Publicado en Corriente Comunista Internacional (https://es.internationalism.org)

Inicio > Revolución Mundial - 2000s > Revolución Mundial - 2005 > Revolución Mundial 86, mayo - junio 2005

Revolución Mundial 86, mayo - junio 2005

  • 4373 lecturas

América Latina: Gobiernos de derecha o de izquierda, enemigos de la clase obrera

  • 6512 lecturas

Desde finales de los 90, con la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela, se abre una etapa en América Latina donde cada vez más gobiernos de «izquierda» o coaliciones muy heterogéneas están ocupando los gobiernos de esta parte del mundo: Lula en Brasil con su Partido del Trabajo (PT), el excoronel Lucio Gutiérrez en Ecuador, y ahora Uruguay se suma a la izquierda en Latinoamérica con el Frente Amplio de Tabaré Vázquez que ha sido electo a la presidencia a fines del 2004. En el mismo nivel está el «gobierno de todas las sangres» de Toledo en Perú y las posibilidades de Evo Morales en Bolivia. Algunos analistas burgueses hablan de un «giro a la izquierda» en América Latina, otros más trasnochados ven el resurgir «revolucionario de las masas contra el imperialismo norteamericano», en fin, los ideólogos de la burguesía, de todos los matices, sólo ven la superficie del fenómeno.


La dinámica política de la burguesía en América Latina

La situación que vive América Latina desde finales de los 90 con coaliciones de «centro –izquierda» en el poder en varios países no es un hecho aislado o casual, responde a aspectos del momento:

- la necesidad de la burguesía de enfrentar la crisis económica,

-los imperativos imperialistas de cada burguesía nacional,

-la política hacia el proletariado.

Y además, «... es importante subrayar el nuevo factor que influye en la vida de la sociedad de hoy y que no existía en los años 70: la entrada en la fase de descomposición del periodo de decadencia del capitalismo. (…)La descomposición afecta a toda la sociedad y en primer lugar a la clase dominante. Este fenómeno es especialmente espectacular en los países de la periferia y constituye en factor de inestabilidad creciente que frecuentemente alimenta enfrentamientos imperialistas» (Revista Internacional 98).


El fenómeno de la izquierda al poder conoció un auge en Europa a finales de los 90, sin embargo, no podemos hacer una copia mecánica y hacer abstracción de importantes particularidades del aparato político de la burguesía en esta región del mundo.


Un aparato político limitado y débil

La burguesía de la región no tiene opciones en su alineación imperialista, por eso el caso de Chávez y Castro son, como la misma administración Bush los define: «fuerzas negativas en la región» que difícilmente pueden ser secundados. Por eso, la presencia de gobiernos de «izquierda» no equivale inmediatamente a una ruptura de su alineación política hacia EUA; su presencia se debe en parte importante a la necesidad de los gobiernos, para hacer frente, desde los 90, a la aceleración del desempleo y la miseria. Cabe aquí aclarar que si bien la crisis del capitalismo no es un asunto de buena o mala gestión de tal o cual gobierno en turno, la responsabilidad y la flexibilidad de esas fracciones cuentan a la hora de tomar medidas que afectan al capital nacional y a la clase obrera.


Debemos destacar que después de años de dictaduras militares, la región carece de las estructuras de partidos y cohesión de la burguesía. Por ejemplo, Chávez llega al poder para «transformar toda la estructura de partidos», apoyado por la «izquierda revolucionaria» (MIR) y los estalinistas del Partido Comunista Venezolano (PCV). En Paraguay el Partido Colorado (ANR) estuvo en el poder desde 1947 rompiendo incluso el récord del PRI en México, en Paraguay el General ha creado su organización (UNACE) para seguir influyendo en las decisiones, aspecto que los inversionistas lo ven como un «riesgo». Lagos, el «presidente socialista» de concertación en Chile, esta sometido al desgaste provocado por la crisis económica. En Colombia, Álvaro Uribe ha sido electo en medio de una situación donde el país está dividido entre la guerrilla (ELN y las FARC) y las Autodefensas, el Partido Liberal controla y la Unión Patriótica es un ejemplo de un fallido intento por convertir las fuerzas guerrilleras en fuerzas políticas electorales. Después de la sustitución de Bucaram en Ecuador por «incapacidad mental» ha habido seis presidentes hasta el 2002 en ese país, sin contar el efímero triunvirato encabezado por el general Carlos Mendoza después de protestas indígenas a las que se sumó Lucio Gutiérrez en el 2000. Los partidos políticos en Perú están sumamente desprestigiados por la corrupción y las divisiones internas (Izquierda Unida), es por ello que la candidatura de Toledo no se basó en las estructuras ya existentes, sino que trató de configurar una nueva «fuerza política» a través de Perú Posible, sin embargo ya a fines del 2002 esta estructura sólo se impone en una elección regional sobre 25. Bolivia presenta un proceso caótico: desde la renuncia de Sánchez de Lozada, hasta las pugnas de la burguesía interna por el asunto del gas. Por cierto en este panorama se destaca como representante principal del aparato de izquierda del capital a Evo Morales, dirigente del MAS, al grado que se habla de él como un candidato con posibilidades reales para las elecciones extraordinarias de este año, no obstante, es posible adelantar que dado que el lenguaje de Evo Morales es de la izquierda de los 70, de un «antiimperialismo yanqui», no parece que la burguesía boliviana lo vea como apto para cumplir sus planes. En cuanto a Centro América las burguesías tienen que avivar sus elecciones con los antiguos representantes de la «vía armada«: los sandinistas (FS); el Frente Farabundo Martí (FMLN)... República Dominicana después del dictador Trujillo ha tenido que vivir bajo el dominio de Balguer, siete veces presidente de la república…


Este rápido repaso de algunos ejemplos de la estructura del aparato político da cuenta que las alianzas y coaliciones son el resultado de un fragmentado aparato electoral con fronteras ideológicas entre partidos muy borrosas. Son por eso gobiernos producto de una debilidad del aparato político, que desesperadamente busca unificar a la burguesía y fortalecer el control de los asalariados ante una posible respuesta dada la agudización de la crisis. Por eso es que tanto derecha como izquierda aplican las mismas políticas. El ex presidente Uruguayo Julio Sanguinetti, exponía esta preocupación así: «el verdadero dilema de la región hoy no es elegir entre izquierda y derecha, sino entre populismo irresponsable o política democrática». Recientemente Condoliza Rice en su visita a México, puntualizó que los EUA trabajarán con un gobierno sin importar que sea de derecha o de izquierda, eso sí, debe ser una emanación democrática y legal. Por eso, en el momento actual, la burguesía de la región tiene necesidad de fortalecer su débil estructura democrática, de crear una real alternancia en el poder sin crear huidas de capitales e inversiones, de recuperar la mistificación democrática que está cada vez más desprestigiada. No obstante, dado que la actuación de la izquierda en el poder expresa una actuación idéntica a la derecha, el desprestigio del aparato de izquierda llega pronto (como en el caso de Lula), obligando a la burguesía a crear opciones más radicales para asegurar el control del descontento de los trabajadores.


Necesidad de darle brillo a la democracia

Una necesidad vital de la burguesía es el fortalecimiento de la mistificación electoral, generar ilusiones en un «cambio«. Un ejemplo de ellos, es la forma en que se usó el triunfo de Lula en Brasil. Logró someter el descontento social conduciéndolo a las urnas. El mecanismo en lo general es el mismo: ofrecer a los trabajadores la ilusión de que la izquierda van a «cambiar las cosas», y que basta con atarse a la cola de un «Mesías», para solucionar los problemas sociales. Las campañas electorales buscan que los trabajadores sepulten sus métodos de lucha, las huelgas y las asambleas autónomas para refugiarse en los «canales de la democracia» y de sus elecciones, retrasando así su identificación como clase para perderse en los laberintos del «ciudadano votante».


La experiencia de Lula en Brasil, debe ser reflexionada por el conjunto de la clase obrera. La ilusión que los trabajadores tuvieron en Lula, dio un margen de maniobra a la burguesía en términos económicos y políticos para hacer pasar las medidas más duras. Pero este accionar no es una «traición», es la continuidad de la política antiobrera que destilaba con sus invocaciones a la democracia y sus seducciones para entrampar a los trabajadores en las urnas.

Por otra parte, la burguesía de la región además de poner un freno al desmoronamiento de su juego electoral, tiene que asumir la tarea de evitar que la descomposición socave sus estructuras de dominación por lo que cuida de hacer proyectos «plurales» que suavicen las divisiones al interno de la burguesía. No obstante la burguesía puede lograr una cohesión momentánea pero le es cada vez más difícil conservarla, Bolivia es un ejemplo de ese atolladero, y el caso de México no deja de ser relevante, en tanto la burguesía, a pesar de sus dificultades, es capaz de aprovechar sus divisiones para amordazar y engañar al proletariado. Primero lo hizo con la ilusión del gobierno del cambio de Vicente Fox, ahora es la posible candidatura de López Obrador, el «honesto», lo que empieza a despertar renovadas ilusiones en un sistema que sólo da miseria, desempleo y hambre.


Los obreros tendrán que voltear los ojos hacia la situación de sus hermanos de clase en otros países para darse cuenta que los gobiernos de «izquierda», son tan capitalistas como los de derecha, que la democracia está diseñada para disfrazar la dictadura de la burguesía sobre el proletariado. Las elecciones o los cambios de equipos de gobierno no van a terminar con el capitalismo, esa tarea incumbe sólo al proletariado mundial.

DAN/marzo, 2005.

Temporal: 

  • Other [1]

Cooperativa Euzkady: Autogestión = autoexplotación

  • 4765 lecturas

El pasado 25 de febrero reabrió sus puertas la planta llantera de Euzkady en El Salto Jalisco. Después de una derrota de la huelga estallada el 16 de diciembre de 2001, el sindicato ha pactado un “solución”: transformar la empresa en una cooperativa (Cooperativa Democrática de Occidente). Ahora los trabajadores participan, junto a la empresa Llanti System con el 50% de las acciones respectivamente. La burguesía ha expresado su beneplácito, el Centro Nacional para el Desarrollo con sede en Bélgica declaró: “fue ejemplar en la cuestión de la relación entre Europa y México” (La Jornada, 26-02-05). De los 1,164 obreros que trabajaban en el 2001, sólo 594 han entrado a la “cooperativa”, de manera que no son una alternativa verdadera contra el desempleo ni contra el capitalismo. Estas “soluciones” no son nuevas en el movimiento obrero, ya hemos denunciado que las cooperativas y todos los intentos obreros de autogestión de las empresas son un rotundo fracaso para el proletariado. Además, la trayectoria de la huelga en Euzkadi muestra como el aislamiento y la derrota se remacha con el sabotaje sindical y la puesta en marcha de esta cooperativa. El izquierdismo, los medios y hasta “defensores de derechos humanos” no dejan de mostrar a esta cooperativa como una “victoria” para la clase obrera. Los revolucionarios tenemos que advertir y denunciar que la autogestión eso un peligro para el proletariado ya que:

  • compromete a fracciones de la clase obrera en la defensa del régimen capitalista;
  • desorienta al proletariado ya que siembra ilusiones en “perfeccionar” un sistema de explotación que tiene que destruir;
  • crea la ilusión de “ser dueños” de la empresa, es decir, ata a la clase a las preocupaciones por “salvar” la economía capitalista;
  • y en fin, divide a los obreros entre aquéllos que evolucionan hacia la necesidad de destruir la explotación capitalista y los “cooperativistas” que se comprometen en una misión de “salvamento” de ésta.

En próximos números abordaremos de fondo esta cuestión, recordaremos el fracaso de los trabajadores de la Refresquera Pascual y la experiencia de las colectividades anarquistas en España. La historia ya ha sancionado estas experiencias y el proletariado debe estar conciente que representan un terreno minado y peligroso.

RM. /17-04-05

Temporal: 

  • Other [1]

Desafuero: ningún apoyo del proletariado a las fracciones burguesas en pugna

  • 3237 lecturas

En los centros de trabajo, en los hogares, en el transporte, en la ciudad, en el campo… el tema omnipresente es el desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), jefe del Gobierno del Distrito Federal, un paso más en la pugnas internas de la burguesía para decidir qué equipo y qué personaje político van a poner a la cabeza del gobierno federal en el 2006. En esta ocasión dejamos para otra ocasión el análisis del momento actual de esas pugnas, pues es necesario alertar contra la política criminal de la burguesía que está intentando enrolar al proletariado como carne de cañón mediante una campaña mediática sin precedentes.

Ya en RM85 (mar-abr 2005) en una nota de última hora fuimos categóricos al afirmar que el desafuero era un asunto de la burguesía y no del proletariado. Después de recordar que “Esta dinámica de enfrentamiento no pudo ser contenida, por el contrario se ha agudizado, como es notoria en las disputas al interno de los partidos de la burguesía, tanto los de derecha como los de izquierda, y toda institución de gobierno no deja de ser usada como campo de batalla. No es excepcional, por ello, que a medida que se aproxima el circo electoral para la presidencia, los choques entre los grupos de la burguesía tomen mayor magnitud” (Op. Cit.); el artículo llama a los trabajadores a no dejarse embarcar en este terreno burgués, pues “la clase trabajadora ante el enfrentamiento entre fracciones de la burguesía no puede tomar partido por alguna de ellas, las diferencias que existen entre Fox y López Obrador, expresan disputas ajenas a los trabajadores, en tanto éstos no tienen ningún interés que los una con sus explotadores. Por el contrario, si la burguesía se interesa en que la clase obrera sea arrastrada a esta pelea, es porque con ello asegura un fortalecimiento del control y evita que el conjunto de los asalariados dirijan su reflexión y su descontento hacia el verdadero problema, que no es otro que el capitalismo” (Ídem). Esta debe ser la principal ancla de los trabajadores para evitar que sus explotadores logren desarraigarlo de su propio terreno de clase que no es otro que la lucha por mejores condiciones de trabajo y de vida en general: aumento salarial, oposición a los despidos, aposición a la intensificación de la explotación, y, más allá, el combate unido y centralizado a nivel internacional por la destrucción revolucionaria del capitalismo y la instauración del comunismo.

La campaña mistificadora sobre la democracia burguesa

La vertiente central del ataque a la conciencia proletaria viene dado por el mensaje de que cualquier conflicto de envergadura debe sujetarse a la jurisdicción de las instituciones de la nación: la Suprema Corte de Justicia, El Congreso Legislativo, la PGR… Los Poderes de la nación tienen independencia y por lo tanto salvaguardan efectivamente las leyes y además tienen la encomienda de actuar de manera imparcial ante todos los ciudadanos; a propósito, el “Subcomandante Marcos”, el autollamado “insurgente” no se ha cansado de decir que no importa quien sea el personaje desaforado, incluso Martha Sahagún, el pugnaría por su defensa, una posición que coincide en toda la línea con la asumida también nada más y nada menos que por EU; es decir, una defensa llana y simple de la sacrosanta ley burguesa.

Esta ideología sobre la legalidad y la democracia burguesa se encuentra tanto en las peroratas de la administración federal como en los alegatos leguleyos de la fracción capitalista que está tras AMLO, argumentando sobre la necesidad de que el conflicto se sujete a “reglas civilizadas” en el marco de la Constitución Política. Sobre todo, hay que poner una atención especial en el discurso de la izquierda e izquierdistas del capital quienes están saturando hasta la nausea con toda suerte de llamados a resistir el “despojo ilegal de la derecha”, “la defensa de la opción de los pobres”, “el rescate de la legalidad de las elecciones”, en fin, otra vez… “los valores de la democracia parlamentaria”. Es decir, simple y llanamente, la ideología y los mecanismos del funcionamiento de la sociedad burguesa. Y aquí la clase obrera no tiene nada que ganar y en cambio tiene todo que perder si se enrola en la defensa de uno u otro de los bandos en disputa y sobre todo si es engañado con el camelo de que esos valores de la burguesía también lo benefician.

El riesgo de enfrentamientos

Siempre que la burguesía entra en la ruta de los enfrentamientos internos invariablemente utiliza a la clase trabajadora como carne de cañón y no sólo como medio de presión sino también como medida preventiva pues aprovecha para mandar el mensaje de que el poder omnipotente del aparato estatal es incuestionable y que más vale adoptar una actitud sumisa y resignada ante el orden burgués. “La polarización actual encierra un peligro de enfrentamiento político ‘a favor o en contra de la opción democrática para el 2006’, una idea que los medios de difusión de la burguesía ya han logrado fijar en la mente de millones de radioescuchas, telespectadores y lectores de prensa escrita. Frente a esta estrategia triunfante hasta ahora, el proletariado requiere fundamentalmente desmarcarse de este terreno burgués recuperando las lecciones históricas similares donde ha sido arrastrado por los capitalistas a defender a uno u otro verdugo. AMLO no pertenece a la clase obrera, él es un acérrimo defensor de los intereses nacionales de la burguesía mexicana, el proletariado tiene unos intereses y un proyecto histórico diferente.” (RM 81 jul-ago 2004). La burguesía al final de cuentas tendrá que decidir qué cuadro político, de la baraja de opciones partidistas (PAN, PRI, PRD) con las que cuenta, poner a la cabeza del gobierno federal en el 2006 para que se encargue de aplicar sus planes económicos, políticos y sociales; sin embargo, mientras tanto, al mismo tiempo que gestiona sus propios conflictos internos mantiene una capacidad enorme para apuntalar la campaña mistificadora sobre las elecciones pues es uno de sus mecanismos estrella de control de la clase trabajadora pues por este medio alimenta su ilusión de que por medio del voto es posible revertir la situación de miseria y explotación cada vez más acentuada.

¿Qué alternativa?

En perspectiva, como ya lo dijimos, la burguesía está utilizando a fondo toda esta alharaca sobre la democracia, la legalidad, etc., para recalentar el ambiente político y así rescatar un poco el juego político electoral sobre todo para el recambio de gobierno federal a mediados del 2006. El proletariado debe recordar que las elecciones no lo fortalecen sino que al contrario lo desarman en el momento en que es ganado por las ilusiones de que es participando con su voto como va a mejorarse la situación desesperante que vive en el plano laboral y en general en sus niveles de vida tan precarios. Sobre todo, ahora que se le está ofreciendo la oferta de la izquierda de la burguesía, debe recordar, por ejemplo, casos como el de Hugo Chávez en Venezuela el cual siendo un ejemplar de la llamada “izquierda radical” no ha vacilado en imponer los planes anticrisis del capital nacional venezolano y ha atacado a la clase trabajadora como nunca antes; o como el caso de Lula Da Silva en Brasil, representante, por su parte, de la etiquetada “izquierda moderada” y quien ha provocado en las grandes masas de explotados una gran repulsión también por la aplicación de uno de los planes anticrisis más draconianos que se hayan conocido hasta ahora. En fin, debe reflexionar sobre la función que cumplen el conjunto de los partidos políticos de cualquier color, de derecha o de izquierda, que actúan en el circo electoral: mantener el control de las grandes masas de explotados inculcando la ideología de que el capitalismo es inmortal y que sólo a través de sus instituciones y en especial de las elecciones se puede alcanzar el “bienestar de todos los ciudadanos”.

El proletariado (obreros industriales, empleados de oficinas, trabajadores de la educación, desempleados…) no debe apoyar a ningún bando en pugna, al contrario, haciendo un pequeño esfuerzo de memoria histórica debe recordar que cuando en otros países los trabajadores han sido convocados a defender equis o ye proyecto de tal o cual personero de la burguesía, invariablemente han resultado timados: los casos más cercanos, Brasil, Venezuela, Argentina... (Ver artículo en este mismo número sobre América Latina: gobiernos de derecha o izquierda, enemigos de la clase obrera). “En este tipo de situaciones la clase obrera requiere recuperar su identidad política como una clase independiente totalmente diferente a la burguesía y a la pequeñaburguesía, con intereses y medios de lucha propios y, por supuesto, con organizaciones que representan sus intereses como clase, las organizaciones comunistas que existen actualmente en varios países, incluido México.” (RM 84 nov-dic 2004). Esta constatación es más vigente hoy dada la situación actual de la lucha de clases: ahora que se avisoran densos nubarrones producto de la recesión económica capitalista que ensombrecerán los cánticos de prosperidad capitalista, el Estado burgués, claro está, tiene que ocuparse sobremanera del flanco social para tratar de descarrilar cualquier expresión de lucha obrera genuina y, ¿qué mejor que empleándose a fondo en su campaña democrática? Por consiguiente, los trabajadores no deben apoyar a ninguna fracción burguesa del color o ideología que sea pues en cualquier caso sería un suicidio político de clase; como ya lo hemos demostrado en las publicaciones de la CCI, el proletariado tiene un proyecto político de clase propio.

RR / abril - 2005

Temporal: 

  • Other [1]

Geografía: 

  • América central y Sudamérica [2]

El desmantelamiento del estado benefactor sella la bancarrota del capitalismo

  • 6815 lecturas

A principios del año, cientos de miles de personas se manifestaron en Rusia contra las medidas gubernamentales que suprimen las “ventajas” que beneficiaban a pensionados, inválidos y algunos funcionarios. El estado no asegurará más la gratuidad de los medicamentos básicos, transportes colectivos, algunos servicios médicos, descuentos en el precio de las comunicaciones telefónicas o renta del servicio. En Alemania, el periodo para obtener seguro de desempleo ha sido reducido de 36 meses a 18 para mayores de 55 años y a 12 para el resto; todo esto cuando el desempleo alcanza los 5 millones.

Encima de esto, después de la sexta semana de enfermedad en un año, la seguridad social ya no pagará y se tendrá que cubrir con un seguro privado. Al mismo tiempo, las contribuciones a los costos médicos se van a reducir. En Holanda y Polonia los gobiernos están tomando medidas similares, siguiendo a los gobiernos de Francia y Austria que, en 2003, “reformaron” el sistema de pago de pensiones, agregando varios años de trabajo de los obreros. El gobierno francés continúa con sus ataques sobre la protección social, mientras el gobierno británico también intenta forzar más y más las categorías de trabajadores hasta la edad de 65 y aún 70 años. En EU, la administración Bush elabora una ley que va a transformar el sistema de pensiones actual, como ha sido declarado, es tiempo de dar vuelta definitivamente a la página del Estado benefactor. Ya se han tomado medidas: extendiendo la edad de trabajo, bajando las pensiones, desviando una parte de las cotizaciones salariales a una cuenta bloqueada que, manejada por el Estado, será invertida en bonos del tesoro o en acciones, sumas que podrían evaporarse dado el riesgo importante de los cracks bursátiles o quiebras de empresas.

Jamás el proletariado ha tenido que hacer frente a ataques de tal brutalidad, masividad y amplitud, tocando a millones de proletarios. En el conjunto de naciones industrializadas, todo el edificio del estado benefactor está a punto del colapso. Ya no es posible mantener la fuerza de trabajo. Esta es una clara expresión de la bancarrota del sistema.

La crisis económica en que se debate el capitalismo pone al desnudo todas sus contradicciones, y más aún su imposibilidad de encontrarle una solución. Se producen demasiadas mercancías, el mercado mundial está saturado. La obsesión de la burguesía de obtener ganancias para evitar la bancarrota, exacerba la rivalidad entre las grandes naciones industrializadas. Enseguida hay una guerra económica abierta donde el premio es arrancar a sus competidores partes del mercado. Esto lleva a la burguesía a la búsqueda desesperada para hacer bajar sus costos de producción. Se impone una única “solución”, producir al más bajo precio y para ello se ataca a la clase obrera. Para hacerlo, la burguesía debe por un lado aumentar la productividad, lo que implica el aumento de los ritmos de trabajo y la flexibilidad de la mano de obra a fin de no emplear más que el mínimo necesario de obreros, y por otra parte, desplegando y endureciendo un amplio programa de “reformas”, que son de hecho medidas que va a atacar el salario social de los obreros, las pensiones, las indemnizaciones de desempleo, el reembolso de gastos médicos, los días de enfermedad o las pensiones de invalidez. La burguesía no perdona ninguna fracción de la clase obrera, ya sean de la vieja o nueva generación, activos o desempleados, del sector público o privado. Las consecuencias concretas de estos ataques son una degradación general de las condiciones de vida y trabajo del conjunto de la clase obrera mundial. La explotación feroz que sufren los trabajadores se traducen en un deterioro acrecentado de su salud cuando se hace más difícil obtener servicios médicos; para otros, aspirando a un descanso después de años de salarios miserables, ven amenazada su jubilación por un aumento en la edad para la misma y una reducción de sus pensiones; para los jóvenes, sometidos a la precarización, pasando de un trabajo a otro con salarios tendiendo siempre hacia la baja, entre cortos periodos de desempleo mal indemnizados, les será más difícil encontrar vivienda conveniente y preparar una jubilación decente. Los ataques no pararán, al contrario van a redoblarse en intensidad. La clase obrera debe tomar conciencia de la quiebra de este sistema. La única solución que se impone es su destrucción para establecer las bases de una nueva sociedad.

André / abril de 2005

Temporal: 

  • Other [1]

Mayor explotación, desempleo y miseria, lo único que ofrece el capitalismo

  • 7036 lecturas

Cuando terminaba el pasado año la burguesía no dejaba de señalar que el 2004 había sido un buen año, dado que las economías de diferentes regiones habían obtenidos «logros», sin embargo, desde el mes de febrero de este año, los «especialistas» exponen su sus preocupaciones porque la realidad dice lo contrario, sacando a la luz las dificultades en las principales economías: EUA, Alemania y Japón.

Es indudable que la crisis expone su fuerza afectando al capital y su ganancia, por ello, la burguesía, buscando remediarlo acelera los ritmos de explotación y extiende la miseria. Marx, en sus Manuscritos económicos-filosóficos de 1844, expresaba claramente que «El obrero no tiene necesariamente por qué ganar con la ganancia capitalista, pero pierde necesariamente al perder él». Un ejemplo claro del peso de la crisis lo da la situación que guarda una empresa como General Motors, considerada como símbolo del poderío económico de EUA durante la posguerra. Esta empresa hoy se encuentra en una fragilidad tal, que la «calificadora» Standard & Poor’s caracteriza a sus papeles bursátiles como «bonos chatarra»… Y la situación en otras regiones centrales del capitalismo no es mejor, ya se presentan afirmaciones de que «Japón y Alemania entraron a finales de 2004 en ‘territorio de la recesión’» (Stephen Roach, de Morgan Stanley, citado por La Jornada, 27-02-05)… Y en una magnitud infinitamente superior esa misma agravación de la crisis se expresa en los múltiples ataques en contra de los trabajadores, afectando en una escandalosa forma sus condiciones de vida.

Ha llegado el grado que las condiciones actuales de miseria hacen recordar los niveles tan graves que se presentaban en las primeras décadas del siglo XIX. Aunque esto no sólo es un simple espejo del pasado, es un problema con una mayor agravación cualitativa que expone una aberración histórica, en tanto que, aquellos beneficios sociales que el desarrollo capitalista pudo engendrar, mejorando en términos relativos los niveles de vida, se esfuman día con día. Lo que muestra que el capitalismo expresa con mayor claridad su DECADENCIA, y por ello, manifiesta con mayor fuerza la necesidad social y la posibilidad material de la transformación radical de este sistema, es decir, de la destrucción del capitalismo, de ese sistema que lo único que puede ofrecer es mayor explotación, desempleo y miseria.

La acelerada pauperización de la clase obrera: expresión de la decadencia capitalista

Es indudable que la burguesía y su sistema representaron en sus orígenes una expresión revolucionaria que eliminaba las viejas formas de producción, y construía un sistema generador de altos niveles de riqueza, que le permitía incluso ofrecer reformas que representaban verdaderamente mejoras sociales, no como un hecho generoso de la burguesía, sino como mejoras necesarias para el propio sistema y como logros arrancados por las luchas de trabajadores, posibles de concretarse por la propia fuerza del avance capitalista. Engels mismo notaba en 1892, cómo las condiciones que él había descrito 47 años atrás en La situación de la clase obrera en Inglaterra, se transformaba, mostrando un progreso relativo que ayudaba a disimular un poco la infelicidad de la clase obrera: «Las repetidas visitas del cólera, el tifus, la viruela y otras epidemias, han impuesto al burgués británico, la urgente necesidad de sanear la ciudad, si él mismo no quería ser víctima, con su familia, de esas epidemias. En consecuencia, los males más agudos (…) hoy se han subsanado o se han hecho menos graves…». Sin embargo este avance progresista del capitalismo encuentra un límite cuando alcanza su decadencia como sistema, cumpliéndose así la tarea histórica de la burguesía, es decir, la extensión por el planeta de las relaciones de producción capitalista.

Este proceso de maduración, de decadencia capitalista, se presenta como condición concreta que posibilita y hace más necesaria la transformación social, en tanto ahora no sólo es imposible que el capitalismo pueda ofrecer una mejoría de las condiciones de vida de los trabajadores y del resto de la humanidad, sino además, las mejoras relativas obtenidas en el pasado son destruidas, incluso la afectación de las condiciones de vida a la que obliga a soportar a los asalariados, parece que empuja a un retorno al pasado, al grado que muchos de los pasajes descriptivos presentados por Engels en 1845, sobre los barrios obreros de Inglaterra, pareciera que refieren a las actuales villas miseria de muchas zonas del planeta.

En México como en el resto del planeta la miseria se extiende corroyendo la vida de los trabajadores

En el Informe de la CEPAL, Pobreza y precariedad del hábitat en América Latina (2004) reconoce que en América Latina el 44% de la población vive en villas miseria, donde es asunto común el hambre y la insalubridad. En el caso de México se considera que 12 millones de personas (es decir cerca del 10% de la población total) no cuenten con agua corriente y 24 millones no tienen sistema de drenaje, lo cual hace que crezca y se esparza la enfermedad, acabando fundamentalmente a niños, afectados ya de por si por la desnutrición. Y se hace necesario precisar que tal degradación se vive no sólo en las poblaciones rurales y con los grupos indígenas, como suele difundirlo la pequeñaburguesía [1], es cierto que esta población se encuentra sumida en niveles de miseria, en tanto el capitalismo no logró asimilarlas productivamente, pero las mismas cifras oficiales muestran que el monto mayor de población que sufre el peso de la pauperización se encuentra en las ciudades. Sólo habría que referir lo que sucede en los barrios miserables de Tijuana, donde los trabajadores comparten el espacio con una creciente población desclazada, que forma la masa del lumpenproletariado, y que sirve de carne de cañón en los ejércitos del narcotráfico; y no puede dejar de señalarse las condiciones que los trabajadores tienen que soportar en los barrios de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde habitan los obreros de la maquila, y donde lumpenes, policías, narcotraficantes y militares, en complicidad con funcionarios de todos los niveles, aprovechan tal hacinamiento para desencadenar una grotesca cacería en contra de jóvenes obreras, a las que secuestran, violan y asesinan.

Así describía Engels una villa miseria de Inglaterra del siglo XIX: «… En general, las calles están sin empedrar, son desiguales sucias, llenas de restos de animales y vegetales sin canales de desagüe y, por eso, siempre llenas de fétidos cenagales…» Un obrero mexicano, argentino, brasileño o colombiano, bien podría pensar que hablan del barrio en que habita, pero no sólo ellos, en la actualidad las villas miseria de la Inglaterra, parece que retornan en cierta medida al siglo XIX. El mismo EUA, considerado el corazón económico del mundo, es señalado por las cifras oficiales como el país que cuenta con el mayor número de «pobres». De manera que la pauperización de las masas de trabajadores, aunque se acentúa dramáticamente en regiones como Latinoamérica, no puede ya considerarse como un fenómeno propio del «tercer mundo», la magnitud de la crisis que azota al sistema desde fines de los años 60, degrada la vida de los trabajadores de todo el mundo.

Ante la miseria y la explotación capitalista, la única solución es la lucha masiva y conciente de los trabajadores

Los ataques en contra de las condiciones de vida de los trabajadores exponen, cada vez con mayor fuerza el salvajismo del capitalismo, y sin duda la afectación a la jubilación y servicios médicos ha sido uno de los mayores golpes recibidos por los asalariados. Pero la clase dominante sabe que su riqueza está fundada en la explotación y la miseria de los millones de asalariados, por eso vive con el temor continuo de que se genere un descontento entre los creadores de la riqueza, es por ello que no deja de presentarse como preocupado de la pobreza.

La fingida aflicción de la burguesía por los trabajadores no es sino demagogia que le permite tomar una hipócrita mascara de benefactor con la que adquiere prestigio y se le facilita el trabajo para colar mejor sus medidas. Por eso los programas de Fox, orientados pretendidamente a «combatir la pobreza», o las acciones de López Obrador llevadas a cabo bajo el eslogan «primero los pobres», son expresiones hipócritas que tienen como fin diluir el coraje de clase que amenaza con crecer ante la agudización de la crisis y aprisionar así a los asalariados en la ideología de la clase dominante. Por esto, los trabajadores deben comprender que ninguno de estos programas puede dar solución a la aceleración de la explotación y la extensión de la miseria, la verdadera raíz del problema se encuentra en el capitalismo, mientras exista este sistema la condición de vida de los trabajadores está condenada a una mayor degradación.

El gobierno de Fox ha tenido el descaro de anunciar la disminución de los niveles de pobreza y tiene la «sospecha» (¡sic!) de que hay menor desempleo, sin embargo, en contraste a esto la revista FORBES presenta datos en los que afirma que en México 11 familias concentran el monto de 35 mil 500 millones de dólares, lo que equivale al 64.8% del ingreso disponible nacional, y unido a esto coloca al empresario mexicano Carlos Slim en la lista de los mas grandes millonarios del mundo. Estas informaciones contrastantes pueden ayudarnos a comprender el grado de pauperización que se lleva en la región, lanzando a la basura los anuncios y sospechas del gobierno.

Rosa Luxemburgo (en Introducción a la economía política) explicaba: “… los obreros pueden, por ejemplo tener en un caso dado más medios de vida, alimentación más abundante, mejores ropas que antes, mientras que la riqueza de las otras clases ha crecido muchos más rápidamente aún…” Por lo que añade, “El nivel de vida de cada persona y de cada clase sólo puede juzgarse correctamente si se lo evalúa en el marco de las condiciones de reinantes en la época y en comparación con los restantes estratos de la misma sociedad.” (subrayado por RM). En esa vertiente, podemos comprender que no es un contrasentido que mientras la riqueza de la burguesía se acrecienta y concentra, miles de trabajadores viven en el desempleo o se ven arrojados a trabajos de condiciones precarias, a fin de cuentas esto seguirá pasando y seguirá agudizándose mientras el capitalismo se mantenga en pie, esta es la esencia normal del capitalismo.

 

Tan sólo tomando la información de los salarios mínimos, representada en el gráfico, podemos notar la compresión que estos han tenido en los pasados 16 años, y si a esto añadimos la afectación a las pensiones y jubilaciones, y la consideración que la misma OIT hace: de cada 100 empleos creados en América Latina 85 son de los considerados «informales»… entonces ya se puede ver lo que significa el capitalismo y lo que, más allá de los torpes discursos, ofrece verdaderamente a los trabajadores.

Pero, como bien señalaba Marx, no podemos ver en la miseria sólo miseria; esta degradación constante a la vida de los asalariados, debe ser motivo de la reflexión colectiva, debe comprenderse por los trabajadores que la única forma que tienen para enfrentarla es a través de la lucha masiva y conciente, tomando en manos su combate, pasando por encima de partidos y sindicatos, que no son sino instrumentos del capital. El proletariado debe de estar claro que el capitalismo no puede ofrecer un mundo mejor, no se trata, por tanto, de buscar una mejor política, cualquier medida implementada por la burguesía conduce a la explotación y miseria, no hay salida dentro del capitalismo, por ello cada día que pasa se hace más urgente aplastar este reino de la necesidad... porque la verdadera alternativa a la pauperización se encuentra en la Revolución Comunista.

Tatlin / abril, 2004

1La clasificación de moda que toma los aspectos étnicos para el estudio de la sociedad, expone que los indios son los grandes marginados del presente, lo cual aunque resulta cierto, guarda la idea de presentar los males sociales no en el sistema capitalista, sino en el olvido en que se deja a estos grupos, deduciendo que para solucionar su miseria bastaría con ayudarlos, y dejar que sobrevivan con sus anticuadas formas de producción.

Temporal: 

  • Other [1]

Geografía: 

  • Mexico [3]

Cuestiones teóricas: 

  • Descomposición [4]

Hace 100 años... La revolución de 1905 en Rusia

  • 5383 lecturas

Publicamos a continuación un extracto de la presentación y el primer artículo (La naturaleza revolucionaria de la clase obrera) de una nueva serie de nuestra REVISTA INTERNACIONAL dedicada, esta vez, a la Revolución de 1905 en Rusia. Invitamos a nuestros simpatizantes y lectores a leer y estudiar el contenido de esta serie y enviarnos los comentarios, notas o críticas que estimen oportunos.

Hace 100 años, el proletariado desarrolla en Rusia el primer movimiento revolucionario del siglo XX, conocido con el nombre de Revolución Rusa de 1905. Por no haber salido victorioso como sí ocurriría 12 años más tarde con la revolución de Octubre, aquel movimiento ha caído prácticamente en el olvido. Por eso no ha sido objeto de las campañas de denigración y de calumnias como sí lo fue la Revolución Rusa de 1917, especialmente tras el hundimiento del muro de Berlín, en el otoño de 1989. Sin embargo, la Revolución de 1905 aportó toda una serie de lecciones, clarificó y dio respuesta a las cuestiones que se planteaban al movimiento obrero en aquel entonces y sin las cuales la Revolución de 1917 no hubiera podido, sin duda, salir triunfante. Y aunque esos acontecimientos hayan ocurrido hace un siglo, 1905 está mucho más cerca de nosotros políticamente que lo que podría pensarse. Es necesario, para las generaciones de revolucionarios de hoy y de mañana volver a hacer suyas las enseñanzas fundamentales de aquella primera revolución en Rusia (….) Muchos elementos de lo que iban a ser las posiciones decisivas del movimiento obrero en la fase de decadencia del capitalismo estaban ya presentes en 1905.

La Revolución de 1905 fue objeto de numerosos escritos en el movimiento obrero de entonces. Las cuestiones planteadas fueron debatidas a fondo. Nos vamos a concentrar, en una corta serie de tres artículos, en algunas lecciones que nos parecen hoy centrales para el movimiento obrero y que siguen siendo actuales: la naturaleza revolucionaria de la clase obrera y su capacidad histórica intrínseca para enfrentarse al capitalismo y dar una nueva perspectiva a la sociedad; la naturaleza de los soviets, “la forma por fin encontrada de la dictadura del proletariado” como los definió Lenin y, la capacidad de la clase obrera para aprender de sus experiencias, para sacar lecciones de sus derrotas, la continuidad de su combate histórico y la maduración de las condiciones de la Revolución (…).

La revolución rusa de 1905 fue una ilustración de lo más esclarecedora de lo que el marxismo entiende por carácter fundamentalmente revolucionario de la clase obrera. La capacidad del proletariado ruso para pasar de una situación en la que está ideológicamente dominado por los valores de la sociedad a una posición en la que, por medio de un movimiento masivo de luchas, va tomando confianza en sí mismo, desarrolla su solidaridad, va descubriendo su fuerza histórica hasta crear los órganos que le permitan apropiarse de su porvenir, es un ejemplo vivo de la fuerza material que es la conciencia de clase del proletariado cuando se pone en movimiento (...) No obstante, los acontecimientos de 1905 no surgen de la nada, sino que son el producto de una acumulación de experiencias sucesivas que agitaron a Rusia desde finales del siglo XIX. Como dice Rosa Luxemburg: “… esta huelga de Enero en San Petersburgo fue la consecuencia inmediata de la gigantesca huelga general que había estallado antes, en Diciembre de 1904, en el Cáucaso, en Bakú y que mantuvo a toda Rusia pendiente de ella. Y lo ocurrido en Diciembre en Bakú no fue sino el último y poderoso eco de las grandes huelgas que, entre 1903 y 1904, como terremotos periódicos, habían sacudido todo el sur de Rusia, y cuyo prólogo había sido la huelga de Batúm en el Cáucaso en Marzo de 1902. En realidad, esta primera serie de huelgas, inscrita en la cadena continua de erupciones revolucionarias actuales, solo dista cinco o seis años de la huelga general de los obreros textiles de San Petersburgo en 1896 y 1897”(1).

El 9 (22) de Enero de 1905 conocido como el “domingo sangriento”, marcó el inicio de una serie de acontecimientos en la vieja Rusia zarista que se desarrollaron durante todo el año 1905 y que terminaron con la represión sangrienta de la insurrección de Moscú en Diciembre. La actividad de la clase fue constante durante todo un año, aunque las formas de lucha no fueran siempre las mismas y no tuvieran todas la misma intensidad (….) Estos acontecimientos tuvieron un protagonista fundamental, el proletariado ruso, y toda la dinámica de la revolución sigue estrictamente la lógica de la clase proletaria. Aún cuando el movimiento obrero internacional esperaba una revolución burguesa en Rusia, estimando que la tarea central de la clase obrera –como así había ocurrido en las revoluciones de 1789 y 1848– era participar en el derrocamiento del Estado feudal y estimular a la instauración de las libertades burguesas, no sólo es la huelga de masas de la clase obrera la que vivifica todo el año 1905, sino que además es su dinámica la que lleva a la creación de los órganos del poder obrero. Lenin mismo lo deja claro cuando recuerda que aparte de su carácter “democrático burgués” debido a su “contenido social”: “...La revolución rusa fue a la vez una revolución proletaria, no solo por ser el proletariado su fuerza dirigente, la vanguardia del movimiento, sino también porque el medio específicamente proletario de lucha, la huelga, fue el medio principal para poner en movimiento a las masas y el fenómeno más característico del desarrollo, en oleadas sucesivas, de los acontecimientos decisivos”(2).

Pero cuando Lenin habla de huelga, no debemos imaginarnos acciones de 4, 8 o 24 horas como las que hoy proponen los sindicatos en todos los países del mundo. En realidad, en 1905, se desarrolla lo que luego habrá de llamarse huelga de masas, ese “océano de fenómenos” –como la definió Rosa Luxemburg– o sea la extensión y la autoorganización espontáneas de la lucha del proletariado que van a ser características de los grandes momentos de lucha del siglo XX (....): “La huelga de masas aparece no como un producto específicamente ruso del absolutismo, sino como una forma universal de la lucha de la clase proletaria, determinada por la fase actual del desarrollo capitalista y las relaciones de clase (...) la revolución rusa actual ha estallado en un momento de la evolución histórica que ya está en la otra vertiente de la montaña, más allá del apogeo de la sociedad capitalista” (...) (3). La huelga de masas no es un simple movimiento de las masas, una especie de revuelta popular que engloba a “todos los oprimidos” y que sería, por esencia, algo positivo como las ideologías izquierdistas y anarquistas de hoy quieren hacer creer. En 1905, Pannekoek escribía: “...Si se considera la masa en su sentido general, el conjunto del pueblo, lo que aparece es que, al neutralizarse mutuamente las ideas y las voluntades divergentes de unos y de otros, no emerge aparentemente otra cosa sino una masa sin voluntad, antojadiza, entregada al desorden, versátil, pasiva, oscilando de acá para allá según los impulsos, entre movimientos incontrolados e indeferencia apática –resumiendo, como ya sabemos, el retrato del pueblo que tanto gusta pintar a los escritores liberales (...) Ellos no conocen las clases. En el extremo opuesto, ha sido la fuerza de la doctrina socialista la que ha dado un principio de orden y un sistema de interpretación de la infinita variedad de individualidades humanas, al haber introducido el principio de la división de la sociedad en clases (...) En cuanto se identifican las diferentes clases en los movimientos de masas históricos, inmediatamente surge de la espesa niebla la imagen clara del combate entre las clases, con sus fases sucesivas de ataque, de retirada, de defensa, de victoria y de derrota”(....) (4). Como concluyó Rosa Luxemburgo: “...En una palabra: la huelga de masas cuyo modelo nos ofrece la revolución rusa no es un medio ingenioso, inventado para reforzar el efecto de la lucha proletaria sino que es el movimiento mismo de las masas proletarias, la expresión de la lucha proletaria en la revolución”, (.....) “los obreros bruscamente electrizados por la acción política reaccionan inmediatamente en el dominio que les es más próximo: se rebelan contra su condición de esclavitud económica. El gesto de revuelta que la lucha política es les hace sentir con una intensidad insospechada el peso de sus cadenas económicas”(5).

(.....) Un aspecto muy importante en el proceso revolucionario en la Rusia de 1905, fue su carácter marcadamente espontáneo. Las luchas surgen, se desarrollan y se refuerzan, haciendo surgir nuevos instrumentos de lucha como la huelga de masas y los soviets, sin que los partidos revolucionarios de entonces consigan enterarse de cómo va la cosa, ni siquiera comprender enteramente, en aquel momento, las implicaciones de lo que está sucediendo. La fuerza del proletariado en el movimiento, en el terreno de sus propios intereses de clase, es asombrosa y posee en sí misma una creatividad inimaginable. Lenin mismo lo reconocería un año después al hacer balance de la Revolución de 1905: “.....De la huelga y de las manifestaciones se pasa a la construcción de barricadas aisladas. De las barricadas aisladas a la construcción de barricadas en masa y a las batallas callejeras contra las tropas. Pasando por encima de la cabeza de las organizaciones, la lucha proletaria de masas fue de la huelga a la insurrección. Esa es la gran adquisición de la Revolución rusa, adquisición debida a los acontecimientos de diciembre 1905 y realizada, como las anteriores, a costa de sacrificios enormes. De la huelga política general, el movimiento se alzó a un nivel superior. Forzó a la reacción a ir hasta el final de su resistencia: y ha sido así como el movimiento ha acercado extraordinariamente el momento en que la revolución, ella también, irá hasta el final en el empleo de sus medios ofensivos. La reacción no puede ir más allá del bombardeo de las barricadas, de las casas, de la muchedumbre. La Revolución, en cambio, puede ir más allá de los grupos de combate de Moscú, tiene campo abierto y ¡qué campo en extensión y profundidad! (…) El cambio de las condiciones objetivas de la lucha que imponía la necesidad de pasar de la huelga a la insurrección, fue percibido por el proletariado mucho antes que por sus dirigentes. La práctica, como siempre, se adelantó a la teoría”(6).

Este pasaje de Lenin es especialmente importante hoy, pues muchas dudas en los elementos politizados y, hasta cierto punto, también en las organizaciones proletarias, se arraigan en la idea de que al proletariado no logrará jamás salir de la apatía en la que a veces parece haber caído. Lo ocurrido en 1905 es el desmentido más patente de todo eso. La fuerte impresión que produce comprobar ese carácter espontáneo de la lucha de la clase se debe, a veces, a la subestimación de los procesos que se desarrollan en lo profundo de nuestra clase, de esa maduración subterránea de la conciencia de la que ya hablaba Marx, cuando la comparaba al “viejo topo”. La confianza en la clase obrera, en su capacidad para dar una respuesta política a los problemas que afectan a la sociedad, es algo de primera importancia hoy en día. Después del desmoronamiento del muro de Berlín y la campaña de la burguesía que vino después sobre la quiebra del comunismo y su falaz identificación con el infame régimen estalinista, la clase obrera ha encontrado muchas dificultades para reconocerse como tal clase y, por consiguiente, reconocerse en un proyecto, en una perspectiva, en un ideal por el que combatir. La falta de perspectiva produce automáticamente una caída de la combatividad, un debilitamiento de la convicción de que es necesario batirse, porque no se lucha por algo sino cuando hay un objetivo que alcanzar. Por eso es por lo que hoy, la ausencia de claridad sobre la perspectiva y la falta de confianza en sí misma por parte de la clase obrera están fuertemente relacionadas (.....), Pero sobre todo, es en la práctica donde puede superarse una situación así, a través de la experiencia directa que la clase obrera realizará de sus posibilidades y de la necesidad de luchar por una perspectiva. Esto es lo que se produjo precisamente en Rusia en 1905 cuando: “en unos cuantos meses cambiaron las cosas de arriba abajo. Las pocas centenas de socialdemócratas revolucionarios fueron “de repente” miles y esos miles se volvieron dirigentes de dos o tres millones de proletarios. La lucha proletaria suscitó una gran efervescencia e incluso, en parte, un movimiento revolucionario, en lo más profundo de la masa de los cincuenta a cien millones de campesinos; el movimiento campesino tuvo repercusiones en los ejércitos, lo cual llevó a revueltas militares y oposiciones armadas entre las tropas”(7).

(.....) Esta confianza en la clase obrera que hoy expresamos no es un acto de fe, ni procede de una especia de ceguera mística, sino que se basa precisamente en la historia de nuestra clase y en su capacidad de reanudación, a veces sorprendente, en medio de un aparente letargo. La dinámica con la que se produce la maduración de la conciencia proletaria es a veces oscura y difícil de comprender. Pero también es cierto que la clase obrera estará históricamente obligada, por el lugar que ocupa en la sociedad de clase explotada y a la vez revolucionaria, a levantarse contra la clase que la oprime, la burguesía, y en la experiencia de ese combate volverá a encontrar esa confianza en sí misma que hoy le falta: “...Antes, teníamos una masa impotente, dócil, inerte como un cadáver, frente a la fuerza dominante, la cual sí está bien organizada sí sabe lo que quiere, y manipula a la masa a su conveniencia; y resulta que esa masa se transforma en humanidad organizada, capaz de decidir su propio destino ejerciendo su voluntad consciente, capaz de hacer frente con empecinamiento al viejo poder dominante. Era pasiva y se vuelve masa activa, organismo dotado de vida propia, cimentado y estructurado Para sí mismo, dotado de su propia conciencia, de sus propios órganos...”(8).

Paralelamente a la confianza de la clase obrera en sí misma, aparece necesariamente otro factor crucial de la lucha del proletariado: la solidaridad en sus filas (.....). La solidaridad proletaria es un arma fundamental de la lucha del proletariado; fue una de las bases del impresionante cambio que se produjo en 1905 en Rusia: “...la chispa que provocó el incendio fue un conflicto corriente entre capital y trabajo: la huelga en una fábrica. Pero cabe señalar que la huelga de los 12 000 obreros de Putilov, desencadenada el lunes 3 enero, fue ante todo una huelga proclamada en nombre de la solidaridad proletaria. La causa de ella fue el despido de 4 obreros. ‘Cuando fue rechazada la petición de readmisión –escribe un camarada de Petersburgo el 7 enero– la factoría se paró de inmediato, por unanimidad total....”(9).

(....) Si la clase obrera en su conjunto no es hoy todavía consciente de la fuerza de la solidaridad, la burguesía, en cambio, no ha olvidado las lecciones que el proletariado le ha infligido en la historia, 1905 fue un magnífico acontecimiento del movimiento obrero, surgido de las entrañas revolucionarias del proletariado, que demostró la potencia creadora de la clase revolucionaria. Hoy, a pesar de todos los golpes que la burguesía agonizante le ha asestado, el proletariado sigue conservando, intactas, sus capacidades. Les incumbe a los revolucionarios hacer que su clase pueda volver a apropiarse de las grandes experiencias de su historia pasada y preparar sin descanso el terreno teórico y político del desarrollo de la lucha y de la conciencia de clase hoy y mañana (....).

Ezechiele/diciembre, 2004

1Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos, 1906.

2Lenin: Informe sobre la Revolución de 1905.

3Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y Sindicatos.

4“Marxismo y teleología”, publicado en Neue Zeit en 1905, citado en “Acción de masas y revolución”, 1912.

5Rosa Luxemburg: Huelga de masas, Partido y sindicatos.

6Lenin: Las enseñanzas de la insurrección de Moscú, 1906.

7Lenin, Informe sobre la Revolución de 1905.

8Rosa Luxemburg, Huelga de masad, partido y sindicatos.

9Lenin: Huelga económica y huelga política.

Historia del Movimiento obrero: 

  • 1905 - Revolución en Rusia [5]

Cuestiones teóricas: 

  • Descomposición [4]

Las condiciones de la clase trabajadora: Inglaterra 1844, China 2005

  • 7604 lecturas

De acuerdo con Engels, los mineros del carbón soportaron un exceso inimaginable de males. “En todo el imperio británico no hay ocupación en la cual un hombre pueda encontrar su fin en tantas formas diferentes como en ésta. La mina de carbón es el escenario de un sin fin de las más aterradoras calamidades, y éstas vienen directamente del egoísmo de la burguesía.” (La Condición de la Clase trabajadora en Inglaterra, ‘El proletariado minero’). Se producían explosiones de gas “en una u otra mina, casi todos los días”. La acumulación de “gas de ácido carbónico” sofocaba a “todo el que entrara allí”. La adecuada ventilación de las minas podría haber mejorado la seguridad, “pero la burguesía no tenía dinero para gastar con este propósito”. Los colapsos de la parte superior del interior de las minas eran comunes porque, dada la sed creciente del ahorro de energía , el interés de la burguesía era “tener las vetas explotadas tan completamente como fuera posible, y de allí los accidentes de este tipo”. El empleo de niños y jóvenes en estas minas fue común, y todos se quejaban de estar excesivamente cansados: “Los niños se tendían cerca de la chimenea en el suelo tan pronto como llegaban a casa, y se quedaban dormidos inmediatamente sin ser capaces de tomar algo de comida, y tenían que ser lavados y colocados sobre sus camas mientras estaban dormidos; con frecuencia sucedía que se recostaban camino a casa y eran encontrados por sus padres ya tarde en la noche dormidos en el camino.” Y cuando los trabajadores trataban de recurrir a la ley, eran confrontados por el hecho de que “En casi todos los distritos mineros toda la gente que compone el presidium de los jurados son, en casi todos los casos, dependientes de los dueños de la mina y donde éste no era el caso, la costumbre desde tiempos inmemoriales asegura que el veredicto era: ‘Muerte accidental’” (Engels, ibid.)

La clase trabajadora en China está pagando un terrible tributo al ‘milagro económico del capitalismo Rojo’ en términos de desempleo, pobreza, falta de educación, destrucción del medio ambiente. Nadie sufre más que el proletariado minero. En el peor desastre minero de 1949, al menos 203 mineros fueron asesinados cuando ocurrió una explosión de gas en la mina de Sunjiawan, cerca de Fuxin, una ciudad situada al noreste del país. Éste no fue un incidente aislado. De Acuerdo a la BBC, “más de ,5,000 personas murieron en explosiones, derrumbes e incendios en las minas de China en el 2004. China produjo el año pasado el 35% del carbón de todo el mundo, pero reportó el 80% de las muertes en el globo de los accidentes de las minas de carbón. La industria cobró diariamente la vida de 15 mineros durante los primeros nueve meses de 2004”. (‘Chinese mine explosion kills 203’, BBC Online, 15/2/05).

Algunas personas argumentan que el problema es causado por los gobiernos locales que venden licencias de operación a pequeñas minas ‘privadas’ que muestran poco interés por la seguridad. Dichas mines “florecen donde el carbón parece estar demasiado angosto para ser cortado por la maquinaria, pero la insaciable demanda de China por el carbón crea un mercado para cada consorcio. Los gobiernos locales con frecuencia prefieren vender licencias y obtener ganancias basadas en las utilidades o en los impuestos, que explotar las minas por ellos mismos” (‘China's miners pay for growth’, BBC Online, 8/12/04). Hay llamados por parte del Estado para que se compren las minas pequeñas porque la seguridad es supuestamente mejor en las minas del Estado. Sin embargo, la mayoría de los ‘accidentes’ del año pasado han ocurrido precisamente en las minas a cargo del Estado, tales como la situada en Fuxin. Los llamados por el Estado central para avanzar en el aumento de las regulaciones también se evaporan de frente a la política oficial del Estado Chino para desregular y clausurar las actividades que no producen ganancia.

No sólo son los mineros los que mueren, sino también sus hijos e hijas. Al principio de marzo, dinamita para minas almacenada en la casa de un operador de minas en la provincia de Shanxi, explotó destruyendo una escuela primaria adyacente a la casa y matando a 20 personas incluyendo niños, varios maestros y al propio trabajador. (‘China blast kills schoolchildren’, BBC Online, 3/3/05). También la juventud sufre en la industria textil. De acuerdo a un informe del New-York basado en la organización no gubernamental Human Rights in China, el dueño de una compañía textil en la provincia de Hebei empleó ilegalmente a cierto número de muchachas jóvenes como obreras. El pasado diciembre estaban durmiendo en un dormitorio compartido que medía menos de 10 metros cuadrados cuando fueron alcanzadas por humo de carbón y más tarde fueron encontradas inconscientes por el dueño. El informe indica que sin revisar si las jóvenes ya estaban muertas, el dueño las puso en cajas para ser cremadas. Cuando a las familias de las chicas muertas se les permitió finalmente ver sus cuerpos, “se aterrorizaron al descubrir que al menos dos de las muchachas …parecían haber estado vivas cuando fueron colocadas en las cajas. Sus caras estaban cubiertas con vómito y lágrimas, sus narices habían sangrado y sus cuellos estaban hinchados. Se encontró que una de ellas había pateado a través de la tapa de cartón amarrada de su caja y su cuerpo estaba retorcido como si hubiera luchado” (‘Cover-up of Child Labor Deaths in Hebei’, https://gb.hrichina.org [6], 2/3/05).

En la época en que Engels escribió su estudio, en 1844, el capitalismo estaba en su fase inicial, en su ascendencia. La indignación del proletariado contra dichas condiciones de trabajo inhumanas tomó la forma de combinaciones entre sindicatos y luchas por reformas que el capitalismo podía realmente permitir. Sin embargo, la historia no se está repitiendo en China, ni siquiera como farsa. “Un verdadero desastre está emergiendo en China. Lo que está pasando hoy en China no es el presagio de una nueva fase de desarrollo de las fuerzas productivas, sino un nuevo hundimiento hacia el colapso económico… No pasará mucho antes de que el fallecimiento del dragón chino muestre las mentiras que están detrás milagros- la sombra de la realidad de la bancarrota del sistema capitalista.” (‘China: economic miracle or capitalist mirage?’, WR 278, October 2004).

Trevor 5 de marzo de 2005

Geografía: 

  • China [7]

Cuestiones teóricas: 

  • Descomposición [4]

Reformas a la seguridad social en EUA.Un ataque frontal contra la clase obrera

  • 4989 lecturas

El actual bombardeo de los medios de comunicación en EU sobre la “reforma” a la seguridad social es el último capítulo en un cuarto de siglo de ataques contra la clase obrera estadounidense. La burguesía de EUA ha estado implementando medidas de austeridad desde que el presidente Carter comenzó a hablar sobre el “malestar económico” durante el periodo de inflación de dos dígitos a fines de los años 70. La crisis económica ha empujado a la burguesía a un cambio cualitativo en la ferocidad de la austeridad. Hasta ahora, una de las fuerzas del capitalismo de estado norteamericano era su capacidad de usar el tamaño relativo de la economía del sector privado en EU y la falta de la propiedad directa del Estado para imponer la austeridad de una manera difusa.

Por ejemplo, la falta de un control estatal centralizado sobre el sistema de salud significa que los recortes a la atención medica no fueran anunciados e implementados nacionalmente sobre una base centralizada sino fueron introducidos en diferentes momentos, en diferentes lugares, en diferentes formas y apariencias a través de miles de programas de beneficios médicos, en diferentes compañías e instituciones económicas. De igual forma, en vez de anunciar una reducción generalizada en los salarios los salarios fueron atacados a nivel de empresas individuales, haciendo más difícil para el proletariado responder de forma unificada y simultánea. Hoy, para la burguesía es imposible seguir evitando un asalto frontal sobre el salario social. Es en este contexto que se debe ver la actual “reforma” a la seguridad social propuesta por la administración Bush.

La propuesta de presupuesto fiscal planteada por la administración Bush pide la abolición de unos 150 programas. La última administración Bush propuso recortar 100 programas, aunque solamente 4 cayeron –teniendo un insignificante impacto sobre el déficit presupuestal. Los mayores gastos del Estado son sobre dos aspectos: seguridad social, atención médica, y militar. Ante las necesidades enfrentadas por el gobierno de EUA en este periodo, es inconcebible que los gastos militares sean susceptibles de recorte, ello significa que la burguesía debe moverse a atacar directamente el salario social, lo cual había tratado de evitar en el pasado.

La función económica y social de la seguridad social en EUA

La seguridad social es parte del salario, pagados a la clase obrera por el Estado para asegurar la reproducción social de la clase obrera, en este caso para apoyar las condiciones de vida de los discapacitados, los ancianos, los trabajadores retirados, y los sobrevivientes de los trabajadores que han muerto, sería incorrecto asumir que esto es dinero que proviene del Estado, realmente es dinero confiscado a los salarios de los obreros, recolectado, administrado y distribuido como parte del mecanismo del capitalismo de Estado, que centraliza la vida económica y ata al proletariado al aparato de Estado.

Históricamente los trabajadores siempre tuvieron la responsabilidad de apoyarse entre sí y a sus familias, usando parte de su salario. Sin embargo, durante la crisis en los años 30, el desempleo en EU alcanzó 30% y millones de trabajadores fueron incapaces de apoyarse entre sí. Las instituciones de beneficencia privada fueron totalmente incapaces de controlar esta crisis social, y las medidas de capitalismo de Estado fueron introducidas a través del Estado benefactor para estabilizar la situación social y prevenir potenciales futuros desastres.

De los fondos de seguridad social, 50% son percibidos por impuestos sobre los salarios de los obreros. El otro 50% proviene de una combinación de impuesto de los patrones, a los cuales, económicamente el impuesto es calculado como un costo de trabajo, ellos lo pagan como parte del salario. Bajo la seguridad social el Estado confisca una parte de los salarios y en su nombre distribuye este dinero a los trabajadores retirados.

La supuesta crisis financiera de la seguridad social

El dinero pagado en el sistema de seguridad social nunca ha ido hacia las cuentas de retiro individuales, aún si el gobierno anualmente envía a los trabajadores cerca de la edad de retiro un récord financiero de la cantidad de dinero que han pagado al sistema por años. Los cheques de seguridad social de los actuales jubilados son pagados de los impuestos percibidos de los primeros 90 mil dólares de salarios de los obreros y exenta a la burguesía de tener que contribuir significativamente al sistema. La mayoría de los impuestos colectados van hacia el Fondo de seguridad federal para el retiro (comúnmente llamado fondo de seguridad social). Los cheques de seguridad social distribuidos a los retirados y discapacitados cada año provienen de estos fondos. Al fin de año ningún dinero dejado es requerido. De acuerdo al New York Times, “… el gobierno gasta inmediatamente el dinero para otras cuestiones” (8-03-05). Estos bonos supuestamente deben ser regresados cuando los fondos de seguridad social no tienen suficiente dinero para pagar los cheques de la seguridad social.

Hasta los años 80, los impuestos de seguridad social eran bajos y generalmente muy poco dinero era dejado al fin del año. Para resolver una supuesta crisis financiera de la seguridad social durante la administración Reagan, Alan Greenspan, posteriormente jefe de la reserva Federal, propuso “salvar” la seguridad social cortando beneficios y elevando impuestos. Esto llevó a un gran superávit en los fondos, alcanzando miles de billones de dólares cada año, las personas pagaban mucho más dinero de lo que era necesario para pagar su vejez. Estos superávit eran cada año vaciados al gobierno federal y fueron usados por la administración Reagan, y la primera administración Bush para reducir el déficit presupuestal, alcanzando con la administración Clinton un superávit. Este dinero ayudó a Reagan a la aceleración de la carrera armamentista en los 80 que ayudó a la bancarrota del imperialismo ruso, a fundar guerras y aventuras militares en las pasadas dos décadas, y a compensar los recortes de impuestos para los ricos.

Hoy se estima que hay aproximadamente 1.7 trillones de dólares en los fondos, y esta suma alcanzará 6 trillones para el 2018, cuando el fondo tenga que comenzar a recuperar los billetes del tesoro (IOU) para cubrir completamente los cheques de seguridad social para los jóvenes retirados. En otras palabras, mientras la burguesía está divagando y delirando sobre la bancarrota de la seguridad social, el sistema está ya hoy en un increíble superávit. Sólo que ese superávit está siendo desviado para financiar la guerra imperialista y los gastos militares. La administración Bush predice que el sistema será insolvente para 2042, pero la predicción menos políticamente motivada por la oficina de presupuesto del congreso es que la insolvencia ocurriría 10 años después, en 2052 –cuando los trabajadores más viejos tendrían 106 años de edad y los más jóvenes 88, cuando muchos de ellos hayan muerto y sean sus hijos quienes estarían recibiendo sus pensiones. Aunque se estima que esta caída en 2052 podría ser fácilmente compensada por algún ajuste en el gasto federal de alrededor del 3%.

El objetivo real de la “reforma” a la seguridad social

El debate de los medios de difusión burgueses sobre las “reformas” a la seguridad se enfoca sobre la desviación de una porción de las contribuciones de los impuestos de los obreros hacia las cuentas de inversión privada, ligadas al stock del mercado, se habla mucho sobre las ganancias que reciben en Wall Street. Pero este debate obscurece lo que realmente está en el centro. En el corazón del plan Bush no es alterar la fórmula usada para calcular los beneficios para la futura generación “baby boom” retirada que hoy tiene 55 años o menos, la cual reduciría los beneficios garantizados en 25% al 45% en las décadas venideras. El objetivo real de la administración Bush es evitar retornar esos 6 trillones de dólares que habrán sido robados por el fondo para 2018. En 1983, la burguesía usó el ardid de impedir una crisis en la seguridad social elevado los impuestos en la clase obrera y usó ese dinero no para pagar pensiones a los retirados o guardarla para pagar las pensiones de los futuros retirados sino para fundar sus agresivas políticas imperialistas. Ahora quiere completar esta masiva estafa maniobrando para evitar retornar los 6 trillones de dólares confiscados a la clase obrera a través del fondo de seguridad social.

A pesar de los intentos de la burguesía de arrojar una cortina de humo alrededor de la “reforma” de la seguridad social con discurso cuentas de inversión privada, la razón fundamental de ser de las reformas a la seguridad social es cortar el salario social del proletariado. Este ataque frontal, cuando es necesario para la burguesía, está cargado de riesgo de provocar una respuesta proletaria.

Es claro que hay unidad en la burguesía sobre la necesidad de la “reforma” a la seguridad social, pero el peligro de provocar una explosión en la clase obrera es una razón por la que haya tanta duda en la clase dominante sobre exactamente como y qué tan rápido proceder. Pero también hay preocupación de cualquier torpeza orquestada renunciando o repagando los bonos del tesoro al fondo de seguridad social, que se supone estar respaldado por la “completa confianza del crédito de los Estados Unidos”… muchos de estos bonos son sostenidos por inversores japoneses y chinos, quienes transferirían sus fondos a inversiones en Euros. Esto crearía una calamidad económica para EU. Aún en el Partido Republicano hay duda de precipitarse hacia las propuestas de cuentas de inversión, sin embargo es una cuestión abierta para la clase dominante…

J Grevin / abril-2005

Temporal: 

  • Other [1]

Geografía: 

  • Estados Unidos [8]

URL de origen:https://es.internationalism.org/rm/2005/86

Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/tag/temporal/other [2] https://es.internationalism.org/tag/geografia/america-central-y-sudamerica [3] https://es.internationalism.org/tag/geografia/mexico [4] https://es.internationalism.org/tag/3/45/descomposicion [5] https://es.internationalism.org/tag/historia-del-movimiento-obrero/1905-revolucion-en-rusia [6] https://gb.hrichina.org [7] https://es.internationalism.org/tag/geografia/china [8] https://es.internationalism.org/tag/geografia/estados-unidos