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Introducción de la CCI
Saludamos el esfuerzo que representa el texto que publicamos a continuación. Escrito por un joven compañero en discusión con nosotros es una contribución a que los obreros más avanzados de Chile y de otros países conozcan mejor la historia de su clase y el combate que esta lleva desde hace 3 siglos. El proletariado mundial avanza a base de luchas, experiencias y de errores, múltiples errores. Su fuerza no está en un programa perfecto, elaborado de una vez y para siempre, sino en su capacidad crítica de sacar lecciones de sus errores y derrotas. Es lo que señalaba Engels en el prólogo a la edición alemana del Manifiesto Comunista de 1890: “Marx ponía toda su confianza en el desarrollo intelectual de la clase obrera, fruto obligado de la acción conjunta y de la discusión. Los sucesos y vicisitudes de la lucha contra el capital, y más aún las derrotas que las victorias, no podían menos de revelar al proletariado militante, en toda su desnudez, la insuficiencia de los remedios milagreros que venían empleando e infundir a sus cabezas una mayor claridad de visión para penetrar en las verdaderas condiciones que habían de presidir la emancipación obrera”[1]. Con el consenso del compañero hemos añadido algunas notas explicativas.
Esfuerzos de organización en la clase obrera
Desde principios del siglo XX las luchas obreras en Chile empezaron a nacer en respuesta a las malas condiciones de vida que existían en esa época (y que actualmente siguen existiendo, pero bajo otras formas). Hay que aclarar que en esa época existía algo llamado “la cuestión social”[2], que prácticamente era una gran crisis social en donde la clase obrera en esa época vivía en condiciones extremadamente paupérrimas, existía un gran malestar, mientras la elite económica vivía con grandes lujos.
Fueron grandes movilizaciones y huelgas principalmente en los centros mineros, puertos y ciudades en donde empezó el gran estallido de acciones obreras, que poco a poco permitió que la conciencia de las masas se fuera forjando cierto nivel de conciencia política con una ideología definida, este nuevo despertar político de la conciencia se vería en su máxima expresión con la creación del partido socialista obrero chileno (luego en 1922 se llamaría partido comunista de Chile) en 1912,fundado por Luis Emilio Recabarren y otros 30 obreros salitreros.
Al comenzar el siglo XX los trabajadores chilenos no tenían ningún tipo de legislación social o laboral que los favoreciera o les brindara protección. Fueron ellos mismos, a través de las mutuales, las sociedades de resistencia y las mancomunales, quienes se organizaron para proteger a sus asociados y fomentar la solidaridad proletaria[3].
Al principio estas organizaciones obreras eran controladas por el partido demócrata, sin embargo, poco a poco fueron influenciadas por ideologías más revolucionarias que provenían del partido socialista obrero chileno.
En 1910, ya había más de 400 organizaciones mutualistas y un número creciente de sindicatos de trabajadores de la metalurgia, de empleados ferroviarios y tipógrafos, entre otros. La celebración del 1 de mayo (día mundial del trabajador) fue, año a año, creciendo en convocatoria popular, para llegar a reunir, en 1907, a más de 30 mil personas en las calles de Santiago.
La oleada de huelgas de 1902-1908
Entre 1902 y 1908, hubo alrededor de doscientas huelgas y la falta de respuestas positivas por parte de las autoridades, provocó una escalada de movilizaciones sociales. La huelga portuaria de Valparaíso, en 1903, la huelga de la carne, en Santiago, el año 1905, y la masacre de la escuela Santa María de Iquique, en 1907, son ejemplos de las primeras gestas reivindicativas del movimiento social chileno. En ellas hubo participación no sólo de obreros y artesanos, sino también de sus mujeres e hijos. Sin embargo, la masacre producida en Iquique frenó esta ola de huelgas.
Esta última huelga donde participaron los mineros del salitre en 1907 fue uno de los más claros ejemplos de la tendencia a la huelga de masas de la que hablaba Rosa Luxemburgo como nueva característica de la lucha obrera en la decadencia del capitalismo[4], donde pese a que empezó siendo una huelga y movilización de los mineros a medida que se acercaban a la ciudad se fueron sumando otros sectores, como los carpinteros, los obreros de la construcción, entre otros. Siendo una de las huelgas obreras más importantes que ha existido en la historia de este país.
Otras huelgas también importantes son:
1901- Huelga de la mancomunal de Iquique.
1902- Huelga de la Sociedad de los Tranviarios en Santiago y paralización de faenas de los mineros de Lota.
1903- La represión sobre los estibadores de Valparaíso y la huelga de los obreros del carbón y de las mancomunales salitreras de Tocopilla.
1905- “Huelga de la carne” en Santiago para exigir que se quitaran los impuestos al ganado que llegaba de Argentina y, en general, para protestar por el alza del costo de la vida.
1906- Huelga de Antofagasta, en que participaron los trabajadores del ferrocarril a Bolivia, los obreros del puerto y los trabajadores de las salitreras, pidiendo aumento de jornales.
En cambio, las organizaciones laborales que se empezaron a crear en esa época son:
- Las mutuales
Eran sociedades de socorros mutuos, en la que sus integrantes se ayudaban entre sí para acceder a los beneficios económicos, sociales y educacionales que el Estado no les concedía. Eran financiadas por los propios obreros, suministraban medicamentos gratis y una pequeña ayuda monetaria.
- Las mancomunales
Fueron centros de vida social y cultural que tuvieron su origen en las minas y puertos del norte; además, iniciaron las luchas en contra del sector patronal, exigiendo reformas en las relaciones de trabajo.
- Las sociedades de resistencia y los sindicatos
Eran formas de organización popular cuyos métodos de lucha consistían en el sabotaje y la huelga y exigían mejores salarios y condiciones de trabajo.
Muchas de estas organizaciones se agruparon en la Federación Obrera de Chile (FOCH). Además, surgieron partidos políticos de izquierda que defendían los intereses y derechos de los trabajadores. Mediante manifestaciones públicas y huelgas, los trabajadores expresaban sus quejas ante el Estado.
La reacción de los distintos gobiernos frente a estas movilizaciones fue la represión y solo años más tarde se elaboraron leyes para responder a estas demandas sociales, que, aunque tuvieron escasa significación y contribuyeron muy poco en la solución de los problemas de fondo, fueron el inicio de un proceso de mejoramiento gradual de sus condiciones de vida.
Algunos elementos de balance cara a la preparación de nuevas luchas
Aunque el movimiento obrero chileno como tal no empezaría hasta principios del siglo XX hay varias cosas de la que debemos recalcar y que, lo más importante, nos sirve para sacar experiencias para el futuro.
Una de las cosas más importantes aquí es el hecho de la auto -organización de la clase obrera, aunque los sindicatos, mutuales, mancomunales y sociedades de resistencias al principio pertenecieron a la clase trabajadora para mejorar sus condiciones de vida desde la entrada en decadencia del capitalismo se convirtieron en organismos completamente anti -obreros, es más, desde el principio esas organizaciones fueron controladas por los partidos demócratas y liberales de la época, los proletarios nunca pudieron desarrollar una política de autonomía de clase que los llevara, en una situación revolucionaria a la constitución de Consejos Obreros debido a que (A diferencia de la clase obrera europea) no poseía el mismo nivel de conciencia ni experiencia política, por lo cual se dejaban engañar por las organizaciones legales impuestas por el estado y los partidos políticos del régimen.
La formación de un partido político de la clase obrera, la experiencia en Chile
El proletariado es una clase internacional con el mismo interés en todos los países. Esta realidad histórica se ha expresado en sus filas con la POSICION INTERNACIONALISTA (los proletarios no tienen patria, contra toda guerra imperialista, por la solidaridad mundial de las luchas obreras etc.), con los intentos de coordinación y unificación internacional de sus luchas y con la solidaridad internacional entre proletarios de diferentes países.
A nivel de sus organizaciones comunistas esta naturaleza internacional se ha expresado no solamente en la posición programática del INTERNACIONALISMO sino igualmente en los esfuerzos por darse una ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL UNIDA Y CENTRALIZADA.
La Liga de los Comunistas buscó esta estructura internacional, aunque su corta duración (1847-1852) no le permitió conseguirlo. La Primera Internacional se concibió como un órgano unitario de las diferentes organizaciones obreras y se dotó de un instrumento de centralización internacional -el Consejo General- que fue combatido por el federalismo anarquista y por las intrigas y conspiraciones de Bakunin[5]
En la Segunda Internacional (1889-1914) se da una federación de partidos socialistas organizados en cada país. Este retroceso parcial era debido a que el proletariado tenía tareas en cada país de obtención de mejoras y reformas duraderas y podía apoyar el desarrollo capitalista contra la resistencia de las clases feudales. No obstante, la lucha por una organización internacional se manifestó en la constitución de la Segunda Internacional y en la formación del Buró Socialista Internacional en 1900.
La Tercera Internacional se levanta contra la capitulación nacionalista de los partidos socialistas que en su gran mayoría apoyan la barbarie de la Primera Guerra Mundial Imperialista (1914-18). Solamente la Izquierda de la Segunda Internacional formada por los grupos alrededor de Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Pannohoek etc., lleva un combate heroico e intransigente contra la guerra, por la revolución proletaria mundial y, en coherencia con ello, por el desarrollo de las posiciones programáticas y organizativas necesarias para ese combate. Lenin es el más claro en este combate y quien más lucha por la constitución de una nueva Internacional basada en los principios revolucionarios. Tropieza sin embargo con la confusión y resistencia de los internacionalistas de los otros países y también con debilidades en su propio partido, el bolchevique. Finalmente, la Tercera Internacional consigue constituirse en marzo de 1919, aunque es demasiado tarde, pues ya la tentativa revolucionaria del proletariado de Berlín en enero de 1919 ha sido aplastada y ha comenzado la revolución en Hungría.
Respecto a Chile, al principio, los obreros más combativos y conscientes se sumaron al Partido Demócrata. Este fue fundado en 1887 por disidentes del Partido Radical. Su ideología era muy ambigua pues se proponía “la emancipación social, política y económica del pueblo” (artículo 1 del Programa del Partido Demócrata, 1889). No tenía un concepto real de clase obrera. Encontró mucho apoyo en medios obreros, aunque poco a poco en éstos se desarrolló una toma de conciencia. Expresiones de ésta fueron la gran huelga de Iquique y otras que hemos hablado. Esta toma de conciencia se plasmó en tentativas de darse una organización política de clase lo que desembocó en la constitución del Partido Obrero Socialista, uno de cuyos principales animadores fue Luis Emilio Recabarren. Este Partido representa un claro avance a nivel de expresión de la conciencia de clase, pese a lo cual, mantiene ciertas confusiones, pues por ejemplo, el programa que adopta en 1912 dice: “El Partido Obrero Socialista expone que el fin de sus aspiraciones es la emancipación total de la Humanidad, aboliendo las diferencias de clases y convirtiendo a todos en una sola clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes, y la implantación de un régimen en que la producción sea un factor común y común también el goce de los productos”.
Sin embargo, el POS es uno de los pocos partidos socialistas (junto a los bolcheviques, los tribunistas holandeses y los partidos de Serbia y Bulgaria) que condenan rotundamente la guerra imperialista de 1914 y denuncian la traición de la gran mayoría de partidos socialistas. Por su parte, Recabarren, obligado a exiliarse, apoya los esfuerzos internacionalistas y participa en la formación del Partido Socialista Internacional en Argentina en 1918, el cual sostuvo de forma entusiasta la revolución de 1917 en Rusia, trató de desarrollar un programa revolucionario y fue uno de los pioneros en la orientación comunista internacionalista y revolucionaria.
En el POS se dan muchas dudas entre la orientación reformista vinculada a los partidos de la Segunda Internacional y la bandera revolucionaria internacionalista que había levantado la Tercera Internacional. Esto lleva a que su adhesión a esta última es muy tardía, en 1922, y cuando esta última ya está degenerando gangrenada por la presión del Estado ruso que se orienta cada vez más hacia la reconciliación con el orden capitalista mundial, por el oportunismo que está corroyendo al Partido Bolchevique, todo lo cual se concentra en la degeneración oportunista que sufre la Tercera Internacional y que se plasmará en las resoluciones adoptada en su 4º Congreso celebrado precisamente en 1922.
Esto hará que el Partido Comunista de Chile se constituya sobre las bases del oportunismo y sea uno de los que más empuje dentro de la Tercera Internacional en degeneración hacia la plena integración en el capitalismo como su ala izquierda.
[2] Ante el empuje de las luchas obreras en todo el mundo y, sobre todo, el esfuerzo de organización y de conciencia que desarrollaba el proletariado en numerosos países y que se plasmó entonces en la formación de partidos de masas y de sindicatos (que en esa época eran armas de la clase obrera), desde finales del siglo XIX los medios burgueses hablaron ampliamente de la “cuestión social” lo que no expresaba ninguna preocupación real sobre las condiciones de vida de los obreros (más allá de las buenas intenciones de algunos) sino una inquietud de que el proletariado pudiera acabar tomando una vía revolucionaria, como habían mostrado la Comuna de París en 1871 y la formación, primero de la Primera Internacional (1864-1876) y después de la Segunda Internacional (1889-1914). Hasta una institución tan reaccionaria y enemiga de los obreros como la Iglesia Católica simuló ponerse “a favor de los obreros” con la encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891)
[3] Estas organizaciones eran posibles en las condiciones del periodo ascendente del capitalismo y fueron un gran esfuerzo de solidaridad proletaria. En la decadencia del capitalismo, iniciada en 1914, con la creciente tendencia totalitaria de los Estados, estos lograron absorber y utilizar al servicio del capitalismo esas organizaciones creadas por los obreros, vaciándolas de todo contenido de clase y eliminando progresivamente en su seno todo vestigio de solidaridad. Ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera (en papel, se puede pedir a nuestra dirección mail: [email protected]) así como nuestro artículo Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical
[4] Ver el libro clásico de Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicatos, https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf . Igualmente, Notas sobre la huelga de masas, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198110/928/notas-sobre-la-huelga-de-masas , La huelga de masas de 1905 abre las puertas a la revolución proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199201/1225/i-1905-la-huelga-de-masas-abre-la-puerta-a-la-revolucion-proletari ; El gran descontento obrero de 1910-14 (Gran Bretaña), https://es.internationalism.org/cci-online/201109/3197/huelga-de-masas-en-reino-unido-el-gran-descontento-obrero-1910-14 ; Huelga de masas en Polonia: se ha abierta una nueva brecha, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198007/2307/huelga-de-masas-en-polonia-se-ha-abierto-una-nueva-brecha ; Egipto, el germen de la huelga de masas, /content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas
[5] Para comprender las fechorías de Bakunin ver La lucha de la Primera Internacional contra la Alianza de Bakunin, Revista Internacional nº 84, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr