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Los comentarios que los lectores cuelgan en nuestra Web son otro de los medios para animar un debate sobre los problemas que afectan al proletariado y a toda la humanidad. Hace 1 mes respondimos a comentarios que planteaban cuestiones referentes a la crisis económica y a la acción de los políticos[1]. Ahora proseguimos el debate, respondiendo a un comentario que recibimos con fecha 2 de julio 2008 y que reproducimos a continuación:
Yo tambien quisiera dejar mi comentario y no ceñirme tanto a lo que hace el gobierno. Estamos en una gran crísis pero el gobierno solo es la punta del iceberg.
Las inmobiliarias han especulado y han inchado el balón gracias a la mentalidad capitalista del pueblo español, que por otra parte ha sido inducida por gran manera por un gobierno (independientemente de sus siglas) que nos han vendido el caramelo del bienestar social desde la transición.
La mayoría de la sociedad española está empeñada en la compra de una vivienda, posesiones, capitalismo.
Los propios obreros en las vacas gordas que hemos vivido sobretodo en la década de los noventa, han sido en gran medida quien tambien han incentibado la situción que vivimos ahora.
Todo el que me esté leyendo puede darse cuenta que tengo razón. Muchos trabajadores en españa se quejaban en su empresa si esta no les permitía meter horas, AUTOEXPLOTACIÓN.
La sociedad de consumo ha hecho a la sociedad española esclaba de sí mismo.
Hay que comprar una casa, dos coches 24 válvulas, garajes, vacaciones todos los puentes del año,vacaciones y festividades navideñas.
¿Que ha sido de la lucha sindicalista de principios de los años ochenta y la transición?
¿Que han hecho los trabajadores españoles en defensa de sus propios derechos?
Yo voy a poner varios ejemplos a esta pregunta;
Cuando hay que solidarizarse con algún motivo social y hacer una reunión para manifestarse y hacer huelga, el trabajador español es egoísta, solo piensa "voy a perder un día de sueldo, hoy no voy a poder meter horas"
En vez de apoyarse los trabajadores entre sí en una misma empresa, en muchas ocasiones son ellos mismos que se traicionan a sí mismos.
Ansia de meter horas extras en la empresa, deseando que el empresario te pida que vayas los fines de semana o festivos a trabajar, para cobrar horas extras y el plus por festivo.
El mismo trabajador no piensa que si mete horas extras está quitando un posible puesto de trabajo para otra persona.
Esa es la mentalidad de la mayoría de trabajadores en esta sociedad.
Luego nos pilla el toro y es cuando empezamos a buscar responsabilidades. Pero no nos equivoquemos, no lo hacemos en un plan altruista, sino por nuestro propio egoísmo una vez mas.
No nos preocupemos de pensar que existía mas allá de nuestro propio ombligo. No nos importaba meter horas extras si eso iba a contribuír en que nos podíamos comprar un coche de 4 millones de las antiguas pesetas, a pesar de que así robábamos posibles puestos de trabajo.
En la década de los noventa nadie luchaba por nada, lo digo de forma generalizada. Nos ha importado todo un pimiento, solo nuestro propio bienestar y proveernos de muchas posesiones que no son básicas ni imprescindibles.
Hemos tenido mas de una década de vacas gordas y hemos dejado la lucha social de lado.
Ahora toca jodernos, hemos recogido lo que hemos sembrado.
Si hubieramos sido menos egoístas y tener una mentalidad mas solidaria, hubieramos conseguido mas derechos para los trabajadores y una sociedad mas estable económicamente.
Nos hemos dejado dar por culo por el gobierno por un caramelo que nos han ofrecido.
Ahora nos siguen dando por culo y no hay recompensa......ahora nos quejamos, a buenas horas!!!
Hemos aceptado el capitalismo la sociedad española por puro egoísmo de poseer mas cosas y por el entre comillas, bienestar social.
Recuerdo que todos los derechos de los trabajadores que se consiguió en el pasado ha sido a base de duras batallas, luego vino una generación conforme con todo lo que se le arrojaba, ahora nos quejamos.
Reflexionar por qué estamos así, ni zapatero ni aznar....egoísmo y mentalidad capitalista de la sociedad obrera española.
Nuestra respuesta
Quisiéramos responder a las preocupaciones profundas de este compañero más allá de cómo las formula. Se siente decepcionado con "la sociedad obrera española", considera que por el caramelo del bienestar material ésta habría abandonado el espíritu de lucha, la combatividad, la solidaridad, lo que -por emplear sus propias palabras- ha llevado a dejarnos "dar por culo por el gobierno por un caramelo que nos han ofrecido".
No nos parece adecuada la expresión "dar por culo", no solamente por su carácter grosero sino porque es un recipiente totalmente incapaz de contener los sufrimientos, la ansiedad, las inquietudes, que miles y miles de seres humanos hemos padecido durante ese periodo de los años 90 y el primer quinquenio de nuestro siglo, considerado por los media como de "vacas gordas".
Francamente, no caben para nada en tal expresión, ni la precariedad de miles y miles de jóvenes obreros; ni la situación de numerosos trabajadores de 35-45 años que fueron despedidos y no tuvieron más salida que convertirse en autónomos -una forma de precariedad revestida con el ropaje mistificador de "auto-empresario" o "profesional libre"-; ni la inquietud y las penurias de miles de familias obreras obligadas a mantenerse con la prejubilación del "cabeza de familia" y los trabajos esporádicos del "ama de casa"; ni la multiplicación de accidentes laborales producto de lo que nuestro interlocutor califica como "ansia de meter horas extras en la empresa, deseando que el empresario te pida que vayas los fines de semana o festivos a trabajar, para cobrar horas extras y el plus por festivo", cuando en realidad es un engranaje infernal al que muchos obreros no pueden escapar.
¿Recuperar la "lucha sindicalista" o romper con ella?
Esos hechos ponen en duda la pretendida "prosperidad" de las 2 décadas que han precedido al estallido de la actual situación de crisis abierta y plantean la necesidad de debatir si en los últimos 40 años hemos asistido a un carrusel de coyunturas buenas y malas dentro de un capitalismo sano o lo que sufríamos en realidad era una crisis permanente -disimulada mediante toda una serie de paliativos desarrollados por los Estados-[2].
Sin embargo, no vamos a centrar nuestra respuesta en esa cuestión sino en otra planteada por nuestro interlocutor cuando recuerda que "todos los derechos de los trabajadores que se consiguió en el pasado ha sido a base de duras batallas, luego vino una generación conforme con todo lo que se le arrojaba, ahora nos quejamos". Tiene nostalgia de las luchas obreras de los años 60-70 y comprueba que en los 90 y en parte de la primera década del nuevo milenio, esa situación desapareció completamente.
Ahora bien, ¿Cuáles son las causas de esa disgregación? ¿Qué ha producido la pérdida de la "mentalidad solidaria" que añora?
La respuesta por paradójica que pueda parecer está en la pregunta que él mismo formula: "¿Que ha sido de la lucha sindicalista de principios de los años ochenta y la transición?".
Fue precisamente esa "lucha sindicalista" la que logró liquidar los esfuerzos de acción común, solidaridad, autoorganización y combatividad que abundantemente se expresaron en las luchas de los años 60-70[3]. Los sindicatos fueron quienes sabotearon la gran mayoría de las luchas obreras de los años 70 y principios de los 80. Fueron quienes frente a los intentos de solidaridad de los trabajadores impusieron el egoísmo divisionista de luchar por la empresa, el sector y la región. Fueron quienes ante reivindicaciones unitarias de salario igual para todos impusieron la reivindicación de aumento por porcentajes que dividían y profundizaban las desigualdades. Los sindicatos y la lucha sindicalista llevan a los trabajadores a supeditarse al interés de la empresa y la economía nacional, a una mentalidad consistente en "pedir mejoras si la economía va bien" y a "sacrificarse por el interés de la empresa y la nación si la economía va mal", en definitiva, los sindicatos educan al obrero en el corporativismo, en el agravio comparativo, en el egoísmo más insolidario. No es el proletariado quien es capitalista sino que son los sindicatos los que tratan del moldearlo con una mentalidad capitalista.
Si queremos recuperar y llevar más lejos el espíritu de solidaridad y de fuerza obrera que se manifestó en los años 60-70 hay que partir de una premisa vital: no es volviendo a la "lucha sindicalista" sino rompiendo a fondo con ella, desarrollando la lucha autónoma del proletariado, liberada de las ataduras del planteamiento sindical.
¿El caramelo del bienestar
es la causa de la desmovilización que ha padecido la clase obrera?
Nuestro comunicante solamente habla de la "sociedad obrera española". Habla de la crisis únicamente en el entorno de España y de sus sucesivos gobiernos. Pero ¿podemos analizar los hechos cerrando puertas y ventanas dentro de esa celda llamada "sociedad española"?
Pensamos que no, que eso deforma la visión, la hace estrecha y sin perspectivas. La fuerza del proletariado es el internacionalismo y desde él podemos desarrollar una visión global e histórica que permite comprender la vida cotidiana, el futuro que se nos presenta, con una perspectiva y un horizonte que de otra forma es imposible comprender.
La cuestión que ha planteado el compañero (¿Cuáles son las causas de la desmovilización obrera?) se puede encarar de otra forma si se ven las cosas desde un prisma internacional e histórico.
Los años 90 están marcados por los acontecimientos de 1989: el hundimiento de los regímenes de Rusia y todo su bloque imperialista, unos regímenes que se basaban en la gran mentira del siglo XX: su pretendida naturaleza "comunista". Durante más de medio siglo las sucesivas generaciones obreras vivieron bajo el prisma deformante de la pretendida competición entre dos sistemas: el "socialista" y el "capitalista". El hundimiento del "sistema comunista" produjo el sentimiento -convenientemente amplificado por la enorme campaña anticomunista de toda la burguesía mundial- de que no era posible "otra sociedad", de que la "lucha de clases" y la misma "clase obrera" habían desaparecido para siempre jamás. Por ello nosotros planteamos que todo ello traía consigo un retroceso importante de la combatividad y de la conciencia de la gran mayoría de los trabajadores del mundo[4]
A nuestro juicio es ese retroceso político e ideológico del proletariado la principal causa de la ausencia de luchas durante los años 90 y principios del siglo XXI.
En cambio, para el compañero la causa de la desmovilización estaría en "el caramelo del bienestar material", en el ansia consumista que se habría apoderado de los obreros llevándolos a comprarse coches de 24 válvulas y tener una vivienda en propiedad.
Esta "explicación" está muy extendida en medios sindicalistas e "izquierdistas". Conviene debatirla para comprender cuales son los resortes de la lucha obrera y también cuales son las características de la nueva sociedad que aspira a desarrollar.
Empezando por este último tema parece desprenderse de la postura del compañero que el ideal de la futura sociedad sería la de una sobriedad espartana, lo de un mundo de renuncia franciscana a los bienes de este mundo. Francamente esa no es la sociedad a la que históricamente ha aspirado el movimiento obrero. El comunismo no es una sociedad de miseria donde se reparte igualitariamente la pobreza, es una comunidad humana mundial que pretende la plena satisfacción de las necesidades humanas en todos los planos[5].
Lo que el compañero está reflejando es un cliché ideológico legado por el capitalismo de Estado ruso, chino, cubano etc. Obligados a una militarización extrema, haciendo frente a una fuerte escasez, los partidos gobernantes de esos países disfrazaron como "comunismo" el racionamiento permanente de productos, la penuria crónica de los bienes más elementales, todo ello puesto al servicio de un Capital nacional y un bloque imperialista, empeñados en una guerra sin cuartel contra el bloque rival mucho más dotado económicamente[6].
En realidad, durante muchos años, la contra-revolución ha impuesto un "ideal" de "obrero" que no se corresponde en nada con el que ha desarrollado históricamente el proletariado. El estalinismo, los sindicatos, los izquierdistas, el anarquismo oficial, han vendido el prototipo de un obrero, austero y sobrio en su consumo[7], que es "solidario" con "causas" como el "anti-imperialismo", la "defensa del sector público" y la "democracia avanzada", que sigue disciplinadamente las convocatorias de los sindicatos, asiste a los actos de "la organización" y vota gregariamente a los partidos de "izquierda" o "progresistas".
Este "ideal" ha saltado en pedazos, en parte como fruto de las luchas obreras de los años 60-70 que, sin embargo, no fueron capaces de ir más allá de una resistencia a la explotación y al alistamiento para la guerra. Esto hizo que la generación que protagonizara esas luchas se encontrara con una especie de vacío pues rechazaba el "modelo" del estalinismo pero no era capaz al mismo tiempo de desarrollar una lucha colectiva propia e independiente, orientada hacia una perspectiva revolucionaria, con todos los elementos morales, culturales, teóricos, que conlleva.
Este vacío ha llevado a compañeros como nuestro comunicante a pensar que la clase obrera se habría "hecho capitalista", que habría claudicado ante el espejismo del consumo[8]. Desesperados porque los "fieles" ya no siguen las pautas de la Santa Iglesia sindical y estalinista, creen que los obreros solo piensan en acumular "propiedades" desde una vivienda hasta una moto de no se sabe cuantas cilindradas...
¡Qué visión más pobre y mezquina tienen de la clase obrera! La clase obrera es una clase explotada y por tanto la lucha reivindicativa forma parte integral de su lucha social. Sin embargo, eso no quiere decir que los obreros solo tengan como horizonte poseer toda clase de objetos de consumo. A pesar de los efectos destructivos que cotidianamente ejerce sobre ellos la ideología burguesa, que les empuja al individualismo y la competencia, vemos tentativas de solidaridad, de compañerismo, de firme reivindicación de su dignidad como seres humanos, que muestran igualmente una capacidad para discutir colectivamente, para organizarse, para pensar y actuar juntos.
Así por ejemplo en el largo periodo de 1989-2003 donde apenas ha habido luchas y un ambiente de desorientación reinaba en las filas obreras, hubo luchas esporádicas que mostraron las verdaderas tendencias que incuba en su interior la clase obrera: en 1992 estallaron movilizaciones masivas en Italia en respuesta espontánea -al margen y en contra de los sindicatos[9] -contra una serie de ataques que afectaban a la escala móvil de salarios, los impuestos, la jubilaciones etc.. Un año después los mineros del Ruhr alemán se ponían en huelga sin esperar la convocatoria sindical contra 8000 despidos anunciados, obreros de otras empresas no afectadas se sumaron activamente a la lucha. En 1997 en SEAT estalla los obreros reunidos espontáneamente en Asamblea rechazan un acuerdo empresa - sindicatos que supone -en palabras de un obrero- «trabajar más horas por menos salario» y se declaran en huelga[10].
Pero hoy la situación está cambiando. Desde 2003 una nueva generación para quien la supuesta "prosperidad" y el supuesto "consumismo" ni siquiera le han rozado pues desde sus primeros pasos en la vida laboral no ha conocido otra cosa que la precariedad sin futuro, la imposibilidad de obtener una vivienda, la inseguridad y la inestabilidad más manifiestas, está entrando en lucha, lo hace de forma tímida y padeciendo una fuerte inexperiencia y desorientación. Pero lo hace con el concurso de las generaciones anteriores que -pese a los desengaños sufridos- también tiende a recuperar el espíritu de lucha[11].
Es una nueva situación frente a la cual los tópicos y los clichés del pasado sobre lo que es o debería de ser el "obrero consciente" constituyen un obstáculo que debemos superar.
Acción Proletaria - Corriente Comunista Internacional 13 julio 2008.
[1] Ver Comentarios en la web: otro medio para el debate https://es.internationalism.org/node/2276
[2] Ver nuestro artículo en Acción Proletaria nº 199 titulado ¿Qué le pasa a la economía? ¿Hay una salida a la crisis? En https://es.internationalism.org/node/2160
[3] Estas luchas no se dieron únicamente en España sino que pertenecían a una tendencia internacional del proletariado que empezaba a salir de la larga noche de la contra-revolución. Ver en Revista Internacional nº 133: Mayo 68 y la perspectiva revolucionaria. /revista-internacional/200806/2281/mayo-del-68-y-la-perspectiva-revolucionaria-1a-parte-el-movimiento
[4] Ver en Revista Internacional nº 60 Dificultades crecientes para el proletariado. Edición impresa publicada en enero 1990.
[5] Evidentemente esta satisfacción no tiene nada que ver con la "sociedad de consumo" con sus productos supuestamente deslumbrantes pero en realidad de pésima calidad tanto técnica como -¡ni hablemos de eso!- intelectual y moral.
[6] Esa austeridad brutal que sufrieron y todavía sufren los "ciudadanos de a pie" de estos "paraísos socialistas" contrasta clamorosamente con los dispendios y los excesos de la burguesía gobernante vertebrada alrededor del Partido - Estado que tiene la caradura de llamarse "comunista".
[7] En los Manuscritos Económico - Filosóficos, escritos en 1844, Marx denuncia la concepción de la vida del obrero que tiene la Economía Política burguesa: «La autorrenuncia, la renuncia a la vida y a toda humana necesidad es su dogma fundamental. Cuando menos comas y bebas, cuantos menos licores compres, cuanto menos vayas al teatro, al baile, a la taberna, cuanto menos pienses, ames, teorices, cantes, pintes, esgrimas etc., tanto más ahorras, tanto mayor se hace tu tesoro, al que ni polillas ni herrumbre devoran, tu capital. Cuanto menos eres, cuanto menos exteriorizas tu vida, tanto más tienes, tanto mayor es tu vida enajenada» (página 160, edición española). ¡Los sindicatos y los estalinistas han heredado la visión de la economía política burguesa!
[8] Ver una polémica sobre la cuestión del consumismo en Foro de discusión sobre la «autonomía obrera»: ¿Quien puede acabar con el capitalismo? /accion-proletaria/200506/11/foro-de-discusion-sobre-la-autonomia-obrera-quien-puede-acabar-con-el-ca
[9] Un antiguo alcalde de Génova declaraba a la prensa: «Antes de morir me ha tocado ver lo increíble: los carabineros protegiendo a los sindicatos frente a los trabajadores».
[10] Para informarse sobre esas luchas ver Acción Proletaria números 107, 113 y 133. Edición impresa.
[11] Para hacerse una idea de la nueva situación de la lucha obrera creemos que podría ser útil consultar las Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia en Revista Internacional nº 125 - https://es.internationalism.org/rint/2006/125_tesis ; Revista Internacional nº 132 Una misma clase obrera, una misma lucha de clases /revista-internacional/200802/2193/por-el-mundo-entero-ante-los-ataques-del-capitalismo-en-crisis-una ; Acción Proletaria nº 201: Amenazas de hambrunas por la inflación: crisis capitalista y respuesta obrera /content/2271/amenaza-de-hambrunas-por-la-inflacion-crisis-capitalista-y-respuesta-obrera