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El “colectivo” de ediciones Smolny acaba de jugar una mala pasada a la memoria de Rosa Luxemburgo y por lo tanto al conjunto de la clase obrera. Mediante la publicación en octubre del tomo IV de las Obras Completas de Rosa Luxemburgo ([1]), esta asociación, en efecto, ha aportado su pequeña contribución a la campaña internacional e histórica haciendo de Rosa Luxemburgo una inofensiva demócrata, una pacifista y una feroz anti-bolchevique.
Los textos de Rosa Luxemburgo reunidos en este tomo IV son evidentemente entusiasmantes; el contraste es aún más notable con la introducción sin vida ni aliento realizado bajo la responsabilidad de Smolny.
Una introducción llana y monótona...
Formalmente, el internacionalismo de Rosa Luxemburgo, sus muy altos valores morales, parecen estar presentes. Y sin embargo, el conjunto se coloca muy lejos de la obra de Rosa Luxemburgo, de su inquebrantable fidelidad a los principios y al combate revolucionario por el derrocamiento del capitalismo. Esta introducción es, de alguna manera, la antítesis del prefacio de este mismo Folleto de Junius, realizado hace casi un siglo por la amiga y camarada de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin: “En las brumas sangrientas del caos de la Guerra Mundial, su inteligencia histórica clarividente mostraba a los vacilantes las líneas imborrables de la evolución hacia el socialismo; su energía impetuosa y jamás desfalleciente aguijoneaba a los que estaban cansados y abatidos, su audacia intrépida y su dedicación hacían rugir a los timoratos y a los asustados” ([2]). Esta diferencia no está ligada a la calidad de la pluma, más o menos acerada, de los redactores; es sobre todo política. Este prefacio de Smolny es tibio, liso como una parte ecuménica, porque no se quiere ofender a nadie. Aquellos que ven en Rosa Luxemburgo una ferviente combatiente a los costados de Lenin no serán sorprendidos, ni aquellos que ven en estas dos figuras históricas del movimiento obrero dos enemigos irreconciliables. Aquellos que reconocen en Rosa Luxemburgo una militante revolucionaria no serán en nada, contradichos en eso, como tampoco los que imaginan a Rosa como una amable adepta de la democracia "en general". En resumen, la carpa y el conejo se encuentran perfectamente casados, sin siquiera darse cuenta.
Este aspecto liso, al gusto de todos, sin aristas para mezclar el agua y el aceite, no es el fruto del azar sino de una voluntad consciente. Para realizar esta introducción, Eric Sevault (ES), miembro fundador del “colectivo” Smolny, ha colaborado con Julien Chuzeville (JC), miembro de “Crítica Social”, un pequeño cenáculo ferozmente “anti-leninista” y “anti-bolchevique”. Es claro, el “colectivo” Smolny se ha apoyado para hacer el prólogo de este tomo IV, en un socialdemócrata de izquierda. Este “historiador” es en realidad parte de un movimiento que se pretende “luxemburguista” para desnaturalizar mejor la actividad militante revolucionaria de Rosa Luxemburgo.
Eric Sevault (ES), pretende, él mismo, defender al conjunto de corrientes de izquierda, desde Rosa Luxemburgo a Lenin, pasando por Trotsky, Pannekoek o Marc Chirik. JC y ES habiendo co-firmado esta introducción, por tanto, no podían dar origen más que a un texto "consensual", insípido, con la consistencia de malvavisco. Un texto que "olvida", extrañamente, hablar de la revolución alemana de 1918-1919 y de la actividad militante de Rosa Luxemburgo al seno de tal acontecimiento. Que "olvida", extrañamente, decir que Rosa Luxemburgo, a causa de su compromiso revolucionario, fue asesinada por órdenes de sus antiguos "camaradas" del SPD entonces en el gobierno (Ebert, Scheidemann y el "perro sangriento" Noske), justo después de que ella había participado en la fundación del Partido Comunista de Alemania (KPD) del cual ella había escrito su programa ("¿Qué quiere la Liga Espartaquista?"). Hablamos de un texto lleno de fórmulas ampulosas y ambiguas que adornan la ideología democrática y pacifista en detrimento de la visión y el aliento revolucionarios que emergen del libro de Rosa Luxemburgo, La crisis de la socialdemocracia.
Después de haber afirmado que “El socialismo internacional era, en aquellos años, el “partido de la paz” por excelencia. La Segunda Internacional era además considerada por el Premio Nobel de la Paz de 1913 y ésta habría sido un muy buen candidato para el año 1914”, la introducción de ES y JC lamenta, en conclusión, “la ausencia, incluso hoy en día, de una organización portadora de la paz (...): la Internacional por la que rogaba Rosa Luxemburgo y que queda por construir” (énfasis nuestro). Se trata así de un pequeño giro de prestidigitación buscando la falsificación vergonzosa del combate de Rosa Luxemburgo: ¡un combate de clase por la revolución, para derrocar al sistema capitalista por la dictadura mundial del proletariado y no por la "paz" (y la "democracia")!
Esta voluntad de suavizar las aristas, de evadir los temas que molestan (que "dividen"), es una verdadera catástrofe, porque en el compromiso (y la táctica del "frente unido" sin clarificación de las divergencias), es siempre la burguesía y su ideología quienes triunfan. Al colaborar con un historiador de "Crítica Social", el "colectivo" Smolny se convirtió nada más, ni nada menos que en el portavoz de una corriente socialdemócrata de izquierda y por lo tanto burguesa (incluso si los miembros de esta corriente no necesariamente tienen consciencia de ello).
Así JC, en un artículo sobre René Lefeuvre, publicado en el sitio web de “Crítica Social” (volveremos sobre ello), escribe: “René Lefeuvre ha sido durante sesenta años, un fiel militante de la corriente socialista revolucionaria, inspirándose en particular por la marxista Rosa Luxemburgo, uniéndose a la defensa de la democracia como base indispensable del movimiento obrero” (énfasis nuestro). He aquí lo que ama sobre todas las cosas JC sobre René Lefeuvre: su defensa del sistema político más sofisticado, hipócrita y pernicioso de la dictadura del capital: la democracia burguesa. René Lefeuvre, tan apreciado por JC, y ahora tan apreciado por Smolny, ha pasado su vida apoyándose de una forma totalmente fraudulenta en los escritos de Rosa Luxemburgo para calumniar a los bolcheviques y la Revolución Rusa, para rechazar la dictadura del proletariado (en la que los soviets han sido "la forma por fin descubierta", según la expresión de Lenin) y la necesaria insurrección, y para apoyar in fine la democracia… burguesa. Bajo su pluma, ya no es la socialdemocracia la que asesinó a Rosa Luxemburgo el 15 de enero de 1919, sino los “precursores nazis”: “los precursores de los nazis la asesinaron en enero de 1919”. Estos “precursores de los nazis” no fueron otros que los Cuerpos francos bajo las órdenes del ministro Noske, ¡ese perro sanguinario, socialista y demócrata!
Pero las relaciones de Smolny con René Lefeuvre no son sólo las que pasan a través de JC, también son más directas puesto que Smolny afirma desear inscribirse en la “línea” ([3]) de los Cahier Sapartacus (Cuadernos Espartaco) (¡editorial fundada por René Lefeuvre...!). Y puesto que Smolny quiere publicar los escritos de Marc Chirik ([4]), dejaremos a Marc responderle: “Lo qué hace la unidad, el cemento del equipo de “Spartacus”, es el anti-bolchevismo visceral que él confunde voluntariamente y maliciosamente con el estalinismo. (...) En nombre del anti-bolchevismo, los socialistas de izquierda han sido siempre la cola miserable de la socialdemocracia, de los Scheidemann-Noske, de los Turati y de los Blum” ([5]).
... ¡y un lanzamiento publicitario por una agencia socialdemócrata!
Para lanzar su tomo IV, Smolny ha demandado a sus colaboradores de “Crítica social” organizar una reunión pública en París el pasado 15 de octubre bajo el título “Rosa Luxemburgo contra la guerra.” ¿Por qué detenerse, en efecto, en el buen camino? ¡Deja de dormir con los reformistas, sigue y ve hasta el fondo!
¿Quién es “Crítica Social”? El nombre de esta pequeña camarilla ferviente defensora de la “democracia” en general (y del poder del “pueblo”), hace referencia a la revista La Critique sociale fundada en 1931 por Boris Souvarine, miembro del Círculo comunista democrático ([6]). La página web de “Crítica Social” contiene así varios artículos de Boris Souvarine, no para saludar a su primer periodo en el que se oponía a la degeneración de la Revolución rusa en tanto que miembro de las corrientes de izquierda, sino cuando pasa con armas y equipo al campo de la burguesía, al “otro lado de la barrera”, para retomar las palabras de Trotsky.
Este cenáculo Socialdemócrata de izquierda, también es digno de la “línea” del antibolchevismo de René Lefeuvre y de su arte de la falsificación de los escritos de Rosa Luxemburgo. Así, en un artículo titulado “El leninismo y la Revolución rusa”, publicado en el sitio web de “Crítica Social”, se puede leer: “El mito repetido religiosamente es claro: en octubre de 1917, los bolcheviques habrían hecho una "revolución”. Aún mejor, ¡esta "revolución" de octubre habría sido una “revolución socialista”, o incluso “revolución marxista”! (...) Lo que ha tenido lugar en octubre de 1917 en Rusia, es una toma del poder por un partido, el partido bolchevique. (...) Ninguna relación, por lo tanto, con una revolución popular. Entonces, ¿de dónde viene esta confusión? En primer lugar Rusia estaba en revolución desde febrero de 1917, esta revolución había derrocado al zarismo, pero sin llegar a un nuevo régimen, aunque la aspiración popular era claramente por una verdadera democracia. Después de octubre, el poder es ejercido por un “Consejo de Comisaros” dirigido por Lenin (quien nunca fue miembro de un soviet) ([7]) y en la práctica, incluso por la pequeña dirección bolchevique (...) Rosa Luxemburgo constata en septiembre de 1918 que el poder bolchevique hizo “prueba del desprecio más glacial hacia la Asamblea Constituyente, el sufragio universal, la libertad de prensa y de reunión, en fin, hacia todo el aparato de las libertades democráticas fundamentales de las masas populares”. Esta política de los bolcheviques constituye lo contrario de lo que es indispensable según el marxismo, eso que recuerda Luxemburgo cuando ella llama a “la vida política activa, libre, enérgica de las grandes masas populares”, a “la más amplia e ilimitada democracia” a “una vida intensamente activa de las masas en una libertad política ilimitada”. (...) Según Luxemburgo el poder leninista es “un gobierno de camarilla –una dictadura, es cierto, no la del proletariado, sino la de un puñado de políticos, es decir, una dictadura en el sentido burgués, en el sentido de la dominación jacobina” (...) en febrero se podría haber desembocado a un resultado diferente, más acorde con las aspiraciones de las masas”.
En resumen, “Crítica Social” detesta a Lenin, al Partido Bolchevique, a la Revolución de Octubre, a la dictadura del proletariado y fundamentalmente al concepto mismo de Partido. Apoya la Revolución de febrero 1917, que sería de acuerdo con “Crítica Social”, realmente democrática. En otras palabras, “¡Viva el gobierno democrático burgués de Kerensky!”. ¡Los socialdemócratas de “Crítica social” pretenden permanecer allí, al lado de Rosa Luxemburgo, haciendo de la reivindicación de la democracia el alfa y omega de la “emancipación de los trabajadores”! “Crítica social” cita larga y tendidamente, y especialmente a través de múltiples pequeños fragmentos, frases Rosa Luxemburgo tomadas fuera de su contexto para hacerle decir lo que ella nunca pensó. Se trata de una verdadera empresa de falsificación. Si Rosa realiza críticas a los bolcheviques (algunas de las cuales son compartidas por la CCI([8])), ella se dirige, sin ninguna duda posible, a los camaradas a los que ella tiene el más grande respeto, y también admiración. Dejemos a Rosa Luxemburgo responder a “Crítica social”: “La democracia socialista (...) no es otra cosa que la dictadura del proletariado. ¡Perfectamente: dictadura! (...) Pero esta dictadura debe ser la obra de la clase y no de una pequeña minoría dirigente en nombre de la clase (...). Es ciertamente así como procederían los bolcheviques, si no sufrieran la terrible presión de la guerra mundial, de la ocupación alemana, de todas las enormes dificultades que se le asocian, que necesariamente deberían distorsionar toda política socialista animada por las mejores intenciones e inspirándose en los más bellos principios. (...) Sería exigir de Lenin y sus amigos una cosa sobrehumana pedirles una vez más, en tales condiciones, crear, por una especie de magia, la más bella de las democracias, la dictadura del proletariado más ejemplar y una economía socialista floreciente. Por su actitud resueltamente revolucionaria, su energía sin precedentes y su lealtad inquebrantable al socialismo internacional, ellos han hecho verdaderamente todo lo que era posible hacer en las condicione tan terriblemente difíciles”. Sí, existen en su texto La Revolución Rusa, críticas profundas a la política llevada a cabo por los bolcheviques, pero se trata de polémicas realizadas dentro del mismo campo revolucionario.
A los falsificadores socialdemócratas de “Crítica social” y otros “anti-bolcheviques”, les devolvemos, por tanto, estas palabras de la misma Rosa Luxemburgo: “Los bolcheviques ciertamente han cometido más de un error en su política y sin duda cometerán otros todavía –¡que se nos cite una revolución donde no se haya cometido ninguna falta!. La idea de una política revolucionario sin fallas, y sobre todo en esta situación sin precedentes, es tan absurda que es apenas digna de un maestro de escuela alemán” ([9]).
En realidad, nuestros “maestros de escuela” que hacen la “crítica social” no entienden absolutamente nada de la visión proletaria y del combate internacionalista de Rosa Luxemburgo que ellos disfrutan tanto elogiar para distorsionar mejor la verdadera historia del movimiento obrero. Rosa Luxemburgo concibió a los bolcheviques y al proletariado de Rusia, a los Espartaquistas y al proletariado de Alemania, como eslabones de la cadena de la revolución mundial: “la situación fatal en la que los bolcheviques se encuentran hoy, así como y la mayor parte de sus faltas son ellas mismas la consecuencia del carácter fundamentalmente insoluble del problema al que les enfrentó el proletariado internacional y, especialmente, el proletariado alemán. Establecer una dictadura proletaria y lograr una transformación socialista en un solo país, rodeado por la hegemonía esclerotizada de la reacción imperialista y asaltado por una guerra mundial, la más sangrienta de la historia de la humanidad, es la cuadratura del círculo. (...) No hay más que una solución al drama que se ha desarrollado en Rusia : la insurrección cayendo sobre las espaldas del imperialismo alemán, el levantamiento de las masas alemanas que dé la señal de un final revolucionario internacional del genocidio. El rescate del honor de la revolución rusa coincide, en esta hora fatal, con el saludo del honor del proletariado alemán y del socialismo internacional” ([10]).
Dejar a un grupo socialdemócrata, el lanzamiento de un libro de Rosa Luxemburgo, como lo hizo el “colectivo” Smolny, es participar en el trabajo de debilitamiento ideológico del Estado democrático burgués. Por lo tanto, durante la reunión pública del 15 de octubre en París, la CCI estuvo presente e intervino para denunciar la oposición fraudulenta entre Rosa Luxemburgo y Lenin, entre los espartaquistas y los bolcheviques, entre los marxistas “demócratas” y los marxistas “dictatoriales”. Nosotros denunciamos este método de falsificación de la historia como participando, fundamentalmente, a la misma campaña nauseabunda del Libro Negro del Comunismo. A este método, opusimos el de la CCI: tratar de extraer las lecciones de lo mejor del movimiento obrero, sin dogmatismo; comprender las fortalezas y debilidades de las diversas corrientes que constituyeron el movimiento revolucionario resituándolos en el contexto histórico de su época.
Eric Sevault, como representante del “colectivo” Smolny, quien estuvo presente en la mesa del Presídium de esta reunión, no hizo más que contorsiones durante todo el debate. Demostrando también su gran talento camaleónico, el siempre ha hecho, en el debate público, la gran negación de las diferencias, declarándose en acuerdo con la CCI, y también en acuerdo con “Crítica Social” que no está de acuerdo con los “leninistas” de la CCI. ¡Entiéndanlo quien pueda! Pero después de la reunión, él vino con nosotros para criticar, tras bambalinas, nuestro “sabotaje” de la reunión de presentación del libro y nuestro “falso proceso” a sus colaboradores de “Critica social”. Entendemos perfectamente su malestar.
Nuestro objetivo en este debate, es la clarificación política, la defensa del movimiento obrero y los combates de la izquierda marxista, revolucionaria, internacional e internacionalista (a la cual pertenecen Rosa Luxemburgo y Lenin), la denuncia de mistificaciones ideológicas burguesas, que son el terreno más fértil para las campañas de denigración de la Revolución rusa de octubre 1917 (con, el telón de fondo, por supuesto, de un refrito de la propaganda democrática burguesa en 1917, ¡que presentaba a los bolcheviques con un cuchillo entre los dientes!).
El objetivo de Eric Sevault es hacer que su casa editorial Smolny, sea reconocida lo más ampliamente posible por su trabajo de editor. Tenemos así, por un lado, el método y los principios intransigentes y desinteresados de la Izquierda Comunista; y por el otro, los compromisos de toda suerte, de alianzas de interés y el doble juego, propios de la actitud del pequeño tendero que se desliza en el espacio mercantil de la “publicación integral inédita” de las obras de Rosa Luxemburgo (como sobre otros textos de la Izquierda comunista) ¡para garantizar la publicidad y la prosperidad de sus fondos y su negocio!
CCI, 7 de noviembre de 2014
[1] Este tomo IV se compone esencialmente del Folleto de Junius, texto ya publicado muchas veces en francés y disponible gratuitamente en la página web www.marxists.org.
[2] Rosa Luxemburgo, La crisis de la socialdemocracia, edición, La Taupe, 1970, página 37.
[3] En Quiénes somos? (www.collectif-smolny.org/article.php3?id_article=37).
[4] Marc Chirik, ex militante de la Izquierda comunista, fue el principal miembro fundador de la CCI (véase Revista Internacional números 61 y 62).
[5] "Segunda Conferencia Internacional de los grupos de la Izquierda comunista" (Revista Internacional nº 16, 1er Trimestre 1979) disponible en nuestro sitio web en: http: //fr.internationalism.org/book/export/html/1380.
[6] Un artículo de "Crítica Social" promueve, así, la mistificación de la ideología del "antifascismo" y la colaboración de clases del CCD, "Bajo el nombre de Federación comunista democrática, el Círculo participa en el "Frente común para la defensa de las libertades públicas" creado por iniciativa de Marceau Pivert, dirigente del ala izquierda de la SFIO. Este "Centro vinculación antifascista", a diferencia del "Frente Popular", que se formó más tarde, no incluye ni al PC ni al Partido radical, pero une a la SFIO, los grupos de extrema izquierda y varias otras organizaciones de izquierda".
[7] Aquí la mala fe (e ignorancia) está en su apogeo: el bolchevique Trotsky, camarada de Lenin, ¡sería el presidente del Soviet de Petrógrado!
[8] Léanse estos dos artículos en particular:
a) "1903-1904: el nacimiento del bolchevismo (III). La polémica entre Lenin y Rosa Luxemburgo" (Revista Internacional nº 118, del tercer trimestre de 2004), disponible en nuestro sitio web en: /revista-internacional/200510/172/el-nacimiento-del-bolchevismo-iii-la-polemica-entre-lenin-y-rosa-lu
b) "Comprender la derrota de la Revolución rusa (Primera parte)" ( Revista Internacional nº 99, del Cuarto Trimestre de 1999), disponible en nuestro sitio web en: /revista-internacional/199912/1153/viii-la-comprension-de-la-derrota-de-la-revolucion-rusa-1-1918-la-
[9] La tragedia rusa, septiembre de 1918.
[10] Idem.