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Desde el colapso del bloque ruso a finales de los 80, y la resultante dispersión de la alianza occidental, los EUA han permanecido como la superpotencia mundial que ha sido permanentemente forzado a tomar la iniciativa a nivel militar, en la que goza de una superioridad aplastante sobre sus rivales, con el objeto de defender su liderazgo global ante el desafío creciente de Francia, Alemania, Rusia y China. Desde la primera guerra del Golfo, la mayor parte de los conflictos han sido el resultado de la política preventiva de los EUA, anticipándose al surgimiento de un nuevo bloque imperialista. Pero los EUA tienen una gran contradicción: cada nueva ofensiva, pone un freno momentáneo al desafío a su liderazgo, pero al mismo tiempo crea la condición para que los desafíos vayan más allá, dado que alimenta sentimientos de frustración y un anti-americanismo. La escalada creciente desatada por EUA desde septiembre 2001, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo y los «malos dictadores», ha llevado a la ocupación militar de Afganistán e Irak sin considerar a la OTAN y a la ONU. No obstante, ninguno de los conflictos que precedieron Afganistán, y sobre todo el de Irak, ha engendrado una situación tan difícil para EUA como ahora.
Animado por la facilidad de su victoria sobre Saddam Hussein, la burguesía norteamericana consideró pequeños los grandes problemas que acarrea una ocupación militar de Irak. Los EUA están en un conflicto a pesar de la «captura» de Hussein, de las promesas hechas por la administración Bush sobre la reconstrucción y democratización de Irak. Los ataques continuos a las tropas norteamericanas (y, cada vez más, a los civiles Iraquíes) por la llamada «resistencia» están teniendo un efecto de desmoralización. El número de soldados norteamericanos muertos «después de» la guerra ya ha superado el número de muertos durante las hostilidades abiertas.
Para intentar mantener el orden bajo control, los EUA se han visto obligados a aumentar su tropa. Una señal de la impopularidad de esta misión es el hecho que los voluntarios profesionales están poniéndose más reacios para adherirse, y las tropas que se encuentran en Irak están expresando cada vez más abiertamente su temor sobre la situación. Esto se ha expresado en una tendencia al pánico entre los soldados norteamericanos que los lleva a disparar a todo lo que se mueva; pero también se está empezando a presenciar críticas de soldados y sus familias contra la aventura en Irak.
El «mapa» hecho trizas
Bush anunció antes de lanzarse hacia esta nueva ofensiva militar, que la liberación de Irak cambiaría el paisaje geopolítico de la región para EUA. De manera que se esperaba que la dominación norteamericana de Irak ayudaría a fortalecer su influencia a lo largo de la región, y le permitiría redoblar el paso en su objetivo estratégico de cercar a Europa. En un escenario así se buscaba imponer la «Pax Americana» en todas las áreas inestables, sobre todo en la más explosiva de todas ellas: Israel/Palestina. Bush incluso anunció que este conflicto terminaría pronto. Bush tenía razón que la situación en Irak tendría una influencia fuerte en lo que pasa en los territorios ocupados por Israel, esto está demostrándose hoy, pero no de la manera que esperó, ya que el conflicto cada día empeora. El fracaso presente de la burguesía americana en Irak es un impedimento real a su política de presión a su turbulento aliado israelita para aceptar «la hoja de ruta». Esto ha sido totalmente saboteado por Jerusalén. Tales dificultades en Israel no son nuevas y en parte explican el fracaso de los diversos planes de paz que se han llevado durante los últimos 10 años. No obstante estos problemas nunca han tenido consecuencias tan fuertes como con las que se presentan hoy. Esto se ilustra por las políticas de corto plazo que alguien como Sharon puede imponer en el Medio Oriente, basadas exclusivamente en intentar realizar una escalada en la confrontación con los palestinos para cazarlos fuera de los territorios ocupados. Como en el resto del mundo, no hay ninguna posibilidad de paz en esta región. La carta jugada por Sharon, el carnicero de Sabra y Chatila, sólo puede llevar a carnicerías extensas que no resuelven de ninguna manera el problema Palestino. Al contrario, esto sigue regresando como un bumerang, sobre todo en el sentido de un aumento desenfrenado del terrorismo. Lo cual no tiene sino consecuencias negativas para EUA, que obviamente no puede abandonar a su aliado principal en la región.
Los rivales de EUA aprovechan sus dificultades
Las dificultades de EUA en Irak minan su credibilidad internacional y su autoridad; sus rivales sólo pueden regocijarse por esto e intentar hacerle más complicado el camino. Francia ha sido el más insolente de todos: en la asamblea general de la ONU, Chirac expresa sus diferencias con su «gran aliado», argumentando que Bush cometió un error interviniendo en Irak a pesar de todas las reservas expuestas por varios países, incluso Francia claro. Más preocupante para los EUA es el hecho de que hasta hoy ha sido incapaz, a pesar de los repetidos llamados, de atraer a otras potencias importantes -aparte del Reino Unido, el cual tomó parte en la operación militar desde el inicio- para reforzar sus tropas en Iraq. España que no es un gran poder envió una fuerza completamente simbólica. Sólo Polonia que es todavía una potencia pequeña, respondido positivamente a las apelaciones norteamericanas. Será igualmente difícil para EUA encontrar voluntarios que ayuden a asumir los costos de la invasión y la reconstrucción de Irak.
Incluso en el voto unánime para la resolución 1511 que Washington puso ante la ONU a finales de octubre, reconoce Bush, representó una victoria política parcial de la presencia americana en Irak, pero realmente no significa que los rivales mayores de EUA están retrocediendo ante la aventura de Irak. Joschke Fischer de Alemania y Villepin de Francia votaron críticas fuertes, el último diciendo que había riesgo de que la resolución no sirviera para ningún propósito. Alemania, Francia, Rusia y China han dejado en claro que no participarán con un centavo en la reconstrucción de Irak.
De hecho, la situación presente de debilidad relativa de los EUA, ha inspirado a sus rivales para colocarse a la ofensiva. El 20 septiembre, en Berlín, ha habido una reunión entre Schroeder, Chirac y Blair, estableciendo que hay necesidad de tomar un acuerdo por Europa para contar con una fuerza militar autónoma, aspecto que hasta ahora la burguesía británica se había opuesto. Los pequeños pasos de Gran Bretaña hacia los grandes rivales de EUA, son por el hecho de que GB también está pagando el costo de la desgracia Iraquí y necesita cambiar el equilibrio en sus alianzas encontrando un contrapeso a EUA. La declaración de Blair sobre esto es bastante elocuente: «Sobre la cuestión de la defensa europea nosotros tenemos una posición cada vez más homogénea» (Le Monde, 23-9-03). Como en la asamblea general de la ONU, 25 miembros de «los grandes de Europa» (los 15 de la Unión Europea más los que se agregarán en el futuro) votaron, al parecer por la iniciativa de Alemania y Francia, a favor de un texto que puede acentuar los compromisos hacia las políticas de sus aliados israelitas, condenando la decisión de Sharon para deportar a Arafat. A través de un voto simbólico, la imagen de EUA estaba una vez más bajo el fuego. Y entre los 25 más grandes miembros de Europa que implícitamente criticaron a los EUA en este voto, una mayoría había, antes del estallido de la guerra en Irak, apoyado más o menos la opción de EUA contra Francia, Alemania y Rusia.
En la misma lógica de sabotear la política norteamericana, el acuerdo entre franceses, alemanes y británicos, contempla la aceptación de las promesas de Irán sobre el control de su programa nuclear. La actitud de Europa es mantenerse neutral sobre el aspecto de las inspecciones en Irán como lo hizo en Irak. Jugando el papel de mediador con el régimen Iraní, los estados europeos están poniendo una llave inglesa en los trabajos de Norteamérica.
Este hecho, así como la reciente evolución de la posición de Gran Bretaña en la fuerza europea autónoma, ilustra una característica del período abierto por la desaparición de bloques imperialistas que la CCI resaltó en el momento de la primera guerra del Golfo: «En el nuevo período histórico al que hemos entrado, y los acontecimientos del Golfo lo vienen a confirmar, el mundo aparece como una inmensa arena en la que cada quien va a jugar ‘por su cuenta y para sí’, en la que las alianzas entre Estados no tendrán ni mucho menos, el carácter de estabilidad de los bloques, sino que estarán dictadas por las necesidades del momento.»(Militarismo y descomposición, Revista Internacional 64).
El hecho de que esta situación es desventajosa a la formación de nuevos bloques y para una tercera guerra mundial entre los poderosos, no ahorrará a la humanidad de una zambullida en la barbarie: las guerras y el caos de la descomposición capitalista, que a la larga, igualmente puede resultar en una destrucción y minar cualquier posibilidad de fundar la vida social en una base racional y armoniosa. Por eso el capitalismo no tiene nada que ofrecer a la humanidad; el único futuro es la revolución comunista mundial.
LC/ 1 de noviembre de 2003.