se intensifica, pero adopta una forma caótica, tanto más peligrosa cuanto que no existe disciplina de bloque. El futuro mismo de la humanidad está amenazado por un torbellino de guerras imperialistas, destrucción ecológica y desintegración social.
El crecimiento del militarismo sólo puede significar nuevos ataques contra el nivel de vida de la clase trabajadora, ya sometida al azote de décadas de crisis económica. Los políticos, especialmente en Europa occidental, son bastante abiertos al respecto y han decidido poner en marcha gigantescos programas de armamento: «pistolas o mantequilla», otra vez.
Por ello, la CCI organiza un tercer encuentro público internacional en línea centrado en la situación mundial actual. Es esencial que todos aquellos que entienden la necesidad de librar al mundo de un sistema capitalista en decadencia reconozcan exactamente a qué se enfrenta la clase obrera. Por ello, animamos a todos aquellos comprometidos en la búsqueda de «la verdad de este mundo» y de la forma de superar el capitalismo a que asistan a esta reunión y participen en el debate.
CCI
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/files/es/volanteluchasbelgica.pdf
[2] https://es.internationalism.org/tag/geografia/belgica
[3] mailto:[email protected]
[4] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/cuestiones-de-actualidad
[5] mailto:[email protected]
[6] https://es.internationalism.org/tag/personalidades/trump
[7] https://es.internationalism.org/tag/noticias-y-actualidad/trump-20
[8] https://es.internationalism.org/tag/acontecimientos-historicos/eleccion-trump