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Publicamos la primera parte del Manifiesto en el número anterior de la Revista Internacional. Recuérdese que el Grupo Obrero del Partido Comunista Ruso, del que es cuyo emanación este Manifiesto, forma parte de lo que se llama Izquierda Comunista, constituida de corrientes de izquierda surgidas en respuesta a la degeneración oportunista tanto de los partidos de la Tercera Internacional como del poder de los soviets en Rusia.
Los dos capítulos siguientes de este documento que aquí publicamos son una crítica incisiva de la política oportunista del Frente único y de la consigna de Gobierno obrero. Situando esta crítica en su contexto histórico, el Manifiesto se empeña realmente en el intento de comprender las implicaciones del cambio de período histórico. Considera que el nuevo período ha hecho caduca cualquier política de alianza con fracciones de la burguesía, dado que estas son ya todas igualmente reaccionarias. Del mismo modo, sostener alianzas con organizaciones como la socialdemocracia, que ya había demostrado su traición, no puede sino conducir a un debilitamiento del proletariado. Además, el Manifiesto deja perfectamente claro que en el nuevo período, ya no es la lucha por reformas lo que está a la orden del día, sino la lucha por la conquista del poder. Sin embargo, la rapidez con la que se produjeron cambios históricos considerables no permitió, ni siquiera a los revolucionarios más clarividentes, tomar la distancia necesaria para entender a fondo las implicaciones precisas. Eso también le ocurre al Grupo Obrero, que no hace la diferencia entre lucha por reformas y lucha económica de resistencia del proletariado frente a los ataques permanentes del capital. No se niega a participar en ellas, por solidaridad, pero juzga, sin embargo, que solo la toma del poder puede liberar al proletariado de sus cadenas, sin tener en cuenta el hecho de que lucha económica y política son un todo.
Y, ante la limitación de la libertad de palabra impuesta al proletariado, incluso después de acabada la guerra civil, el Manifiesto reacciona muy firme y lúcidamente dirigiéndose a los dirigentes: "¿cómo quieren solucionar la gran tarea de la organización de la economía social sin el proletariado?".
El frente unido socialista
Antes de examinar el contenido de esta cuestión, es necesario recordar las condiciones en que se discutieron y aceptaron las tesis del camarada Zinoviev en Rusia sobre el Frente Único. Del 19 al 21 de diciembre de 1921 se celebró la Duodécima Conferencia del PCR (bolchevique), en la que se planteó la cuestión del Frente Único. Hasta entonces, no se había discutido sobre ese tema en las reuniones del Partido, ni escrito nada en la prensa. Sin embargo, en la Conferencia, el camarada Zinoviev lanzó duros ataques y la Conferencia estuvo tan sorprendida que cedió inmediatamente y aprobó las tesis a mano alzada. No recordamos esta circunstancia para ofender a nadie, sino sobre todo para llamar la atención sobre el hecho de que, por una parte, la táctica del Frente Único se discutió de una manera muy precipitada, casi "militarmente", y que por otra parte, en la misma Rusia, se realiza de forma muy particular.
El PCR (bolchevique) fue el promotor de esta táctica en el Komintern ([1]). Convenció a los camaradas extranjeros que nosotros, revolucionarios rusos, vencimos precisamente gracias a esa táctica del Frente Único y que fue elaborada en Rusia en base a la experiencia de todo el período prerrevolucionario, y especialmente a partir de la experiencia de la lucha de los bolcheviques contra los mencheviques.
Lo único que conocían los camaradas venidos de los diferentes países, es que el proletariado ruso había triunfado, y ellos también querían vencer a la burguesía. Entonces se les explicó que el proletariado ruso había vencido gracias a la táctica del Frente Único. ¿Cómo hubieran podido no aprobar esa táctica? Otorgaron su confianza a la afirmación de que la victoria de la clase obrera rusa había sido el resultado de la táctica del Frente Único. No podían hacer de otra forma, ya que no conocían la historia de la Revolución Rusa. El camarada Lenin condenó un día muy duramente a quienes se fían simplemente de las palabras, pero probablemente no quería decir que no había que confiar en su palabra.
¿Qué conclusión podemos sacar entonces de la experiencia de la Revolución Rusa?
Hubo una época en la que los bolcheviques apoyaban un movimiento progresista contra la autocracia:
a) "la socialdemocracia debe apoyar a la burguesía mientras ésta sea revolucionaria o se oponga al zarismo";
b) "por eso la socialdemocracia debe ser favorable al despertar de una conciencia política de la burguesía rusa pero, por otra parte, se ve obligada a denunciar el carácter limitado y la insuficiencia del movimiento de emancipación de la burguesía por todas las partes donde se expresa" (Resolución del IIº Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, "De la actitud hacia los liberales", agosto de 1903).
La Resolución del IIIer Congreso, que se celebró en abril de 1905, reproduce esos dos puntos, recomendando a los camaradas:
1) explicar a los obreros el carácter contrarrevolucionario y antiproletario de la corriente burgués-demócrata cualesquiera que sean sus matices, de los liberales moderados representados por las amplias capas de grandes propietarios y empresarios hasta la corriente más radical que incluye la "Unión de la Emancipación" y los diversos grupos de gentes de profesiones liberales;
2) luchar así vigorosamente contra cualquier intento por parte de la democracia burguesa de recuperar el movimiento obrero y hablar en nombre del proletariado y sus distintos grupos. Desde 1898, la socialdemocracia era favorable a un "Frente Unido" (como ahora se dice) con la burguesía. Pero este frente unido conoció 3 fases:
a) en 1901, la socialdemocracia apoya cualquier "movimiento progresista" opuesto al régimen existente;
b) en 1903, se da bien cuenta de la necesidad de "ir más allá de los límites del movimiento de la burguesía";
c) en 1905, en abril, da pasos concretos aconsejando vivamente a los camaradas que denuncien "el carácter contrarrevolucionario y antiproletario de la corriente burgués-demócrata cualesquiera que sean sus matices", disputándole vigorosamente la influencia sobre el proletariado.
Pero cualesquiera que hayan sido las formas de apoyo a la burguesía, no cabe duda de que durante un determinado período, antes de 1905, los bolcheviques formaron un frente unido con la burguesía.
¿Y qué pensaríamos de un "revolucionario" que, en función de la experiencia rusa, hubiera propuesto un frente unido con la burguesía hoy?
En el mes de septiembre de 1905, la Conferencia convocada especialmente para discutir la cuestión de la "Duma de Bulyguin" definió así su actitud hacia la burguesía: "A través de esa ilusión de una representación del pueblo, la autocracia aspira a ligarse una gran parte de la burguesía cansada del movimiento obrero y que quiere orden; al asegurarse de su interés y de su apoyo, la autocracia tiene por objeto aplastar el movimiento revolucionario del proletariado y del campesinado."
La Resolución de los bolcheviques propuesta al Congreso de unificación del POSDR (abril de 1906) revela el secreto del cambio de política de los bolcheviques, de su apoyo pasado a la burguesía a la lucha contra ella: "En cuanto a la clase de los grandes capitalistas y propietarios, puede observarse su paso muy rápido de la oposición a un acuerdo con la autocracia para aplastar juntos la revolución".
Como "la tarea principal de la clase obrera en el momento actual de la revolución democrática es finalizar esta revolución", es necesario formar "un frente unido" con partidos que también lo desean. Por eso renunciaron los bolcheviques a cualquier acuerdo con los partidos a la derecha del Partido Cadete, y concluyeron pactos con los partidos a su izquierda, o sea los social-revolucionarios (SR), los socialistas populares (NS) y los laboristas, y construyeron entonces "un Frente unido socialista" en la lucha consecuente por la revolución democrática.
¿Era justa la táctica de los bolcheviques en aquel entonces? No creemos que entre los combatientes activos de la Revolución de Octubre haya gente que impugne la validez de aquella táctica. Constatamos, pues, que entre 1906 y 1917 incluido, los bolcheviques predicaron "un Frente unido socialista" en la lucha por una marcha consecuente de la revolución democrática hasta la formación de un Gobierno revolucionario provisional que hubiera debido convocar una Asamblea Constituyente.
Nunca nadie ha considerado ni ha podido considerar aquella revolución como proletaria, socialista; todos entendieron bien que era burguesa-democrática; y sin embargo, los propios bolcheviques propusieron y siguieron la táctica del "Frente unido socialista" uniéndose en la práctica con los SR, los mencheviques, los NS y los laboristas.
¿Cuál fue la táctica de los bolcheviques cuando se planteó la cuestión si se debía luchar por la revolución democrática o por la revolución socialista? ¿La lucha por el poder de los consejos exige también un "Frente unido socialista"?
Los revolucionarios marxistas siguen considerando el partido de los social-revolucionarios como una "fracción democrático-burguesa" con "fraseología socialista ambigua"; consideración que ha sido confirmada en gran parte por su actividad durante toda la revolución hasta ahora. Como fracción democrático-burguesa, ese partido no podía proponerse la tarea práctica de una lucha por la revolución socialista, por el socialismo; pero pretendió, utilizando una terminología "socialista ambigua", impedir esa lucha a toda costa. Si es así (¡y así es!), la táctica que debía llevar el proletariado insurrecto a la victoria no podía ser la del Frente unido socialista, sino la del combate sin miramientos, contra las fracciones burguesas con terminología socialista confusa. Solo esa lucha podía conducir a la victoria, y así fue. No triunfó el proletariado ruso aliándose a los social-revolucionarios, a los populistas y a los mencheviques, sino luchando contra ellos.
Cierto es que en octubre, los bolcheviques consiguieron provocar escisiones en los partidos SR ([2]) y menchevique ([3]), liberando las masas obreras de una terminología socialista oscura, y pudieron entonces actuar con esas escisiones [de izquierda], pero eso no puede considerarse como un Frente unido con fracciones burguesas.
¿Qué nos enseña la experiencia rusa?
1) En algunos momentos históricos, es necesario formar un "Frente unido" con la burguesía en los países donde la situación es más o menos similar a la que existía en Rusia antes de 1905.
2) En los países donde la situación es más o menos similar a la de Rusia entre 1906 y 1917, es necesario renunciar a la táctica del "Frente unido" con la burguesía y seguir la táctica del "Frente unido socialista".
En los países donde se trata de una lucha directa para la toma del poder por el proletariado, es necesario abandonar la táctica del "frente unido socialista" e informar al proletariado que "las fracciones burguesas con fraseología socialista ambigua" - o sea actualmente todos los partidos de la Segunda Internacional - irán con las armas en la mano para defender el sistema capitalista cuando llegue el momento decisivo.
Es necesario, para la unificación de todos aquellos elementos revolucionarios que tienen como objetivo el derribo de la explotación capitalista mundial, que se alineen con el Partido Comunista Obrero de Alemania (KAPD), el Partido Comunista Obrero de Holanda y demás partidos que se adhieren a la IVa Internacional ([4]). Es necesario que todos los elementos revolucionarios proletarios auténticos se liberen de lo que los encarcela: los partidos de la Segunda Internacional, de la Internacional Dos y media ([5]) y de su "fraseología socialista ambigua". La victoria de la revolución mundial es imposible sin la ruptura de principios y la lucha sin cuartel contra las caricaturas burguesas del socialismo. Los oportunistas y los social-chauvinistas, lacayos de la burguesía y por lo tanto enemigos directos de la clase obrera, se han convertido, sobre todo hoy vinculados como lo están a los capitalistas, en opresores armados en sus propios países y en los países extranjeros (véase el Programa del PCR bolchevique). Tal es por lo tanto la verdad sobre la táctica de Frente único socialista que, tal como lo defienden las Tesis del Ejecutivo de la IC, se basaría en la experiencia de la Revolución rusa, cuando no es en realidad sino una táctica oportunista. Semejante táctica de colaboración con los enemigos declarados de la clase obrera, que oprimen con las armas en la mano el movimiento revolucionario del proletariado en todos los países, está en contradicción flagrante con la experiencia de la Revolución rusa. Para permanecer bajo la bandera de la revolución social, es necesario realizar un "frente unido" en contra de la burguesía y sus lacayos socialistas de la Segunda Internacional y de la Dos y media.
Como queda dicho más arriba, la táctica del "frente unido socialista" conserva toda su validez revolucionaria en los países donde el proletariado, respaldado por la burguesía, lucha contra la autocracia y por la revolución burguesa-democrática.
Allí donde el proletariado aún combate la autocracia a la cual también se opone la burguesía, es necesario seguir la táctica del "frente unido" con la burguesía.
Cuando el Komintern exige de los partidos comunistas de todos los países que sigan a toda costa la táctica de frente unido socialista, se trata de una exigencia dogmática que entorpece la realización de las tareas concretas en adecuación con las condiciones de cada país y daña incontestablemente todo el movimiento revolucionario del proletariado.
Sobre las Tesis del Ejecutivo de la Internacional Comunista
Las tesis que se publicaron en su tiempo en la Pravda muestran claramente cómo comprenden esta táctica los "teóricos" de la idea del "frente único socialista". Dos palabras sobre la expresión "frente único". Cada cual sabe hasta qué punto eran "populares" en Rusia en 1917 los social-traidores de todos los países y en particular Scheidemann, Noske y Cía. Los bolcheviques, los elementos de base del partido que tenían poca experiencia, gritaban a cada esquina: "¡A ustedes, traidores pérfidos de la clase obrera, los colgaremos de postes telegráficos! ¡Es de ustedes la responsabilidad del baño de sangre internacional en el que ahogaron a los trabajadores de todos los países! ¡Ustedes asesinaron a Rosa Luxemburg y Liebknecht! Gracias a su acción violenta, las calles de Berlín se llenaron con la sangre de los obreros que se habían alzado contra la explotación y la opresión capitalistas. Son ustedes los autores de la paz de Versalles; han causado innumerables heridas al movimiento proletario internacional, porque lo traicionan a cada instante."
Es necesario añadir también que no se decidió proponer a los obreros comunistas el "frente único socialista", o sea el frente único con los Noske, Scheidemann, Vandervelde, Branting y Cía. Semejante frente único debe, de una forma u otra, avanzar escondiéndose y así se procedió. Las tesis no se titulan simplemente "El frente único socialista", sino "Tesis sobre el frente único del proletariado y sobre la actitud respecto a los obreros que pertenecen a la Segunda Internacional, a la Internacional Dos y media y a la de Ámsterdam, así como respecto a los obreros que se adhieren a organizaciones anarquistas y sindicalistas". ¿Por qué tanta salsa? Miren por donde, resulta que el camarada Zinoviev, el mismo que hace algún tiempo invitaba a colaborar en el entierro de la Segunda Internacional, invita ahora a unirse en matrimonio con ésta. Esto es lo que explica ese título interminable. En realidad, de lo que se habló no fue de acuerdos con los obreros, sino con los partidos de la Segunda Internacional y de la Dos y media. Cualquier obrero sabe, incluso si nunca ha vivido en la emigración, que los partidos están representados por su Comité Central, donde precisamente se sientan los Vandervelde, Branting, Scheidemann, Noske y Cía. Así pues, también es con ellos con los que habrá que ponerse de acuerdo. ¿Quién fue a Berlín a la Conferencia de las tres Internacionales? ¿A quién se confió en cuerpo y alma la Internacional Comunista? A Wels, a Vandervelde, etc.
¿Se buscó, en cambio, un acuerdo con el KAPD, puesto que el camarada Zinoviev defiende que en él están los elementos proletarios más valiosos? No. Y, sin embargo, el KAPD lucha para organizar la conquista del poder por el proletariado.
Es cierto que el camarada Zinoviev afirmó en las tesis que no se busca una fusión de la Internacional Comunista con la Segunda Internacional, recordando la necesidad de la autonomía organizativa: "La autonomía absoluta y la independencia total de exponer sus posiciones para cada partido comunista que concluye tal o cual acuerdo con los partidos de la Segunda Internacional y de la Dos y media".
Los comunistas se imponen la disciplina en la acción, pero deben conservar el derecho y la posibilidad - no solamente antes y después de la acción sino también durante ella, si es necesario - de pronunciarse sobre la política de las organizaciones obreras sin excepción. Al defender la consigna "de la unidad máxima de todas las organizaciones obreras en cualquier acción práctica contra el frente capitalista, los comunistas no pueden renunciar a exponer sus posiciones" (véanse las tesis del CC de la Komintern para la conferencia del PCR de 1921).
Antes de 1906, hubo en el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia dos fracciones que tenían tanta autonomía como la que prevén las tesis del Komintern citadas más arriba.
Disciplina en las negociaciones y autonomía de juicio son reconocidas formalmente por los estatutos del PCR (bolchevique) en la vida interna del partido. Se debe hacer lo que la mayoría decidió y solamente se puede ejercer el derecho a la crítica. Haz lo que se te manda, pero si de verdad estás demasiado escandalizado y convencido de que se está perjudicando a la revolución mundial, puedes, antes, durante y después de la acción, expresar libremente tu rabia. Eso equivale a renunciar a las acciones autónomas (igual que Vandervelde quien firmó el Tratado de Versalles y se comprometió).
En esas mismas tesis, el Ejecutivo propuso la consigna de Gobierno obrero que debe substituir la fórmula de dictadura del proletariado. ¿Qué es exactamente un Gobierno obrero? Es un gobierno constituido por el Comité Central reducido del partido; la realización ideal de esas tesis las vemos en Alemania, donde el Presidente Ebert es socialista y donde se forman Gobiernos con su autorización. Incluso si esta fórmula no es aceptada, los comunistas tendrán que apoyar con su voto a los Primeros Ministros y a los Presidentes socialistas como Branting en Suecia y Ebert en Alemania.
Así nos imaginamos nosotros la autonomía de crítica: el Presidente del Komintern, el camarada Zinoviev, entra en el CC del Partido socialdemócrata y, al ver a Ebert, Noske y Scheidemann, se abalanza hacia ellos con el puño alzado gritando: ¡"Pérfidos, traidores a la clase obrera!" Le sonríen amablemente y se inclinan ante él. "¡Ustedes asesinaron a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, los guías del proletariado alemán, les colgaremos en la horca!" Le sonríen aún más amablemente y se inclinan aún más abajo. El camarada Zinoviev les ofrece el frente único y propone formar un Gobierno obrero con participación comunista. Así pues, está cambiando la horca por el sillón ministerial y la rabia por la simpatía. Noske, Ebert, Scheidemann y Cía. irán a las asambleas obreras y dirán que la IC les otorgó una amnistía y les ofreció puestos ministeriales en lugar de horcas. Esto a una condición: que los comunistas reciban un Ministerio [...] ([6]). Dirán a toda la clase obrera que los comunistas han reconocido la posibilidad de realizar el socialismo uniéndose con ellos y no contra ellos. Y añadirán: ¡observen un poco a esta gente! Nos colgaban y enterraban por adelantado; finalmente vinieron a nosotros. Y bueno, les perdonaremos como obviamente ellos nos han perdonado. Una amnistía mutua.
La Internacional Comunista ha dado a la Segunda Internacional una prueba de su sinceridad política y ha recibido una prueba de miseria política. ¿Qué ha ocurrido realmente para que se produzca tal cambio? ¿Cómo puede el camarada Zinoviev ofrecer a Ebert, Scheidemann y Noske sillones ministeriales en vez de horca? Hace poco, él mismo cantaba el réquiem de la Segunda Internacional y, ahora, resucita su espíritu. ¿Por qué canta ahora sus alabanzas? ¿Veremos de verdad su resurrección y acabaremos aceptándola realmente?
Las tesis del camarada Zinoviev responden efectivamente a esta cuestión: "la crisis económica mundial se vuelve más aguda, el desempleo aumenta, el capital pasa a la ofensiva y maniobra con habilidad; empeora el nivel de vida del proletariado". Así que una guerra es inevitable. De ello se deduce que la clase obrera se inclina más hacia la izquierda. Las ilusiones reformistas se disuelven. La amplia base obrera comienza ahora a apreciar el valor de la vanguardia comunista... y resulta que ... ¡se ha de constituir el frente único con Scheidemann! Y, de verdad, eso es salir desde muy arriba para acabar cayendo muy abajo.
No seríamos objetivos si no informamos además de algunas consideraciones fundamentales que el camarada Zinoviev avanza para defender el Frente único en su tesis. El camarada Zinoviev hace un maravilloso descubrimiento: "Se sabe que la clase obrera lucha por la unidad. ¿Y cómo llegar a ella si no es mediante un Frente único con Scheidemann?". Cualquier obrero consciente que, sensible a los intereses de su clase y de la revolución mundial, pueda preguntarse: ¿comenzó la clase obrera a luchar por la unidad precisamente en el momento en que se afirma la necesidad del "frente único"? Cualquiera que haya vivido entre los trabajadores, desde que la clase obrera entró en la lucha política, conoce las dudas que asaltan a cualquier obrero: ¿por qué los mencheviques, los social-revolucionarios, los bolcheviques, los "trudoviki" (populistas) luchan entre sí? Todos desean el bien del pueblo. ¿Y por qué motivos se combaten? Cualquier obrero conoce esas dudas, pero ¿qué conclusión se debe sacar? La clase obrera debe organizarse en clase independiente y oponerse a todas las demás. ¡Nuestros prejuicios pequeño-burgueses deben superarse! Tal era entonces la verdad y tal sigue siéndolo hoy.
En todos los países capitalistas donde se presenta una situación favorable a la revolución socialista, debemos preparar a la clase obrera a la lucha contra el menchevismo internacional y los social-revolucionarios. Las experiencias de la Revolución Rusa deberán tenerse en cuenta. La clase obrera mundial debe meterse esta idea en la cabeza, saber que los socialistas de la Segunda Internacional y de la Dos y media están y seguirán encabezando la contrarrevolución. La propaganda del Frente único con los social-traidores de cualquier matiz tiende a hacer creer que también ellos combaten en definitiva a la burguesía, por el socialismo y no en contra. Pero solo la propaganda abierta, valiente, a favor de la guerra civil y de la conquista del poder político por la clase obrera puede interesar al proletariado para la revolución.
El tiempo en que la clase obrera podía mejorar su propia condición material y jurídica a través de las huelgas y la entrada al Parlamento pasó definitivamente. Hay que decirlo abiertamente. La lucha por los objetivos más inmediatos es una lucha por el poder. Hemos de demostrar a través de nuestra propaganda que, aunque a menudo hayamos llamado a la huelga, no hemos mejorado realmente nuestra condición de obreros, pero ustedes, trabajadores, aún no han superado la vieja ilusión reformista y están llevando a cabo una lucha que les debilita. Podremos ser solidarios con ustedes en las huelgas, pero volveremos siempre a decirles que estos movimientos no les liberarán de la esclavitud, de la explotación y de la angustia de las necesidades insatisfechas. La única vía que los conducirá a la victoria es la toma del poder con sus callosas manos.
Pero no basta. El camarada Zinoviev ha decidido justificar firmemente la táctica de un frente unido: hemos comprendido qué significa "época de la revolución social" para designar el momento actual, o sea que la revolución social está a la orden del día; pero en la práctica, sucede que "la época de la revolución social es un proceso revolucionario a largo plazo". Zinoviev aconseja entonces dejar de soñar y atraer a las masas obreras. Ya habíamos atraído a las masas uniéndonos de distintas formas con los mencheviques y los social-revolucionarios, entre 1903 y 1917, y como se sabe, acabamos triunfando; por lo tanto, para vencer a Ebert, Scheidemann y Cía., nos es necesario... ¡no, combatirlos, no!..., sino unirnos a ellos.
No vamos a discutir si el período de la revolución social es o no es un proceso a largo plazo, ni cuánto tiempo durará, ya que eso se asemejaría a una controversia entre frailes sobre el sexo de los ángeles o a un debate para determinar a partir de qué pelo perdido empieza la calvicie. Queremos definir el concepto "de la época de la revolución social". ¿Qué es? En primer lugar es el estado de las fuerzas productivas materiales que comienzan a ser antinómicas con la forma de la propiedad. ¿Existen las condiciones materiales necesarias para que la revolución social sea inevitable? Sí. ¿Falta algo? Faltan las condiciones subjetivas, personales: que la clase obrera de los países capitalistas avanzados tome conciencia de la necesidad de esta revolución, no en un futuro lejano, sino a partir de hoy, a partir de mañana. Y para eso, ¿qué deben hacer los obreros avanzados, la vanguardia que ya está tomando conciencia? Tocar a rebato, dar la alarma, llamar a la batalla utilizando en su propaganda a favor de la guerra civil abierta todo tipo de cosas (los cierres patronales, las huelgas, la inminencia de la guerra, la degradación del nivel de vida) y preparando, organizando a la clase obrera para una lucha inmediata.
¿Dicen que el proletariado ruso triunfó porque se había unido con los mencheviques y los SR? Son pamplinas. El proletariado ruso triunfo sobre la burguesía y los propietarios gracias a su lucha encarnizada contra los mencheviques y los SR.
En uno de sus discursos sobre la necesidad de una táctica de frente unido, el camarada Trotski dice que triunfamos, pero que es necesario analizar cómo hemos luchado. Pretende que caminamos en un frente unido con los mencheviques y los SR porque tanto los mencheviques como los SR se sentaron en los mismos consejos que nosotros. Si la táctica del frente unido consiste en sentarse en una misma institución, entonces el cancerbero de trabajos forzados y los presidiarios también forman un frente unido: tanto unos como los otros están en presidio.
Nuestros partidos comunistas celebran sesiones en los parlamentos. ¿Quiere decir eso que hacen un frente unido con todos los diputados? Los camaradas Trotski y Zinoviev deberían decir a los comunistas del mundo entero que los bolcheviques tuvieron razón en no participar en el "pre-parlamento" convocado por el social-revolucionario Kerenski en agosto de 1917, como tampoco participaron en el Gobierno Provisional dirigido por los socialistas (lo que fue una lección útil), en vez de decir cosas más bien dudosas sobre un supuesto frente unido de los bolcheviques, de los mencheviques y de los SR.
Ya hemos mencionado la época en que los bolcheviques hicieron un frente unido con la burguesía. ¿Pero qué tiempo era ese? Fue antes de 1905. Sí, los bolcheviques predicaron el frente unido con todos los socialistas. ¿Pero cuándo? Antes de 1917. Y en 1917, cuando se trataba de luchar por el poder de la clase obrera, los bolcheviques se unieron con todos los elementos revolucionarios, de los SR de izquierda a los anarquistas de todo tipo para combatir a mano armada a los mencheviques y a los SR que, por su parte, hacía un frente unido con la pretendida "democracia", es decir, con la burguesía y los propietarios. En 1917, el proletariado ruso se puso a la cabeza "de la época de la revolución social" en la que ya está viviendo el proletariado de los países capitalistas avanzados. Época en la que es necesario utilizar la táctica victoriosa del proletariado ruso de 1917, teniendo en cuenta las lecciones de los años que siguieron: la resistencia empecinada por parte de la burguesía, los SR y los mencheviques contra la clase obrera rusa que tomó el poder. Será esa táctica la que unirá a la clase obrera de los países capitalistas avanzados, ya que esa clase está "deshaciéndose de las ilusiones reformistas"; no será el frente unido con la Segunda Internacional y la Internacional Dos y media lo que le aportará la victoria, sino la guerra contra ellas. Esa es la consigna de la futura revolución social mundial.
La cuestión del frente unido en el país en que el proletariado está en el poder (democracia obrera)
En todos los países en donde ya se ha realizado el asalto socialista, en que el proletariado es la clase dirigente, hay que mirar cada caso de manera diferente. Hay que señalar que no se puede elaborar una táctica válida para todas las etapas del proceso revolucionario en cada país, así como tampoco una misma política para todos los países en la misma fase de proceso revolucionario.
Si recordamos nuestra propia historia (por no ir más lejos), la de nuestra lucha, se verá que en el combate contra nuestros enemigos, utilizamos métodos muy diferentes.
En 1906 y los años siguientes, eran los "tres pilares": la jornada de trabajo de 8 horas, la expropiación de las tierras y la república democrática. Estos tres pilares incluían la libertad de palabra y de prensa, de asociación, de huelga y de sindicato, etc.
¿En febrero de 1917? "¡Abajo la autocracia, viva la Asamblea Constituyente!" fue el grito de los bolcheviques.
Sin embargo, en abril-mayo, todo se orienta en otro sentido: hay la libertad de asociación, de prensa y de palabra, pero la tierra no se ha expropiado, los obreros no están en el poder; se lanza entonces la consigna "¡Todo el poder a los consejos!"
En aquella época, cualquier tentativa de la burguesía de callarnos la boca provocaba una resistencia encarnizada: "¡Viva la libertad de palabra, de prensa, de asociación, de huelga, de sindicato, de conciencia! ¡Apodérate de la tierra! ¡Control obrero de la producción! ¡Paz! ¡Pan! ¡Y libertad! ¡Viva la guerra civil!"
Y llega Octubre y la victoria. El poder está en manos de la clase obrera. El antiguo mecanismo estatal de opresión se destruye completamente, se estructura el nuevo mecanismo de emancipación en base a los consejos de diputados obreros, de soldados, etc.
En aquél entonces, ¿el proletariado tuvo que proclamar la consigna de libertad de prensa, de palabra, de asociación, de coalición? ¿Pudo permitir a todos estos señores, desde los monárquicos hasta los mencheviques y los SR, predicar la guerra civil? ¿Más aun, en tanto que clase dirigente, pudo acordar la libertad de palabra y de prensa a algunos de ese medio que también habrían predicado la guerra civil? ¡No y no!
Toda propaganda a favor de la guerra civil contra el poder proletario que acababa de organizarse hubiera sido un acto contrarrevolucionario a favor de los explotadores, de los opresores. Cuanto más "socialista" hubiera sido esa propaganda, más estragos podría haber causado. Y por esta razón, era necesario proceder incluso "a la eliminación más severa, despiadada, de aquellos propagandistas de la familia proletaria misma".
Y he aquí al proletariado capaz de suprimir la resistencia de los explotadores, de organizarse como único poder en el país, de construirse en autoridad nacional reconocida incluso por todos los gobiernos capitalistas. Una nueva tarea se impone a él: organizar la economía del país, crear los bienes materiales en la medida de lo posible. Y esta tarea es tan inmensa como la conquista del poder y la supresión de la resistencia de los explotadores. Más que todo eso, la conquista del poder y la supresión de la resistencia de los explotadores no son de por sí objetivos, sino medios para lograr el socialismo, lograr más bienestar y libertad que bajo el capitalismo, bajo la dominación y la opresión de una clase sobre la otra.
Para solucionar este problema, la forma de organización y los medios de acción utilizados para suprimir a los opresores ya no bastan, son necesarios nuevas maneras de hacer.
En vista de nuestros escasos recursos, con las devastaciones horribles provocadas por las guerras imperialista y civil, se impone la tarea de crear valores materiales con fines de mostrar en la práctica a la clase obrera y a los grupos aliados entre la población, la fuerza atractiva de esta sociedad socialista creada por el proletariado: poner de manifiesto que no solamente es buena porque ya no hay burgueses, gendarmes y demás parásitos, sino porque el proletariado se siente dueño, libre y seguro que todos los valores, todos los bienes, cada martillazo sirve para mejorar la vida, la vida de los pobres, de los oprimidos, de los humillados bajo el capitalismo, que ya no es el reino del hambre, sino el de la abundancia nunca vista en ninguna otra parte. He aquí una tarea que queda por hacer al proletariado ruso, tarea que va más allá de las precedentes.
Sí, va más allá, ya que las dos primeras tareas, la conquista del poder y la erradicación de la resistencia de los opresores (teniendo en cuenta el odio encarnizado del proletariado y el campesinado hacia los propietarios y los burgueses), son ciertamente grandes, pero menos importantes que el tercer objetivo. Y hoy cualquier obrero podría preguntarse: ¿por qué hicimos todo eso? ¿Era necesario hacer tanto? ¿Era necesario derramar tanta sangre? ¿Eran necesarios esos sufrimientos sin fin? ¿Quién solucionará este problema? ¿Quién será el artesano de nuestra fortuna? ¿Qué organización lo hará?
Ni en dioses, reyes ni tribunos,
está el supremo salvador.
Nosotros mismos realicemos
el esfuerzo redentor.
Para solucionar este problema, se necesita una organización que represente una voluntad unida de todo el proletariado. Son necesarios consejos de diputados obreros en tanto que organizaciones industriales presentes en todas las empresas incautadas a la burguesía (nacionalizadas), unos consejos que deberán someter a su influencia a las inmensas capas de aliados del proletariado.
¿Pero qué son actualmente nuestros consejos? ¿Se asemejan aunque solo sea un poquito a los consejos de diputados obreros, o sea a los "núcleos de base del poder de Estado en las fábricas y las empresas"? ¿Se asemejan a los consejos del proletariado que representan su voluntad unida de vencer? No, están vacíos de su sentido, de una base industrial.
La larga guerra civil que movilizó la atención de todo el proletariado hacia los objetivos de destrucción, de resistencia a los opresores, aplazó, borró todas las demás tareas y - sin que el proletariado se dé cuenta - modificó su organización, los consejos. Los consejos de diputados obreros en las fábricas han muerto. ¡Vivan los consejos de diputados obreros!
¿Y no será lo mismo con la democracia proletaria en general? ¿Hemos de tener una actitud similar hacia la libertad de palabra y de prensa para el proletariado que durante la guerra civil encarnizada contra la rebelión de los explotadores y esclavistas? El proletariado, que tomó el poder, que supo defenderse de miles de terribles enemigos, ¿no podrá ahora permitirse expresar sus pensamientos, organizándose para superar las dificultades inmensas en la producción, dirigiéndola y dirigiendo el país en su totalidad?
Que a los burgueses se les reduzca al silencio, ciertamente, ¿pero quién se atreverá a discutir el derecho de libre expresión de un proletario que defendió su poder sin escatimar su sangre?
¿Qué es para nosotros la libertad de palabra y prensa, un dios, un fetiche?
No nos hacemos ídolos
Ni sobre tierra, ni en los cielos
¡Y no nos prosternamos ante nadie!
Para nosotros, no existe ninguna verdadera democracia, ninguna libertad absoluta como fetiche o ídolo, e incluso ninguna verdadera democracia proletaria.
La democracia no era y no será sino un fetiche para la contrarrevolución, la burguesía, los propietarios, los sacerdotes, los SR, los mencheviques de todos los países del mundo. Para ellos, no es sino un medio de obtener sus objetivos de clase.
Antes de 1917, la libertad de palabra y de prensa para todos los ciudadanos fue nuestra reivindicación de programa. En 1917, conquistamos estas libertades y las utilizamos para la propaganda y la organización del proletariado y de sus aliados, intelectuales y campesinos. Tras haber organizado una fuerza capaz de vencer a la burguesía, nosotros, los proletarios, nos lanzamos a la lucha y tomamos el poder. Para impedir a la burguesía utilizar la palabra y la prensa para levantar la guerra civil contra nosotros, hemos negado la libertad de palabra y de prensa no sólo a las clases enemigas, sino también a parte del proletariado y de sus aliados - hasta que la resistencia de la burguesía fuera barrida en Rusia.
Pero con el apoyo de la mayoría de los trabajadores, acabamos con la resistencia de la burguesía; ¿podemos ahora permitirnos hablar entre nosotros, los proletarios?
La libertad de palabra y de prensa antes de 1917 es una cosa, en 1917 otra, en 1918-20 una tercera y en 1921-22, hay un cuarto tipo de actitud de nuestro partido hacia esta cuestión.
¿Pero podrá ocurrir que los enemigos del poder soviético utilicen estas libertades para derrumbarlo?
Quizá serían útiles y necesarias estas libertades en Alemania, Francia, Inglaterra, etc., si estos países estuvieran en la misma fase del proceso revolucionario, ya que allí hay una clase obrera numerosa y no hay campesinado tan importante. Pero acá, este escaso proletariado que sobrevivió a las guerras y al desastre económico está gastado, muerto de hambre, de frío, desangrado, extenuado; ¿no será fácil arrastrarlo a su perdición, a la vía que conduce al derrumbe del poder soviético? Además del proletariado, también existe en Rusia gran parte del campesinado que dista mucho de la opulencia, que vive penosamente. ¿Quién garantiza que la libertad de palabra no se utilizará para formar una fuerza contrarrevolucionaria con este campesinado? No, cuando hayamos alimentado un poco al obrero, otorgado algo al campesino, entonces veremos; pero ahora ni soñarlo. Tales son más o menos los razonamientos de los comunistas conservadores de salón.
Que se nos permita hacer una pregunta: ¿cómo quieren ustedes solucionar la gran tarea de la organización de la economía social sin el proletariado? ¿O quieren solucionarla con un proletariado que diga sí y amén cada vez que lo quieren sus buenos pastores? ¿Necesitan ustedes de verdad al proletariado?
"Tú trabajador, y tú campesino, sigan ustedes tranquilos, no protesten, no razonen porque tenemos unos tipos valientes, que también son obreros y campesinos, a quienes confiamos el poder y que lo utilizan de forma que ustedes ni siquiera se darán cuenta que han llegado como por ensalmo al paraíso socialista".
Hablar así significa tener fe en los individuos, en los héroes, no en la clase, porque esa masa gris cuyos ideales son mediocres (al menos así lo piensan los jefes) no es nada sino un material con el que nuestros héroes, los funcionarios comunistas, construirán el paraíso comunista. No creemos en los héroes y llamamos a todos los proletarios a que no crean en ellos. La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos.
Sí, nosotros, proletarios, estamos muertos de hambre, agotados, tenemos frío y estamos cansados. Pero los problemas que tenemos ante nosotros, ninguna clase, ningún grupo del pueblo puede solucionarlos en nuestro lugar. Nosotros mismos debemos hacerlo. Si pueden demostrarnos que las tareas que nos esperan, a nosotros trabajadores, pueden ser realizadas por una "inteligencia", aunque sea una inteligencia comunista, entonces estaremos de acuerdo para confiarle nuestro destino de proletarios. Pero nadie podrá demostrarnos eso. Por esta razón, no es nada justo afirmar que el proletariado está cansado y ninguna necesidad tendría de saber ni decidir lo que es necesario.
Si la situación en Rusia es diferente a la de los años 1918-20, también debe ser diferente nuestra actitud sobre ese problema.
Cuando ustedes, camaradas comunistas "bien pensantes", quieren romperle la cara a la burguesía, está bien; el problema está en que levantan la mano sobre la burguesía y que al fin y al cabo somos nosotros, los proletarios, quienes tenemos las costillas destrozadas y la cara ensangrentada.
En Rusia, la clase obrera comunista no existe. Existe simplemente una clase obrera en la que podemos encontrar bolcheviques, anarquistas, social-revolucionarios y demás (que no pertenecen a esos partidos pero toman de ellos sus orientaciones). ¿Cómo se ha de entrar en relación con ella? Con los "cadetes" demócratas constitucionales burgueses, profesores, abogados, doctores, ninguna negociación; para ellos, un único remedio: el palo. Pero con la clase obrera es otra cosa. No debemos intimidarla, sino influir en ella y guiarla intelectualmente. Para ello no cabe ninguna violencia, sino la aclaración de nuestra línea de conducta, de nuestra ley.
Sí, la ley es la ley, pero no para todos. En la pasada Conferencia del Partido, en el debate sobre la lucha contra la ideología burguesa, nos enteramos que en Moscú y en Petrogrado, se cuentan hasta 180 editoriales burguesas y se proponía combatirlas al 90 %, según las declaraciones de Zinoviev, no con medidas represivas sino una influencia abiertamente ideológica. Pero en lo que nos concierne, ¿cómo se quiere "influirnos"? Zinoviev sabe cómo se ha intentado influir a algunos de entre nosotros. ¡Si al menos se nos concediera la décima parte de la libertad de que goza la burguesía!
¿Qué piensan ustedes, camaradas obreros? No estaría mal ¿verdad? Así pues, de 1906 a 1917 tuvimos una táctica, en 1917 antes de Octubre otra, desde Octubre de 1917 hasta finales de 1920 una tercera y, desde principios de 1921, una cuarta. [...]
(Continuará)
[1]) NDLR: Komintern, nombre ruso de la Tercera Internacional o Internacional Comunista (IC).
[2]) Ndlr: los social-revolucionarios de izquierdas ("SR de izquierdas"), favorables a los soviets, se separaron del Partido social-revolucionario en septiembre de 1917.
[3]) Ndlr: en el Congreso de los Soviets el 25 de octubre de 1917, 110 delegados mencheviques minoritarios (de 673), salieron de la sala en el momento de la ratificación de la Revolución de Octubre para denunciar un "golpe bolchevique".
[4]) Ndlr: recordemos que aquí se trata de la KAI (Internacional Comunista Obrera, 1922-24), fundada por iniciativa del KAPD, que no se ha de confundir con la IVa Internacional trotskista.
[5]) Ndlr: la Unión internacional de los partidos socialistas, llamada Internacional Dos y media "porque se situaba entre la segunda y la tercera". Léase la crítica de ese reagrupamiento en Moscú bajo Lenin, de Alfred Rosmer, en el capítulo "Los delegados de las tres Internacionales en Berlín".
[6]) Ndlr: aquí, como en otras partes del texto, los símbolos "[]" significan que una parte del texto que no hemos logrado interpretar ha sido suprimida.