50 aniversario de la caída de Allende en Chile: dictadura y democracia las dos caras de la misma "Moneda"

Printer-friendly version

El 11 de septiembre se cumplieron 50 años del golpe de Estado que comandara Pinochet para derrocar al gobierno de Salvador Allende. Este hecho la burguesía lo ha aprovechado para reforzar su campaña continua de promoción de la democracia, buscando con sus discursos y eventos de recuerdo, apretar el nudo con el que pretende atar a los trabajadores (de Chile y del mundo) a la idea de que el único camino político que tienen como explotados, es colocarse en la defensa de un Estado democrático en contra de las dictaduras. Precisamente en el principal acto del gobierno chileno, en la intervención del actual presidente, Gabriel Boric, hay una frase con la que resume la lección que la burguesía rescata de la existencia de la dictadura militar, y que le permite dar forma a su campaña: “que nunca más la violencia sustituya en nuestra convivencia el debate democrático.” De manera que en continuidad a ese argumento proclama para “Chile y el mundo: Democracia, hoy y siempre.”

No es extraño que las peroratas de otros personajes representantes de instituciones de la burguesía, expresadas en otros espacios, repitan el mismo argumento, buscando que los explotados del mundo acrecienten su esperanza en la democracia, a la que presentan como la cara opuesta del accionar sanguinario de los regímenes dictatoriales y por tanto como una alternativa, dado que permite la expresión de un “rostro humano del capitalismo”. En este sentido es que Luis Almagro, secretario general de la OEA, define a Salvador Allende como “mártir en defensa de la democracia”, mientras que el titular de la ONU, Antonio Guterres, llama a celebrar “el compromiso chileno con la democracia”. Pero con estos discursos, a la vez que buscan ampliar la mistificación de la democracia, pretenden ampliar el golpeo a la conciencia del proletariado denigrando al marxismo.

Gobierno de Salvador Allende y dictadura pinochetista, expresiones políticas de la burguesía

Sin duda el derrocamiento del gobierno de Allende por los militares, abrió una escalada represiva, en donde la tortura, la prisión, el asesinato y el golpeteo mayor a las condiciones de vida de los trabajadores, fueron prácticas llevadas al extremo. Es cierto que fueron excesivamente brutales, pero eso no debe impedir hacer un análisis sobre los mitos que se levantaron en torno al gobierno de Allende y que la burguesía sigue utilizando hoy para extender la confusión y evitar el impulso de la conciencia obrera. A medio siglo de distancia, se sigue hablando de “la vía chilena al socialismo”, escondiendo el carácter burgués del gobierno de la Unidad Popular (UP) y dando pauta para que tanto la izquierda y la derecha denigren al marxismo al igualarlo con las prácticas de ese gobierno1.

Antes y después del golpe militar, los grupos de derecha, las notas de la prensa, los informes de la CIA y las declaraciones del poder militar, insistían en calificar a Salvador Allende y a su gobierno como marxista. Allende mismo era el primero en alimentar el mito del “socialismo al estilo chileno”, el cual se sustentaba en la posibilidad del uso de las estructuras electoreras para la apertura a un proceso de “transición social”. Pero, ¿cuáles eran las bases de la política que abría ese proceso?: la estatizaciones de empresas, la inversión gubernamental, la deuda, el racionamiento del consumo y la intensificación de las cadencias productivas… pero al contrario a lo que afirmaba el gobierno de la UP, Fidel Castro y todo el aparato de izquierda burgués de hace 50 años y actual, estas medidas no exponían una transición al socialismo, al contrario, lo que representaban esas medidas era un reforzamiento del capitalismo.

En 1973, mientras estalinistas, maoístas e incluso trotskistas intervenían exponiendo el “apoyo” al derrotado gobierno de Allende, World Revolution, un grupo que iba a formar la sección de la CCI en Gran Bretaña, exponía en su intervención argumentos reflexivos sobre la naturaleza burguesa de las facciones en pugna, que terminaron llevando al golpe de Estado en Chile. De esta forma explicaba que la política de la UP, “apoyada en un fuerte sector estatal, era pura y simplemente capitalista”. En tanto que, “Pintar las relaciones capitalistas de producción con un barniz de nacionalizaciones bajo ‘control’ obrero no cambia nada; las relaciones de producción capitalistas quedaron intactas bajo Allende, e incluso fueron reforzadas al máximo. En los lugares de producción de los sectores público y privado, los obreros tenían que seguir sudando para un patrón, seguir vendiendo siempre su fuerza de trabajo. Había que satisfacer el apetito insaciable de la acumulación de capital, agudizado por el subdesarrollo crónico de la economía chilena y una inmensa deuda externa, sobre todo en el sector minero (cobre) de donde el Estado chileno saca el 83% de sus ingresos por importación…”2

Pero no solo se revela la esencia capitalista del régimen de la Unidad Popular por su ordenamiento económico, en el que la propiedad estatal se vuelve base para la continuidad de la producción de mercancías y la continuación de la explotación del trabajo asalariado… la respuesta represiva expone también claramente a que intereses son los que defiende. Así queda evidenciado en la violenta respuesta que el gobierno da a la huelga de los trabajadores de la mina El teniente (abril-junio de 1973), que, pasando por encima del control sindical habían solicitado un aumento salarial3.

Lo que implica que, los garrotes y los fusiles, cuando son controlados por el gobierno de Allende, se ocuparon de asegurar la defensa del capital, tal como lo hicieron cuando las ordenes las dictaba Pinochet. El gobierno de la burguesía, en manos de su aparato de izquierda o de derecha, coinciden en ubicar a los trabajadores como el objetivo a someter. Los actos conmemorativos del asalto a la Moneda hace 50 años, con sus elogios a la democracia, pretenden mostrar que la democracia y la dictadura militar son radicalmente opuestas. Pero son dos caras de la misma moneda: aunque difieran en su forma de operar, son de la misma naturaleza capitalista. Ambas son formas de dominación de la burguesía contra los trabajadores.

Hoy como hace 50 años, izquierda y derecha se relevan para golpear la conciencia de los trabajadores

Hace 50 años cuando se extendía la noticia del bombardeo a la Moneda, además de los pronunciamientos de la diplomacia de la burguesía que confundía sobre lo que pasaba en Chile, el aparato de izquierda organizaba caminatas callejeras para “denunciar” al “imperialismo yanki”, confundiendo también, pero sobre todo impidiendo la reflexión de los explotados. Actualmente utilizando los medios de divulgación convencionales y “alternativos”, continúan esa labor de confusión y de ataque directo en contra de los trabajadores, centrando su ataque al marxismo. Mientras que la izquierda muestra la brutalidad de gobierno de Pinochet y repite los discursos de Allende, resaltando su “heroicidad” y la de personajes como Víctor Jara o Miguel Enríquez, colaborando así en la confusión, al igualar las prácticas burguesas con el marxismo; la derecha resalta el “desastre económico” del gobierno de Allende, marcado por la inflación creciente, la caída de la producción, el desabasto y el hambre sufrida por la población, con lo que intentan justificar a los militares, pero sobre todo lo resaltan como resultado de lo que llaman las “políticas marxistas”. De esta forma en la campaña de confusión y de ataque al marxismo, que se relanza aprovechando el cincuentenario del golpe militar en Chile, izquierda y derecha relevan sus ataques.

¡Nunca más!… los trabajadores deben confiar en los partidos y gobiernos burgueses

Que nunca más la violencia sustituya la democracia” fue el lema citado por Boric y repetido por miles en las puertas de la Moneda en la noche del 11 de septiembre. Se entiende el dolor de la población que vivió y sufrió el accionar de las hordas militares, sin embargo, estas medidas deben ser reconocidas no como algo especial ajeno a la burguesía. La tortura y la represión, así como la explotación, son prácticas comunes en el capitalismo. Por eso, esa esperanza que se expone en la frase de “nunca más”, es vana, si no se comprende el carácter bárbaro del capitalismo, si no se comprende que mientras exista el capitalismo, criminales como Pinochet pueden repetirse. De la misma forma la clase trabajadora si vuelve a colocarse tras un proyecto burgués, verá repetirse la manipulación y su uso como carne de cañón en las pugnas inter burguesas, como lo hizo Allende.

Tatlin, 28-septiembre-2023

1 El gobierno de la UP fue encabezado por partidos burgueses, la mayor parte de ellos de corte estalinista: Partido Socialista, Partido Comunista, Movimiento de Acción Popular Unitario, MAPU Obrero y Campesino, además de la Central Única de Trabajadores.

2 Hoja volante de WR, distribuida en noviembre de 1973, reeditada en Revista Internacional n° 115, cuarto trimestre de 2003.

3 Los grupos de derecha hipócritamente exponían solidaridad con los mineros, aunque en realidad pretendían usarlos. “El Mercurio”, que era un periódico usado por la CIA y los grupos de derecha en pugna con el gobierno, en su edición del 18 de junio de 1973, publicitaba en primera plana: “Brigadas de marxistas agredieron a mineros”.

Geografía: 

Rubric: 

Chile