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Después de diez meses de huelgas en muchos sectores, la clase dominante, tanto en el continente europeo como al otro lado del Canal de la Mancha, ya no puede ocultar el hecho de que la clase obrera en Gran Bretaña ha levantado la cabeza. Los medios de información burgueses, inicialmente reticentes en sus reportajes, ahora deben admitir que las huelgas han batido todos los récords: no sólo por el número de trabajadores y sectores concernidos, sino también por su desarrollo en una verdadera ola de huelgas1.
La Tendencia Comunista Internacionalista (TCI), un grupo de la Izquierda Comunista tomó posición sobre estos movimientos con varios artículos y volantes. La TCI defiende globalmente posiciones de clase, insistiendo en que el capitalismo no tiene salida a su crisis cada vez más profunda y que está obligado a intensificar sus ataques contra los trabajadores, que estos últimos deben escapar de la prisión sindical si quieren superar las divisiones tomando la organización de la lucha en sus propias manos.
De la sobreestimación burda al desprecio soberano de las luchas
Pero no basta con proponer posicionamientos abstractos intercalados con análisis aleatorios. Las organizaciones revolucionarias tienen la responsabilidad de evaluar con precisión la correlación de fuerzas y el contexto en el que tienen lugar las luchas para presentar perspectivas concretas para la dinámica del movimiento. En este sentido, el análisis de la TCI sobre el significado de estas luchas es extremadamente contradictorio y revela un marco incoherente de aprensión para comprender la relación de fuerzas entre las clases.
Las primeras expresiones de la lucha en el Reino Unido despertaron inicialmente un cierto entusiasmo en la TCI: “los ataques frontales a los trabajadores provocan el inicio de una nueva resistencia [...] después de décadas de retroceso de clases" y “en la actual ola de acciones salvajes, ya vemos la posibilidad de superar tanto el marco sindical como el marco jurídico del Estado capitalista”2.
Pero posteriormente, el entusiasmo de la TCI se ha enfriado notablemente: “Todavía estamos lejos del nivel de militancia de la década de 1970”, mientras que, a principios de 2023, estimaba que “el peligro de una 'militancia salarial' rondaba: sectores aislados de trabajadores agotados por huelgas lo suficientemente extenuantes como para competir por migajas”3.
La TCI se refiere aquí a su posición sobre las luchas de la década de 1970, “cuando cada sector de la clase obrera, dividido por los sindicatos, exigió porcentajes cada vez más altos para un aumento salarial. Esto no solo no ha llevado a un cuestionamiento del sistema salarial, sino que incluso lo ha fortalecido”4 Pero sorpresa, en uno de sus artículos más recientes, la TCI se deja llevar de nuevo: “El primero de febrero de 2023 fue el mayor día de huelga en más de una década. Y esto es solo el comienzo de una ola de huelgas”5.
Aparte del hecho de que la propia burguesía se había dado cuenta de esto mucho antes que la TCI, nos gustaría entender el balance general que la TCI extrae de las luchas en el Reino Unido: ¿indican “el comienzo de una ola de huelgas" o son sólo "sectores aislados de trabajadores agotados en huelgas bastante extenuantes”? ¿Es este movimiento “el comienzo de una nueva resistencia [...] después de décadas de retroceso de clases” o ¿ha “incluso fortalecido” el trabajo asalariado?
Un análisis que no parte de un punto de vista internacional
Desde el verano de 2022, la expansión de las luchas obreras en Gran Bretaña ha inspirado movimientos similares en otros países. En consecuencia, una evaluación correcta de la oleada actual en el Reino Unido es imposible desconectándola de la evolución de la lucha de clases a nivel internacional. Sin embargo, la TCI ve las luchas casi exclusivamente a través de lentes británicos: los siete artículos producidos sobre las huelgas en Gran Bretaña carecen de referencia a las luchas que se desarrollan en otros lugares: es como si cada sector nacional de la clase obrera estuviera librando su propia lucha en su propio rincón y que la lucha global es solo una suma de luchas nacionales y no la expresión de una sola dinámica.
Es cierto que la TCI comunica sobre las luchas que tienen lugar en otras partes del mundo capitalista, pero no percibe la importancia del movimiento en el Reino Unido como expresión de una tendencia internacional del proletariado a romper con el período anterior de baja combatividad y falta de confianza en sí mismo. Sabe que las luchas en el Reino Unido y Francia tienen lugar en un terreno proletario, pero no capta, en la práctica, la base común compartida por estas dos fracciones de la clase obrera.
La visión distorsionada de la TCI de la dimensión internacional de la lucha proletaria no es nueva. Está claramente ilustrada, por ejemplo, en el artículo sobre la lucha de los trabajadores de las telecomunicaciones en España en 2015, en el que la TCI escribe que “aquí hay posibilidades concretas para la extensión internacional de la lucha porque Telefónica opera en cinco países”6. Este tipo de extensión sectorial “internacional” de la lucha sólo fortalece el corporativismo de la clase obrera y tiende a socavar su unificación internacional, mientras que la necesidad real e inmediata de los trabajadores en huelga es precisamente entrar en contacto directo con los trabajadores involucrados en la lucha “en la fábrica, hospital, escuela, administraciones más cercanas”7.
La incapacidad de la TCI para comprender el contexto histórico
Para apreciar el significado de un movimiento de clase en particular, es indispensable colocarlo en un contexto más histórico y global. Por lo tanto, para la CCI, las luchas actuales son importantes porque marcan una ruptura con un período de retroceso que se remonta a finales de la década de 1980 y a la implosión del bloque “comunista”, pero también porque confirman que este reflujo no equivalía al tipo de derrota histórica mundial experimentada por la clase obrera después del aplastamiento de su primer asalto revolucionario entre 1917 y 1923, período que cerró el resurgimiento internacional de las luchas en 1968.
Pero, en estas cuestiones, la TCI confirma su inconsistencia. Hace diez años, afirmó sin rodeos que todavía estábamos viviendo en un período contrarrevolucionario: “La fragmentación y dispersión de la clase [...] ha reducido la capacidad de la clase obrera para responder y el refrán persistente de que no hay alternativa al capitalismo es una prueba más de que la clase aún no ha superado la fuerte derrota de la década de 1920”8. Sin embargo, en 2016-2017, argumenta prudentemente que “actualmente, la clase se está recuperando lentamente de décadas de retroceso y reestructuración”9. Pero la TCI retiró rápidamente este análisis para afirmar que “todavía estamos luchando para restablecer la relación de fuerzas que hemos entendido como el de un retroceso durante 40 años”10.
La evidencia más clara de que la TCI no logra comprender el contexto histórico a nivel mundial es el hecho de que su subestimación de la importancia de las luchas de hoy va de la mano con la fuerte energía que invierte en su campaña en favor de los comités de “No a la Guerra sí a la Guerra de Clase” (No War But The Class War), que se basa en la ilusión de que la clase obrera ya es capaz de librar una lucha directa contra la guerra, sin tomar conciencia de que tal expectativa es completamente inconsistente con su idea de que el proletariado está siempre bajo el peso de una derrota histórica.
Una incomprensión del proceso de toma de conciencia en la clase
Si bien la TCI es bastante consistente en su denuncia de las divisiones sindicales, regularmente tiende a caer en la trampa de los sindicatos, cuando estos últimos utilizan un lenguaje más radical e incluso levantan la bandera de “comités de huelga” que corresponden, en realidad, a una adaptación de las estructuras sindicales para mantener su control sobre los trabajadores. Para la TCI, estos órganos sindicales son un paso adelante, como lo muestra el ejemplo de la “Combinación de Trabajadores de Autobuses” (Bus Workers Combine) creada por el sindicato “Unite”, “que es un intento de coordinación de la lucha por la mejora de los salarios y las condiciones en los distintos depósitos. Los diferentes grupos de trabajadores que unen sus luchas son extremadamente importantes y constituyen nuestra mejor oportunidad de éxito”11.
Esta actitud oportunista hacia el sindicalismo de base está vinculada a la confusión de la TCI sobre la relación entre la lucha económica y la lucha política. La noción de “militancia salarial” (ver cita anterior en el artículo) en realidad expresa una desvalorización de las luchas económicas, una subestimación de su dimensión implícitamente política.
Para la CCI, la lucha en el terreno económico es una dimensión esencial e ineludible, donde se forjan las armas del asalto revolucionario del mañana. En otras palabras, cualquier lucha proletaria “es tanto por reivindicaciones inmediatas como revolucionarias. Reivindicar, resistir a la explotación capitalista, es la base y el motor de la acción revolucionaria emprendida por la clase. [...] En la historia del movimiento obrero no hay una sola lucha revolucionaria proletaria que no sea al mismo tiempo una lucha por reivindicaciones. ¿Y cómo podría ser de otra manera, ya que es la lucha revolucionaria de una clase, de un grupo de hombres caracterizados por su posición económica y unidos por su situación material común?”12.
Para la TCI, por el contrario, “la lucha económica surge, produce lo que puede producir a nivel de demandas, luego declina sin dejar huella política. A menos que haya una intervención del partido revolucionario”13. Los trabajadores no son capaces de politizar su lucha y esto sólo puede hacerse a través de la intervención del “partido”, que funciona aquí como el deus ex machina necesario para superar la oposición entre las dos dimensiones de la lucha.
En resumen, frente a los movimientos en Gran Bretaña, pero también en toda Europa, es particularmente preocupante que una organización que pretende dar orientaciones para la lucha revolucionaria del proletariado sea incapaz de apreciar estas luchas en su período histórico y de comprender su dimensión internacional. Pero para la TCI, esta responsabilidad no parece imponerse ya que ¡“el partido” aparecerá, como Superman, para resolver todo con un movimiento de varita mágica!
D.&R., 12 de abril de 2023
1 Por ejemplo, “The UK is experiencing historic strikes” (“El Reino Unido está experimentando huelgas históricas”), Washington Post (2 de marzo de 2023)
2 “Wildcat Strikes in the UK: Getting Ready for a Hot Autumn” ("Huelgas salvajes en el Reino Unido: Preparándose para un otoño caliente", disponible en el sitio web de la TCI (agosto de 2022), con las siguientes referencias.
3 « Notes sur la vague de grèves au Royaume-Uni » (“Notas sobre la ola de huelgas en el Reino Unido”), enero de 2023.
4 “Unions - Whose Side Are They On?” (“Sindicatos - ¿De qué lado están?”)
5 “Unite the Strikes” (“Unir las huelgas”), marzo de 2023
6 “Spanish Telecom Workers on All-Out Strike” (Trabajadores españoles de Telecom en huelga general”), junio, 2015
7 « Partout la même question : Comment développer la lutte ? Comment faire reculer les gouvernements? » (“En todas partes la misma pregunta: ¿Cómo desarrollar la lucha? ¿Cómo hacer que los gobiernos den marcha atrás?”, volante internacional de la CCI, marzo de 2023. Por todas partes la misma pregunta: ¿Cómo desarrollar la lucha? ¿Cómo hacer retroceder a los gobiernos? | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)
8 “ICC theses on decomposition" (“CCI Tesis sobre la Descomposición”) en el foro de la TCI, septiembre 2011
9 “A Crisis of the Entire System” (“Una crisis de todo el sistema”)
10 “The Party, Fractions and Periodisation” (“El partido, las fracciones y la periodización”) en el Foro de la TCI, febrero 2019
11 “Two Comments on Recent Bus Strikes in the UK” (“Dos comentarios sobre las recientes huelgas en Reino Unido”), marzo, 2023
12 Pourquoi le prolétariat est la classe révolutionnaire : Notes critiques sur l'article "Leçons de la lutte des ouvriers anglais" (Révolution Internationale no 9) | Courant Communiste International (internationalism.org)
13 “The Question of Consciousness: A Basis for Discussion” (La cuestión de la conciencia: Una base para el debate”), traducción de Bilan & Perspectives no 6, diciembre 2005