El verano ha estado marcado por un nuevo desencadenamiento de la barbarie guerrera del capitalismo. En Georgia, en Afganistán, en Líbano, en Argelia, en Pakistán, la población civil ha sido salvajemente masacrada en los conflictos armados entre diferentes bandas imperialistas. Muchachos apenas salidos de la adolescencia han sido descerebrados para servir de carne de cañón en los atentados terroristas y las intervenciones militares de las pequeñas y grandes potencias. ¡Por todas partes el capitalismo siembra la muerte! ¡En todas partes la clase dominante se revuelca día tras día en el lodo y la sangre!
Y una vez más, tanto la burguesía de los países europeos como la de EEUU, participa en el despliegue de este caos sangriento en nombre de "la paz", de la lucha contra el "terrorismo", de la defensa de la "civilización" y los "derechos humanos", y de la democracia. Pretendiendo jugar a hacer de justicieros en Georgia, en Irak o en Afganistán, las grandes potencias no intentan en realidad mas que defender sus propios intereses de alimañas imperialistas en la escena internacional.
Las promesas de Bush padre de un «nuevo orden mundial» que abriría una nueva era de "paz y de "prosperidad" tras el hundimiento del bloque del Este, aparecen ahora cada vez más claramente como lo que eran en realidad: ¡Una enorme mentira! En nombre de este «orden mundial» se desencadenó la primera cruzada del Occidente "civilizado" contra la "barbarie" del régimen de Saddam Hussein: la operación «Tormenta del desierto» en 1991, que permitió al Estado americano experimentar sus nuevos armamentos (y particularmente las bombas de implosión o termobáricas, que volvían del revés, como guantes, a los soldados iraquíes). En realidad esta intervención masiva de las grandes potencias "democráticas no ha hecho sino abrir una caja de Pandora y agravar el caos mundial.
La locura asesina del capitalismo sólo puede continuar desarrollándose; puesto que este sistema decadente se basa en la división del mundo en naciones concurrentes, con intereses antagónicos, lleva consigo la guerra. El único medio de acabar con la barbarie guerrera es acabar con el capitalismo. Y esta perspectiva de derrocar el capitalismo no es una tarea imposible de realizar.
La guerra no es una fatalidad frente a la que la humanidad sería impotente. El capitalismo no es un sistema eterno. No lleva únicamente en su seno la guerra. También lleva las condiciones de su superación, los gérmenes de una nueva sociedad sin fronteras nacionales, y así pues sin guerra.
Al crear una clase obrera mundial, el capitalismo ha alumbrado a su propio enterrador. Porque la clase explotada, contrariamente a la burguesía, no tiene intereses antagónicos que defender, es la única fuerza de la sociedad que puede unificar a la humanidad. Es la única fuerza que puede edificar un mundo basado, no en la concurrencia, la explotación y la búsqueda de beneficios, sino en la solidaridad y la satisfacción de las necesidades de toda la especie humana. ¡Y esta perspectiva no es una utopía!
Contrariamente a lo que pretenden los escépticos de todo tipo y los ideólogos de la clase dominante, la clase obrera puede acabar con la guerra y abrir las puertas del porvenir. Y así lo mostró cuando acabó con la primera carnicería mundial gracias a la revolución de Octubre 1917 en Rusia, y a la revolución en Alemania en 1918.
Desde finales de los años 60, el desarrollo de las luchas obreras contra los efectos de la crisis ha impedido a la clase dominante alistar a los proletarios de los países centrales en una tercera guerra mundial.
Hoy, frente a la agravación de la crisis económica y a los ataques contra todas sus condiciones de vida, frente al callejón sin salida del sistema capitalista, los proletarios no están dispuestos a aceptar pasivamente el refuerzo de la miseria y de la explotación, como testimonian las luchas obreras que han surgido por todos los confines del mundo estos últimos años.
Aún queda mucho camino antes de que el proletariado mundial pueda elevar sus combates a la altura de los desafíos que plantea la gravedad de la situación actual. Pero la dinámica de las luchas obreras actuales, marcadas por la búsqueda de la solidaridad, así como la entrada de nuevas generaciones al combate de clase, muestran que el proletariado está en el buen camino.
Frente a la barbarie guerrera, los obreros de los países centrales no puedan quedar indiferentes. Son sus hermanos de clase los que caen cada día en los campos de batalla. Es la población civil (hombres, mujeres, niños, ancianos) la que se ve diezmada en cada conflicto por los peores actos de barbarie que el capitalismo acorralado secreta por todos sus poros.
Frente a los horrores de la guerra, el proletariado sólo puede adoptar una actitud: la solidaridad.
Esta solidaridad con las víctimas de los baños de sangre tiene que manifestarla en primer lugar rechazando elegir un campo beligerante contra otro. Tiene que manifestarla desarrollando sus luchas contra los ataques del capital, contra sus explotadores y sus masacradotes. Tiene que desarrollar su unidad y su solidaridad de clase internacional haciendo vivir su vieja consigna «Los proletarios no tienen patria. Proletarios de todos los países, ¡Uníos!»
Silvestre (26 de Agosto)
Publicamos a continuación un artículo redactado el 30 de Agosto pasado y aparecido en el Revolution Internationale (nuestra publicación en Francia) de principios de Septiembre. En los apenas 15 días transcurridos desde entonces, los análisis que en él se desarrollan se han confirmado en toda su crudeza con la bancarrota de Lehman Brothers y la venta a la baja de otro de los "grandes" de las finanzas mundiales como es Merrill Lynch. Y, de nuevo los responsables gubernamentales y los expertos económicos vuelven, como hace un año con lo de «eso no afectará a la banca europea o a la española», o el consabido recurso de «las grandes entidades financieras y los bancos centrales inyectaran liquidez» para infundir "confianza" en los mercados. Pero el efecto "Tranquimazín" de la multimillonaria (140 mil millones de $) operación de "rescate" de las agencias inmobiliarias Fannie Mae y Freddie Mac no ha durado, como se ha visto, más que escasos días antes de que Lehman Brothers, uno de los cinco principales bancos de inversión de todo el mundo, con sus 700 mil millones de $ de activos, se haya ido al garete. Del mismo modo la inyección de 100 mil euros de liquidez por parte del BCE tiene el valor de una "tilita" frente a la angustia que, para el sistema financiero mundial, tiene el "run-run" de que las próximas en caer pueden ser AIG - la 3ª mayor aseguradora del mundo -, Washington Mutual (WaMu, la primera caja de ahorros de USA) cuya deuda ha sido recalificada a la categoría de "basura", y quién sabe si el mismísimo Morgan Stanley. Como explicamos en el siguiente artículo, si siguen con las mismas patrañas que hace un año no es tanto por ceguera sino por la impotencia derivada del uso y abuso de la droga del crédito con la han mantenido con apariencia de "salud" lo que, desde hace décadas, es un sistema moribundo: el capitalismo mundial. (la Redacción de AP).
Se cumple ahora poco más de un año desde que la crisis inmobiliaria desatada en EEUU (la ya célebre "crisis de las subprimes") daba el pistoletazo de salida a una aceleración brutal de la crisis económica mundial. Desde entonces la humanidad ha sido golpeada de lleno por una verdadera ola de empobrecimiento. Sufriendo los estragos causados por el alza de los precios (en pocos meses el precio de los alimentos básicos ha aumentado más del doble en numerosas regiones del mundo), las capas sociales más deprimidas de la población se ven abocadas al horror del hambre. Las revueltas provocadas por ésta y que han explotado de México a Bangladesh, pasando por Haití, Egipto, etc., representan tentativas desesperadas de hacer frente a esta situación insoportable. Pero también en el corazón mismo de los países más industrializados se han degradado profundamente las condiciones de vida de toda la clase obrera. Un solo ejemplo: más de dos millones de americanos se han visto desahuciados de sus viviendas por no poder devolver los créditos. De aquí a 2009 más de 1 millón de personas están amenazadas de quedarse en la calle.
Esta dura realidad que los obreros y todas las capas no explotadoras del mundo sienten en sus propias carnes, ya apenas puede ser escamoteada por la burguesía. Las declaraciones de los responsables de las instituciones económicas y los analistas financieros no logran ocultar su propia inquietud:
* «Estamos ante uno de los contextos económicos y de política monetaria más difíciles que jamás hayamos visto» (Declaraciones del Presidente de la Reserva Federal Americana -FED - el 22 agosto 2008).
* La actual «coyuntura es la más difícil desde hace muchos decenios» (Declaración del HSBC - el "mayor banco del mundo"-, citado por el diario "Liberation", el 5 de agosto de 2008).
* Se trata de un «crac interminable» (titular del periódico "Le Point" del 24 de julio de 2008).
* «La crisis es un tsunami que se acerca contra la economía» (palabras de J. Attali, economista y político francés recogidas en "Le Monde" del 8 de agosto de 2008).
Las estanterías de "Economía" de las librerías se ven repletas de libros con títulos que realzan lo catastrófico de la situación. Así por ejemplo: "La gran crisis monetaria del siglo XXI ha comenzado" de P. Leconte, o "La implosión: las finanzas contra la economía" de P. Jorion, son obras que predicen un futuro de auténtico cataclismo.
Que la crisis económica mundial actual es particularmente grave ya lo sabe la clase obrera puesto que es la primera que sufre sus brutales consecuencias. De lo que se trata en realidad es de saber si se trata de algo pasajero, de una suerte de "bache", o de una "purga curativa", que permitiría a la economía mundial castigar hoy los abusos financieros, para volver a empezar, mañana, con fuerzas redobladas. Si hacemos caso a los plumíferos a sueldo de la clase dominante eso es lo que nos espera. Así J. Attali dice en el artículo antes mencionado: «Estoy convencido de que 2010 será el año del retorno a un enérgico crecimiento». A lo que el coro de la burguesía responde: "Por supuesto". Pero ¿están en lo cierto, o la verdad es que la aceleración actual de la crisis lo que muestra en realidad es la quiebra histórica del capitalismo?
1967-2007: cuarenta años de crisis
A decir la verdad la crisis no comenzó en el 2007 sino a finales de los sesenta. A partir de 1967 empezaron a sucederse sacudidas del sistema monetario y las economías de las naciones más poderosas vieron como disminuían poco a poco sus tasas de crecimiento. Se ponía fin así al período de "prosperidad" de los años 50 y 60, que la burguesía misma bautizó como los "Treinta Gloriosos"(1). Si esta crisis no estalló con la virulencia y la espectacularidad con la que lo hizo en 1929 fue por la simple razón de que los Estados, que habían aprendido las lecciones del negro período de entreguerras, se empeñaron en evitar que la economía se viese ahogada por la sobreproducción, recurriendo para ello a un artificioso recurso: el endeudamiento sistemático y generalizado. Mediante este endeudamiento de los Estados, de las empresas y de los particulares, pudo mantenerse la "demanda" casi al nivel de la "oferta". O dicho de otra forma: que fue gracias al crédito como las mercancías encontraron salida.
Pero el endeudamiento es solo un paliativo, que no cura al capitalismo de la enfermedad mortal de la sobreproducción. Incapaz de "sanarse" realmente, este sistema de explotación está obligado a recurrir continua y crecientemente a este artificio aunque sea sólo para sobrevivir simplemente. En 1980 el montante de la deuda de los Estados Unidos era casi igual a la producción nacional. En 2006 la deuda es ya 3,6 veces mayor, alcanzando la cifra de 48'3 billones de $. Se trata como puede verse de una auténtica huida hacia adelante.
Es innegable que el capitalismo vive sobre una montaña de deudas. A eso los especialistas burgueses replican: "y ¿qué importa si funciona...". Pero la realidad es bien distinta. El endeudamiento no es una solución mágica, el capital no puede estar sacando indefinidamente dinero de su chistera. Es el abecé del comercio: toda deuda debe ser devuelta algún día so pena de acabar acarreando problemas al acreedor que pueden llevarle incluso a la bancarrota. Es una especie de eterno retorno, un permanente volver a empezar, que permite al capital únicamente ganar algo de tiempo respecto a su crisis histórica. ¡Pero es algo peor que eso! Al retardar los efectos de su crisis para mañana lo que consigue en realidad es cebar explosiones económicas aún más violentas. La borrasca de la crisis asiática de 1997 tuvo un aspecto fulminante y devastador que demuestra fehacientemente de lo que decimos. Entonces los famosos "tigres" y "dragones" tenían crecimientos record gracias a un endeudamiento bestial. Pero cuando hubo que devolver lo prestado todo se derrumbó como un castillo de naipes. En cuestión de semanas esta región quedó literalmente desangrada (un millón más de parados en pocas semanas solo en Corea, por ejemplo). La burguesía mundial no tuvo más salida, para evitar que esta tormenta se propagase a la economía mundial, que volver a conceder nuevos préstamos de cientos de millones de $. Se trata de un auténtico bucle infernal,... ¡y cada vez más acelerado! El remedio va perdiendo progresivamente eficacia por lo que el enfermo debe recurrir, para sobrevivir, a dosis más elevadas y frecuentes. Los efectos de la perfusión de 1997 apenas duraron cuatro años. En 2001 explotó la "burbuja Internet". ¿Adivináis cuál fue la "solución de la burguesía? Sacarse de la chistera ¡un aumento espectacular del endeudamiento! Las autoridades económicas norteamericanas, conscientes del estado real de su economía y de su dependencia de la droga del crédito, le "pegaron" con tal avidez al endeudamiento que un analista de la banca ABN-AMRO apodó a A. Greenspan - entonces director de la Reserva Federal - de "¡auténtico Hércules de la plancha de hacer billetes!".
El ritmo de la crisis se acelera brutalmente
De 1967-2007 se extiende un largo período de crisis con fases alternativas de calma y de recesión más o menos profundas. Pero desde hace diez años la historia parece acelerarse y el nuevo episodio aparece como una borrasca particularmente violenta. La montaña de deudas acumuladas durante cuatro décadas se ha transformado, tras las crisis de 1997 y 2001, en un auténtico Everest por cuya pendiente el capital desciende en caída libre.
Durante una década la burguesía USA ha facilitado enormemente que las capas más desfavorecidas de la clase obrera accedieran al crédito inmobiliario. Pero, al mismo tiempo, y debido a la crisis, les ha sometido a un enorme empobrecimiento mediante despidos, precariedad en el empleo, recortes salariales, liquidando las ayudas a los cuidados asistenciales, etc. El resultado ha sido inevitable: gran parte de aquellos a quienes los bancos han empujado a endeudarse para comprar una casa (o a hipotecar su vivienda simplemente para comprar alimentos, ropa,...) ya no están en condiciones de devolver la deuda. Privados del retorno de "su" dinero, los bancos han acumulado pérdidas tan importantes que cada vez mayor número de establecimientos financieros o han quebrado ya o están amenazados por la quiebra. Por la tortuosa vía de la "titulización", es decir la transformación de créditos en valores mobiliarios cambiables en el mercado mundial como cualquier acción u obligación, las entidades prestamistas han conseguido revender estos créditos a bancos de todos los países. Por eso la crisis de las "subprimes" ha alcanzado al sistema bancario en todo el planeta. En Estados Unidos la quiebra de la corporación bancaria IndyMac ha sido la más importante desde 1982. De no haber sido por la ayuda de los bancos centrales, el banco suizo UBS, uno de los más grandes bancos del mundo, habría ido también a la bancarrota. Pero es siempre la clase obrera quien paga los platos rotos, y los bancos han suprimido ya 83 mil empleos en el mundo desde comienzos de 2007. Y esa cifra podría doblarse en los próximos meses según informó el periódico "Les Echos" el pasado 24 de julio.
La banca es el corazón de la economía pues es donde se concentra todo el dinero disponible: si eso no sucede las empresas se paran porque no pueden pagar sus salarios ni comprar materias primas ni maquinaria, como tampoco pueden contratar nuevos préstamos. Y hoy incluso los bancos que no están en quiebra restringen brutalmente la concesión de créditos ante el temor de que se conviertan en impagados dado el actual clima económico.
La consecuencia es inexorable: la actividad económica se ralentiza hoy brutalmente. En la zona euro el PIB ha caído un 0,2% en el segundo trimestre de 2008. En la industria, Peugeot, Altadis, Unilever, Infineon,..., suprimen miles de empleos; General Motors está amenazada, pura y simplemente, de quiebra y anuncia la posibilidad de suprimir 73.000 empleos ("Le Figaro", 10 de marzo de 2008). Cuando la dirección de Renault proclama, al anunciar la supresión de 5000 empleos, que «Es mejor hacerlo cuando empieza a cambiar el viento que cuando la tormenta se nos haya venido encima» (citado en "Le Monde" el 25 de julio), lo que quiere dar a entender es que la casa está en llamas y que para los trabajadores se avecina lo peor.
¿Puede la economía capitalista salir del túnel?
Pero inmediatamente surge una pregunta: ¿Por qué no seguir aumentando la deuda, tal y como se hizo tras el pinchazo de la "burbuja" de las "punto.com"? ¿Es que no hay un nuevo "Hércules" que le dé a la máquina de fabricar billetes sea en la Reserva Federal norteamericana o en cualquier otra parte?
La intensidad actual de la inflación demuestra que el endeudamiento ha alcanzado límites que no pueden ser sobrepasados, por el momento, sin que el remedio sea peor que la enfermedad. El endeudamiento implica la emisión de cantidades de dinero cada vez más considerables. Según el economista P. Artus: «La masa líquida ha aumentado un 20% desde el año 2002». Pero tamaña emisión de masa de dinero no puede sino engendrar fuertes presiones inflacionistas(2). Además, los especuladores de todo el mundo han acentuado esta tendencia inflacionista al volcarse en mercados como el del petróleo o el propio de los alimentos de primera necesidad, huyendo de terrenos en los que anteriormente apostaban tales como la cotización bursátil de las empresas (habida cuenta de la crisis), ni en la llamada "nueva economía" (que pinchó en el 2001), ni en las inmobiliarias (en trance de hundimiento). Especulan ahora con bienes, como el petróleo o los alimentos, que la gente se ve obligada a comprar, por lo que buena parte de la humanidad se ve condenada a la hambruna más terrible.(3)
El peligro es grande para la economía capitalista. La inflación es un verdadero veneno pues puede conducir al hundimiento de la moneda y a desajustes en el sistema monetario mundial. El actual debilitamiento del $ va por ahí. Si eso llegara a consumarse supondría un colapso del comercio mundial pues la moneda americana es un referente internacional. Resulta además de lo más significativo que los directores de los grandes bancos centrales (la FED, el BCE,...) reiteran en todas sus intervenciones dos mensajes contradictorios: por una parte nos dicen que para evitar la recesión hay que seguir "abriendo la mano" en el crédito, que hay que bajar las tasas de interés para incrementar la demanda; por otra, estos mismos directores, quieren combatir la inflación, o sea ¡aumentar las tasas de interés para frenar el endeudamiento! Y no es que estos grandes burgueses sean esquizofrénicos. Es que expresan simplemente la contradicción real en la que está encerrado el capitalismo. Este sistema se ve ahora colocado entre la espada de la recesión y la pared de la inflación. O sea que, en los sucesivo, la burguesía se va a ver obligada a navegar entre dos aguas: frenar el endeudamiento para limitar la inflación pero sin cortar demasiado el grifo del crédito a fin de no bloquear la economía como pasó en 1929. En resumen: están realmente en un atolladero.
El capitalismo está en un callejón sin salida. El futuro pertenece al proletariado
La recesión actual es un nuevo episodio particularmente, grave y violento, del hundimiento histórico del capitalismo. La crisis, que dura ya cuarenta años ha cambiado de ritmo y experimenta hoy una brusca aceleración. Con eso no queremos decir que estemos ante una especie de "crisis final" que conduzca al capitalismo al colapso y a que éste desaparezca por si mismo. Lo verdaderamente importante es que esta situación, que no vivíamos desde 1929, tendrá considerables implicaciones tanto en las condiciones de vida de la clase obrera como en el desarrollo de sus luchas. La burguesía va a descargar sus ataques contra el proletariado y como siempre va a intentar que sea éste quien pague la crisis. Una cosa es cierta: ninguna de las políticas económicas que nos proponen los diferentes partidos (desde la extrema derecha a la extrema izquierda), de los distintos países, puede aliviar esta situación. Sólo la lucha de la clase obrera puede frenar los planes de la burguesía. Ya el desarrollo de la inflación que afecta a todos los obreros crea un terreno propicio a la lucha unida y solidaria. Pero el desarrollo de la lucha de la clase obrera no es solamente el único medio que puede impedir que burguesía golpee nuestras vidas. Constituye, además, el único camino efectivo para hacer posible la desaparición del capitalismo y la construcción de una nueva sociedad - el comunismo - en la que las crisis ya no existirán puesto que no se producirá para la ganancia sino para la satisfacción de las necesidades humanas.
Vitaz (30 de agosto de 2008).
(1) Esta expresión resultó acuñada por la obra de referencia de J. Fourastié: "Los Treinta Gloriosos, o la revolución invisible de 1946 a 1975". Editado por Fayard. París 1979. Hoy tiene lugar en la CCI un debate para comprender mejor los mecanismos de este período de la economía capitalista, debate que hemos comenzado a publicar en nuestra prensa (véase "Debate interno de la CCI: las causas del periodo de prosperidad consecutivo a la segunda guerra mundial", en la Revista Internacional, nº 133: 2º trimestre de 2008). Animamos vivamente a todos nuestros lectores a participar en esta discusión bien en nuestras reuniones (permanencias, reuniones públicas) por correo postal o electrónico.
(2) Excede las pretensiones de este artículo desarrollar una explicación de la relación que existe entre la masa de dinero disponible y su valor. Pero es necesario al menos señalar que cuando se pone a trabajar frenéticamente la máquina de hacer billetes, cuando este dinero se pone masivamente en circulación, resulta que ese mismo dinero se deprecia, lo que se traduce en un aumento de la inflación, es decir un alza generalizada de los precios.
(3) Dicho sea de paso: la izquierda, la izquierda de la izquierda y los altermundialistas se desgañitan reclamando a los Estados que recuperen las masas financieras de la especulación para inyectarlas en la economía en forma de grandes obras e infraestructuras, por ejemplo. Aquí se ve la superchería de esa proposición pues esta medida, en lo esencial, no haría más que acentuar aún más la inflación. Lo que nos proponen es pues apagar el incendio, con gasolina.
El verano del año pasado, los primeros signos de la crisis fueron calificados por los expertos como signos de una efímera, nos decían, tormenta financiera, de las que las economías europeas y española, también nos aseguraban, estaban a buen recaudo. Cuatrocientos días después la cifra de desempleados en España ha subido en 600 mil personas - ¡un 20%! -, y alcanza ya DOS MILLONES Y MEDIO DE PARADOS, más del 10% de la población activa. La devastación de puestos de trabajo avanza a una velocidad de huracán tal que las previsiones de la fundación de investigación de las Cajas de Ahorro - FUNCAS -, esta tasa llegará al 16% - más o menos cuatro millones de trabajadores - en el año 2010.
Enseguida dieron con una nueva martingala con la que anestesiarnos: lo de la burbuja inmobiliaria que resultaría "pinchada" por la crisis internacional. Ya se sabe aquello de "¡no hay mal que por bien no venga!". Lo que en palabras textuales del ministro español de economía se traduce en: «Si la recesión sirve para limpiar la economía, la situación no tendrá importancia». Partiendo de esa premisa bastaría "recolocar" a los parados de la construcción en otros sectores como la industria o los servicios. Esta ha sido la "solución" al desempleo defendida durante meses, no sólo por el Gobierno sino igualmente por los propios sindicatos que también le echan la culpa del desempleo al "ladrillo", y asimismo tratan de infundirnos esperanzas en cambiar el "modelo productivo". Pero hasta la prensa burguesa más de izquierdas se ve obligada a calificar estas propuestas de meras "ocurrencias". En efecto, un año después del "debut" de la crisis, el desempleo golpea no sólo a la construcción, sino igualmente a la industria: 1200 despidos "temporales" en FORD en Valencia que junto a los de industria auxiliar llegaran a los 5000; 600 en General Motors; 4000 en la Renault especialmente en Francia; 900 en la Volvo en Suecia. Lo mismo sucede en el sector servicios: Sólo en el sector de las compañías aéreas se han anunciado los 1200 despidos de Spanair y los 600 de Futura en España, los 1400 de British Airways, los 3000 de Alitalia, etc.
No. Esta crisis no es local ni sectorial. Es mundial, como puede comprobarse con los planes de reducciones de plantillas y la escalada del paro en todos los países. Como tampoco es coyuntural y cíclica, sino histórica. Como mostramos en el artículo de este mismo número de AP: «La burguesía no puede evitar la quiebra del capitalismo», la etapa actual de crisis capitalista actúa inclinando aún más la pendiente que empuja a la humanidad a cotas catastróficas de miseria. De ahí que los políticos burgueses anden echándose las culpas unos a otros (el PSOE a Bush, y el PP... a Zapatero), y cambiándose los papeles como en una comedia bufa: mientras los "ultraliberales" reprochan al Gobierno que éste no intervenga en la economía, el PSOE que demoniza a los liberales hace del "laissez faire" su bandera. Con todo ello se trata al menos de sembrar la confusión y la cizaña entre los principales perjudicados por la crisis económica y especialmente el desempleo, es decir los propios trabajadores.
Así, por ejemplo el gobierno "socialista" español que se muestra incapaz de frenar la brutal escalada del paro se esfuerza en disfrazarse de defensor de las prestaciones sociales. Demagogias aparte[1], lo cierto es que estas prestaciones se fueron recortando progresivamente durante la anterior escalada del desempleo en los años 80 y 90 (con pactos de Gobiernos y sindicatos como la Ley Básica de Empleo o el ANE), no se han incrementado en absoluto en los años de la supuesta "bonanza económica", de modo que hoy tienen un nivel de miseria. Así, por ejemplo, de los dos millones y medio de parados solo 1'7 millones cobran algún tipo de subsidio durante un plazo limitado de tiempo en función del tiempo cotizado. Precisamente porque muchos de ellos son parados de larga duración o porque el tiempo de cotización ha sido relativamente escaso (hay que tener en cuenta por ejemplo los encadenamientos de contratos temporales), lo cierto es que más de 620 mil parados cobran únicamente 413 euros al mes, es decir por debajo de la pensión de jubilación mínima y desde luego del nivel "oficial" de la pobreza, que apenas se supera en el subsidio de desempleo medio de los trabajadores en España: 788 euros/mes. La coartada final del gobierno "socialista" es que,... «con la Derecha nos iría peor». Con ello pretenden colar el manido engaño de hacernos elegir entre Guatemala y Guatepeor. Lo cierto es que tanto la derecha como la izquierda son servidores fieles del capital nacional, y que ambos anteponen la defensa de los intereses de éste a las condiciones de vida y trabajo de los asalariados. Así se ha visto claramente cuando el PP ha aplaudido a rabiar las medidas propuestas por el ministro de Trabajo (el "ogro" Corbacho) para limitar la contratación en origen de los emigrantes, que han sido "desautorizadas" [2] por la vicepresidenta (el "hada" De la Vega). Con estas medidas no se trata tanto de frenar la emigración que es imparable habida cuenta los estragos de la crisis mundial en los países más pobres. Se trata sobre todo de empezar a presionar a los trabajadores españoles para que acepten las condiciones laborales y salariales infrahumanas que tenían que aceptar los trabajadores emigrantes. Y ese es el objetivo último de tan venenosa campaña: sembrar la división y la cizaña entre trabajadores "emigrantes" acusados de abaratar los costes salariales, y los trabajadores "nativos" acusados de detentar el "privilegio" de vivir (¿?) a expensas del Estado mientras desdeñan hacer los trabajos más duros.
Y, sin embargo, la crisis actual muestra una vez más y con más nitidez lo que tienen en común proletarios en activos o en el desempleo, nativos o emigrantes: que no pueden sobrevivir más que a cambio de vender su fuerza de trabajo, y que no pueden efectuar esta venta más que a condición de que eso enriquezca a otro, a los explotadores. Cuando esto no se produce el trabajador es arrojado a un infierno que abarca desde la miseria y la penuria material al sufrimiento moral y psicológico, la soledad y la angustia por el futuro de los tuyos. Si siempre hemos dicho que el desempleo masivo y crónico de las últimas décadas - es decir el enorme despilfarro de la principal fuerza productiva (la clase obrera) - ponía de manifiesto la quiebra histórica del modo de producción capitalista; la escalada de ese crimen contra la vida de millones de seres humanos debe ser una acicate más para el desarrollo de la solidaridad y la lucha unitaria de la clase obrera en todo el mundo.
Etsoem (15 de Septiembre de 2008).
[1] El domingo 7 de Septiembre, ZP declara en la fiesta minera de Rodiezno (León) que su gobierno no va a acudir en auxilio de quienes se han beneficiado del "ladrillazo". Tres días más tarde, una de las dos medidas de su "plan anticrisis" presentadas en las Cortes, consiste en destinar todo el margen de maniobra del Instituto de Crédito Oficial (es decir 3 mil millones de euros) a ayudas a promotores inmobiliarios que pongan en alquiler los pisos que no consigan vender.
[2] Se trata de un verdadero cuento. La verdad es que esa contratación en origen se ha reducido ya en un 53% respecto al año pasado. Así pues una vez más la vieja cantinela de la socialdemocracia que traicionó al proletariado hace más de un siglo: «eso no se dice Eduardo. Se hace pero no se dice», como le decía a Edward Bernstein la dirección de la Socialdemocracia traidora.
Un compañero ha colgado en la sección de comentarios de nuestra Web el texto que vamos a ver a continuación que contiene la información de una lucha de trabajadores en Argentina con tentativas de unión y solidaridad. Agradecemos la iniciativa del compañero y manifestamos nuestro apoyo a los trabajadores en lucha.
El texto muestra claramente la combatividad y voluntad de lucha de los trabajadores pero igualmente pone en evidencia la labor de zapa que realizan los sindicatos contra las reivindicaciones más elementales de los trabajadores, contra la lucha y especialmente contra la unidad y solidaridad entre ellos.
Los compañeros que han redactado el texto emplean el término "burocracia sindical" para referirse a los sindicatos, nuestra opinión -que estamos dispuestos a debatir sincera y fraternalmente- es que es la organización sindical en su conjunto, como estructura y planteamiento, la que va contra los trabajadores y no simplemente una parte de ella, constituida por la burocracia sindical. Los sindicatos y el sindicalismo no pueden hacer otra cosa que generar una burocracia sindical.
Evidentemente denunciar a los sindicatos no significa denunciar a los compañeros que de manera honrada militan en ellos creyendo defender los intereses de los trabajadores. Estos compañeros son prisioneros de los burócratas sindicales que como representantes cualificados del sindicato y del sindicalismo los utilizan como peones para su sucia labor de sabotaje de las reivindicaciones obreras y de su lucha misma. Por eso es muy importante que los compañeros honrados que permanecen dentro de la cárcel sindical discutan entre ellos y con otros compañeros no sindicados la mejor forma de defender la lucha obrera que se ve duramente trabada por la estructura sindical.
Introducción del compañero comunicante: El siguiente texto es de Resistencia Libertaria, una organización anarquista de aquel país, bastante interesante.
Desde el mes de junio en el marco de las negociaciones paritarias, se expresa claramente la complicidad entre la patronal y la burocracia sindical, a partir de la necesidad de frenar las exigencias de los trabajadores por aumento de salarios, dentro de las tres grandes empresas del gremio
El jueves 24 de julio, los trabajadores de Firestone, fuerzan a la burocracia sindical a la realización de un paro de 48 horas, a partir del rechazo por parte de la empresa a otorgar el aumento salarial del 30% reclamado por los obreros.
Apostados en la puerta de la empresa, ubicada en Lavallol (partido de Lomas de Zamora), resistieron hasta el último turno del día viernes. Esa misma noche, cuando se disponían a ingresar, se encuentran con la noticia de que varios compañeros habían sido despedidos. Inmediatamente, los trabajadores deciden continuar con la medida por tiempo indeterminado.
Al reclamo del aumento del salario, se suma la exigencia de la reincorporación de los compañeros despedidos.
La misma situación se repetía en Fate y Pirelli, dejando en evidencia el acuerdo entre las patronales a la hora de actuar en respuesta a la lucha de los trabajadores.
Los despidos en Firestone, no fueron una sorpresa. Desde hace tiempo el hostigamiento dentro de la empresa, a los asistentes a las asambleas o a los compañeros más combativos era notorio. El maltrato, apercibimientos y el envío de cartas intimidatorias es algo común para cualquiera que se atreva a desafiar los atropellos de parte de la empresa.
Uno de los trabajadores con más años dentro de Firestone, nos comentó que esto suele ocurrir con los recién ingresados o los más jóvenes. Estos son los que por la necesidad de mantener el puesto de laburo, sacrifican su salud en poco tiempo. La hernia de disco y los problemas de columna se manifiestan en menos de dos años, siendo las enfermedades más características del sector y no reconocidas por las ART como enfermedades profesionales (frutos de las tareas realizadas en el trabajo).
Otro de los graves problemas dentro de la fábrica, es la total complicidad de la burocracia sindical con la patronal.
Desde que se hicieron notables las medidas de fuerza impulsadas por los trabajadores, los principales referentes del sindicato, intentaron por todos los medios, generar un ambiente hostil al acercamiento de otros sectores. Esto quedó más que claro el día domingo, cuando una delegación de Fate (fábrica en la que desde el año pasado se ha consolidado un fuerte movimiento combativo y de base) se acercó a la fábrica, para intentar la coordinación de los trabajadores de las tres empresas. Argumentando que los delegados de Fate "venían a hacer política", se los rechazó, impidiendo el fortalecimiento de la lucha que hubiera resultado de la unión de los trabajadores.
Las miradas y comentarios que recibimos por parte de los delegados de la burocracia, como el hecho de llamar por nombre y apellido al compañero (en un tono amenazante) que nos brindó una entrevista, fueron parte de la misma estrategia.
La convocatoria realizada el día miércoles, donde finalmente se juntaron las tres fabricas, permitió la relación directa de los trabajadores sin delegados de por medio y puso fin a muchos mitos y bolas que la patronal y la burocracia fomentaron para dividir y aislar a aquellos que querían verdaderamente salir a pelear. En palabras de Mariano, uno de los despedidos de Fate: "quiero destacar que lo que pasó acá es histórico. Muchachos, no nos engañemos, esto lo logramos nosotros, no lo logró nadie más. (...) estamos unidos siempre. A nosotros nos dividieron los dirigentes. ¡Siempre estuvimos juntos compañeros!(...) queremos una asamblea general y los felicito, esto es eterno compañeros".
La intención del secretario general del SUTNA, Pedro Wasiejko, es la de impedir esta asamblea reclamada por todos los trabajadores para evitar que el conflicto se le salga de las manos, volverlo al cauce de las paritarias y ponerle fin con un arreglo ligeramente mejor a la oferta inicial de las patronales. Pese a la conciliación obligatoria que la empresa no respetó (y que los dirigentes del Sindicato en clara complicidad aún después de eso insisten en acatarla) hoy hay más de 150 despedidos y le costará mucho a los traidores de siempre convencer a los trabajadores que abandonen esta lucha y a sus compañeros de todos los días durante muchos años dándola por perdida. Del mismo modo que los trabajadores se unieron para echar a la patota llevada a la marcha por la burocracia de CTA para evitar que se mezclen los personales y que los trabajadores corrieron a palazos, los compañeros encontrarán la manera de realizar su asamblea general y dar comienzo a una coordinación y un plan de lucha desde abajo sacándose de encima a burócratas que se cagan en la voluntad de los trabajadores y a traidores que le temen a la lucha más que la patronal misma.
¡SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES EN LUCHA!
¡CONTRA LA BUROCRACIA, POR LA UNIÓN DE LOS TRABAJADORES!
¿Como empezó puntualmente este conflicto?
Por un reclamo de aumento de sueldo.
Los trabajadores en asamblea pedíamos un 30% de aumento. El sindicato dijo que era mucho, pero tuvo que ir igual. La empresa dijo que no, que era mucho y en otra asamblea se decidimos que es el 30% o el paro. Se comenzó con el quite de horas extras. Así se llega al paro de 48hs, que fue jueves y viernes.
¿Por que se decide seguir con la medida hasta hoy domingo?
El viernes, cuando entra el turno noche, nos enteramos que hay 4 o 5 compañeros que no pueden entrar, que están despedidos. En ese momento decidimos seguir con el paro por tiempo indeterminado. Así estamos hasta el día de hoy.
¿Qué respuesta tuvieron de la empresa, además de los despidos?
La empresa hasta ahora no nos llamó para nada, ni siquiera para decir que hay despidos.
¿Se sabe la cantidad de trabajadores despedidos?
Hasta ahora dicen que hay una lista de 40 personas. Hasta ahora son 20, pero puede ser que el resto sean los que entran mañana, o que no lleguen los telegramas.
¿Como piensan seguir con la lucha?
Mañana por la mañana, se va a realizar una marcha con corte en Camino de cintura.
¿Tienen algún tipo de coordinación con las otras dos fábricas?
Hoy se acercaron unos 30 compañeros de Fate, con la propuesta de realizar una marcha junto a nosotros y Pirelli al Ministerio. Pero bueno, la marcha la van a hacer ellos y Pirelli. Nosotros hacemos el corte en camino de cintura. El miércoles vamos todos al ministerio.
¿Porque no marchar todos juntos mañana lunes?
(Los de la Burocracia) Están esperando que bajen la conciliación obligatoria. Si no tendríamos que ir mañana a la marcha, con los otros compañeros
La agravación de la crisis económica hace más necesaria que nunca la lucha colectiva y solidaria de los trabajadores. En el desarrollo de esa lucha una pregunta se plantea: ¿sirven los sindicatos como herramienta para la lucha obrera? O, por el contrario, ¿la única forma de defender con un mínimo de fuerza las reivindicaciones obreras es hacerlo fuera de la tutela sindical?
Para responder a estas cuestiones abrimos una rúbrica en nuestras publicaciones donde todos los que estén interesados podrán plantear no solo sus preguntas sino también respuestas, propuestas, iniciativas etc.
Empezamos con un tema que se ha planteado en diferentes foros1. No vamos a citar quién ha dicho tal cosa sino qué se ha dicho. Se trata de aclarar los problemas y que todos salgamos más claros y más fuertes y no de hacer una competición por ver quién tiene razón. En el debate proletario TODOS GANAN: tanto los que aparentemente "tenían razón", como los que "estaban equivocados", pues en la síntesis a la que se llega todos transforman las ideas iniciales con las que entraron en el debate.
En un Foro, un compañero afirma: «Yo conozco personas que tienen casa, carro y trabajo, y no pueden ni comer bien, viven bajo presiones, viven exaltados, porque están apretados económicamente, y cinco pesos que les den de aumento es un gran alivio para ellos ¿como yo podría conseguir pensiones, seguro de salud, y retiros si no es a través de una organización de reclamos económicos? ¿Van los trabajadores a decirle no me den nada de eso, que esta es una organización burguesa y reformista?»
Para los partidos de "izquierda" y también - desgraciadamente - para un cierto número de grupos proletarios, es un dogma decir que si los trabajadores quieren defender sus reivindicaciones tienen que pasar por las oficinas sindicales. Pero es un dogma inculcado por la ideología dominante: hay patronos que les dicen a sus obreros "si queréis plantear una reivindicación acudid a los sindicatos o constituid vosotros un sindicato".
La persistencia de ese dogma provoca desorientación en muchos compañeros: resulta que la tasa de sindicación es, en la inmensa mayoría de los países industrializados, enormemente baja2, en España por ejemplo apenas alcanza al 10% de la población laboral. ¿Qué pasa entonces? se preguntan, ¿Que los obreros no quieren defender sus intereses? ¿Que son tan aburguesados e insolidarios que no se apuntan a los sindicatos?
Sin embargo, el problema está en el dogma lucha sindical = lucha reivindicativa. Pero hace ya muchos años3 que ese dogma no casa con la realidad. Los sindicatos en nuestra época no defienden la lucha reivindicativa de los trabajadores y estos en cuanto tienen un mínimo de fuerza y compañerismo llevan su lucha fuera de los sindicatos.
Es más estos profesionales de la "negociación" y de la "consecución" de las reivindicaciones obreras no nos garantizan ni seguro de salud, ni pensiones, ni esos 5 pesos más de salario, sino todo lo contrario, participan mano a mano con patronal y gobierno en el empeoramiento de nuestras condiciones de vida. Y hay cientos de ejemplos de ello. Sin ir más lejos en España, con gobiernos de Aznar y de Zapatero, los dos grandes sindicatos han acordado año tras año con la patronal el llamado marco de referencia para los convenios colectivos, que, en la práctica ha representado una pérdida neta del poder adquisitivo de los salarios. Según un reciente estudio realizado sobre la pobreza (www.barometrosocial.es [7]) el salario medio ha disminuido un 2'4% entre 1994 y 2006. En cuanto al llamado salario indirecto que es un indicativo del bienestar social ha descendido un 8% en términos de PIB en ese mismo período.
Los sindicatos tampoco representan un muro de protección contra los despidos sino que negocian con la patronal la manera de aplicarlos. ¿Qué se lo pregunten por ejemplo a los obreros de SEAT, de astilleros y de tantas otras empresas y sectores? Los sindicatos no garantizan las prestaciones de la seguridad social ni son un dique ante la precariedad, sino que han firmado numerosos acuerdos para ponerles más difíciles a los trabajadores acceder a pensiones y subsidios, y facilitar en cambio a los empresarios el recurso de una mano de obra con salarios de miseria, sometida al chantaje de los contratos temporales y que puede ser despedida por cuatro perras.
¿Por qué se comportan así, por qué nos clavan una y otra vez la puñalada por la espalda? Lo que impide a los sindicatos defender los intereses de los trabajadores es que pretenden que estos serían compatibles con el interés de la economía nacional y de la empresa.
¿Qué significa salvar la empresa? ¿Qué significa defender el interés nacional?
La economía capitalista está basada, no en la satisfacción de las necesidades humanas, sino en el logro de la acumulación capitalista. Este es el fin último de la explotación de la fuerza de trabajo del proletariado. Sin aquella ésta no tiene sentido en el capitalismo como puede comprobarse fácilmente observando la escalada del desempleo en estos momentos de crisis (ver artículo en este mismo número de AP). Por ello la acumulación de capital pasa por encima de las necesidades obreras. Así por ejemplo, el interés de la empresa, o de esa empresa colectiva, que es la nación exige:
- Eliminar aquellos puestos de trabajo tanto en la empresa privada como en la administración pública que no son rentables;
- Desarrollar la precariedad para que la producción sea lo más flexible posible ante las necesidades del mercado;
- Importar mano de obra emigrante y someterla una presión de ilegalización, racismo etc., para reducir a la baja los costes laborales;
- Llegado el caso: "deslocalizar" la producción hacia China lo que significa, por un lado despidos aquí y salarios de hambre allá;
No hay ninguna manera humana de hacer compatibles los intereses de los trabajadores con los intereses de la empresa y de la economía nacional. 4.
Pero la función que les incumbe a los sindicatos en el organigrama del Estado capitalista es precisamente escamotear a los trabajadores esa incompatibilidad, esa lucha de clases. Por ello se inventan patrañas tales como que podría mejorarse la rentabilidad de la empresa sin aumentar la explotación de los obreros (gracias al incremento de la sacrosanta "productividad"), o que el Estado democrático permitiría a la mayoría de la población que es la clase trabajadora imponerles a los capitalistas un reparto "ecuánime" de los sacrificios y que ahora, por emplear una frase que no se quitan de la boca los principales dirigentes sindicales: «la crisis la paguen los capitalistas».
Respecto a lo primero y ese "NODO" del I+D+I que ahora nos venden como "panacea" para empresas y trabajadores es, en la situación actual del capitalismo mundial, una vía para aumentar la explotación. Desde sus inicios el movimiento obrero ha señalado que el capital acrecienta la plusvalía (es decir el tiempo de trabajo del obrero que no se le remunera) bien a través de la "vía absoluta" (resumidamente diremos que mediante la disminución de la remuneración o del aumento de la jornada manteniendo el salario) o bien a través de la "vía relativa" (también de manera sintética: manteniendo salario y jornada pero haciendo que produzca más mercancías por hora trabajada). En el periodo de decadencia capitalista, los aumentos de productividad van ligados a los despidos y al aumento de la extracción de plusvalía relativa - y en momentos de crisis como el presente también de la plusvalía absoluta -. Estamos hartos de ver como la inauguración de nuevas factorías "a la última", o la informatización de las oficinas representa el despido y la condena a un desempleo crónico de miles de compañeros, del mismo modo que hemos comprobado una y otra vez en carne propia como quienes tienen el "privilegio" de conservar el puesto de trabajo de esas nuevas factorías "superautomatizadas" ven empeoradas sus condiciones de salud como consecuencia del aumento de los ritmos, de la creciente deshumanización de la actividad laboral cada vez más reducida a reproducir una rutina a menudo absurda, o la creciente atomización y soledad que se extiende del trabajo a todas las esferas de la vida en la sociedad actual. En una sociedad como la capitalista, dividida en clases, la ciencia, la tecnología, el "progreso",... no son instrumentos neutros al servicio de la humanidad sino ante todo instrumentos para incrementar la acumulación capitalista.
Lo mismo cabe decir del Estado por muy "democrática" que sea su fachada, que tampoco es un medio de conjugar los distintos intereses presentes en la sociedad, sino una maquinaria al servicio del mantenimiento de los privilegios de la clase dominante. Por ello el cuento de sean los capitalistas "paguen la crisis" parte de otra falsedad como es la de creer que explotados y explotadores formamos parte de una misma comunidad que es el Estado nacional, en la que lo que se produce hay que repartirlo entre los ciudadanos. Pero esta es la tesis que repetía el ideólogo del fascismo español -José Antonio - según la cual "trabajadores y capitalistas vamos en el mismo barco". Sin embargo, la nación es la finca privada del conjunto de capitalistas donde estos, a través del Estado, luchan contra las demás naciones por el reparto del mundo y por obtener las porciones más ventajosas del mercado mundial.
Creer que los capitalistas se van a conformar con una ganancia razonable, que van a renunciar a aumentarla o incluso van a bajarla, para que sus "compatriotas" trabajadores vivan un poco mejor... es una ¡pura utopía reaccionaria! El engranaje de la economía capitalista obliga a los capitalistas, como decíamos, a incrementar incansablemente sus ganancias. Si un capital nacional o un capitalista individual se "conformaran" con una ganancia "equitativa" se verían devorados por sus rivales. El capitalismo lleva en sus propios cromosomas la competencia a muerte, la dinámica incesante de obtención de ganancias.
Los sindicatos fueron creados en el siglo XIX por los propios trabajadores como instrumentos de su lucha reivindicativa. Fue un periodo histórico donde globalmente y de manera progresiva y gradual se podían obtener mejoras reales y duraderas de la condición obrera porque el capitalismo era un sistema en expansión, que tendía a extenderse a todos los rincones del planeta. En un debate dentro de la Primera Internacional, Marx puso el ejemplo de que la sopera de la economía mundial se hacía cada vez más grande y dentro de ella los trabajadores podían aumentar su ración si hacían su cuchara cada vez mayor5.
Mientras el orden capitalista contribuyó - pese a los enormes sufrimientos que causó - al desarrollo de las fuerzas productivas, mientras fue un sistema en expansión y desarrollo, esa tarea de luchar por mejoras y reformas tenía pleno sentido; pero ¿qué pasa cuando el capitalismo se hunde en guerras devastadoras, cuando sus fases de prosperidad tienden a reducirse mientras que sus momentos de depresión y crisis tienden a aumentar, cuando se ve que, pese a los momentos de euforia y bienestar, lo que domina globalmente la vida de la inmensa mayoría de los seres humanos es la tendencia a la miseria, la inseguridad ante el futuro, la convulsión y la inestabilidad?
En tales condiciones generales que son las que tienden a primar desde principios del siglo XX y hoy las podemos comprobar en toda su virulencia, los sindicatos se transforman en herramientas que, absorbidas por el Estado capitalista, contribuyen junto con Patronal y Gobierno al empeoramiento de las condiciones de vida.
Esto ya lo preveía Rosa Luxemburgo en su obra "Reforma o Revolución" escrita en 1899: «si el desarrollo de la industria ha alcanzado su punto máximo y empieza, por tanto, el "declive" capitalista en el mercado mundial; si tiende a bajar la cuesta, la lucha sindical será entonces doblemente difícil: primero porque se empeoran las condiciones objetivas que el mercado ofrecerá a la fuerza de trabajo, puesto que la demanda será más lenta y la oferta más rápida, como actualmente ya ocurre, y segundo, porque el capital, para resarcirse de las pérdidas, discutirá cada vez con más encono la porción del producto correspondiente a la mano de obra».
La lucha reivindicativa de los trabajadores consiste en defender sus necesidades como seres humanos de comer, vestir, dar un futuro a sus hijos, darse los medios para gozar de un mínimo de bienestar y dignidad. Esas necesidades elementales tienen vigencia haya o no haya crisis, vaya bien o vaya mal la empresa, vaya bien o vaya mal la economía nacional.
¿Qué pasa si empresas como Martinsa, como Futura, como Spanair, con Freddy Mac, como General Motors van mal y se ven afectadas por la crisis? ¿Los trabajadores tienen que dejar por ello de comer, de alimentar a sus hijos? ¿Tienen que atar su suerte a la de la empresa y la Nación y seguir esa bárbara costumbre que aún perdura en algunos lugares de la India donde inmolan a la mujer cuando muere el marido? ¿Los trabajadores tienen que morir por la Patria y por la Empresa?
Los trabajadores deben romper con esa atadura siniestra, si el capitalismo tiene un futuro cada vez más negro, los trabajadores deben desarrollar su propia lucha autónoma e independiente para ofrecerse a sí mismos y a la humanidad otro porvenir. Si el Titanic capitalista se hunde, los obreros -junto con toda la humanidad oprimida y explotada- no deben hundirse con él.
La clave para que la lucha reivindicativa de los trabajadores defienda seriamente sus intereses más elementales es romper con todo planteamiento de defensa de la economía nacional y de salvación de la empresa.
Una lucha reivindicativa consecuente lleva necesariamente a asumir que el capitalismo no puede satisfacer las necesidades más elementales de la inmensa mayoría. Un organismo que no puede ser calificado de "radical" como la Caixa Catalunya reconocía en un informe reciente que «un 10,3% de los niños españoles sufre altos niveles de pobreza» y que «La pobreza moderada se concentra en los dos extremos del ciclo vital. El 24% de los menores de 16 años y el 31% de los mayores de 65 la sufren» y esto por ceñirnos únicamente a España pues si vamos a Estados Unidos u otros países "desarrollados" los datos son aún más elocuentes.
La lucha reivindicativa contra el aumento de la explotación necesita unirse de forma indisoluble a la lucha revolucionaria por la abolición de la explotación puesto que como decía la Internacional Comunista en 1919 «Para que la humanidad pueda vivir el capitalismo debe morir».
Smolny 9-9-08
1 luxemburgism.forumr.net, www.luchaobrera.org [8], https://www.yahoo.com/ [9].
2 Salvo países como Bélgica o Gran Bretaña donde la sindicación es obligatoria en muchos sectores.
3 Como explicamos en nuestro folleto "Los sindicatos contra la clase obrera", estos organismos nacieron en el siglo XIX como instrumentos de la lucha obrera, del combate por la solidaridad, la dignidad y las condiciones económicas de los obreros; aunque con la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia a partir de 1914 y el consecuente cambio de las condiciones de la lucha obrera, los sindicatos fueron integrados al Estado burgués y participaron directamente, como en Alemania, en la movilización de los obreros para la guerra imperialista y en la masacre de la revolución. A partir de ese momento, el sindicalismo dejó de ser un instrumento de la lucha obrera.
4 Y no dudamos de la sinceridad de compañeros que atrapados en la lógica sindical se devanan los sesos para encontrar esa alquimia maravillosa, pero en la gran mayoría, los compañeros más sinceros acaban hastiados de la corrupción sindical y de falsedad de unos "dirigentes" que dicen servir a los trabajadores cuando se inclinan ante los designios del amo.
5 Salario, Precio y Ganancia, 1869.
Links
[1] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/guerra-de-georgia
[2] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/crisis-economica
[3] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-0
[4] http://www.redlibertaria.com.ar
[5] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/argentina
[6] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/lucha-de-clases-1
[7] https://barometrosocial.es/
[8] http://www.luchaobrera.org
[9] https://www.yahoo.com/
[10] https://es.internationalism.org/en/tag/2/30/la-cuestion-sindical