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En el futuro, en una comunidad humana verdadera, habrá seguramente fútbol. La eliminación de la competencia económica y militar como base de la sociedad no implica que las personas no quieran ya practicar juegos de equipo, y el fútbol ha demostrado ser el juego de equipo más competitivo de todos.
Pero no habrá estados nacionales, así que la Copa mundial en su actual forma habrá sido consignada al museo de la historia del fútbol (posiblemente el que está en Preston).
Eso si alcanzamos tal sociedad -lo cual necesitamos hacer absolutamente si la humanidad tiene oportunidad de supervivencia y de florecimiento. Y si no lo hacemos, la continuación del nacionalismo será ciertamente uno de los factores que nos habrán condenado a hundimos en un infierno de guerras sin fin y de conflictos étnicos.
Los acontecimientos deportivos internacionales como la copa del mundo son el vehículo perfecto para suscitar el nacionalismo. Algunos pensarán que sólo es una buena diversión inofensiva. Después de todo, no todo el que agita la bandera de los cruzados es un xenófobo o un fascista.
Pero hay un montón de ejemplos para demostrar que el fútbol, o más bien su manipulación por los medios y las facciones políticas, ha sido factor clave en atizar conflictos verdaderos y muy sangrientos. El ano pasado el juego de calificación entre Egipto y Argelia para esta copa del mundo es un buen ejemplo. Seis fans argelinos fueron asesinados en el caos que siguió al juego en el Cairo y 21 argelinos fueron heridos. 23 egipcios fueron heridos en Jartum, y al final de esto, 14 argelinos murieron y centenares fueron heridos en Argelia en celebraciones después del juego. Además de la violencia alrededor del juego real muchos de los 15 000 trabajadores egipcios que vivían en Argelia fueron atacados y obligados a huir. Miles de partidarios egipcios también libraron batallas con la policía en el centro de El Cairo, resultando 11 policías y 24 manifestantes heridos, 20 personas arrestadas y 15 vehículos dañados. Algunos fans, incapaces de alcanzar a los argelinos, lanzaron piedras a la embajada india. Además de esto hubo choques entre los africanos del norte que viven en Francia.
Aunque los medios burgueses condenan estos acontecimientos, el mismo tono que toman muestra una reacción completamente diferente a la que ellos tenían cuando se presentaron las huelgas masivas en Argelia hace dos arios. Entonces la furia completa del Estado y todos sus aparatos represivos, se volcaron contra la clase obrera, demostrando el temor dentro de la clase dominante. Después del partido de fútbol hubo algunas pocas palabras de condena y llamados a la calma.
Pero estos no son los peores acontecimientos que hemos visto en un partido de fútbol. Años atrás, en 1990, uno de los acontecimientos que hizo parte de la guerra en ex-Yugoslavia fue el partido entre el Dínamo Zagreb y la Red Star Belgrade. Por supuesto las guerras no son iniciadas por los partidos de fútbol. Sin embargo tales demostraciones públicas del odio nacionalista se utilizan como medios de movilización de la clase obrera para la guerra. El partido terminó en una batalla entre las pandillas nacionalistas rivales croatas y serbias, los serbios dirigidos por Arkan, un nacionalista serbio procesado por la ONU por crímenes contra la humanidad. La policía fue rápidamente sobrepasada por la cantidad de personas pero más adelante regresó con refuerzos, furgonetas acorazadas y cañones de agua para unirse a la violencia. Después de una hora con centenares de heridos, algunos disparos, algunos apuñalados y otros intoxicados por el gas lacrimógeno, los enfrentamientos terminaron. La guerra, en la cual más de 60 000 personas murieron estaba por comenzar, y los Tigres de Arkan, milicia formada por los partidarios de Red Star, desempeñaron un papel en algunos de los peores casos de limpieza étnica. Zvonimir Boban, alcanzó más adelante una fama masiva con el AC Milán, atacando ese día a un policía antidisturbios. Dijo posteriormente que amaba a Croacia más que a cualquier cosa, y que moriría por su país. Él no lo hizo pero desafortunadamente decenas de miles de trabajadores si murieron.
Volviendo a 1969, los países calificados para la copa del mundo de 1970, El Salvador y Honduras libraron una guerra conocida comúnmente como la guerra del fútbol. El partido fue la chispa para una situación ya tensa hacia la guerra. Después del segundo partido los medios en ambos países informaron ataques exagerados, e incitaron a los trabajadores de ambos países a atacarse mutuamente, y al cabo de un mes los países se vieron envueltos en la guerra, que aunque duró solamente cuatro días dejó más de 3 mil muertos, la gran mayoría de ellos civiles, y 300 mil refugiados.
En el futuro, si tenemos un futuro, habrá seguramente futuro. Pero no será usado para vendemos nuestros propios sueños, que vuelve el respeto por la habilidad en culto a las estrellas e ídolos, para atarnos a una falsa comunidad donde explotados y oprimidos tendríamos los mismos intereses que los que nos explotan y nos oprimen, sólo porque nacieron dentro de las mismas fronteras nacionales.
Amos/Sabri (31.5.10)