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Siria
El horror de uno de los campos de guerra imperialista
Bajo el capitalismo, el pozo del horror es insondable. Por los cuatro puntos cardinales del globo terráqueo, este sistema destruye, hace pasar hambre y masacra a centenares de miles de personas. En Siria, este brutal sistema de explotación escribe hoy, a punta de bayoneta impregnada en sangre, un acto más de su historia de atrocidades innumerables. En Siria la vida tiene menos valor que las balas que se la llevan.
Es sábado 4 de febrero y al mediodía, uno como otro de tantos, en Homs una multitud inmensa entierra a sus muertos y manifiesta su ira contra Bashar Al-Assad. Desde el inicio de los acontecimientos en abril de 2011, tampoco transcurre un día en Siria sin que sea reprimida una manifestación, con el resultado de que en menos de un año ha habido más de 2500 muertos y miles de heridos. Así las cosas, la noche del 4 al 5 de febrero la práctica de los asesinatos en masa ha superado el nivel. Durante horas, al amparo de la oscuridad, solo se oye el tronar de los cañonazos, otras armas de Assad y los gritos de los moribundos. Al alba se podía ver ya lo que hoy llamamos la “Noche roja de Homs”: con la luz del día se ven las calles alfombradas de cadáveres. El balance de la matanza fue de 250 muertos; sin contar los que murieron a causa de las heridas ni los que fueron rematados, más tarde, a sangre fría por los militares a sueldo del poder. Esta masacre no acaba con la llegada del día: a los heridos se les persigue a lo largo de la jornada hasta las camas de los hospitales, donde son ejecutados. Incluso los médicos, sorprendidos mientras curan a los “rebeldes”, son abatidos a tiros. Muchos habitantes de Homs son asesinados de un balazo en la cabeza por el solo crimen de llevar medicamentos en sus bolsillos. Ni las mujeres ni los niños escapan a esta carnicería. La misma noche la cadena de TV Al Jazeera anuncia que se habían oído fuertes explosiones en la región de Harasta, en la provincia de Rif-Damasco. En esta ciudad, situada a unos 15 kilómetros al Norte de Damasco, se enfrentan en violentos combates el Ejército libre sirio (ASL) y las fuerzas del régimen. Aquí también las masacres son abominables.
¿Cómo es posible todo esto? ¿Cómo un movimiento de protesta contra el hambre y el paro ha podido transformarse, en unos meses, en tal baño de sangre?
¿Quién es el responsable de tal horror?
¿Quién dirige la mano asesina de los militares y los mercenarios?
La barbarie del Régimen sirio está más que demostrada. Que el bando en el poder no se para ante nada, que no renuncia a ninguna masacre para mantenerse a la cabeza del poder del Estado y así conservar sus privilegios está meridianamente claro; pero ¿Quién es este “Ejército Libre Sirio” que se ha puesto al mando de la “protesta popular”? ¡Otra banda de asesinos! El ASL, que pretende luchar para liberar al pueblo, no es sino el brazo armado de una fracción burguesa en competencia con la de Bashar Al- Assad. Y este es el gran drama en que están atrapados los manifestantes. Éstos, que quieren luchar contra sus insostenibles condiciones de vida, contra la miseria, contra la explotación,..., están atrapados entre el yunque y el martillo, aplastados, masacrados, torturados...
En Siria, los explotados son muy débiles para desarrollar una lucha autónoma; su cólera ha podido ser desviada inmediatamente e instrumentalizada por las diferentes bandas burguesas del país; los manifestantes han acabado como carne de cañón en una guerra que no es la suya, por unos intereses que no son los suyos; como había ocurrido en Libia unos meses atrás.
Como se ve, el ASL no tiene nada que envidiar a la naturaleza sanguinaria del régimen sirio en el poder; ya amenazó, a comienzos de febrero, con bombardear Damasco y todos los puestos de mando del régimen junto con sus feudos. Pidió a la población de Damasco que se alejara de estos blancos, algo totalmente imposible. Los habitantes de Damasco no tenían otra elección que meterse bajo tierra en cuevas o subterráneos, como si fueran topos o ratas, lo mismo que sus hermanos explotados de Homs.
La burguesía siria no es la única responsable de estas masacres; son numerosas las complicidades internacionales, tantas como los escaños que ocupan en la ONU. Ammar al-Wawi, uno de los jefes del ASL también acusa directamente a Rusia y a algunos países vecinos, Irán y Líbano, por su implicación; e indirectamente a la Liga Árabe y a la comunidad internacional por su omisión, al haber dado luz verde a Assad por masacrar al pueblo. ¡Vaya descubrimiento!
• China y Rusia defienden pública y políticamente al régimen sirio. Junto a Irán, Rusia aprovisiona de armas a este régimen; y es muy probable que las fuerzas armadas de estos países estén interviniendo directamente sobre el terreno, con un nombre u otro. Para las potencias capitalistas no cuentan ni los muertos ni el sufrimiento humano que infringe la defensa de sus sórdidos intereses imperialistas.
• Irán se juega en Siria gran parte de su dominio en el Próximo y el Medio Oriente. De ahí que este Estado apoye con todas sus fuerzas el régimen sirio, incluso implicándose militarmente sobre el terreno. Las “grandes naciones democráticas”, que hoy proclaman, con la mano en el corazón y los ojos llenos de lágrimas de cocodrilo, que la represión de los manifestantes por el ejército de Bashar al-Assad es insostenible, no tienen compasión alguna por el dolor de las familias y únicamente les interesa el debilitamiento de Irán y poner bajo su propia bota a Siria. Se trata de un pulso peligroso puesto que Irán no es Irak: Irán es un país de más de setenta millones de habitantes, con un ejército numeroso y bien equipado y sobre todo con un poder destructivo mucho más importante que el de Siria. Si se obligara a Irán a impedir el paso del petróleo por el estrecho de Ormuz sería una catástrofe económica. Cualquier ataque directo a Irán provocaría un caos incontrolable; se generalizarían las “noches rojas”, como la de Homs, en toda la región.
Siria al borde de la guerra imperialista generalizada
En el mundo, las tensiones entre Irán y buen número de potencias imperialistas aumentan diariamente: EEUU, Inglaterra, Francia, Arabia Saudita, Israel, etc. La guerra amenaza pero por el momento no explota. Entretanto y casi como un mecanismo infernal el ruido de las armas se oye cada vez más cerca de Siria, amplificado aun más por el veto, de China y Rusia en la ONU, relativo a la propuesta de una resolución condenando la represión del régimen de Bashar Al-Assad al pueblo.
Todos estos carroñeros imperialistas se agarran al pretexto de la infamia y la deshumanización del régimen sirio para preparar el inicio de una guerra total en este país. Primero el diario ruso La Voz de Rusia y luego la cadena de televisión pública iraní Press-TV alertan de que Turquía se prepara, con la ayuda americana, para atacar Siria; que a tal efecto, el Estado turco concentra tropas y pertrechos en su frontera con Siria. Más tarde estas informaciones son manejadas por el conjunto de la prensa occidental, que difunde que frente a Siria se han desplegado misiles balísticos tierra-tierra de fabricación soviética en las regiones de Kamechi y Dair az-Zawr en la frontera con Turquía e Irak. Todas estas informaciones y movimientos vienen gestándose tras la reunión que hubo en noviembre en Ankara y que dio lugar a una serie de encuentros posteriores. En esas reuniones, en las que participaron también la Oposición libanesa y la siria, el emisario de Qatar ofrece al primer ministro turco Erdogan financiar toda la operación militar desde el territorio turco contra el presidente Al-Assad.
Todos esos preparativos han llevado a los aliados de Siria, en primer lugar a Irán y Rusia, a elevar el tono de sus protestas y a pronunciar veladas amenazas contra Turquía. El Consejo Nacional Sirio (CNS), que agrupa, según la prensa burguesa, a la mayoría de la oposición de este país, ha recogido ya el mensaje y ha anunciado públicamente que no va a solicitar ninguna intervención militar del exterior en suelo sirio. Esto significa, sin duda alguna, que tal negativa paraliza de momento al brazo armado de Turquía y, eventualmente, al del Estado israelí. El CNS se burla, como las otras fracciones burguesas implicadas, de los sufrimientos humanos que ocasionaría una guerra total en suelo sirio; lo que teme es simplemente perder el poco poder que aún le queda en el caso de que hubiese un conflicto de mayores dimensiones.
Los horrores que vemos día tras día en TV o en la prensa burguesa son dramáticamente verificables. Si la clase dominante nos va mostrando todo esto a lo largo del tiempo no es por compasión ni por humanidad; lo hace sobre todo para prepararnos ideológicamente, para que aceptemos posteriores intervenciones militares, mucho más sanguinarias y masivas. En este genocidio en marcha Bashar al-Assad y su banda no son los únicos verdugos. El verdadero verdugo de la humanidad es el sistema capitalista agonizante que produce la barbarie de estas masacres interimperialistas como las nubes generan la tormenta.
Tino, 16 febrero