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En la FORD en Valencia, en la Renault, en la Citroen,... mandan a miles de trabajadores a sus casas con la promesa de que tras las vacaciones de Navidad se podrán "reintegrar a sus puestos de trabajo" (¿se habrán vendido entonces las miles de hectáreas de vehículos stockados?). En algunos casos, como en la IVECO de Madrid, se chantajea a los trabajadores para que se bajen el sueldo o pierdan días del subsidio de desempleo para sortear, desde luego momentáneamente, el maldito ERE. Tampoco puede pensarse que se trata de una crisis circunscrita al sector de la automoción, pues también afecta a las comunicaciones (despido de la mitad de la plantilla del operador por cable ONO y ahora ERE de 500 trabajadores de Telefónica) o a empresas como CASA que también recurren al recorte de plantillas. Las previsiones oficiales señalan que, en España, cerca de 120 mil trabajadores acabarán este año afectados por este tipo de ERE, sumándose (por mucho que el ministro de Trabajo se empeñe en lo contrario) a los TRES MILLONES DE PARADOS, con que más que probablemente se cierren las estadísticas de 2008.
La propagación de esta plaga de supresiones de empleo temporales o definitivas - las primeras, como hemos visto son en muchos casos simplemente el preludio de las segundas -, hace crecer en las filas obreras una inquietud común que abarca a trabajadores de distintas empresas y sectores; a compañeros veteranos que ven amenazadas las condiciones de su jubilación o su imposible vuelta a encontrar un empleo tras ser despedidos con 40 o 50 años y a los trabajadores jóvenes que, mal que bien, trataban de sobrevivir con sucesivos contratos precarios en unas condiciones draconianas de horarios y sueldos, y que se ven ahora abocados a un paro con subsidios de miseria o a tener que aceptar peores condiciones laborales; a obreros "nativos" formados, generación tras generación en un proletariado cualificado que trabaja en industrias con alta tecnología como por ejemplo en la Nissan y a los obreros de las subcontratas de limpieza (como se ve en los despedidos de Acciona que trabajan dentro de las propias factorías Nissan) y que, en muchos casos, se nutren de compañeros recién llegados en la emigración.
Pero esa inquietud que se va generalizando a todo el proletariado conlleva también un enorme potencial para el desarrollo de la solidaridad de clase. Hace tres años los compañeros de SEAT se enfrentaron a un plan de 600 despidos (ver AP nº 185 y 186, o en nuestra web /accion-proletaria/200511/247/seat-salvar-la-empresa-significa-despidos-y-contratos-basura-la-respues, y /content/387/lecciones-de-la-huelga-de-seat-no-las-movilizaciones-sindicales-si-la-lucha-obrera ) , pero lo hicieron en un clima social que todavía estaba muy marcado por el cacareado «período más prolongado de crecimiento económico». No podemos extendernos aquí en demostrar que ese clima era más propagandístico que real, pero sí resaltar que en ese "ambiente" social, el problema de los compañeros de SEAT parecía ocasionado por la voracidad particular de la Volkswagen, o las circunstancias particulares de la empresa. Pero no son esas, como vemos, las circunstancias actuales, pues, como hemos visto ¡Todos los sectores de la clase obrera estamos siendo atacados por la crisis capitalista¡
Pero esa solidaridad que nace de unos ataques y sufrimientos que son, insistimos, comunes, necesita ser cultivada y desarrollada por los propios trabajadores, imponiéndola contra las tentativas de división y fragmentación de la respuesta obrera por parte de los guardianes de la explotación capitalista. En ese sentido dos son las lecciones esenciales de las luchas más recientes:
Hacer de las manifestaciones un momento y un lugar de la unificación de las movilizaciones de la clase obrera para el desarrollo de una solidaridad activa y consciente.
Precisamente porque son muchas las empresas y las localidades afectadas por la crisis, la calle se convierte en un terreno privilegiado para sumar la combatividad de compañeros de distintas procedencias. Así lo entendieron al principio de la lucha de Nissan, cuando compañeros que, por la talla de la plantilla o por el alejamiento geográfico de su centro de trabajo, sentían que al calor de las movilizaciones de los obreros de la Zona Franca se sentirían más respaldados. Por ello a la manifestación del 23 de Octubre acudieron también, por ejemplo, los trabajadores de Tyco Electronics así como los conductores de la empresa municipal de transportes, Acciona,... Esa misma tendencia se vio aún más reforzada en la manifestación del 5 de Noviembre, en que más de 20 mil trabajadores de numerosas empresas batieron el registro de mayor manifestación obrera en años en Barcelona.
Sin embargo, progresivamente se ha ido debilitando esa tendencia imponiéndose en cambio la de manifestarse "cada uno en su rincón". Así los sindicatos convocan a los de la Frigo un día y a los de la Nissan otro. A los de la Pirelli a organizar acciones en Manresa, y a los de TorrasPapel en Sarriá de Ter[2],... Esta dispersión de las convocatorias refuerza, se quiera o no, una visión local del conflicto de clases, cuando la realidad evidencia que es un conflicto social que abarca a todos los sectores.
Pero no basta con juntarse pasivamente. Los obreros no conseguimos la fuerza necesaria para enfrentar la avalancha de ataques que se nos viene encima haciendo simplemente "bulto" o engordando los números de las asistencias a las manifestaciones. La fuerza de la clase obrera no reside únicamente en su número sino sobre todo en su capacidad de unirse por encima de todas las divisiones creadas por la explotación capitalista (la empresa, el sector, la nación,...) en defensa de unos intereses comunes, y sobre todo en su capacidad de tomar conciencia de que la defensa de esos intereses le llevan a una confrontación radical con las leyes de este sistema. Por ello es vital hacer de las manifestaciones un lugar donde se desarrolle esa solidaridad y esa conciencia.
Y eso choca, desde luego, con la "escenificación" sindical de esas manifestaciones. Cuando no se trocea la combatividad obrera en diferentes movilizaciones, se fragmenta dentro de la misma manifestación haciendo marchar a los trabajadores detrás de la pancarta de "su" empresa. Además el "atrezzo" habitual de esas manifestaciones (la insufrible banda sonora de pitos y petardazos) parece adrede para impedir la más mínima conversación entre los trabajadores que a ella acuden. La excusa de esta habitual "parafernalia" es que, como se nos dijo en una de estas manifestaciones en las que estuvimos interviniendo, a estas movilizaciones los obreros han de ir a «hacerse oír». Es verdad que es importante transmitir a toda la sociedad nuestra indignación ante el futuro de paro y miseria a que se nos condena. Pero mucho más necesario que «llamar la atención de la opinión pública» o «hacer visible el conflicto» apareciendo en los medios de comunicación burgueses a través de "acciones" más o menos llamativas, es hacer de la manifestaciones un momento y un lugar donde ESCUCHAR a los compañeros que acuden de otras luchas, donde hacerles llegar la solidaridad, pero también la información, el intercambio de experiencias, aprender de las trampas que han tenido que sortear nuestros hermanos, las lecciones que hemos podido sacar de las diferentes luchas, etc.
Hacer de las asambleas un hogar para el debate proletario y el desarrollo de la conciencia de clase.
Pero si las manifestaciones que organizan los sindicatos están "pensadas" para fomentar la división y la pasividad de la clase obrera, las asambleas, lo que constituye el verdadero corazón de las luchas, sufre una desvirtuación pareja, pues en lugar de fomentar la participación y el debate entre los trabajadores se convierten en insufribles "telediarios" en los que se suceden pesadamente las explicaciones de todos los sindicatos, sobre los mil y un vericuetos de tal o cual ronda negociadora con tal cual representante de la administración o de la patronal. Se trata de suplantar lo que verdaderamente da fuerza a los trabajadores - la confianza en sus propias fuerzas como clase, su autonomía respecto a la clase explotadora - por lo que, en definitiva, le debilita - la confianza en el Estado burgués -. Así por ejemplo vimos como el 12 de Noviembre, la manifestación de los trabajadores de Nissan acabó en una "asamblea" pública ante la sede del Parlament de Catalunya, en la que los trabajadores se limitaron a escuchar lo que los diferentes "capos" sindicales les contaron de la sesión parlamentaria en que se había abordado la situación de Nissan. Si se tiene interés en saber como se las gasta el gobierno "tripartito" de Cataluña (PS +IU+ERC) ante los planes de despidos de las multinacionales no hace falta que pierdan el tiempo a la intemperie del Parque de la Ciudadela. ¡Qué vayan a preguntárselo a los compañeros despedidos de la SEAT en 2006!
Frente a este "secuestro" de las asambleas, se desarrolla en un sentido completamente contrario, las iniciativas obreras por hacer de ellas momentos de la implicación del conjunto de la clase obrera den la lucha. Esta tendencia que ya vimos en filigrana en la lucha de los universitarios en Francia en la primavera de 2006 (/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 ) se escenificó después con toda su fuerza en la huelga de los metalúrgicos de Vigo también hace un par de años (/cci-online/200605/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha ). La asamblea general de ciudad demostró ser no sólo el medio para la unificación en la lucha de trabajadores de multitud de pequeños talleres y empresas, y el medio de sentir una fuerza colectiva frente a las provocaciones de la patronal (despidos) o del Estado (brutalidad policial), sino también la forma de incorporar a la lucha de compañeros de otros sectores (parados, jubilados,...) que, por si mismos, se sienten débiles para enfrentarse al capitalismo.
También en ese sentido van las iniciativas que hemos visto desarrollarse en las recientes movilizaciones de los estudiantes universitarios en España que no solo hacen de las asambleas un lugar abierto donde reciben fraternalmente a trabajadores (véase por ejemplo una información sobre una intervención nuestra en una de estas asambleas en https://es.internationalism.org/node/2389) y otros compañeros que se oponen solidariamente a los planes de recortes sociales y de "precarización" de la mano de obra, sino que las conciben como impulsoras de una esfuerzo de debate y clarificación sobre la situación social actual y sobre experiencias anteriores de resistencia a los criminales planes del capitalismo (véase también la convocatoria de uno de estos debates en https://es.internationalism.org/node/2398 ) . El hecho de que compañeros que, muy probablemente no conocen las anteriores experiencias de apertura de estos debates, "reincidan" en esta tendencia al desarrollo de medios para un franco debate entre los trabajadores, demuestra que es una tendencia que empieza a sentirse como una creciente necesidad de las movilizaciones obreras. En ese mismo sentido apunta igualmente la convocatoria de una asamblea abierta a compañeros de otros sectores obreros, que han realizado los trabajadores de AFEMA en Alicante (véase https://es.internationalism.org/node/2399 ), que tratan de luchar contra una concepción de sus problemas y de su lucha como algo específico de su sector, o que habría que plantear desde las particularidades de sus empresas, sino que llaman a compañeros de otros sectores a participar en sus asambleas precisamente para reforzar con testimonios provenientes de otras empresas, otros sectores, otras ciudades, que toda la clase obrera esta siendo atacada por los despidos, los recortes de prestaciones sociales, las rebajas de salarios, etc., y que toda la clase obrera debe luchar unida y solidariamente para hacer frente a la avalancha de medidas antiobreras que se suceden día tras día.
Contra las maniobras divisionistas de los explotadores y sus lacayos sindicales
La clase capitalista sabe, de sobra, que las medidas que va adoptar para capear la recesión más brutal de la historia no van a contar con la aprobación resignada de la clase obrera. Para la clase explotadora el objetivo no es pues el de evitar el descontento obrero, sino que este se exprese de la forma más fragmentada y débil que le sea posible. Y a ello concentra todas sus energías y todos sus recursos.
Cuando cree poder adormecer a los trabajadores con sueños de un futuro "prometedor" no vacila en alimentarlos. La fantasía de la fabricación del "coche eléctrico" del futuro, ha sido, por ejemplo, exhibida por el ministro español de Industria, primero a los trabajadores de la Renault y luego a los de la Nissan. Hace poco la UGT de la FORD en Valencia reunió una asamblea de afiliados en cuyas puertas se mostraban flamantes los "futuros" modelos a fabricar en las instalaciones de Almusafes, tras la consabida pero "inevitable" reducción de plantilla para hacer la planta más competitiva,... Cuantas veces no habrán oído hablar los compañeros de Nissan o de SEAT en Barcelona, de la FORD o de la General Motors,... que detrás del siguiente recorte de plantillas, sacrificio salarial, etc. se hallaba el porvenir de los empleos, el futuro de las sucesivas generaciones obreras,...
Pero lo más criminal de estos planteamientos no es tanto que se mantengan las ilusiones de una supuestas "garantías" para los trabajadores a cambio de cada vez mayores sacrificios, sino sobre todo que se haga creer a los trabajadores en soluciones parciales en el marco se su empresa o su sector, lo que les acaba distanciando de sus compañeros de otras empresas o de otros sectores. Así, por ejemplo, con la patraña de la "viabilidad industrial" de la factoría Nissan, se trata no solo de encerrar a esos compañeros en la defensa de los intereses de sus explotadores (justificando los sacrificios "necesarios" para que la compañía produzca con mayor "rentabilidad" como ya hicieron en las anteriores reducciones de plantillas o contención de gastos salariales de este mismo año) sino, especialmente de enfrentarles a sus compañeros de otras empresas.
Si la burguesía consigue dispersar la combatividad obrera, haciendo que, por ejemplo, los trabajadores de SEAT permanezcan adormecidos creyendo que el ERE temporal que les amenaza es una situación puramente coyuntural, mientras asesta los despidos definitivos entre unos trabajadores de Nissan capaces de movilizaciones muy radicales pero en el aislamiento, como consecuencia de una progresiva fragmentación de las luchas, habrá conseguido un triunfo momentáneo importante. De un lado habrá colado ataques significativos en las concentraciones más poderosas del proletariado español[3], y además habrá contrarrestado por el momento la tendencia a la solidaridad entre los trabajadores, forzando una respuesta en la dispersión.
Nos jugamos mucho. De ahí nuestro llamamiento a todos los trabajadores, a los compañeros que quieran implicarse en el fortalecimiento de las diferentes luchas obreras a luchar contra esta fragmentación, y por el desarrollo de la solidaridad y la conciencia unitaria del proletariado.
Etsoem. 21 de Noviembre de 2008.
[1] En 2008 la cifra total en España ha sido de más de 3000 ERE. Según la web "kaos en la red", más de 2700 de estos., implicando a más de 42 mil obreros, fueron aceptados por los sindicatos.
[2] Hemos visto incluso como la CNT convocaba a los trabajadores de la jardinería de San Just d'Esvern a manifestarse por las Rambla de "su" pueblo
[3] Tras el desmantelamiento de la siderurgia, los astilleros, la minería,... las fábricas del sector automoción han quedado, amén de las oficinas del sector público, como las mayores concentraciones proletarias de un muy debilitado proletariado industrial en España