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A lo largo de la evolución de la crisis de la Fracción la C.E. se dejó guiar por este doble criterio: por un lado evitar medidas disciplinarias y por otro insistir en el sentido de lograr que los compañeros de la minoría se coordinasen con vistas a formar una corriente en la organización. Esta tendería a demostrar que una corriente se había apartado de las bases fundamentales de la organización, mientras que otra - la nueva - se mantenía como la verdadera y fiel defensora de esos principios . Esta confrontación polémica sólo podría tener lugar en el Congreso.
Repetidas veces, en la reunión parisina del veintisiete de septiembre que vio nacer el Comité de Coordinación, la C.E. exhortó a la Fracción a que aguantara una situación en la que la minoría gozaba de un régimen de favor – no participaba en el esfuerzo financiero necesario para la vida de la prensa y a la vez escribía en ella. La única meta de la C.E. era evitar que la ruptura se hiciese sobre cuestiones de procedimiento.
Inmediatamente después surgió la amenaza de una ruptura en el caso de que la C.E. no reconociera al grupo de Barcelona. La C.E., basándose siempre en el mismo criterio, es decir, que la escisión debía hacerse sobre cuestiones de principio, de ninguna manera sobre cuestiones particulares de tendencia y menos aun sobre cuestiones de organización, llegó a reconocer al grupo de Barcelona.
Por fin, cuando la C.E. no pudo hacer menos que comprobar que la minoría se negara a intercambiar con la otra tendencia la documentación que se refería a la vida política significaba la ruptura de la organización (y a pesar de eso la C.E. seguía manteniendo la necesidad del Congreso), con una comunicación “verbal” del camarada Candiani, la minoría nos informó que iría inmediatamente a la ruptura.
La última solicitud de la C.E., del 25 de noviembre, recibió una contestación que impide cualquier tentativa ulterior de la minoría para estar presente en el Congreso.
En estas condiciones, la C.E. hace constar que la evolución de la minoría es la prueba patente de que ya no se la puede considerar como una tendencia de la organización sino como resultado de la maniobra del Frente Popular en el seno de la Fracción. En consecuencia, no se puede plantear un problema de escisión política de la organización.
Por otra parte, teniendo en cuenta que la minoría se combina con fuerzas enemigas de la Fracción y claramente contrarrevolucionarias (Giustizia e Libertá, restos del trotskysmo y maximalistas) a la vez que proclama inútil discutir con la Fracción.
La C.E. decide la expulsión por indignidad política de todos los camaradas que se solidaricen con la carta del Comité de Coordinación del 25 de noviembre de 1936 y deja quince días a los compañeros de la minoría para que se pronuncien definitivamente. Estos camaradas están invitados a mandar una respuesta individual para el trece de diciembre salvo los compañeros que residen en Barcelona en espera de su Congreso para que puedan documentarse por completo sobre la situación. Esas reservas no conciernen al camarada Candiani quien antes de su regreso ha tenido la posibilidad de conocer perfectamente la situación.