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El 5 de agosto de 2024, decenas de estudiantes aplaudían en el tejado de la residencia de la fugitiva primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina. Celebraban la victoria de la lucha que había durado cinco semanas, cobrando 439 vidas y que finalmente había derrocado al gobierno actual. Pero ¿qué tipo de “victoria” era en realidad? ¿Fue una victoria del proletariado o de la burguesía? El grupo trotskista Revolutionary Communist International (Internacional Comunista Revolucionaria, RCI, la antigua Tendencia Marxista Internacional) afirmó sin rodeos que se había producido una revolución en Bangladesh y que las manifestaciones habían llegado al punto de poder “denunciar la farsa de la ‘democracia’ burguesa, convocar un congreso de comités revolucionarios y tomar el poder en nombre de las masas revolucionarias [y] que un Soviet de Bangladesh estaría a la orden del día si fuera el caso”[1]
La economía de Bangladesh ha estado en problemas desde hace varios años. La crisis económica internacional ha tenido un gran impacto en ese país debido al aumento extremo de los precios de los alimentos y el combustible. La inflación alcanzó casi el 9,86% a principios de 2024, una de las tasas más altas en décadas. El país está al borde de una crisis financiera debido al alarmante nivel de quiebras bancarias en el sector privado. Desde mayo de 2020, la moneda nacional, el taka, ha perdido un 10% de su valor frente al dólar estadounidense. La deuda pública se ha disparado del 30% del PIB en 2012 al 40% del PIB en 2022. La deuda externa superará los cien mil millones de dólares a finales de 2023. El desempleo afecta a casi el 9,5% de los 73 millones de población trabajadora...
Una sociedad que se pudre desde sus raíces
En 2023, Bangladesh figuraba entre los diez países más corruptos del mundo. La corrupción está omnipresente en todos los niveles de la sociedad bangladeshí, y las empresas están sujetas a costosos e innecesarios requisitos de licencias y permisos. A menudo se intercambian pagos irregulares y sobornos para obtener resoluciones judiciales favorables. El Corporate Anti-Corruption Portal (Portal Corporativo Anticorrupción) sitúa a la policía de Bangladesh entre las menos fiables del mundo. La policía amenaza y/o detiene a la gente con el único fin de extorsionarla.
Durante años, la Liga Awami, el partido ‘socialista’ de Sheikh Hasina, en colaboración con la policía, ha ejercido el poder en las calles mediante la extorsión, el cobro ilegal de peajes, la ‘mediación’ para acceder a servicios, por no mencionar la intimidación de opositores políticos y periodistas. Las prácticas mafiosas de la Liga Chhatra de Bangladesh (BSL), el ala estudiantil de la Liga Awami, son notorias. Entre 2009 y 2018, sus miembros mataron a 129 personas e hirieron a miles. Durante las protestas de este año, fueron ampliamente odiados por su comportamiento despiadado, especialmente hacia las mujeres. Durante años, han podido cometer estos crímenes con impunidad, gracias a sus estrechos vínculos con la policía y la Liga Awami.
El gobierno de Sheikh Hasina, que asumió el poder en 2009, se convirtió rápidamente en un régimen autocrático. En la última década, ha establecido su control exclusivo sobre las instituciones clave del país, como la burocracia, los organismos de seguridad, las autoridades electorales y el poder judicial. El gobierno de Sheikh Hasina ha silenciado sistemáticamente a las demás fracciones burguesas. Antes de las elecciones de 2024, el gobierno detuvo a más de 8,000 dirigentes y simpatizantes del opositor Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP).
Pero la supresión de las voces de la oposición política, de los medios de información, los sindicatos, etc. han hecho que los cimientos del régimen político sean muy inestables. La completa asfixia del ‘debate público’, incluso en el Parlamento, ha contribuido a erosionar aún más los cimientos del juego político y, en última instancia, ha contribuido a la pérdida total de todo control político. En 2024, Sheikh Hasina ya no se enfrentaba a una mera oposición leal. La mayoría de los sectores de la burguesía se habían convertido en sus enemigos acérrimos, dispuestos a meterla en la cárcel el resto de su vida e incluso a pedir su muerte.
El fracaso de la lucha contra el desempleo
Las manifestaciones se produjeron en un contexto de desempleo juvenil masivo. Y el país carece de un sistema de seguro de desempleo, por lo que los solicitantes de empleo no reciben ninguna prestación y, en consecuencia, viven en extrema pobreza. Este contexto ha convertido el sistema de cuotas, que reserva el 30% de los puestos de la función pública a los descendientes de los ‘luchadores por la libertad’ de la guerra de independencia de 1971, en una fuente de ira y frustración para todos los que se enfrentan al desempleo.
Las protestas contra el sistema de cuotas no son nada nuevo. Pero durante todos estos años, las protestas han permanecido confinadas a las universidades, totalmente centradas en el sistema de cuotas. La estrechez de miras de las reivindicaciones de los estudiantes por un reparto ‘justo’ de los nuevos puestos de trabajo en la función pública no podía servir de base para extender el movimiento a toda la clase trabajadora, incluyendo a los desempleados que no estudian.
Los estudiantes ignoraron la importancia de formular reivindicaciones unificadoras para extender la lucha a los trabajadores que se enfrentaban al mismo espectro del desempleo. Y en 2024, las reivindicaciones de los estudiantes no fueron diferentes: en lugar de intentar extender la lucha a los trabajadores, sobre la base de las reivindicaciones de los trabajadores, se encontraron una vez más atrapados en violentos enfrentamientos con la policía y las bandas políticas.
Incluso cuando el personal, los profesores y otros trabajadores de 35 universidades fueron a la huelga el 1 de julio de 2024 contra el nuevo esquema universal de pensiones, los estudiantes ni siquiera buscaron el apoyo de los 50,000 trabajadores universitarios en huelga. La huelga duró dos semanas, pero sorprendentemente, fue prácticamente ignorada por los estudiantes.
Una supuesta ‘revolución’ en beneficio exclusivo de la burguesía
Los estudiantes y una parte de la población organizaron una manifestación masiva que se convirtió en un levantamiento que desafió abiertamente al régimen. Finalmente, el 5 de agosto de 2024, Sheikh Hasina firmó su dimisión en presencia de los jefes militares y entregó el poder al ejército. El cambio de régimen, calificado de ‘revolución’, fue en realidad un golpe de Estado militar detrás del telón, en el que los manifestantes sirvieron de apoyo civil y como masa de maniobra.
Los izquierdistas citados anteriormente afirman que los estudiantes fueron capaces de “denunciar la farsa de la ‘democracia’ burguesa”. Mientras que la brutal respuesta del gobierno al movimiento mostró expresamente que un gobierno democrático elegido se había convertido en una dictadura franca y abierta, ¡la revuelta lo sustituyó por la dictadura apenas más disimulada de otra facción burguesa! Y, aun así, las organizaciones estudiantiles están pidiendo nuevas elecciones burguesas más ‘democráticas’. ¡Eso es todo en realidad!
Así, la cuestión del desempleo ha sido explotada como un medio de ajuste de cuentas entre camarillas burguesas, tanto más fácilmente cuanto que la reivindicación de un reparto ‘equitativo’ de los puestos de trabajo en la función pública sólo para los estudiantes no constituye un terreno de lucha favorable para la clase obrera. Al contrario, es una trampa, la del encierro corporativista. Las ‘masas revolucionarias’ sólo existieron en la imaginación de los izquierdistas.
Como lo muestra el hecho de que 4,5 millones de trabajadores textiles hayan ido a la huelga el año pasado, la lucha de los trabajadores contra los efectos de la crisis económica sigue siendo la única perspectiva real, porque la única clase capaz de dar una perspectiva política a la lucha contra los efectos de la crisis capitalista es la clase obrera. Pero no hay que hacerse ilusiones: la clase trabajadora de Bangladesh es demasiado inexperta para resistir, por sí sola, a las trampas que le tiende la clase dominante, con sus partidos de izquierda y sus sindicatos. Es a través de la lucha internacional del proletariado, particularmente en los bastiones más antiguos de la clase obrera en Europa, que los trabajadores de Bangladesh encontrarán el camino hacia una auténtica lucha revolucionaria.
Dennis, 10 de septiembre de 2024
[1] “Lo que la Revolución Bangladeshí nos enseña”, Revolutionary Communist International, agosto 2024 (en inglés). What the Bangladeshi Revolution teaches us, marxist.ca