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En Brasil y en Turquía asistimos a movimientos masivos protagonizados por la juventud aunque se pueden ver en ellas explotados de todas las edades. Más allá de los detonantes inmediatos (la subida del transporte en Brasil) lo que vemos en ellos es una indignación: indignación por el trato inhumano y arrogante que sufre la inmensa mayoría; indignación por un futuro dominado por la precariedad y la miseria pese a los cantos de sirena de un “porvenir radiante” al ser ambos “países emergentes”. Los movimientos conectan con los que se vivieron en 2011[1].
El artículo que presentamos ha sido realizado por nuestros camaradas en Brasil y ha sido rápidamente traducido por una simpatizante a quien agradecemos calurosamente su colaboración. Es una primera toma de posición que esperamos anime un debate sobre la situación actual de la lucha de clases en todo el mundo.
Una ola de protestas está surgiendo en las grandes ciudades de Brasil contra el aumento de los precios del sistema de transporte colectivo, sobre todo en la ciudad de São Paulo, pero que también sucede en Río de Janeiro, Porto Alegre, Goiânia, Aracaju y Navidad. Es un despertar que ha reunido a muchos jóvenes y estudiantes; también están presentes, aunque en menor cantidad, un número de trabajadores asalariados y autónomos (que prestan servicios personales) para combatir este aumento de precios que ya era alto para un servicio de mala calidad, lo que viene a agravar aún más las condiciones de vida de amplias capas de la población.
La burguesía brasileña, encabezada por el PT y sus aliados, ha insistido en decir que todo va bien. Aunque en realidad se ve que ha tenido dificultades para contener la inflación, al tiempo que adopta medidas para conceder subsidios al consumo de las familias, como un intento desesperado por evitar que la economía entre en recesión. Sin ningún margen de maniobra, la única alternativa con la que puede contar para combatir la inflación está, por un lado, en aumentar la tasa de interés y, por otro, reducir los gastos de los servicios públicos en la educación, la salud y la asistencia social, deteriorando aún más las condiciones vitales de la población que depende de tales servicios.
En los últimos años, se han convocado muchas huelgas contra la rebaja de los salarios y la precarización de las condiciones de trabajo, educación y salud. Sin embargo, la mayoría de los ataques han sido controlados por el cerco aislante de los sindicatos afiliados al gobierno del PT y gran parte de este descontento se contuvo para que no alterase la "paz social", en beneficio de la economía nacional. Y es en esta línea donde se sitúa el aumento de la tarifa del transporte en São Paulo y en el resto de Brasil: los trabajadores son solicitados para hacer cada vez mayores sacrificios en apoyo a la economía nacional, es decir, el capital nacional.
Sin duda alguna, los ejemplos de los movimientos que han explotado en todo el mundo en los últimos años, con la participación mayoritaria de la juventud, evidencian que el capitalismo no tiene ninguna alternativa que ofrecer para el futuro de la humanidad, a no ser más deshumanización. Por eso, la reciente movilización de Turquía, ha tenido un fuerte eco en nuestras protestas contra el aumento de las tarifas del transporte. La juventud brasileña ha demostrado que no quiere aceptar la lógica de los sacrificios impuesta por la burguesía y se inscribe dentro de las luchas que han sacudido el mundo en los últimos años, tomando ejemplo de los hijos de los trabajadores en Francia (lucha contra el CPE en 2006[2]), de la juventud y los trabajadores de Grecia, Egipto y Norte de África, de los indignados de España[3], de los Occupy del EEUU y de Inglaterra.
Una semana de protestas y la reacción brutal de la burguesía.
Inspirada por el éxito de las manifestaciones en las ciudades de Porto Alegre y Goiana, enfrentadas a una fuerte represión, pero que aún así consiguieron la suspensión del aumento de precio, la manifestación en Sao Paulo se inició el día 6 de junio. Fue convocada por el “Movimiento Paso Libre” (MPL), grupo integrado mayoritariamente por jóvenes estudiantes influenciados por posiciones de izquierda y también de anarquistas, y obtuvo una adhesión sorprendente, estimada entre 2 a 5 mil personas. Después hubo protestas en los días 7,11 y 13. Desde el primer día la represión fue brutal con un saldo de muchos jóvenes heridos y detenidos. Hay que resaltar el coraje y la combatividad demostrada y el rápido aumento de la simpatía por parte de la población, que sorprendió a los propios organizadores de las manifestaciones, desde sus momentos iniciales.
Antes de la manifestación, la burguesía desató un gran grado de violencia pocas veces visto en la historia de movimientos de esta naturaleza, totalmente apoyada por los medios de comunicación que trataron inmediatamente de calificar a los manifestantes de vándalos e irresponsables. Un individuo de alto nivel del Estado, el fiscal del distrito, Roger Zagallo se manifestó públicamente aconsejando a la policía que golpease y matase: «Estoy ya dos horas intentando volver a casa pero tengo un montón de monos furiosos en la parada Faria Lima y Marginal Pinheiros. ¿Por favor puede alguien avisar a la Tropa de Choque que esta región forma parte de mi jurisdicción y que si matan a esos hijos de puta yo archivaré la investigación policial? (…) Echo de menos la época en que este tipo de cosas se resolvía con unos porrazos en las espaldas de estos mierdas». Sumado a esto, vimos la armonización de los discursos de políticos pertenecientes a partidos de la oposición, como el gobernador del estado, Geraldo Alckmin, del PSDB, y el alcalde de São Paulo Fernando Haddad, del PT, ambos vociferando en defensa de la represión policial y condenando el movimiento. Esta sintonía no es muy común, ya que el típico juego de la burguesía es atribuir la responsabilidad de los problemas existentes a la fracción que en ese momento está en el poder.
En respuesta a la represión creciente y a la cortina de humo de los dos diarios principales, los canales de TV y la radio, lo que pasó a continuación en el movimiento fue que se reunía más gente en cada acto, contando con cerca de 20 mil manifestantes el jueves día 13. La represión fue más feroz, dejando 232 detenidos y varios heridos.
Hay que destacar también, el surgimiento, de forma minoritaria, de una nueva generación de periodistas con una clara demostración de solidaridad que han registrado y al mismo tiempo han sufrido en su piel los actos violentos de la policía. Conscientes de las manipulaciones siempre presentes en los editoriales de los grandes medios, consiguen de alguna manera hacer ver que las acciones de violencia de los jóvenes son una reacción de autodefensa y que en algunos momentos los estragos producidos son en su mayoría en las oficinas del gobierno y de la justicia, como una manifestación de una indignación desenfrenada contra el Estado. Además, se registraron actos de elementos provocadores de la policía usualmente empleados en las manifestaciones.
La puesta en evidencia de una serie de manipulaciones que desmentirán las versiones de las fuentes oficiales del Estado, los medios de comunicación y la policía, en su intento de revertir los hechos, desacreditar y criminalizar el movimiento legítimo, tuvo un efecto multiplicador en el aumento de la participación de los manifestantes y en el aumento del apoyo de la población. Es ese sentido es importante reseñar que la acción de activistas y simpatizantes del movimiento en las redes sociales ha sido una gran contribución. Con miedo de que la situación se descontrole, algunos sectores de la burguesía comienzan ya a cambiar su discurso. Las grandes empresas de comunicación, en sus diarios y TV, después de una semana de silencio sobre la represión policial, mostraron por fin los “excesos” de los actos policiales. Algunos políticos, del mismo modo, criticaron los “excesos” y anunciaron que los investigarían.
La violencia de la burguesía a través de su Estado, independientemente de su apariencia “democrática” o “dictatorial”, tiene como fundamento el terror totalitario contra las clases que explota y oprime. Si en el Estado “democrático” esta violencia no es tan abierta como en las dictaduras, y se hace de forma oculta para hacer que los explotados acepten su condición y se identifiquen con ella, no quiere decir que el Estado renuncie a los más variados y modernos métodos de represión física, cuando la situación lo requiere. No es una sorpresa, por tanto, que la policía utilice tal violencia contra el movimiento. Sin embargo, como vimos “el tiro les salió por la culata” y el aumento de la represión, en vez de intimidar a los manifestantes solo hizo aumentar y generar una solidaridad creciente en Brasil y también en el mundo, aunque de forma muy minoritaria. En estos momentos se producen actos en solidaridad y protesta por la violencia policial, en el resto del mundo, principalmente por los brasileños que viven en el exterior. Es preciso dejar claro que la violencia policial pertenece a la propia naturaleza del Estado y no es un caso aislado o un “exceso” de demostración de fuerza por la policía como quieren hacer creer los medios burgueses y las autoridades ligadas al sistema. De esta manera no es un “fallo” de los gobernantes, y no se avanza nada pidiendo “justicia” o “un comportamiento más cortés de la policía”, porque para enfrentarse a la represión e imponer una fuerza de clase no hay otra alternativa que la extensión del movimiento hacia amplias capas de la clase trabajadora. Por lo tanto, no podemos ir al Estado y pedir misericordia. La denuncia contra la represión y el aumento de los transportes debe hacerse para toda la clase obrera, llamando para ampliar las protestas en una lucha común contra la inseguridad y la represión.
Las manifestaciones, que están lejos de acabar, también se extendieron por todo Brasil y las protestas estuvieron presentes en el inicio de la Copa Confederación 2013, que estuvo marcado por los abucheos dirigidos a la presidenta Dilma Rousseff, y también al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, antes del partido de apertura del torneo entre Brasil y Japón. Ambos no escondieron su incomodidad y abreviaron sus discursos para disminuir el desconcierto. En torno al estadio hubo también una gran manifestación que contó con cerca de 1.200 personas, expresando solidaridad con el movimiento contra la subida de tarifas y denunciando el desvío de recursos que deberían ser para gastos como prestaciones sociales y que fueron redirigidos en los últimos años para la realización de la Copa del Mundo y de la Confederación. También fueron fuertemente reprimidos por la policía dejando por lo menos 27 heridos, además de otros 16 detenidos. Para fortalecer todavía más la represión, el Estado declaró que se prohibía cualquier manifestación próxima a los estadios durante la realización de la Copa Confederación, bajo la justificación de no perjudicar el evento, o el tráfico de vehículos y personas y el funcionamiento regular de los servicios públicos.
Límites del Movimiento Paso Libre y algunas propuestas
Como se sabe, el MPL es un movimiento que consiguió ámbito nacional gracias a su presencia y capacidad de movilización de jóvenes estudiantes para protestar contra los aumentos de los precios en las tarifas del transporte. Sin embargo, es importante considerar que tiene como objetivo a medio y largo plazo la existencia de un transporte público gratuito para toda la población proporcionado por el Estado.
Lo que pasa es que exactamente ahí se encuentra el límite de su principal reivindicación, pues un transporte universal y gratuito en una sociedad capitalista no existe, toda vez que para su existencia, la burguesía o su Estado tendrían necesariamente que acentuar todavía más el grado de explotación sobre la clase obrera y otros trabajadores asalariados a través de aumentos de impuestos sobre los salarios. Así, es necesario tener en cuenta que la lucha no debe colocarse en la perspectiva de una reforma imposible, sino siempre con la orientación de que el Estado revoque sus decretos.
En estos momentos, las perspectivas del movimiento parecen superar la simple reivindicación contra el aumento de las tarifas. Ya hay manifestaciones previstas para la próxima semana en decenas de ciudades de tamaño grande y mediano en todo Brasil.
El movimiento debe estar alerta en relación a la izquierda del capital, especializado en acaparar o controlar las manifestaciones y dirigirlas a callejones sin salida, tales como encaminarse hacia que los tribunales de justicia resuelvan el asunto y que los manifestantes vuelvan a casa.
Para que este movimiento se desarrolle es necesario crear medios para escuchar y discutir colectivamente las diversas opiniones y ello solo es posible con la realización de asambleas generales con la participación de todos, donde esté asegurado el derecho de palabra a todos los manifestantes. Además, llamar a los trabajadores asalariados y convocarlos en asambleas y protestas, pues ellos y sus familias están afectados por el aumento del transporte y los servicios.
El movimiento de protesta que se ha desarrollado en Brasil viene a refutar la campaña que la burguesía brasileña se ha encargado de difundir, apoyada por la burguesía mundial, de que Brasil es un "país emergente" en el camino para superar la pobreza y alcanzar su pleno desarrollo. Esta campaña está promovida principalmente por Lula, que es reconocido en todo el mundo por supuestamente haber apartado a millones de brasileños de la pobreza, cuando en realidad su gran hazaña para el capital fue destinar algunas migajas entre la población más miserable para mantenerlos engañados y acentuar la precariedad del proletariado brasileño.
Ante el agravamiento de la crisis global y su posterior ataque de las condiciones de vida del proletariado, no hay otro camino que la lucha contra el capital.
CCI, 16-06-2013
[1] Ver nuestra hoja internacional De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349
[2] Ver en Revista Internacional, Tesis sobre el movimiento de estudiantes contra el CPE, en /revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200
[3]Para un balance de los movimientos de indignados en España, US y Grecia, ver, además de la hoja internacional antes mencionado la editorial de Revista Internacional nº 147, /revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci