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A propósito de la represión de los estudiantes en Valencia, las declaraciones de un Jefe de la Policía tratando a los manifestantes de enemigos son muy clarificadoras...
En una rueda de prensa, preguntado sobre el número de policías empleados en la represión de los estudiantes, el Jefe Superior de Policía de Valencia dijo «No es prudente, desde el punto de vista de la táctica y la fuerza policial, que yo le diga al enemigo cuales son mis fuerzas y debilidades»[1]
Hay que agradecer a este alto cargo la extraordinaria lección de marxismo que ha impartido: 1º nos consideran enemigos y 2º están en una guerra para la cual hay que emplear tácticas y ocultar las debilidades propias.
Políticos, sindicalistas, ideólogos, tertulianos etc., predican todo lo contrario. Según ellos, formaríamos parte de una comunidad de "ciudadanos libres e iguales" donde el Estado y sus diversas instituciones -entre ellas la policía- estarían al "servicio de todos". Cuando los máximos responsables del Estado se ven obligados a adoptar medidas muy duras, sería por "el bien de todos", así la Reforma Laboral sería para "beneficiar a los parados" y los recortes tratarían de preservar el "estado del bienestar".
Las declaraciones del Jefe Superior desmienten radicalmente tales discursos. Lo que se desprende de ellas, es, en primer lugar, que no somos ciudadanos libres e iguales sino que estamos divididos en una clase minoritaria que lo tiene todo y no produce nada, y, una clase mayoritaria que no tiene nada y lo produce todo. En segundo lugar, que la inmensa telaraña burocrática que es el Estado no está al "servicio de los ciudadanos" sino que es el patrimonio exclusivo y excluyente de esa minoría privilegiada por lo que considera enemigos a los manifestantes que luchan y concibe su actuación como una guerra contra la inmensa mayoría.
Se dirá que este alto cargo es de derechas y que la derecha tiene una concepción patrimonial del Estado y no oculta su egoísmo y venalidad. Sin embargo, cuando examinamos su carrera vemos que empezó en la Brigada Política social en las postrimerías del franquismo y fue nombrado en 2008 en su cargo actual por el entonces ministro del Interior el Señor Rubalcaba -que hoy como jefe de la oposición adopta incendiarios tonos radicales-. En ese destino estaba a las órdenes de un antiguo miembro del Partido "Comunista" y abogado laboralista de CCOO, el Señor Peralta, bajo cuyo mandato protagonizó un sonado episodio de represión contra manifestantes en el barrio marinero de El Cabañal[2]. Se trata pues de alguien que ha servido al Estado bajo gobiernos de todos los colores. Su actuación no es un "reflejo fascista de la derecha" sino un acto de Estado, el cual tiene una lógica y una continuidad más allá de la coloración política del partido que está en su cúspide.
Habría que recordar, por ceñirse al caso de España, que en los 35 años de Estado democrático, 21 de ellos el timón ha sido ocupado por el PSOE. ¡No hace falta hablar del mandato de 2004-2011 porque está fresca la memoria de sus actuaciones! Respecto al anterior gobierno "socialista", el del Señor González (1982-96), fue el responsable de 3 asesinatos de manifestantes obreros (Bilbao 1984, Gijón 1985 y Reinosa 1987) y de la destrucción de UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO.
El actual ministro del Interior, el señor Fernández Díaz, ha intentado arreglar el desaguisado diciendo que se trataba de un lapsus. ¡La verdad es que ha empeorado aún más las cosas! Porque un lapsus consiste en decir involuntariamente lo que se piensa realmente.
La sociedad capitalista se caracteriza por la hipocresía y el cinismo más asquerosos y en ello la clase dominante se distingue especialmente. Como muestra las campañas electorales en las que se promete una cosa y se hace justo la contraria. En el secreto de los despachos los altos mandatarios de la clase minoritaria hablan tranquilamente de lo que luego negarán o tergiversarán ante los micrófonos de los periodistas. De vez en cuando un inoportuno lapsus se convierte en el ojo de la cerradura que nos permite observar lo que piensan y hacen realmente, sus maquinaciones contra la inmensa mayoría, sus enemigos a los que han declarado la guerra.
Corriente Comunista Internacional 23-2-12
[1] El País, 21-2-12, suplemento Comunidad Valenciana
[2] https://www.publico.es/espana/423346/el-enemigo-de-los-manifestantes