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Revolución Mundial nº 95, Noviembre-Diciembre 2006

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Oaxaca: ante la represión estatal y la confusión de la izquierda del capital, reflexión, organización y movilización prole

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Todo el descontento real presente entre los trabajadores de Oaxaca (principalmente profesores) y demás sectores oprimidos (como los campesinos depauperados), ha sido desviado. Desde el inicio de las movilizaciones, en mayo de este año, era notoria ya la intromisión de intereses ajenos a los trabajadores, introducidos desde la estructura sindical (en todas sus vertientes, lo mismo desde la sección 22, que desde los grupos “disidentes” como el Consejo Central de Lucha). A través del sindicato diversas fuerzas de la burguesía, como las representadas por E. Gordillo, o los caciques J. Murat y el actual gobernador U. Ruiz, buscan desviar el descontento de los trabajadores, no sólo para ahogar la combatividad mostrada, sino para usar esa fuerza como carne de cañón en la disputa presente al interno de la burguesía.

 

Por desgracia el movimiento de Oaxaca tiende a parecerse, en cuanto a la manipulación de las masas, a lo realizado por el sector de la burguesía representado por Obrador: logran que el descontento y la disposición a la lucha presente en muchos sectores que participaron en las movilizaciones “por la defensa del voto” fuera ahogado, en tanto se les compromete en una falsa lucha y se les induce a una falsa reflexión, que terminó (o continuará aún en otra dimensión a través de la actividad de la CND y su “gobierno paralelo”) en una anulación total del descontento, se aprovechó el descontento al colocar a las masas a apoyar a una pandilla burguesa, pero además extendió y amplio la confusión,. En el caso de Oaxaca, el descontento presente entre los trabajadores de la educación y que convocan a la movilización, también está siendo utilizado y desviado hacia la búsqueda de una falsa alternativa: la “desaparición de poderes” y la reforma del Estado. Por ello lo que sobresale de estas movilizaciones no es el avance de la conciencia y la combatividad de las masas trabajadores (como presume el izquierdismo) sino el uso que hacen de ese descontento y la ganancia que saca alguna de las fracciones de la clase dominante, en tanto aprovecha la movilización para llevar dificultades al terreno de su oponente. Si no es así ¿porqué el gobierno federal aisló el problema? No es sólo ineficacia del gobierno, se trata de una actuación política premeditada de una fracción de la burguesía usada en contra de otra.

 

Pero además al esconderse los intereses de las fracciones de la burguesía involucrada en la pugna, tras las manifestaciones y la actuación honesta de miles de pobladores que habitan en esa región, logra que el descontento de los trabajadores por la afectación de sus condiciones de vida, se cambie por las “demandas democráticas” de una masa amorfa de “ciudadanos”, alentando así la vana esperanza de que el capitalismo puede cambiar para bien, con tan sólo quitar un funcionario “sátrapa, ladrón y corrupto” por otro “de buen corazón”.

 

 

El proletariado es la única clase que puede acabar con el capitalismo

Las movilizaciones que ha impulsado la APPO han sido efectivamente masivas y no han dejado de mostrar disposición al combate, incluso se despertaron expresiones solidarias hacia los maestros por parte de diversos sectores explotados, no obstante todo ello quedó anulado cuando los intereses de los trabajadores fueron sometidos y orientados hacia la defensa de la democracia. Con gran habilidad la estructura sindical y las diferentes agrupaciones del izquierdismo, a través de la APPO han llevado a las masas hacia caminos sin salida. Es evidente que la represión que ha llevado a cabo la burguesía (y que amenaza con crecer) en contra de los manifestantes expresa la naturaleza brutal y sanguinaria del sistema, pero ello no le da un tinte “revolucionario” o “insurreccional” como lo indica el aparato de izquierda del capital (ver en este mismo número el artículo de denuncia a las mentiras vertidas por el trotskismo), el carácter de clase de una manifestación se expresa en los objetivos de la lucha, en la organización y dirección, así como en los medios con los que se desarrolla el combate. Y lo que han impuesto como objetivo a los trabajadores son consignas que no hacen sino fortalecer al sistema, los fines que persigue muestra que los proletarios no tienen el control y la dirección de las movilizaciones, lo que puede verse es que la organización dominante, aunque pudo haber surgido como un deseo para extender la solidaridad hacia los maestros, da un giro inmediatamente al someter las preocupaciones de clase (representada en las demandas salariales) con los deseos ciudadanos que impulsan los diversos núcleos sociales que forman la APPO y que secundan los grupos que forman el aparato de izquierda del capital (desde el PRD, hasta los grupos trotskistas y estalinistas).

 

De manera que los trabajadores aglutinados en la APPO fueron despojados de su fuerza como clase en tanto se les impiden demostrar su coraje, al ser desnaturalizado y desviado de sus objetivos, pero aún más su potencialidad de combate es reducida al impedirse su autoorganización, eso la hace una fuerza estéril, sometido a las decisiones y métodos de lucha propios de clases sin futuro, en la que los intereses que resaltan son los de la clase dominante, que no ha dejado de usar a sus “mejores” personajes para asegurar el sabotaje de la lucha.

 

En una entrevista con el abogado de la APPO, Ochoa Lara, explica  (queriendo justificar la espontaneidad de su formación) el carácter y naturaleza de la APPO, señalando que aunque formalmente agrupa a cerca de 200 grupos y comunidades de la región muchos son simples “membretes”, siendo el grupo más numeroso el Movimiento de Unificación de Lucha Triqui (MULT), representado en la APPO por Rogelio Pensamiento, el cual, según el mismo abogado, es conocido por “sus amarres con los gobiernos priístas”. Otro dirigente del APPO es Flavio Sosa, quién fue diputado del PRD, “luego se sumó a la campaña de Vicente Fox y después formó el partido estatal Unidad Popular, que favoreció al PRI en los comicios que llevaron a la gubernatura a Ulises Ruiz.” (Proceso 1560, 24-09-06).

 

De manera que a pesar de lo espectacular de las concentraciones y de la represión que se desata contra sus miembros, las movilizaciones encabezadas por la APPO no expresa la fuerza del proletariados, sino el accionar desesperado de clases y estamentos medios (que aunque son explotados y oprimidos también no cuentan con perspectiva histórica), que es, por cierto, ampliamente aprovechado por la burguesía. Por eso está muy lejos de ser ciertas las especulaciones del aparato de izquierda del capital señalándolo a las movilizaciones de la APPO como el inicio de la “revolución”; similar discurso se vertió cuando apareció el movimiento piquetero en Argentina y la realidad dejó en claro que estaban muy lejos de serlo.

 

El hecho de que los revolucionarios pongamos en claro el significado de estas movilizaciones, no es para agredir a los que participan en ellas, o para minimizar las expresiones del proletariado en esta región, sino es con el fin de impulsar la reflexión sobre la necesidad de la organización autónoma, en la que no se permita que la clase dominante imponga sus objetivos, ni que mediante los sindicatos o su aparato de izquierda, establezca medios de lucha estériles, que sólo favorecen la represión y encaminan a la derrota.

 

Los revolucionarios tenemos la responsabilidad de definir de forma clara cuáles son las fuerzas y las limitaciones de las movilizaciones en la que participan los trabajadores, marcar, sin mentir, los peligros a los que el accionar del proletariado se enfrenta en el momento en que las fuerzas de la burguesía se involucran para manipular, y señalar quiénes son sus aliados, y cómo deben orientar sus combates. Esta tarea sabemos es complicada para los comunistas porque tenemos que ir a contracorriente del discurso pragmático de la izquierda del capital que gana “simpatía” aplaudiendo todo “lo que se mueve” e incluso alentando la impaciencia y el inmediatismo. Pero esa actuación no rebela sino un accionar de sabotaje y, en el “mejor de los casos”, la expresión pequeñoburguesa, de nula confianza histórica en el proletariado, por lo que se emociona con las revueltas interclasistas... La explotación, la opresión y la miseria no desaparecerán con un simple cambio de funcionarios, el proletariado es la única clase que puede eliminarlas y en ese combate no cuenta con más armas que su conciencia y su organización.

Cloe/20-octubre-2006

 

Situación nacional: 

  • Mexico [1]
  • Lucha de clases [2]

Pugna pos-electoral: la burguesía prepara nuevas trampas en contra de la lucha de los trabajadores

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Después de las elecciones, la clase obrera debe enfocar su reflexión a la valoración del significado de las elecciones, la realidad muestra una vez más que las elecciones no son sino una mascarada para someter ideológicamente a los trabajadores, en ella los explotados no tienen cabida sino como simples espectadores y seres sumisos ante los mandatos de alguna fracción de la burguesía. Pasadas las elecciones el Estado se prepara para continuar con los mecanismos de encuadramiento ideológico y político que le son indispensables para garantizar su dominación como clase explotadora.

 

El balance de las pugnas interburguesas apunta a mayores conflictos

 

El resultado de las elecciones del 2 de julio, después de tanta publicidad de alabanza sobre la modernidad del Estado y el avance democrático, ha terminado cuestionada por algunos sectores de la burguesía, lo cual prolonga las dificultades que se han generalizado dentro de la clase dominante. No lograron, a fin de cuentas, el acuerdo para unificar los criterios para la designación del equipo de gobierno, por eso el arribo de Felipe Calderón, anuncia desde ahora la prolongación de esas dificultades. Como lo hemos dicho, la descomposición generalizada del capitalismo vuelve cada vez más difícil para la burguesía el manejo de sus relaciones internas, la propia agudización de la crisis que hace más feroz la competencia entre los distintos tiburones capitalistas, complica las relaciones de la burguesía, e impide que pueda alcanzar en el corto plazo un acuerdo que logre unificarla y disciplinarla.

 

Esta situación se ilustra con la naturaleza de las alianzas que se producen en el interior de la clase en el poder, pactos tan efímeros que no sólo se forman al vapor en pos del mayor beneficio político económico y político sino que también se disuelven al menor cambio de ofertas y vendettas. Hay varios ejemplos: el amarre coyuntural entre la fracción de Fox y el grupo de Elba E. Gordillo (formado por la SNTE, el PANAL y algunos grupos del PRI) para apoyar la candidatura de Calderón; los grupos alrededor de Cárdenas Batel (y su padre Cuahutémoc), quienes se acercaron a la fracción en el gobierno federal al ser desplazados de la candidatura del PRD; lo mismo se aprecia, casi en la recta final de las elecciones federales del 2006, en muchos grupos del PRI que ante su derrumbe electoral cambian de piel mimetizándose para perpetuarse ora como panista ora como perredista. Pero el ejemplo más descarado de esta dinámica lo representa el priísta J. Sabines, que de un día a otro se vuelve perredista para quedarse con el gobierno de Chiapas, pero unas semanas después, se deslinda de Obrador (del que obtuvo el apoyo) y declara que él sí reconocerá al gobierno de Calderón, caminando en sentido contrario a su “nuevo partido”. Otro ejemplo lo ha dado el que fuera el mecenas de AMLO, el magnate Carlos Slim, quien después de haber encabezado a un grupo importante de la burguesía mexicana que criticaba duramente la política económica de Fox, ahora se ha acomodado dentro de la recomposición de las fuerzas después de las elecciones, aliándose con Calderón. En el mismo sentido está el escándalo alrededor de Gamboa Patrón, coordinador de los diputados del PRI, pillado de nuevo en componendas con empresarios de “mala” reputación con lo que la alianza legislativa, importante para el calderonismo, entre el PRI y el PAN ha recibido un primer golpe.

 

Esta fractura también corroe las estructuras internas de los partidos de la burguesía: en el PAN persiste la disputa entre la dirección del partido y Calderón, en el PRD, persisten los conflictos entre las llamadas tribus y entre ellas y el grupo de AMLO para buscar quedarse con el mayor beneficio de la tajada que les ha tocado; en el PRI continúa el proceso de recomposición de sus grupos tratando de reacomodarse en el nuevo escenario político del Estado. Pero la dificultad de la burguesía no se expresa solamente en el escenario que forman sus partidos, las pugnas alcanzan todas las estructuras de la clase dominante como la iglesia, donde se han reactivado viejos ajustes de cuentas, o dentro de los grupos del narcotráfico que cada vez más extienden una guerra tan caótica como sangrienta, en la que cada vez es más difícil de esconder que detrás de cada grupo mafioso se esconden los mismo grupos de militares, policías o funcionarios, los cuales usan a estos grupos como “socios” con los que reparten los beneficios económicos, pero fundamentalmente como grupos de presión para debilitar el avance de sus opositores.

 

Bajo esas condiciones, el Estado apuesta a que la relación de fuerzas que ha logrado imponer la fracción de Calderón mediante la suma de un mayor número de grupos al interior del mismo provenientes de diferentes partidos y de diferentes grupos de poder económico y político, sea suficiente para llevar adelante sus planes económicos y políticos tratando de evitar caer en la misma situación de estancamiento como la que afectó en buena medida a la administración anterior. Sin embargo, las divisiones de la clase dominante no han desaparecido y desde ahora es posible vislumbrar un periodo pleno de dificultades donde la unidad tan anhelada no se alcanzará, pues una característica de la descomposición social generalizada del capitalismo consiste en que si un grupo o suma de ellos no puede lograr sus objetivos busca por todos los medios bloquear esa misma posibilidad a sus adversarios.

 

Esta realidad está presente en la situación política en México donde hemos visto a la clase dominante muy dispersa e incapaz de definir acuerdos, lo cual hace aún más endebles sus estructuras políticas y electorales, fue esto lo que hizo necesario el recurso del fraude y el trato burdo de estos procesos. Esto, para la clase en el poder podría representar un problema, en tanto puede restarle credibilidad a su campaña mistificadora de promoción de la democracia, por ello, a pesar de sus dificultades reales, ha centrado su atención en la renovación de esta campaña, usando para ello lo mismo al PAN, al PRI y al PRD…

 

 

El nuevo escenario político: todas las pandillas burguesas unidas contra la clase trabajadora

 

Es evidente que la clase en el poder no atenta contra sí misma, le toca al Estado, como el representante colectivo de los intereses globales de la burguesía, a pesar de los desacuerdos coyunturales de algunas de las fracciones de su clase, cuidar que se garantice una estrategia política acorde con las necesidades nuevas y con los requerimientos para dar continuidad al proceso de explotación y dominación como clase. En esta previsión la burguesía no deja de reconocer la importancia de la presencia de su aparato de izquierda en el escenario político, más aún que requiere renovar la visión de una renovación del Estado y una modernización de las instituciones de poder, para ello viene pugnando por reforzar el esquema “derecha-izquierda”, e incidir en la creación de un esquema político que facilite un mejor control; así, busca convencer de que la derecha está identificada con los grandes empresarios, de forma que el PAN y el PRI representaría a los “ricos”, mientras la izquierda es el flanco que corresponde a los trabajadores, y por tanto deben integrarse alrededor de esta opción. Por esta razón se crea (16-09-06) la Convención Nacional Democrática (CND) y el Frente Amplio Progresista (FAP), que son los mecanismos con el que pueden asegurar, por una parte, el mantener aglutinada y dominada a una masa de trabajadores, atrapando su coraje e impidiendo el desarrollo de su conciencia y combatividad, y por otra, esa masa es usada como grupo de presión en la disputa presente al interior de la clase dominante. Es muy probable, que ante el desgaste del PRD, se use al FAP como el núcleo de izquierda que el capital requiere, aún si aquel partido se mantenga.

 

El Estado se ha preocupado por recomponer su aparato de izquierda, a pesar de tener una división interna, porque es el mejor instrumento para contener a la única clase a la que le teme: el proletariado. Después de que el PRD, a 17 años de vida, ha sufrido un importante desgaste, requiere apuntalar su izquierda con nuevas estructuras con las que reparta las tareas de control. Esta renovación del liderazgo puede apreciarse no sólo en AMLO sino también en otros actores que pululan en su alrededor y era obligada no sólo por la vejez de Cuahutémoc Cárdenas, sino también por la caducidad de los temas ideológicos de la mítica “revolución mexicana”. Es cierto que AMLO rescata el tema en su discurso patriotero de defensa de la propiedad de la nación, sin embargo, siempre ha buscado, como Lula, su renovación; por ejemplo, a pesar de las acusaciones de populismo siempre se han abstenido de romper con el “modelo neoliberal” que tanto critican y han buscado convencer de que es posible desarrollar programas de bienestar social.

 

 

Ante las trampas de la burguesía la reflexión y organización de los trabajadores

 

La división de la burguesía, a diferencia de lo que el izquierdismo dice, no abre la posibilidad para que los trabajadores se alíen a una de las fracciones en pugna, el “acarreo” de trabajadores que el proceso electoral generó y empujo a negarse como clase para convertirse en ciudadanos sumisos y votantes y luego como carne de cañón para llenar calles y mostrar la fuerza de manipulación a su oponente, mostró que ninguna de las fracciones burguesas en pugna es una fuerza progresista, por el contrario, tanto la fracción de derecha como la de izquierda son reaccionarias y enemigas por igual del proletariado. Es evidente que la clase dominante ha logrado involucrar a los trabajadores en su pugna interna, logrando con ello la esterilización del descontento. Esta tendencia es la que se ha visto en el ahogo el descontento de los mineros que brotó luego de la muerte de los 65 mineros en la mina Pasta de Concho y de la reivindicación por aumento salarial, y que fue anulada al integrar a los trabajadores como carne de cañón para la defensa de una de las fracciones de la clase dominante en pugna, lo cual se expresó cuando el aparato sindical y el izquierdismo empujaron a que el descontento real, orientado por la defensa de sus condiciones de vida y en repudio al sindicato, gobierno y patronal por la muerte de sus compañeros, fuera sometida por la consigna de la defensa del sindicato y del mafioso líder Napoleón Gómez. Aspecto similar es lo que vienen ocurriendo en Oaxaca en el que la demanda reivindicativa de los trabajadores de la educación es limitada a la “desaparición de poderes” y el cambio de gobernador, al tiempo que la fuerza de los trabajadores queda sometida al accionar interclasista de la APPO y a la utilización que de ella hacen los grupos de la burguesía en pugna.

 

Ante esta realidad, los trabajadores deben reflexionar que la alianza con algún núcleo de la burguesía no los fortalece sino, por el contrario, debilita sus fuerzas. Las únicas armas con que cuentan los trabajadores son su conciencia y su organización, por eso es indispensable la discusión colectiva y el accionar masivo, pero esta discusión y movilización no puede ser controlada por la estructura sindical o “líderes” mesiánicos, es necesario que el descontento existente entre los trabajadores, y que la agudización de la crisis viene aumentando cada día, se exprese con toda su fuerza.

 

Los trabajadores no pueden permitir que sus preocupaciones genuinas de clase sean desplazadas por demandas pretendidamente “superiores” como las llamadas demandas “ciudadanas” (reforma del Estado, defensa de las empresas estatales, democratización de las instituciones…) o la defensa del sindicato. La clase obrera lucha en contra de la explotación capitalista, por ello su verdadero combate está materialmente fundamentada en las reivindicaciones de la defensa de sus condiciones de vida, esta lucha que los voceros del capital catalogan como egoísta o economicista, encierra, desde ahora, la crítica al sistema económico capitalista, esta lucha, cuando se encuentra libre del dominio de la burguesía o de sus aparatos de control (izquierda y sindicatos) abre la posibilidad que los trabajadores se reconozcan como parte de una clase (y ya no como simples individuos o ciudadanos aislados e inertes), que en su combate contra el capital saben que no tiene nada que perder –como dijera Marx– sino sus cadenas.

 

RR/7-10-2006

 

Situación nacional: 

  • Mexico [1]
  • Elecciones [3]
  • Conflictos interburgueses [4]

Las deslocalizaciones ilustran las leyes de la economía capitalista III

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En los dos anteriores artículos consagrados a este tema (ver RM 89 y 93) hemos visto que la propaganda sobre las deslocalizaciones sirve esencialmente como medio de chantaje para forzar a la clase obrera a aceptar salarios cada vez más bajos y condiciones de trabajo más degradadas.

 

La crisis irreversible que conoce el capitalismo se traduce invariablemente por el lanzamiento masivo de obreros al desempleo. En este contexto, la fuerza de trabajo, cuya explotación constituye la fuente de beneficio capitalista, ve bajar más su precio, (como toda mercancía abundante en un mercado saturado), la reducción drástica de costos de producción (en el primer plano de los cuales se encuentra el salario) es el único medio a disposición de la burguesía para sostener la competencia en los mercados cada vez más estrechos y saturados de mercancías. Después de casi cien años que se encuentra en su fase de declive histórico, el sistema capitalista demuestra hasta que punto no puede ofrecer otro porvenir a los que explota más que un empeoramiento cada vez  mayor de sus condiciones de existencia: desempleo masivo y pauperización absoluta o hundimiento de franjas más y más importantes de la población, incluyendo a los que disponen de un trabajo.

 

En su lucha, la clase obrera tiene la misma tarea en todo. No puede más que lanzarse a la lucha para tratar de limitar los efectos de la explotación. La única perspectiva realista que le permitirá poner fin a todos los tormentos a los que le condena el sistema capitalista es de atacar las causas de su explotación. La única salida a la crisis económica capitalista es la única vía que permitirá al proletariado acceder a una existencia digna pasando por la abolición del carácter mercantil de la fuerza de trabajo, es decir, la destrucción de las relaciones sociales capitalistas y la abolición del salariado a escala mundial.

 

 

Una campaña contra el proletariado

 

Las deslocalizaciones son también directamente utilizadas para atar al proletariado a la ideología de la competencia, a encerrarlo en el marco de la defensa del capital nacional y someterlo así a sus imperativos. Es lo que busca en primer lugar la propaganda burguesa erigiendo la idea según la cual el Estado capitalista podría ser un “defensa protectora”  contra los “perjuicios de la mundialización”. Tenemos el ejemplo en EU con el cuento sobre las disposiciones tomadas para “prohibir  a las empresas que deslocalicen participar en las ofertas públicas”, así como la sobrepuja en las presuntuosas iniciativas parlamentarias del campo demócrata para hacer “obligatoria una consulta con el personal y autoridades de la región antes de realizar cualquier transferencia de producción al extranjero” [1] [5] El bla-bla del gobierno, como su oposición, luego del cual “hay que actuar en este país, para garantizar a los ciudadanos los empleos nacionales” (G. Bush) busca reforzar la mistificación de un Estado “por encima de las clases” y “al servicio de todos los ciudadanos” y mantener la ilusión de una posible conciliación de los intereses de la clase dominante con los de la clase obrera en el marco nacional. Todo lo contrario, el Estado no puede en ningún caso constituir un aliado para los obreros. Este es el garante de los intereses de la clase dominante en el mantenimiento de su sistema de explotación y a la vez, herramienta sus manos para orquestar los ataques contra el proletariado. Como muestra la guerra económica sin piedad entre todos los estados del mundo así como el estallido de conflictos guerreros, el Estado nacional constituye el medio por el cual las diferentes naciones libran una competencia desenfrenada. El Estado no es de ninguna manera una tabla de salvación para la clase obrera sino al contrario, uno de sus enemigos más temibles. Por tanto, en su lucha, el proletariado debe confrontarse con el Estado.

 

Por otra parte, la propaganda burguesa, al trasladar la responsabilidad de la degradación de las condiciones de vida del proletariado occidental sobre los obreros polacos, chinos o hindúes, constituye un repugnante trabajo de división entre las diferentes partes del proletariado mundial. Por ejemplo, a fines del 2004 y durante el año 2005, la burguesía hizo del “conflicto” Vaxholm, en Suecia, el modelo de la lucha “antiliberal”. El empleo de obreros letones en un taller pagados con un salario más bajo que los obreros suecos, sirvió a los sindicatos para orquestar una gigantesca campaña ampliamente utilizada por la burguesía, dentro y fuera de este país. En nombre de la “solidaridad” y el “rechazo de la discriminación entre los trabajadores”, el bloqueo de la obra por varias federaciones de sindicatos, con la consigna “¡Go home!” terminó por privar de su salario a los obreros letones, obligados a renunciar, y desembocó en una vasta movilización nacional para reunir a los obreros tras los poderes públicos, el gobierno socialdemócrata y los sindicatos por la “protección del modelo social sueco” y la defensa del ¡“código de trabajo, nuestra seguridad”¡ Esta experiencia no muestra más que una cosa: se encierra al proletariado, fracción por fracción en la defensa de “sus” condiciones de explotación en el seno de cada nación capitalista, al segmentarlo en entidades opuestas y en competencia. Buscando atrapar a la clase obrera en el marco de la defensa del capital nacional y su terreno nacionalista, la burguesía se consagra en oponer entre sí a los proletarios y prohibirles toda posibilidad de unidad y solidaridad obrera más allá de las fronteras.

 

 

Una sola clase internacional, una sola lucha solidaria

 

La cuestión de la solidaridad posee ya una forma concreta, cuando los patrones ponen en competencia a los obreros de los diferentes sitios geográficos de una misma empresa, por medio de las deslocalizaciones.

 

La solidaridad obrera está necesariamente destinada a tomar una dimensión primordial en el porvenir de la lucha de clases. Así, en todos los países de origen, como los de destino de las deslocalizaciones, ninguna fracción del proletariado queda atrás de la actual retoma de las luchas que provoca la crisis económica en las cuatro esquinas del planeta. Nuestra prensa ya ha dado fe de luchas obreras en India (Ver nuestro sitio internet), en Dubai o en Bangladesh (RM No.______). En China también se desarrolla un número creciente de luchas obreras que “Hoy han ganado hoy al sector privado y las fábricas de la China costera que se dedican a la exportación. Fábricas contratadas por sociedades extranjeras gracias a una mano de obra numerosa y dócil. (…) porque los obreros, sobre todo las nuevas generaciones son cada vez más concientes de sus derechos. También han alcanzado un punto donde la situación ya no es aceptable”[2] [6]. En Vietnam, a finales del 2005 e inicios del 2006, el país fue sacudido durante varios meses por una oleada de huelgas espontáneas emprendidas fuera de todo control sindical e implicando más de 40 mil obreros de zonas francesas de Saigón y regiones interiores. “El conflicto sobre los salarios y condiciones de trabajo comenzó en diciembre en Vietnam (…) donde docenas de compañías extranjeras instalaron fábricas para sacar provecho de la enorme masa de mano de obra a bajo costo. (…)Esta oleada de huelgas espontáneas, consideradas como la peor desde el fin de la guerra de Vietnam (…) comenzó hace ya casi tres meses principalmente en las fábricas con capitales extranjeros situadas en la periferia sur de Saigón”[3] [7] Se encuentran las mismas tendencias que caracterizan las luchas obreras actuales que ubican en su centro la cuestión de la solidaridad obrera e implica simultáneamente a decenas de millares de obreros de todos los sectores. A partir del fin de diciembre “los paros se han sucedido durante más de un mes y se endurecieron luego de un paro de trabajo de 18 mil asalariados, con Freestend, una firma taiwanesa donde se fabrican  zapatos para marcas como Nike y Adidas”[4] [8]. El 4 de enero, “en la región de Linh Xuat, provincia de Thuc Duc, once mil empleados de seis fábricas se fueron a huelga para exigir un aumento de salario. En los días siguientes, estas huelgas ganaron a las fábricas de Hai Vinh y Chutex. El mismo día, cinco mil empleados de la sociedad Kollan & Hugo se unieron a la huelga para demandar que los salarios mínimos sean aumentados. (…)A la sociedad Latex, los 2 340 empleados se fueron a huelga en solidaridad con la de Kollan y demandaban un aumento de 30% para los salarios más bajos. Estos obreros se dirigieron a la sociedad Danu Vina, invitando a los miembros del personal a unirse a su huelga. El 4 de enero, los trabajadores vietnamitas de la plantación Grawn Timbres Ltd, en la provincia de Binh Duong, cerca de Saigón se manifestaron contra la reducción súbita de salarios sin previo aviso ni explicación. El mismo día miles de empleados de la empresa Hai Vinh, Chutex, situada en la misma región industrial que la plantación Grawn Timbres Ltd se van a huelga para protestar contra los salarios. El 9 de enero las huelgas en estas regiones continua. En el suburbio de Saigón estallan cuatro nuevas huelgas en las cuales participan miles de trabajadores”[5] [9]. En el mundo capitalista, la competencia constituye la raíz de las relaciones sociales y la burguesía la  aprovecha para dividir y debilitar al proletariado. Este no puede desarrollar su propia fuerza más que oponiendo a la competencia ambiente su principio de solidaridad de clase. Solo esta solidaridad permite el desarrollo de la lucha obrera como verdadero medio de enfrentarse al Estado y como base del proyecto de sociedad alternativa a este mundo del cada uno para sí: la sociedad sin clases, la del comunismo. Esta solidaridad no puede evidentemente concebirse más que en el plano internacional. En la sociedad actual, la clase obrera, es la única clase apta para desarrollar una solidaridad a escala mundial. Además, muy rápidamente el movimiento obrero ha sabido afirmar su carácter internacional. Así, en la época de Marx, una de las razones inmediatas que condujeron a la fundación de la Internacional fue la necesidad para los obreros ingleses de coordinar su lucha con los de Francia, de donde los patrones trataron de hacer venir rompehuelgas. “la crisis económica acentuó los antagonismos sociales, y las huelgas se sucedieron en todos los países de Europa Occidental. (…) En muchos casos, (la Internacional) logró impedir la introducción de rompehuelgas de huelgas extranjeras, y allí donde los obreros extranjeros, en su ignorancia de las condiciones locales, hacían oficio de rompehuelgas, les llevó muchas veces a practicar la solidaridad. En otros casos, organizó suscripciones para apoyar a los huelguistas. Esto no solamente daba a los huelguista un apoyo moral, sino también provocaba con los patronos un verdadero pánico: no estaban ante un asunto de “sus” obreros, sino ante una potencia nueva y siniestra, disponiendo de una organización internacional”[6] [10]. El proletariado nunca es tan fuerte como cuando se afirma ante la burguesía como fuerza unida e internacional.

 

 

Scott, julio de 2006.

 

 



[1] [11] L´Expansión, 13 de febrero, 2004.

 

[2] [12] Le Monde, 14 de octubre del 2005.

 

[3] [13] Dépéche AFP del 15 de marzo, 2006.

 

[4] [14] Courier International No. 796.

 

[5] [15] “Huelgas masivas en Vietnam por obtener salarios decentes” en Viettan.org. “En breve, el gobierno compró la paz social imponiendo a las firmas extranjeras, sobrerrepresentadas en Vietnam, un aumento de 40% del salario de sus obreros. Pero 40 % no es la gran cosa: alrededor de 870,000 dongs, o sea 45 euros mensuales para las maniobras empleadas por las firmas extranjeras y la mitad menos para los que trabajan en las industrias locales. Una recuperación insignificante a pesar de un crecimiento fulgurante, el salario mínimo no había cambiado desde hacía…siete años”.(Marianne núm. 470 del 22 de abril, 2006).

 

[6] [16] B. Nikolaïevski, O. Maenchen-Helfen, La Vida de Karl Marx, NRF, Gallimard, p. 317.

Noticias y actualidad: 

  • Crisis económica [17]

Cumbre de Países No Alineados: estar contra los Estados Unidos no significa estar a favor del proletariado

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Del 11 al 16 de septiembre se llevó a cabo en La Habana la XIV Cumbre de los países no alineados. Este Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) intenta hoy aglutinar el descontento mundial contra los EUA convirtiéndose así en un verdadero nido de tiburones cuyo único lazo de unión es la impugnación contra la burguesía norteamericana.

 

 

“No Alineados”, una mistificación más de la burguesía

 

El MNOAL surgió en 1955 en Indonesia (Bandung) agrupando a países de África y Asia. Las burguesías de estas regiones trataban de buscar una “independencia” con respecto a los bloques imperialistas salidos de la Segunda Guerra Mundial: el bloque occidental regenteado por los EUA y el bloque “socialista” capitaneado por la URSS. Su objetivo era justamente “no alinearse” y tratar de mantener su “independencia”. Desde su origen tal “independencia” se mostraba más como un discurso que una realidad. Un eje en su fundación fue su principio “antiimperialista” lo cual condujo a sus integrantes a coquetear con la política “antiimperialista” del bloque soviético, tal fue el caso del árabe Nasser, del indio Nehru, de Sukarno en Indonesia y la posición “critica” de Tito en Yugoslavia. Cabe recordar que la Cuba de Castro fue el único país latinoamericano que participó a la fundación de ese movimiento.

 

La historia del siglo pasado ha demostrado con sangre el significado de la llamada “independencia” y de su expresión más radical: la “liberación nacional”. Cada vez que una burguesía regional trataba de zafarse de la dominación de una gran potencia era para caer irremediablemente en manos de otra. Por ejemplo, a finales de los 50 y principios de los 60, Cuba escapó a la tutela norteamericana pero sólo para pasar a formar parte de los peones soviéticos. Cada lucha de liberación nacional representó un escenario donde los bloques de entonces peleaban a muerte por el dominio mientras que la población y los trabajadores eran utilizados como simple carne de cañón.

 

El MNOAL fue el complemento ideal de aquella teoría maoísta de “los Tres mundos” (el mundo formado por las grandes potencias “imperialistas”, el de los capitalista industrializados pero “dominados políticamente” y el “tercer mundo” formado por “colonias y países pobres”), en realidad, era la expresión de las burguesías menores de la periferia del capitalismo en sus intentos vanos por tratar de no ser engullidos por los bloques que dominaban la escena mundial. El hecho de que este Movimiento se reivindique de la Carta de los principios de la ONU nos da una idea de tal independencia.

 

La “neutralidad” de los “no alineados” es y ha sido una mistificación. Aunque rechazaban el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia, sus gimoteos por el desarme nuclear expresaba más bien la frustración y la importancia de una burguesía que había sido excluida de las posibilidades de disputar el control mundial. Una vez que los bloques imperialistas surgidos de la Segunda guerra mundial se derrumbaron con la caída del Muro de Berlín en 1989, los “no alineados” quedaron “sin línea”. Ha sido la evolución de los EUA como gendarme mundial y representante del capitalismo internacional con sus “guerras preventivas” y su hegemonía lo que ha despertado de nuevo los pataleos de los pequeños tiburones imperialistas de la periferia. Parece que oponerse a Washington es un interés “común”, pero es un interés completamente opuesto al del proletariado y que esconde las ambiciones de burguesías regionales tipo Chávez en Venezuela, Irán en medio Oriente y que son vistas con simpatías por una burguesía europea que rivaliza a muerte con los EUA. El MNOAL sigue siendo, con las diferencias del contexto histórico, un instrumento de las rivalidades imperialista entre las grandes potencias. Más allá del discurso “neutral” las burguesías periféricas continúan girando alrededor de los intereses de las burguesías de los países centrales. Los discursos por los “derechos humanos”, contra la pobreza y demás linduras son otros tantos taparrabos ideológicos para esconder las verdaderas ambiciones imperialistas de las burguesías enanas de las llamadas “economías emergentes”.

 

 

XIV Cumbre de MNOAL: eje de la contestación contra los EUA

 

El telón de fondo de esta cumbre es la enfermedad de Fidel Castro y las bravatas de Hugo Chávez de Venezuela. Lo que a ambos los une no es, desde luego, un supuesto marxismo o los “ideales del comunismo”, lo que los une es una oposición a la dominación de la burguesía norteamericana en la región. Esta impugnación ha orillado a la burguesía venezolana, por ejemplo, a apoyar las causa de la “independencia nuclear” de Irán, del “Estado palestino”, etc. No es casual que esta Cumbre haya declarado su rechazo a las “guerras preventivas, las cárceles secretas y la invasiones a otros países”, para nadie es un secreto que este tipo de declaraciones tienen un destinatario: los Estados Unidos.

 

Es evidente que Fidel Castro goza de una “reputación antiyanqui” y los estertores de su muerte no hacen sino reavivar su aureola de “luchador”. Hay que afirmar claramente que esa oposición a la burguesía norteamericana no significa que Fidel Castro represente intereses de los trabajadores. Todo el izquierdismo se apresura a asimilar siempre la oposición a los EUA como una posición proletaria lo cual es completamente falso. Las denuncias al “imperialismo yanqui” siempre se han cuidado de no incluir a los imperialismos de otros lugares del planeta. Imperialista es la burguesía americana, europea asiática o latinoamericana. Como señalara Rosa Luxemburgo, “La política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo (…) Es un fenómeno internacional (…) y al cual ningún Estado podrá sustraerse.” (La crisis de la socialdemocracia)

 

Finalmente, las bravuconadas de Chávez en la ONU tratando a Bush como un “demonio” refleja, por un lado, la vacuidad de argumentos de una burguesía sin futuro y, por otro lado, es la repetición del viejo discurso ideológico de la burguesía mundial que concentra en un individuo la responsabilidad de la guerra o de la crisis económica para evitar cualquier reflexión sobre las causas reales de la quiebra de este modo de producción. Todos los intelectuales del planeta junto con sus corifeos del izquierdismo teorizan la existencia de un “nuevo imperio” encabezado por los EUA y si bien ya no existen los bloques sí habría una causa común: “oponerse al imperio”. Sin embargo, esta oposición no rebasa el límite reaccionario de abogar por una “democratización mundial”, es decir, ¡nada de acabar con el capitalismo!... simplemente se trae a colación el viejo refrito de “humanizar la explotación”. Las declaraciones de “solidaridad internacional y apertura hacia el multilateralismo” por parte de el MNOAL es sólo un aderezo ideológico para engañar a los trabajadores del mundo en cuanto a las verdaderas intenciones de las burguesías agrupadas en ese costal de gatos.

 

 

Una crisis del liderazgo norteamericano

 

La crisis en el Medio Oriente por la que atraviesa la burguesía de los Estados Unidos como lo es el atolladero sangriento en Irak y el reciente fiasco en el Líbano así como las dificultades para meter en cintura a la burguesía iraní, no hace sino alimentar las veleidades de los otros buitres imperialistas, aunque más pequeños, agrupados en un organismo cuya única razón de ser es atizar la contestación al poderío norteamericano. Madeleine Albright, secretaria de Estado de Hill Clinton, ya decía en su momento que “el recelo hacia los EEUU aumentó en forma constante en Europa en los últimos 10 años, mientras el sentimiento anti-EEUU domina en el mundo árabe. La credibilidad de los EEUU se está hundiendo”. La administración de George Bush no sólo ha confirmado esta perspectiva sino que la ha ampliado a límites que el capital norteamericano no había conocido.

 

Ni Chávez ni Castro representan los intereses de los oprimidos, ellos representan los intereses de unas burguesías incómodas con la supremacía norteamericana en la región, burguesías cuyas pretensiones imperialistas tratan de hacerse un hueco en medio de las tensiones burguesas a nivel mundial.

 

Para la clase obrera debe ser claro que en ese tipo de organizaciones de la burguesía (MNOAL) no hay ilusiones que albergar. Por más que hablen contra la pobreza o contra la tiranía, tales discursos tratan de ganar las simpatías de los explotados a costa de inocularles la venenosa ilusión de que el capitalismo se pude “mejorar”, que el capitalismo podría tomar un rostro “humano y justo”. Lo que siempre ocultan esos discursos es que el sistema decadente y avanzando en su fase de descomposición, están llevando a la humanidad a un abismo mortal. Tales organismos son pilares del capitalismo y la revolución proletaria mundial tendrá que barrer con ellos.

 

Dan/6-10-06

 

Cuestiones teóricas: 

  • Imperialismo [18]

¡Saludo a NHTEPHAUNOHAJIH3M (“Internacionalismo”), la publicación en ruso de la CCI!

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Una de las consecuencias dramáticas de la contrarrevolución que ahogó en sangre la revolución de octubre de 1917, fue el aislamiento completo en que quedó el puñado de revolucionarios en la URSS que sobrevivieron a los gulag (siglas en ruso de la administración de los campos de concentración que el régimen estalinista había sembrado por toda la geografía de la URSS y, por extensión, los campos mismos) [19]y a las redadas de la GPU y del KGB (policía política y servicios de Seguridad del Estado en la extinta URSS), que también lograron incluso enterrar las contribuciones de la Izquierda comunista rusa. Cuando se hundió la URSS se empezó a levantar la pesada losa impuesta por la burguesía estalinista. Era pues importante que los revolucionarios de occidente y en los países de la extinta URSS intentaran volver a estrechar lazos para intercambiar sus experiencias e ideas, de manera que los revolucionarios de esos países puedan volver a encontrar el lugar que les corresponde en el medio político proletario internacional. Por eso es por lo que la CCI participa desde 1996 en las conferencias organizadas en Moscú (y en Kiev en 2005) por el grupo Praxis, y ha establecido un trabajo regular de correspondencia con varios grupos y contactos en Rusia y Ucrania. Ya hemos publicado varios artículos sobre esta correspondencia en nuestra página web en ruso. Acabamos también de sacar en ruso la última de las publicaciones impresas de la CCI (Internacionalismo, en ruso, ver imagen) para facilitar los intercambios de ideas especialmente con los compañeros que no tienen acceso a Internet.

 

 

desarrollo de la conciencia y la organización proletaria: 

  • Corriente Comunista Internacional [20]

¿Situación revolucionaria en México?

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Los conflictos postelectorales alimentados, promovidos y financiados por fracciones de la misma burguesía han dado lugar a toda clase de especulaciones. Hoy abordaremos una particularmente mistificadora y que corre a cargo del izquierdismo radical (principalmente de diversos grupos trotskistas) y que consiste en hacernos creer que estaríamos en una situación revolucionaria, con soviets, con situaciones de doble poder –características de la revolución proletaria– y al borde de que los trabajadores tomen el poder. Es lamentable que no sea así, pero al afirmarlo expanden la confusión y empujan a los trabajadores a guardar esperanzas en acciones claramente alejados de su control, y bajo el dominio de la burguesía.

 

Iniciemos con una afirmación expuesta en un volante del trotskista “El Militante”[1 [21]]: “La descomposición sin precedentes del aparato del estado es uno de los síntomas más claros de que estamos en la puerta de un proceso abiertamente revolucionario. El elemento más importante (…) es la disposición de lucha de las masas y la voluntad de llevar esta lucha hasta el final, sólo hace falta que esa voluntad de lucha se encauce hacia la toma del poder por los trabajadores y la destrucción total del aparato de estado burgués; es por ello que el programa, la estrategia y la táctica que determine la Convención nacional Democrática (CND) serán determinantes para el futuro del movimiento” (el subrayado es nuestro).

 

Ante ello es necesario aclarar que el desarrollo de una enorme combatividad o voluntad no significa que haya una conciencia clara de qué hacer y a dónde ir. Combatividad y conciencia no están necesariamente unidas en el desarrollo de luchas, es por ello que muchas de esas expresiones acaban en revueltas sin perspectiva. La combatividad y la conciencia tienden a unirse en la medida en que una situación revolucionaria mundial se empieza a dibujar en el horizonte. La revolución será una obra ante todo conciente. Pero además hay que marcar que esa “voluntad de lucha” está sometida a las orientaciones de una fracción de la burguesía, porque la CND es una defensora de la democracia, del Estado y, desde luego, no cuestiona ni cuestionará un ápice la dictadura del capital sobre el trabajo.

 

Los trabajadores y las masas no explotadoras atrapadas en la enorme ilusión del circo electoral tienen muchas dificultades para ubicar el rumbo a tomar, para decidir a dónde ir, por eso cuando El Militante afirma que “estamos en la puerta de un proceso abiertamente revolucionario” busca crear un falso ánimo entre los trabajadores para desarmarlos y entregarlos así al control de la fracción burguesa a la que representa Obrador, el PRD y la CND.

 

Una situación similar de confusión se expone también en torno a lo que ocurre en Oaxaca. La demanda de rezonificación del magisterio de Oaxaca fue enterrada después del 14 de junio bajo el pretexto de que el enemigo central era el gobernador, sin embargo la demanda de caída del gobernador Ulises Ruiz aunque aglutina (fundamentalmente a sectores sociales como indígenas, comerciantes y pequeñoburguéses) diluye la demanda de la defensa de las condiciones de vida de los trabajadores y más aún la somete a una vana esperanza de que el cambio de un personaje o funcionario puede cambiar la situación de explotación y miseria que viven. Sin duda entre los trabajadores presentes en la APPO, a pesar de ser opacados por las acciones desesperadas de las clases y estamentos medios que congrega, expone un sentimiento sincero y una disposición al combate, empero su fuerza es desviada y desvirtuada.

 

Ante estos hechos otro grupo trotskista, la Liga de trabajadores por el socialismo-Contracorriente (LIT-CC), en su periódico “Estrategia Obrera” nº 53 (16-09-2006) cumple su papel de instrumento de confusión. A pesar que denuncia al PRD termina llevando agua al molino de la burguesía: “…la combinación de una fuerte crisis en las alturas, la existencia de un movimiento democrático de masas y la comuna de Oaxaca, abren una situación prerrevolucionaria, que puede ser preámbulo de la segunda revolución mexicana, obrera y socialista”.

 

Dejemos para otra ocasión la denuncia de la “revolución mexicana”. Por ahora nos interesa demostrar que la famosa premisa de Lenin cuando caracteriza a una situación revolucionaria: “los de arriba ya no pueden gobernar”, nada tiene que ver con lo que estamos viviendo en Oaxaca, en donde efectivamente hay un proceso de radicalización, pero que se expresa como acciones desesperadas, sin tener más objetivo que el de sacar del gobierno al sátrapa Ulises Ruiz. En ese mismo sentido, llamar “Comuna de Oaxaca”, aparece como una frase demagógica con el único objetivo de confundir a los trabajadores pues está totalmente fuera de la realidad, no sólo porque las manifestaciones son dominadas por una masa en la que el proletariado se encuentra sometido tanto en los objetivos como en las decisiones, sino además porque justamente la Comuna de París legó una gran lección al movimiento obrero, y que el marxismo siempre ha defendido: no se trata de “conquistar” la maquina estatal sino de destruirla de arriba abajo, y pedir la destitución de Ulises Ruíz está muy lejos de plantearse la “destrucción” del Estado. Por eso decir que en Oaxaca hay una “Comuna” no es simple imprecisión histórica, es una forma alevosa de darle un tinte proletario a un movimiento que está completamente fuera del terreno de la clase obrera.

 

Para otro grupo troskista, Germinal (España) la APPO es “el embrión del posible estado obrero[2 [22]], el organismo de naturaleza soviética más desarrollado que se ha visto en muchas décadas en todo el planeta” (documento del 13-09-06). Esta afirmación no sólo es exagerada sino falsa, no es un error por “ignorancia”, es una deformación malintencionada para que los trabajadores vean un soviet donde hay un frente interclasista. Un soviet o consejo obrero es una organización que se gesta en periodo prerrevolucionario o directamente revolucionario, en ellos participan todos los trabajadores, sus asambleas son el alma de la vida de la insurrección, sus delegados son elegibles y revocables. En la APPO se han enquistado los “líderes” de conocida cercanía con las estructuras de poder (como los voceros de la APPO: Rogelio Pensamiento, conocido por sus relaciones con personeros del PRI, el ex diputado de PRD, Flavio Sosa o el sindicalista del SNTE, Rueda Pacheco, del que se sabe recibió durante mucho tiempo “apoyos económicos” del mismo gobierno de Ulises Ruíz). Pero además, si vemos la composición del tal “soviet” veremos que, como lo constata la primera acta de la APPO, ésta se constituyó con 79 organizaciones sociales, 5 sindicatos y 10 representantes de escuelas y padres de familia. Esa amalgama permite la expresión de todo, menos la independencia y la autonomía del proletariado.

 

Ese “soviet” o “comuna” del que hablan los trotskistas no se distingue, en su práctica de las decisiones tomadas por cualquier organismo preocupado por la buena marcha de los negocios capitalistas, el mismo grupo Germinal lo señala y es el primero en aplaudirlo: “se ha creado una policía municipal propia (el ‘cuerpo de topiles’)” y “el 3 de septiembre, al tiempo que aprobó convocar la construcción de asambleas populares en todos los estados de México, decidió: (…) que en los bandos se contemple la reactivación de la economía, seguridad ciudadana, limpieza y embellecimiento de la ciudad, bando para el transporte urbano y suburbano, bando para atraer al turismo y un bando para la convivencia armónica” (el subrayado es nuestro). Estos son los hechos que lleva a que afirmen que es lo “más desarrollado que se ha visto en muchas décadas en todo el planeta”, es decir, ¡la defensa pura y simple de un mejor funcionamiento económico, político y social del capitalismo!

 

El descontento en Oaxaca es real, los maestros están en la miseria al igual que millones de sus hermanos de clase en el resto del país y del mundo, pero su descontento ha sido desviado y sometido, por eso la APPO no muestra lo que hay que hacer sino más bien lo que no debemos imitar. La autonomía del proletariado sigue siendo un problema en busca de solución.

 

Marsan. 10-10-06

 

 



[1] [23] Este grupo se hace llamar “voz marxista de los trabajadores”, aunque no tiene empacho en denominarse corriente “cofundadora del Partido de la Revolución Democrática”

 

 

[2] [24] Añadimos sólo de paso que para la CCI “Estado obrero” es un contrasentido. Los obreros tendrán que destruir el estado y no bastará con agregarle el apellido “obrero” para cambiar su naturaleza. Véase nuestro folleto “El Estado del periodo de transición”, disponible sólo en francés.

 

 

Situación nacional: 

  • Mexico [1]
  • Lucha de clases [2]

Estalinismo, enemigo de la clase trabajadora

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Luego de la implosión del bloque imperialista comandado por la URSS a fines de la década de los 80, los grupos de la izquierda del capital se esforzaban por desmarcarse de sus posturas reivindicativas de Stalin, la misma burguesía realizó una ardua campaña sobre la “muerte del comunismo” basada en la absurda igualación del estalinismo con el marxismo, sin embargo esa campaña se ha deslavado, y su efecto de confusión en las filas de la clase obrera ha disminuido, no obstante el empeño de la clase dominante por denigrar al marxismo la conduce a reciclar o “modernizar” al estalinismo y empujar así a su “renacimiento”, creando incluso presentaciones con matices para cada caso. En su versión más light se encuentran grupos que esconden un poco su pasado estalinista como Refundazione Comunista (Italia) y que son puestos ahora como ejemplo de la “izquierda moderna”, otras presentaciones son más “cómicas”, tienen un estilo religioso, de alabanzas y mentiras, con presencia fundamental a través de Internet, como el Foro: “Movimiento Stalin Vive”, pero la forma más burda y grotesca es la que representan las viejas estructuras estalinistas que escondidas bajo la denominación de “marxistas-leninistas” pretenden borrar la historia y colar nuevamente al estalinismo como una corriente proletaria.

 

En las manifestaciones que se han realizado por Marcos en torno a la “6ª declaración” y en los actos realizados por la APPO, hemos visto como telón de fondo la foto de Stalin, seguida de las de Marx, Engels y Lenin, con lo que intentan los estalinistas del PCMm-l, meter de contrabando la idea de que hay una continuidad histórica entre Stalin y el marxismo. En ningún momento hemos visto que la APPO o Marcos se incomoden por tal escenografía, en particular la actitud de Marcos, tan “burlón” de lo que representa el marxismo, parece no incomodarle en absoluto el mensaje de las imágenes, por el contrario, (a pesar de las “protestas” de sus seguidores trotskistas[1] [25] le permite mostrar su “tolerancia y apertura”... hacia todo aquello que denigre al marxismo[2] [26].

 De la misma forma, en una pretendida reflexión histórica, el maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR) de EUA, expone así el significado de Stalin: “A Stalin lo han demonizado espantosamente, lo cual no ayuda a captar su verdadero papel histórico ni los grandes logros de la Unión Soviética... Stalin dirigió las luchas para colectivizar la agricultura y socializar la industria... Stalin dirigió la lucha contra todo eso, pero también tuvo deficiencias muy grandes. En los años 1930, cuando la revolución se encontraba en una situación de mayores presiones, recurrió más y más a medidas administrativas en vez de apoyarse en la actividad consciente de las masas. Era necesario suprimir a las fuerzas contrarrevolucionarias, pero ante las crecientes amenazas, Stalin reprimió a gente que simplemente planteó desacuerdos o disentimiento.”

Pero su método de comprensión de la historia lo sintetizan así: “Bob Avakian (dirigente del PCR, al que ellos llaman “nuestro presidente”) señala que si la burguesía defiende a Madison y Jefferson —figuras centrales de la Independencia (una revolución burguesa) que eran dueños de esclavos— los revolucionarios debemos defender a Stalin y a la vez criticar sus errores y aprender de ellos.” (Revolución 64, 8-10-2006). Este argumento es el mismo de Sendero Luminoso (Perú) que, usando una precisión matemática (heredada de Mao), asegura que el 70% de lo realizado por Stalin fue correcto[3] [27]. Pero el estalinismo ni tiene conexión histórica con el marxismo, ni es una corriente proletaria, es la corriente política que expresa la degeneración de la revolución y del partido bolchevique, por lo que no hay nada reivindicable en ella.

Estalinismo, encarnación de la contrarrevolución

El pragmatismo de la burguesía que envuelve con un velo la realidad y juzga sin más parámetro que lo “utilitario”, no sirve para analizar el significado del estalinismo. Esta visión pragmática repetida por el estalinismo parece plantear: Si el socialismo en un solo país funcionó y Stalin condujo a “ganar” la guerra, entonces, es “bueno” y está en continuidad con el marxismo, no importa que medios usó, ni que representó materialmente esa actuación; todo lo resume al principio jesuita: “el fin justifica los medios”, y a la medición “bueno o malo”. Trotsky, en “Su moral y la nuestra”, explica como el pensamiento burgués, recurriendo al pragmatismo establece analogías como las que hace el estalinismo para igualar a Stalin con Marx o Lenin: “El rasgo fundamental de esas asimilaciones e identificaciones lo constituye el ignorar completamente la base material de las diversas tendencias, es decir, su naturaleza de clase, y por eso mismo su papel histórico objetivo. En lugar de eso, se valoran y clasifican las distintas tendencias según cualquier indicio exterior y secundario... Así, para el papa romano, los francmasones, los darwinistas, los marxistas y los anarquistas son gemelos, puesto que todos por igual niegan sacrílegamente la Inmaculada...” (El subrayado es nuestro).

De manera que para entender el papel que Stalin tiene en la historia, no podemos (como lo hace el PCR o Sendero) asirnos al pensamiento burgués, no basta tampoco establecer un juicio solamente de su conducta individual sin ver las conexiones históricas presentes en ese momento.

De esta manera, no podemos dejar de señalar que el carácter de aventurero político de Stalin, su ambición y orgullo desmedido marca sin duda su comportamiento, sin embargo criaturas como él, pueden emerger y extender el terror cuando hay las condiciones materiales particulares, que en este caso es la derrota de la revolución. Esto quiere decir que no es la presencia y actuación sanguinaria de Stalin la que condujo a esta derrota, sino que es la derrota lo que permitió su hegemonía. El estalinismo tan sólo dio cuerpo a la contrarrevolución, que se expresa de manera fundamental a través de las “tesis del socialismo en un solo país” (1925), en el ataque y la persecución feroz en contra de los militantes revolucionarios y en el sometimiento del partido bolchevique (y la III Internacional) a la defensa de los intereses nacionales de la “patria socialista” rusa. Estos hechos representan el abandono total del marxismo.

Ante la oleada revolucionaria extendiéndose por diversas partes del planeta, la burguesía mundial respondió reprimiendo con gran ferocidad, colocando así un “cordón sanitario” en torno a la revolución encabezada por el proletariado ruso, deteniendo la extensión de la revolución y derrotando así al proletariado mundial. Ante el aislamiento de la revolución, la clase obrera no pudo conservar su dictadura revolucionaria: el poder de los soviets es destruido y el partido bolchevique, otrora instrumento de la revolución, degenera transformándose en un partido de Estado. Así, lo que impone Stalin y su camarilla no es un “Estado obrero degenerado” como repite el trotskismo[4] [28], sino un Estado encargado de cumplir la explotación y por tanto la extracción de plusvalía, representando, por ello, la nueva forma de la burguesía. Así mismo, la persecución, exilio, prisión y ejecución de los militantes comunistas que las grandes democracias y el fascismo llevara a cabo, son repetidas, con igual saña por el estalinismo, revelando su naturaleza contrarrevolucionaria.

Ya en 1919, el grupo Centralismo Democrático, liderado por Ossinky, Smirnov y Sapranov, había comenzado a alertar contra el “marchitamiento” de los Soviets. En 1923, el Grupo Obrero, encabezado por Miasnikov expone importantes críticas y revela la dificultad de permitir que el partido bolchevique se transformara en un partido de Estado, sin embargo es la derrota de la oleada revolucionaria (que muestra sus últimas expresiones en la huelga general de Gran Bretaña, en 1926 y la revuelta de Shangai de 1927) lo que permite que la contrarrevolución imponga su dominio, y las democracias, el nazi-fascismo y el estalinismo extiendan un periodo de sometimiento y terror en contra de la clase obrera.

 “Socialismo en un solo país”: negación del marxismo

 Un aspecto que favoreció la extensión de la confusión y de la contrarrevolución, fue el aprovechamiento que hizo Stalin del prestigio de Lenin; era necesario para imponer más fácilmente su poder el presentarse como continuador de Lenin y defensor de los principios marxistas, para ello suele usar una fórmula a la que recurre en cada discurso consistente en denominarse “marxista-leninista”, es sobre esta creación fantasmal que falsificará la historia. El hecho más escandaloso, es la afirmación de que las tesis del “socialismo en un solo país” son producto del desarrollo del marxismo.

 Stalin en “Cuestiones del leninismo”, afirmó que el leninismo era el marxismo de la época imperialista, y la fuerza política que asumía al interno del partido le permitió decretarse como el “verdadero” interprete de Lenin, de forma que cualquier aberración que afirmara la presentaba como una deducción “leninista”, así fuera el abandono del principio internacionalista, la defensa de la economía nacional, los crímenes contra viejos militantes bolcheviques, la imposición de mayores ritmos de trabajo o su alianza con otras fuerzas imperialistas. Con esta falsificación total del marxismo refuerza el sometimiento de la clase obrera y abre (desde los 30 y hasta 1968) una era negra de contrarrevolución. Son estas aberraciones lo que los denominados “marxistas-leninistas” pretenden revivir.

Democracias, cómplices del estalinismo

Hipócritamente las grandes democracias critican los crímenes de Stalin, sin embargo cuando lo hacen pretenden hacer la identidad con el marxismo y por ese conducto vomitar todo su odio contra el proletariado. Para el burgués “crítico” no existe diferencia entre marxismo y estalinismo, empero los trabajadores no pueden olvidar que si el capitalismo de Estado en su versión estalinista (del que podemos ver en Cuba sus últimos reductos) se fundó en la posibilidad del “socialismo en un solo país”, el marxismo defiende el principio internacionalista, resumido por Engels en 1847: “… la revolución comunista no será una revolución puramente nacional sino que se producirá simultáneamente en todos los países (…) Es una revolución universal y tendrá, por eso un ámbito universal.”

Cuando la burguesía critica a Stalin, olvida mencionar que la democracia y el estalinismo se dieron la mano al participar en la 2ª Guerra Mundial, y en la defensa de “la patria socialista”, lo que muestra abiertamente el papel que jugó Stalin como representante de una fuerza imperialista en la disputa internacional.

 Antes la burguesía internacional había visto en Stalin a su igual cuando en 1934 es aceptada la URSS en la Sociedad de las Nacional (antecedente de la ONU), la misma organización a la que Lenin había llamado “pandilla de ladrones”. Los trabajadores no deben de olvidar que fueron los Estados democráticos los que aplaudieron la faena represiva de Stalin en contra de los revolucionarios y hoy esconden que fueron “honorables” miembros de la democrática “Liga de los derechos del hombre” (con sede en Francia) los que “certificaron” la “legalidad” de las purgas y procesos en contra de los bolcheviques[5] [29], por todo ello, la tradición proletaria y los combates de los trabajadores no tiene ninguna herencia en el estalinismo, por el contrario, el estalinismo en todas sus variantes (maoísmo, guevarismo, castrismo...) no es sino un instrumentos del capital.

Tatlin/15-0ctubre-2006

[1] [30] Este hecho lo ha tratado Edgar Sánchez (ex diputado por el PRD y dirigente del trotskista PRT), no obstante al pretender mostrar que no hay continuidad entre Stalin y Lenin, concluye que hay una relación entre lo defendido por Lenin y los planteamientos del EZLN (ver Bandera Socialista 22). Ni aún tomando los desarrollos más endebles de Lenin, alguien, con un mínimo de honestidad intelectual, podría compararlo con el EZLN.

[2] [31] . Hay que tomar en cuenta también que el EZLN proviene del grupo denominado Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), defensores febriles de Fidel Castro, no es raro que el mismo Marcos en su tour por Sinaloa hace unas semanas rindiera “homenaje” a la llamada “revolución” cubana.

[3] [32] En “Entrevista al Presidente Gonzalo” (líder preso de Sendero) se dice: “Del camarada Stalin mucho se habla y se le ataca pero es lamentable que otros también lo hagan, imputándole multitud de errores y denigrándolo. Creemos que el camarada Stalin es un gran marxista-leninista. Lo que el Presidente Mao dijera de él es correcto, erró en un 30 por ciento y la raíz de ese error estuvo en sus limitaciones del manejo de la dialéctica; pero nadie puede negar su condición de gran marxista...”.

[4] [33] Una divergencia fundamental entre Trotsky y la Izquierda Comunista Rusa es que mientras el primero iba a permanecer toda su vida atado a la noción de la defensa de la URSS, reconociendo una condición proletaria en el estalinismo, los comunistas de izquierda vieron que el triunfo del estalinismo –incluso con sus giros de “izquierda”– era el triunfo de la clase enemiga e implicaba la necesidad de una nueva revolución (no sólo política). 
[5] [34] En particular los procesos contra Zinóviev y Kámenev.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Herencia de la Izquierda Comunista: 

  • El estalinismo, el bloque del Este [35]

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