¿Qué es y qué no es el comunismo?

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En contra de lo que la burguesía quiere hacernos creer, el estalinismo no tiene nada que ver con el comunismo. Son dos mundos, dos tipos de sociedad completamente antagónicos. La doctrina "comunista" de los partidos y regímenes estalinistas constituye una revisión y adulteración total de los principios y posiciones del movimiento obrero y de la lucha por el comunismo.

El comunismo sólo puede existir a escala mundial. Los regímenes del Este se construyeron sobre el más feroz nacionalismo

El comunismo sólo puede existir a escala mundial. El socialismo en un país es imposible. Cuando Stalin proclamó en 1926 la "construcción del socialismo en Rusia", los revolucionarios de la izquierda comunista denunciaron esta teoría como una farsa y la vieron como una señal del colapso definitivo de la revolución en Rusia y de la integración de este país en la cadena capitalista mundial.

En 1847, Engels escribió:

"¿Puede la revolución tener lugar en un solo país? No. La industria a gran escala, al crear el mercado mundial, ya ha acercado tanto a los pueblos de la tierra, especialmente a los más civilizados, que cada pueblo depende de lo que ocurra en los demás. Además, ha normalizado el desarrollo social en todos los países civilizados hasta el punto de que en todos ellos la burguesía y el proletariado se han convertido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la lucha entre estas dos clases se ha convertido en la principal lucha de nuestro tiempo. La revolución comunista, por tanto, no será una revolución puramente nacional; se producirá al mismo tiempo en todos los países civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, América, Francia y Alemania (...). También tendrá repercusiones considerables en todos los países del mundo, y transformará y acelerará completamente el curso de su desarrollo. Es una revolución universal; por lo tanto, tendrá un fundamento universal. ("Principios del Comunismo").

El mercado mundial impone sus leyes a todos los países. Ningún país puede escapar a esas leyes instaurando un régimen de autarquía. Sólo la destrucción mundial del capitalismo puede abrir un proceso histórico que conduzca al comunismo. El triunfo de la revolución proletaria en un país no significa que automáticamente el comunismo pueda construirse en ese país. Al contrario, la acción política y militar del capitalismo y las leyes de la economía mundial harán imposible esa pretensión reaccionaria de “construir el socialismo en un solo país”. Por eso, la tarea crucial del proletariado en el país o países donde triunfa la revolución no es construir estructuras comunistas ilusorias, sino extender la revolución a todo el mundo.

El comunismo exige la abolición del Estado. Los regímenes estalinistas se basan en el terror y el estado policial

El comunismo es una sociedad sin clases y, por tanto, sin Estado.

La destrucción del Estado burgués en todos los países abre el proceso de transición del capitalismo al comunismo. Durante este período, en la medida en que siguen existiendo las clases sociales (aunque la burguesía ha sido expulsada del poder, siguen existiendo clases no explotadoras como los campesinos, los artesanos, etc.) y sigue imperando la ley del valor, existe necesariamente un semi estado que trata de evitar la ruptura de la sociedad bajo el efecto de los persistentes conflictos de clase, con el peligro que contienen de la restauración del capitalismo1.

Sin embargo, este semi estado es un instrumento conservador con el que el proletariado no puede identificarse. Debe controlarlo y, al mismo tiempo, a medida que libera a la producción de los grilletes de la ley del valor e integra en ella a los demás estratos sociales, debe debilitar este semi estado hasta su completa y total extinción2. El comunismo es la "sustitución del gobierno de los hombres por la administración de las cosas" (Engels) y, como tal, no tiene nada que ver con los regímenes estalinistas3, donde domina un Estado burocrático y policial, abiertamente dictatorial y totalitario. Con el triunfo de la contrarrevolución estalinista a partir de finales de los años 20, el Estado en Rusia, lejos de extinguirse, sólo se hipertrofió monstruosamente.

El comunismo es totalmente incompatible con la división del mundo en naciones, lenguas, razas... Por lo tanto, la propia noción de "naciones comunistas" es un completo disparate. La sociedad comunista sólo puede ser la comunidad humana mundial.

La tendencia a la hipertrofia totalitaria del Estado no es, como siempre se nos ha hecho creer, una peculiaridad propia de los regímenes estalinistas. Es una característica general de todos los países capitalistas, ya sean "democráticos" o "dictatoriales".

De manera demagógica Derecha e Izquierda se enzarzan en un “debate” donde la Derecha clama por “menos Estado” y “más libertad para la iniciativa privada”, mientras que la Izquierda pide “más Estado” para “proteger a los más desfavorecidos”. Ambos polos de la política burguesa ocultan que el capitalismo decadente requiere el fortalecimiento extremo del Estado para evitar la dislocación total de la sociedad y mantener al proletariado bajo control. Por eso el Estado es un Estado totalitario, adopte o no una apariencia "democrática"4 y, tanto Derecha como Izquierda, cuando están en el gobierno no hacen otra cosa que reforzar el control del Estado sobre la economía y el conjunto de la sociedad. La Derecha que suele ganar las elecciones prometiendo “menos impuestos” y “más libertad” hace todo lo contrario cuando se instala en el gobierno: sube los impuestos a la mayoría a la par que los rebaja a los más ricos y adopta medidas de control burocrático so pretexto de “organizar la libertad del mercado”. Sus privatizaciones consisten en que el Estado regalen empresas a los “amiguetes” guardando este un control de ellas mediante gestores nombrados a dedo por los gobernantes.

Por su parte, la Izquierda utiliza sus propuestas de mayor control público “en beneficio de todos” para atacar a los trabajadores con reducción de las pensiones, recorte de salarios y de servicios públicos etc. Sus medidas de “lucha contra el paro” en forma de ayudas, bonos, subvenciones etc., consisten en dar dinero a espuertas a los capitalistas para que creen puestos de trabajo precarios y pesimamente pagados.

El comunismo es la plena satisfacción de las necesidades humanas. Los regímenes estalinistas son la escasez y el racionamiento

El comunismo se basa sobre la producción masiva de bienes de consumo para satisfacer plenamente las necesidades materiales humanas. No tiene nada que ver con los regímenes basados en el desarrollo de la industria pesada, la producción de armamento, la destrucción del medio ambiente y el racionamiento draconiano que, durante los últimos sesenta años, han devastado los países del bloque ruso5.

La posibilidad de satisfacer plena y abundantemente las necesidades de todos los seres humanos, de abolir el hambre y la escasez, no es una utopía. El capitalismo ha permitido el desarrollo de las fuerzas productivas hasta un nivel que permite alcanzar este objetivo, pero la naturaleza de este sistema, basado en el trabajo asalariado y la producción de mercancías, conduce justo a lo contrario: hambre, desempleo y destrucción.

Precisamente, la contradicción fundamental del modo de producción capitalista, la que conduce a la crisis y al holocausto bélico, no es la sub -producción de bienes de consumo sino, por el contrario, su exceso, su sobreproducción. Por otra parte, como señaló Engels, en la sociedad comunista, "en lugar de crear miseria, la producción más allá de las necesidades actuales de la sociedad asegurará la satisfacción de las necesidades de todos y hará aparecer nuevas necesidades junto con los medios para satisfacerlas. Será la condición y la fuente de un nuevo progreso, que logrará sin desordenar periódicamente todo el orden social, como ha sucedido hasta ahora. ("Principios del Comunismo")

Los regímenes que existieron en los países de Europa del Este son todo lo contrario al comunismo: son una forma extrema y aberrante de capitalismo. Son una caricatura de la naturaleza misma del capitalismo decadente: todos los recursos, todas las energías, toda la tecnología, toda la ciencia, están totalmente dedicados al armamento, es decir, al despilfarro y a la destrucción.

Los grandes países industrializados de Occidente, en la medida en que están más desarrollados, pueden dedicar cierta parte de sus fuerzas productivas al consumo y al desarrollo de la tecnología, lo que les permite disimular lo que queda al descubierto en los países del Este: la subordinación radical de la economía a la producción bélica y al despilfarro.

El comunismo es la abolición de la explotación del hombre por el hombre

El engaño del estalinismo consiste en hacer pasar por comunismo la propiedad estatal de los medios de producción. Pero, como demostraron Marx y Engels, el capitalismo es ante todo una relación social de producción que presupone la separación del trabajador de todos los medios de subsistencia y su sometimiento, para sobrevivir, al trabajo asalariado, es decir, al trabajo de producir para los propietarios de los medios de producción. Estos propietarios pueden ser capitalistas individuales, un consorcio de capitalistas o bien el Estado. El tipo de propiedad de los medios de producción no cambia para nada la explotación de los trabajadores. Estos sufren la misma explotación si el titular de la empresa es el Estado, incluso si los propietarios “oficiales” de la empresa son “los propios trabajadores” como sucede con las empresas “autogestionadas” tan del gusto de los anarquistas6.

Por otro lado, los estalinistas, así como los trotskistas, nos han presentado durante décadas la planificación central y el monopolio estatal del comercio exterior como "comunismo". El capitalismo, a escala nacional, admite la regulación de la economía. En los países de “libre mercado”, esta planificación estatal de la vida económica es omnipresente y, por tanto, más eficaz y rigurosa que el sistema ruso de "planificación central", donde (como hemos demostrado en varios artículos sobre el actual colapso del bloque del Este) el Estado central no controla absolutamente nada7.

En realidad, como ha argumentado la izquierda comunista durante muchos años, este control estatal de la economía es una tendencia universal del capitalismo en todos los países. La única diferencia es que en los países de “libre mercado” el control estatal coexiste con la burguesía privada y su dominio sobre la sociedad y la vida económica se ejerce de forma indirecta (manipulación del mercado, del crédito, del dinero, de los impuestos, del poder adquisitivo...), sin necesidad de la propiedad estatal8.

La propiedad social (no estatal) es una característica de la sociedad en transición del capitalismo al comunismo.

Supone la disposición de la producción social por el conjunto de la sociedad, y no por una clase minoritaria que se apoya en el Estado (como es el caso de los regímenes estalinistas). Esto sólo puede lograrse, en primer lugar, a través del control colectivo por parte de toda la clase obrera de esta producción, y este control sólo puede ejercerse a través de la mediación, no de un partido o de una capa burocrática, sino de los consejos obreros.

En segundo lugar, este objetivo sólo puede ser alcanzado por la propia orientación de la producción, que debe tener como objetivo el desarrollo masivo de los medios de consumo y la transformación consciente de las condiciones de vida de la humanidad. Todo esto es completamente contrario al desarrollo de la industria pesada, la producción de armas y el despilfarro que caracterizan al capitalismo en todos los países. La planificación es un instrumento del comunismo. Pero no es lo mismo planificar que desarrollar la economía de guerra para las necesidades del capital nacional. Se trata de planificar para satisfacer las necesidades de toda la comunidad humana mundial, hacer un uso racional de los recursos del mundo y transformar la naturaleza de forma armoniosa.

La planificación, en el comunismo, es una actividad concebida a escala mundial, consciente, realizada colectivamente y de forma unitaria por toda la población. La "planificación" en el capitalismo se realiza a escala nacional (y, por tanto, de forma anárquica y contradictoria en los distintos países), a ciegas en la medida en que se somete a los imperativos de las leyes económicas que rigen el mercado mundial. Su único objetivo es defender los intereses de cada burguesía nacional en competencia con sus rivales de otros países y en contradicción con los intereses de los que explota, los trabajadores.

Más que nunca, el futuro pertenece al comunismo.

Acción Proletaria 1991

1 El anarquismo “resuelve” platónicamente el problema proclamando la abolición inmediata, de la noche a la mañana, del Estado. Detrás de esa frase de apariencia ultra radical se esconde la propuesta reaccionaria de establecer “comunas locales”, una vuelta imposible a los tiempos de la Edad Media donde la naciente burguesía trataba de lograr autonomía frente a los señores feudales afirmando su poder en las ciudades.

2 Dentro de la tradición de la Izquierda Comunista hemos escrito numerosos documentos sobre la cuestión del semi – estado en la transición del capitalismo al comunismo y la política que debe llevar el proletariado a través de su dictadura de clase, los Consejos Obreros. Ver la Serie El Comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material. También un resumen actualizado de estas contribuciones se encuentro en Debate sobre el comunismo y la transición del capitalismo al comunismo https://es.internationalism.org/content/4459/debate-sobre-el-comunismo-y-el-periodo-de-transicion-del-capitalismo-al-comunismo

3 O los actuales regímenes del “socialismo del siglo XXI” de Maduro, Ortega y demás sátrapas

4 Hemos escrito igualmente mucho sobre la cuestión de la tendencia de todos los países al Capitalismo de Estado sea su régimen “liberal”, “socialista”, “populista” o cualquiera otra etiqueta. Ver una actualización de esta contribución en Cuestiones sobre el capitalismo de Estado en la actualidad https://es.internationalism.org/content/4714/cuestiones-sobre-el-capitalismo-de-estado-en-la-actualidad

5 Esto lo escribimos en 1991. Lo que sucede en Cuba o en Venezuela actualmente confirma plenamente ese análisis. Sin embargo, se podría aducir que, en cambio, el régimen estalinista de China ha llevado a un fuerte desarrollo económico y a un mayor bienestar de la población. No podemos abordar aquí las causas del ascenso espectacular de China en la competencia brutal económica e imperialista que domina el mundo (ver la Resolución sobre la situación internacional de nuestro 23º Congreso https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida ), sin embargo, ese ascenso se ha levantado sobre una explotación feroz de la clase obrera a la que se le han impuesto una condiciones de vida y trabajo brutales

6 Ver el punto 11 de nuestra Plataforma, La autogestión auto explotación de los trabajadores, https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso

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