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Justo al inicio del año y en el acto oficial para dar inicio a las actividades de las estructuras jurídica que llevan los asuntos laborales, Peña Nieto declaró que el “2013 será un año de trabajo y prosperidad”. Los trabajadores de la empresa Cotrisa (Construcciones y Trituraciones S.A), están viviendo el significado de esas pretensiones. La empresa subcontratada por PEMEX que construye los túneles para la refinería de Tula, Hidalgo (Estado vecino al Estado de México y cerca del DF), denuncian los trabajadores, los somete a extenuantes jornadas de 12 horas diarias, sin tener derecho a vacaciones y recibiendo míseros salarios semanales (en promedio) de 1,300 pesos a la semana (102.5 dólares/usa), pero además en las excavaciones que operan se concentran aguas negras y altos niveles de gas metano y no se cuentan con las mínimas medidas de protección. La narración que hacen de las casuchas que el patrón ofrece para que duerman, hace recordar la descripción que de las habitaciones de los obreros londinenses del siglo XIX, hizo Engels en La situación de la clase obrera en Inglaterra y más terrible es notar que aún pueden ser peores: “en las casas del campamento, de dos habitaciones, se hacinan hasta 17 personas en camas en mal estado…” ([1]).
Hartos de esas condiciones el 15 de febrero, los 500 trabajadores de Cotrisa que laboran en el tramo de Atitalaquia, a escasos kilómetros de la Refinería, han parado labores expresando gran combatividad.
La fuerza y el coraje no pudieron ser detenidos por el sindicato (por ridículo que parezca el nombre del sindicato abarca tres renglones, por lo que para abreviar lo llamaremos el “sindicato Carrillo Puerto”), no sólo porque la decisión fue asumida por encima de ellos, sino además porque no reconocen su representatividad.
El ejemplo de cómo se puede luchar lo expresan estos trabajadores: sólo es posible luchar fuera del control sindical, pero hay un problema que todavía tienen que considerar, no se puede luchar aisladamente (ya sea como gremio o como fábrica), por muy numerosa que sea la movilización. Es necesario que esta lucha no se quede perdida en una zona aislada, por eso se requiere buscar la solidaridad de trabajadores de otras fábricas y de otros sectores. La lucha por mejores salarios y seguridad no son demandas particulares de un grupito de trabajadores, son problemas que enfrenta el conjunto de los asalariados.
Justamente el aislamiento de esta movilización obrera va posibilitando a que el sindicato se presente, queriendo espantar o imponer condiciones, o la misma patronal y el gobierno busquen reprimir, como ya lo han hecho con el despido de 2 trabajadores que mostraban amplia combatividad.
Iniciar un movimiento tomando en sus manos el control, es un paso importante en el combate, pero si la lucha de estos excavadores no se extiende, esa fuerza estará condenada a morir de asfixia sin el socorro de otros sectores del proletariado.
La fuerza de los trabajadores se encuentra en su capacidad de organización autónoma y en la masividad de sus luchas.
RM, 22 febrero 2012
[1] La Jornada, 20 febrero 2013.