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El 12 de Agosto a las 22:50 (hora local china) se alertaba de un pequeño incendio en unos almacenes industriales en el distrito de Bihai, en la ciudad portuaria de Tianjin, China. Algunos bomberos acudieron al lugar. Unos cuarenta minutos más tarde, se registraba una tremenda explosión equivalente a 3 toneladas de TNT, y unos pocos segundos después una brutal explosión equivalente a 21 toneladas de TNT que pudo ser percibida incluso por los satélites que orbitan la tierra.
¿Por qué se produjo una explosión tan terrible? Estos almacenes no eran unos almacenes cualquiera, eran unos almacenes de productos peligrosos con más de tres mil toneladas de productos potencialmente dañinos para el ser humano. Todo esto situado, por supuesto, en un área industrial donde no viven más que obreros.
Al parecer, el carburo de calcio almacenado pudo haber reaccionado con el agua que vertían los bomberos que trataban de apagar el incendio, transformándose así en el explosivo acetileno. Una explosión de acetileno habría sido suficiente para hacer detonar otros productos allí almacenados en cadena, dando lugar a una explosión mucho mayor. Por el momento hay confirmados 114 muertos, e inicialmente 720 personas fueron atendidas en los hospitales. Cabe añadir que en el almacén había 700 toneladas de cianuro sódico, una sustancia altamente venenosa para el ser humano que se teme que haya contaminado toda la zona.
La lógica devastadora del capital
Pero más allá de todas las cifras, razones técnicas, datos y hechos empíricos se esconde una cosa: la lógica inhumana del capital, un nuevo latigazo a la clase obrera pagado con sangre, una nueva ofensa a todo lo humano que queda en este planeta. En 1915, en su folleto “El enemigo está en casa”, el revolucionario Karl Liebknecht decía: "Los enemigos de la población están esperando el olvido de las masas... nosotros combatimos esto con el siguiente recurso:¡Averigüen todo, no se olviden de nada! No perdonen nada!".
Esa consigna hoy sigue siendo válida. ¿Por qué existía un almacén de esas características si no es por la necesidad de reducir gastos, de la acumulación de capital? ¿Por qué vivían obreros cerca de ese monstruo explosivo si no es para maximizar el espacio que poder llenar de población explotada y humillada ante el Moloch capitalista?
Es necesario recordar que estos “accidentes” no son un hecho aislado sino un problema crónico del capitalismo en general y del capitalismo chino en particular. En su edición del domingo 23 de agosto, el periódico español El País titulaba un reportaje “La seguridad industrial un problema endémico en China”, en él nos enteramos que entre enero y mayo de 2015 la siniestralidad laboral causó 16000 muertes y se dieron 26 explosiones del tipo Tianjin con un balance de 65 muertos. China no es una excepción, según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en 2014 murieron 2,3 millones de personas en todo el mundo por accidente laboral.
En su fase de descomposición, el capitalismo pierde sus capacidades de coordinación y de funcionamiento “sano”, las pocas que le quedaban. Es por eso que mandaron bomberos a extinguir con agua un incendio en un almacén lleno de substancias que reaccionan violentamente al contacto con el agua. Así perdieron su almacén, infraestructura industrial, se paró la actividad portuaria de un puerto por el que pasa el 40% de los vehículos importados, el gigante minero BHP Billiton ha visto suspendida toda su actividad portuaria, Renault ha perdido 1.500 coches y Hyundai 4.000, Toyota y John Deere han suspendido la producción, hay 17.000 edificios dañados... La locura capitalista por la acumulación se vuelve contra sí misma como un gigantesco puño, el capitalismo demuestra que su supervivencia genera contradicciones monstruosas, cada vez más difíciles de controlar y cuya onda destructiva es más dañina.
Pero si la burguesía ha perdido con esta catástrofe, causada por el propio monstruo sangriento en que cabalga, más ha perdido el proletariado. ¿Qué es toda la producción industrial de Toyota, John Deere y BHP Billiton comparada con la vida de un sólo proletario? ¿Con todos los obreros que se han quedado sin hogar y, peor aún, con los obreros a los que el infame gobierno chino quiere recolocar de nuevo en la zona contaminada por cianuro? ¡Nada! Ante esta cruda realidad, ante estas humillaciones continuadas por parte de la burguesía y el gobierno chino ya han surgido algunas débiles protestas.
Pero son protestas hundidas en el cenagal del democratismo y de la legalidad: que ellos no conocían el contenido del almacén cuando deberían conocerlo, que estaba demasiado cerca según lo estipulado por la ley… Aún queda por surgir en China una verdadera voz proletaria, una voz que diga claramente no al asesinato de sus hermanos de clase, no a la vida servil y humillada en ciudades-fábrica inhumanas y no a la lógica inmunda del capital. Queda por surgir, en resumen, una voz que hable por lo que de humano le queda al hombre. Mientras tanto, nosotros queremos ser esa voz:
¡Averigüen todo, no se olviden de nada!
¡No perdonen nada!
¡Tianjin es un asesinato!
Comunero, 24-8-15
(Agradecemos a este compañero, simpatizante muy próximo, la redacción de este artículo)