La misma miseria para los trabajadores

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Costa Rica, realiza durante los primeros meses del 2014 las elecciones parlamentarias y presidenciales. La desconfianza de los trabajadores en este teatro ha llevado a que con un abstencionismo elevado el estado costarricense deba ir a segunda ronda para definir el presidente. Su sistema democrático ha sido usado por la burguesía internacional como “un ejemplo” para los otros países centroamericanos. En los 70’s y 80’s Costa Rica realizaba fiestas electorales con toda tranquilidad mientras que en el resto de Centroamérica se desangraba el proletariado y los explotados en las distintas guerras, unos detrás de los “Frentes Únicos” y las luchas de “liberación nacional” y otros detrás de los grupos paramilitares y ejércitos locales.

Aún en la actualidad esta fraseología por “la democracia” sigue teniendo un peso importante, sigue enrumbando al proletariado en Costa Rica como en todo el mundo a sumarse por los partidos de la burguesía –de “la izquierda” o “la derecha”– y continúa como remedio efectivo contra el germen de la organización y la toma de conciencia de la clase.

El parlamentarismo ya no es una táctica de lucha del proletariado mundial. Después de la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia, a principios del siglo pasado. El parlamentarismo no es terreno para obtener reivindicaciones sociales, sino que, es el mecanismo más efectivo del capitalismo para ahogar la toma de conciencia del proletariado en sus propias fuerzas. El discurso democrático no hace más que intentar embellecer un sistema moribundo y busca confundir a los trabajadores haciéndolos creer que no hay nada más allá del capitalismo. Sólo el proletariado unido e independiente de la burguesía y sus instituciones puede desarrollar las fuerzas necesarias para transformar este mundo.

Costos millonarios que salen del bolsillo de los trabajadores

La "Fiesta" de la democracia, como ha denominado la prensa [1] y el Gobierno de Costa Rica a las elecciones parlamentarias, se ha desarrollado con toda tranquilidad "cívica" el pasado domingo 2 de febrero del 2014. La "Fiesta" ha sido aplaudida ampliamente por los organismos internacionales e nacionales calificándola como un "ejemplo latinoamericano a seguir" debido a su sólido aparato electoral llamado localmente como "Tribunal Supremo de Elecciones" (TSE) [2], que posee un rápido y eficiente sistema de conteo de votos y un presupuesto del Estado para financiar la "fiesta" de unos 36,295,340,000 colones (70,476,388 dólares) [3], sin contar con las contribuciones de los ciudadanos "patriotas", es decir, el dinero que desembolsan las burguesías nacionales e internacionales para favorecer sus privilegios. Una enorme cantidad de dinero para un país con menos de 5 millones de habitantes.

Nuevas caras de la burguesía y su viraje a la izquierda

Los medios de comunicación locales hablan de un "viraje" de la política "neoliberal", de una "derecha a un centro", por el remonte, poco previsto, de la segunda fuerza de la burguesía "honesta e incorruptible", el Partido de Acción Ciudadana (PAC). Este último partido logró ganarle al partido que ha estado más años en el poder, después de la guerra civil interburguesa del 48, el Partido de Liberación Nacional (PLN), pero no lo suficiente para un gane definitivo.

Según la legislación parlamentaria de Costa Rica se requiere un 40% de votos para ganar la presidencia, de lo contrario los dos primeros deberán pasar a una segunda ronda para definir el ganador de la contienda. En el caso de la selección de diputados esto no aplica, estos son repartidos porcentualmente por provincia según la cantidad de votos ganados por todos los partidos participantes en la “primera vuelta”. La “segunda vuelta” solo se ha dado dos veces, en las elecciones del 2002 entre Abel Pacheco del PUSC y el Rolando Araya del PLN y en las actuales. La “fiesta” se extiende por dos meses más, siendo un problema de financiamiento para los partidos y para el Gobierno.

El dinero del Estado se reparte según la cantidad de votos ganados por partido al final de la contienda. Es decir, si un partido poco popular gana con una suma considerable de votos, este recibirá más dinero del invertido, y viceversa. El PLN ha solicitado “una tregua electoral” para no “despilfarrar” los recursos del Estado, pero en realidad es debido a que el PLN apuntaba a un gane en primera vuelta y quedó sin dinero para la campaña, lo que lo hace depender de las contribuciones de los “apreciados” ciudadanos. Del otro lado el PAC posee todavía recursos del Estado y se muestra más solvente económicamente. El PLN gastó, en datos aproximados, 4500 millones de colones y quedó con un saldo a favor de 747 millones de colones, mientras que el PAC invirtió 1500 millones y quedó con un saldo positivo de 3,726 millones de colones [4].

La “gran revelación” de la “fiesta” fue el remonte del PAC y del Frente Amplio (FA), un remonte muchísimo más acelerado de este último. El FA invirtió menos de 1000 millones y recibirá un saldo positivo de 1985 millones de colones.

Luis Guillermo Solís, candidato a la Presidencia por el PAC, fue militante del PLN hasta el año 2005, partido que impulsó los "Programas de Ajuste Estructural" (PAES) durante los 80's y 90's financiado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, para fomentar la "aceleración" de la Industrialización, que significó -en pocas palabras- ayudar a la crisis capitalista internacional por medio del endeudamiento estatal, y por medio de la creación de "Zonas Francas", paraísos fiscales para empresas multinacionales que no pagan prácticamente nada de impuesto, y donde tiene trato preferencial para el uso de recursos como la energía y el agua. La mayoría de empresas establecidas en las Zonas Francas son empresas de ensamblaje, que introducen, gracias a los acuerdos multilaterales entre países centrales y periféricos, mercancías con prácticamente entrada libre al país, las ensamblan y las exportan disfrutando de todos los beneficios fiscales, es decir logran posicionan en el mercado mundial mercancías terminadas en condiciones mucho más favorables, acelerando a su vez los déficit fiscales del Estado por la poca recaudación, lo que hace incurrir al Estado a grandes prestamos a organismos financieros del capitalismo mundial.

Su vicepresidenta Ana Elena Chacón, hasta hace poco militantes del Partido de Unidad Social Cristiana (PUSC), el partido "contrincante" del PLN después del 48, fue fiel defensora del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estado Unidos que provocó gigantescas movilizaciones sociales, y donde la única forma de aprobarlo, ante el descontento de la población, fue por medio de un referéndum en donde se hizo uso del fenomenal aparato electoral del Estado, para garantizar una "justa" decisión ciudadana, en donde un 51,62 % votó el Si, y un 48,38 % votó el No, con un abstencionismo gigante del 40.8 %, casi la mitad de la población [5]. Los "perdedores", todos aquellos que no vieron el referéndum como una vía viable y aquello que lo creyeron y votaron No, tenían que bajar la cabeza y aceptar los resultados. ¡Es la decisión de la mayoría!

La otra revelación de la noche fue el ascenso del Frente Amplio, la izquierda democrática costarricense. Este partido fue fundando en el 2004 por varios elementos de la izquierda parlamentaria costarricense, un ex diputado del partido Fuerza Democrática del periodo 1998-2002, José Merino del Río, que se hizo popular en el periodo del TLC por sus “patrióticas” denuncias al tratado, Eduardo Mora Valverde ex militante del antiguo partido comunista costarricense, Patricia Mora esposa de Merino y sobrina de Manuel Mora Valverde, fundador del Partido Comunista Costarricense, entre otros. Son la herencia del “comunismo a la Tica”, fieles defensores de la democracia parlamentaria desde su fundación, adheridos años después al estalinismo.

El candidato a presidente, José María Villalta, diputado en el periodo que termina, ha repetido reiteradamente por televisión que “ellos no son comunista” [6], que su movimiento es un “frente (muy) amplio”, de múltiples tendencias políticas, todos usando un mismo color de bandera: el amarillo y el negro. El programa de gobierno que proponen no es más que la exaltación de la explotación estatal sobre la población, y la resolución de los graves problemas económicos por vías nacionales, mejorando la recolección de impuesto (“más para los ricos, menos para los pobres”), siendo “menos corruptos”, retomando los monopolios estatales, todo resuelto por la “gigantesca” capacidad nacional, que puede vencer, según ellos, un problema crónico del capitalismo mundial, un crisis que ha metido en deuda a países enteros para buscar una salida su crisis irresoluble.

Por último hay que hablar del Partido de los Trabajadores (PT) y el Nuevo Partido Socialista (NPS). ¡Primera vez en la historia de nuestra “apreciada” democracia, que participan dos partidos trotskistas en la “fiesta”! ¡Ahora tenemos la opción de votar un presidente trotskista! El PT se reivindica de la IV internacional (la que nació muerta), se hace llamar “un partido clasista de los trabajadores”, e impulsan, por la vía parlamentaria, “una democracia obrera y socialista” que ejecute una cierta cantidad de reformas, como, el no pago de la deuda externa, poner a tributar al capital, derogar el TLC y realizar una reforma agraria, a pesar de reivindicarse como “internacionalista”, piensan que este “gobierno socialista logrará ganarle la partida al capital”, haciendo una que otra medida económica aventurera localista, “gobernando” al proletariado costarricense, porque claro está, que no estamos hablando del poder de los consejos de trabajadores organizados fuera del poder Estatal, sino de un grupo selecto de militantes que deberá soportar, ellos mismos, en su Partido, todo el proceso de transformación social.

Por otro lado el NPS, plantea que su “intervención” en las elecciones nacionales, se basa en el apoyo a un “ciclo de luchas en la perspectiva de profundizarlo en un curso de independencia política y más radicalizada”. Es el invitado de la “fiesta” que entra para convencer a sus participantes que hay que hacer otra “fiesta” donde estén los que “realmente” son los buenos. Su programa plantea una “Asamblea Nacional Constituyente” en donde se discutirá una “nuevo tipo de sociedad”, en donde se definirá un gobierno “desde los sectores explotados y oprimidos”, que establezca impuestos a las Zonas Francas, promueva la organización sindical en el sector privado, entre otras medidas.

En general este último también cree que hay que “construir” un partido de clase que “gobierne” para los explotados y oprimidos, no confían un pelo en las capacidades organizativas de los trabajadores, el Partido será su “gran guía”, el Partido será el “poder” de los trabajadores. Las condiciones subjetivas actuales del proletariado internacional son desfavorables, el proletariado no se ve a sí mismo como una clase histórica, no tiene confianza en si mismo. El izquierdismo quiere ser “la guía” de este atraso de conciencia del proletariado. En realidad el problema no está en enrumbar al proletariado en sumarse a un proyecto político de un partido dado, el gran reto de las organizaciones de vanguardia está en trabajar para que el proletariado vuelva a creer en sí mismo, que sea vea así mismo como la única clase capaz de sacar la humanidad adelante, impulsando la creación de sus propios organismos independientes.

Según datos preliminares, el Partido de los Trabajadores logró un 0,63 % de votos, lo que equivale a 10,723 votos, y el Nuevo Partido Socialista un total de 0.02 %, 282 votos (solo inscritos para la provincia de Heredia). El PT afirma que las elecciones fueron “una victoria para la clase trabajadora” [7], ya que esos votos fueron hacia “un programa clasista y socialista” y hacen un llamado a los trabajadores a unirse a “un Partido democrático”, que debe crecer en número para poder hacer “la revolución” desde el terreno de la fenomenal democracia costarricense.

Los que no fueron a la “fiesta”: el abstencionismo

Es importante resaltar que a pesar del inmenso despilfarro del Estado para hacer popular esta “fiesta” la gran mayoría de los costarricenses decidió no participar, el abstencionismo llegó a una cifra histórica del 31,73 %, según datos preliminares. El grupo de los que no “asistieron a la fiesta” crece de manera importante desde 1982, año en donde la economía costarricense llegó a su punto más bajo, ¡misteriosamente mismo periodo en donde el capitalismo entra en una crisis crónica!

Es aventurado ligar el crecimiento de este número a un avance político de la conciencia del proletariado costarricense, sin embargo, es un dato que por lo menos nos dice que esta “fiesta” no es muy popular, y que a pesar del crecimiento de fuerzas parlamentarias no tradicionales (PAC y FA), se ha mantenido constante durante muchos años.

Es común escuchar decir en la población costarricense “si no vota, no se queje”, a así como “hay que respetar los resultados”. También, el día de las elecciones, un chofer de bus de la comunidad de Acosta detuvo el bus para cantar el himno nacional y fue resaltado en los diarios del país como un acto de “civismo ejemplar”, acto que llena de lágrimas a los “patriotas costarricenses”.

A pesar de las grandes campañas de televisión, periódico y redes sociales, este número de “malos” ciudadanos siguen en aumento. Los que ven con desconfianza al parlamento seguirán sentados atrás de este bus de Acosta, sin saber el himno, y se verán molestos los días de la “fiesta” debido a que no se sienten invitados a la pachanga.

¿Son las elecciones un terreno de lucha para el avance de conciencia del proletariado?

Las elecciones parlamentarias son un buen espacio para afirmar el nacionalismo y para acreditar la democracia burguesa “respetando sus resultados”, que son la “elección” de la ciudadanía en general. Es el veneno más efectivo del capitalismo en su periodo de decadencia y putrefacción para apagar todo confianza del proletariado en si mismo, y borrar, en el mar de la ciudadanía, cualquier identificación de clase. Además, impide al proletariado verse a si mismo como el sujeto revolucionario que no tiene patria, ni pertenece a una localidad específica, y que más bien, sus características de clase rebasa las fronteras, sus problemas solo tienen solución a nivel internacional.

Los debates presidenciales -parodia de lo que significa un verdadero debate- se basan en la habilidad oratoria o actuación de cada orador, ellos buscan, a toda costa, sumar más votos para su partido, estableciendo “tácticas” enfocadas en lo que van indicando las encuestas de opinión. En las pasadas elecciones las miradas de los candidatos están hacia “los indecisos”: aquellos que no saben por quién votar en el baile de gala de la “fiesta patria”. Cada debate gira en torno a ganar tal o cual sector de la población, o bien, desmentir lo que el otro candidato o periódico dijo de él, ¡no se vaya a confundir la ciudadanía costarricense de sus "buenas" intenciones!

¿Cuál es la tradición de debate del proletariado mundial? El marxismo es un debate de ideas en donde se piensan la sociedad teniendo una visión materialista de la historia, pero este no ha sido siempre parte orgánica del proletariado, han existido muchas tendencias en la historia del movimiento obrero: los anarquistas, los socialistas utópicos, los socialdemócratas, etc. El avance de conciencia del movimiento obrero, y su misión histórica, ha dado saltos importantes en la histórica. Estos avances políticos han ido de la mano de un avance teórico, el movimiento obrero han logrado teorizar sobre su práctica revolucionara y dar grandes saltos.

La sana cultura de debate dentro del movimiento obrero ha logrado estos saltos, no la imposición de una idea sobre otra, como es la tradición del parlamentarismo burgués. Es de primordial importancia levantar de las cenizas la tradición de debate del proletario. El estalinismo rompió está tradición, pero no logró aniquilarla, muchos elementos internacionalista de esta tradición lograron sobrevivir de forma precaria en Holanda, Italia, Francia, España y Bélgica. En Rusia, ya para 1937, toda la oposición al partido estalinista estaba en prisión o muerta. Es la misión de sector más avanzando del proletariado trabajar en ello.

La participación en las elecciones, además de ser veneno de la organización proletaria, no brinda ningún espacio para obtener reivindicaciones sociales, como defiende el izquierdismo costarricense. Una concepción tal de la historia, no es más que la expresión del oportunismo. Este activismo desenfrenado lleva al grueso de la juventud universitaria –pequeñas minorías de la sociedad costarricense y ciudadanos sensatos– a luchar por cualquier cosa, por “un Estado laico”, “por la creación de sindicatos”, “por el matrimonio en personas del mismo sexo”, luchas marginales, en su mayoría interclasistas, que no son espacio en donde el proletariado pueda retomar la confianza en si mismo, son modelos ya nacidos caducos para el proletariado en la época histórica del capitalismo mundial, su periodo de decadencia y putrefacción.

La lucha en el terreno de la democracia y los sindicatos, para el marxismo, ha sido ampliamente demostrada durante el siglo XX. Al principio del siglo XX la situación del capitalismo mundial tuvo un cambio de rumbo: terminó el periodo de ascendencia y empezó el periodo de decadencia, su fase final. Dicho cambio implica un cambio de táctica para el proletariado. Las tácticas de la socialdemocracia como participar en las elecciones parlamentarias para desenmascarar la naturaleza del sistema por medio de propaganda, elevando las reivindicaciones de clase, tácticas actuales del izquierdismo, fueron superadas gracias al giro histórico del capitalismo a su fase de decadencia, y el desarrollo teórico-práctico del proletariado en este periodo. La teoría de la decadencia y el cambió de tácticas revolucionarias llevó a desechar esas viejas teorías del capitalismo en ascendencia, y adoptar, las nuevas encarnizadas en los partidos que rompieron con la socialdemocracia e impulsaron el cambio por vía de la revolución mundial. No es un invento de “los ultra izquierdistas”, crítica vacía del izquierdismo para fundamentar su oportunismo, es parte del marxismo y la historia del movimiento obrero, fue parte fundamental de las teorías sobre el imperialismo de Lenin y La acumulación de capital de Rosa Luxemburg.

Tanto el NPS como El PT, hablan de “llevar al parlamento a diputados obreros”, claro, diputados de sus partidos. La historia del los consejos obreros en Rusia muestra la naturaleza real de los diputados proletarios, escogidos en asambleas de trabajadores, fuera de todo organismo estatal, independientes, fuera de toda concepción de partidos de masas, y establecidos con un organismo de poder paralelo. Estos “diputados obreros” en vez de fomentar la organización de los trabajadores, relegan todo trabajo político a este pequeño grupo selecto, despiertan en las masas la ilusión que otros pueden realizar su lucha. ¡Esta táctica fue superada con las lecciones obtenidas con la experiencia de la socialdemocracia hace más de un siglo! ¡No es un invento de los “archi-izquierdistas”! La experiencia histórica del parlamentarismo ha sido clara: efecto contrarrevolucionario de fortalecer la dominación de los dirigentes sobre las masas y la tendencia a la corrupción de dichos dirigentes, bloquear la confianza en sí mismo y fomentar la desunión política del proletariado a nivel internacional.

La dependencia y culto a los dirigentes es un veneno nocivo para la organización de los trabajadores quienes deben confiar en sus propias fuerzas y quiénes son los únicos que podrán combatir su propia miseria y plantear un futuro para la humanidad. Los problemas que aquejan al proletariado costarricense no tienen solución a nivel local, corresponden a un capitalismo internacional en decadencia, problemas irresolubles con reivindicaciones sociales localistas, como medidas fiscales o una reforma agraria. Las luchas económicas en el capitalismo en decadencia han pasado a ser luchas para la defensa de reivindicaciones sociales del capitalismo en ascendencia, no son un terreno para la lucha revolucionaria, que han adquirido –cada vez más– características mundiales. La crisis no es de tal o cual país, aqueja al globo entero.

Las tareas de las organizaciones de vanguardia del proletariado mundial no se definen en el terreno de un país dado, sino en una lectura del capitalismo mundial y una organización del proletariado a nivel internacional. La organización de los comunistas no se conforma como una sumatoria de organizaciones nacionales, o una federación de organizaciones, sino como una organización internacional que actúa de forma unificada a nivel internacional, así como el capitalismo ha adquirido estas dimensiones sistémicas. La democracia y el parlamentarismo minan el avance de conciencia del proletariado en ese sentido político y minan el desarrollo de sus propias capacidades organizativas relegando su misión a otros “grandes dirigentes”, diluyen su misión histórica en luchas nacionalistas de carácter interclasista. Por eso no vemos ninguna táctica para el proletariado en participar en las elecciones parlamentarias.

Andrés,
por el Núcleo de Discusión Internacionalista de Costa Rica
13 de febrero 2014

 

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“Fiesta” electoral en Costa Rica