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La marcha de más de un millón de colombianos celebrada en Bogotá el 4 de febrero pasado y que fuera secundada por infinidad de acciones similares en varias ciudades del mundo, es producto del conflicto diplomático entre Colombia y Venezuela, después de la desautorización (21 de noviembre del 2007) a la mediación que Hugo Chávez llevaba a cabo, junto a algunos personajes políticos de oposición de la burguesía colombiana, entre el gobierno de Uribe y las FARC[1]; un cierto arbitraje que desde agosto del 2007 se llamó "Acuerdo Humanitario" que consistía en intercambiar rehenes en poder de la guerrilla por integrantes propios hechos prisioneros en cárceles del país y de EU. Tales manifestaciones masivas evidentemente fueron propiciadas y manipuladas por el gobierno de Álvaro Uribe quien atiza la rabia y la indignación de la población en general por los secuestros, los asesinatos y la situación de terror interminable, queriendo endosarlos todos a la guerrilla intentando retomar la iniciativa para pasar a la ofensiva y escondiendo el hecho de que el mismo gobierno, su ejército y los grupos paramilitares a su cobijo son copartícipes también completamente de la situación de terror que se vive en el país andino.
Evidentemente, los medios de la burguesía difundieron en todo el mundo las noticias, las imágenes, los testimonios y las llamadas pruebas de supervivencia de los rehenes, sobrecogedoras y aterrorizantes. Pero lo peor es el mensaje explícito e incisivo que se recalca como principal contenido es este: las organizaciones marxistas secuestran, torturan, asesinan, roban... y por tanto hay que exterminarlas. Las mismas FARC se autoproclaman marxistas lo que parecería confirmar lo dicho; sin embargo, tras estos hechos y las elucubraciones ofrecidas tan comedidamente por toda suerte de "expertos" de la burguesía, el proletariado cuenta con la única explicación libre de prejuicios ideológicos y que por lo tanto puede aportar una verdadera claridad para la clase obrera.
Las FARC-EP, un engendro estalinista
El mito revolucionario que se arrogan las FARC no resiste la prueba del único método marxista que caracteriza como burguesa a esta organización debido a su:
- Origen: desde 1964 en que surgieron como el brazo armado del Partido Comunista Colombiano, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP) se posicionaron como continuadores de la contrarrevolución estalinista, es decir, como un engendro de la burguesía cuya acta de nacimiento se adornó con la ideología marxista-leninista que es otra criatura aberrante del estalinismo[2].
- Programa[3]: barnizados con declaraciones grandilocuentes de "acabar con las desigualdades sociales, políticas y económicas mediante la intervención militar y el establecimiento de un Estado marxista-leninista y bolivariano", sus objetivos son: "tomar el poder para cambiar al régimen oligárquico por uno genuinamente nacionalista", "recuperar la soberanía nacional", "el establecimiento de un régimen político democrático que garantice la paz con justicia social, el respeto a los derechos humanos y un desarrollo económico con bienestar para todos los que viven en Colombia". Es decir, los mismos de las guerrillas de los setenta del siglo pasado en esa región de América Latina; en términos llanos, la más pura y abyecta defensa de la nación y la economía burguesas, o sea, del perfeccionamiento de la explotación y de la opresión. No es una casualidad ni un "error" el que el programa de las FARC-EP termine con una arenga a "los campesinos, obreros, empleados, estudiantes, pequeños industriales y comerciantes, a la burguesía nacional que esté dispuesta a combatir contra el imperialismo, a los intelectuales demócratas y revolucionarios, a todos los partidos y corrientes de izquierda y de centro (...) por un gobierno democrático y de Liberación Nacional"[4].
- Práctica: su actuación política desde sus inicios ha sido exactamente la de las capas y clases desesperadas y sin porvenir: la definida "práctica heroica y ejemplar", que no son sino acciones minoritarias producto de la desesperanza, cuando no acciones auspiciadas por alguna fuerza imperialista para debilitar a la fracción dominante de la región (en este caso EUA). Esta nunca ha aportado alternativa alguna ni mucho menos ha servido para detonar la lucha del proletariado sino al contrario, le contamina la ilusión de que habría un camino diferente a la lucha de clases. Es esta práctica política la que corresponde en términos generales a la pequeña burguesía y que consiste en acciones voluntaristas de pequeñas minorías o de individuos aislados y que además no está dirigida contra la sociedad capitalista sino contra algunos individuos representativos de algunas instituciones, lo que acaba en "venganzas", "ajustes de cuentas", "escarmientos", etc. Pero además, habiendo surgido así las FARC-EP, a la vuelta de los años su naturaleza burguesa no sólo se ha confirmado con creces sino que ha tomado otras características que se han sumado a su origen "romántico" y "trasnochado" como la "guerrilla más antigua del mundo". En efecto, sus acciones guerrilleras, los atentados, los asesinatos, los secuestros con fines políticos o de extorsión, se han combinado en los últimos años con actividades de narcotráfico (del cual se calcula que obtiene cerca del 80% de su financiamiento)[5]. En fin, toda una máquina capitalista que compite con el Estado oficial colombiano por la obtención de las mayores ganancias (las FARC mismas funcionan como un Estado en el territorio que controlan).
Diametralmente opuesta se encuentra la práctica de la clase obrera, como ya lo hemos definido: "la lucha del proletariado como toda lucha social es necesariamente violenta, pero la práctica de su violencia es tan diferente de la violencia de las demás clases como diferentes son su proyecto y sus metas. Su práctica, incluida la de la violencia, es acción de amplias masas y no de minorías (...) la violencia revolucionaria del proletariado no podrá tener jamás la monstruosa forma del terror típica de la dominación capitalista, ni la forma del terrorismo impotente de la pequeña burguesía. Su fuerza invencible no se basa tanto en la fuerza física y militar, y menos aún en la represión, y sí, en cambio, en su capacidad para la movilización de masas, para asociar a la mayoría de las capas y clases trabajadoras no proletarias a la lucha contra la barbarie capitalista. Su fuerza reside en su toma de conciencia y en su capacidad para organizarse de manera autónoma y unitaria (...) Esas son las armas fundamentales de la práctica y de la violencia del proletariado"[6].
La campaña "humanitaria", una escaramuza en las pugnas imperialistas
El "Acuerdo Humanitario" que mencionamos arriba terminó necesariamente en un desaguisado pues ambas partes se empecinan, como es obvio, en promover sus propios intereses políticos, económicos y militares. Pero además debemos integrar otro factor, el de la injerencia imperialista tanto de los EU como de las potencias de Europa y de Asia. Lo analizamos ya anteriormente, las potencias rivales de EU buscan afanosamente atizar la inestabilidad política en el traspatio de los EUA para intentar fortalecer su propia política imperialista; de este modo hemos visto cómo algunas potencias europeas, asiáticas y hasta árabes al lado de Chávez se han dedicado a explotar la vena nacionalista anti-norteamericana procurando un mejor acomodo en la guerra económica pero sobre todo en la arena inter-imperialista. "Así, teniendo como pretexto el combate al narcotráfico y a la guerrilla colombiana (que vienen saliéndose de su control y abriendo pautas para el desarrollo o intervención del capital europeo) el gobierno de los EU ha implementado un proceso de militarización, con el que de paso ‘recordará' a la burguesía de la región cuál es la alineación política que debe seguir, porque esta presencia militar es una amenaza viva para las expresiones anti EUA (...) que busca mantener bajo control el cono sur, abriendo el cerco a partir de Colombia."[7].
En este contexto, el desafío del llamado chavismo (otro "ismo" ideológico burgués), que se ha convertido en un factor de desestabilización en la región, fue inaceptable para la alineación Uribe/EUA pues consideró que el protagonismo de las FARC-EP-Hugo Chávez/Europa-Asia retomarían la iniciativa e impondrían sus propias condiciones en este asunto, en particular, el protagonismo de Chávez (su exigencia de reconocer la "beligerancia" de las FARC-EP y lo que conlleva en términos de diplomacia política internacional en el terreno de los bandidos imperialistas) era ya tan peligroso que Uribe-EUA le impidieron seguir mediando con diversos pretextos. Se trata, pues, de cálculos pura y simplemente geopolíticos: el cálculo de la burguesía, de todas las ideologías en la era del imperialismo. ¿Y los dramas de la militarización, los secuestros, las extorsiones, el horror cotidiano?... ¡Todo lo inaudito es poco ante las exigencias del capitalismo!
El proletariado frente a las pugnas interburguesas
Atrapada en medio de los tres frentes que generalizan el horror: Las FARC-EP con sus acciones terroristas, el ejército y la policía estatales actuando como cuerpos de ocupación y los paramilitares que aterrorizan también matando a diestra y siniestra, la gran mayoría de la población colombiana, en particular los proletarios, los campesinos y el resto de las clases explotadas, vive una cotidianidad dominada por el terror y la penuria requerida a cada momento para apoyar a los bandos burgueses en pugna; incluso, centenares de miles de ellos han sido obligados a abandonar sus lugares de origen convirtiéndose en desplazados internos. En medio de esta situación tan desesperante, el proletariado debe mostrar a las otras clases y capas no explotadoras, la única alternativa que existe, la lucha de la clases contra el capital, contra todas las fracciones de la clase burguesa, contra la junta que comanda las FARC-EP, contra la clase patronal en su conjunto representada en el Estado que dirige Uribe; debe demostrarles que no existe actualmente alternativa alguna de luchas intermedias o luchas por libertades democráticas, que todas estas trampas sólo buscan evitar la confrontación verdadera entre el trabajo y el capital, para continuar perpetuando el sistema de dominación capitalista.
RR/febrero del 2008
Notas:
[1] Que opera no sólo en Colombia sino también en las regiones fronterizas de Venezuela, Ecuador, Panamá y Perú, dominan gran parte del territorio colombiano y cuentan con un ejército enorme (según estimaciones de 17 000 a 20 000 efectivos, muchos de los cuales se reclutan a la fuerza entre los jóvenes campesinos).
[2] El ELN, otro grupo guerrillero de Colombia, también se creó a mediados de los 60 del siglo XX, e igualmente se inspiró en el estalinismo, en particular, en la mal llamada "revolución cubana" de 1959. Ver artículo al respecto en este número.
[3] Proclamado el 20 de Julio de 1 964, corregido y ampliado por la octava conferencia nacional de las FARC-EP, Abril 2 de 1 993, para reafirmar por enésima ocasión su carácter burgués.
[4] Ver https://www.bolivarsomostodos.org. Y para una denuncia del nacionalismo y las luchas de liberación nacional, ver nuestro folleto Nacion o Clase en www.internationalism.org.
[5] Aunque algunos fieles defensores se apresuran a "aclarar" que no lo obtienen tanto del cultivo, trasiego y venta sino "sólo", por ejemplo, del cobro de... permisos o impuestos para operar. Los Capos de los cárteles también obtienen pingües ganancias de esta práctica, pero sus pretensiones ideológicas son más prosaicas.
[6] Ver Resolución sobre el terror, terrorismo y violencia de clase" en www.internationalism.org
[7] Se trata, claro, del llamado "Plan Colombia (Pl-Co), que en sus inicios (1998) se llamó "Plan de desarrollo del sur de Colombia". Ver RM 81, jul-ago 2004)