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El NT es un grupo de compañeros empleados del magisterio, formado sobre la necesidad de desarrollar la discusión para la mejor defensa de los intereses de los trabajadores. En el transcurso de la única reunión que sostuvimos con este grupo, durante la cual expusimos nuestros puntos de vista y un panorama de la situación mundial y nacional, pudimos apreciar la cantidad de temas que habían sido, si no profundizados, al menos puestos en la mesa de discusión. Preocupaciones sobre la naturaleza de las elecciones, el parlamento, los sindicatos, la democracia, y, principalmente, sobre las características del proletariado en Venezuela, la hipótesis de la existencia de una “aristocracia obrera” en el sector petrolero, la naturaleza de clase del “chavismo” etc., habían formado parte en algún momento de los puntos de discusión, los cuales se corresponden con necesidades de clarificación política auténticamente proletarias. También pudimos apreciar la fuerte influencia que ejerce la ideología del chavismo en la mayoría de sus miembros.
La mayoría de los miembros del NT, tal como lamentablemente sucede con muchos trabajadores en Venezuela, no han escapado a las campañas de división y polarización que han desarrollado las fracciones burguesas del chavismo y la oposición. Esta situación, llevó a varios compañeros de este grupo, que anteriormente se habían abstenido de participar en procesos electorales, a participar en la campaña electoral por la revocatoria del mandato del actual presidente, tomando partido por la opción del “NO”, es decir, la no revocatoria del mandato. Tal situación dio origen a varias discusiones entre uno de los compañeros (D) que se opuso a tal participación, que llegaron a afectar la relación fraternal que se tenía en el seno del grupo, lo que motivó a D. a tomar posición a través de una carta dirigida a los compañeros, donde hace una autocrítica por haber caído en “la trampa de la banalización política” y hace un llamado a los otros miembros del grupo a reforzar los “lazos de amistad y solidaridad y hermandad de clase” que deben existir dentro de elementos de la clase. El compañero reafirma cuál es el interés de este grupo, que consiste en la discusión sobre cómo defender mejor los intereses de los trabajadores, al “ratificar en este aspecto cuál es el nódulo de la discusión y de mi preocupación; los trabajadores (muy a pesar de lo que se cree y que además muchos de nosotros creemos) no tiene nada que ver con la democracia y por lo tanto con sus derivados (parlamento, sindicatos, etc.)”. Dado el interés político que tales reflexiones suscitan para el proletariado, nos permitimos publicar esta carta casi en su totalidad así como algunos comentarios pertinentes.
Consideramos como aspecto central de la carta del compañero el llamado de atención que hace sobre la perdida de la identidad y la solidaridad en el seno de la clase proletaria, que se ha acentuado en los últimos años. La “solidaridad y hermandad de clase”, no son un “bello anhelo”, sino una necesidad vital cuya base se encuentra en nuestras luchas cotidianas contra el capital, que no pueden ser desarrolladas sin un esfuerzo colectivo. Históricamente, la identidad de clase sufre los primeros golpes con la traición de la socialdemocracia frente al inicio de la Primera Guerra Mundial, al llevar, junto con los sindicatos, a la clase obrera de sus respectivos países a la defensa de los intereses de su propia burguesía nacional, dando la espalda a las posiciones asumidas por la Segunda Internacional al denunciar el carácter reaccionario de tal postura. No obstante, la lucha del proletariado en Rusia en 1917 que llevó a la toma del poder por los obreros organizados en Consejos Obreros (Soviets) dio un nuevo impulso a la revolución proletaria. Por toda Europa se desarrolló la lucha del proletariado contra la carnicería imperialista y por la toma del poder a través de los Consejos Obreros. Sin embargo, al ser derrotado el proletariado en Alemania, la revolución queda aislada en Rusia. La revolución proletaria solo tiene sentido a escala planetaria hasta que el último bastión de las fuerzas de la burguesía quede derrotado; el aislamiento del proletariado Ruso llevaría entonces al desarrollo de la contrarrevolución interna liderada por Stalin. El régimen estalinista, quien proclamó el “socialismo en un solo país”, puso al proletariado mundial al servicio del capital nacional ruso a través de los partidos “comunistas”, haciendo uso de un lenguaje “marxista” y consignas tan caras al proletariado como el “internacionalismo proletario”. Esta asimilación de los regimenes estalinistas, denunciados en los años 30 por la izquierda comunista, constituyó otro golpe importante a la identidad de clase.
Ahora bien, la profundización de estos ataques tiene como marco hoy en día la campaña a nivel mundial que desarrolló la burguesía sobre la “muerte del comunismo”, como consecuencia del desmoronamiento de los regimenes estalinistas en 1989. Las mistificaciones sobre la “muerte del comunismo”, el “fin de la historia” y de la lucha de clases, han sido desarrolladas por la burguesía para profundizar la ideología democrática, en la cual, por la gracia de esta manipulación de la historia, el proletariado se diluye en la masa de los “ciudadanos” si se trata de la derecha o de el “pueblo” si hablamos de la izquierda o de las ideologías populistas. En adelante, la única opción válida sería “el perfeccionamiento de la democracia” e ir obteniendo “progresivamente” una mejoría del nivel de vida, tal como se planteaba en la época en que las reivindicaciones salariales y sociales se podían obtener a través de la lucha sindical y parlamentaria, es decir, en la época en que el capitalismo en pleno ascenso desarrollaba el mercado mundial. Nada ha sido mas falso, hoy la humanidad entera sufre sus peores azotes. Una parte importante de la humanidad (proletarios, campesinos, incluso pequeña burguesía) sufre de la pauperización absoluta producto del estancamiento histórico del capitalismo. Dado la perdida de la identidad de clase producto de la ideología ambiente sobre “la muerte del comunismo”, el proletariado no sólo sufre la dificultad de abordar sus luchas, en todos los planos, sino que se ve muchas veces enfrentado entre sí embarcado en luchas interburguesas.
Como lo hemos mostrado en ésta revista e intervenciones, en Venezuela el proletariado no ha escapado a tal azote. La actual confrontación de la facciones de la burguesía nacional en pugna ha llevado a ver a “ciudadanos” y “pueblo” enfrentados, es decir a proletarios dentro de un bando u otro, en una lucha entre los que defienden “la revolución bolivariana” y los que se oponen al régimen “Castro-Comunista” de Chávez, que no se corresponde con sus intereses vitales e históricos. El caso del paro Petrolero, promovido por la facción burguesa de oposición, donde obreros de Guayana fueron enviados para enfrentarse a los obreros petroleros de El Tigre es un ejemplo característico. También los diversos ataques que han sufrido los trabajadores petroleros que cayeron en la trampa de este paro empresarial, y que sufrieron la perdida de sus trabajos y el desalojo de sus viviendas sin que la solidaridad se haya manifestado, es otro ejemplo de cómo la ideología democrática, sea esta “participativa y protagónica” o “representativa”, atenta contra la solidaridad de clase. Ante esta situación, debemos desarrollar la discusión sobre la identidad y la solidaridad de clase a todos los niveles posibles, ya que es necesario prepararnos para las futuras luchas.
También queremos referirnos a la autocrítica que se hace D. sobre la “trampa de la banalización Política”. En el actual estado de enfrentamiento de las facciones burguesas, son utilizados todos los medios para intentar aplastar al adversario: campañas mediáticas, represión policial, acoso a los trabajadores en los entes públicos y en las empresas privadas para favorecer a uno u otro bando, conspiraciones, golpes de estado, trampas electorales, atentados terroristas, asesinatos, etc. Ello ha creado una atmósfera de inestabilidad y de zozobra, que deja poco espacio para la reflexión. El solo intento de plantear una discusión sobre aspectos que pudiesen poner en cuestión algunas de las posiciones en disputa, lleva a las calificaciones mas denigrantes: “escuálidos”, “marginales”, “tierrudos”, etc. Incluso, nuestra actividad se ha visto afectada por esta situación: algunos elementos honestos y sinceros, han reclamado ver en nuestros artículos un sesgo hacia una de las facciones. Este es parte del modo de vida del capitalismo en su fase de decadencia, acentuada por la entrada en la fase de la descomposición. La burguesía, atrapada en la fase terminal de su régimen, no tiene nada que ofrecer, sólo mistificaciones que se ubican al borde de lo irracional, de lo místico, de lo religioso.
A este respecto consideramos que los grupos, círculos, comités, etc., de trabajadores que surgen al margen de los sindicatos y los partidos de la burguesía sean estos de derecha o izquierda, se forman en determinadas condiciones como una manifestación de la clase, en su camino de toma de conciencia de sus intereses históricos, para desarrollar reflexiones sobre aspectos que afectan sus luchas. Conocemos de la honestidad de los compañeros: la única reunión que hemos realizado nos ha permitido calibrar esta característica que permite el desarrollo de la confianza y la solidaridad de clase en el medio proletario. Pero ello no basta. El inmediatismo, el localismo, el concepto izquierdista de los manejos entre bastidores realizados por “elites esclarecidas”, todos ellos conceptos ajenos a la conciencia proletaria, pueden echar por la borda las mejores intenciones. El proletariado encuentra en sus mejores tradiciones de lucha las armas para enfrentar este aspecto de la ofensiva ideológica de la burguesía. En este sentido, consideramos que este esfuerzo que han realizado los compañeros durante años debe ser reforzado con una discusión profunda pero: con un método, el método marxista del materialismo histórico que nos permita obtener una claridad desde el punto de vista de la clase. El marxismo, teoría revolucionaria del proletariado, implica una cultura que ha heredado lo mejor de la historia humana. Por otra parte, también es necesario abrirse a la participación de otros grupos y tendencias proletarias. La discusión sobre las fronteras que delimiten lo mas claramente las posiciones de clase del proletariado es fundamental para enfrentar de manera decidida las mistificaciones que la burguesía pone en el camino hacia nuestra toma de conciencia como única clase revolucionaria y portadora del comunismo.
A continuación la carta de D., la cual saludamos calurosamente, pues al tiempo que plantea la necesidad de la discusión sincera entre proletarios en un ambiente fraterno y de solidaridad, invita a continuar el trabajo en el NDT., mostrando una gran confianza en las capacidades del proletariado para alcanzar su identidad de clase.
G. 30-09-04
Sábado, 19 de Junio de 2004
Amigos
Siento que urge esta nota
Cada vez que me despido de ustedes, reflexiono; así, cuando es fin de semana, vacaciones o cualquier feriado que implique dejarnos de ver por algunas horas, días o semanas siempre pienso en ustedes…Esto de tenerlos presentes no es para mí otra cosa que la ratificación de nuestra amistad, en un medio (la escuela) donde la doblez es tan pronunciada.
Bien, reflexionando hoy -y aunque cueste creerlo- de manera autocrítica, evalué que el tratamiento de la contingencia política o quizás ideológica está siendo mal llevada por lo menos a lo que a mí respecta; y eso me preocupa y es lo que da origen a esta nota de carácter critica, pero profundamente amistosa, solidaria, cariñosa, afectiva.
El meollo del asunto que me preocupa es de no ser claro en cualquier crítica sobre el aspecto electoral, las características del gobierno Chavista y la conducta de los personeros del régimen; Y en vez de, con formalidad y profundidad hacer los señalamientos que tienen pertinencia con lo que considero intereses de los trabajadores; equivocadamente he tomado el atajo de la jodedera, ironías y la altisonancia en la critica, demostrando con ello mucha inseguridad en lo que digo defender, y además en lo que creo nos concierne a todos como explotados. He allí lo que me critico y lo que trataré de enmendar. He caído en la trampa de la banalización política.
Aprovecho para concluir; ratificar en este aspecto cuál es el nódulo de la discusión y de mí preocupación; los trabajadores (muy a pesar de lo que se cree y que además muchos de nosotros creemos) no tiene nada que ver con la democracia y por lo tanto con sus derivados (parlamento, sindicatos, etc.); estamos en un momento de pleno dominio de la burguesía sobre los trabajadores, aquí nos han enredado en una aparente lucha y enfrentamiento entre dos facciones de la burguesía que se disputan el poder y para eso cada una de ellas nos utilizan en sus políticas y estrategias. El asunto es cómo salirnos de esa manipulación, de esa utilización. Por eso es que me reclamo, me critico mi intemperancia; con ella le hago el juego a los enemigos. EN ALGÚN MOMENTO NUESTRA CONDICIÓN DE TRABAJADORES NOS LLEVARA POR LA VÍA CORRECTA….
Tomen esta pequeña nota como un esfuerzo para profundizar nuestros lazos de amistad, solidaridad y hermandad de clases.
Gracias, ustedes son mis amigos
D.