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El pasado 25 de febrero reabrió sus puertas la planta llantera de Euzkady en El Salto Jalisco. Después de una derrota de la huelga estallada el 16 de diciembre de 2001, el sindicato ha pactado un “solución”: transformar la empresa en una cooperativa (Cooperativa Democrática de Occidente). Ahora los trabajadores participan, junto a la empresa Llanti System con el 50% de las acciones respectivamente. La burguesía ha expresado su beneplácito, el Centro Nacional para el Desarrollo con sede en Bélgica declaró: “fue ejemplar en la cuestión de la relación entre Europa y México” (La Jornada, 26-02-05). De los 1,164 obreros que trabajaban en el 2001, sólo 594 han entrado a la “cooperativa”, de manera que no son una alternativa verdadera contra el desempleo ni contra el capitalismo. Estas “soluciones” no son nuevas en el movimiento obrero, ya hemos denunciado que las cooperativas y todos los intentos obreros de autogestión de las empresas son un rotundo fracaso para el proletariado. Además, la trayectoria de la huelga en Euzkadi muestra como el aislamiento y la derrota se remacha con el sabotaje sindical y la puesta en marcha de esta cooperativa. El izquierdismo, los medios y hasta “defensores de derechos humanos” no dejan de mostrar a esta cooperativa como una “victoria” para la clase obrera. Los revolucionarios tenemos que advertir y denunciar que la autogestión eso un peligro para el proletariado ya que:
- compromete a fracciones de la clase obrera en la defensa del régimen capitalista;
- desorienta al proletariado ya que siembra ilusiones en “perfeccionar” un sistema de explotación que tiene que destruir;
- crea la ilusión de “ser dueños” de la empresa, es decir, ata a la clase a las preocupaciones por “salvar” la economía capitalista;
- y en fin, divide a los obreros entre aquéllos que evolucionan hacia la necesidad de destruir la explotación capitalista y los “cooperativistas” que se comprometen en una misión de “salvamento” de ésta.
En próximos números abordaremos de fondo esta cuestión, recordaremos el fracaso de los trabajadores de la Refresquera Pascual y la experiencia de las colectividades anarquistas en España. La historia ya ha sancionado estas experiencias y el proletariado debe estar conciente que representan un terreno minado y peligroso.
RM. /17-04-05