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Debate interno en la CCI
Las causas del período de prosperidad
consecutivo a la Segunda Guerra Mundial (IV)
Por cuarta vez desde la Revista Internacional no 133, publicamos elementos del debate interno de la CCI sobre cómo explicar el período de prosperidad de después de la Segunda Guerra mundial.
Invitamos al lector que desee conocer el desarrollo de este debate y los artículos publicados al respecto a leer los números 133, 135 y 136 de la Revista Internacional. El artículo que publicamos aquí se reivindica de la tesis denominada "El capitalismo de Estado keynesiano-fordista" que defiende la idea de que la prosperidad de los años 1950-60 se basó en la instauración de mecanismos keynesianos por parte de la burguesía. Contesta a dos artículos publicados en la Revista no 136 que, por su parte, defendían respectivamente, uno ([1]), la idea de que esta prosperidad fue sobre todo la consecuencia de la explotación de los últimos mercados extracapitalistas todavía importantes y de una huida ciega en el endeudamiento (Tesis: "Los mercados extracapitalistas y el endeudamiento") y, el otro ([2]), la idea de que dicha prosperidad se debió sobre todo al peso de la economía de guerra y el capitalismo de Estado en la sociedad.
En la introducción a la publicación de esos dos artículos, hicimos un panorama de cómo habían evolucionado las discusiones y apuntábamos que la tesis "El capitalismo de Estado keynesiano-fordista" "asume ahora abiertamente la puesta en entredicho de varias posiciones de la CCI". Los camaradas que firman este artículo no están de acuerdo con esa afirmación y lo explican ([3]).
En fin, en la introducción mencionada, señalábamos que el artículo "Origen, dinámica y límites del capitalismo de Estado keynesiano-fordista", de la Revista no 135 (que también defiende la tesis del "Capitalismo de Estado keynesiano-fordista"), planteaba algunos problemas sobre las ausencias patentes de "rigor militante y científico, en especial cuando se refiere a textos del movimiento obrero en su uso en tal o cual demostración o polémica", especialmente mediante la alteración del sentido de algunas citas utilizadas. Este problema no se debe en absoluto a la naturaleza de esa posición como lo demuestra este nuevo artículo, perfectamente irreprochable en ese plano.
En defensa de la tesis
"El capitalismo de Estado keynesiano-fordista"
Respuesta a Silvio y Jens
Continuamos aquí el debate iniciado en la Revista Internacional no 133 sobre "la explicación del período de prosperidad en los años 1950-60, que fue una excepción en la vida del capitalismo desde la Primera Guerra Mundial...". Queremos responder a los argumentos de las contribuciones de los camaradas Silvio y Jens, publicadas en el no 136, así como a la presentación del mismo número que nos parece contiene algunos malentendidos.
Las divergencias que se están discutiendo actualmente en el seno de nuestra organización se sitúan dentro del marco de las posiciones defendidas por parte de los revolucionarios en la Segunda y Tercera Internacionales y, en el seno de las Izquierdas Comunistas. Son las contribuciones de Luxemburgo, Bujarin, Trotski, Pannekoek, Bilan, Mattick, entre otros. Sabemos que no se pueden conciliar todas estas aportaciones puesto que se contradicen en diversos aspectos. Pero ninguna de estas contribuciones explica de forma completa, por si sola, el desarrollo de los llamados "Treinta Gloriosos", por la sencilla razón que no pudieron vivir esos años (a excepción de P. Mattick). Pensamos que todos han contribuido a la discusión que llevamos en estos momentos. Corresponde a los revolucionarios de hoy en día, continuar la discusión abierta en el seno del movimiento revolucionario para entender mejor los mecanismos que facilitan o frenan el desarrollo del capitalismo, sobre todo en su decadencia.
Los autores de este artículo defienden la tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista". Esta tesis fue presentada con más detalle en la Revista Internacional no 135, por C.Mcl, autor de la contribución. Este ha decidido abandonar el debate y ha roto el contacto con nosotros. Por eso no sabemos si la posición que defendemos aquí es absolutamente idéntica a la suya.
¿De qué hechos estamos hablando?
Para continuar este debate queremos, en primer lugar, señalar algunos hechos históricos en los cuales parece que no hay divergencias hasta ahora entre las tres posiciones expuestas en este debate. Son los siguientes:
1) Entre los años 1945-75, al menos en la esfera de los países industrializados del bloque dominado por los EEUU, no solo creció el PIB per cápita como nunca en toda la historia del capitalismo ([4]), también hubo un aumento de los salarios reales de la clase obrera ([5]).
2) En el mismo período y en la misma esfera hubo igualmente un crecimiento constante de la productividad del trabajo, "las subidas más importantes de la historia del capitalismo, debido en particular al perfeccionamiento del trabajo en cadena (fordismo), la automatización de la producción y su generalización por todas las partes donde era posible" ([6]). Para decirlo simplemente: la técnica y la organización de la producción permitían que un obrero produjera mucho más en una hora de trabajo que anteriormente.
3) La tasa o cuota de ganancia (o sea la ganancia comparada con el capital total invertido) fue muy elevada en casi todo este período, pero a partir de 1969 mostró otra vez una tendencia a la baja. Todos los implicados en este debate nos referimos a las mismas estadísticas a este respecto ([7]).
4) Al menos hasta 1971 hubo una concertación especial, hasta ahora nunca conocida en la historia del capitalismo, entre los Estados del bloque dominado por los EEUU (disciplina de bloque, sistema Bretton Woods ([8])).
Referente a los primeros tres aspectos hay que ser consecuente en la argumentación. Si todos estamos de acuerdo con estos hechos, no podemos dar un paso atrás y seguir insistiendo en que: "(...) la prosperidad real en las décadas 1950 y 60 no fue tan importante como quiere presentarlo la burguesía, cuando ésta alardea de los PIB de los principales países industrializados de entonces" ([9]). Lo que nos presenta la burguesía sobre este período, es una cosa, pero no podemos resolver el problema diciendo: el problema no existe, porque no hubo tal crecimiento. Lo que nos debe interesar para llevar este debate adelante y, es lo que tenemos que aclarar para nosotros y para los demás proletarios que no tienen ningún interés en ocultar la realidad, es explicar los mecanismos que permitieron al mismo tiempo:
- una acumulación sin mayores interrupciones (aparte de las crisis cíclicas normales);
- con una tasa de ganancia alta;
- y con salarios reales crecientes.
Si estamos exagerando en un aspecto, o si estamos subestimando ciertas dificultades, son argumentos relativos (se trata de un poco más o menos de cantidad), pero lo que interesa aquí es una cuestión cualitativa: ¿Como puede ser que el capitalismo decadente pase por una fase de prosperidad de más o menos 20 años en la cual los salarios suben y las ganancias son elevadas?
Esta es la pregunta a la que tenemos que responder.
¿Hasta qué punto la tesis del capitalismo de Estado keynesiano-fordista
está de acuerdo con Rosa Luxemburgo?
La tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista" es criticada sobre todo porque rechaza una parte de la argumentación de R. Luxemburgo, como se puede leer en el artículo que presenta esta tesis más en detalle en la Revista Internacional no 135. Parece que hay una confusión en hasta qué punto estamos de acuerdo con R. Luxemburgo. Así el camarada Jens en su artículo de la Revista Internacional no 136 piensa que C.Mcl ha cambiado de opinión desde un articulo escrito por este camarada en la Revista Internacional no 127. Ya en este artículo, se explicó (en nombre de la CCI en una polémica con la CWO) que la reducción del mercado solvente en comparación con las necesidades del capital "no es evidentemente (...) el único factor que participa en el origen de las crisis", además se señaló que hay que considerar también la ley de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia y el desequilibrio en el ritmo de acumulación entre los grandes sectores de la producción.
Para nosotros, la realización de la plusvalía producida es efectivamente un problema fundamental del capitalismo. No hay solo una explicación de la crisis capitalista, sino de dos causas esenciales de esta (no hablamos aquí por el momento del problema de la proporcionalidad). No solo existe el problema de que la cuota de ganancia que tiende a la baja por el aumento de la composición orgánica del capital, sino también (después del acto de la producción y la apropiación de la plusvalía) está el problema de vender el producto incluida la plusvalía. Es un mérito de R. Luxemburgo localizar la dificultad de la realización del producto por la carencia de mercados solventes.
El capitalismo es un sistema que por fuerza tiene que expandirse. La acumulación no es reproducción simple sino ampliada. El capital desea aumentar en cada ciclo su base, o sea el capital constante y el capital variable. El capitalismo se ha desarrollado en un entorno feudal, en un medio extra capitalista con el cual se establecieron vínculos para obtener medios materiales para su acumulación: materias primas, fuerza de trabajo, etc.
Otro mérito de R. Luxemburgo fue el de analizar las relaciones que hay entre la esfera capitalista y el medio extra capitalista. No estamos de acuerdo con todos los argumentos económicos de este análisis (como vamos a explicar en el capitulo siguiente), pero compartimos sus ideas centrales: que el capitalismo destruye continuamente los otros modos de producción en su entorno, que la contradicción interna busca una solución en la extensión del campo exterior y, que hay un cambio cualitativo en el desarrollo del capitalismo a partir del momento que todo el planeta está conquistado por el capitalismo, es decir cuando se ha constituido el mercado mundial. En este momento, el capitalismo ha cumplido su función progresiva y entra en su fase de decadencia. Como dijo C.Mcl. en la Revista Internacional no 129: Luxemburgo precisa "más profundamente la razón y el momento de la entrada en decadencia del sistema capitalista, pues, además de analizar el vínculo histórico entre las relaciones sociales de producción capitalistas y el imperialismo, demostrando que el sistema no puede vivir sin extenderse, sin ser, por esencia, imperialista, lo que Rosa Luxemburgo precisa más todavía es el momento y la manera en que el sistema capitalista entra en su fase de decadencia. (...) Así pues la entrada en decadencia del sistema se caracterizó no por la desaparición de los mercados extra capitalistas (...), sino por su insuficiencia respecto a las necesidades de la acumulación ampliada alcanzada por el capitalismo" ([10]).
¿Exige cada ciclo de la acumulación capitalista mercados extra capitalistas?
Es cierto que en el capitalismo ascendente los mercados fuera de la esfera capitalista constituyeron para éste una salida para la venta de sus mercancías en una época de sobreproducción. Ya en su fase ascendente el capitalismo sufrió sus contradicciones internas y las superó, momentáneamente, por un lado a través de las crisis periódicas y por el otro lado con la venta de productos (invendibles en la esfera capitalista pura) a mercados extra-capitalistas. En las crisis cíclicas provocadas por la bajada de la tasa de ganancia, varias partes del capital se desvalorizan de tal manera que se restablece una composición orgánica suficientemente aprovechable para que empiece otro ciclo de acumulación. Y, por otro lado, en la fase ascendente el entorno extra capitalista proporcionó al capitalismo una "salida para la venta de sus mercancías en sobreproducción" ([11]), lo que atenuó el problema a este nivel de la carencia de mercados solventes.
El error de R. Luxemburgo es que hace de estos mercados extra capitalistas y de la venta de la plusvalía dedicada a la acumulación a estos mercados el elemento esencial (indispensable) para la reproducción ampliada del capital. El capitalista produce para la venta y no para la producción como fin propio. La mercancía tiene que encontrar un comprador. Y cada capitalista es antes de todo un vendedor; compra solo para invertir de nuevo y después de haber vendido su producto con ganancia. O sea, el capital debe pasar por una fase dinero, e individualmente, y para realizarse, las mercancías deben ser convertidas en dinero, pero, ni la totalidad, ni en el mismo momento, ni anualmente como lo plantea Luxemburgo: una parte puede permanecer bajo forma material, mientras que la otra avanza a través de varias transacciones comerciales durante las cuales una misma cantidad de dinero puede servir varias veces para la conversión de mercancías en dinero, y de dinero en mercancías.
Si no hubiera crédito y si fuera necesario realizar en dinero toda la producción anual en una única vez en el mercado, entonces, sí, debería existir un comprador externo a la producción capitalista.
Pero ese no es el caso. Claro que se pueden poner obstáculos en este ciclo de compra —> producción/extracción de plusvalía —> venta —> nueva compra etc. Hay varias dificultades. Pero la venta a un comprador extra capitalista no es constitutiva para la acumulación "normal" sino simplemente es una salida posible si hay sobreproducción o desproporción entre la producción de medios de producción y medios de consumo, problemas que no se manifiestan en cada momento.
Este punto débil de la argumentación de R. Luxemburgo fue criticado también por "luxemburguistas", como Fritz Sternberg que habla a este respecto de "errores fundamentales, difícilmente comprensibles" ([12]). Es dificilmente comprensible porque este punto de la crítica de Sternberg no está siendo tomado en consideración por los defensores del "luxemburguismo puro". Desde el inicio de los debates en la CCI sobre la decadencia (años 1970) F. Sternberg es una referencia muy importante, exactamente porque él también se considera un luxemburguista.
El camarada Jens no está de acuerdo con la idea de la tesis "Capitalismo de Estado keynesiano-fordista" que afirma, según él, que "el mercado extra capitalista no es sino una especie de salida para el demasiado lleno mercado capitalista, cuando éste se desborda" ([13]). Para evitar malentendidos: Pensamos que exactamente ahí está la diferencia entre el "luxemburguismo puro" de Jens (y Silvio) y el luxemburguismo de Sternberg. En este punto estamos de acuerdo con Sternberg.
Para nosotros el misterio de los "Treinta Gloriosos" no puede explicarse por restos de mercados extra capitalistas, ya que estos desde la Primera Guerra Mundial son insuficientes respecto a las necesidades de la acumulación ampliada alcanzada por el capitalismo.
¿Cómo funciona la acumulación
si hay un aumento fuerte de la productividad?
Para la tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista" la prosperidad tras la Segunda Guerra Mundial es la combinación de al menos tres factores esenciales:
- ganancias de productividad importantes durante un período de más de dos décadas;
- subidas importantes de los salarios reales en el mismo período;
- un capitalismo de Estado desarrollado (y coordinado a nivel supranacional) practicando políticas keynesianas también en otros niveles (y no solo en el salarial).
En la Revista Internacional no 136 el camarada Silvio en su perplejidad se pregunta: "¿Qué significa hacer crecer las ganancias? Producir mercancías y venderlas, pero para satisfacer ¿qué demanda? ¿La procedente de los obreros?"
Queremos responder a las inquietudes del camarada: si la productividad del trabajo aumenta generalmente, en todas las industrias, los medios de consumo del trabajador se abaratan. El capitalista paga a sus trabajadores menos dinero por el mismo tiempo de trabajo. El tiempo no pagado al trabajador aumenta, o sea se incrementa la plusvalía. Es decir, aumenta la tasa de plusvalía (que es lo mismo que la tasa de explotación). Este proceso Marx lo llamó producción de plusvalía relativa. Si los demás factores se mantienen (o si el capital constante mismo se abarata), un incremento de plusvalía significa también un incremento de la cuota de ganancia. Si esta ganancia es suficientemente elevada los capitalistas pueden aumentar al mismo tiempo los salarios sin perder todo el incremento de la plusvalía extraída.
Ahora bien, la segunda pregunta es la del mercado. Si se aumenta el salario del obrero, él puede consumir más. La fuerza de trabajo tal como señala Marx tiene que reproducirse. Es la reproducción del capital variable (v), igualmente necesaria como la renovación del capital constante (c). Por lo tanto el capital variable forma parte del mercado capitalista. Un aumento general de los salarios significa un incremento de estos mercados igualmente.
Se puede responder a esto que tal incremento del mercado no es suficiente para realizar toda la parte de la plusvalía necesaria para la acumulación. Eso es cierto desde un punto de vista general y a largo plazo. Nosotros, defensores de esta tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista" no pensamos haber encontrado una solución a las contradicciones inherentes del capitalismo, una solución que se puede repetir a voluntad. Nuestro análisis no es una nueva teoría, sino una prolongación de la crítica de la economía capitalista, una crítica que empezó Marx y continuaron otros revolucionarios ya citados.
Pero no se puede negar que tal incremento del mercado atenúa el problema de la demanda insuficiente en las condiciones creadas después de la Segunda Guerra Mundial. Tal vez el camarada Silvio aún se pregunta ¿de donde viene esta demanda?. Una demanda en el capitalismo presupone dos factores: una necesidad (deseo de consumir) y la solvencia (posesión de dinero). El primer factor casi nunca es un problema, siempre hay carencia de medios de consumo. El segundo factor, al contrario, es un problema permanente para el capitalismo - un problema que exactamente logró atenuar con salarios crecientes durante los "Treinta Gloriosos".
Pero la ampliación del mercado formado por los asalariados no es el único factor atenuante en la escasez de los mercados en este periodo, hubo también un aumento de los gastos del Estado keynesiano (por ejemplo inversiones en proyectos de infraestructura, armamento etc.). Se trata de una tripartición de los incrementos de la ganancia, un reparto de los beneficios obtenidos gracias al aumento de la productividad entre capitalistas (ganancia), obreros (salarios) y Estado (impuestos). Parece que ahí nos sigue el camarada Silvio cuando afirma: "Es cierto que el consumo obrero y los gastos del Estado permiten dar salida a una producción creciente". Sin embargo él ve otro problema: "Pero eso tiene una consecuencia, como hemos visto, que es la esterilización de una riqueza producida que no encuentra dónde emplearse útilmente para valorar el capital." Él se refiere aquí a la idea que "aumentar los salarios por encima de lo necesario para reproducir la fuerza de trabajo es pura y simplemente, desde un enfoque capitalista, un despilfarro de plusvalía que de ningún modo puede participar en el proceso de la acumulación".
Aquí el camarada mezcla dos esferas que hay que distinguir antes de analizar la dinámica del proceso general que une a ambas:
- un problema (en la esfera de la circulación, de los mercados) es la realización del producto obtenido. A este nivel parece que Silvio nos da razón si dice que el consumo obrero (igual que los gastos del Estado) permite dar salida a una producción creciente;
- otro problema es (en la esfera de la producción) la valorización del capital de tal manera que la acumulación sea posible no solo con ganancia, sino con cada vez más ganancia.
Evidentemente, la objeción del camarada sobre el "despilfarro de plusvalía" se sitúa en este segundo nivel, el de la producción. Entonces le seguimos (después de haber notado que él nos da al menos parcialmente razón al nivel de los mercados), a la fábrica, donde está explotado el obrero con un salario creciente. ¿Qué pasa allí si la plusvalía aumenta gracias al crecimiento importante de la productividad del trabajo? (Abstraemos aquí de la tripartición de las ganancias, o sea de los impuestos que se convierten en gastos del Estado. La bipartición entre capitalista y obrero es suficiente para explicar el mecanismo fundamental.). El producto total de una entidad capitalista (una empresa, un país, la esfera capitalista en su totalidad) en un cierto tiempo, por ejemplo un año, se puede dividir en tres partes: el capital constante c, el capital variable v, y la plusvalía pv. Si hablamos de acumulación la plusvalía no está consumida en su totalidad por el capitalista, sino que él tiene que invertir una parte en la ampliación de la producción. Entonces, la plusvalía se divide en la parte consumida por el capitalista (su rédito: r) y la parte dedicada a la acumulación (a): pv = r + a. Esta segunda parte (a) la podemos dividir otra vez en la parte que está invertida en el capital constante (ac) y la parte que incrementa en el próximo ciclo de producción el capital variable (av): a = ac + av. Entonces el producto total de esta entidad capitalista se presenta como:
c + v + pv, o como:
c + v + (r + a), o como:
c + v + (r + ac + av).
Si el capitalista obtiene gracias al aumento importante de la productividad una plusvalía suficientemente grande, la parte ac puede crecer cada vez más aunque la parte av crezca "por encima de lo necesario". Si por ejemplo los medios de consumo se abaratan un 50 % y las horas no pagadas al obrero aumentan gracias al efecto de la producción de plusvalía relativa de 3 a 5 horas (de un día de trabajo de 8 horas), la tasa de plusvalía crece de 3/8 a 5/8, por ejemplo de 375 € a 625 €, aunque el obrero tiene una subida de 20 % en su salario real (primero su salario representa el producto de 5 horas, después con una doble productividad el salario representa el producto de 3 horas = 6 horas de antes). Lo mismo sucede con un consumo aumentado del capitalista (porque sus productos de consumo también se abaratan por 50 %) y la parte de la plusvalía dedicada a la acumulación puede crecer. Y puede crecer de año a año también la parte ac aunque crezca "por encima de lo necesario" la parte av, con la condición que la productividad del trabajo siga aumentando con el mismo ritmo. El único efecto "dañino" que tiene este "despilfarro de plusvalía" es que el aumento de la composición orgánica del capital se produce más lentamente de lo que podía frenéticamente: el crecimiento de la composición orgánica implica que la parte ac crece más rápido que la parte av; si la parte av crece "por encima de lo necesario" esta tendencia está frenada (o incluso puede estar anulada o invertida), pero no se puede afirmar que este "despilfarro de plusvalía" no pueda de ningún modo participar en el proceso de la acumulación. Al contrario, esta distribución de las ganancias obtenidas por el aumento de productividad participa plenamente en la acumulación. Y no solo eso, atenúa exactamente el problema detectado por R. Luxemburgo en el capítulo 25 de La acumulación del capital donde argumenta contundentemente que con la tendencia hacia una composición orgánica del capital cada vez más elevada un intercambio entre los dos sectores principales de la producción capitalista (producción de medios de producción por un lado, de medios de consumo por el otro) es imposible a largo plazo ([14]). Ya después de pocos ciclos queda un resto invendible en el segundo sector de la economía capitalista, en el sector de la producción de medios de consumo. La combinación del fordismo (aumento de la productividad) con el keynesianismo (aumento de los salarios y aumento de los gastos del Estado) ayuda a frenar esta tendencia, atenúa el problema de la sobreproducción en este sector II y el problema de las proporcionalidades entre las dos ramas principales de la producción. Los líderes de la economía occidental no podían así evitar la llegada de la crisis al final de los años 60, pero podían postergarla.
No podemos dejar este tema sin mencionar que el camarada Silvio nos dejó perplejos con lo siguiente: Parece que él ha entendido a nivel teórico lo que acabamos de explicar, o sea el mecanismo de la producción de plusvalía relativa como base ideal para una acumulación lo más interno posible y lo menos externo posible, cuando dice: "(...) mientras existan incrementos de productividad bastante altos que permitan que el consumo aumente al ritmo del aumento de la productividad del trabajo, el problema de la sobreproducción queda solucionado sin impedir la acumulación puesto que, por otra parte, las ganancias, también en aumento, son suficientes para asegurar la acumulación" ([15]). Suponemos que Silvio sabe lo que dice, o sea entiende lo que acaba de decir, porque es su propia formulación, conclusión de la cita de Marx sobre "Teorías sobre la plusvalía", Tomo 2 (una cita que evidentemente por sí no prueba nada). Pero Silvio no responde a este nivel teórico, no se presta a seguir la lógica misma del argumento, prefiere cambiar de tema y sigue con la objeción: "Marx, en vida suya, no dejó nunca constancia de un aumento de salarios al ritmo de la productividad del trabajo. Pensaba incluso que eso no podía producirse. Y sin embargo, sí se produjo en ciertos momentos de la vida del capitalismo, pero eso no permite en absoluto que se deduzca que el problema fundamental de la sobreproducción, tal como Marx lo puso de relieve, se vería solucionado gracias a esos aumentos, ni siquiera momentáneamente." ¡Qué respuesta! Estamos a punto de sacar una conclusión de un razonamiento - pero en vez de verificar o falsificar la conclusión de una cierta constelación de hechos, seguimos charlando sobre la probabilidad o improbabilidad empírica de tal constelación. Como si hubiera sentido que eso no es suficiente, el camarada replica antes de que alguien le haya replicado: "El marxismo no reduce esa contradicción (la sobreproducción) a una cuestión de proporción entre aumento de salarios y aumento de productividad." No es suficiente la autoridad de Marx, hace falta la del "marxismo". ¡Una llamada a la ortodoxia! ¿Cuál?.
¡Seamos más consecuentes en el razonamiento, más abiertos y atrevidos en las conclusiones!.
El valor de los esquemas de la acumulación capitalista
En el segundo Tomo de Das Kapital, Marx presentó el problema de la reproducción ampliada (o sea de la acumulación) en términos de esquemas, por ejemplo:
Sector I: 4000c + 1000v + 1000pv = 6000
Sector II: 1500c + 750v + 750pv = 3000.
Pedimos indulgencia y paciencia al lector por lo pesado que supone la lectura y comprensión de estos esquemas. Pero consideramos que no se les tiene que tener miedo.
El sector I es la rama de la economía que produce los medios de producción, en el sector II se producen los medios de consumo. 4000c es la cantidad de valor producido en el sector I para la reproducción del capital constante (c); 1000 v es el total de los salarios pagados en el sector I; 1000 pv es la plusvalía extraída de los obreros en el sector I - y lo mismo para la otra rama. Para la reproducción ampliada es esencial respetar la proporcionalidad entre las diferentes partes de los dos sectores. Los obreros del sector I producen por ejemplo máquinas, pero necesitan para su reproducción medios de consumo que son producidos en la otra rama. Hay un intercambio entre las diferentes entidades con ciertas reglas. Si por ejemplo de la plusvalía del sector I de 1000 pv la mitad se utiliza para la ampliación de la producción y la composición orgánica queda igual está definido, ya que de los 500 pv que están reinvertidos quedan 400 para la ampliación del capital constante y solo 100 para el aumento de la masa salarial en este sector. Así Marx puso como ejemplo del segundo ciclo:
I:I 4400 c + 1100 v + 1100 pv = 6600
II: 1600 c + 800 v + 800 pv = 3200
Y él siguió con esquemas posibles de varios ciclos de acumulación. Estos esquemas han sido ampliados, criticados y precisados por Luxemburgo, Bauer, Bujarin, Sternberg, Grossmann y otros. Lo que podemos sacar de ellos es una cierta ley que se puede resumir en la formula:
Si tenemos:
Sector I con: c1 + v1 + r1 + ac1 + av
Sector II con: c2 + v2 + r2 + ac2 + av2
la reproducción ampliada exige que:
c2 + a2c = v1 + r1 + a1v ([16]).
O sea: el valor del capital constante en el sector II (c2) más la parte del plusvalor en el mismo sector dedicada a la ampliación del capital constante (a2c) ([17]) tiene que intercambiarse con el valor del capital variable en el sector I (la masa salarial, v1) más el rédito de los capitalistas del mismo sector (r1) más la parte de la plusvalía en este sector dedicada al empleo de nuevos trabajadores (av1) ([18]).
Estos esquemas no tienen en cuenta ciertos factores, por ejemplo:
1) El hecho que esta economía necesita condiciones para su expansión "permanente"; se necesitan cada vez más trabajadores y materias primas.
2) El hecho que no hay un intercambio directo entre las diferentes entidades, sino un intercambio de compra-venta, por mediación del dinero, la mercancía universal. Por ejemplo la entidad de productos materializados en el valor ac1 tiene que intercambiarse con si mismo: son medios de producción que se necesitan en el mismo sector, hay que venderlos y comprarlos antes de poder utilizarlos.
Al mismo tiempo los esquemas tienen ciertas consecuencias que molestan bastante, como por ejemplo el hecho de que el sector II no tiene ninguna autonomía frente al sector I. El ritmo de crecimiento del sector de la producción de medios de consumo, así como su composición orgánica dependen totalmente de las proporciones en la acumulación del sector I ([19]).
A los defensores de la necesidad de los mercados extracapitalistas no les podemos obligar a que vean un cierto problema, es decir que vean lo que Marx investigó con los esquemas de la acumulación capitalista. En vez de mirar los diferentes problemas, colocando cada uno en su lugar específico, prefieren mezclar los diferentes contradicciones insistiendo permanentemente en un aspecto del problema: ¿quién compra finalmente la mercancía necesaria para la ampliación de la producción? Es una fijación que les ciega. Pero si uno quiere seguir la lógica misma de los esquemas tal como los presentó Marx, no puede oponerse a la conclusión siguiente:
Si las condiciones se dan tal como los esquemas presuponen y si aceptamos las consecuencias (condiciones y consecuencias que se pueden analizar separadamente), por ejemplo un gobierno que controla toda la economía, teóricamente puede organizarla de tal manera que la acumulación funciona según el esquema: c2 + a2c = v1 + r1 + a1v. A este nivel no hay ninguna necesidad de mercados extra capitalistas. Si aceptamos esta conclusión podemos analizar separadamente (o sea distinguir) los demás problemas, por ejemplo:
1) ¿Cómo puede crecer de forma permanente una economía en un mundo que tiene limites?
2) ¿Cuáles son las condiciones del uso del dinero? ¿Cómo puede mediar el dinero eficazmente en los diferentes actos de transformación de un elemento del capital global en otro?
3) ¿Qué efectos tiene una composición orgánica creciente (o sea cuando el capital constante crece más rápidamente que el capital variable)?
4) ¿Qué efectos tienen salarios que crecen "por encima de lo necesario"?
Está claro, como dijo R. Luxemburg que, los esquemas matemáticos en sí mismos no prueban nada, ni la posibilidad ni la imposibilidad de la acumulación. Pero sí sabemos exactamente lo que dicen (y de qué están abstrayendo) podemos distinguir los diferentes problemas. Luxemburgo estudió también los tres primeros problemas enumerados aquí. Contribuyó sobre todo en analizar las cuestiones 1) y 3). Pero referente al problema 2) confundió diferentes contradicciones y las resumió en una sola dificultad, en la de la realización de la parte de la plusvalía dedicada a la ampliación de la reproducción: La transformación en dinero no solo es un problema para esta parte del producto global (ac1, av1, ac2 y av2), sino para todos los elementos de la producción (también de c1, v1, c2, v2 y mismo del rédito: el propietario de la fabrica de chocolate no puede comer únicamente chocolate). Estas transformaciones de las mercancías en dinero, y después de dinero en nuevos elementos físicos de la producción pueden fracasar. Cada vendedor tiene que encontrar su comprador, cada venta es un reto - eso es un problema aparte que teóricamente se puede separar del otro problema (número 1) que consiste en la necesidad del crecimiento del campo de la producción capitalista, o sea en la necesidad también del crecimiento del mercado. Tal crecimiento tiene que pasar obligatoriamente en detrimento de las esferas ([20]) extracapitalistas. Pero este crecimiento presupone solo que el capitalismo tiene a su disposición todos los elementos físicos para su producción a nivel ampliado (fuerza de trabajo, materias primas, etc.); este problema no tiene nada que ver con la venta de una parte de la producción capitalista a productores de mercancías no capitalistas. Como dijimos anteriormente: la venta a mercados extracapitalistas puede atenuar problemas de la sobreproducción, pero no es constitutiva para la acumulación.
¿Cuál es nuestra actitud frente a la plataforma de la CCI?
En la presentación de la discusión en la Revista Internacional no 136 la Redacción ha intentado oponer ciertas posturas de la Tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista" con las posiciones de la CCI, particularmente con nuestra plataforma. Tal vez que esta tentativa está motivada por unas notas de C.Mcl en la versión completa de su artículo para la Revista Internacional no 135, versión que existe solo en nuestro sitio en francés ([21]). Allí C.Mcl critica ciertas formulaciones del punto 3 de la Plataforma. Es una critica desde un punto de vista teórico sin proponer formulaciones alternativas. No conocemos la actitud actual de C.Mcl referente a la Plataforma, porque ha abandonado la discusión. No podemos hablar por él. Pero nosotros estamos de acuerdo con nuestra Plataforma que se ha concebido desde el principio para integrar a todos los que están de acuerdo con el análisis de que el capitalismo entró en su fase de decadencia con la Primera Guerra Mundial. El punto 3 de la Plataforma nunca pretendía excluir a los revolucionarios que explican la decadencia con la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, a pesar de que la formulación de este punto tiene un sello "luxemburguista". Si el punto 3 de nuestra Plataforma es algo como el denominador común entre los marxistas revolucionarios que explican la decadencia o por la falta de mercados extracapitalistas o por la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, no vemos ningún motivo para salir fuera de este marco solo porque defendemos no solo una sino las dos ideas, cada una en su dinámica propia. En este sentido no tenemos ningún interés en precisar la Plataforma de una forma que se sientan excluidos una u otra posición que dan explicación a la entrada de la decadencia del capitalismo. Una formulación como la actual es preferible, aunque con el avance de la discusión sobre los "Treinta Gloriosos", se pueda tal vez encontrar una formulación que refleje de forma más consciente los diferentes análisis de la decadencia del capitalismo.
En este mismo sentido queremos aclarar nuestra postura referente a la presentación en la Revista Internacional nº 136 de "la puesta en entredicho de diferentes posiciones de la CCI" por la Tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista". Bajo el titulo "La evolución de las posiciones presentes" se señalan tres contradicciones entre los argumentos de la plataforma y la Tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista", supuestas contradicciones que queremos aclarar. Citamos los párrafos críticos de la presentación:
1) "Así, para esa Tesis: (capitalismo de Estado keynesiamo-fordista)
- "El capitalismo genera en permanencia la demanda social que es la base del desarrollo de su propio mercado", mientras que para la CCI, "Contrariamente a lo que pretenden los adoradores del capital la producción capitalista no crea automáticamente y a voluntad los mercados necesarios para su crecimiento" (Plataforma de la CCI)".
Aunque se encuentra la cita "El capitalismo genera en permanencia la demanda social que es la base del desarrollo de su propio mercado" en la Revista Internacional no 135, no se puede aislar esta idea del conjunto. Como se ha visto en el capítulo anterior del presente texto el capitalismo (para nosotros, pero también para los que se explican la decadencia únicamente por la tendencia decreciente de la tasa de ganancia) tiene una dinámica propia de expandir su mercado. Pero ninguno de los defensores de la tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista" afirmó que estos mercados sean suficientes. Pueden ofrecer una salida por un cierto tiempo, pero no hay superación de la contradicción elemental: El mercado crece menos rápidamente que la producción.
2) "- El apogeo del capitalismo corresponde a cierto estadio de "la extensión del salariado y su dominación mediante la constitución del mercado mundial". Para la CCI, en cambio, este apogeo se alcanza cuando las principales potencias económicas se han repartido el mundo y se "alcanza un grado crítico de saturación de esos mismos mercados que le habían permitido la formidable expansión del siglo XIX" (Plataforma de la CCI)."
El segundo punto de supuesta divergencia de nuestra posición con las posiciones del CCI se refiere a la entrada del capitalismo en su fase decadente. La tesis "capitalismo de Estado keynesiano-fordista" está totalmente de acuerdo en que el apogeo se alcanza cuando las principales potencias económicas se han repartido el mundo. La única diferencia entre el "luxemburguismo" de la plataforma y nosotros está en el papel de los mercados extracapitalistas. Pero evidentemente esta divergencia tiene mucha menos importancia que la que tienen los defensores del análisis de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia como único factor (Grossmann, Mattick).
3) "- La evolución de la cuota (o tasa) de ganancia y el tamaño de los mercados son dos cosas totalmente independientes, mientras que para la CCI, "la dificultad creciente que tiene el capital para encontrar los mercados donde realizar su plusvalía, acentúa la presión a la baja que ejerce sobre la tasa de ganancia el crecimiento constante de la proporción entre el valor de los medios de producción y el de la fuerza de trabajo que los pone en funcionamiento" (ídem)".
Referente al último punto podemos decir que estamos globalmente de acuerdo con la presentación aunque no hablamos de independencia "total" sino "teórica". Siempre dijimos que la tasa de ganancia influye en los mercados y al revés, pero son dos factores "no vinculados teóricamente".
Las consecuencias de las divergencias
¿Cuáles son las consecuencias de las divergencias? A primera vista, ninguna.
Tenemos evidentemente una interpretación diferente de ciertas dinámicas en la economía capitalista. Estas diferencias pueden llevarnos también a divergencias en otros aspectos, por ejemplo en el análisis de la crisis actual y de las perspectivas inmediatas del capitalismo. La apreciación del papel que juega el crédito en la crisis actual, la explicación de la inflación y el papel de la lucha de clases nos parecen temas que pueden ser analizados diferentemente según las posiciones distintas en este debate sobre los Treinta gloriosos.
A pesar de las divergencias expuestas en este debate, tanto en el XVIIo Congreso, así como en el XVIIIo, discutimos de la crisis económica actual y votamos todos a favor de las mismas Resoluciones sobre la situación internacional. Aunque dentro de la organización se tengan diferentes análisis sobre los mecanismos fundamentales de la economía capitalista podemos llegar a conclusiones muy similares sobre las perspectivas inmediatas y las tareas de los revolucionarios. Eso no quiere decir que el debate no sea necesario, al contrario lo que nos exige es la paciencia y la capacidad de escucharnos mutuamente con un espíritu abierto.
Salome & Ferdinand 04/06/09
[1]) "Las bases de la acumulación capitalista".
[2]) "Economía de guerra y capitalismo de Estado".
[3]) El artículo publicado aquí ("Respuesta a Silvio y a Jens", firmado conjuntamente por Salomé y Ferdinand) señala que algunas notas del artículo de C. Mcl, "Origen, dinámica y límites del capitalismo de Estado keynesiano-fordista", que constan en la edición francesa no constan en inglés ni en español. Corregiremos esos defectos en las páginas de esas dos lenguas de nuestro sitio Web, para que los términos del debate y además por el hecho de que, como lo señalan Salomé y Ferdinand, C.Mcl "critica ciertas formulaciones del punto 3 de la Plataforma", "desde un enfoque teórico sin proponer fórmulas alternativas".
[4]) Revista Internacional nº 133, "Debate interno en la CCI" (ver nota 1).
[5]) Revista Internacional nº 136, "Debate interno en la CCI (III): Las causas de la prosperidad consecutiva a la Segunda Guerra mundial", Las bases de la acumulación capitalista (de Silvio), con referencia a una cita de P. Mattick.
[6]) Revista Internacional nº 133, Debate, capitulo "Los mercados extracapitalistas y el endeudamiento".
[7]) Revista internacional n º 121, "Crisis económica: Bajada a los infiernos"
[8]) Para más información sobre los tratados de Bretton Woods consultar por ejemplo la contribución de "papamarx" en https://fr.internationalism.org/icconline/2009/papa-marx
[9]) Silvio en la Revista Internacional nº 136
[10]) Revista Internacional no 129, "Respuesta a la CWO - La guerra en la fase de decadencia del capitalismo".
[11]) Revista Internacional no 135, "Debate interno en la CCI - Las causas del período de prosperidad consecutivo a la Segunda Guerra mundial" (II).
[12]) Fritz Sternberg, El imperialismo, Siglo XXI editores, p. 75.
[13]) Revista Internacional no 136.
[14]) F. Sternberg considera este punto de reflexión de R. Luxemburgo como el más fuerte que "todos aquellos que criticaron a Rosa Luxemburgo se han cuidado celosamente de abordar" (El imperialismo, p. 70).
[15]) Revista Internacional no 136.
[16]) Por ejemplo: Nicolás Bujarin, L'impérialisme et l'accumulation du capital, réponse à Rosa Luxemburg, capítulo III.
[17]) Estos dos elementos estaban producidos en el sector II, o sea se encuentran en forma de medios de consumo.
[18]) Estos tres elementos se encuentran en forma de medios de producción, y tienen que estar comprados finalmente en una u otra forma por los capitalistas del sector II ("cambiado" por c2 + a2c).
[19]) Pensamos que ahí está la razón económica del sufrimiento de los trabajadores explotados bajo el estalinismo (maoísmo incluido): este capitalismo de Estado muy rígido forzó al máximo la industrialización con la preferencia del sector I, lo que dejó al sector de la producción de los medios de consumo a un nivel reducido al mínimo.
[20]) Una esfera no es necesariamente un mercado: Lavar y planchar ropa en casa son actividades en una esfera extracapitalista. Esta esfera puede ser conquistada por el capitalismo si el salario es suficientemente alto para permitir al obrero de llevar la ropa sucia a la lavandería. Pero no hay ningún mercado extracapitalista en este ejemplo.
[21]) "Origen, dinámica y límites del capitalismo de Estado keynesiano-fordista", notas 16, 22, 39, 41.