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Un lector nos remite la siguiente carta a propósito de un artículo de nuestra Revista Internacional nº 151, “Oriente Medio – La alternativa es guerra imperialista o guerra de clases” [1]. Agradecemos el interés y el espíritu crítico y de debate del lector. La cuestión que señala, lejos de ser una manía intelectual o lingüística, es de importancia. Una dificultad habitual con la que suelen encontrarse los proletarios que se acercan a las posiciones revolucionarias es desenterrar y redescubrir el significado original de muchas palabras y expresiones, utilizadas históricamente por los revolucionarios pero que han sido secuestradas por una burguesía que las ha hecho servir de vehículo para lo peor de su ideología. El caso más claro es el de la palabra comunismo, que la burguesía de todos los colores ha tratado de asociar a la forma estalinista del capitalismo de Estado.
La burguesía utiliza constantemente el lenguaje para tratar de desterrar las posiciones revolucionarias privando al proletariado del lenguaje para expresarlas y viceversa: introduce su ideología asociándola al lenguaje que tradicionalmente ha servido al proletariado para sus fines. En resumen, la clase dominante emplea el lenguaje como un arma para la confusión. Es por eso por lo que las minorías revolucionarias (y sobre todo las organizaciones proletarias) deben tener especial cuidado con el lenguaje a la hora de difundir sus posiciones. No basta con no hacer concesiones a la ideología burguesa: hay que evitar también las concesiones en el terreno empantanado del lenguaje.
Por ello, el compañero tiene razón en la crítica que plantea acerca del uso dado al término “guerra civil” en nuestro artículo. Este término se ha utilizado habitualmente (aunque no siempre) en el movimiento proletario en el sentido de enfrentamiento entre el proletariado junto con las demás capas sociales no explotadoras contra la burguesía. En cambio, el contenido que se le da en la ideología dominante es el de “enfrentamiento entre compatriotas dentro de una nación”. Le da un sentido de ruptura de la “comunidad nacional”, “comunidad” que es una entelequia: bajo el capitalismo no existen ciudadanos iguales sino que la sociedad se halla dividida entre la minoría explotadora –la clase capitalista– y la inmensa mayoría explotada y oprimida encabezada por el proletariado.
En coherencia con la tradición revolucionaria, pues, es un error calificar de guerra civil la guerra imperialista en Siria. Además, utilizar dicha expresión para referirse a una pugna Inter-burguesa no aporta nada en el mejor de los casos, y en el peor sólo puede dar lugar a confusión y malentendidos.
El compañero reconoce que el artículo es claro en su conjunto. No lo tira pues abajo sino que al contrario, critica que este desliz lo que hace es empañar la calidad y la claridad del artículo.
En la época que se abre con la Primera Guerra Mundial (de la que se cumplirá un siglo el año que viene), toda guerra que no tenga como eje el enfrentamiento revolucionario de los explotados encabezados por el proletariado con el objetivo de destruir el Estado capitalista, es una guerra imperialista. En una guerra imperialista, cada uno de los bandos contendientes –fracciones de la burguesía–, aunque tiene intereses menores propios, se vincula a los intereses de potencias imperialistas superiores que, en última instancia, dirigen el curso de los choques sangrientos donde el proletariado y los explotados en general son utilizados como carne de cañón en servicio a sucios intereses que no son los suyos.
Así, en Siria, vemos que el bando de Al Assad se vincula a los buitres carroñeros de Rusia, Irán, China, etc.; mientras que la oposición está atada a USA, Turquía y otras potencias. Ante estas carnicerías, la postura del proletariado consciente es la denuncia de ambos bandos contendientes y el combate contra el orden capitalista que representan. Contra la guerra imperialista, ¡lucha autónoma de clase! ¡Hacia la revolución mundial!
CCI
He leído el artículo titulado: “Oriente Medio y África del Norte: La alternativa es guerra imperialista o guerra de clases” publicado en el número 151 de la Revista Internacional, correspondiente al primer trimestre de 2013. La cuestión del imperialismo, desde comienzo del siglo XX, siempre ha sido un eje en los análisis de las organizaciones revolucionarias y ha dado lugar a debates esenciales en el movimiento obrero.
Se puede discutir y matizar aspectos del artículo (el contenido de una publicación revolucionaria siempre es honestamente discutible, ello siempre es una bocanada de aire y es bueno para la vida y la cultura proletaria) pero el artículo tiene una idea central que consiste en sostener y desarrollar que estamos, en el caso concreto de Siria, frente a un enfrentamiento plural de intereses imperialistas, o sea practicar la rapiña de unos Estados (marco orgánico de las distintas fracciones de la burguesía mundial) sobre otros, en función de la categoría que ocupan en el marco mundial. Comparto totalmente esta idea fuerza del artículo. Además, esta posición también está remachada en un artículo que leí en la web de la CCI con fecha 9 de septiembre de 2013, que llevaba por título: “¡Guerra imperialista o solidaridad de clase!”
Dicho esto, me ha sorprendido que en el mismo artículo de la Revista Internacional nº 151, en la pág. 12, se diga: “Fijándose una tras otra, en la caída de regímenes análogos enfrentados a manifestaciones masivas en la región, podría pensarse que el de Assad iba a desmoronarse con celeridad. Parece hoy claro que, siguiendo los deseos de la élite mosairí, Assad no va a dimitir fácilmente de modo que va a incrementarse la intensidad de la guerra civil” (el último subrayado es mío).
Esta es la cuestión central que me llama la atención y que motiva esta carta: el que se califique el eventual incremento de la guerra siria como guerra civil; viene a mi memoria que el concepto de guerra civil, es un debate crucial y que ya tuvo lugar en el curso de la Guerra española de 1936 suscitado por la Izquierda Comunista (Bilan). ¿Por qué ahora ese lenguaje, en la CCI, de guerra civil, que es la mismo empleado en la actualidad por los medios de prensa burgueses y el izquierdismo? Máxime cuando de la lectura del texto publicado y el de la CCI online, la conclusión lógica y natural a la que el lector (un tanto familiarizado con el marxismo) llega es de que se trata de una guerra imperialista; además es que el título del artículo ya lo dice: “La alternativa es guerra imperialista o guerra de clases”. Por tanto lo que hoy se da en esta parte del mundo es una guerra imperialista en la que están involucrados Estados burgueses que juegan sus intereses, que son los de su burguesía nacional, y no una guerra de clases entre capitalistas y proletarios, que es lo que sobre todo caracteriza una guerra civil. ¿O no? En cualquier caso, que yo sepa, nunca se ha suscitado en el ámbito de la Izquierda Comunista y en particular en las publicaciones de la CCI, la discusión de lo que es o no es una Guerra civil, en torno al cual hay, a mi juicio, bastante confusión: por ejemplo, Marx escribió La Guerra civil en Francia y se deduce que se trata de una guerra entre clases. También la guerra que siguió a la Revolución Rusa de 1917, se define como una guerra civil porque era una guerra entre el proletariado y el campesinado contra las antiguas fuerzas burguesas y la reacción zaristas, ¿y la guerra española de 1936-1939?, etc. Pero también la historiografía burguesa y proletaria tacha de guerra civil la que tuvo lugar a mediados del siglo XIX entre el Norte y el Sur de EE.UU que, cínicamente, se utilizó con el pretexto de la liberación de los esclavos sureños.
Creo que el tema concreto del artículo debería ser aclarado por la CCI en la próxima Revista Internacional o en su portal Web, pero de forma que se invite a la discusión, para que nadie se tome la respuesta como un axioma. Yo creo que se trata de un tema confuso (incluso en el ámbito revolucionario) y objeto de manipulación ideológica de la burguesía y sus elementos más travestidos contra el proletariado, razón por la cual la cuestión de cuándo se está o no frente a una guerra civil merece la pena discutirla, ya que se trata de una cuestión de principios.
Me parece, si los medios humanos y materiales lo permiten, que no estaría de más remitir a los compañeros lectores a una sucinta bibliografía básica acerca del tema enunciado
Un fraternal saludo
RQ, 04-11-13.