Mayo de 1968. 20 años después. LA EVOLUCIÓN DEL MEDIO POLÍTICO PROLETARIO (1ª parte)

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  Mayo de 1968: 10 millones de trabajadores en huelga en Francia anuncian el regreso significativo del proletariado a la escena de la historia e inician una ola de luchas que va adquirir una dimensión internacional y que va a manifestarse en casi todos los países del mundo hasta mediados de los años 70.

  Desde la derrota de la oleada revolucionaria que inauguró 1917 y que se agotó a finales de los años 20, no se había  vuelto a ver a la lucha de clase desarrollar tal fuerza y amplitud. Después de cuarenta largos años de contrarrevolución que habían visto el triunfo de la burguesía expresarse con un control ideológico sin precedentes en la historia: teorizaciones animadas por la reflexión de intelectuales en búsqueda de novedades sobre <<la integración del proletariado en el capitalismo>>, su <<aburguesamiento>>, su <<desaparición como clase revolucionaria>>; teorizaciones sobre un socialismo identificado con las siniestras dictaduras estalinistas y sus caricaturas <<tercermundistas>>; sobre las selvas de América del Sur y de Indochina presentadas como centro de la revolución mundial. En esa situación, el nuevo despertar del proletariado viene a poner, para la humanidad, las cosas en su sitio. Se ha saltado un obstáculo: el de la contrarrevolución. Un nuevo período histórico se ha abierto.

  La lucha obrera renaciente va a polarizar el descontento que se ha ido acumulando durante años, más allá del proletariado, en numerosos estratos de la sociedad. La guerra de Vietnam y se intensifica; los primeros golpes de la crisis económica –cuyo retorno se vuelve a sentir a mediados de los años 60, después del periodo de euforia de la reconstrucción de la posguerra- van a provocar un malestar profundo en una juventud criada en la ilusión de un capitalismo triunfante, sin crisis, y con promesas de un porvenir radiante. La  burguesía va a utilizar la revuelta de los estudiantes en todas las universidades del mundo para ocultar con su propaganda el nuevo auge de lucha de clase. Al mismo tiempo en esa revuelta se oye el eco deformado del resurgir de la reflexión política que se desarrolla en el proletariado; y eso se concreta en que vuelve ha manifestarse un interés por la clase obrera, por su historia y sus teorías y, por consiguiente, por el marxismo. <<Revolución>> se convierte en palabra de moda.

  Bruscamente, como asombrada por su propia fuerza, una nueva generación de proletarios se afirma en la escena histórica y mundial. Producto de esa dinámica, en una efervescencia juvenil pero también en medio de una gran confusión, sin experiencia, sin lazos con las tradiciones revolucionarias del pasado, sin conocimiento real de la historia de su clase, fuertemente influenciado por la protesta pequeño burguesa, se forma un nuevo medio político. Nace una nueva generación de revolucionarios, en el entusiasmo y... la inexperiencia.

  Obviamente, cuando nos referimos al medio proletario no incluimos a las organizaciones que pretenden representar y defender al proletariado y que no son en realidad mas que expresiones destinadas a mistificarlo, a sabotear sus luchas: la <<izquierda>> del aparato político de control de la clase obrera por el Estado capitalista, aunque puedan existir ilusiones en la clase obrera a su respecto. Se trata no solamente de los PC y los PS, integrados desde hace tiempo en los engranajes del aparato del Estado, sino también de sus émulos maoístas, excrecencia tardía del estalinismo, los trotskistas, que abandonaron los principios de clase durante la segunda guerra imperialista mundial al apoyar a un campo imperialista contra otro y cuya traición los excluyó definitivamente del campo proletario.

  Aunque en 1968 y los años siguientes esos grupos, llamados <<izquierdista>>, tuvieron una influencia determinante y ocuparon el primer plano, su historia pasada los sitúa radicalmente fuera del proletariado y de su medio político. Es en contra de la actitud política de esos grupos de la <<izquierda>> burguesa que aparece al principio un <<ámbito>> del que va a surgir el renacimiento del medio proletario, y eso a pesar que en medio de la confusión de aquella época las ideas <<gauchistes>> (izquierdistas) tenían mucho peso en el nuevo medio proletario.

  Desde los acontecimientos de Mayo del 68, han pasado 20 años. Veinte años durante los cuales la crisis económica ha causado sus estragos en el mercado mundial, ha socavado el campo social, ha barrido las ilusiones de la reconstrucción. Veinte años durante los cuales la lucha de clase ha tenido períodos de avance y de descenso. Veinte años durante los cuales el medio proletario ha tenido que volver a encontrar sus raíces y continuar la clarificación necesaria a la eficacia de su intervención.

  Durante estos veinte años, ¿cuál ha sido la evolución del medio político? ¿Qué balance se saca hoy? ¿Qué frutos proletarios ha dado la generación de 1968? ¿Qué perspectivas hay que trazar para fecundar el futuro?

El medio político proletario de antes de 1968

  Los grupos políticos que antes del desbarajuste de finales de los años 60, pudieron resistir a la presión de la contrarrevolución y mantener contra viento y marea su existencia con posiciones revolucionarias, no eran más que un puñado, y cada uno agrupaba a un puñado de individuos. Esos grupos se definían en función de su filiación política, Se distinguían esencialmente dos corrientes principales cuyos orígenes se situaban en las fracciones que durante los años 20, se opusieron a la degeneración política de la IIIª Internacional:

- la tradición de las izquierdas <<holandesa>> y <<alemana>> (*) se mantuvo a través de grupos políticos como el <<Spartacusbond>> (1) en Holanda. O círculos más o menos formales como el que existía alrededor de Paul Mattick en Estados Unidos, I.C.O. ( Informaciones y Correspondencia Obreras) en Francia o Daad en Gedachte en Holanda, que surgieron a principios de los años 60. Son un producto degenerado de la tradición del <<comunismo de consejos>>, representada principalmente por el GIK en los años 30. Esa corriente, que se sitúa en la continuidad política de las teorizaciones de Otto Rühle en los años 20, y de Antón Pannekoek y de Canne Meier en los años 30, se caracteriza por una incomprensión profunda del fracaso de la revolución rusa y de la degeneración de la Internacional comunista; eso le conduce a negar el carácter proletario de las mismas y, de paso, a negar la necesidad de organizaciones políticas del proletariado;

- la tradición de la izquierda llamada <<italiana>>, representada en su continuidad organizativa por el PCI (2), fundado en 1945 alrededor de Onorato Damen y de Amadeo Bordiga, y que publica Battglia Comunista. Numerosas escisiones  -la principal fue la que se hizo alrededor de Bordiga en 1952, que publicaría Programma Comunista (3)- van a dar lugar a múltiples avatares en el PCI; entre ellos se puede mencionar <<Il Partito Comunista>> de Florencia, Italia. Sin embargo, aunque esas organizaciones hayan podido mantener una continuidad organizativa con las fracciones comunistas del pasado, paradójicamente, no se reivindican del grupo que, en los años 30, representó el nivel más elevado de claridad política de esa tradición: Bilan; desde este punto de vista expresan  una continuidad política debilitada por haber rechazado los inmensos aportes teóricos de Bilan. Se traducirá esto en una rigidez dogmática que niega las necesarias clarificaciones que imponían sesenta años de decadencia del capitalismo. Así pues, Bordiga y el PCI (Programa Comunista) se van a reivindicar de modo caricaturesco, de la <<invariación>> del marxismo desde… 1848. Para esas organizaciones, la crítica insuficiente de las posiciones erróneas de la IIIª Internacional se van a traducir en posiciones políticas de lo más vagas y a menudo erróneas, sobre puntos tan centrales como la cuestión nacional o la cuestión sindical. Desgraciadamente, la voluntad justa de defender la necesidad del partido se va a expresar en esos grupos de forma caricaturesca, particularmente en Bordiga, el cual concibe y presenta al partido de manera formal como la solución a todas las dificultades del proletariado, como la panacea universal a la cual todos los proletarios tienen que someterse. De esos grupos, solo el PCI (Programa Comunista) tuvo una existencia internacional, particularmente en Francia y en Italia. Los demás sólo existían en Italia.

En esa tradición de la izquierda <<italiana>> hay que incluir a Internacionalismo de Venezuela, fundado en 1964 bajo el impulso de antiguos miembros de Bilan (1928-1939) (4) y de Internationalisme (1945-1953) (5). Aunque internacionalismo no expresó una continuidad real organizativa, sí fue la expresión más clara de la continuidad política con las posiciones de Bilan y luego de Internationalisme, continuador de la elaboración teórica del primero. Si Internacionalismo se reivindica explícitamente de los aportes de Bilan y de la izquierda <<italiana>>, también supo aprovechar de manera crítica  -como lo hicieron antes de él Bilan e Internationalisme-  los aportes de las demás fracciones de la izquierda comunista internacional de principios de siglo y esto se concreta en la claridad de sus posiciones sobre la cuestión de la decadencia del capitalismo, sobre la cuestión nacional, sobre la cuestión sindical, así como sobre la función del partido. No es por casualidad si Internacionalismo fue el único grupo que previó el resurgir histórico de la lucha de clase.

  El cuadro del medio político antes de 1968 no estaría completo si no se incluyera igualmente a los grupos que se formaron después de la segunda guerra mundial, en reacción a la traición de la IVª Internacional trotskista y que surgieron de esa corriente. Hay que mencionar particularmente al FOR (6) que se forma en torno a Benjamín Peret y G. Munis, y a Socialisme ou Barbarie (Socialismo o Barbarie) en torno a Chaulieu-Cardan. Esos grupos, que provienen de una tradición política  -el trotskismo- debilitada por su participación en la degeneración de la IIIª Internacional y su abandono de los principios de clase al haber apoyado la segunda guerra imperialista mundial, tienen una originalidad relacionada con su filiación: su incomprensión de la degeneración de la revolución en Rusia y de los fundamentos económicos del capitalismo de Estado en el período de decadencia del capitalismo, lo cual los conduce a teorizar el final de la crisis económica del capitalismo y desprenderse así de las bases de una comprensión materialista, marxista de la evolución de la sociedad. Socialisme ou Barbarie acabará negando explícitamente al proletariado y al marxismo para desarrollar una teoría confusa en la cual la contradicción fundamental de la sociedad ya no se situaría entre el capital y el trabajo, entre burguesía y proletariado, sino en la relación ideológica entre…dirigentes y dirigidos. Al negar la naturaleza revolucionaria del proletariado, Socialismo ou Barbarie pierde su razón de ser como organización política y desaparece a principios de los años 60. Sin embargo la influencia perniciosa de sus teorías va a pesar muy fuerte no sólo en los medios intelectuales, sino también en el medio político, particularmente en ICO, y en sus márgenes, en la Internacional Situacionista. El FOR, por su parte, no caerá nunca en esos extremos, pero su negación de la realidad de la crisis económica debilita el conjunto de sus posiciones políticas, quitándoles su indispensable coherencia.

La  fragilidad  del  medio  que  renace después de 1968

  Los acontecimientos de la lucha de clase y en particular las huelgas de Mayo del 68 en Francia, el <<Mayo rampante>> italiano en 1969, las luchas de Polonia en 1970, van a impulsar, con el eco internacional que provocan, una reflexión en el proletariado y en toda la sociedad; la teoría marxista revolucionaria vuelve a tener audiencia. En la cresta de esa ola internacional de lucha de clase, una multitud de grupitos, círculos o comités, van nacer dentro de una confusión terrible pero en búsqueda de una coherencia revolucionaria. En ese movimiento informal va a producirse el renacimiento del medio político proletario.

  La confrontación concreta con las maniobras de sabotaje de la lucha de clase por parte de los que pretenden ser los defensores más ardientes de los intereses de la clase obrera, va a ser un factor decisivo de la toma de conciencia brutal de la naturaleza antiobrera de los sindicatos y de los partidos <<de izquierda>>. La puesta en tela de juicio de la naturaleza proletaria de las organizaciones sindicales, de los partidos socialistas procedentes de la IIª Internacional difunta, así como de los partidos comunistas estalinistas y de sus émulos <<izquierdistas>> con sus diversos matices  -maoístas y trotskistas-, es un resultado inmediato de la lucha de clase que hizo función de revelador. Si embargo, la intuición de posiciones políticas de base del proletariado no puede disimular la fragilidad política profunda de esa nueva generación que reanuda con las posiciones revolucionarias sin un conocimiento real de la historia pasada de su clase, sin lazos con las organizaciones anteriores del proletariado, sin experiencia militante de ninguna clase y bajo la fuerte influencia de las ilusiones pequeño burguesas comunicadas por el movimiento de los estudiantes. El peso de décadas de contrarrevolución se hace sentir fuertemente. << ¡Corre camarada, el viejo mundo está detrás de ti! >>, claman los sublevados  de 1968. Pero si bien el rechazo del <<viejo mundo>> permite acercarse a ciertas posiciones de clase tales y como la naturaleza capitalista de los sindicatos, de los partidos llamados de <<izquierda>>, de las supuestas <<patrias del socialismo>>, también, de paso,  tienden a rechazar las indispensables lecciones de la experiencia del proletariado. Y en primer lugar la de la naturaleza revolucionaria del proletariado, pero también el marxismo, las organizaciones pasadas del proletariado, la necesidad de la organización política, etc. Inmediatamente, las ideas que van a encontrar más eco en un movimiento marcado con el sello de la inmadurez y la inexperiencia características de la juventud, son las ideas de corrientes <<radicales>> como la Internacional Situacionista que reactualiza y pone al día  las teorías de Socialismo o Barbarie y se hace el portavoz más radical del movimiento estudiantil. Al diluir la lucha obrera en la revuelta de las capas pequeño burguesas, al identificarla con un reformismo radical de la vida cotidiana, tratando de amalgamar a Bakunin y Marx, la Internacional Situacionista se esquiva del terreno marxista para reactualizar, con un siglo de atraso, las ilusiones utopistas.

  Así va el <<modernismo>> (7), dedicado a su búsqueda de novedades y a deshacerse de lo antiguo, pero que no hace sino volver a descubrir teorías históricamente caducadas. Pero mientras en la corriente <<modernista >> es fundamentalmente ajena a la clase obrera, la corriente consejista (8) se inscribe históricamente en el medio político proletario. ICO en Francia es particularmente representativo de esa tendencia; al reivindicarse de los aportes de las izquierdas <<alemana>> y <<holandesa>>, teoriza, en continuidad con los errores de la izquierda <<holandesa>> de los años 30, el rechazo de la necesidad para el proletariado de dotarse de organizaciones políticas. Esta posición va a tener mucho éxito en una época en que, después de décadas de contrarrevolución victoriosa, de traición de las organizaciones proletarias que sucumben  bajo la presión burguesa y se integran al Estado capitalista, y de maniobras antiobreras por parte de las organizaciones  que pretenden hablar en su nombre, el sentimiento de desconfianza del proletariado con respecto a esas organizaciones, sean cuales sean, se agudiza. Esa tendencia tiende a culminar en un miedo a la organización en sí. La palabra misma causa miedo.

  En un primer tiempo ICO va a polarizar el medio político renaciente en Francia y hasta internacionalmente con el eco planetario de los acontecimientos de mayo del 68 y contribuir a la divulgación y reapropiación de la experiencia proletarias de los revolucionarios del pasado (particularmente del KAPD en Alemania) aunque de manera parcial y deformada. A las conferencias que organiza ICO participan muchos grupos; en Francia: los Cahiers du communisme (Cuadernos del Comunismo de Consejos) de Marsella, el Grupo consejista de Clermont-Ferrand, Revolution Internationale de Toulouse, el GLAT que publicaba Lutte de Classe, la Vieille Taupe (Mouvement Communiste), Noire et Rouge, Archinoir; a la conferencia de Bruselas en 1969 van a participar grupos belgas e italianos así como <<personalidades>> como Daniel Cohn-Bendit y Paul Mattick. Pero esa dinámica de polarización del medio político se hace más bajo la presión de la lucha de clase que gracias a la coherencia política de ICO; con el descenso de la lucha obrera en Francia y a principios de los años 70, las ideas antipartido, antiorganización, de ICO van a pesar cada vez más fuertemente en un medio político inmaduro. Mientras que al principio ICO atrae hacia las posiciones proletarias a grupos y elementos en ruptura con el anarquismo y el academicismo intelectual, con la disminución de las huelgas sucede lo contrario: es ICO quien es víctima de la gangrena del anarquismo y el <<modernismo>>. Finalmente, ICO desaparecerá en 1971.

  El itinerario de ICO ilustra muy bien la dinámica del consejismo en el medio político internacional, aunque en otros países fuera de Francia ese fenómeno se produjo más tarde. Las teorizaciones consejistas, al rechazar la necesidad de la organización, al negar la naturaleza proletaria de la revolución rusa, del partido bolchevique y de la IIIª Internacional, constituyen un polo de desorientación y de descomposición en el medio proletario que se está formando, pues pretende cortarle raíces históricas esenciales y privarlo de los medios organizativos y políticos de afirmarse de manera duradera. El consejismo es un polo de dilución de las energías revolucionarias de la clase.

  Todos los grupos proletarios que surgen con juvenil entusiasmo a finales de los años 60 están, quien más quien menos, marcados por la influencia perniciosa del <<modernismo>> y del consejismo; ¡cuantos discursos se pudieron oír sobre el final de la crisis con el capitalismo de Estado, sobre los malos bolcheviques y la fatalidad de que todo partido traicione al proletariado, sobre la alineación suprema que constituye el militantismo revolucionario! Discursos de moda que con la moda desaparecerían. La decantación inevitable que ocurre con el descenso de la lucha de clase, a la vez barre las ilusiones e impone una clarificación necesaria que se va a traducir en la desaparición de los grupos políticamente mas débiles. En la primera mitad de los años 70 es la hecatombe: desparece la Internacional Situacionista que no habrá <<brillado>> más que una fugaz primavera; desaparece ICO que muere en el irrisorio campo de la crítica de la vida cotidiana; desaparecen Poder Obrero (Pouvoir Ouvrier), Negro y Rojo (Noir et Rouge) y Movimiento Comunista, en Francia; en Italia desaparecen Lotta Continua y Potere Operaio que no se habían desprendido completamente del izquierdismo maoísta… y esta lista es, claro, muy incompleta. Ahí esta la historia, con la lucha de clase que retrocede y la crisis que se desarrolla, con sus inevitables evidencias y la sanción que impone.

  Los diversos PCI provenientes de la izquierda <<italiana>>, incapaces de comprender que el despertar de la lucha de clase a finales de los años 60 significa el final del periodo de contrarrevolución, subestiman totalmente la importancia de las huelgas que se desarrollan ante sus ojos y van a revelarse incapaces de cumplir con la función para la cual existen: intervenir en la clase y en el proceso de formación de su medio político. Los que pretenden ser la única continuidad orgánica  y política con las organizaciones revolucionarias de principios del siglo, que hubieran debido reforzar el medio político renaciente acelerando el necesario proceso de reapropiación de las lecciones proletarias del pasado, los que pretendían ser el Partido de Clase, esos mismos brillan por su ausencia hasta mediados de los años 70. Duermen creyendo que la larga noche de la contrarrevolución sigue vigente y se aferran a sus <<tablas de la ley>> del programa comunista. El PCI (Programa Comunista), única organización que tiene una existencia internacional real, trata con soberano desprecio a los elementos que buscan a tientas una coherencia revolucionaria y el PCI (Battaglia Comunista) más abierto a la discusión política, se queda tímidamente replegado en Italia. Aunque las posiciones de esos grupos sobre la cuestión del partido, que los distingue fundamentalmente del consejismo, no podían en un primer tiempo polarizar de la misma manera al medio político renaciente, su relativa ausencia reforzó el peso destructor del consejismo en las jóvenes e inmaduras energías revolucionarias.

  Finalmente, sólo la expresión que parecía más <<débil>> entre las corrientes que se reivindican de la izquierda <<italiana>>, puesto que se encontraba aislada en Venezuela pero que no lo estaba a nivel político, que es el que nos interesa, va a lograr dar fruto. Bajo la iniciativa de miembros de Internacionalismo emigrados a Francia, se va a formar el grupo Révolution Internationale en Toulouse, en plena efervescencia de Mayo del 68. Ese grupito, perdido en la multitud de los que surgen en esa época, va a jugar un papel positivo contra la tendencia a la descomposición que se manifestaba en el nuevo medio político bajo la perniciosa influencia del consejismo. Y eso porque en él participan antiguos militantes de la izquierda <<italiana>>, de Bilan y de Internationalisme, que le aportan una experiencia política irremplazable. Y se va esto a concretar en la dinámica de reagrupamiento que va a saber encarnar Révolution Internationale.

La dinámica del reagrupamiento y el peso del sectarismo

  Del interior mismo del nuevo medio político, dominado por la confusión, va a aparecer una tendencia que se va a oponer al proceso de descomposición que se manifiesta como expresión del peso de las ideas consejistas. La voluntad de clarificación política, la preocupación de reapropiarse las lecciones políticas del marxismo, se van a concretar en la defensa de la necesidad de una organización política para el proletariado y una crítica de los errores consejistas. Desde su fundación, RI se va a consagrar a esa labor, defendiendo principios revolucionarios sobre la cuestión de la organización, y proponiendo también un marco coherente de compresión  de las posiciones de clase y de la evolución del capitalismo en el siglo XX, gracias a la teoría de la decadencia del capitalismo que adoptan de Rosa Luxemburgo y de Bilan, y de los trabajos sobre el capitalismo de Estado heredadas de Internationalisme. Esto le facilita tener mayor claridad sobre cuestiones como las del carácter proletario de la revolución rusa, del partido bolchevique, de la IIIª Internacional, que son las cuestiones que se plantean en el medio después de 1968. Además, la superioridad de la coherencia de los fundamentos políticos de RI se va a expresar en su comprensión de los acontecimientos de Mayo del 68: aún defendiendo la importancia y el significado histórico de las luchas obreras que se desarrollan internacionalmente, RI se opone firmemente a las sobreestimaciones delirantes de aquellos que dentro de la corriente consejisto- modernista veían la revolución la revolución comunista para un futuro inmediato y preparaban así su propia desmoralización. Aunque en un primer tiempo su audiencia es muy limitada y anegada en el consejismo dominante, RI representa un polo de claridad en el medio político de esa época. En Francia, la participación de RI a las reuniones organizadas por ICO le va a permitir combatir la confusión consejista y polarizar la evolución de otros grupos. El proceso de clarificación que comienza entonces permitirá desarrollar una dinámica de reagrupamiento que desembocará en 1972 en la fusión del Grupo Consejista de Clermont-Ferrand y de los Cuadernos del Comunismo de Consejos con RI.

La dinámica del reagrupamiento y la formación de la C.C.I. (9)

  A nivel internacional la dinámica es la misma. Con el descenso de la lucha clases los debates se aceleran en el medio político proletario en los cuales RI e Internacionalismo  van a jugar un papel de clarificación determinante. La lucha contra las ideas consejistas se intensifica y empuja a muchos grupos a romper con sus primeros amores libertario-consejista. Internationalism en los Estados Unidos se forma en contacto estrecho con Internacionalismo; las discusiones de clarificación con RI están directamente en la base de la formación de World Revolution y van a tener mucha influencia en grupos como Workers`Voice y Revolutionary Perspective en Gran Bretaña; bajo los auspicios directos de RI fusionan tres grupos para formar Internationalisme en Bélgica, así como en España e Italia se forman Acción Proletaria y Rivoluzione Internazionale en torno a la coherencia de RI.

  El llamamiento de Internationalism (US) a la constitución de una red internacional de contactos entre los grupos proletarios existentes va a permitir la aceleración de la clarificación teórica y de la decantación política. Con esa dinámica se reunirá una conferencia en 1974 que prepara y anuncia la fundación de la CCI en 1975 que agrupa entonces a internacionalismo (Venezuela), Révolution Internationale (Francia), Internationalism (USA), World Revolution (Gran Bretaña), Internationalisme (Bélgica), Acción Proletaria (España), Rivoluzione Internazionale (Italia), con una plataforma común. Existente en siete países, lejos de los conceptos anarco-consejista que esconden mal el peso del localismo, la CCI apoyará su existencia en un funcionamiento centralizado a escala internacional, a imagen de la clase obrera que es una sola y no tiene ningún interés particular que defender según los países donde se encuentra.

La descomposición del izquierdismo y el desarrollo del PCI (Programa Comunista)

  La oleada de lucha de clase que se inicia de manera explosiva en 1968 empieza a descender a principios de los años 70. La clase dominante, sorprendida en un primer tiempo, reorganiza su aparato de mistificación político para enfrentar mejor a la clase obrera. Esta modificación de la situación que provoca la desbandada del medio consejista marcado por el inmediatismo, y el fracaso de las ideas que lo caracterizan, van también a provocar cierta descomposición de los grupos <<izquierdistas>>, trotskistas y maoístas, sacudidos por numerosas escisiones algunas de entre las cuales tenderán a acercarse a las posiciones revolucionarias. Pero, lastrados por su pesada herencia, esos grupos serán incapaces de integrarse realmente al medio proletario. Así sucede con las dos escisiones de Lutte Ouvriére (Lucha Obrera) en Francia: Union Ouvriére y Combat Communiste; la primera, influenciada al principio por el FOR, atraviesa como un meteorito el medio proletario para desaparecer en el <<modernismo>>; la segunda se revelará congénitamente incapaz de romper con el trotskismo <<radical>>.

  La dinámica de salida de los grupos de la extrema izquierda de numerosos elementos más desmoralizados que clarificados, se va a intensificar con la entrada de la lucha de clase en una fase de retroceso a mediados de los años 70. Y sobre esas bases se va a desarrollar el PCI (Programa Comunista). Después de haberse quedado a la orilla de la lucha de clase a finales de los años 60 sin ver nada, el PCI bordiguista comienza a salir de su entorpecimiento a principios de los años 70, pero será para tratar con un soberano desprecio al medio proletario que se había formado, y desarrollar un reclutamiento oportunista con elementos izquierdizantes. Con posiciones erróneas sobre cuestiones tan cruciales como la cuestión nacional o la cuestión sindical, la deriva oportunista del PCI se va a intensificar y acelerar con los años. Así va sucesivamente a apoyar la lucha de liberación nacional en Angola, el terror de los Jmeres Rojos en Camboya y la <<revolución>> palestina. Y el PCI bordiguista se va a hinchar a la medida de la gangrena <<izquierdista>> que lo está carcomiendo.

  A finales de los años 70, el PCI (Programa Comunista) será la organización más importante del medio político proletario existente. Pero si el PCI es el polo dominante del medio político durante ese periodo, no se debe esto solamente a su importancia numérica y su real existencia internacional. El retroceso de la lucha de clase siembre dudas sobre la capacidad revolucionaria del proletariado y se desarrolla un nuevo atractivo por los conceptos substitucionistas del partido, en reacción también contra el fracaso evidente de las ideas antiorganizativas del consejismo. El bordiguismo, teorizador del partido como remedio soberano contra todas las dificultades de una clase fundamentalmente tradeunionista  a la que debe dirigir y organizar como un estado mayor militar dirige a su ejército, conoce un nuevo auge de interés del cual el PCI se va a beneficiar. Pero, más allá del PCI, es todo el medio político el que se va a polarizar en torno al necesario debate sobre la función y las tareas del partido comunista.

El peso del sectarismo

  Sin embargo, aunque el PCI (Programa Comunista) es la principal organización del medio proletario en la segunda mitad de los años 70, no es por ello el fruto de una dinámica de clarificación y de reagrupamiento. Al contrario, su desarrollo se produjo gracias a un oportunismo creciente y a un sectarismo constantemente teorizado. El PCI que se considera como la única organización proletaria existente rechaza toda discusión con otros grupos. El desarrollo del PCI bordiguista no es la expresión de la fuerza de la clase sino la de su debilitamiento momentáneo, debido al retroceso de las huelgas. Desgraciadamente el sectarismo no es un atributo exclusivo del PCI de Bordiga, aunque él lo teorice de manera más caricaturesca; el sectarismo pesa sobre el conjunto del medio proletario como expresión de su inmadurez. Esto se concreta particularmente en:

- la tendencia de ciertos grupos a creerse únicos en el mundo y a negar la realidad de la   existencia de un medio político proletario; como el PCI, muchas sectas que se reivindican del bordiguismo van a cultivar esa actitud;

- una tendencia a mostrarse más preocupados por distinguirse sobre puntos secundarios para justificar su propia existencia separada que por confrontarse con el medio político para empujar hacia la clarificación. Esa actitud va en general acompañada de una profunda subestimación de la importancia del medio proletario y de los debates que lo animan; así, Revolutionary Perspective, que rechaza la dinámica de reagrupamiento con World Revolution en Gran Bretaña en 1973, invocando una divergencia <<fundamental>>: según ese grupo, después de 1921 el partido bolchevique ya no es proletario. Esa <<fijación>> de RP sobre esa cuestión no era más que un pretexto; unos años después abandonaron esa posición sin sacar las consecuencias del fracaso anterior del reagrupamiento en Gran Bretaña;

- una tendencia a escisiones inmaduras y prematuras como la del PIC que se separa de RI en 1973 con bases activistas e inmediatista mezcladas con consejismo. Ahora bien, las escisiones no son todas sin fundamento; la del GCI (10) en 1977 a partir de la CCI se justifica en la medida en que los camaradas que van a formar el GCI se desprenden de la coherencia de la CCI sobre posiciones fundamentales como el papel del partido y la naturaleza de la violencia de clase, asumiendo concepciones bordiguista. Sin embargo esa escisión expresa también el peso del sectarismo al recoger los conceptos sectarios del PCI sobre muchos puntos;

- paradójicamente, la tendencia hacia el sectarismo va a manifestarse también en tentativas de reagrupamiento que van a remedar la dinámica que fue la de la CCI. Así el PIC iniciará conferencias que tratará, dentro de una confusión tremenda, de unir a grupos más marcados por el anarquismo que por posiciones revolucionarias. La fusión de Workers`Voice y de Revolutionary Perspective en Gran Bretaña en la CWO (11), si bien denota una voluntad positiva hacia el agrupamiento, está también desgraciadamente marcada por una actitud sectaria que esa organización demuestra con respecto a la CCI, aún cuando las posiciones de base son muy cercanas.

  E l peso del sectarismo en el medio político es la expresión de la ruptura ocasionada por 50 años de contrarrevolución, y el olvido de la experiencia de los revolucionarios del pasado sobre la cuestión del reagrupamiento y de la formación del partido comunista, situación acentuada todavía más a finales de los años 70 por el descenso de la lucha de clase. Sin embargo, como el medio político no es un reflejo mecánico de la lucha de clase sino la expresión de una voluntad consciente de ésta de luchar contra las debilidades que la estigmatizan, la voluntad de los diferentes grupos del medio político de comprometerse resueltamente en la dinámica de clarificación, con la perspectiva del necesario agrupamiento de las fuerzas revolucionarias, es la expresión concreta de su claridad política sobre su inmensa responsabilidad en el período histórico presente.

  En esas condiciones, el llamamiento de Battaglia Comunista a organizar conferencias de los grupos de la izquierda comunista, después de un largo período de gran discreción de ese grupo en la escena internacional, fue la expresión de una evolución positiva para el conjunto del medio que, con el descenso momentáneo de la lucha obrera, estaba soportando duramente el peso del sectarismo y de la dispersión.

  En la segunda parte de este artículo veremos cómo se situó la evolución del medio político a finales de los años 70 y durante los años 80, evolución marcada por las conferencias y su fracaso final; la crisis que esa situación abrió dentro del medio y la brutal decantación resultante y que se plasmó muy especialmente en la <<explosión>> del PCI; la reacción del medio ante el desarrollo de una nueva oleada de lucha de clase a partir de 1983 y las responsabilidades que eso implica para los revolucionarios.

                                                                                                          J.J.  (7/3/88)

 

Notas:

(*) Nota preliminar: obviamente, en el marco de estas notas no es posible relatar el itinerario y las posiciones de todos los grupos mencionados en este artículo, muchos de los cuales, por cierto, terminaron en las alcantarillas de las historia. Nos limitaremos a referirnos a los grupos de la tradición de la izquierda comunista y a los que siguen existiendo.

(1) Spartakusbond: ver Revista Internacional, nº 38 y nº 39. Sobre la <<izquierda holandesa>>, ver Revista Internacional, nº 30, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 52.

(2) Partito Comunista Internazionalista, fundado en 1945, publica  Battglia Comunista y Prometeo. Ver, entre otros documentos, Revista Internacional, nº 36, 40 y 41. Dirección: Prometeo, Casella Postale 1753,  20100  Milano, Italia.

(3) Parti Communiste International, escisión en 1952 del precedente, que publica en Francia Le Prolétaire y Programme Communiste. Ver Revista Internacional, nº 32, 33, 34, 36.

(4) Bilan: publicación de la izquierda italiana, formada en 1928, publicada de 1933 a 1938. Ver el folleto de la CCI: La Izquierda Comunista de Italia. Ver Revista Internacional, nº 47.

(5) Internationelisme, publicación de la izquierda comunista en Francia,  1945-1952. Ver las reediciones de artículos en la Revista Internacional. Ver La Izquierda Comunista de Italia.

(6) Fomento Obrero Revolucionario, que publica Alarma, BP 329  75624 Paris  Cedex 13. Ver Revista Internacional, nº 52.

(7) Sobre el <<modernismo>>, ver Revista Internacional, nº 34.

(8) Sobre el <<consejismo>>, ver Revista Internacional, nº 37, 40, 41.

(9) Ver Revista Internacional, nº 40: <<10 años de CCI>>. Véase en la contraportada de esta las publicaciones territoriales de la CCI.

(10) GCI, BP  54  BXL 31, Bruselas, Bélgica. Véase Revista Internacional, nº 48, 49, 50, sobre la decadencia del capitalismo.

(11) CWO, PO  Box  145,   Head  Post  Office, Glasgow, Gran  Bretaña. Ver Revista Internacional, nº 39, 40, 41.

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Corrientes políticas y referencias: 

Historia del Movimiento obrero: