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La Comisión Ejecutiva intenta mantenerse con firmeza fiel al principio de que la escisión en seno del órgano fundamental del proletariado perturba y detiene el delicado proceso de la vida y de la evolución en este ultimo, excepto cuando la escisión es el resultado, en la práctica, de divergencias programáticas que sólo expresan o tienden a expresar las reivindicaciones históricas no de una tendencia sino de la Clase en su totalidad.
La C.E. hace constar que la minoría se expresa con otros criterios y amenaza con pasar a la escisión no solo antes del Congreso sino antes de que haya empezado, la discusión; y eso, en base a la controversia sobre el reconocimiento o no del grupo de Barcelona. A pesar de la intimidación de la minoría, la C.E. se mantiene en el deber de salvaguardar la aplicación del principio de la necesidad del Congreso para la solución de la crisis de la fracción.
La C. E. había ratificado las posiciones tomadas por uno de sus representantes que consistían en tomar acta de todas las decisiones del Comité de Coordinación. Pero el Comité se había limitado a pedir el reconocimiento del grupo de Barcelona, lo que no representaba una decisión sino una simple petición a la C.E. que quedaba libre de tomar la decisión. Resulta inexacto pues hablar de compromisos no cumplidos.
La C.E. se ha basado en un criterio elemental y de principio de la vida de la organización cuando decidió no reconocer al grupo de Barcelona. Y por eso consideramos que ni siquiera fueron discutidas por el Comité de Coordinación y que fueron comunicadas en nuestro precedente comunicado. No se decidió ninguna exclusión contra los miembros de la Fracción y por eso resulta incomprensible la decisión del Comité de Coordinación cuando considera como excluido al conjunto de la minoría si el grupo de Barcelona no es reconocido.
La C.E. ante el estado actual de imperfección en la elaboración de las normas que reglamentan la vida de una organización en un momento de crisis – aunque convencida de lo justo de su decisión precedente -, para llevar al conjunto de la Fracción a la fase ulterior de la discusión programática y ante el ultimátum del Comité de Coordinación, rectifica su decisión anterior y reconoce al grupo de Barcelona.
La C.E. había planteado también algunas consideraciones políticas que se referían a la imposibilidad de integrar a nuevos militantes en un periodo de crisis que acabaría en escisión – según la convicción de las dos tendencias - , ya que los nuevos elementos venidos a la organización sobre la base de los problemas en discusión se hubiera encontrado en la absoluta imposibilidad de resolver el problema fundamental que se refiere a puntos del programa y que sólo puede ser solucionado por los que formaban parte de la organización antes de que se declarara la crisis y que habían aprobado los documentos de base de la Fracción.
El Comité de Coordinación sigue por un camino que no puede conducir a ningún resultado positivo para la causa del proletariado, pretendiendo además que lo único que ha guiado a la C.E. es el miedo a volverse minoría. El Comité de Coordinación sabe también como la C.E. que en el caso absurdo de contar con los votos de los proletarios que se afiliaron a la Fracción en Barcelona, la presunta inversión de las relaciones actuales no se hubiera verificado.
La C.E. exhorta a todos los compañeros para que tomen conciencia de la gravedad de la situación y que se mantengan en sus posiciones para poder pasar a una discusión cuya meta no será el triunfo de una u otra tendencia sino la habilitación de la Fracción a hacerse digna a la causa del proletariado revolucionario rechazando ideologías que acabarán revelándose a lo largo de los acontecimientos españoles como elementos nocivos para la lucha de la clase obrera.
BILAN nº 36. Oct./Nov. 1936