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Crisis Económica
1. Los problemas económicos que enfrenta el capitalismo han tomado un proceso de aceleración en los dos últimos años, sin embargo eso no significa que la actual crisis inició en el 2007; la actual recesión económica no es sino parte del proceso de agudización de la crisis capitalista que se abrió desde fines de la década de los sesenta, y que se revela como una crisis crónica, propia de un sistema en su fase decadente. La expresión de las secuelas más llamativas de este proceso han tenido lugar en el aparato financiero, sin embargo eso no significa que se trate simplemente de una «crisis financiera», por el contrario la realidad muestra que es la profundización de la crisis general del capitalismo, en la que todas las áreas del sistema son afectadas. La clase dominante construye justificantes de la crisis que embonen con su pretensión de que el capitalismo es un sistema perfecto y eterno, de tal manera que el argumento explicativo del actual proceso es que se trata de un problema de «liquidez y pérdida de credibilidad temporal», provocado por una «mala administración». En una continuación de este argumento, aunque intentando darle un toque «crítico», la misma burguesía a través de sus diversos intérpretes y voceros, afirma que se trata de una crisis del «neoliberalismo», lo cual abre la posibilidad de encontrar «políticas alternativas» sustentadas en una participación mayor del Estado, alentando así a los trabajadores a tener esperanzas en la democracia y los gobiernos -como el de Barack Obama en los EUA, o los de izquierda en AL- que se preocupan por construir los instrumentos e instituciones que controlen al «mercado especulativo».
2. La aceleración de la crisis económica marcada por las quiebras de instituciones hipotecarias y bancarias, la caída profunda de las bolsas de valores del todo el mundo, pretende encontrar una solución mediante la intervención de los Estados «rescatando» a estas estructuras. De la misma forma los planes de despidos y los urgentes créditos que los bancos centrales conducen para el apuntalamiento de la industria, hacen ver la preocupación que la burguesía tiene para que la crisis no tome tintes «dramáticos» como en 1929, sin embargo, el hecho de que la expresión de las secuelas sean administradas no evita que la crisis que vive hoy el capitalismo tome dimensiones cualitativamente más graves. Los acontecimientos recientes, aún cuando exponen la gravedad de la crisis, hacen notar que la burguesía en todas las regiones toma las enseñanzas que le dejó 1929 para administrar las secuelas y evitar un colapso general.
3. La intensa actividad del Estado para enfrentar los efectos de la crisis en el período actual no es un aspecto opuesto radicalmente a las medidas liberales y privatizadoras, liberalismo y proteccionismo son políticas complementarias que forman parte de las medidas que corresponden al capitalismo de Estado, que es la forma que la burguesía ha utilizado para organizar al sistema en su fase de decadencia (abierta en 1914). Esta forma de organización no ha dejado de estar presente aún cuando los discursos liberales de la clase dominante hacen creer que el Estado había dejado de tener el papel principal en la conducción y ordenamiento de la explotación.
4. A diferencia de procesos recesivos que tuvieron lugar en años anteriores, lo más fuerte de los disturbios económicos está tomando lugar en los países industrializados (EUA, Inglaterra, Alemania...) eso no significa que sea un fenómeno local. El sistema capitalista es el primer modo de producción que engendra sus crisis no por escasez, sino por exceso de capital y mercancías, pero además al haber expandido su dominio por todo el planeta, hace que la crisis se manifieste no como un fenómeno regional, sino de dimensión internacional, extendiendo todas sus secuelas sin dejar ninguna región a salvo. No obstante, hay que considerar que si bien la crisis en su avance va quebrando bancos y paralizando fábricas, ante todo extiende y profundiza la degradación de las condiciones de vida del proletariado y de las capas de oprimidos.
5. El peso de la inflación (que amenaza con desatarse), los despidos, la afectación a salarios y pensiones, así como el incremento de los ritmos de trabajo, son aspectos que por todas partes del planeta se presentan, degradando aún más las condiciones de vida de los explotados, pero este golpeo también abre la posibilidad de respuestas obreras.
La crisis al exponer las contradicciones del sistema, desnuda en toda su dimensión el hecho de que el capitalismo es un sistema que se basa en la explotación, y sustenta la riqueza de la burguesía en la miseria de los trabajadores. Por eso la respuesta que los Estados organizan para limitar los efectos que la crisis tiene sobre la ganancia, no son sólo medidas de «rescate» a través del accionar del crédito de los bancos centrales y el uso del gasto de gobierno, sino fundamentalmente son aumentos de cargas contra los asalariados y capas oprimidas que los sume en una mayor miseria, pero también anima la reflexión y ahonda el coraje que conduce a la toma de conciencia y a la movilización.
6. Las secuelas recesivas que abaten al sistema se repiten en cada región. En América Latina la agudización de la crisis hace que los problemas se presentan con mayor dureza dada la fragilidad que tienen estas economías, por más que todos los gobiernos declaren haberlas «blindado». Por ello las respuestas contra los trabajadores suelen ser más brutales, repitiéndose los mecanismos de golpeo por gobiernos de derecha e izquierda (presentes en Cuba, Bolivia, Brasil, Venezuela...), poniendo de manifiesto que las políticas de todos gobiernos responden a la misma necesidad: salvaguardar al sistema capitalista. No resulta extraño que las medidas que afectan drásticamente a las jubilaciones de los trabajadores se apliquen en forma casi idéntica en Chile, Brasil, México, Bolivia y Cuba. Por eso los planteamientos de los gobiernos reunidos en el G20, lo mismo que las «soluciones alternativas» (sustentadas en proyectos como el ALBA), son construcciones de los Estados nacionales para poder administrar la crisis, pero son incapaces de solucionarla, menos aún, tienen en su preocupación hacer menos grave la carga de los explotados, por el contrario, esas supuestas medidas «anti recesión» buscarán cargar sobre las espaldas de la clase obrera el peso de la crisis y en estos ataques, derecha e izquierda se verán unidas en el actuar, coincidirán en sus medidas como nunca antes en la historia.
7. La agudización de la crisis en México resalta de manera inmediata las dificultades y quiebras de empresas comerciales e industriales, obligando al Estado, como en el resto del mundo, a definir políticas de apoyo para éstas, en las que se repite el desgastado instrumento del crédito, pero además y fundamentalmente arrecian los ataques en contra de los trabajadores. Si de manera constante el desempleo y los empleos precarios son una carga que afecta la vida de los trabajadores, ahora, con la profundización de la crisis este problema se acrecienta, en tanto que el grueso de capitalistas, sin importar si están dedicados a las finanzas, al mercadeo o a la producción, preparan despidos, afectaciones directas al salario mediante su congelamiento, la retención de éstos e incluso al aplicar los «paros técnicos» contraen directamente en importante proporción los montos salariales.
Lucha de clases
8. La agudización de la crisis económica hace que los ataques a las condiciones de vida de los trabajadores sean mayores, haciendo con ello crecer el descontento, lo cual anima (aunque no de forma mecánica) su combatividad y conciencia. Desde 2003, con las movilizaciones en Francia y Austria, percibíamos que la lucha de clases presentaba un giro que expresaba una ruptura en el reflujo y que se confirmaba en:
- El desarrollo de minorías al interno de la clase obrera en búsqueda de perspectivas revolucionarias. Nuestra Resolución sobre el giro de la lucha de clases (junio 2004) resaltaba que: «...se va confirmando, en el seno de la clase, un proceso de reflexión profunda, aunque hoy todavía subterráneo, lo cual se plasma, entre otras cosas, en algo que se confirma más y más: la aparición de toda una serie de elementos y grupos, jóvenes muchas veces, que se acercan a posiciones de la Izquierda comunista.»
- La conducción de movilizaciones importantes en las que la fuerza solidaria de los trabajadores ha quedado expuesta, bien podemos referir las movilizaciones de estudiantes en Francia durante el 2006 (contra la ley del primer empleo), destacando su importancia por definir sus reivindicaciones con un carácter de clase e impulsar la solidaridad intergeneracional. Esta misma tendencia ha sido confirmada por las huelgas obreras salvajes de Dubai (Emiratos Árabes) en 2006-2007, y las diversas expresiones de trabajadores en EUA, Alemania, España y las mismas revueltas del hambre que han tenido lugar en países de la periferia como Haití.
9. La gravedad de la crisis hace que la burguesía en todos los países tienda a atacar a los trabajadores bajo similares estrategias, lo cual marca la tendencia a que se presente una simultaneidad en la manifestación de la combatividad (lo mismo en los de mayor industrialización como en los de menor), abriendo las condiciones materiales para la huelga de masas. Esta manifestación de descontento evidente no sigue un avance sin interrupciones, la burguesía se mantiene vigilante para desviar el descontento utilizando para ello su aparato de izquierda y la estructura sindical.
10. En México las trampas que la burguesía prepara o fortalece para adelantarse a posibles descontentos sociales se concentran en la continuación de la campaña chauvinista impulsada a través de López Obrador, y que en un principio se centró en la defensa de PEMEX y que ahora se extiende hacia la defensa de la economía nacional. Por otra parte la estructura sindical ha procurado que las expresiones de descontento se pierdan en el impulso de luchas por la democracia sindical, logrando con ello que las reivindicaciones por la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores queden sometidas a una falsa idea de que esa estructura, que la clase dominante ha convertido en un engrane más de su maquina de opresión, puede cambiar su esencia con el sólo hecho de cambiar a los individuos que forman la dirigencia.
11. Algunos hechos relevantes de los cuales los trabajadores deben de sacar las lecciones para incorporarlas en sus futuros combates, son las trampas que la estructura sindical ha llevado a cabo. Por un lado se encuentra la trampa a la que se ha tendido al magisterio en el estado de Morelos. Ante la imposibilidad de detener el descontento que ha generado el proyecto gubernamental que incrementa las cargas de trabajo de los profesores de nivel básico, llamado «Alianza por la Calidad Educativa» (ACE), el sindicato, desde su variante «de base», empuja hacia la huelga procurando que se presentara en condiciones de aislamiento. Aunque en un inicio logra despertar la solidaridad entre la población trabajadora, el mismo encerramiento en que el sindicato mantiene a la huelga, hace que se esa solidaridad se esfume. El centro de la trampa es impulsar la formación de un sindicato de base para limpiar la desprestigiada imagen de la estructura sindical oficial. Usando un lenguaje «radical» y de «crítica» este sindicato de base logra bloquear la combatividad conduciéndola hacia acciones aisladas y provocadoras, impidiendo que los trabajadores tomaran la lucha en sus manos y la extendieran hacia otros sectores, ahogando así a las movilizaciones y favoreciendo la represión.
Otro aspecto que debe ser tomado para la reflexión de los trabajadores es la trampa montada para impedir que continuaran y maduraran las manifestaciones masivas de repudio a la «ley del ISSSTE» (que afecta de forma aguda las condiciones de pensión y jubilación de las generaciones en activo y las futuras). El mecanismo usado en esta ocasión fue el impulso de «amparos jurídicos», con la idea de transformar el problema general de los trabajadores en un problema individual, en el que la fuerza de la unidad y la solidaridad de los trabajadores es combatida directamente por el sindicato, extendiendo la idea de que la esperanza de los asalariados se encuentra en la pericia del abogado contratado y la buena voluntada del aparato jurídico.
12. La gravedad de la crisis y el aumento de los de ataques contra los trabajadores, combinados con las trampas de la izquierda del capital y el aparato sindical, exige la presencia de la minoría revolucionaria, llevando argumentos claros para reflexionar que el sistema capitalista no tiene solución a sus penurias, y también precisa que con paciencia y claridad se denuncien las trampas que la burguesía lleva a cabo para impedir que el coraje, la combatividad y la conciencia de los trabajadores se concrete en movilizaciones.
Conflictos inter-burgueses
13. El proceso de descomposición, que se ve alimentado por el desarrollo cada vez más agudo de la crisis, hace que las dificultades de la burguesía por alcanzar una cohesión se acrecienten. Sin duda la pugna enfrascada alrededor de la droga sigue siendo el problema que más divide a la clase en el poder, dado que las bandas mafiosas hacen cada vez más evidente su relación con grupos específicos del Estado. Si bien no es fácil conocer todas las conexiones ocasionales o continuas existentes entre los grupos de la mafia y el resto de las fracciones burguesas, hay los suficientes argumentos y elementos de juicio para entender que el narcotráfico se encuentra enraizado en las estructuras del Estado, y representa una actividad burguesa más, en la que se expresan las diversas diferencias de esta clase como en cualquier otro escenario que pisa (político o económico), sólo que en este se exponen (por la misma condición de la mercancía con la que trafican) de manera salvaje.
14. El atentado del 15 de septiembre, en el que se lanzan granadas de fragmentación en contra de una masa inerme, que mata y hiere a decenas de personas sin ningún motivo aparente, abre un proceso de avance cualitativo de la descomposición en la región, no sólo por la actuación descarada y criminal de la burguesía, sino fundamentalmente por la muestra de una pérdida importante de autoridad del gobierno para imponer un control, ya que no logra cohesionar y ordenar el accionar de los diferentes grupos, pero además abre la práctica de utilizar como rehén a la población civil para presionar a su oponente. No se puede saber de forma exacta los motivos que llevaron a cometer este atentado, bien pudo ser un ataque fallido hacia un personaje del gobierno de Michoacán, un acto de advertencia mostrando su capacidad de fuerza, o bien un atentado preparado, de provocación, para presionar por una mayor autonomía a las fuerzas militares, no obstante, lo que es cierto es que el Estado ha utilizado bien este acontecimiento, no sólo como medio de propaganda para llamar a la unidad nacional (es decir la unidad de los trabajadores con sus explotadores), sino para extender un ambiente de miedo y pretextar una extensión de la militarización. A partir de esto, incrementa las dosis de gasto hacia el ejército y amplía los operativos militares, los cuales habían ya extendido el terror violando a mujeres, asesinando a cualquier civil que no acatara sus órdenes, invadiendo casas con el pretexto de búsqueda de droga o mafiosos: Ahora se expande su responsabilidad interviniendo directamente en la represión de manifestaciones sociales (como lo hizo contra los profesores de Morelos).
15. Otro de los frentes en los que es notorio el avance de la descomposición y por tanto la agravación para alcanzar una cohesión de la clase dominante, es en la ruptura existente en el interior de sus partidos.
Es de destacar el resquebrajamiento del PRD, ya que éste fue un verdadero esfuerzo de la burguesía por integrar en el engranaje estatal a su fuerza de izquierda, no obstante las dificultades de la misma clase dominante ha llevado a que el PRD se divida, haciendo que una tendencia (conocida como «los Chuchos») se acerque a fuerzas del gobierno, lo que hace que su careta de fuerza crítica se deslave, obligando a sectores de la burguesía a plantearse la necesidad de reconstruir a su grupo de izquierda, para ello toman como base a López Obrador, que ya se encamina a integrar ese partido, que pueda ponerse «más a la izquierda» y que cumpla el papel de contenedor del descontento de los trabajadores, ya que estando el PRD en manos de «los Chuchos» es difícil que cumpla esa tarea dado su desprestigio. Es posible que el PRD se mantenga unido hasta el proceso electoral del 2009, en tanto que cada grupo busca acomodarse mejor, pero es evidente que la ruptura tendrá que definirse en camino hacia las votaciones del 2012. Esta ruptura puede ser una debilidad para la burguesía en tanto pierde un engrane importante de su mecanismo de control político y es cierto que puede encontrarse mal colocada en un momento en que se agudiza la crisis y requiere de una izquierda que logre contener el descontento, por ello, ante el surgimiento de respuestas obreras, se puede precipitar la ruptura para la reconstitución de la izquierda del capital.
Noviembre 2008