Debate: La lucha de los revolucionarios contra la suplantación de la continuidad del marxismo

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Comentario crítico del compañero

Estimados compañeros:

Mi desacuerdo respecto al artículo sobre Barbaria es que me parece una crítica algo superficial. Además, da la impresión de ser más un ataque que una crítica constructiva.

Concretamente puedo daros como ejemplo el siguiente párrafo:

De este pasaje se desprenden una serie de conclusiones: 1) ¡Se podría construir relaciones sociales al margen de las impuestas por el capital dentro del propio capitalismo!; 2) ¡Habría una “revolución en los valores y en las relaciones humanas” (sic)!; 3) ¡dentro del capitalismo se podría conseguir que las “necesidades humanas pasan a ser prioritarias respecto a la acumulación capitalista”!!! En resumen, las “revueltas y revoluciones” que nos presenta Barbaria acreditarían ideas como que: 1) el comunismo se puede crear ya dentro del capitalismo; 2) se podrían crear “espacios liberados” de la represión del Estado capitalista; 3) se podría cambiar la economía sin necesidad de destruir el capitalismo… Es decir, la negación de todo lo que se afirma “teóricamente” en los 11 puntos sobre Marx.

Revisando en profundidad los textos de Grupo Barbaria, podemos ver su crítica a todo tipo de "evasión" o sustracción del capitalismo en artículos como "El decrecentismo o la gestión de la miseria" (http://barbaria.net/2021/08/07/cuaderno-el-decrecentismo-y-la-gestion-de-la-miseria/) o "Robin Hood en el boque del capital" (http://barbaria.net/2021/07/02/robin-hood-en-el-bosque-del-capital/).

Me parece sano y lógico que surjan debates y crítica entre los diferentes grupos que se declaran herederos de la izquierda comunista, pero en este caso creo que se trata no de la crítica en sí, sino de la forma en la que esta se materializa. El tono de vuestro artículo me parece un poco "destructivo", intentando demostrar que nosotros o aquellos somos más comunistas que Barbaria.

Mi opinión es que este tipo de discusiones para clarificar las posiciones de los distintos grupos de la izquierda comunista podrían hacerse en reuniones privadas online en la que participen los distintos grupos. Creo que podría ser muy constructivo, además de contribuir a clarificar posiciones de cara a un futuro partido o unificación de los grupos de la izquierda comunista, cuando las condiciones sean más favorables a una revolución.

Saludos comunistas,

Marco

Nuestra respuesta

Estimado compañero Marco,

Nos has hecho llegar una carta crítica del artículo publicado en octubre en nuestra web sobre el Grupo Barbaria. Saludamos tu búsqueda de claridad a través del debate, así como tu exposición abierta y crítica de las divergencias. Esta voluntad de discusión permitirá clarificar las dificultades a las que nos enfrentamos y comprender cuál debe ser nuestra actitud ante ellas, en continuidad crítica con la tradición política del marxismo. Señalamos que esta actitud es característica de los elementos proletarios en genuina búsqueda de las posiciones de clase.

Podemos resumir la discusión en tres puntos:

La defensa de la continuidad histórica crítica de las posiciones proletarias del programa comunista

Nuestra divergencia principal con lo que planteas es que tú ves un ataque en nuestra defensa de las posiciones de la Izquierda Comunista: «el artículo sobre Barbaria …da la impresión de ser más un ataque que una crítica constructiva»; mientras que no ves un ataque en hacer pasar como posiciones de la Izquierda Comunista posiciones izquierdistas1. Esto es muy peligroso. Pensamos que es fundamental en nuestra respuesta contribuir con un método para comprender la defensa de la continuidad histórica de las posiciones proletarias, del programa comunista, y la defensa de esa continuidad contra las tentativas de suplantarla.

El proletariado es una clase histórica y mundial y la continuidad histórica de sus posiciones es parte de la defensa de su terreno de clase y su programa.

«La posición de Marx en 1848, la del 18 Brumario, la Primera Internacional, la Segunda Internacional y, en fin, la Tercera, representan otras tantas etapas de progreso en el camino ascendente de proletariado. Cada una de estas etapas se concreta en una formulación central que caracteriza la posición que debe adoptar el proletariado para lograr la victoria de la insurrección y el triunfo de la revolución mundial.» (BILAN2 nº 5: Partido-Internacional-Estado).

La corriente de la Izquierda Comunista representa hoy esa continuidad:

«La tendencia a la que se refería Lenin (como ultraizquierda –NdR-)ha retomado su verdadero nombre, Izquierda Comunista, y se caracteriza por su apego al marxismo, al internacionalismo, a la perspectiva de la revolución proletaria y a su objetivo final, el comunismo. Los medios que preconiza para alcanzar este objetivo son la huelga de masas, la internacionalización de las luchas, la destrucción de los Estados en cada nación y la dictadura del proletariado en forma de poder internacional de los consejos obreros. Se ve a sí mismo como un puente entre el viejo partido que traicionó y el futuro partido mundial que, a su debido tiempo, podrá desempeñar plenamente su papel de orientación política y militante dentro de la clase obrera. Y, al igual que la izquierda marxista dirigió la lucha contra el oportunismo en la Segunda Internacional, la izquierda comunista asumió la lucha contra el oportunismo que volvió a surgir en la Tercera Internacional. En este sentido, la Izquierda Comunista representa la continuidad del movimiento obrero ya que se inscribe en la tradición de la lucha de Lenin (siendo éste mismo el fundador de una Fracción de Izquierda dentro del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, la Fracción Bolchevique) y la de Rosa Luxemburgo contra el revisionismo y el reformismo.»3

Por eso es una referencia firme de los principios proletarios para los nuevos grupos y elementos que surgen en la clase obrera y tratan de desarrollar la conciencia comunista. Y por eso mismo precisamente la burguesía está interesada en que desaparezca. La suplantación de sus posiciones, la “fake-izquierda comunista” contribuye voluntaria o involuntariamente a esa empresa. Y la lucha contra esa suplantación en defensa de las organizaciones obreras es parte de la tradición histórica del Movimiento Obrero.

Una experiencia fundamental contra la suplantación fue la lucha en la AIT contra la Alianza de la Democracia Socialista. En 1872, tras la derrota de la Comuna de París y abierto un período de desorientación política y derrota, la preocupación principal de Marx y Engels era por la continuidad de los principios políticos y organizativos de la AIT para que pudieran ser transmitidos a futuras organizaciones y que sirvieran como base para la construcción de una Segunda Internacional cuando las condiciones lo permitieran. En tal momento de desorientación y derrota floreció sin embargo, de las entrañas de la sociedad burguesa, un organismo cuya función histórica era romper dicha continuidad, un organismo que fomentaba que se confundiera la Internacional y sus principios fundamentales con “un programa de segunda mano” 4 el cual no fue aceptado inicialmente por la Liga de la Paz y la Libertad (organización pequeñoburguesa pacifista “fundada en oposición a la Internacional”), y que, reutilizado, “iba decidido a sustituir los Estatutos generales de la Internacional por el programa de ocasión que la Liga le había rechazado”. El Consejo General de la AIT era consciente de la importancia histórica de este combate contra la suplantación de sus principios por la llamada Alianza de la Democracia Socialista y contra el derecho de cualquiera a pretenderse parte del combate histórico de la clase negando dicha continuidad de principios. La defensa de los principios políticos y organizacionales fue pues la principal preocupación del Congreso de la Haya de 1872. La suplantación efectuada para la destrucción de los principios organizativos se puede resumir del siguiente modo: “Según estos documentos (los de la Alianza), dicha Alianza ‘se funde enteramente en la Internacional’, pero, al mismo tiempo, ha sido fundada enteramente al margen de la Internacional (…) la existencia de un segundo organismo internacional que funcionase dentro y fuera de la Asociación Internacional de los Trabajadores sería el medio más infalible para desorganizarla”. El método de combate de la AIT no fue la apertura a la confusión, sino la defensa de los Estatutos, de la continuidad de principios organizativos, y el desarrollo con claridad de “la historia de todas estas intrigas”.

La defensa de la continuidad sorprende a los elementos afectados por la visión de supermercado del izquierdismo según la cual el debate es una exposición de las diferencias que existen entre las mercancías leninistas, las luxemburguistas, las trotskistas, etc., en lugar de una decantación por las posiciones históricas de la clase.

La larga contrarrevolución tras la derrota de la revolución mundial ha contribuido a “ningunear” esa continuidad que era evidente hasta la IC, interrumpiendo además la continuidad física entre las fracciones y el partido. Esta cuestión de la continuidad se planteó en la GCF (Izquierda Comunista de Francia) frente a una reacción de continuidad meramente formal que el bordiguismo pretendería mantener, considerándose “el partido” y proclamando la invarianza de principios. Esta reacción fue contraria al método del materialismo histórico basado profundamente en la continuidad con las adquisiciones pasadas y a su vez radicalmente crítico, “sin dogmatismo ni ostracismo” como diría Bilan. Esta gran debilidad e impotencia para defender la supervivencia de la continuidad del marxismo supusieron una debilitación trágica de un componente histórico de la Izquierda Comunista5.

Gracias al combate de la GCF (Izquierda Comunista de Francia) por la verdadera continuidad crítica basada en los principios y adquisiciones del conjunto de la Izquierda comunista, la CCI pudo plantear en el 68 un combate por el reagrupamiento basado en dicha continuidad6 (por ejemplo, en las Conferencias de grupos de la Izquierda Comunista). Veríamos en aquella época, por desgracia, la otra cara de la trágica pérdida de la lucha por defender dicha continuidad (protagonizada antes por el bordiguismo). Ocurrió en los años 70 con la continuidad histórica del comunismo de consejos de la Izquierda Germano-Holandesa, que fue desdibujada por el peso del anarquismo y el modernismo, lo cual llevó a la corriente consejista a su desaparición7. Este último ejemplo es particularmente importante por sus similitudes con el grave peligro para la Izquierda Comunista (y así también para la clase) que supondría aceptar la amalgama de posiciones con el anarquismo y el izquierdismo en general que propugna el nuevo grupo Barbaria.

Como escribió BILAN Los principios dependen de (…) cómo evoluciona la lucha del proletariado (…) El proletariado no puede avanzar sin escribir en su bandera de lucha los principios que surgen de las diferentes fases históricas. Este trabajo, en parte, sólo es posible cuando los fenómenos llegan a su desenlace, pero una vez que la ciencia marxista ha establecido la postura de las distintas clases, su acción y el camino recorrido por el proletariado, una vez que éste, ante las distintas actitudes de las clases, ha establecido su postura, en resumen, cuando “ha sacado las lecciones” que ofrecen los acontecimientos, el partido deberá permanecer escrupulosamente fiel a las tesis políticas elaboradas, sin lo cual es imposible avanzar en la lucha revolucionaria” (…) Por tanto, la condición necesaria para poder restablecer el movimiento revolucionario y consciente de las masas es aportar las bases históricas que permiten guiarlas hacia la insurrección. Y en este terreno, pensamos que abandonar el criterio de progresión histórica es, en definitiva, situarse al margen del mecanismo real de las luchas proletarias. Dar media vuelta y retroceder, como hace la Oposición de Izquierda, para dirigirse hacia la socialdemocracia de izquierda, históricamente liquidada por el II Congreso de la I.C., equivale a situarse al margen y en contra de los verdaderos intereses de la reconstrucción del movimiento comunista, al margen y en contra de las masas y de su movimiento” ( nº 5: Los Principios armas de la revolución)

En el combate por la defensa de la Izquierda Comunista, no se trata pues ni de “darse un pedigrí”, ni de construirse ingeniosamente dicha genealogía, ni de “parecer más comunistas” como tú lo interpretas, sino de la defensa de la continuidad de los principios del proletariado.

La denuncia de las posiciones ajenas a la continuidad del marxismo

Pasamos ahora al segundo desacuerdo, y es, que nuestra crítica sería superficial, particularmente por no haber tomado en cuenta otros artículos de Barbaria que precisan las posiciones que criticamos.

En primer lugar, no nos planteamos en nuestro artículo hacer una crítica del programa o de las contradicciones de la prensa de Barbaria sino, como hemos desarrollado antes, defender los principios y la continuidad histórica del proletariado, en particular señalando las posiciones que no son en absoluto parte de la Izquierda comunista.

Esta respuesta está en continuidad con la respuesta del Consejo General de la AIT a Bakunin, cuyo objetivo no era analizar o criticar el programa de la Alianza (hay que recordar que en la AIT había diferentes organizaciones y sindicatos con sus programas y que no había un programa común, sino unos estatutos de funcionamiento, puesto que la finalidad entonces era agrupar las diferentes organizaciones del proletariado), sino ver en qué contradecía los estatutos y los fines de la AIT. Y así pusieron el énfasis en la denuncia del punto sobre “la igualación de las clases” del programa de la Alianza, que significaba la negación de la lucha de clases y al cual la AIT oponía la abolición de las clases8. Nuestro artículo considera la defensa de las revueltas interclasistas, o las revueltas directamente en un terreno burgués, y la negación del proletariado como sujeto revolucionario, como ajenos al terreno de la Izquierda comunista. Barbaria se sube al escenario de la lucha de clases con este falso conglomerado de posiciones bajo el hombro y, además de denunciar la falsificación, tenemos la responsabilidad añadida de comprender qué tipo de parto ha tenido dicho conglomerado, en lugar de abrirle las puertas a la Izquierda Comunista solo porque se dice parte de ella. Está en la raíz del método marxista, frente al idealismo, no “juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí” (Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, Marx, 1859).

En cualquier caso, nuestra publicación deja todas las puertas abiertas a una explicación y aclaración por su parte. Sin embargo, todo parece indicar, por el sonido de su silencio, que mas bien hay un “sostenella y no enmendalla”

El debate y la responsabilidad de los revolucionarios ante la lucha histórica de la clase

Y, por último, el tercer desacuerdo importante. Consideras que «este tipo de discusiones para clarificar las posiciones de los distintos grupos de la izquierda comunista podrían hacerse en reuniones privadas online». No vamos a repetir por qué consideramos que el reclamo de Barbaria de la continuidad histórica de la Izquierda Comunista es un “fake”; pero sí queremos señalar que, contrariamente a lo que dices, el debate “privado” es el terreno de las comisiones parlamentarias, de las cloacas del Estado, el terreno de la burguesía. En el proletariado el debate tiene que ser público ante el conjunto de la clase, porque el objetivo es la clarificación. Las primeras líneas del Manifiesto Comunista muestran ya que la lucha del proletariado es “a la luz del día”. No se trata pues de construir organizaciones revolucionarias en privado, abstraídas de la lucha de clases y sobre la base de cualquier conglomerado de principios. Es, por el contrario, nuestra responsabilidad histórica exponer y denunciar claramente ante la clase las falsificaciones de la continuidad del marxismo. Esta es nuestra herencia metódica que promete recuperar hacia el debate con la continuidad de la Izquierda Comunista a aquellos elementos que se estén viendo atrapados o confundidos por el peso de la ideología burguesa.

 

 

Acción Proletaria-CCI

1 Por posiciones izquierdistas queremos decir las de aquellas corrientes que en algún momento tuvieron una vida proletaria, pero fueron luego integradas en el Estado burgués traicionando el internacionalismo y apoyando “de forma crítica” a los partidos de izquierdas de la burguesía (partidos socialistas y comunistas estalinistas), así como a los sindicatos. Estas expresiones del capitalismo decadente, como el trotskismo, el maoísmo o la mayoría del anarquismo tienden a ocupar un lugar “extremista” y extraparlamentario en el Estado, y su función histórica es controlar con ideologías radicales a los sectores del proletariado más activos y conscientes

2 BILAN fue la publicación de la Fracción de la Izquierda Comunista de Italia en el extranjero desde 1933 hasta 1939. Ver nuestro libro sobre la Izquierda Comunista de Italia.

3 https://es.internationalism.org/content/4726/nuevos-ataques-la-izquierda-comunista-bourseiller-inventa-por-segunda-vez-la-compleja

4 Todas las citas de este párrafo provienen de “Las pretendidas escisiones en la Internacional” (1872) https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/lpee72s.htm

5 El PCI bordiguista estalló en 1980 dando lugar a diferentes grupos que seguían considerándose “El partido”.

6 Ver el siguiente artículo: https://es.internationalism.org/content/4344/la-renovacion-de-la-izquierda-comunista-uno-de-los-aportes-clave-de-mayo-68

7 Ver: https://es.internationalism.org/cci-online/200709/2008/cajo-brendel-1915-2007 y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/2011/los-epigonos-del-consejismo-ii-el-consejismo-viene-en-ayuda-del-te

8 Ver: Las pretendidas escisiones de la AIT, circular del Consejo General de la AIT.

Vida de la CCI: 

Herencia de la Izquierda Comunista: