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La clase trabajadora en España se enfrenta a unas medidas de austeridad especialmente duras en un contexto de profunda crisis económica, lo que está aumentando la tensión social. Las luchas que tuvieron lugar en 2011 como respuesta a la crisis supusieron en muchos casos una inspiración para otros movimientos. En el caso del movimiento del 15-M, estuvo influenciado por la primavera árabe, y a su vez inspiró el desarrollo de luchas en Grecia y en los EEUU, por ejemplo. El aniversario del 15-M ha coincidido en el tiempo con el comienzo de la huelga de 8000 mineros en el norte de España contra una importante retirada de las ayudas públicas al sector que, aparte de acabar con la industria minera, amenazaría a unos 40.000 empleos indirectos dependientes de esta, en un país con un 24 % de desempleo y con la mitad de los menores de 25 años en paro. Este artículo pretende contribuir al debate acerca de qué lecciones podemos extraer del aniversario del 15-M y de la huelga minera.
Las dificultades de luchar con la espada de Damocles del despido sobre nuestras cabezas
Los mineros españoles, especialmente en la región de Asturias, tienen una larga tradición de lucha, con notables episodios como la insurrección de 1934 o las huelgas de 1962, por lo que no ha sido ninguna sorpresa su determinación de responder al ataque lanzándose a la huelga el pasado 31 de mayo. Es innegable su coraje en la lucha, con la colocación de numerosos cortes de carreteras, el uso de armas improvisadas para rechazar los ataques de la Guardia Civil para levantar los bloqueos, y sus respuestas a las detenciones, cargas y palizas de las fuerzas de seguridad. Todo esto ha levantado simpatías en mucha gente, como es el caso de participantes en el foro libcom[1] y en la Web de la Tendencia Comunista Internacionalista[2].
La situación recuerda a la huelga minera en Reino Unido los años 1984 y 85, cuando este combativo sector, profundamente respetado y en gran medida portador de esperanzas para el conjunto de la clase obrera, se lanzó a una valiente y dura huelga, con numerosos enfrentamientos con la policía para defenderse de unos brutales niveles de represión. Como ahora los mineros españoles, hacían frente a los planes para cerrar muchas minas en una época de gran desempleo. La lucha terminó con una derrota que pesó enormemente sobre la clase trabajadora de Reino Unido las dos décadas siguientes[3].
En el debate en la Web libcom, “Fingers Malone” señala lo difícil de la situación a la que se enfrentan los mineros españoles debido a la naturaleza del ataque, que básicamente significaría el cierre de la industria: «la huelga por sí sola no les va a llevar a ningún sitio», lo que sería la explicación de otras medidas que están llevando a cabo los mineros como los cortes de carreteras y los encierros en las minas. Pero ¿estas acciones hacen avanzar la lucha de forma eficaz? En nuestra opinión el problema no es sólo que la huelga por sí sola no es suficiente, sino que lanzarse a la huelga solos, por ellos mismos, aislados de otros sectores de la clase trabajadora, los coloca en una posición débil ante el poder (mediático, económico, político, represivo) del Estado y los lleva probablemente a la derrota. La huelga general en las comarcas mineras del pasado 18 de junio organizada por los sindicatos (CCOO y SOMA-UGT) y apoyada por la izquierda, desde luego no sirvió para romper el aislamiento de los mineros, confinados en las zonas e industrias afectadas por los recortes en las subvenciones. Y su reivindicación de un “plan para el carbón” en España, similar al de los mineros británicos «coal not dole» (“carbón no paro”), claramente no va a hacer otra cosa que aumentar el aislamiento de la huelga.
En este sentido, el eslogan «no estamos indignados, estamos cabreados» realmente lo que hace es expresar las limitaciones de su lucha, con sus ilusiones de que su fuerza únicamente, como mineros, bastaría para hacer frente al Estado. De alguna forma los mineros se ven a sí mismos como expresión de una posición más radical que la de los “indignados”, que fue una de las luchas más importantes del año pasado, no sólo en España sino a nivel internacional. Pero, pese a su gran combatividad y tradición de lucha en el seno de la clase obrera, el aislamiento de los mineros es una debilidad crucial que podría significar un importante revés para la lucha de clase en su conjunto.
Un año después, ¿qué queda del 15-M?
Pese a las enormes dificultades a las que se enfrenta la burguesía para gestionar la situación económica no debemos nunca subestimar la experiencia que posee en su lucha contra la clase obrera, como se ha puesto de manifiesto en maniobras como el aislamiento de los mineros o la última huelga sindical el 29-M[4], seguida inmediatamente por el anuncio de recortes de hasta 27.000 millones de euros.
La “celebración” del aniversario del 15-M es otro ejemplo: una parodia de los acontecimientos de hace un año pensada para borrar, o al menos distorsionar, el recuerdo de las movilizaciones de 2011, precisamente cuando lo que necesitamos es reflexionar, debatir y digerir las lecciones de esta experiencia. Este año, en el aniversario, las movilizaciones fueron convocadas por toda clase de organizaciones izquierdistas y sindicales, y no por asambleas, que ya no existen, que han hecho hincapié en posiciones democráticas y reformistas “ciudadanas”, lejos de una visión de clase.
Las falsas alternativas que ofrecen la derecha del PP en el gobierno y la izquierda se complementan perfectamente. El primero ha utilizado la amenaza de represión contra el movimiento, acusándolo de ser un submarino del PSOE. Por su parte el PSOE, que hace un año trató de tergiversar el significado del movimiento calificándolo de pequeño burgués, marginal y sin perspectivas, ahora lo alaba como un gran “triunfo”, con un gran futuro y peso en la sociedad. La burguesía siempre denigra a un movimiento real, a la vez que posteriormente lo glorifica cuando ya ha conseguido convertirlo en un cascarón vacío y en un recuerdo inofensivo.
Las manifestaciones en el aniversario fueron multitudinarias, pero no tanto como en los momentos álgidos del movimiento en junio, julio u octubre del año pasado. Reaparecieron asambleas en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Alicante y otros sitios. Sin embargo, pese a que las asambleas fueron recibidas con interés y curiosidad el sábado noche, fueron poco a poco abandonadas, sin existir fuerza en el movimiento para resistir al control de las organizaciones izquierdistas; la gente prefirió marcharse. Sin embargo hubo signos de carácter proletario: participación masiva de los jóvenes; una atmósfera sana y alegre; y algunas contribuciones interesantes al debate. En Madrid tuvo lugar un debate interesante sobre el tema de la salud; se oyeron algunas voces en la línea de lo que nosotros hemos llamado el ala proletaria del movimiento, aún cuando tuvieron una presencia menor que el año pasado. Pero el movimiento en general no pudo romper con los grilletes impuestos por la burguesía, y se mantuvo como una caricatura del movimiento originario del 15-M, recordando más a un día de excursión de fin de semana que otra cosa.
Perspectivas para la clase trabajadora
Los movimientos sociales que se produjeron en 2011 fueron una experiencia muy interesante para la clase obrera por su dimensión internacional, por la ocupación de las calles, y por la existencia de las asambleas como corazón del movimiento[5]. En España ha habido movilizaciones multitudinarias en el sector educativo en Madrid y Barcelona; en la sanidad en Barcelona; y de los estudiantes en Valencia. La huelga sindical del 29 de marzo y la de los mineros también son experiencias importantes sobre las que reflexionar.
Tras todas estas experiencias, los compañeros en España señalan que existe la sensación de que el movimiento se está repensando a sí mismo, revisando sus debilidades y las dificultades para desarrollar una lucha capaz de hacer frente a la gravedad de la situación y al nivel de los ataques. Este proceso de reflexión es absolutamente esencial en la preparación del terreno para el desarrollo de una respuesta que sea un movimiento más amplio y más profundo, capaz de cuestionar al mismo sistema capitalista.
Existe una idea creciente de que el capitalismo es un sistema en quiebra, que no tiene futuro, que tras cinco años de crisis la clase dominante no tiene ninguna respuesta y que es necesario cambiar de sistema. Por ejemplo, en una asamblea en Valencia, una mujer habló en la línea de la posición mantenido por la CCI de que el movimiento 15-M poseía un ala revolucionaria y otra reformista, siendo necesario alimentar la primera. Pero hay también una búsqueda de respuestas o acciones inmediatas, que pueden llevar a propuestas estériles o incluso ridículas, como la idea de que si todos los clientes de la nacionalizada Bankia retiraran su dinero “haría mucho daño al capitalismo”.
De este modo, mientras se plantea la idea de reemplazar el capitalismo, existe también una dificultad en encontrar el cómo hacerlo, y también una esperanza de que la quiebra del sistema quizá podría ser reversible. Aquí la izquierda y la extrema izquierda plantean toda clase de “soluciones” para reformar el capitalismo, como impuestos a los ricos, eliminar la corrupción, nacionalizaciones, etc. De hecho, la mayoría de estas propuestas son también defendidas por el centro y la derecha.
Es crucial el evitar caer en la trampa de las alternativas reformistas. Es igualmente importante que el desprecio hacia los políticos en general, y hacia las mentiras de la izquierda en particular, no nos lleve a retirarnos en grupos locales aislados, reticentes hacia todo lo que sobrepase sus límites geográficos. Únicamente superando esas trampas podemos hacer avanzar el proceso de reflexión sobre la crisis del capitalismo, sobre la necesidad de derrocarlo, y sobre cómo la clase proletaria puede avanzar en su lucha, todo lo cual es esencial para la preparación de luchas futuras.
Alex 30/6/12
[4] /accion-proletaria/201203/3362/huelga-general-del-29m-contra-los-recortes-la-reforma-laboral-y-todo-l
[5] https://es.internationalism.org/node/3349
Rápidas reflexiones sobre el conflicto minero y la situación actual
La lucha de los mineros no se trata, como algunos sectores han querido transmitir, de una lucha decisiva o ejemplarizante para el resto del proletariado; cuya derrota significaría un paso atrás importante para el conjunto del movimiento obrero. Las características de los mineros en la actualidad son muy específicas y minoritarias: sector con gran tradición de lucha y capacidad de movilización, consciente de sus intereses sectoriales, fuerte presencia y control sindical, e identificación con las zonas geográficas donde se desarrolla la actividad. Por otro lado, lo que prima en España y a nivel internacional es todo lo contrario: destrucción de lazos sociales a nivel laboral o vecinal, poca o ninguna memoria o tradición de métodos proletarios de lucha (asambleas, solidaridad, autoorganización), desprotección creciente ante los designios del capital y su Estado, temporalidad, precariedad, paro masivo.
En efecto, la idea de que la combatividad de un sector (por muy combativo que sea, como el minero) puede hacer retroceder a la burguesía en el actual estado de crisis capitalista es una trampa: sólo la lucha masiva de amplios sectores del proletariado puede hacerlo.
La presentación por parte de la izquierda y los sindicatos de los mineros como “héroes solitarios de la clase obrera” es otra trampa que ahonda más en el aislamiento de estos con otros sectores. Los sindicatos y la izquierda (con sus apéndices “radicales” detrás) están haciendo todo lo posible por aislar a los mineros y quemarlos en acciones estériles (“marcha negra”) mediatizadas y bien controladas.
No es una cuestión que nos deba ocupar a los proletarios el discutir acerca de la rentabilidad o las ayudas del sector. La economía capitalista siempre ha estado en mayor o menor medida intervenida por el Estado, por una u otra razón. Lo que sí nos debe preocupar es que todos estamos sometidos al mismo yugo y tenemos el mismo enemigo: el sistema capitalista. El futuro de los mineros es el mismo que para la mayoría: precariedad, paro, miseria, emigración. Para luchar contra esto los mineros tienen que dejar de hacerlo como mineros para hacerlo como proletarios junto con el resto de la clase trabajadora.
¿Desarrollo, resultado previsible y lecciones que aprender del conflicto minero? Un foro en Internet lo resume bien: «Más de lo mismo. CCOO y UGT proponen una marcha a Madrid, donde serán recibidos como héroes, convenientemente aislados de la lucha de clases...pero eso sí, con mil anécdotas de viaje que saldrán en reportajes, crónicas, you tube, etc, etc. Dispersión sindical y democrática, organizada, desgaste... y el Estado sigue en su postura.
Mineros aislados y democráticamente encauzados, aunque cabreados, serán (nuevamente) derrotados.
Con la reivindicación gremial de fondos para la minería, pocas o nulas posibilidades hay de que otros-as obreros-as se sientan implicados-as y partícipes.
Y da igual que este aislamiento sea pacífico o violento. Si donde dice mineros, ponemos obreros, vemos que la derrota se produce una y otra vez. El capital y su Estado ganan fuerza, y son más duros. Dejan gastar energías en días y días de ineficaces medidas de acción, controladas o dejadas hacer por los sindicatos democráticos MIENTRAS TOCA...y al final, espectáculo en Madrid, " hemos hecho todo lo que se pudo", " estamos al límite" , "agotamiento y abatimiento generales entre los trabajadores".... en autobús a casita, y CCOO y UGT de héroes incomprendidos cuyas " lógicas y sensatas propuestas " no son atendidas por el Ministro y la administración...»,(https://interrev.foroactivo.com/t1677-mineria-del-carbon-manifestaciones-hg-y-marchas-convocadas-por-soma-ugt-y-ccoo-aislamiento-es-derrota ) «Con petardos y este tipo de enfrentamientos no se levanta una nueva relación de fuerzas con el capital. SOLO EXTENDIENDO los conflictos con métodos y reivindicaciones de clase anticapitalistas, INCORPORANDO al mayor numero posible de proletari@s activ@ o en paro, jubilados o no, podrá realizarse.
Para ello es precisa la independencia organizativa y política de la clase obrera, y no el seguidismo de proyectos burgueses democráticos. "Salvar el carbón", "salvar la minería", "defender Asturias" y consignas de este tipo es salvar los intereses patronales, y estos pueden desarrollarse y mantenerse despidiendo y explotando obreros, con o sin ayudas, con o sin banderitas asturianas, leonesas, etc.
La Guardia Civil y la Policía nacional están para lo que están, y tienen muchos efectivos y bien entrenados y pertrechados.
No temen este tipo de enfrentamientos, lo que temen es la extensión, la generalización de las luchas y que se salgan fuera de los moldes del sindicalismo y la izquierda democráticas.
Los activismos izquierdistas no son una respuesta que merezca la pena, y satisfacen las ansias activistas puntuales de quienes las practican y sus entornos.
Y si no, a seguir pringando. No son opiniones, son HECHOS REITERADOS.” https://interrev.foroactivo.com/t1677-mineria-del-carbon-manifestaciones-hg-y-marchas-convocadas-por-soma-ugt-y-ccoo-aislamiento-es-derrota
En resumen: aislamiento y métodos sindicales de protesta nos llevan a la derrota, en la minería y en todas partes. La derrota previsible (más allá de algún posible 'teje-maneje' entre sindicatos y gobierno para apaciguar los ánimos) puede ser utilizada, efectivamente, por el gobierno para dar una imagen de firmeza, de que ni los mineros podrían parar las medidas contra las condiciones de vida y trabajo que el capital solicita. Sin embargo el curso hacia importantes luchas proletarias sigue abierto: una economía capitalista que se cae a pedazos en este nuevo episodio de crisis tras años de haberse mantenido a base de demanda ficticia con la deuda de Estados, bancos, empresas y particulares; desgaste del aparato político y sindical de la burguesía; y el empeoramiento brutal de las condiciones de vida y trabajo de amplios sectores de la clase trabajadora, con cada vez menos que perder ante un presente y un futuro de paro, precariedad, miseria y deshumanización.
El llamado 15-M, mientras tuvo algo de movimiento real, fue un movimiento con muchas debilidades e ilusiones, muy heterogéneo, y mediatizado. Sin embargo la importancia no estuvo en el 15-M en sí (claramente condenado a desaparecer desde el principio como algo interesante) sino en dos fenómenos que aparecieron con él: primero, la concreción física en las calles de un primer fogonazo de hartazgo, “indignación” y voluntad de lucha que hasta ese momento era difuso o se rumiaba en solitario, que hizo visible que “luchar era posible”; y segundo, la reaparición histórica de las asambleas masivas como herramienta de aglutinamiento, solidaridad, discusión y decisión ante la atomización y dispersión, el cada uno a la suya, la precariedad y el paro. En futuras luchas estos elementos, mejorados y superados, deberán ser de gran importancia.
Breve comentario de la CCI
Compartimos las reflexiones del compañero. Solamente quisiéramos hacer un inciso que a nuestro juicio no invalida su análisis pero que constituye un dato importante a tener en cuenta cara al futuro. La manifestación del 11 de julio en Madrid estaba pensada como una especie de entierro de la lucha y una de exhibición del “espléndido aislamiento” de los mineros que tendrías que conformarse con la “solidaridad” de algunos personajes de “la cultura” y poco más. Sin embargo, la inquietud existente ha hecho que más gente de la prevista haya acudido a la manifestación de apoyo a los mineros. Ha repercutido otro factor. El mismo día que los mineros estaban en Madrid Rajoy creyendo que lo tenía todo “atado y bien atado” ha anunciado las violentas medidas de ataque a las condiciones de todos los trabajadores. Esto ha enardecido los ánimos y ha provocado que muchos trabajadores –especialmente funcionarios- acudieran espontáneamente a la manifestación de los mineros y algunos autobuses de éstos han retrasado su salida para que pudieran estar con los funcionarios y otros grupos de trabajadores en Atocha y otros lugares de manifestación. Globalmente los sindicatos han logrado controlar la situación y los mineros han vuelto a sus casas. Pero es un indicio de lo cargada que está la situación.