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Los debates parecen ser un ofrecimiento general de la burguesía mundial, los debates parecen un moda novedosa. Hillary y Obama en EUA, Zapatero y Rajoy en España, ayer los candidatos a la presidencia en México, en fin, por todos lados la burguesía quiere dar muestras de "apertura" y de superación de viejas ideas... ¡nada más falso! Esos espectáculos masivamente manipulados por los medios de comunicación muestran no sólo la indigencia teórica de una burguesía incapaz, como clase decadente, de generar nuevas ideas, pero también, se muestra una descarada desnaturalización de lo que es una verdadero debate.
Debate, taparrabos de sus pugnas internas
Primero fue la toma de la tribuna de la Cámara de diputados por la bancada del PRD, su argumento: "se quiere dar un albazo", es decir, se quiere hacer una reforma energética sin un debate "ciudadano amplio". Después de estiras y aflojas, se ha acordado un debate de un poco más de 70 días, unos dicen (PAN) que la reforma no es privatizadora mientras que otros (Frente Amplio Progresista que agrupa al PRD, PT y Convergencia) afirma que se trata de una privatización "encubierta" y que, por tanto habría que defender la "patria y sus recursos naturales", en fin, el PRI, por su parte, está cocinando su propia propuesta de reforma. Los intereses que hay atrás de todas estas divergencias no son evidentemente los del conjunto de los explotados, lo que hay atrás es una sórdida lucha por ver que facción queda mejor posicionada ante una situación donde hay claramente beneficios económicos que acaparar (el 35% de los recursos del Estado provienen de las ventas petroleras) amén de los jugosos contratos con cualquier empresa (nacional o extranjera) cuyas asignaciones pasan por debajo de la mesa cuantiosas cuotas de dinero. Así pues del 13 de mayo al 21 de julio veremos pasar un conjunto de intelectuales, partidos políticos, expertos, y toda suerte de especialistas en vómito sagrado para tratar de exponer sus sesudas aportaciones y así "clarificar a los ciudadanos".
Por lo que se ha visto a la fecha, se trata más bien de un diálogo de sordos, cada quien pasa a leer sus rollos, cada uno dice todo lo mal que el otro ha hecho las cosas, cada uno presenta datos parciales que benefician su postura política, a casi un mes de debate, no parece que la luz de la clarificación esté apareciendo o esté en vías de hacerlo, los intereses se ven cada vez más contrapuestos y aunque todos dicen representar los intereses de las mayorías, lo claro es que cada vez se dividen más las fracciones en presencia, este debate terminará con la imposición de una de las partes, es decir, será una relación de fuerza a favor de alguna la que determinará el "resultado del debate".
El FAP de López Obrador afirma que este debate fue posible gracias a sus acciones, el PAN dice que esas mesas ya estaban contempladas,...en fin, todos buscan adjudicarse la paternidad de este supuesto debate! Lo cierto es que en la democracia, manto ideológico de la explotación del capital, los debates están llenando el espacio de una supuesta reflexión. Nos están vendiendo el cuento de que en la democracia los ciudadanos son tomados en cuenta y pueden orientar o corregir las decisiones del Estado, es decir, de nuevo la burguesía usa sus pugnas, las disfraza de debate y con, ello, tanto izquierda como derecha consiguen afirmar su papel: seguir defendiendo el statu quo, es decir, la explotación del trabajo por el capital (¡tema que nunca estará en debate!).
Este tristemente célebre debate sobre la reforma energética, tiene también un venenoso telón de fondo: polarizar a los explotados en una falsa alternativa: los que defienden la nación y los que la quieren privatizar. Para los explotados no hay salida, su lucha no esta ligada a la defensa de cualquier variante nacionalista, hacerlo implicaría cavarle una tumba a las aspiraciones de un día sacudirse el yugo de los explotadores. Este debate representa una defensa cerrada de los intereses de una minoría explotadora que trata de rentabilizar una endeudada empresa estatal que podría ser mucho más productiva para el capital.
Acordamos plenamente con lo que nuestra sección en España decía a propósito de debate Zapatero-Rajoy: "En sus caras, en sus gestos, en sus declaraciones, los contendientes rezumban pugilato, navajazos a la yugular, guerra despiadada. Tras el tenue maquillaje de bellas palabras aludiendo a la "solidaridad" o a la "dignidad", los dos aspirantes se retrataron a sí mismos y retrataron a una sociedad basada en la competencia feroz, en la guerra del todos contra todos, en pisar al de al lado, en no tener el más mínimo escrúpulo en la carrera por las "oportunidades""
¿Cómo es un debate en el seno del proletariado?
Como arriba decíamos, tal parece que la burguesía intenta matar dos pájaros de un tiro, dirimir sus pugnas en este terreno y, al mismo tiempo, desnaturalizar la necesidad de un verdadero debate.
Mientras que para la ideología burguesa debate es sinónimo de aplastamiento del rival, de humillación, de ganar o perder, de maniobras, de manipulación y un largo etcétera, al interno de la clase obrera la discusión y reflexión de sus problemas no es mediante la imposición de posturas, se trata de un intercambio de ideas, de analizar, de argumentar, de convencer a través de un "diálogo socrático", en fin, el objetivo no es justificar ningún privilegio sino de reconocer y aprehender la realidad lo más profundamente posible. La burguesía tiene necesidad de mistificar la realidad para proteger su sistema de explotación, el proletariado al contrario, tiene necesidad de que la realidad sea entendida en su dinámica y evolución. La honradez, la sinceridad y la búsqueda de la verdad (¡más que la verdad en sí misma!) son características intrínsecas de un debate proletario. Sólo el proletariado puede ser portador de esta nueva naturaleza de lo que conocemos como "debate público":
Como la CCI lo ha señalado, a propósito de la Cultura del debate: «El proletariado es la primera clase a la vez explotada y revolucionaria. Contrariamente a las clases revolucionarias precedentes, clases explotadoras, su búsqueda de la verdad no está limitada por ningún interés que preservar como clase. Contrariamente a las clases explotadas anteriores, que no podían sobrevivir sino consolándose con ilusiones (religiosas en particular), su interés de clase es la pérdida de ilusiones. Como tal, el proletariado es la primera clase cuya tendencia natural, en cuanto se pone a reflexionar, y se organiza y lucha en su terreno, es una tendencia hacia la clarificación».(Revista Internacional 131, 4º Trimestre de 2007).
Frente a los miserables espectáculos que nos ofrece el "canal del Congreso" y toda la prensa burguesa, debemos denunciar ese teatro como una forma de asquear a los trabajadores y que éstos no quieran debatir ya más sobre la futura revolución. El viejo mundo burgués sabe perfectamente que su estructura no soportará la reflexión a fondo del proletariado revolucionario, tal reflexión producto del debate deberá llegar a la conclusión de que la solución a todos los males de este planeta está ligada a la destrucción de este régimen de explotación del trabajo asalariado.
La burguesía grita hoy que los ciudadanos están reprensados en este debate, nosotros sabemos que es una mentira cruel, sólo la lucha de clase y más directamente un periodo revolucionario, incorpora de manera efectiva a las masas ayer ajenas a todo debate, a una vida política activa, viva, creadora, fraternal y solidaria. No es una utopía, La Revolución Rusa de 1917 es un ejemplo edificante, las verdaderas asambleas obreras también plantean ya en germen ese ambiente donde la reflexión y la clarificación se convierten en un placer y en armas para avanzar hacia la transformación revolucionaria del mundo.
Marsan. 8-06-08