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El movimiento estudiantil en el mundo en los años sesenta
Cuando inició su primer mandato de Presidente de los Estados Unidos en enero de1969, Richard Nixon declaró: "Hemos aprendido por fin a administrar una economía moderna de tal modo que garantice su crecimiento continuo". Con la distancia, puede uno asombrarse de ver hasta qué punto la realidad contradijo ese discurso: apenas cuatro años más tarde, al principio de su segundo mandato, los Estados Unidos conocieron su recesión más violenta desde la Segunda Guerra mundial, una recesión seguida por otras cada vez más graves. Pero, en lo que a optimismo desplazado se refiere, a Nixon le precedió un año antes otro Jefe de Estado, con mayor experiencia: el general De Gaulle, Presidente de la República francesa desde 1958 y jefe de la "Francia libre" durante la Segunda Guerra mundial. El "Gran Hombre", en su alocución de año nuevo a la nación, declaraba: "Saludo el año 1968 con serenidad". No fue necesario esperar cuatro años para que este optimismo fuera barrido; cuatro meses bastaron para que la serenidad del General diera paso al mayor desasosiego. De Gaulle tuvo que enfrentarse no sólo a una rebelión estudiantil particularmente violenta y masiva sino también, y sobre todo, a la mayor huelga de la historia del movimiento obrero internacional. Poco es decir entonces que 1968 no fue un año "sereno" para Francia: incluso fue, y sigue siéndolo, el año más agitado desde la Segunda Guerra mundial. Pero no solo Francia conoció sobresaltos importantes durante ese año, ni mucho menos. Dos autores, a los que no se puede sospechar de "francocentrismo", el inglés David Caute y el norteamericano Marco Kurlansky, dicen claramente:
"1968 fue el año más turbulento desde finales de la Segunda Guerra mundial. Hubo levantamientos en cadena que afectaron a América y Europa del Oeste, alcanzando incluso a Checoslovaquia; pusieron en entredicho el orden mundial de la posguerra" ([1]).
"No ha habido un año parecido a 1968, y es probable que nunca haya otro. En un tiempo en que las naciones y las culturas estaban todavía separadas y eran muy distintas (...) un espíritu de rebelión prendió espontáneamente por las cuatro esquinas del globo. Hubo otros años de revolución: 1848, por ejemplo, pero contrariamente a 1968, los acontecimientos se limitaron a Europa..." ([2]).
Cuarenta años después de aquel "año caliente", ahora que en muchos países presenciamos una desenfrenada marea editorial y televisiva, es incumbencia de los revolucionarios volver sobre los principales acontecimientos de 1968, no para hacer un relato detallado o exhaustivo ([3]) sino para destacar su verdadero significado. Les corresponde en particular pronunciarse sobre una idea muy extendida hoy, mencionada en la página 4 de cubierta del libro de Kurlansky:
"Sean historiadores o politólogos, los especialistas en ciencias humanas del mundo entero están de acuerdo para afirmar que hay un antes y un después de 1968".
Digamos inmediatamente que compartimos enteramente esta opinión, aunque no sea por las mismas razones que las que se alegan generalmente: la "liberación sexual", la "liberación de la mujer", el cuestionamiento del autoritarismo en las relaciones familiares, la "democratización" de algunas instituciones (como la Universidad), las nuevas formas artísticas, etc. En este sentido, este artículo se propone poner en evidencia lo que, para la CCI, constituye el verdadero cambio ocurrido en el año 1968.
En medio de toda una serie de acontecimientos importantes ya por sí solos (como, por ejemplo, la ofensiva del Têt del Vietcong en febrero que, aunque acabaría siendo vencida por el ejército norteamericano, puso de relieve que éste nunca lograría ganar la guerra del Vietnam, o la intervención de los tanques soviéticos en Checoslovaquia en agosto), lo que marcó el año 1968, como lo destacan Caute y Kurlansky, es ese "espíritu de rebeldía que prendió espontáneamente por todos los confines del mundo". Y en este cuestionamiento del orden existente, es importante distinguir dos componentes de desigual amplitud y, por eso, de desigual importancia. Por una lado, la rebelión estudiantil que afectó a casi todos los países del bloque occidental, y que incluso se propagó, en cierto modo, por algunos países del bloque del Este. Por otro, la lucha masiva de la clase obrera, que sólo afectó, aquel año, a un país, Francia.
En este primer artículo, solamente abordaremos el primer aspecto, no porque sea el más importante, ni mucho menos, sino esencialmente porque precede al segundo y que éste (o sea la lucha obrera), tiene por sí mismo un significado histórico de la primera importancia que va mucho más allá de las revueltas estudiantiles.
El movimiento estudiantil en el mundo...
Fue en la primera potencia mundial donde, a partir de 1964 van a desarrollarse los movimientos más masivos y significativos de aquel período. Más concretamente, es en la Universidad de Berkeley, en el norte de California, donde el conflicto estudiantil va a tomar, por primera vez, un carácter masivo. La primera reivindicación que moviliza a los estudiantes es la del free speech movement (movimiento por la libertad de palabra), a favor de la libertad de expresión política en el recinto de la universidad. Contra el fácil acceso que tienen los reclutadores del ejército americano, los estudiantes contestatarios quieren poder hacer propaganda contra la guerra de Vietnam y contra la segregación racial (estamos en el año siguiente a la "marcha de los Derechos cívicos" del 28 de agosto de 1963 en Washington, en la que Martin Luther King pronunció su famoso discurso I have a dream). En un primer tiempo las autoridades reaccionan de manera brutalmente represiva, mandando en particular a las fuerzas policíacas contra las "sentadas" y las ocupaciones pacíficas de los locales, deteniendo a 800 estudiantes. Finalmente, las autoridades universitarias autorizan a principios de 1965 las actividades políticas en la universidad que va a convertirse entonces en uno de los principales centros del conflicto estudiantil de Estados Unidos, mientras que el lema "limpiar el desorden de Berkeley" le sirve, contra todo pronóstico, a Ronald Reagan para salir elegido gobernador de California a finales de 1965. El movimiento va a desarrollarse masivamente y radicalizarse en los años siguientes, en torno a la protesta contra la segregación racial, a favor de la defensa de los derechos de las mujeres y sobre todo contra la guerra del Vietnam. Mientras los jóvenes norteamericanos, sobre todo estudiantes, huyen en masa al extranjero para evitar ser movilizados para Vietnam, la mayoría de las Universidades del país se ven sacudidas por fuertes movimientos contra la guerra. Estallan motines en los guetos negros de las grandes ciudades (la proporción de jóvenes negros entre los soldados enviados al Vietnam es muy superior a la media nacional). Esos movimientos de protesta son violentamente reprimidos: a finales de 1967, se condena a 952 estudiantes a largos años de cárcel por haberse negado a ir al frente y tres estudiantes de Carolina del Sur son asesinados el 8 de febrero de 1968 en una manifestación por los derechos cívicos.
En 1968 los movimientos alcanzarán su mayor amplitud. En marzo, estudiantes negros de la universidad Howard de Washington ocupan los locales durante 4 días. Del 23 al 30 de abril de 1968, la Universidad de Columbia, en Nueva York, es ocupada, en protesta contra la contribución de sus departamentos en las actividades del Pentágono y en solidaridad con los habitantes del cercano gueto negro de Harlem. Uno de los factores que radicalizó el descontento fue el asesinato el 4 de abril de Martin Luther King, que provocó numerosos y violentos motines en los guetos negros del país. La ocupación de Columbia fue una de las cumbres del conflicto estudiantil en Estados Unidos, reactivando nuevos enfrentamientos. En mayo, 12 universidades entran en huelga para protestar contra el racismo y la guerra de Vietnam. California se inflama durante el verano, provocando violentos enfrentamientos entre estudiantes y policías en la Universidad de Berkeley durante dos noches, lo que va a llevar a Ronald Reagan, gobernador de California, a proclamar el estado de sitio y el toque de queda. Esta nueva oleada de enfrentamientos tendrá sus momentos más violentos entre el 22 y el 30 de agosto en Chicago, con verdaderos motines, durante la Convención del Partido demócrata.
Las revueltas de los estudiantes norteamericanos se propagan durante el mismo período a varios países
En el mismo continente americano, será en Brasil y México donde más se movilizarán los estudiantes.
En Brasil, el año 1967 está marcado por manifestaciones antigubernamentales y antiamericanas. El 28 de marzo de 1968, la policía interviene en una reunión de estudiantes, matando a uno de ellos, Luís Edson, e hiriendo gravemente a otros, de los que muere uno algunos días más tarde. El 29 de marzo, el entierro de Luis Edson provoca una manifestación importante. La Universidad de Río de Janeiro se pone en huelga general ilimitada, y el movimiento se extiende a la universidad de Sao Paulo, donde se levantan barricadas. El 30 y 31 de marzo, nuevas manifestaciones se propagan por todo el país. El 4 de abril son detenidas 600 personas en Río. A pesar de la represión y las detenciones en serie, las manifestaciones son casi cotidianas hasta en octubre.
Unos meses más tarde le tocará el turno a México. A finales de julio, la rebelión estudiantil estalla en la capital y la policía replica sacando los tanques. El jefe de la policía del Distrito Federal justifica así la represión: se trata de atajar "un movimiento subversivo" que "tiende a crear un ambiente de hostilidad hacia nuestro Gobierno y nuestro país en vísperas de los Juegos de la XIXe Olimpiada". La represión prosigue y se intensifica. El 18 de septiembre, la policía ocupa la ciudad universitaria. El 21 de septiembre son detenidas 736 personas durante nuevos enfrentamientos en la capital. El 30 de septiembre es ocupada la Universidad de Veracruz. Y el 2 de octubre el Gobierno dispara (utilizando fuerzas paramilitares sin uniforme) contra una manifestación de 10 000 estudiantes, en la plaza de las Tres Culturas de la capital. Este drama, que permanecerá en las memorias como la "matanza o masacre de Tlatelolco", se salda con unos 200 muertos, 500 heridos graves y 2000 detenciones. Así solucionó las cosas el presidente Díaz Ordaz para que los Juegos Olímpicos pudieran desarrollarse "en calma" a partir del 12 de octubre. Sin embargo, después de la tregua de los Juegos Olímpicos, los estudiantes reanudarán el movimiento durante varios meses.
El continente americano no fue el único en haber sido perturbado por la ola de revueltas
estudiantiles, sino que ésta afectó a TODOS los continentes.
En Asia, Japón fue escenario de movimientos muy espectaculares. Hubo violentas manifestaciones contra Estados Unidos y la guerra de Vietnam, organizadas principalmente por Zengakuren (Unión nacional de los Comités autónomos de los estudiantes japoneses), desde 1963 y a lo largo de los años 60. A finales de la primavera de 1968, el conflicto estudiantil se extiende masivamente por escuelas y universidades. Se lanza una consigna: "¡Transformemos el Kanda [barrio universitario de Tokio] en Barrio Latino!". En octubre, el movimiento, reforzado por los obreros, alcanza su apogeo. El 9 de octubre, en Tokio, Osaka y Kyoto, las luchas violentas entre policías y estudiantes terminan con 80 heridos y 188 detenciones. Se decreta la ley antidisturbios y 800 000 personas se echan a la calle para protestar contra esta decisión. En reacción a la intervención de la policía en la Universidad de Tokio para acabar con la ocupación, 6000 estudiantes entran en huelga el 25 de octubre. La Universidad de Tokio, el último bastión aún en manos del movimiento, cae a mediados de enero de 1969.
En África dos países se destacan, Senegal y Túnez.
En Senegal, los estudiantes denuncian la orientación derechista del poder y la influencia neocolonialista de Francia y piden la reestructuración de la universidad. El 29 de mayo de 1968, Léopold Sédar Senghor, miembro de la "Internacional socialista", reprime brutalmente con el ejército la huelga general de estudiantes y obreros. La represión causa un muerto y veinte heridos en la Universidad de Dakar. El 12 de junio, una manifestación de universitarios y alumnos de secundaria en los suburbios de Dakar se salda con una nueva víctima.
En Túnez, el movimiento comenzó en 1967. El 5 de junio, en Túnez capital, en una manifestación contra Estados Unidos y Gran Bretaña acusados de apoyar a Israel contra los países árabes, se saquea el Centro cultural americano y es atacada la embajada de Gran Bretaña. Un estudiante, Mohamed Ben Jennet, es detenido y condenado a 20 años de prisión. El 17 de noviembre, los estudiantes manifiestan contra la guerra de Vietnam. Del 15 al 19 de marzo de 68, entran en huelga y manifiestan para obtener la liberación de Ben Jennet. El movimiento es reprimido con detenciones masivas.
... en Europa...
Pero es en Europa donde el movimiento estudiantil tendrá su evolución más importante y más espectacular.
En Gran Bretaña, la efervescencia comienza a partir de octubre de 1966 en la muy respetable London School of Economics (LSE), una de las "Mecas" del pensamiento económico burgués. Los estudiantes protestan contra el nombramiento de Presidente a un personaje conocido por sus vínculos con los regímenes racistas de Rodesia y Sudáfrica. Y durante meses seguirá habiendo movimientos de protesta en la LSE. En marzo de 1967, una sentada de cinco días contra medidas disciplinarias desemboca en la formación de una "universidad libre" siguiendo los ejemplos norteamericanos. En diciembre de 1967 se hacen varias sentadas en la Regent Street Polytechnic y en el Holborn College of Law and Commerce, con la reivindicación, en ambos casos, de una representación estudiantil en las juntas directivas. En mayo y junio de 1968 hay ocupaciones en la Universidad de Essex, en el Hornsey College of Art, Hull, Bristol y Keele seguidas por otros movimientos de protesta en Croydon, Birmingham, Liverpool, Guildford, y al Royal College of Arts. Las manifestaciones más espectaculares (que implican a numerosas personas de distintos horizontes y diversidad de opiniones) son las protestas contra la guerra de Vietnam: en marzo y octubre de 1967, en marzo y octubre de 1968 (la más masiva), que dan lugar a violentos enfrentamientos contra la policía, con centenares de heridos y detenciones delante de la embajada americana de Grosvenor Square.
En Bélgica, a partir del mes de abril de 1968, los estudiantes salen a la calle en varias ocasiones, para proclamar su oposición a la guerra del Vietnam y pedir una transformación del sistema universitario. El 22 de mayo, ocupan a la Universidad Libre de Bruselas, declarándola "abierta a la población". Abandonan los locales a finales de junio, después de la decisión del Consejo de la Universidad de estudiar algunas de sus pretensiones.
En Italia, a partir de 1967, los estudiantes multiplican las ocupaciones de universidades y muchos son los enfrentamientos con la policía. La Universidad de Roma se ocupa en febrero de 1968. La policía evacua los locales, lo que decide a los estudiantes a instalarse en la facultad de arquitectura, en Villa Borghese. Conocidos como "batalla de Valle Giulia", hay violentos choques que enfrentan a fuerzas del orden y estudiantes. Y a la vez se asiste a movimientos espontáneos de cólera y rebelión en fábricas donde el sindicalismo es débil (fábrica Marzotto en Venecia), lo que lleva a los sindicatos a convocar un día de huelga general en la industria, consigna seguida masivamente. Las elecciones de mayo acabarán con un movimiento que había empezado a decaer desde la primavera.
La España franquista conoce una oleada de huelgas obreras y de ocupaciones de universidades a partir de 1966. El movimiento toma amplitud en 1967 y continúa a lo largo de 1968. Estudiantes y obreros muestran su solidaridad, como el 27 de enero de 1967, cuando 100 000 obreros manifiestan en reacción a la represión brutal de un día de manifestación en Madrid, que llevó a los estudiantes, refugiados en la facultad de Económicas, a luchar contra la policía durante seis horas. Las autoridades reprimen a los contestatarios por todos los medios: la prensa está controlada, se detiene a los militantes de los movimientos y sindicatos clandestinos. El 28 de enero de 1968, el Gobierno instaura una "policía universitaria" en cada facultad. Eso no impide que prosiga la agitación estudiantil contra el régimen franquista y contra la guerra de Vietnam, lo que en marzo obliga las autoridades a cerrar sine díe la Universidad de Madrid.
De todos los países de Europa, es en Alemania donde el movimiento estudiantil es más fuerte.
En este país se formó una "oposición extraparlamentaria" a finales de 1966, en reacción, entre otras cosas, contra la participación de la socialdemocracia (SPD) en el Gobierno. Esa "oposición" se basaba en asambleas de estudiantes cada vez más numerosas que se celebran en las universidades, animadas con debates sobre los objetivos y los medios de la protesta. Tomando ejemplo de Estados Unidos se forman numerosos grupos universitarios de debate; se crea una "Universidad crítica" como polo de oposición a las universidades burguesas "establecidas". Se revivifica así una vieja tradición de debate, de discusiones en asambleas generales públicas. Aunque muchos estudiantes estén atraídos por las acciones espectaculares, el interés por la teoría y la historia del movimiento obrero sale a la superficie, llegando incluso a plantearse el derrocamiento del capitalismo. Muchos elementos expresan la esperanza de una nueva sociedad. A partir de ese momento, al movimiento de protesta en Alemania se le considera el más activo a escala internacional en los debates teóricos, el más profundo en las discusiones, el más político.
Junto a esa reflexión hay muchas manifestaciones. La guerra de Vietnam es obviamente su principal motivo en un país cuyo Gobierno apoya sin reservas a la potencia militar de EE.UU pero que también ha quedado muy marcado por la Segunda Guerra mundial. Los 17 y 18 de febrero se celebra en Berlín un Congreso internacional contra la guerra del Vietnam, seguido por una manifestación que agrupa aproximadamente a 12 000 participantes. Pero las manifestaciones, que comenzaron en 1965, también denunciaban el desarrollo del carácter policiaco del Estado, en particular los proyectos de ley de excepción que daban al Estado la posibilidad tanto de imponer la ley marcial en el país como de intensificar la represión. El SPD, que se había unido a la CDU en 1966 en un Gobierno de "gran coalición", se mantenía fiel a su política de 1918-19, cuando había dirigido el aplastamiento sangriento del proletariado alemán. El 2 de junio de 1967, una manifestación contra la llegada a Berlín del Shah de Irán es reprimida con la mayor brutalidad por el Estado "democrático" alemán que mantenía las mejores relaciones del mundo con aquel dictador sanguinario. Se asesina a un estudiante, Benno Ohnesorg, de un tiro en la espalda disparado por un policía en uniforme (que sería absuelto más tarde). Tras ese asesinato, las campañas repugnantes de difamación contra los movimientos de protesta se intensifican, en particular contra sus dirigentes. El periódico de gran tirada Bild Zeitung exige que "se acabe cuanto antes con el terror de los jóvenes rojos". En una manifestación pro-americana organizada por el Senado de Berlín, el 21 de febrero de 1968, los participantes declaran a Rudi Dutschke, principal portavoz del movimiento de protesta, "enemigo público no 1". Una persona que se parecía a "Rudi el rojo" es atacada por manifestantes que amenazan con matarlo. Una semana después del asesinato de Martin Luther King, esa campaña de odio alcanza su punto álgido con la tentativa de asesinato contra Dutschke, el 11 de abril, por un joven exaltado, Josef Bachmann, obviamente influido por las campañas histéricas desencadenadas por la prensa del magnate Axel Springer, dueño de Bild Zeitung ([4]). Habrá después más manifestaciones y disturbios cuyo objetivo principal será evidentemente ese siniestro individuo y su grupo de prensa. Durante varias semanas, antes de que las miradas se vuelvan hacia Francia, el movimiento estudiantil en Alemania consolida así su papel de referencia para toda una serie de movimientos que recorre la mayoría de los países de Europa.
... y en Francia
El principal episodio de la rebelión estudiantil en Francia comienza el 22 de marzo de 1968 en la Universidad de Nanterre, en el oeste de los alrededores de París. De por sí, los hechos que se desarrollaron ese día no fueron nada excepcionales: para protestar contra la detención de un estudiante de extrema izquierda de esa universidad, de quien se sospechaba que había participado en un ataque a American Express en París durante una violenta manifestación contra la guerra del Vietnam, 300 de sus compañeros organizan un mitin en el paraninfo y 142 entre ellos deciden ocupar durante la noche la sala del Consejo de Universidad, en el edificio administrativo. No es la primera vez que los estudiantes de Nanterre manifiestan su descontento. Ya se había asistido, exactamente un año antes en esa misma universidad, a un pulso entre estudiantes y policía sobre la libre circulación en la residencia universitaria de las chicas, en la que hasta entonces no podían entrar los chicos. El 16 de marzo de 1967, una asociación de 500 residentes, el ARCUN, había declarado abolido el reglamento interno que, entre otras cosas, consideraba como menores a las estudiantes, incluso a las mayores de edad (de más de 21 años en aquel entonces). El 21 de marzo de 1967, a instancias de la administración, la policía cercó la residencia de chicas con el proyecto de detener a los 150 muchachos que allí estaban y que se habían encerrado en el último piso del edificio. Pero por la mañana del día siguiente, los propios policías fueron cercados por varios miles de estudiantes, hasta que aquéllos recibieron finalmente la orden de dejar salir sin más a los estudiantes encerrados. Pero ni este incidente ni las manifestaciones de rabia de los estudiantes, en particular contra el "plan Fouchet" de reforma de la universidad en otoño 1967, tuvieron mayores consecuencias. La cosa no fue así tras el 22 de marzo de 1968. En pocas semanas, una sucesión de acontecimientos iba a desembocar no solo en la mayor movilización estudiantil desde la guerra, sino, y sobre todo, en la mayor huelga de la historia del movimiento obrero internacional.
Antes de salir, los 142 ocupantes de la sala del Consejo deciden, para mantener y desarrollar la agitación, formar el Movimiento del 22 de marzo (M22). Es un movimiento informal, compuesto al principio por trotskistas de la Liga comunista revolucionaria (LCR) y anarquistas (entre los cuales Daniel Cohn-Bendit), a los que se unieron a finales de abril los maoístas de la Unión de las juventudes comunistas marxistas-leninistas (UJCML), y que acabará agrupando en pocas semanas a más de 1200 participantes. Las paredes de la universidad se cubren de carteles y pintadas: "Profesores, sois viejos y vuestra cultura también", "dejadnos vivir", "tomad vuestros deseos por realidades". El M22 anuncia para el 29 de marzo una jornada de "universidad crítica", a imagen de las acciones de los estudiantes alemanes. El decano decide cerrar la universidad hasta el 1ro de abril, pero la agitación vuelve a empezar con la reapertura. Ante 1000 estudiantes, Cohn-Bendit declara: "Nos negamos a ser los futuros cuadros de la explotación capitalista". La mayoría de los profesores reacciona de manera conservadora: el 22 de abril, 18 de ellos, y entre éstos gente de "izquierdas", solicitan "medidas y medios para desenmascarar y sancionar a los agitadores". El decano hace adoptar toda una serie de medidas represivas, en particular la libre circulación de la policía por las veredas del campus mientras que la prensa se desencadena contra los "rabiosos", los "grupúsculos" y los "anarquistas". Y el Partido "comunista" francés (PCF)le sigue los pasos: el 26 de abril, Pierre Juquin, miembro del Comité central, que preside un mitin en Nanterre, dice: "Los agitadores-señoritos impiden pasar sus exámenes a los hijos de trabajadores". No puede terminar su discurso y debe huir. En l'Humanité (diario del PCF) del 3 de mayo, Georges Marchais, número 2 del PCF, se desencadena a su vez: "Estos falsos revolucionarios deben ser desenmascarados enérgicamente ya que sirven objetivamente los intereses del poder gaulista y de los grandes monopolios capitalistas".
En el campus de Nanterre son cada día más frecuentes las peleas entre estudiantes de extrema izquierda y grupos fascistas de "Occident" venidos de París "para quebrar bolcheviques". Ante esta situación, el decano decide el 2 de mayo cerrar de nuevo la universidad. Los estudiantes de Nanterre deciden celebrar al día siguiente un mitin en el patio de la Sorbona para protestar contra el cierre de su universidad y contra el consejo de disciplina que amenaza a 8 miembros del M22, entre ellos Cohn-Bendit.
El mitin sólo reúne a unos 300 participantes: la mayoría de los estudiantes preparan activamente sus exámenes de final de curso. Sin embargo, el Gobierno, que quiere acabar con la agitación, decide imponerse ocupando el Barrio Latino y cercando la Sorbona por la policía que penetra en ella, lo que no había ocurrido durante siglos. Los estudiantes que ocupan la Sorbona obtienen la seguridad de que podrán salir sin ser molestados, pero, aunque las muchachas pueden irse libremente, a los chicos se les detiene en cuanto cruzan la puerta. Rápidamente, centenas de estudiantes se reúnen en la plaza de la Sorbona e insultan a los policías. Las granadas lacrimógenas comienzan a llover: la plaza se limpia, pero los estudiantes, cada vez más numerosos, empiezan entonces a acosar a los grupos de policías y sus furgones. Los enfrentamientos prosiguen por la tarde durante 4 horas: 72 policías resultan heridos y se detiene a 400 manifestantes. Los días siguientes, la policía cierra por completo los accesos de la Sorbona mientras que cuatro estudiantes son condenados a penas de cárcel. Esta política de firmeza, lejos de acallar la agitación, va, al contrario, a darle un carácter masivo. A partir del lunes 6 de mayo, los enfrentamientos con la policía alrededor de la Sorbona alternan con manifestaciones más y más masivas, convocadas por el M22, la UNEF y el SNESup (sindicato de profesores de universidad) que agrupan hasta 45 000 participantes, al grito de "la Sorbona para los estudiantes", "fuera policía del Barrio Latino" y sobre todo "libertad para nuestros compañeros". Los estudiantes se ven reforzados por un número creciente de alumnos de secundaria, profesores, obreros y parados. El 7 de mayo, las manifestaciones cruzan el Sena por sorpresa y recorren los Campos Elíseos, a unos cuantos metros del palacio presidencial. La Internacional suena bajo el Arco de Triunfo, allí donde generalmente se oye la Marsellesa o el Himno a los caídos (cantos patrióticos, ndt). Las manifestaciones también afectan a algunas ciudades de provincia.
El Gobierno quiere dar una prueba de buena voluntad abriendo de nuevo... la Universidad de Nanterre el 10 de mayo. La misma noche, decenas de miles de manifestantes van al Barrio Latino plantándose ante la policía que rodea la Sorbona. A las nueve de la noche, algunos manifestantes empiezan a montar barricadas (habrá unas sesenta). A las doce de la noche, el rector de París recibe una delegación de tres profesores y tres estudiantes (entre los cuales Cohn-Bendit) pero, aunque sí acepta la reapertura de la Sorbona, no puede prometer nada sobre la liberación de los estudiantes detenidos el 3 de mayo. A las dos de la mañana, la policía armada (CRS) asalta las barricadas tras haberlas regado a mansalva con gases lacrimógenos. Los enfrentamientos son de una violencia brutal, causando cientos de heridos por ambas partes. Cerca de 500 manifestantes son detenidos. En el Barrio Latino, muchos vecinos dan prueba de su simpatía acogiendo a manifestantes perseguidos o echando agua a la calle para protegerlos de los gases lacrimógenos y granadas ofensivas. Todos estos acontecimientos, y en particular los testimonios sobre la brutalidad de las fuerzas represivas, pueden seguirse por la radio, minuto a minuto, escuchados por miles de personas. A las 6 de la mañana, "el orden reina" en el Barrio Latino, por el que parece haber atravesado un ciclón.
El sábado 11 de mayo, la indignación es inmensa en París y en toda Francia. Se forman manifestaciones espontáneas por todas partes que no solo reúnen a estudiantes, sino también a cientos de miles de manifestantes de todos los orígenes, en particular muchos obreros jóvenes o padres de estudiantes. En las regiones francesas, muchas universidades son ocupadas; por todos los lugares, calles, plazas, se discute y se condena la actitud de las fuerzas de represión.
Ante esta situación, el Primer ministro, Georges Pompidou, anuncia por la tarde que a partir del lunes 13 de mayo, la policía se retirará del Barrio Latino, la Sorbona se abrirá de nuevo y se liberará a los estudiantes encarcelados.
El mismo día, todas las centrales sindicales, incluida la CGT (central dirigida por el PCF que no había cesado hasta entonces de denunciar a los estudiantes "izquierdistas"), incluso los sindicatos de policías, convocan una huelga y manifestaciones para el día 13 de mayo, para protestar contra la represión y la política del Gobierno.
El 13 de mayo, todas las ciudades del país conocerán las manifestaciones más importantes desde la Segunda Guerra mundial. La clase obrera está masivamente presente junto a los estudiantes. Una de las consignas que tiene más éxito es: "Diez años ¡basta ya!", que se refiere a la fecha del 13 de mayo de 1958, la del retorno al poder de De Gaulle. Al final de las manifestaciones, prácticamente todas las universidades están ocupadas, no sólo por los estudiantes sino también por muchos jóvenes obreros. Por todas partes se libera la palabra. Los debates no se limitan a cuestiones universitarias o a la represión. Comienzan a abordarse todos los problemas sociales: las condiciones de trabajo, la explotación, el futuro de la sociedad.
El 14 de mayo, los debates siguen en muchas empresas. Después de las inmensas manifestaciones del día anterior, con todo el entusiasmo y el sentimiento de fuerza que habían permitido, era difícil reanudar el trabajo como si no hubiera pasado nada. En Nantes, los obreros de Sud-Aviation, animados por los más jóvenes, lanzan una huelga espontánea y deciden ocupar la fábrica. La clase obrera comienza a tomar el relevo...
El significado de las revueltas estudiantiles de los años 60
Lo que caracteriza a esos movimientos, es obviamente y sobre todo el rechazo a la guerra del Vietnam. Pero mientras que los partidos estalinistas, aliados al régimen de Hanoi y Moscú, habrían debido lógicamente ponerse en cabeza de aquéllos, al menos en los países dónde tenían una influencia significativa como así había sido durante los movimientos contra la guerra de Corea a principios de los años cincuenta, esta vez no ocurrió lo mismo ni mucho menos. Al contrario, estos partidos apenas si influyen en el movimiento e incluso, a menudo, se oponen totalmente a él ([5]). Es ésta una de las características de los movimientos estudiantiles de finales de los años 60 que revela su significado profundo.
Este significado es lo que vamos a intentar destacar ahora. Para ello, es obviamente necesario recordar cuáles fueron los principales temas de movilización de los estudiantes en aquel entonces.
Los temas de las revueltas estudiantiles de los años 60 en Estados Unidos...
Si la oposición a la guerra de Estados Unidos en Vietnam fue el tema más generalizado y dinamizador en todos los países occidentales, no es casualidad si fue en EE.UU. donde empezaron las revueltas. La juventud norteamericana se enfrentaba de manera directa e inmediata a la cuestión de la guerra, puesto que era a ella a la que mandaban a aquel frente para defender el "mundo libre". Decenas de miles de jóvenes norteamericanos pagaron con su vida la política de su Gobierno, cientos de miles volvieron de Vietnam heridos o minusválidos, otros tantos miles quedaron marcados para siempre por lo que vivieron en ese país. Además del horror que allí conocieron y que es propio a todas las guerras, muchos de ellos se preguntaban: "¿qué hacemos en Vietnam?" El discurso oficial era que habían ido a defender la "democracia", el "mundo libre" y la "civilización". Pero la realidad que habían vivido contradecía de manera patente esos discursos: el régimen que se encargaban de proteger, el de Saigón, no tenía nada de "democrático" ni de "civilizado": era un régimen militar, dictatorial y particularmente corrupto. A los soldados estadounidenses les era difícil entender que estaban defendiendo la "civilización" cuando a ellos mismos se les exigía comportarse como bárbaros, aterrorizando y matando a pobres campesinos desarmados, a mujeres, niños y ancianos incluidos. Pero no solo los soldados acababan obsesionados por los horrores de la guerra, sino también una parte creciente de la juventud norteamericana. No sólo los muchachos temían que se les alistara para la guerra y las muchachas perder a sus compañeros, sino que todos estaban informados de la barbarie, ya fuera por los "veteranos" que de allí volvían o simplemente por los canales de televisión ([6]). La estridente contradicción entre los discursos sobre la "defensa de la civilización y la democracia" que declamaba el Gobierno norteamericano y sus maniobras en Vietnam fue uno de los primeros ingredientes de una rebelión contra las autoridades y los valores tradicionales de la burguesía norteamericana ([7]). Esta rebelión alimentó, en un primer tiempo, el movimiento hippie, un movimiento pacifista y no violento que reivindicaba el Flower Power (poder de las flores) y cuyo eslogan predilecto era Make Love, not War ("Haced el amor, no la guerra"). No es probablemente una casualidad si la primera movilización estudiantil de envergadura ocurrió en la Universidad de Berkeley, en las afueras de San Francisco, Meca del movimiento hippie. Los temas y sobre todo los medios de esa movilización seguían teniendo semejanzas con este movimiento: las sentadas no violentas para reivindicar el Free Speech... Sin embargo, como más tarde en muchos otros países y en particular en Francia en 1968, la violencia de la represión que se desató en Berkeley fue un factor importante de "radicalización" del movimiento. A partir de 1967, con la fundación del Youth Internacional Party (Partido internacional de la juventud) por Abbie Hoffman y Jerry Rubin, que habían formado parte del esfera de la no violencia, el movimiento de revuelta se dio una perspectiva "revolucionaria" contra el capitalismo. Los nuevos "héroes" del movimiento ya no eran Bob Dylan o Joan Baez, sino figuras como Che Guevara (que Rubin había conocido en 1964 en La Habana). La ideología de este movimiento era de lo más confuso. Contenía ingredientes anarquistas (como el culto a la libertad, en particular la libertad sexual o del consumo de drogas) y también ingredientes estalinistas (Cuba y Albania se consideraban como ejemplos). Los medios de acción eran, en gran parte, de estilo anarquista, como la sátira y la provocación. Uno de los primeras acciones del tándem Hoffman-Rubin fue lanzar paquetes de billetes falsos en la Bolsa de Nueva York, provocando las carreras de los allí presentes para acaparárselos. Del mismo modo, en la Convención demócrata del verano 1968, presentó la candidatura del cerdo Pigasus a la Presidencia de Estados Unidos ([8]), a la vez que preparaban un enfrentamiento violento con la policía.
Para resumir las características principales de los movimientos de revuelta que agitaron Estados Unidos durante los años sesenta, podemos decir que se presentaban como una protesta global contra la guerra del Vietnam, la discriminación racial, la desigualdad entre los sexos y la moral y valores tradicionales del país. Como lo constataba la mayoría de sus protagonistas (que se consideraban hijos rebeldes de la burguesía), ese movimiento no tenía el más mínimo carácter de clase proletario. Tampoco es una casualidad si uno de sus "teóricos", el profesor de filosofía Herbert Marcuse, consideraba que la clase obrera "se había integrado" y que las fuerzas de la revolución contra el capitalismo debían buscarse en otros sectores, como los negros víctimas de la discriminación, los campesinos del Tercer mundo o los intelectuales rebeldes.
... y en los demás países
Los movimientos que agitaron el mundo estudiantil durante los años sesenta en la mayoría de los demás países occidentales presentan grandes semejanzas con el de Estados Unidos: rechazo de la intervención americana en Vietnam, rebelión contra las autoridades, en particular universitarias, contra la autoridad en general, contra la moral tradicional, en particular sexual. Es una de las razones por las que los partidos estalinistas, símbolos de autoritarismo, no tuvieron ningún eco en las revueltas, a pesar de que éstas empezaron denunciando la intervención norteamericana en Vietnam contra unos ejércitos armados, pertrechados y plenamente apoyados por el bloque soviético y que, además, se reivindicaban del "anticapitalismo".
Cierto es que la imagen de la URSS quedó en gran parte deslucida tras la represión de la insurrección húngara de 1956, y, la verdad, el retrato del viejo apparatchik Brejnev más que encantar producía pesadillas. Los rebeldes de los años sesenta preferían pegar en su habitación carteles de Ho Chi Minh (otro viejo miembro del aparato estalinista, pero más presentable y "más heroico") y más todavía el romántico rostro de Che Guevara (otro miembro de un partido estalinista pero "exótico") o de Angela Davis (también ella miembro de un partido estalinista, el de EEUU, pero que tenía la doble ventaja de ser negra y mujer, con una imagen tan atractiva como la de Che Guevara).
Esos ingredientes, el antiguerra de Vietnam y a la vez el "libertario", pudieron observarse sobre todo en Alemania. El principal portavoz del movimiento, Rudi Dutschke, venía de la República Democrática Alemana (RDA), bajo tutela soviética, donde, ya muy joven, se había opuesto a la represión de la insurrección húngara. Condenaba el estalinismo como una deformación burocrática del marxismo y consideraba que la URSS formaba parte de la cadena de regímenes autoritarios que controlaban el mundo entero. Sus referencias ideológicas eran el "joven Marx" así como la Escuela de Frankfurt (de la que formaba parte Marcuse), y también la Internacional situacionista (de la que se reivindicaba el grupo Subversive Aktion, cuya sección berlinesa fundó Dutschke en 1962) ([9]).
En los debates que se desarrollaron a partir de 1965 en las universidades alemanas, tuvo un gran éxito la búsqueda de un "verdadero marxismo antiautoritario", lo que explica que se volvieran a publicar en aquel entonces muchos textos del movimiento consejista.
Los temas y reivindicaciones del movimiento estudiantil en Francia en 1968 son básicamente los mismos. Si embargo, las referencias a la guerra del Vietnam durante el movimiento quedaron bastante ocultadas por toda una serie de consignas de inspiración situacionista o anarquista (e incluso surrealista) que cubrieron las paredes ("Las paredes tienen la palabra").
Los temas anarquistas pueden verse en particular en:
- La pasión de la destrucción es un gozo creativo (Bakunin).
- Está prohibido prohibir.
- La libertad es el crimen que contiene todos los crímenes.
- Elecciones ¡trampa para tontos!
- La insolencia es la nueva arma revolucionaria.
Y se completaban con los que llamaban a la "revolución sexual":
- ¡Amaos los unos sobre los otros!
- Desabróchate el cerebro tan a menudo como la bragueta.
- Cuanto más hago el amor, más deseo hacer la revolución. Cuanto más hago la revolución, más deseo hacer el amor.
La referencia situacionista puede verse en:
- ¡Abajo la sociedad de consumo!
- ¡Abajo la sociedad espectacular mercantil!
- Abolición de la alienación.
- ¡No trabajes nunca!
- Tomo mis deseos por realidades pues creo en la realidad de mis deseos.
- No queremos un mundo donde la certeza de no morirse de hambre se canjee por el riesgo de morir de aburrimiento.
- El aburrimiento es contrarrevolucionario.
- Vivir sin tiempos muertos y gozar sin obstáculos.
- Seamos realistas, ¡pidamos lo imposible!
Por otra parte, el tema del conflicto de generaciones (que estaba muy de moda en Estados Unidos y Alemania) se encuentra (incluso con formas bastante odiosas) en:
- Corre compañero, ¡el viejo mundo te persigue!
- Los jóvenes hacen el amor, los viejos hacen gestos obscenos.
Del mismo modo, en la Francia de mayo del 68, cubierta regularmente de barricadas, no es de extrañar leer:
- La barricada cierra la calle pero abre el camino.
- El resultado de todo pensamiento es el adoquín en tu boca, CRS.
- Bajo los adoquines, la playa.
Y, en fin, la gran confusión del pensamiento que acompaña ese período queda bien resumida en estos dos eslóganes:
- No hay pensamiento revolucionario. No hay sino actos revolucionarios
- Tengo algo que decir, pero no sé qué.
El carácter de clase de los movimientos estudiantiles de los años sesenta
Esos eslóganes, como casi todos los que se plasmaron en los demás países, indican claramente que el movimiento estudiantil de los años sesenta no tenía el menor carácter proletario de clase, a pesar de que en varios lugares (como en Francia, evidentemente, y también en Italia, España o Senegal) hubo la voluntad de tender puentes con las luchas de la clase trabajadora. Este planteamiento contenía, sin embargo, una "condescendencia" mezclada de fascinación hacia ese ser mítico, el obrero en mono, héroe de lecturas mal digeridas de los clásicos del marxismo.
Básicamente, el movimiento de los estudiantes de los años 60 era de carácter más bien pequeño burgués, siendo unos de los aspectos más claros, además de su tinte anarquizante, la voluntad "de cambiar la vida ¡ya!", la impaciencia y el inmediatismo, o sea los precintos de garantía de una capa social, la pequeña burguesía, sin el menor futuro a escala de la historia.
El radicalismo "revolucionario" de la vanguardia del movimiento, incluido el culto de la violencia promovido por algunos de sus sectores, es también otra ilustración de su carácter pequeñoburgués ([10]). De hecho, las preocupaciones "revolucionarias" de los estudiantes de 1968 eran indiscutiblemente sinceras, a pesar de que muchos fueran tercermundistas (guevarismo o maoísmo) o antifascistas. Tenían una visión romántica de la revolución, sin la menor idea del proceso real de desarrollo del movimiento de la clase obrera que implica. En Francia, para los estudiantes que pensaban ser "revolucionarios", el movimiento de Mayo de 68 era ya la Revolución, y las barricadas que se levantaban día tras día eran las herederas de las de 1848 y de la Comuna de París de 1871.
Uno de los factores del movimiento estudiantil de los años sesenta es el llamado "conflicto de generaciones", la importante separación entre la nueva generación y la de sus padres a la que se hacían múltiples críticas. En particular, debido a que esta generación había trabajado duro para salir de una situación de miseria, cuando no de hambre, resultante de la Segunda Guerra mundial, se la acusaba de no tener más preocupación que la del bienestar material. De ahí el éxito de las fantasías sobre la "sociedad de consumo" y de eslóganes como "¡no trabajes nunca!". Hija de una generación que había sufrido de pleno la contrarrevolución, la juventud de los años sesenta le reprochaba su conformismo y su sometimiento a las exigencias del capitalismo. Recíprocamente, muchos padres no entendían o tenían dificultades para aceptar que sus hijos trataran con desprecio los sacrificios que habían hecho para poder darles una situación económica mejor que la que ellos habían tenido.
Existía sin embargo una verdadera causa económica a la rebelión estudiantil de los años sesenta. No había en aquél entonces ninguna amenaza importante de desempleo o de precariedad al final de los estudios, como ocurre hoy. La principal inquietud que afectaba entonces a la juventud estudiantil era la de no poder acceder, a partir de aquellos años, al mismo estatuto social que había podido disfrutar la generación anterior de universitarios. La generación de 1968 fue la primera en enfrentarse con cierta brutalidad al fenómeno de "proletarización de ejecutivos" muy estudiada por los sociólogos de entonces. El fenómeno había empezado unos años antes, incluso antes de que se manifestase la crisis abierta, tras un crecimiento muy sensible de la cantidad de estudiantes en las universidades (en Alemania pasó por ejemplo de 330 000 a 1,1 millón entre 1964 y 1974). Este crecimiento respondía a las necesidades de la economía pero también era fruto de la voluntad y la posibilidad para la generación de sus padres de darles a sus hijos una situación económica y social superior a la suya. Entre otras razones, esta "masificación" de la población estudiantil había contribuido al malestar creciente debido a la permanencia en la Universidad de estructuras y prácticas heredadas de unos tiempos en los que solo una élite podía acudir a ella, especialmente el autoritarismo.
Sin embargo, aunque el movimiento estudiantil que comienza en 1964 se desarrolla durante un período de "prosperidad" del capitalismo, las cosas cambian a partir de 1967, cuando la situación económica comenzó a deteriorarse, reforzando seriamente el malestar de la juventud estudiantil. Es una de las razones que permite entender por qué ese movimiento conoció su apogeo en 1968. Es lo que permite explicar por qué, en mayo del 68, el movimiento de la clase obrera tomó el relevo.
Es lo que veremos en el próximo artículo.
Fabienne
[1]) David Caute, Sixty-Eight : The Year of the Barricades, London, Hamilton, 1988.
[2]) Mark Kurlansky : 1968, The Year That Rocked the Wolrd,, New York, y, en francés, 1968, l'année qui ébranla le monde, París
[3]) Algunas de nuestras publicaciones territoriales ya han publicado textos (o van a hacerlo) sobre los acontecimientos ocurridos en los diferentes países.
[4]) Rudi Dutschke sobrevivió al atentado pero tuvo secuelas neurológicas graves en parte responsables de su muerte prematura a los 39 años, el 24/12 de 1979, tres meses antes del nacimiento de su hijo Rudi Marek. Bachmann fue condenado a 7 años de cárcel por tentativa de asesinato. Dutschke tomó contacto con su agresor por escrito para explicarle que no albergaba resentimientos personales contra él e intentar convencerlo de la justa validez del compromiso socialista. Bachmann se suicidó en la cárcel el 24 de febrero de 1970. Dutschke lamentó no haberle escrito con más frecuencia: "la lucha por la liberación acaba justo de empezar; por desgracia, Bachmann no podrá participar en ella...".
[5]) También hubo movimientos estudiantiles que afectaron a países con régimen estalinista en 1968. En Checoslovaquia el movimiento estudiantil participó en la "Primavera de Praga" impulsada por un sector del partido estalinista, de modo que no puede considerársele como un movimiento contra el régimen. Muy diferente era la situación en Polonia: la policía reprime el 8 de marzo unas manifestaciones de estudiantes contestatarios contra la prohibición de un espectáculo considerado "antisoviético". La tensión sube durante el mes de marzo, los estudiantes ocupan las universidades y multiplican las manifestaciones. Bajo el mando del ministro del Interior, el general Moczar, cabecilla de la corriente de los "partisanos" en el partido estalinista, se reprime con brutalidad a los estudiantes y, por otra parte, se expulsa a los judíos del partido por "sionismo",.
[6]) Durante la guerra de Vietnam, los medios de EE.UU. ni dependían ni estaban sometidos a las autoridades militares. Fue éste un error que no volvió a cometer el gobierno estadounidense en las guerras de Irak en 1991 y desde 2003.
[7]) Ese fenómeno no ocurrió tras la Segunda Guerra mundial: los soldados americanos habían vivido un infierno, especialmente quienes habían desembarcado en Normandía en 1944, pero sus sacrificios fueron aceptados por la mayoría de ellos y por la población gracias a la exposición por parte de las autoridades y de los medios de la barbarie del régimen nazi.
[8]) A principios del siglo xx, hubo anarquistas franceses que presentaron un burro en la elecciones legislativas.
[9]) Para una presentación sintética de las posiciones políticas del situacionismo, ver nuestro artículo "Guy Debord: la segunda muerte de la Internacional situacionista" en la Revista internacional no 80.
[10]) Hay que señalar que en la mayoría de los casos (tanto en los países de régimen "autoritario" como los más "democráticos"), las autoridades reaccionaron con la mayor brutalidad contra las manifestaciones estudiantiles, incluso cuando éstas eran inicialmente pacíficas. Por todas partes más o menos, la represión, en lugar de intimidar a los contestatarios, fue, al contrario, un factor de movilización masiva y de radicalización del movimiento. Muchos estudiantes que al principio no se consideraban "revolucionarios" ni mucho menos no vacilaban en verse como tales al cabo de unos días o semanas como consecuencia de una represión desenfrenada que dejó al descubierto el verdadero rostro de la democracia burguesa mucho mejor que todos los discursos de Rubin, Dutschke o Cohn-Bendit.