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El actual bombardeo de los medios de comunicación en EU sobre la “reforma” a la seguridad social es el último capítulo en un cuarto de siglo de ataques contra la clase obrera estadounidense. La burguesía de EUA ha estado implementando medidas de austeridad desde que el presidente Carter comenzó a hablar sobre el “malestar económico” durante el periodo de inflación de dos dígitos a fines de los años 70. La crisis económica ha empujado a la burguesía a un cambio cualitativo en la ferocidad de la austeridad. Hasta ahora, una de las fuerzas del capitalismo de estado norteamericano era su capacidad de usar el tamaño relativo de la economía del sector privado en EU y la falta de la propiedad directa del Estado para imponer la austeridad de una manera difusa.
Por ejemplo, la falta de un control estatal centralizado sobre el sistema de salud significa que los recortes a la atención medica no fueran anunciados e implementados nacionalmente sobre una base centralizada sino fueron introducidos en diferentes momentos, en diferentes lugares, en diferentes formas y apariencias a través de miles de programas de beneficios médicos, en diferentes compañías e instituciones económicas. De igual forma, en vez de anunciar una reducción generalizada en los salarios los salarios fueron atacados a nivel de empresas individuales, haciendo más difícil para el proletariado responder de forma unificada y simultánea. Hoy, para la burguesía es imposible seguir evitando un asalto frontal sobre el salario social. Es en este contexto que se debe ver la actual “reforma” a la seguridad social propuesta por la administración Bush.
La propuesta de presupuesto fiscal planteada por la administración Bush pide la abolición de unos 150 programas. La última administración Bush propuso recortar 100 programas, aunque solamente 4 cayeron –teniendo un insignificante impacto sobre el déficit presupuestal. Los mayores gastos del Estado son sobre dos aspectos: seguridad social, atención médica, y militar. Ante las necesidades enfrentadas por el gobierno de EUA en este periodo, es inconcebible que los gastos militares sean susceptibles de recorte, ello significa que la burguesía debe moverse a atacar directamente el salario social, lo cual había tratado de evitar en el pasado.
La función económica y social de la seguridad social en EUA
La seguridad social es parte del salario, pagados a la clase obrera por el Estado para asegurar la reproducción social de la clase obrera, en este caso para apoyar las condiciones de vida de los discapacitados, los ancianos, los trabajadores retirados, y los sobrevivientes de los trabajadores que han muerto, sería incorrecto asumir que esto es dinero que proviene del Estado, realmente es dinero confiscado a los salarios de los obreros, recolectado, administrado y distribuido como parte del mecanismo del capitalismo de Estado, que centraliza la vida económica y ata al proletariado al aparato de Estado.
Históricamente los trabajadores siempre tuvieron la responsabilidad de apoyarse entre sí y a sus familias, usando parte de su salario. Sin embargo, durante la crisis en los años 30, el desempleo en EU alcanzó 30% y millones de trabajadores fueron incapaces de apoyarse entre sí. Las instituciones de beneficencia privada fueron totalmente incapaces de controlar esta crisis social, y las medidas de capitalismo de Estado fueron introducidas a través del Estado benefactor para estabilizar la situación social y prevenir potenciales futuros desastres.
De los fondos de seguridad social, 50% son percibidos por impuestos sobre los salarios de los obreros. El otro 50% proviene de una combinación de impuesto de los patrones, a los cuales, económicamente el impuesto es calculado como un costo de trabajo, ellos lo pagan como parte del salario. Bajo la seguridad social el Estado confisca una parte de los salarios y en su nombre distribuye este dinero a los trabajadores retirados.
La supuesta crisis financiera de la seguridad social
El dinero pagado en el sistema de seguridad social nunca ha ido hacia las cuentas de retiro individuales, aún si el gobierno anualmente envía a los trabajadores cerca de la edad de retiro un récord financiero de la cantidad de dinero que han pagado al sistema por años. Los cheques de seguridad social de los actuales jubilados son pagados de los impuestos percibidos de los primeros 90 mil dólares de salarios de los obreros y exenta a la burguesía de tener que contribuir significativamente al sistema. La mayoría de los impuestos colectados van hacia el Fondo de seguridad federal para el retiro (comúnmente llamado fondo de seguridad social). Los cheques de seguridad social distribuidos a los retirados y discapacitados cada año provienen de estos fondos. Al fin de año ningún dinero dejado es requerido. De acuerdo al New York Times, “… el gobierno gasta inmediatamente el dinero para otras cuestiones” (8-03-05). Estos bonos supuestamente deben ser regresados cuando los fondos de seguridad social no tienen suficiente dinero para pagar los cheques de la seguridad social.
Hasta los años 80, los impuestos de seguridad social eran bajos y generalmente muy poco dinero era dejado al fin del año. Para resolver una supuesta crisis financiera de la seguridad social durante la administración Reagan, Alan Greenspan, posteriormente jefe de la reserva Federal, propuso “salvar” la seguridad social cortando beneficios y elevando impuestos. Esto llevó a un gran superávit en los fondos, alcanzando miles de billones de dólares cada año, las personas pagaban mucho más dinero de lo que era necesario para pagar su vejez. Estos superávit eran cada año vaciados al gobierno federal y fueron usados por la administración Reagan, y la primera administración Bush para reducir el déficit presupuestal, alcanzando con la administración Clinton un superávit. Este dinero ayudó a Reagan a la aceleración de la carrera armamentista en los 80 que ayudó a la bancarrota del imperialismo ruso, a fundar guerras y aventuras militares en las pasadas dos décadas, y a compensar los recortes de impuestos para los ricos.
Hoy se estima que hay aproximadamente 1.7 trillones de dólares en los fondos, y esta suma alcanzará 6 trillones para el 2018, cuando el fondo tenga que comenzar a recuperar los billetes del tesoro (IOU) para cubrir completamente los cheques de seguridad social para los jóvenes retirados. En otras palabras, mientras la burguesía está divagando y delirando sobre la bancarrota de la seguridad social, el sistema está ya hoy en un increíble superávit. Sólo que ese superávit está siendo desviado para financiar la guerra imperialista y los gastos militares. La administración Bush predice que el sistema será insolvente para 2042, pero la predicción menos políticamente motivada por la oficina de presupuesto del congreso es que la insolvencia ocurriría 10 años después, en 2052 –cuando los trabajadores más viejos tendrían 106 años de edad y los más jóvenes 88, cuando muchos de ellos hayan muerto y sean sus hijos quienes estarían recibiendo sus pensiones. Aunque se estima que esta caída en 2052 podría ser fácilmente compensada por algún ajuste en el gasto federal de alrededor del 3%.
El objetivo real de la “reforma” a la seguridad social
El debate de los medios de difusión burgueses sobre las “reformas” a la seguridad se enfoca sobre la desviación de una porción de las contribuciones de los impuestos de los obreros hacia las cuentas de inversión privada, ligadas al stock del mercado, se habla mucho sobre las ganancias que reciben en Wall Street. Pero este debate obscurece lo que realmente está en el centro. En el corazón del plan Bush no es alterar la fórmula usada para calcular los beneficios para la futura generación “baby boom” retirada que hoy tiene 55 años o menos, la cual reduciría los beneficios garantizados en 25% al 45% en las décadas venideras. El objetivo real de la administración Bush es evitar retornar esos 6 trillones de dólares que habrán sido robados por el fondo para 2018. En 1983, la burguesía usó el ardid de impedir una crisis en la seguridad social elevado los impuestos en la clase obrera y usó ese dinero no para pagar pensiones a los retirados o guardarla para pagar las pensiones de los futuros retirados sino para fundar sus agresivas políticas imperialistas. Ahora quiere completar esta masiva estafa maniobrando para evitar retornar los 6 trillones de dólares confiscados a la clase obrera a través del fondo de seguridad social.
A pesar de los intentos de la burguesía de arrojar una cortina de humo alrededor de la “reforma” de la seguridad social con discurso cuentas de inversión privada, la razón fundamental de ser de las reformas a la seguridad social es cortar el salario social del proletariado. Este ataque frontal, cuando es necesario para la burguesía, está cargado de riesgo de provocar una respuesta proletaria.
Es claro que hay unidad en la burguesía sobre la necesidad de la “reforma” a la seguridad social, pero el peligro de provocar una explosión en la clase obrera es una razón por la que haya tanta duda en la clase dominante sobre exactamente como y qué tan rápido proceder. Pero también hay preocupación de cualquier torpeza orquestada renunciando o repagando los bonos del tesoro al fondo de seguridad social, que se supone estar respaldado por la “completa confianza del crédito de los Estados Unidos”… muchos de estos bonos son sostenidos por inversores japoneses y chinos, quienes transferirían sus fondos a inversiones en Euros. Esto crearía una calamidad económica para EU. Aún en el Partido Republicano hay duda de precipitarse hacia las propuestas de cuentas de inversión, sin embargo es una cuestión abierta para la clase dominante…
J Grevin / abril-2005