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informe_sobre_la_crisis_economica_del_24o_congreso_internacional_de_la_cci_2021.pdf | 158.22 KB |
Este informe se sitúa en continuidad con el informe aprobado por el 24º Congreso de la Revolución Internacional1. En este informe se tratan adecuadamente varios aspectos, especialmente las medidas adoptadas en el ámbito económico frente a la pandemia, la violenta incursión de la descomposición en la esfera económica, el ataque a las condiciones de vida de los trabajadores que se está convirtiendo en una auténtica pesadilla. No profundizaremos en estos elementos, sino que nos centraremos en la perspectiva: ¿hacia dónde se dirige la economía mundial tras el gran cataclismo que se ha desatado con la pandemia?
1. Crónica de una crisis ampliamente anunciada
El informe sobre la crisis económica aprobado por el 23º Congreso decíamos: "Debemos considerar la posibilidad de que se produzcan importantes perturbaciones en la economía mundial para 2019-2020. Los factores negativos se acumulan: una deuda cada vez más incontrolable; la escalada de la guerra comercial; las fuertes devaluaciones de los activos financieros sobrevalorados; la economía alemana se contrajo un -0,1% en el tercer trimestre de 2018; la economía china ha caído a su ritmo más lento en una década”.
Para 2020, el Banco Mundial ha registrado un descenso global de la producción del 5,2%, un 7% para las 23 mayores economías del mundo y un 2,5% para las "economías en desarrollo". Según el Banco Mundial, el descenso de la producción es el peor desde 1945 y "por primera vez desde 1870, un número sin precedentes de países experimentará un descenso de la producción per cápita"2[2]. Un fenómeno muy importante es la caída del comercio mundial. Un indicador es el descenso del comercio marítimo mundial, que cayó un 10% en 2020. Pero, paradójicamente, "los precios de los contenedores se han cuadruplicado de media en los dos últimos meses. Desde unos 1.500 dólares hasta casi 5.000 dólares. Y en algunos casos, ha llegado incluso a los 12.000 dólares. Esto se debe a que países como China están utilizando sus barcos y contenedores para su propio uso, sacándolos del tráfico mundial”3.
Para 2021 se espera un repunte de la economía mundial, siempre que la pandemia sea derrotada antes de junio de 2021, de lo contrario las previsiones son mucho más pesimistas. Habrá aumentos febriles del crecimiento, pero más allá de eso, las previsiones más serias apuntan a una estabilización de la economía mundial a partir de 2023. La experiencia de la recuperación posterior a 2008 es que ha tardado en afianzarse (a partir de 2013), ha sido bastante anémica y en 2018 ha dado muestras de agotamiento. Como veremos a lo largo de este informe, las condiciones actuales de la economía mundial son mucho peores que las de 2008 y, más que hacer predicciones, lo importante es comprender este importante deterioro.
En primer lugar, los "expertos" dan una imagen engañosa de los efectos de la crisis pandémica en la economía. Suponen que dicha crisis no tendrá efectos irreversibles en el sistema económico y que la economía se recuperará hasta un nivel superior al del periodo anterior. Tal suposición subestima el importante y prolongado deterioro del tejido productivo, financiero y comercial, que la crisis pandémica está provocando y que es bastante profundo. Se calcula que el 30% de las empresas podrían desaparecer definitivamente en los países de la OCDE. Estamos ante más de 100 años de decadencia capitalista, con una economía distorsionada por la economía de guerra y los efectos de la destrucción del medio ambiente, profundamente alterada en sus mecanismos de reproducción por la deuda y la manipulación estatal, erosionada por las pandemias y cada vez más afectada por los efectos de la decadencia. En estas condiciones, es ilusorio pensar que la economía se recuperará sin sobresaltos.
En segundo lugar, la profunda debilidad de la proclamada "recuperación" de 2013 - 2018 ya presagiaba la situación actual. Aparte de Estados Unidos, China y, en menor medida, Alemania, la producción de todos los principales países del mundo se ha estancado o ha disminuido (según las estimaciones del Banco Mundial), algo que no ocurría desde la Segunda Guerra Mundial.
2. La irrupción de la descomposición en el ámbito económico
Ya en el 22º Congreso4 constatamos el creciente impacto de los efectos de la descomposición en el terreno económico y, en particular, en la gestión capitalista estatal de la crisis. Fuimos conscientes de esta tendencia en el informe sobre la crisis económica adoptado por el 23º Congreso que señalaba esta irrupción de la descomposición como uno de los principales factores de la evolución de la situación económica y, finalmente, el informe sobre la crisis adoptado por el 24º Congreso de "Revolución Internacional" profundizó en este análisis de la pandemia como resultado de la descomposición y también del agravamiento de la crisis económica pero, al mismo tiempo, como un poderoso factor de aceleración de la misma.
Es importante subrayar nuestro planteamiento de la cuestión: una de las características de la decadencia es que el sistema capitalista intenta extender todas las posibilidades contenidas en sus relaciones de producción hasta sus límites extremos, incluso a riesgo de violar sus propias leyes económicas. Así, "una de las principales contradicciones del capitalismo es la que surge del conflicto entre el carácter cada vez más global de la producción y la estructura necesariamente nacional del capital. Al llevar al límite las posibilidades de "asociación" de las naciones en el plano económico, financiero y productivo, el capitalismo ha obtenido un importante "soplo de aire fresco" en su lucha contra la crisis que lo corroe, pero al mismo tiempo se ha puesto en una situación de riesgo" (Informe del 23º Congreso). Esta "situación de riesgo" ha demostrado sus graves consecuencias ligadas al impacto de la descomposición en el terreno económico, especialmente durante los últimos cinco años de la década de 2010.
La pandemia representa una aceleración de la decadencia y, al mismo tiempo, una profundización de esta. El informe sobre la crisis económica se centra en esta realidad fundamental. La resolución sobre la situación en Francia destaca este eje central: "En 2008, durante la "crisis de las subprime", la burguesía fue capaz de reaccionar de forma coordinada a escala internacional. Los famosos G7, G8, G20 simbolizan esta capacidad de los Estados para ponerse de acuerdo como mínimo para intentar responder a la "crisis de la deuda". Doce años después, la división, la "guerra de las máscaras" y luego la "guerra de las vacunas", la cacofonía en las decisiones de cierre de fronteras contra la propagación del Covid-19, la ausencia de una acción concertada a escala internacional (aparte de Europa, que se esfuerza por protegerse de sus competidores) para limitar el colapso económico, todo ello apunta al avance del "sálvese quien pueda" y a la inmersión de las más altas esferas políticas del capitalismo en una gestión cada vez más irracional del sistema. Esta tendencia es particularmente fuerte en Estados Unidos, donde una larga tendencia al declive económico se combina con una profundización sin precedentes de la descomposición de su aparato político y su tejido social.
De todas formas, sería un error pensar que esta tendencia se limita a Estados Unidos. En Europa, Alemania parece haber reaccionado, pero las tensiones en el seno de la UE son cada vez más evidentes y la conmoción del Brexit tendrá consecuencias que aún no son visibles. La "estabilidad" de China es más aparente que real.
Por lo tanto, podemos decir que los efectos de la ruptura en la esfera económica y en la gestión estatal de la economía están destinados a durar y tendrán una influencia cada vez más fuerte en la evolución económica. Es cierto que la burguesía pondrá en marcha contra tendencias (por ejemplo, los acuerdos de la UE sobre mutualización parcial de la deuda o la anulación por parte de Biden de algunas de las medidas adoptadas por Trump). Sin embargo, más allá de los frenos o retrocesos, el peso de la descomposición en la economía y en la gestión estatal de ésta aumentará con consecuencias difíciles de predecir en este momento. Más que intentar hacer predicciones, debemos seguir de cerca la evolución de los acontecimientos y sacar conclusiones dentro del marco general que hemos establecido.
3. La economía no puede ser rescatada en las mismas condiciones que en 2008
Con la respuesta que el capital de la mayoría de los países se ha visto obligado a dar a la pandemia (los confinamientos que aún no han terminado), se ha producido una de las peores recesiones de la historia.
Para evitar un colapso generalizado, la burguesía se vio obligada a inyectar miles de millones. Esto le permitió "capear el temporal"5. ¿Y cómo se llevará a cabo esta complicada operación?
Podemos decir que será mucho peor que en 2008, que implicará una violenta dosis de austeridad y que la economía mundial estará en un estado mucho peor, con menos capacidad de recuperación, caos y grandes convulsiones.
Cinco factores expresan y a la vez agravan, este contexto económico mundial muy desfavorable:
- El creciente peso de la decadencia en la economía y el capitalismo de Estado;
- China ya no podrá actuar como locomotora, ofreciendo un salvavidas, como hizo en respuesta a 2008;
- La catástrofe medioambiental;
- El peso de la economía de guerra;
- El peso aplastante de la deuda.
4. La dislocación gradual del edificio económico de la globalización
Con la pandemia, hemos asistido a una respuesta caótica e irracional por parte de los Estados, empezando por los más grandes y poderosos. La OMS fue ignorada por todos los Estados, impidiendo una necesaria estrategia internacional basada al máximo en criterios científicos. Cada Estado trató de cerrar su economía lo más tarde posible para no perder sus ventajas competitivas e imperialistas sobre sus rivales; Las economías que se reabrieron para obtener una ventaja sobre los rivales, y los cierres provocados por el agravamiento de la pandemia, se vieron atrapados por la contradicción entre la necesidad de mantener y aumentar la producción frente a los rivales, por un lado, y la necesidad de evitar que el aparato productivo y la cohesión social se vieran afectados por nuevas oleadas de contagio, por otro.
La guerra de las mascarillas fue un espectáculo degradante6: Estados considerados "serios", como Francia o Alemania, robaban abiertamente los envíos de máscaras destinados a otros países. Lo mismo ocurría con equipos médicos, como los aparatos de respiración, el oxígeno, el equipo de protección personal, etc.
En el contexto de la actual guerra de las vacunas, su fabricación, distribución y las propias vacunas son indicadores del creciente desorden de la economía mundial.
En el campo de la investigación y la fabricación de vacunas, hemos asistido a una caótica carrera entre estados que compiten ferozmente. Gran Bretaña, China, Rusia, Estados Unidos... han corrido contra reloj para ser los primeros en tener la vacuna. No hubo coordinación internacional. Las vacunas se probaron en un tiempo récord, sin ninguna garantía real de eficacia.
La distribución es igualmente caótica. El conflicto entre la UE y la empresa británica Astra Zeneca es un ejemplo de ello. Los países más ricos han dejado desprotegidos a los más pobres. Israel ha vacunado a sus ciudadanos mientras ha descuidado a los palestinos. Rusia utiliza una propaganda engañosa para presentar su vacuna como la mejor. Esto es una prueba de que la vacuna está siendo utilizada como un instrumento de influencia imperialista. Rusia y China no lo ocultan y proclaman abiertamente que ofrecerán precios más bajos a los países que cumplan con sus exigencias económicas, políticas y militares.
Por último, la forma de vacunar a la población es realmente inquietante por su desorganización e indisciplina. En Francia, Alemania, España, Italia, por citar sólo algunos países, hay un desabastecimiento constante, retrasos en la vacunación incluso en los grupos identificados como prioritarios (personal sanitario, personas mayores de 65 años). Los planes de vacunación se han retrasado repetidamente. A menudo se administra la primera dosis y la segunda se retrasa indefinidamente, anulando la eficacia de la vacuna. Dirigentes, políticos, empresarios, militares, etc., se han saltado la lista de grupos prioritarios y se han vacunado primero.
Este espectáculo degradante en torno a las vacunas7 nos muestra una tendencia creciente del capitalismo a socavar la capacidad de "cooperación internacional" que había logrado mitigar la crisis económica en el período 1990-2008. El capitalismo se basa en la competencia a muerte -y este rasgo constitutivo del capitalismo no desapareció en el apogeo de la "globalización"-, pero lo que vemos hoy es una competencia exacerbada, que toma como campo de acción algo tan sensible como la salud y las epidemias. Si en el período ascendente del capitalismo, la competencia entre capitales y entre naciones era un factor de expansión y desarrollo del sistema, en la decadencia es, en cambio, un factor de destrucción y caos: destrucción con la barbarie de la guerra imperialista; caos (que incluye también la destrucción y las guerras) especialmente con la irrupción de los efectos de la descomposición en el campo económico y su gestión estatal. Este caos afectará cada vez más a las cadenas de producción y suministro mundiales, a la planificación de la producción y a la capacidad de combatir fenómenos "inesperados" como las pandemias u otras catástrofes.
La repatriación de la producción al país de origen por parte de las multinacionales ya estaba en marcha desde 2017, pero parece haberse acelerado con la pandemia: "Un estudio publicado esta semana por Bank of America sobre 3.000 empresas con una capitalización bursátil total de 22 billones de dólares y ubicadas en 12 grandes sectores mundiales indica que el 80% de estas compañías tienen planes de deslocalización para repatriar parte de su producción del extranjero. Este es el primer punto de inflexión en una tendencia que dura décadas. En los últimos tres años, unas 153 empresas han vuelto a Estados Unidos, mientras que 208 lo han hecho en la UE"8.
¿Son estas medidas irreversibles? ¿Estamos asistiendo al final de la fase de "globalización", es decir, de la producción mundial, altamente interconectada con una división internacional del trabajo, con cadenas de producción, transporte y logística organizadas a escala mundial?
La primera consideración es que la pandemia está durando más de lo previsto. El 28 de septiembre de 2020 se alcanzó la cifra de un millón de muertos; el 15 de enero, menos de tres meses después, se había llegado a los dos millones. Aunque la vacunación está en marcha, la directora científica de la OMS, Soumya Swaminathan, predice que habrá que esperar hasta 2022 para lograr una inmunización razonable de la población en Europa9. Es probable que las perturbaciones e interrupciones de la producción continúen a lo largo de 2021.
En segundo lugar, si nos fijamos en la experiencia histórica, podemos ver que las medidas del capitalismo de Estado que se tomaron en respuesta a la Primera Guerra Mundial no desaparecieron por completo tras el final de la guerra, y 10 años después, con la crisis de 1929, dieron un salto gigantesco, confirmando la correcta predicción del Primer Congreso de la Internacional Comunista: "Todas estas cuestiones fundamentales de la vida económica del mundo ya no están reguladas por la libre competencia, ni siquiera por combinaciones de trusts o consorcios nacionales e internacionales. Han caído bajo el yugo de la tiranía militar para servir de salvaguarda a partir de ahora. Si el sometimiento absoluto del poder político al capital financiero ha llevado a la humanidad a la carnicería imperialista, esta carnicería ha permitido al capital financiero no sólo militarizar al máximo el Estado, sino militarizarse a sí mismo, de modo que sólo puede cumplir sus funciones económicas esenciales a hierro y sangre”10.
Del mismo modo, es probable que se mantengan las medidas adoptadas en respuesta a la pandemia en el frente económico, aunque se produzcan retrocesos parciales.
Lo confirma el hecho de que, desde 2015, como se señala en el informe del 23º Congreso, China, Alemania y Estados Unidos se han movido en esta dirección. Las medidas adoptadas durante la pandemia no hacen sino acentuar una dirección que ya estaba presente en la década de 2010.
Esto queda ilustrado por el hecho de que las principales potencias aún no han coordinado sus respuestas financieras y económicas ante el peligro de quiebra. Mientras que durante la crisis de 2008 hubo muchas reuniones del G8, del G20, etc., hoy en día es evidente que esas reuniones están ausentes11.
Sin embargo, la estructura globalizada de la producción mundial ofrece grandes ventajas a las economías más poderosas, y éstas tomarán medidas para corregir las principales perturbaciones descritas anteriormente. Un ejemplo muy claro: el plan de mutualización de la deuda en la UE beneficia especialmente a Alemania, que consolidará sus exportaciones a España, Italia, etc. Estos países, presentados como "los grandes beneficiarios", serán a la postre los grandes perdedores, ya que su tejido industrial se verá debilitado por la abrumadora competencia de las exportaciones alemanas. De hecho, la mutualización de las deudas ayudará a Alemania a contrarrestar la presencia china en los países del sur de Europa, que se ha fortalecido desde 2013. No asistimos a un desmantelamiento de la globalización, sino a su creciente desarticulación -por ejemplo, a través de la tendencia a la fragmentación en zonas regionales-, a la creciente importancia de las tendencias proteccionistas, a la deslocalización de las zonas de producción, a la multiplicación de las medidas que cada país toma por su cuenta, violando los acuerdos internacionales. En resumen, hay un caos creciente en el funcionamiento de la economía mundial.
5. La política de China
Durante el período 2009-2015, China desempeñó un papel fundamental, a través de sus compras e inversiones, en la débil recuperación de la economía mundial tras las graves turbulencias de 2008. Dada la situación actual, ¿puede China volver a desempeñar el papel de locomotora de la economía mundial?
Creemos que esta posibilidad es altamente improbable por al menos 4 razones:
1ª) La situación actual de China es mucho más frágil que entonces: el crecimiento de la producción sigue disminuyendo de forma lenta pero segura; según el FMI, China experimentará su peor crecimiento en 35 años: sólo un 1,2%. Para el PCI - Le Prolétaire "en China, la tasa de paro oficial era del 6% a finales de abril; pero un estudio de una organización china estimaba en la misma fecha que el paro real era del 20,5% (es decir, 70 millones de parados); el estudio fue retirado y la dirección de la organización castigada por las autoridades, pero los economistas occidentales presentan cifras del mismo orden". El nivel de deuda de China es enorme (300% del PIB en 2019); la situación de muchas de sus empresas es muy frágil. Por ejemplo, en China hay un 30% de empresas zombis12, que es el porcentaje más alto del mundo (en Alemania y Francia se estima que es el 10%). Además, las empresas estatales siguen teniendo una gran parte de la economía y estas empresas son las más endeudadas.
2ª) El proyecto de la Ruta de la Seda -un plan de expansión comercial, económica e imperialista en el que participan 60 países13- pretende definir una zona económica global exclusiva de China, con la consiguiente disminución del papel que puede desempeñar en el estímulo del comercio mundial. Los rivales de China, especialmente Estados Unidos, han respondido con una guerra comercial y, en Asia-Oceanía, con el Acuerdo de Asociación Transpacífico que une a 12 países de la zona. Y entre los países que han tenido que endeudarse con China como parte de su participación en el proyecto de la Ruta de la Seda, algunos se han visto más afectados por las consecuencias económicas de la pandemia del Covid-19, lo que ha puesto en peligro su solvencia.
3ª Estos "acuerdos" demuestran que la dinámica que dominará los próximos años -a menos que se produzca un cambio de tendencia, lo que es muy poco probable- no es la de la "cooperación", sino la de una gran fragmentación de la producción mundial en zonas reservadas, bajo control chino, estadounidense o alemán.
4ª La acumulación de deuda, que sirvió para "alimentar" el motor chino después de 2008, ha permitido un crecimiento de dos dígitos en China y también ha creado mercados más grandes en la propia China para muchos exportadores de Estados Unidos, Asia Oriental y Europa. Pero no se dan las condiciones para que se repita. Todos los países se han vuelto más proteccionistas. Además, la mano de obra china, que solía recibir algunos de los salarios más bajos, ha recibido sueldos más altos, lo que ha provocado grandes transferencias de puestos de trabajo de China a otros países cada vez más baratos (Sudeste Asiático, África).
6. La catástrofe medioambiental
El proceso de destrucción ecológica (devastación y contaminación del medio ambiente y los recursos naturales) no es nuevo. La guerra imperialista y la economía de guerra han contribuido en gran medida a este proceso. Sin embargo, la cuestión es hasta qué punto este proceso ha influido negativamente en la economía capitalista al dificultar la acumulación.
En el marco de este informe, no podemos dar una respuesta elaborada. Sin embargo, es probable que, a consecuencia de las crecientes dificultades de colaboración entre países, las maniobras nacionalistas de cada estado etc., ... la destrucción ecológica tenga un impacto cada vez más negativo en la reproducción del capital y contribuya a que los momentos de recuperación económica en el próximo período sean mucho más débiles e inestables que en el pasado.
Se calcula que la contaminación atmosférica mata a 7 millones de personas cada año y que el consumo de agua contaminada provoca 485.000 muertes al año14.
Durante el siglo XX, 260 millones de personas murieron a causa de la contaminación del aire interior en el Tercer Mundo, aproximadamente el doble del número de víctimas de todas las guerras del siglo. Esta cifra es más de 4 veces superior al número de muertes por contaminación del aire exterior15.
Los fenómenos meteorológicos extremos, la extinción masiva de especies, la disminución de los rendimientos agrícolas y el aire y el agua tóxicos ya están perjudicando a la economía mundial, y sólo la contaminación cuesta 4,6 billones de dólares al año16.
Incluso la protección de las ciudades a lo largo de la costa costará tanto, si no más, que todos los planes de rescate que hubo que adoptar para la pandemia del Covid-19. Las implicaciones económicas de este caos son reales. El impacto de este proceso autodestructivo es asombroso. Se calcula que, si el cambio climático aumenta la temperatura en 4ºC, el PIB mundial caerá un 30% respecto a los niveles de 2010, ya que la caída durante la depresión de los años 30 fue del 26,7% (la caída actual será permanente). Podrían perderse 1.200 millones de empleos. Estas cifras no tienen en cuenta el agravamiento de la crisis económica ni el impacto del COVID.
Todos estos daños se ven considerablemente agravados por la crisis de la COVID, aunque habrá que esperar para evaluar su impacto. En efecto, la crisis ilustra claramente las consecuencias económicas de la destrucción ecológica: "La colonización de los espacios naturales y el contacto del hombre con los animales reservorios de virus y agentes patógenos es el primer eslabón de la cadena que explica las pandemias. La destrucción de los hábitats forestales en los trópicos permite la transmisión a los humanos de muchos patógenos que antes estaban confinados en zonas inaccesibles. Las personas se encuentran con especies con las que antes no estaban relacionadas, lo que aumenta el riesgo de contagio de enfermedades transmitidas por animales. Los mercados de animales, el transporte y la globalización los difunden"17.
Instituciones como el Banco Mundial advierten claramente de las consecuencias de la destrucción ecológica, por ejemplo, en lo que respecta a la expansión de la pobreza: "Según nuevas estimaciones, el cambio climático podría empujar a la pobreza a entre 68 y 135 millones de personas en 2030. Supone una amenaza especialmente grave para los países del África subsahariana y el sur de Asia, donde se concentra la mayor parte de los pobres del mundo. En varios países, como Nepal, Camerún, Liberia y la República Centroafricana, una gran proporción de los pobres vive en zonas afectadas por conflictos y muy propensas a las inundaciones”18.
El colapso de la cooperación internacional en torno a la pandemia del COVID es un anticipo de la actitud de sálvese quien pueda que prevalecerá ante el cambio climático. La mayor competencia entre países resultante de la COVID no puede sino acelerar esta dinámica. La capacidad del capitalismo para limitar el aumento de la temperatura global se está debilitando.
- “Juntos, una acción rápida contra el aumento de las temperaturas y un compromiso renovado con la globalización permitirían a la economía mundial alcanzar una producción de 185 billones de dólares en 2050. Si se retrasan las medidas para reducir las emisiones de carbono y se permite que se debiliten los vínculos transfronterizos, podría llegar a los 149 billones de dólares, lo que equivaldría a decir adiós a todo el PIB de Estados Unidos y China el año pasado”19.
La contradicción entre los intereses de la nación capitalista, y del sistema capitalista en su conjunto, y el futuro de la humanidad no puede ser más clara. Si se toman medidas suficientes contra el cambio climático, las tensiones imperialistas y económicas se intensificarán cualitativamente con el ascenso de China como la mayor economía del mundo. Si no se toman medidas, la economía mundial se contraerá un 30% con todas las consecuencias que ello conlleva.
Esto sólo puede aumentar exponencialmente la destrucción del medio ambiente por parte del capitalismo y preparar el terreno para nuevas pandemias a medida que se desarrollen las condiciones para ello, como muestran varias contribuciones en nuestros boletines internos internacionales20.
7. La barrera de la economía de guerra
La economía de guerra, como nos recuerda Internationalisme (Gauche Communiste de France), es un peso muerto para la economía mundial21. A pesar de la clara posición de nuestro texto de orientación Militarismo y Descomposición22, algunos camaradas han tendido a pensar que con la descomposición el gasto en armamento tendería a reducirse y no tendría el enorme impacto que tuvo en la época de la Guerra Fría (1945-89). Esta opinión es errónea, como señala el informe aprobado por el 23º Congreso. "El gasto militar mundial experimentó -en 2019- su mayor aumento en una década. Durante 2019, el gasto militar alcanzó los 1,9 billones de dólares (1,8 billones de euros) en todo el mundo, un aumento del 3,6% en un año, el mayor desde 2010. "El gasto militar ha alcanzado su nivel más alto desde el final de la Guerra Fría", dijo Nan Tian, investigador del SIPRI"23.
La necesidad de hacer frente a la COVID no ha frenado el rearme. El presupuesto de la Bundeswehr se incrementa en un 2,85% para 2021, España aumenta su gasto militar en un 4,7%, Francia en un 4,5%, mientras que el Reino Unido lo hace en otros 18.500 millones de euros24.
En Estados Unidos, avivando la histeria anti china, el Senado aprobó un aumento astronómico del gasto militar hasta los 740.000 millones de dólares en 2021. En Japón, "el primer ministro Yoshihide Suga aprobó el lunes el noveno aumento consecutivo del presupuesto militar, estableciendo un nuevo máximo histórico de 5,34 billones de yenes (unos 51.700 millones de dólares), un aumento del 1,1% respecto al presupuesto del año anterior”25.
"Las guerras de Estados Unidos en Afganistán, Irak, Siria y Pakistán han costado a los contribuyentes estadounidenses 6,4 billones de dólares desde que comenzaron en 2001. Este total es 2 billones de dólares más que todo el gasto del gobierno federal en el año fiscal que acaba de terminar”26.
No hay datos disponibles sobre China para 2021, pero el gasto militar aparentemente aumentó menos en 2020 que en 2019. Sin embargo, "el Ejército Popular de Liberación logró dos grandes hitos, al presentar su primer portaaviones 100% autóctono y su primer misil balístico intercontinental capaz de llegar a Estados Unidos. China también construyó su primera base militar en el extranjero en Yibuti en 2017. Pekín también está diseñando una nueva generación de destructores y misiles para reforzar su capacidad de disuasión frente a sus vecinos asiáticos y a la marina estadounidense"27.
Rusia ha aumentado drásticamente su gasto militar en el trienio 2018-2021, Australia "ha puesto en marcha un ambicioso programa naval en los últimos dos años para crear una armada de doce nuevos submarinos que construirá el astillero francés DCNS, nueve fragatas, dos buques logísticos y doce patrulleras; también recibirá 72 aviones de combate F-35 estadounidenses de Lockheed Martin para 2020. Las autoridades australianas prevén incluso duplicar su presupuesto en una década hasta alcanzar los 21.000 millones de dólares anuales (...) [Los países escandinavos] ven cada vez menos ficticias las amenazas rusas a su espacio aéreo y en el Ártico, y en el caso de Suecia se ha anunciado la reintroducción del servicio militar obligatorio y un aumento significativo del presupuesto de defensa"28.
Este repaso a la sangrienta jungla del gasto militar muestra que la economía de guerra y el armamento, más allá del impulso inicial que puedan dar, acabarán siendo una carga cada vez más pesada para el conjunto de la economía mundial, y es de esperar que contribuyan a la tendencia a hacer más frágil y convulsa la recuperación económica que el capitalismo busca para el periodo post-COVID29.
8.- El aplastante peso de la deuda
En 1948, el Plan Marshall supuso un total de 8.000 millones de dólares en préstamos; el Plan Brady para rescatar las economías sudamericanas en 1985 supuso 50.000 millones de dólares; el gasto para salir del atolladero de 2008 alcanzó la asombrosa cifra de 750.000 millones de dólares.
Las cifras actuales convierten en calderilla esas anteriores inyecciones en la economía. La UE ha programado préstamos por 750.000 millones de euros. En Alemania, "el gobierno está desplegando el mayor paquete de ayudas de la historia de la República Federal. Para financiar este programa, la Federación contraerá nuevos préstamos por un total de unos 156.000 millones de euros"30. Biden propuso al Congreso un paquete de apoyo y estímulo económico de 1,9 billones de dólares. Se calcula que el estímulo total que fluirá en la economía estadounidense en 2020 será de 4 billones de dólares.
La deuda mundial en el tercer trimestre de 2020 era de 229 billones de euros, o el 365% del PIB mundial (un récord histórico). Esta deuda alcanza el 382% en los países industrializados. Según el Instituto de Finanzas Internacionales, esta escalada se ha acelerado desde 2016 con un incremento en los últimos 4 años de 44 billones de euros. Es en este contexto donde debemos abordar las consecuencias de la actual escalada de la deuda mundial.
La acumulación de capital (la reproducción ampliada definida por Marx) tiene como base de desarrollo los mercados extra capitalistas y las zonas aún no integradas plenamente en el capitalismo. Si ambos se reducen, la única salida para el capital, organizado por el Estado, es el endeudamiento, que consiste en arrojar sumas cada vez mayores a la economía como anticipo de la producción esperada de los años venideros.
Si este recurso al endeudamiento no provoca -hasta ahora- choques inflacionistas en las principales economías es por tres razones:
- 1ª La tendencia deflacionaria que afecta a la economía mundial desde 2008.
- 2ª La sobrevaloración de los activos de las empresas e incluso de los gobiernos se ha hecho crónica y ha degradado las cifras económicas que han dejado de ser fiables durante décadas.
- 3ª Tipos de interés cero o incluso negativos.
Uno de los factores que permitió al capital global amortiguar los efectos inflacionarios y desestabilizadores de la deuda fue la coordinación internacional de las políticas monetarias, un cierto grado de coordinación y organización de las transacciones financieras a escala mundial. Si este factor empieza a fallar y prevalece el "sálvese quien pueda", ¿qué consecuencias podríamos esperar?
El capitalismo tiene deudas equivalentes a tres años y medio de producción mundial. ¿Es una cifra insignificante que podría estirarse hasta el infinito? No, en absoluto. Esta gigantesca gangrena es el caldo de cultivo no sólo de los disparatados arrebatos especulativos que se han institucionalizado en el indescifrable laberinto de las transacciones financieras, sino también de las crisis monetarias, de las gigantescas quiebras empresariales y bancarias, e incluso de la quiebra de grandes Estados. Lógicamente, este proceso implica que el mercado interior de capitales no puede crecer infinitamente, aunque no exista un límite fijo para ello. Es en este contexto donde la crisis de sobreproducción en su fase actual de desarrollo plantea un problema de rentabilidad para el capitalismo. Se estima que alrededor del 20% de las fuerzas productivas del mundo están sin utilizar. La sobreproducción de medios de producción es especialmente visible y afecta a Europa, Estados Unidos, India, Japón, etc.31.
Desde 1985, cuando Estados Unidos abandonó su posición de acreedor y se convirtió en uno de los mayores deudores, la economía mundial sufre una situación aberrante: prácticamente todos los países están endeudados, los mayores acreedores son a su vez los mayores deudores, y todo el mundo lo sabe. Ahora, tras décadas de enormes deudas, estos recientes rescates han superado todas las intervenciones anteriores. Sin embargo, debido al actual nivel de endeudamiento de todos los grandes actores, el riesgo de "detonaciones"/avalanchas de la deuda está aumentando. La actual situación de "tipos de interés cero" sigue facilitando la política de aumento de la carga de la deuda, pero -dejando de lado todos los demás factores- si los tipos de interés suben, las consecuencias, por ejemplo, a nivel de la inflación, pueden ser graves.
9. Una economía mundial debilitada e inestable
El repentino cese de la producción tiene consecuencias. En primer lugar, China y Alemania, así como otros grandes países productores, se quedarán con un enorme exceso de capacidad de producción que no podrá ser compensado inmediatamente. En general, el sector de la maquinaria, la electrónica, la informática, el suministro de materias primas, el transporte, etc., se quedarán con enormes existencias y la recuperación de la demanda será lenta.
Aunque sin duda habrá momentos de recuperación de la producción (que serán aplaudidos con entusiasmo por la propaganda capitalista) y aunque habrá contra tendencias que activarán los sectores más inteligentes del capital, lo que es indiscutible es que la economía mundial se verá sacudida y debilitada durante la próxima década.
A lo largo del último medio siglo, el capitalismo ha demostrado su capacidad para "seguir adelante" frente a las numerosas convulsiones que ha sufrido (1975, 1987, 1998, 2008). Sin embargo, las condiciones globales que acabamos de analizar nos permiten argumentar que esta capacidad se ha debilitado considerablemente. No habrá -como esperan los consejistas y los bordiguistas- un Gran Colapso Final pero, al ser el núcleo de la economía mundial el que está fuertemente desestabilizado -en particular Estados Unidos y cada vez más también partes de Europa-, será más difícil coordinar una respuesta a la crisis a nivel internacional, lo que, junto con el peso aplastante de la deuda, proporciona una clara confirmación de la perspectiva esbozada por el informe del 23º Congreso sobre la crisis: "El peso desestabilizador de la deuda sin control; la saturación creciente de los mercados; las dificultades crecientes de la "gestión globalizadora" de la economía mundial provocadas por la irrupción del populismo, pero también la agudización de la competencia y el peso de las enormes inversiones que exige la carrera armamentística; por último, un factor que no hay que descuidar, los efectos cada vez más negativos de la destrucción galopante del medio ambiente y la alteración incontrolada de los equilibrios "naturales" del planeta"
Una de las políticas que los Estados pondrán en marcha para animar la economía son los llamados planes de "economía verde". Estos son impulsados por la necesidad de sustituir la antigua industria pesada y los combustibles fósiles por la electrónica, la informática, la Inteligencia Artificial, los materiales ligeros y las nuevas fuentes de energía que permiten una mayor productividad, menores costes y ahorro de mano de obra. Durante un tiempo, las grandes inversiones necesarias para esa reactivación económica -que también incluirá la producción de armas- podrán impulsar las economías de los países mejor situados en el proceso, pero el fantasma de la sobreproducción seguirá acechando permanentemente a la economía mundial.
10. La resistencia de los trabajadores: un factor clave en la evolución de la situación
El deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores fue muy gradual durante el periodo 1967-80.
Comenzó a acelerarse en la década de 1980, cuando se empezaron a reducir las prestaciones sociales, se produjeron despidos masivos y la precariedad laboral comenzó a imponerse.
En el periodo 1990-2008, el deterioro continuó: los despidos se hicieron regulares y sistemáticos, ningún sector se libró de ello, incluidos los más rentables. También comenzó una crisis de la vivienda. La migración masiva presionó a la baja los salarios y produjo un deterioro de las condiciones de trabajo en los países centrales. Sin embargo, el deterioro de las condiciones de vida en los países centrales siguió siendo gradual y limitado. Hubo algo perverso que enmascaró el declive de las condiciones de vida: el desarrollo del crédito masivo en los hogares de la clase trabajadora.
En el informe aprobado por el 23º Congreso, mostramos la enorme degradación del nivel de vida del proletariado en los países centrales, los grandes recortes en las pensiones, la sanidad, la educación, los servicios sociales, las prestaciones sociales, etc., el aumento del desempleo y, sobre todo, el espectacular desarrollo de la precariedad laboral. En la década de 2010 se ha producido una gran escalada en la degradación de la vida laboral en los países centrales. Los ataques graduales que presenciamos entre 1970 y 2008 comenzaron a acelerarse en la década 2010-2020.
La crisis pandémica ha intensificado los ataques a las condiciones de vida de los trabajadores. En primer lugar, en todos los países, los trabajadores fueron enviados al matadero porque se les obligó a viajar al trabajo en un transporte público abarrotado y se les dejó sin equipo de protección en sus lugares de trabajo (hubo muchas protestas en fábricas, almacenes, etc. al comienzo del cierre por este motivo). No obstante, cabe señalar que los trabajadores sanitarios y los de las residencias de ancianos sufrieron un elevado número de infecciones y muertes. Los trabajadores de la industria alimentaria también se han visto muy afectados32, al igual que los trabajadores agrícolas, la mayoría de los cuales son inmigrantes33.
Los ataques a la clase trabajadora en todos los países, pero especialmente en los países centrales, están claramente en la agenda. El informe de la OIT "COVID-19 y el mundo del trabajo" no se anda con rodeos: "COVID-19 ha creado la crisis más grave jamás registrada por el mundo del trabajo desde la Gran Depresión de los años treinta".
Desempleo. El exceso de capacidad de la industria y la lenta y débil recuperación de la demanda estimularán fuertemente los despidos masivos. Durante el periodo de confinamiento estricto, los enormes subsidios estatales a los parados a tiempo parcial enmascararon la gravedad de la situación de muchos trabajadores que sufrían una drástica reducción de sus ingresos. Sin embargo, una "normalización" gradual del funcionamiento económico conducirá a un mayor deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, que en muchos casos será irreversible. Según la OIT, las estimaciones mundiales para 2021 oscilan entre una pérdida de 36 millones de puestos de trabajo en el mejor de los casos y 130 millones en el peor34.
Podemos ilustrarlo con un análisis de las sombrías perspectivas de la industria automovilística: "Un experto de la industria automovilística alemana ofreció el siguiente panorama, pronosticando que todos los principales mercados automovilísticos experimentarán una contracción porcentual de dos dígitos. Francia e Italia serán los más afectados, con un descenso del 25% cada uno, España con un 22%, y Alemania, Estados Unidos y México con un 20% cada uno. Para el mayor mercado automovilístico del mundo, China, Dudenhöffer prevé una caída de las ventas de alrededor del 15%. En las fábricas alemanas, de repente hay un exceso de capacidad de 1,3 a 1,7 millones de vehículos. La jornada reducida sólo puede abarcar períodos cortos. Ninguna empresa podría mantener su capacidad de producción ociosa durante años. Por lo tanto, 100.000 de los actuales 830.000 puestos de trabajo en los fabricantes y proveedores de automóviles en Alemania están en riesgo, "bajo supuestos optimistas", escribe Dudenhöffer"35.
Precariedad. La OIT llama a la precariedad "empleo infrautilizado" y calcula que hay 473 millones de trabajadores en todo el mundo en esta condición (2020). El trabajo informal es igualmente importante: "más de 2.000 millones de trabajadores se dedican a actividades económicas que están insuficientemente cubiertas o no están cubiertas en absoluto por las disposiciones formales de la ley o la práctica". Según la OIT, "más de 630 millones de trabajadores en todo el mundo no ganan lo suficiente para salir de la pobreza, ni ellos ni sus familias"36.
Los salarios. La OIT ha calculado que el descenso global de los salarios en todo el mundo será del 8,3% de aquí a 2020. A pesar de las medidas de apoyo de los gobiernos, en 2020 los salarios han caído (según datos de la OIT) un 56,2% en Perú, un 21,3% en Brasil, un 6,9% en Vietnam, un 4,0% en Italia, un 2,9% en el Reino Unido y un 9,3% en Estados Unidos.
El citado informe de la OIT advierte que "la crisis ha tenido efectos especialmente devastadores en muchos grupos y sectores vulnerables de todo el mundo. Los jóvenes, las mujeres, los mal pagados y los poco cualificados tienen menos posibilidades de impulsar la recuperación económica y los riesgos de estigmatización a largo plazo y desplazamiento del mercado laboral son reales para ellos".
El increíble nivel de endeudamiento nacional no puede mantenerse indefinidamente; en algún momento conducirá necesariamente a medidas drásticas de austeridad que afectarán a la educación, la sanidad, las pensiones, los subsidios, las prestaciones sociales, etc.
No se puede esperar nada de la "gestión inteligente" del capitalismo de Estado, sólo austeridad, miseria, caos y ningún futuro. El futuro de la humanidad está en manos del proletariado, su resistencia contra la brutal austeridad, y la politización de esta resistencia será la clave del próximo período.
1 https://es.internationalism.org/content/4629/la-irrupcion-de-la-descomposicion-en-el-terreno-economico-informe-sobre-la-crisis
2 La pandémie de COVID-19 plonge l’économie planétaire dans sa pire récession depuis la Seconde Guerre mondiale
4 Celebrado en 2017. Ver la Resolución sobre la situación internacional que dicho congreso adoptó https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional
5 Las cifras y el análisis de este enorme despliegue de inyecciones monetarias figuran en el informe sobre la crisis económica aprobado por el 24º Congreso de la RI (ver nota 1), por lo que no las repetiremos aquí
6 Ver "Guerra de las mascarillas": la burguesía es una clase de matones https://es.internationalism.org/content/4560/guerra-de-las-mascarillas-la-burguesia-es-una-clase-de-matones
7 Ver Guerra de vacunas: para el capitalismo, la salud es sólo una mercancía https://es.internationalism.org/content/4651/guerra-de-vacunas-para-el-capitalismo-la-salud-es-solo-una-mercancia
9 Al publicar el informe (agosto 2021) la cifra de muertos por COVID es de cuatro millones y medio (Fuente: Universidad Johns Hopkins Baltimore, EE.UU., última actualización de cifras 27 de agosto de 2021) y la OMS ha retrasado la inmunidad de grupo en los países centrales a 2023.
11 Biden propuso celebrar una reunión del G10 no para coordinar la economía, sino para aislar a China. La reciente cumbre del G7 propuesta por Gran Bretaña ha tenido un objetivo bélico, la crisis de Afganistán.
12 Se considera una empresa zombi (muerto viviente) aquella cuyos beneficios de explotación no alcanzan a cubrir los intereses generados por sus deudas.
13 Ver La ruta china de la seda hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista
14 Fuente: Britannica
15 Fuente : assessment paper AIR POLLUTION
17 Fuente : LAVANGUARDIA Rapport de l'Agence européenne pour l'environnement
20 "La conquista temeraria por parte del capital de territorios 'salvajes', como ya hemos visto con el ébola [que] tiene que ver con la sed de tierras del sistema capitalista, es decir, con la operación de la renta. La creciente urbanización, la explotación de cada centímetro cuadrado del planeta (...) conduce a una convivencia forzada entre especies. (D.). "En efecto, se tiende a subestimar la medida en que la pandemia es un producto de la dimensión ecológica, otra característica fundamental de la decadencia. La cita de El hilo rojo es interesante: cómo la tendencia a las pandemias está vinculada al intercambio metabólico con la naturaleza (Marx) - que ha alcanzado proporciones distorsionadas a través del desarrollo del capitalismo en la decadencia y la descomposición. La idea de que es casi una catástrofe natural - lleva a las raíces sociales que se han dejado de lado". (B.)
21 Ver Las verdaderas causas de la Segunda Guerra Mundial https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra-
23 Informe del SIPRI 27-4-2020
27 Fuente : EL COMERCIO (Lima)
28 Fuente: ABC Internacional
29 La economía de guerra puede estimular inicialmente la economía. Pero esta estimulación es engañosa, y podemos verlo si miramos a largo plazo. Está el ejemplo de Rusia. Más recientemente, tenemos el caso de Turquía que, tras un espectacular despegue, se encuentra cada vez más debilitada por el peso asfixiante del esfuerzo bélico. Del mismo modo, las economías de Irán y Arabia Saudí, sumidas en una rivalidad extrema, están cada vez más debilitadas
30 Citado en un comunicado de nuestra sección en Alemania, aparecido en nuestro boletín interno internacional.
31 Informe sobre la crisis económica, ver nota 1
32 "La situación en la industria de la carne reveló un panorama similar al de los mataderos de Chicago de hace más de un siglo. De repente, se conocieron las altas tasas de infección entre los trabajadores de los mataderos. Se supo que se trataba de modernos talleres de explotación en Alemania, con mano de obra muy barata procedente de Europa del Este, que vivía en barracones o pisos especialmente deteriorados y hacinados, alquilados por los subcontratistas de los mataderos. Cientos de ellos se infectaron, debido a sus condiciones de trabajo y de vida hacinadas" (comunicado de prensa de Welt-D, nuestra sección en Alemania, en el boletín interno internacional del año 2020).
33 En España, en abril de 2020, los recolectores de fresas, en su mayoría trabajadores de Marruecos y África, intentaron hacer una huelga contra el terrible hacinamiento en sus barracones y el gobierno de coalición de izquierdas envió inmediatamente a la Guardia Civil.
34 Observatoire de l’OIT Le COVID‑19 et le monde du travail. Septième édition
35 Ver nota 32