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“... Un día deberá el BIPR preguntarse por qué, en varias ocasiones, elementos que han dado la prueba de su incapacidad para integrarse en la Izquierda comunista, se han girado hacia el BIPR tras el fracaso de su “acercamiento” a la CCI” (ibid.).
Que sepamos nosotros, el BIPR sigue sin hacerse esa pregunta (en todo caso nunca apareció públicamente en su prensa).
Uno de los objetivos de éste artículo es intentar aportar elementos de respuesta a esa pregunta, que puedan ser útiles tanto a esa organización como a quienes se acercan a la Izquierda comunista y que podrían impresionarse ante la afirmación del BIPR al presentarse a sí mismo como “la única organización heredera de la Izquierda comunista de Italia”. Más generalmente, este artículo va a procurar entender por qué esa organización ha sufrido una serie de fracasos en su política de agrupamiento a escala mundial de las fuerzas revolucionarias.
En el precedente artículo de esta serie (“El Núcleo comunista internacional, un esfuerzo de toma de conciencia en Argentina”, Revista internacional no 120), recordamos la trayectoria de un núcleo de elementos revolucionarios en Argentina, agrupados en el Núcleo comunista internacional (NCI).
Poníamos de manifiesto los problemas conocidos por ese pequeño grupo, el hecho, en particular, de que uno de sus componentes, el ciudadano B, se aprovechaba de su dominio de la informática (en particular el de Internet) para aislar a sus demás compañeros, monopolizar el correo con los grupos del medio político proletario, imponerles sus decisiones y eso cuando, escondiendo deliberadamente sus manejos, no se dedicaba a desarrollar una política a espaldas de los demás, puesto que cuestionaba del día a la mañana las orientaciones seguidas hasta entonces. Más precisamente, tras haber afirmado hasta el verano de 2004 su voluntad de integrarse rápidamente en la CCI (1) con la que afirmaba compartir totalmente las posiciones programáticas y los análisis, al mismo tiempo que rechazaba las posiciones del BIPR y condenaba el comportamiento de hampones y chivatos de la autodenominada “Fracción interna de la CCI” (Ficci), don B. se cambió repentinamente de chaqueta.
Estando todavía presente en Argentina una delegación de la CCI que llevaba a cabo una serie de discusiones con el NCI, el ciudadano B entró en contacto con la Ficci y el BIPR para anunciarles su intención de desarrollar un trabajo con ambos, cambiando de nombre (Círculo de comunistas internacionalistas), todo ello a escondidas tanto de nuestra delegación como de los demás miembros del NCI. De hecho,
“... fue cuando comprendió que con la CCI no iba a poder seguir con sus maniobras de aventurero de salón, que, de repente, lo arrebató una pasión por la FICCI y el BIPR, y por las posiciones de éste. Semejante conversión, más repentina que la de san Pablo en el camino de Damasco, por lo visto no levantó la menor desconfianza en el BIPR que se puso a su inmediata disposición para servir de altavoz a ese señor. Un día deberá el BIPR preguntarse por qué, en varias ocasiones, elementos que han dado la prueba de su incapacidad para integrarse en la Izquierda comunista, se han girado hacia el BIPR tras el fracaso de su “acercamiento” a la CCI” (ibid.).
Que sepamos nosotros, el BIPR sigue sin hacerse esa pregunta (en todo caso nunca apareció públicamente en su prensa).
Uno de los objetivos de éste artículo es intentar aportar elementos de respuesta a esa pregunta, que puedan ser útiles tanto a esa organización como a quienes se acercan a la Izquierda comunista y que podrían impresionarse ante la afirmación del BIPR al presentarse a sí mismo como “la única organización heredera de la Izquierda comunista de Italia”. Más generalmente, este artículo va a procurar entender por qué esa organización ha sufrido una serie de fracasos en su política de agrupamiento a escala mundial de las fuerzas revolucionarias.
La irresistible atracción de los elementos confusos por los cantos de sirena del BIPR
La actitud del señor B., que de golpe se descubre una profunda convergencia tanto con las posiciones del BIPR como con las acusaciones totalmente calumniadoras de la Ficci contra la CCI, no es, en realidad, sino la caricatura de una actitud qua ya hemos conocido a menudo en gente que, tras haber empezado a discutir con nuestra organización se dieron cuenta que se habían equivocado, sea por que no estaban realmente de acuerdo con nuestras posiciones o porque las exigencias del militantismo en la CCI les parecían demasiado apremiantes, o también por que constataron que nuestra organización no les permitiría llevar a cabo su política personal. A menudo tales elementos dirigieron entonces sus miradas hacia el BIPR, en cuyo seno ellos consideraban que sus ambiciones podrían quedar más satisfechas. Ya hemos evocado varias veces este tipo de proceso en nuestras publicaciones. Dicho esto, merece le pena volver sobre ello para poner en evidencia que no se trata de un fenómeno fortuito y excepcional, sino repetitivo que debería plantearles problemas a los militantes del BIPR.
En vísperas del nacimiento del BIPR
Ya en la prehistoria del BIPR (e incluso en la de la CCI) puede verse una primera manifestación de lo que luego se irá repitiendo a menudo. Estamos en los años 1973-74. Tras un llamamiento del grupo norteamericano Internationalism en 1972 (grupo que posteriormente será la sección de la CCI en EE.UU.) a formar una red de correspondencia internacional, se organizaron una serie de encuentros entre varios grupos que se reivindicaban de la Izquierda comunista. Los participantes más regulares en estos encuentros fueron Révolution internationale en Francia y tres grupos de Gran Bretaña, World Revolution, Revolutionary Perspective y Worker’s Voice (nombre de sus respectivas publicaciones). WR y RP procedían de escisiones del grupo Solidarity, más bien anarco-consejista. En cuanto a WV, era un pequeño grupo de obreros de Liverpool que acababa de romper con el trotskismo. Tras esas discusiones, los tres grupos británicos llegaron a posiciones cercanas a las de RI e Internationalism (en torno a cuales se formará la CCI al año siguiente). Sin embargo, el proceso de unificación de aquellos tres grupos fracasó. Por un lado, los elementos de WV decidieron romper con WR por que tenían la sensación de haber sido engañados. WR había conservado posiciones semi-consejistas sobre la Revolución de 1917 en Rusia: consideraba que sí era una revolución proletaria, pero que el Partido bolchevique era un partido burgués, posición que lograron hacer compartir a compañeros de WV. Y cuando WR, en los encuentros de enero del 74, rebatió esos últimos vestigios de consejismo adhiriéndose a la posición de RI, aquellos compañeros se sintieron “traicionados” desarrollando una gran hostilidad hacia WR (a quien acusaban de haber “capitulado” ante RI), lo que les hizo publicar una “aclaración” en noviembre del 74 en la que tachaban de “contrarrevolucionarios” (2) a los grupos que formarían poco después la CCI. Por otro lado, RP pidió su integración en la CCI como “tendencia”, con plataforma propia (pues existían todavía desacuerdos entre ese grupo y la CCI). Contestamos entonces a esa solicitud que nuestro enfoque no era integrar “tendencias” en sí, cada una con su propia plataforma, aunque consideramos que pueden existir desacuerdos en una organización sobre aspectos secundarios de sus documentos programáticos. Aunque de esta forma no cerramos las puertas a la discusión con RP, este grupo empezó a alejarse de la CCI. Intentó entonces hacer surgir un agrupamiento internacional “alternativo” a la CCI con WV, el grupo francés “Pour une intervention communiste” (PIC) y el “Revolutionary Workers’ Group” (RWG) de Chicago. Este “bloque sin principios” (como diría Lenin) duró poco. Y no podía ser de otra manera, debido a que lo único que unía a esos grupos no era otra cosa sino la hostilidad creciente hacia la CCI. El agrupamiento acabó realizándose en Gran Bretaña en septiembre del 75 entre RP y WV que formaron el “Communist Workers’ Organisation” (CWO). Esta unificación tuvo que pagarla RP: sus militantes tuvieron que aceptar la posición de WV que consideraba que la CCI era “contrarrevolucionaria”. Es una posición que conservaron durante bastante tiempo, hasta que se separaron un año después los antiguos miembros de WV, acusando a los de RP de... ¡su intolerancia hacia los demás grupos! (3). Este “análisis” de la CWO que consideraba a la CCI como “contrarrevolucionaria” se basaba en “argumentos decisivos”:
“– la CCI defiende a Rusia capitalista de Estado tras 1921 así como a los bolcheviques;
“– mantiene que una camarilla capitalista de Estado como la Oposición de izquierdas trotskista era un grupo proletario” (Revolutionary Perspectives nº 4”).
Pasará mucho tiempo antes de que la CWO renuncie a considerar la CCI como “contrarrevolucionaria”; fue cuando empezó a tratar con el Partito communista internazionalista (Battaglia communista). Si hubiese mantenido los criterios qua hasta entonces tenía, ¡también hubiese tenido que considerar a BC como “contrarrevolucionaria”!
El punto de partida de la trayectoria de la CWO, como vemos, está marcado por el hecho de que la CCI no había aceptado la solicitud de integración de RP con su propia plataforma en su seno. Esta trayectoria desembocó finalmente en la fundación del BIPR en 1984: por fin la CWO podía participar en un agrupamiento internacional tras sus precedentes fracasos.
Los sinsabores con el SUCM
El proceso por el que se constituye el BIPR está marcado por ese tipo de mecanismos en los que unos “decepcionados” de la CCI se orientan hacia el BIPR. No volveremos aquí sobre el tema de las tres conferencias de los grupos de la Izquierda comunista entre 1977 y 1980, tras el llamamiento de BC en abril del 76 (4). Nuestra prensa ya ha insistido frecuentemente en la forma totalmente irresponsable, guiada por sus mezquinos intereses de capilla, con la que BC y la CWO dinamitaron deliberadamente aquel esfuerzo haciendo votar, de prisa y corriendo, a finales de la IIIª Conferencia, un criterio suplementario sobre el papel y la función del partido, cuya razón de ser era única y exclusivamente excluir a la CCI de las futuras conferencias (5). En cambio, merece la pena evocar la “conferencia” de 1984, que quería dar la ilusión de que era la continuidad de las que se desarrollaron entre 77 y 80. Esta “conferencia” agrupó, además de BC y la CWO, el “Supporters of the Unity of Communist Militants” (SUCM), grupo de estudiantes iraníes asentados principalmente en Gran Bretaña, bien conocido por la CCI que había empezado con él una discusión antes de darse cuenta de que, a pesar de afirmar su acuerdo con la Izquierda comunista, no era sino un grupúsculo izquierdista de tendencia maoísta. El SUCM se dirigió entonces hacia la CWO, que no hizo caso de las advertencias con respecto a ese grupo de nuestros compañeros de la sección de la CCI en Gran Bretaña. Y gracias a ese “recluta” de primer orden, la CWO y BC evitaron el mano a mano durante aquella gloriosa “conferencia de los grupos de la Izquierda comunista” que pretendía plantear ¡por fin!, ahora que ya no estaba la CCI para contaminarla con su consejismo, los verdaderos problemas de la construcción del partido mundial de la revolución (6). Efectivamente, todas las demás “fuerzas” que la pareja CWO-BC había “seleccionado” (formula utilizada frecuentemente por BC) “seriamente” y “con claridad” desertaron, sea porque no pudieron acudir, como ocurrió con el grupo austriaco Kommunistische Politik o porque ya habían desaparecido en el momento de la “conferencia”, como así fue con los dos grupos norteamericanos Marxist Worker y Wildcat; sorprendentemente, éste grupo entraba perfectamente en los “criterios” decretados por BC y la CWO, a pesar de su… consejismo (7).
Hay que decir que el flirteo con el SUCM no duró mucho tiempo, no gracias a la lucidez de los compañeros de BC y de la CWO, sino porque ese grupo izquierdista, al no poder enmascarar eternamente su verdadero carácter, acabó integrando el Partido comunista de Irán, partido estalinista oficial sin tapujos. En cuanto a las conferencias de los grupos de la Izquierda comunista, BC y la CWO ya no convocaron más; prefirieron evitarse el ridículo de otro fracaso (8).
Dos trayectorias individuales
Ese tipo de atracción que ejerce el BIPR sobre los elementos “decepcionados” por la CCI también se manifestó en aquel entonces con el elemento al que llamaremos L que llegó a ser el único representante del BIPR en Francia. Había sido trotskista y se acercó a la CCI a principios de los 80, presentando incluso su candidatura. Proseguimos con él, evidentemente, discusiones muy serias pero le pedimos paciencia antes de incorporarse a la organización, porque, a pesar de que afirmara estar totalmente de acuerdo con nuestras posiciones, seguía teniendo huellas importantes de su pasado izquierdista en sus planteamientos, en particular un inmediatismo muy marcado. Paciencia tenía poca: en cuanto consideró que las discusiones tomaban demasiado tiempo, las interrumpió unilateralmente para orientarse hacia los grupos que iban a formar el BIPR. Sus posiciones de geometría variable evolucionaron del día a la mañana y descubrió que estaba de acuerdo con el BIPR, el cual, por su parte, no le exigía tanta paciencia para integrarlo. La prueba de que sus convicciones no eran muy sólidas fue el hecho de que se salió luego del BIPR para navegar entre grupos del ámbito de la Izquierda comunista, y, entre ellos, los de la corriente “bordiguista”, antes de volver... al BIPR a mediados de los 90. Ya entonces habíamos advertido a los compañeros del BIPR de lo poco de fiar que era, políticamente, ese elemento. El BIPR no nos hizo caso y lo reintegró. Como era de esperar, L no siguió mucho tiempo en el BIPR: a principios de los 2000, “descubrió” que las posiciones a las que ya se había adherido dos veces no acababan de convencerlo y vino a varias de nuestras reuniones públicas para poner por los suelos a esa organización: decidimos entonces que era necesario rechazar las calumnias que vertía y defender al BIPR.
La serie de flirteos con el BIPR por parte los frustrados de la CCI no se limita a los ejemplos que acabamos de dar.
Otro elemento que también venía del izquierdismo, al que llamaremos E, tuvo una trayectoria parecida. El proceso de integración en la CCI fue más allá que el de L, puesto que lo integramos en nuestras filas tras muchas discusiones. Una cosa, sin embargo, es decir que se está de acuerdo con unas posiciones políticas y otra integrarse en una organización comunista. A pesar de haberle explicado en diferentes ocasiones lo que significaba ser militante de una organización comunista e incluso si hubiera estado de acuerdo con nuestro enfoque, la experiencia práctica del militantismo supone en particular un esfuerzo constante de lucha contra el individualismo. Esas dificultades le hicieron rápidamente darse cuenta que no lograba incorporarse y empezó entonces a desarrollar una actitud hostil hacia nuestra organización. Acabó dimitiendo sin manifestar el menor desacuerdo con nuestra plataforma (a pesar de nuestra insistencia para llevar a cabo una discusión sobre sus “reproches”). Ello no le impidió, al poco tiempo, descubrirse profundos acuerdos con el BIPR, hasta el punto de publicar en la prensa de esa organización un artículo de polémica contra la CCI.
Pero volviendo a los grupos que adoptaron ese tipo de comportamiento, la lista no se limita a los ejemplos que acabamos de dar. También hay que evocar al “Communist Bulletin Group” (CBG) en Gran Bretaña, al “Kamunist Kranti” en India, a “Comunismo” en México, a “Los Angeles Worker’sVoice” y a “Notes internationalistes” en Canadá.
Los amores sin futuro entre el CBG y la CWO
Ya hemos publicado varios artículos en nuestra prensa sobre el CBG (9). No volveremos sobre el análisis que hicimos de este grupito parásito integrado por antiguos miembros de la CCI que salieron de nuestra organización en 1981 robándole dinero y material y cuya única razón de existir era la de intentar echar basura sobre nuestra organización. A finales del 83, este grupo contestó positivamente a un “Llamamiento a los grupos proletarios” adoptado por el Vº Congreso de la CCI “para realizar una cooperación consciente entre todas las organizaciones” (10); decían “Queremos expresar nuestra solidaridad con el enfoque y las preocupaciones expresadas en el Llamamiento”, sin hacer la menor crítica al comportamiento de chorizos que habían tenido. Les contestamos:
“Hasta que no se haya entendido el problema fundamental de la defensa de las organizaciones políticas del proletariado, contestaremos categóricamente “no” a la carta del CBG. Se equivocaron de Llamamiento”.
Frustrados probablemente de que la CCI rechazara su carta y sufriendo sin duda de aislamiento, el CBG se volvió hacia la CWO, componente británico del BIPR. Una reunión se hizo en diciembre del 92 en Edimburgo, tras una “colaboración práctica entre miembros de la CWO y del CBG”.
“Muchas incomprensiones fueron aclaradas por ambas partes. Se decidió entonces formalizar más la cooperación práctica. Se redactó un acuerdo que la CWO como tal tendrá que ratificar en enero (a continuación se publicará un informe completo) y que contiene los siguientes puntos...”.
Sigue una lista de los diferentes acuerdos de colaboración, y en particular “ambos grupos han de discutir sobre el proyecto de “plataforma popular” preparado por un camarada de la CWO como herramienta de intervención” (Workers’ Voice, no 64).
Nunca más oímos hablar de esa colaboración entre el CBG y la CWO. Nunca pudimos leer tampoco nada explicando las razones por las que aquella colaboración se volvió agua de borrajas.
Los desengaños del BIPR en India
El BIPR tuvo otro desengaño desdichado con “frustrados de la CCI” en sus relaciones con el grupo que publicaba en India Kamunist Kranti. Éste procedía de un grupo de elementos con quien había discutido la CCI durante los años 80. Algunos de ellos se acercaron a nuestras posiciones hasta hacerse simpatizantes muy cercanos y uno se integró en nuestra organización. Sin embargo, otro, al que llamaremos S, que había desempeñado un papel importante en las primeras discusiones con la CCI, no prosiguió en este sentido. Por temor probablemente a que una integración en la CCI le hiciera perder su individualidad, formó su propio grupo, publicando Kamunist Kranti.
El BIPR, por su lado, había conocido varios sinsabores en India. A pesar de considerar que las condiciones en los países de la periferia “posibilitan la existencia de organizaciones de masas” (Communist Review no 3), lo que supone que las condiciones son más favorables que en los países centrales del capitalismo para formar desde ahora grupos comunistas, el BIPR sufría, sin embargo, de que sus tesis no se concretaran en la formación de grupos que se incorporaran a su plataforma. Este sufrimiento era tanto más cruel porque la CCI, a pesar de sus análisis “eurocentristas”, tenía una sección en uno de esos países de la periferia, Venezuela. El flirteo malogrado con el SUCM agravaba su amargura. Por lo tanto, en cuanto pudo tener discusiones con el grupo “Lal Pataka” en India, pensó entrever el final de su amargura. Por desgracia, a pesar de sus ostentosas simpatías hacia las posiciones de la Izquierda comunista, ese grupo, como el SUCM, no había roto totalmente con sus orígenes maoístas. Ante las advertencias de la CCI sobre a ese grupo (que finalmente se redujo a un elemento), el BIPR contestó:
“Algunos espíritus cínicos [se trata de la CCI] podrán considerar que hemos integrado demasiado deprisa a este camarada en el BIPR”.
Durante algún tiempo, “Lal Pataka” fue presentado como el componente del BIPR en India pero, en 1991, desapareció su nombre de la prensa del BIPR para dejar paso al de “Kamunist Kranti”. El BIPR contaba mucho con este “decepcionado de la CCI”:
“Esperamos que podrán establecerse fecundas relaciones en el porvenir entre el Buró internacional y ‘Kamunis Kranti’”.
Una vez más esas ilusiones quedaron frustradas, pues dos años más tarde podía leerse en la Communist Review no 11 que
“Es una tragedia que a pesar de la existencia de elementos prometedores aun no exista un núcleo fuerte de comunistas indios”.
“Kamunist Kranti” había desaparecido efectivamente. Claro que sigue existiendo un pequeño núcleo comunista en India, que publica Communist Internationalist, pero forma parte de la CCI y el BIPR “se olvida”, claro, de nombrarlo.
Decepciones mexicanas
En el mismo período en que varios elementos en India se acercaban a las posiciones de la Izquierda comunista, la CCI entabló unas discusiones con un grupo de México, el Colectivo comunista Alptraum (CCA), que publicó Comunismo en 1986 (11). Al poco tiempo se formó el Grupo proletario internacional (GPI) que empezó a publicar Revolución mundial a principios del 87 y con quien también se entablaron discusiones (12). El CCA empezó entonces a distanciarse de la CCI: por un lado desarrollando un enfoque cada vez más academicista en sus posiciones políticas, y, por otro, acercándose al BIPR. Es evidente que este grupo vivió mal las relaciones que se establecían entre la CCI y el GPI.
Al conocer el punto de vista de la CCI que insiste en la necesidad de que los grupos de la Izquierda comunista en un país establezcan estrechos vínculos, el CCA pensó probablemente que su “individualidad” estaba amenazada – al ser numéricamente diez veces más débil que el GPI– de desaparición con el acercamiento de éste. Las relaciones entre el BIPR y CCA se mantuvieron algún tiempo, pero éste ya había desaparecido cuando el GPI se integró en la CCI como sección en México de la Corriente comunista internacional.
Un “sueño americano” atormentado
Con la aventura del “Los Angeles Workers’Voice” (LAWV) casi llegamos al cabo de esta lista. Este grupo se formó con elementos que provenían del maoísmo (tendencia proalbanesa). Discutimos con ellos bastante tiempo y constatamos su incapacidad para superar las confusiones que heredaban de su pertenencia pasada a una organización burguesa. Entonces, cuando ese grupo se acercó al BIPR a mediados de los 90, le avisamos sobre las confusiones de LAWV. El BIPR se lo tomó muy mal, considerando que no queríamos que desarrollaran una presencia política en el continente norteamericano. Durante varios años, el LAWV fue un grupo simpatizante del BIPR en EE.UU., y en abril del 2000 participó, en Montreal (Canadá), en una Conferencia destinada a reforzar la presencia política del BIPR en Norteamérica. Al poco tiempo, la gente de Los Ángeles empezó a plantear desacuerdos sobre varias cuestiones, acercándose cada vez más a una visión anarquizante (rechazo a la centralización, calificación del Partido bolchevique como partido burgués, etc.) y sobre todo profiriendo calumnias miserables contra el BIPR y en particular contra otro simpatizante norteamericano de esta organización, AS, que vivía en otro Estado. Nuestra prensa en EEUU denunció entonces los comportamientos del LAWV y afirmó su solidaridad hacia los militantes calumniados (13). No consideramos entonces necesario recordar las advertencias que habíamos hecho al BIPR a principios de su idilio con el LAWV.
El otro componente norteamericano de la Conferencia de abril del 2000, “Notes internationalistes” (NI), que hoy en día sigue siendo un “grupo simpatizante” del BIPR, también forma parte de los “decepcionados por la CCI”. La discusión entre la CCI y los camaradas de Montreal empezó a finales de los 90. Se trataba de un núcleo cuyo elemento más formado políticamente, al que llamaremos W, tenía mucha experiencia del sindicalismo y del izquierdismo. Las discusiones siempre fueron muy fraternales, en particular cuando unos militantes de la CCI los visitaron en Montreal, y teníamos la ilusión de que fueran tan sinceras por su parte como lo eran por la nuestra. Siempre fuimos muy claros con ellos diciendo, entre otras cosas, que considerábamos que el largo período de militantismo de W en una organización izquierdista era un obstáculo para la plena comprensión de las posiciones y del enfoque de la Izquierda comunista. Por esta razón, pedimos al camarada W que redactara un balance de su trayectoria política, pero éste tuvo visiblemente dificultades para redactar ese documento, puesto que nunca nos lo mandó a pesar de su compromiso en hacerlo.
Mientras proseguían las discusiones con “Notes internationalistes” y que nunca nos informaron de un eventual acercamiento suyo a las posiciones del BIPR, llegó a nuestro conocimiento una declaración por la cual NI se convertía en grupo simpatizante del BIPR en Canadá. Hemos de confesar que fue la CCI quien había animado a los camaradas de Montreal a conocer las posiciones del BIPR y a tomar contacto con él. Nuestra política nunca ha sido la de “guardar para nosotros nuestros contactos”. Al contrario, pensamos que los militantes que se acercan a las posiciones de la CCI deben conocer a fondo las posiciones de los demás grupos de la Izquierda comunista, para que se adhieran a nuestra organización con pleno conocimiento (14). El que gente que se acerca a la Izquierda comunista esté de acuerdo con las posiciones del BIPR no nos plantea el menor problema en sí. Lo que sí nos sorprendió fue que este acercamiento se hiciera “en secreto”, por decirlo así. Resulta evidente que el BIPR no tenía las mismas exigencias que la CCI en lo que se refiere a la ruptura de W con su pasado izquierdista. Y seguimos convencidos que ésta es una de las razones por las que W se fue hacia el BIPR sin informarnos de la evolución de sus posiciones.
La especialidad del BIPR: el aborto político
Es asombrosa la repetición del fenómeno de que elementos “decepcionados de la CCI” se vuelvan después hacia el BIPR. Podría considerarse, quizás, que sería un proceso normal: tras haber comprendido que las posiciones de la CCI eran erróneas, esas personas irían hacia la exactitud y la claridad de las del BIPR. Quizás sea esto lo que los militantes de esta organización hayan pensado cada vez. El problema es que entre todos los grupos que han tenido ese recorrido, el único que sigue perteneciendo a las filas de la Izquierda comunista es precisamente el que hemos evocado en último lugar, o sea “Notes Internationalistes”. Todos los demás grupos o han desparecido o han acabado en las filas de organizaciones cien por cien burguesas como el SUCM. El BIPR debería preguntarse por qué. Sería también interesante que hiciera ante la clase obrera un balance de esas experiencias. Las reflexiones siguientes podrán ayudar a sus militantes a sacar un balance.
Es evidente que esos grupos que, es de suponer, no encontraron lo que buscaban en la CCI, no estaban, en realidad, dispuestos a llegar a la mayor claridad, puesto que acabaron por abandonar el militantismo comunista. Los hechos han demostrado que su alejamiento de la CCI, como lo hemos comprobado cada vez, se debía sobre todo a un alejamiento de la claridad programática y de los métodos de la Izquierda comunista y también al rechazo de las exigencias del militantismo en nuestra corriente. En realidad su flirteo efímero con el BIPR no fue sino una etapa en el abandono del combate en las filas proletarias. Se plantea entonces la pregunta: ¿por qué el BIPR atrae tanto a quienes se han ido por ese camino?
A esa pregunta hay una respuesta fundamental: porque el BIPR defiende un método oportunista en materia de agrupamiento de los revolucionarios.
Es el oportunismo del BIPR lo que permite a quienes se niegan a realizar una ruptura completa con su pasado, encontrar un “refugio” momentáneo cerca de esa organización, haciendo creer o creyéndose que mantienen su compromiso con la Izquierda comunista. El BIPR, sobre todo a partir de la IIIª Conferencia de los grupos de la Izquierda comunista, no ha cesado de insistir en la necesidad de una “selección rigurosa” en el medio proletario. En realidad, tal exigencia solo va dirigida a la CCI, la cual ya no es “una fuerza válida en la perspectiva del futuro partido mundial del proletariado” y que ya “no puede ser considerada por nosotros [BIPR] como un interlocutor válido para definir une forma de unidad de acción” (respuesta a nuestro llamamiento del 11 de febrero de 2003 dirigido a los grupos de la Izquierda comunista para una intervención común ante la guerra y publicada en la Revista internacional no 113). Par consiguiente, es del todo imposible para el BIPR establecer la menor cooperación con la CCI, ni siquiera para una declaración común del campo internacionalista frente a la guerra imperialista (15). Sin embargo, este gran rigor no parece ejercerse en otras direcciones, especialmente hacia grupos que no tienen nada que ver con la Izquierda comunista, y eso cuando no son grupos izquierdistas. Como lo escribíamos en la Revista internacional n° 103:
“Para darse plena cuenta del oportunismo del BIPR, basta ver las razones de su rechazo al llamamiento sobre la guerra que nosotros le propusimos. Es muy instructivo leer un artículo aparecido en Battaglia communista de noviembre de 1995, titulado: “Equívocos sobre la guerra en los Balcanes”. En este artículo, Battaglia refiere que ha recibido de la OCI (Organizzazione comunista internazionalista) una carta de invitación a una Asamblea nacional contra la guerra que debía tener lugar en Milán. Battaglia consideró que “el contenido de la carta es interesante y mucho mejor que las posiciones que la OCI había adoptado sobre la guerra del Golfo, de ‘apoyo al pueblo iraquí atacado por el imperialismo’ y muy polémica al acusarnos de ‘indiferentismo’.” El artículo de Battaglia communista proseguía: “Falta la referencia a la crisis del ciclo de acumulación (…) y el análisis esencial de sus consecuencias sobre la Federación Yugoslava. (…) Pero eso no parece que sea un impedimento para una posible iniciativa en común de quienes se oponen a la guerra desde un terreno de clase”. Hace tan solo cuatro años, como puede observarse, en una situación menos grave que la que hemos vivido con la guerra de Kosovo, BC habría estado dispuesto a tomar una iniciativa común con un grupo ya entonces claramente contrarrevolucionario para así satisfacer sus operaciones activistas a la vez que tiene la cara de decir no a la CCI… con el pretexto de que nuestras posiciones están demasiado alejadas. A eso es a lo que se llama oportunismo.”
Esa selectividad tan unidireccional del BIPR pudo manifestarse una vez más durante el año 2003 cuando rechazó la propuesta de la CCI de hacer una toma de posición ante la guerra en Irak. Como lo escribíamos en la Revista internacional no 116:
“Al observar la actitud puntillosa del BIPR con respecto al examen de sus divergencias con la CCI, hubiésemos esperado una actitud parecida por parte de esta organización con respecto a los demás grupos. Y no es así.
“Aquí nos referimos a su actitud con su grupo simpatizante y representante político en Norteamérica, el “Internationalist Worker’s Group” (IWG) que publica Internationalist Notes. Este grupo ha intervenido junto con anarquistas y ha tenido una reunión publica común con Red and Black Notes, con consejistas y con la “Ontario Coalition Against Poverty” (OCP), especie de grupo típicamente izquierdista y activista” (“El medio político proletario frente a la guerra – Sectarismo
en el propio campo internacionalista”).
Como se ve, el oportunismo del BIPR se manifiesta en su negativa a tomar una posición clara respecto a grupos muy alejados de la Izquierda comunista, que han realizado una ruptura incompleta con el izquierdismo (o sea con el campo burgués). Esa actitud ya había sido la suya respecto al SUCM o a Lal Pataka. Con esa actitud, es de lo más normal que quienes no llegan a hacer un claro balance de sus experiencias en el izquierdismo se encuentren más a gusto en el BIPR que en la CCI.
Además, con lo ocurrido con el grupo de Canadá, parece que estemos ante otra variante del oportunismo del BIPR: cada uno de sus componentes es “libre de llevar a cabo su propia política”. Lo que no es ni imaginable para los grupos europeos es de lo más normal para un grupo norteamericano (pues no hemos leído la menor crítica en las columnas de Battaglia communista o de Revolutionary Perspective sobre la actitud de los camaradas de Canadá). A eso se le llama federalismo, un federalismo que el BIPR rechaza en su programa, pero que adopta en la práctica. Es un federalismo vergonzante que obliga a algunos elementos que encontraban demasiado exigente el centralismo de la CCI a mirar hacia el BIPR.
Lo que ocurre es que ese reclutamiento del BIPR de gente que conserva restos de su paso por el izquierdismo, o que no soporta la centralización y desea hacer su propia política en su rincón, es el mejor medio para socavar las bases de una organización que pueda existir a escala internacional.
Otro aspecto del oportunismo del BIPR es lo indulgente que es con gente hostil a nuestra organización. Como ya hemos visto al principio de este artículo, una de las bases de la formación de la CWO en Gran Bretaña no solo fue la voluntad de guardar su propia “individualidad” (RP pidió ser integrada en la CCI como “tendencia” con su propia plataforma) sino la oposición a la CCI (considerada durante un tiempo como “contrarrevolucionaria”). Más precisamente, la actitud de la gente de Workers’ Voice en el seno de la CWO, consistía, como queda dicho antes, en “utilizar a RP como escudo contra la CCI” se ha vuelto a encontrar en otra gente y otros grupos cuya motivación principal era la hostilidad hacia la CCI. Así era con el elemento L quien, fuera cual fuera el grupo al que perteneciera (y han sido cantidad), se hacía notar siempre como el más histérico contra nuestra organización. También el individuo mencionado antes empezó a expresar una violenta hostilidad hacia la CCI antes de unirse a las posiciones del BIPR. Esto es tan cierto que, por lo que sabemos, lo único que el BIPR ha publicado de él ha sido una violenta embestida contra la CCI.
¿Y qué decir del CBG, con quien la CWO tuvo un flirteo sin futuro, que ha alcanzado cotas de denigración (incluidos cotilleos de lo más repugnante) contra la CCI sin parangón?
Y ha sido precisamente en los últimos tiempos cuando esas aperturas hacia la BIPR basadas en el odio hacia la CCI han alcanzado sus formas más extremas. Valgan dos ilustraciones: los guiños hechos al BIPR por la pretendida “Fracción interna de la CCI” (FICCI) y por el ciudadano B, fundador, caudillo y único miembro del “Círculo de comunistas internacionalistas” de Argentina.
No vamos a repetir todos los detalles del comportamiento de la FICCI que pone de relieve su odio obsesivo por nuestra organización (16). Vamos a resumir algunas de sus hazañas:
– calumnias asquerosas contra la CCI y algunos de sus militantes sugiriendo, tras haber hecho circular rumores por la organización, que uno de ellos trabajaría para la policía y que otro estaría aplicando una política como la de Stalin consistente en “eliminar” a “los miembros fundadores de la organización”;
– robo de dinero y de material político de la CCI (especialmente un fichero de direcciones de los suscriptores de la publicación de la CCI en Francia);
– chivatazos que podían dar a los órganos de represión del Estado burgués la posibilidad de vigilar la conferencia de nuestra sección en México de diciembre de 2002 y descubrir la verdadera identidad de uno de nuestros militantes (al que la FICCI señala como “jefe de la CCI”). El ciudadano B, por su parte, se ilustró con la redacción de varios comunicados rastreros que ponían en entredicho “la metodología nauseabunda de la CCI”, comparada con los métodos del estalinismo, en medio de una sarta de groseras mentiras.
Si ese siniestro personajillo pudo presumir con tanta arrogancia fue porque, durante todo un período, se puso a lisonjear al BIPR, redactando textos con posiciones cercanas a éste (especialmente sobre el papel del proletariado en los países de la periferia). En pago, el BIPR le otorgó una especie de crédito. No sólo le tradujo y publicó en su sitio Web las tomas de posición y los “análisis” de ese individuo, no sólo saludó la formación del “Círculo” como “un paso adelante importante y seguro realizado hoy en Argentina hacia la agregación de fuerzas para el partido internacional del proletariado” (“Incluso en Argentina algo se mueve”, Battaglia communista, octubre de 2004), publicando además en tres lenguas en su sitio Web un comunicado de 12/09/2004 que es un basurero de calumnias contre nuestra organización.
Los amores del BIPR con ese aventurero exótico empezaron a hacer aguas cuando pusimos en evidencia de manera indiscutible que sus acusaciones contra la CCI eran todo mentira y su círculo una siniestra engañifa (17). Entonces, con gran discreción, el BIPR empezó a quitar de Internet los textos más comprometedores de ese personajillo, sin por ello condenar sus métodos incluso después de haber mandado nosotros una carta abierta a sus militantes (carta del 7 de diciembre de 2004 publicada en nuestro sitio Web) pidiéndoles una toma de posición. La única reacción que hayamos tenido de esta organización es un comunicado en su sitio Web “Última respuesta a las acusaciones de la CCI” en el que afirman que el BIPR es:
“... objeto de ataques violentos y vulgares por parte de la CCI, que está enfurecida porque es ella la que está surcada por una profunda e irreversible crisis interna” y “a partir de hoy no contestaremos en modo alguno a sus vulgares ataques”.
Los amoríos con el “Círculo”, por su parte, son hoy, por la fuerza, hojas muertas. Desde que la CCI le quitó la careta al ciudadano B., el sitio Internet de éste, que se había agitado febrilmente durante un mes, es hoy un desierto total.
Con la FICCI, el BIPR manifestó la misma condescendencia. En lugar de recoger con prudencia las acusaciones de esa gente contra la CCI, el BIPR prefirió darles fianza encontrándose con aquélla en varias ocasiones. La CCI, tras el primer encuentro entre la FICCI y el BIPR, en primavera de 2002, pidió tener un encuentro con éste para darle su propia versión de los hechos. Pero el BIPR lo rehusó diciendo que no quería inmiscuirse entre los dos protagonistas. Pura mentira, pues la propia reseña hecha por la FICCI de las discusiones con el BIPR (y nunca desmentidas por éste) muestra su aceptación de las acusaciones a la CCI. Pero eso solo fue un entremés en el menú de los comportamientos incalificables del BIPR. Acabaría yendo mucho más lejos. Primero cerrando púdicamente los ojos ante el comportamiento de soplones de los de la FICCI, comportamiento perfectamente comprobable consultando su sitio Web: así, el BIPR no tenía ni siquiera la excusa de que le faltaban pruebas sobre la verdad de lo que afirmaba la CCI. No se iba a quedar ahí el BIPR: después justificó, pura y simplemente, el robo de material político de la CCI por miembros de la FICCI. El BIPR convocó a una reunión pública en Paris el 2 de octubre de 2004, mandando una invitación a los suscriptores de Révolution internationale cuyas direcciones habían sido robadas por un miembro de la FICCI (18). En resumen, de igual modo que intentó atraer a su orbita al “Círculo” de Argentina publicando en su sitio Web los delirios del ciudadano B., no vaciló en conchabarse con un pandilla de soplones voluntarios y además ladronzuelos con la esperanza de ampliar su presencia política en Francia y establecer una antena en México (no oculta que espera poder recuperar en sus filas a los de la FICCI).
Contrariamente al “Círculo”, la FICCI sigue ahí, publicando regularmente unos boletines en gran parte dedicados a la calumnia contra CCI. El BIPR, por su parte afirma que “los lazos con la FICCI existen y persisten”. Quizás logre integrar a los de la FICCI y eso que estos no han cesado de afirmar, contra toda evidencia, de que serían los “verdaderos continuadores de la auténtica CCI”. Y entonces, el BIPR habrá llegado al final de sus métodos oportunistas, unos métodos que ya hoy están desprestigiando la memoria de la Izquierda comunista de la que sigue reivindicándose. E incluso si el BIPR logra integrar a los de la FICCI, no debería ponerse demasiado contento: su propia historia debería enseñarle que para los residuos que se encuentra en los basureros de la CCI, no hay reciclaje que valga.
Mentiras, complicidad de chivatazo, calumnias y robo, traición a los principios de honradez y de rigor que son el honor de la Izquierda comunista de Italia: ahí lleva el oportunismo. Y lo más triste para el BIPR, es que eso no le aporta casi nada en la práctica. Y es porque no ha comprendido que con un método oportunista (o sea, que favorece el “éxito inmediato” a costa de la perspectiva a largo plazo, incluso pisoteando los principios) se construye sobre arena. En el único ámbito en el que el BIPR ha dado pruebas de eficacia es en los abortos. Tras casi medio siglo de existencia, la corriente que representa sigue siendo una pequeña secta con menos fuerzas políticas que en sus orígenes.
En un próximo artículo trataremos sobre cuáles son los fundamentos del método oportunista del BIPR que lo han llevado a las lamentables contorsiones de las hemos sido testigos últimamente.
Fabienne
1Una precipitación que no compartían los demás compañeros que no se consideraban todavía preparados para dar ese paso.
2Véase el nº 13 de Worker’s Voice, al que contestamos en la Revista internacional nº 2, así como en un artículo de World Revolution nº 3, “Sectarism illimited”.
3Al constituirse CWO, lo calificamos de “agrupamiento incompleto” (véase World Revolution nº 5). Los hechos confirmaron este análisis muy rápidamente: en las actas de una reunión de CWO que analiza la salida de los elementos de Liverpool, se puede leer “Se ha demostrado que el antiguo RP no aceptó la política de fusión más que para utilizar a RP como escudo contra la CCI”, citado en “La CWO, pasado, presente, futuro”, redactado por los elementos que se escindieron de la CWO en noviembre del 77 para integrarse en la CCI, publicado en la Revista internacional nº 12).
4Aquí es necesaria una precisión: es frecuente que en la prensa del BIPR y otros se dé la impresión de que el mérito de estas conferencias le corresponde únicamente a BC, puesto que la primera de las tres que se celebraron (tras el llamamiento de 1976), fue en Milán en mayo del 77. Ya contestamos a eso en una carta mandada a BC el 9 de junio de 1980: “Si consideramos lo puramente formal, entonces sí, fue el llamamiento de BC en 1976 el punto de partida. ¿Habrá que recordar, compañeros, que ya en agosto del 68 la delegación de tres de nuestros compañeros que fueron a visitaros a Milán hizo la propuesta de convocar una conferencia? En aquel entonces, nuestra organización no era sino embrionaria (...). En tales condiciones nos resultaba difícil llamar a una conferencia de los grupos que nacieron o se desarrollaron en mayo del 68. Pensamos entonces que tal iniciativa debía proceder de un grupo más importante, organizado y conocido, con una prensa más regular y frecuente, como era el vuestro. Por eso os sugerimos esas conferencias, insistiendo en su importancia en un momento en que la clase obrera empezaba a sacudir el yugo terrible de la contrarrevolución. Sin embargo, considerando que no había nada nuevo bajo el sol, que mayo del 68 no había sido más que una revuelta estudiantil, rechazasteis esa propuesta. Al año siguiente, cuando el movimiento de huelgas empezó a desarrollarse en Italia durante el verano (...) hicimos la misma propuesta y nos disteis la misma respuesta. (...) Cuando ya el movimiento se desarrollaba en toda Europa, hicimos otra vez la misma propuesta en la época de vuestro congreso de 1971. Y otra vez vuestra respuesta fue la misma. Finalmente, al no ver venir nada, en noviembre del 72, por mediación de nuestros compañeros de Internationalism (que posteriormente formarán la sección en EE.UU. de la CCI) lanzamos la iniciativa de una “correspondencia internacional” basada en la importancia de una discusión entre revolucionarios que la reanudación de la lucha de clases exigía. Esta propuesta fue hecha a unos veinte grupos, entre los cuales el vuestro, escogidos en base a unos cuantos criterios muy parecidos a los de las recientes conferencias, para celebrar una conferencia internacional. Respondisteis negativamente, repitiendo los mismos argumentos que ya utilizasteis contra las precedentes propuestas. (...) ¿Se ha de suponer que para esta organización (el PCInt), no hay buena iniciativa que no sea la suya? (...) Nuestra organización siempre ha estimulado la idea de conferencias internacionales de los grupos comunistas. Y podemos decir que la iniciativa del 76 del Partito communista internazionalista no fue en nada una primicia, sino más bien un despertar tardío y una respuesta con ocho años de retraso a nuestra primera propuesta de 1968, o con cuatro respecto a la de 1972. (...) todo aquello no nos ha impedido contestar afirmativamente a esa iniciativa. Y para terminar con este tema, podemos decir además que si la iniciativa de Battaglia no se fue al garete se debe a nuestra adhesión a ella, puesto que con vosotros fuimos la única organización efectivamente presente en la conferencia de Milán de 1977” (carta publicada en las actas en francés de la IIIa Conferencia de los grupos de la Izquierda comunista, editadas por la CCI).
5BC. realizó su hazañita gracias a unas maniobras dignas de las prácticas del parlamentarismo burgués:
– antes de la Conferencia, no dijo ni palabra sobre la necesidad de poner en el orden del día si había que adoptar un nuevo criterio sobre la cuestión del partido;
– solo tras largas transacciones en los pasillos con la CWO logró convencerla para que apoyase su propuesta (en lugar de presentar públicamente unos argumentos que había reservado para la CWO);
– cuando le preguntamos a BC, unos meses antes, en una reunión del Comité encargado de preparar la Conferencia, si tenía la intención de apartar a la CCI de las futuras conferencias, contestó muy rotundamente que no, que eran partidarios de que siguieran con todos sus participantes, incluida la CCI.
Por otro lado, la votación –dos votos a favor del nuevo criterio, uno en contra (el de la CCI) y dos negativas de voto– se realizó cuando ya se había marchado el otro grupo que, junto a la CCI, estaba en contra de la adopción de semejante criterio.
6“Existen ahora los fundamentos del principio de un proceso de clarificación sobre las verdaderas tareas del partido... A pesar de que haya menos participantes que en la IIª o en la IIIª Conferencia, empezamos con bases más claras y serias” (Actas de la “Conferencia”).
7Esto demuestra que no era la posición de la CCI sobre el papel del partido lo que planteaba problemas a BC y a la CWO, sino el hecho de que la CCI actuaba a favor de una discusión seria y rigurosa, y eso no lo querían esas dos organizaciones.
8Las actas de la IVª Conferencia son bastante surrealistas: por un lado se publicaron ¡dos años después este acontecimiento histórico!, y por otro, ponen de manifiesto que la mayoría de las fuerzas serias “seleccionadas” por BC y la CWO desaparecieron antes de que se hiciera la Conferencia o poco después. Pero tambien nos enteramos de que el Comité técnico (BC-CWO) fue incapaz de publicar el menor boletín preparatorio, cosa tanto más molesta que la conferencia se hizo en inglés cuando los textos de referencia de BC no existían más que en italiano, y el grupo que organizó la conferencia era incapaz de traducir la mitad de las intervenciones.
9Vease en particular “Respuesta a las respuestas”, Revista internacional no 36.
10Vease Revista internacional no 35.
11Vease Revista internacional no 44, “Saludo a Comunismo no 1”.
12Vease “Desarrollo de la vida política y de las luchas obreras en México”, Revista internacional no 50.
13Vease “Defense of the revolutionary milieu”, Internationalism no 122 (verano del 2002).
14Por ello es que los animamos a asistir a las reuniones públicas de esos grupos, y en particular del BIPR, como lo hemos hecho cuando la reunión pública en París del 2 de octubre del 2004. Se ha de notar que el BIPR no apreció la presencia “masiva” de nuestros simpatizantes, como se puede leer en la toma de posición que hizo sobre esta reunión pública.
15Sobre ese tema, ver en especial nuestro artículo “El Medio político proletario ante la guerra: la plaga del sectarismo en el campo internacionalista” en la Revista internacional n° 116.
16Ver al respecto nuestros artículos “El combate por la defensa de nuestros principios organizativos “ y “XVº congreso de la CCI: reforzar la organización frente a los retos del período” en los nos 110 y 114 de la Revista internacional.
17Ver en nuestro sitio Web las diferentes tomas de posición de la CCI respecto al “Círculo”: “Una extraña aparición”; “Una nueva extraña aparición”; “¿Impostura o realidad?” y también en nuestra prensa territorial: “‘Círculo de comunistas internacionalistas (Argentina): un impostor al descubierto”.
18Ver el artículo de respuesta al BIPR: “¡El robo y la calumnia no son métodos de la clase obrera!” en nuestro sitio Web.