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Tribuna del Lector
En defensa del marxismo
"De Marx hay que decir hoy, no solo que no está trasnochado sino lo que es más importante: NUNCA SUS ANÁLISIS HABÍAN ESTADO TAN DE ACTUALIDAD" (en Revista Internacional, nº 33 -2º trimestre 1983).
Ante la gravedad de la situación histórica en la que vive la humanidad en esta década de los ochenta; ante al enorme esfuerzo de conciencia que está desarrollando el proletariado para responder afirmando su alternativa -la revolución comunista internacional- frente al hundimiento del capitalismo, cualquier visión que quiera asimilar el marxismo -piedra angular de la labor de los grupos comunistas en la vanguardia de ese proceso de toma de conciencia de la clase- a una simple filosofía trasnochada está desarmando a la única clase de la sociedad que tiene en sus manos acabar con la barbarie y la miseria de este moribundo sistema que quiere convertir la NECESIDAD Y LA POSIBILIDAD DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA EN UN DESEO PIADOSO.
Publicamos a continuación la carta de un lector (R. Bermejo) y nuestra respuesta a ella tratando de aclarar el carácter y función del marxismo dentro de la lucha del proletariado por el comunismo, y su utilidad para combatir en las filas proletarias toda ambigüedad acerca de su papel militante y las implicaciones que tiene esta visión de la sociedad para los grupos revolucionarios, en la situación histórica actual y en el futuro.
Su Carta:
Este artículo no es ni pretende ser original. Se limita a recoger y exponer una serie de temas ya expuestos y desarrollados por autores como Karl Korsch y Cornelius Castoriadis y que son de enorme interés para todos aquellos que se proponen como objetivo de su praxis la transformación revolucionaria de la actual sociedad. Se divide en dos apartados: el primero se propone la crítica del marxismo desde sus propios postulados; el segundo tiene por objeto la crítica de los postulados que el marxismo mantiene. Espero que dé lugar a una polémica fecunda para todos los que tomemos parte en ella.
LA CRÍTICA DE MARX ATRAVÉS DE MARX
¿En qué consiste el contenido de lo que suele llamarse "marxismo"? ¿Es acaso una de esas teorías "puras" que pueden desvincularse de las prácticas a las que ha servido de cobertura ideológica o, por el contrario, es una teoría cuyo contenido histórico no reside en la forma o en las intenciones de su creador sino en la práctica que se ha realizado bajo su discurso? ¿Podemos proceder como los teólogos idealistas, para quienes las prácticas terroristas de la inquisición "no tienen nada que ver con el verdadero cristianismo"? ¿Es en su práctica o en su formulación donde reside, para un materialista, la "verdad" de una teoría? La frase irónica de Lenin "Todos los social chovinistas son hoy -bromas aparte- ‘marxistas'" no es tan irónica si se considera que el contenido de una doctrina está en la práctica social que la acompaña.
Por tanto, quien venga a hablar de "verdadero marxismo" cae de bruces en el idealismo más inocente. Imaginad cuál hubiera sido la reacción de los obreros del siglo XIX (o del propio Marx) frente a quien le hubiera propuesto el "verdadero liberalismo". De hecho, el marxismo ha estado ligado tanto a prácticas revolucionarias como contrarrevolucionarias configurando una contradicción que ha terminado por resolverse en un peso mucho mayor de las prácticas contrarrevolucionarias. Que las intenciones de Marx y Engels nada tienen que ver con los estalinistas y los "socialdemócratas" es obvio pero no lo es menos que debajo de lo que dice una teoría y debajo de lo que pensara su "fundador" hay que descubrir lo que la teoría es a partir del hacer que la acompaña. Pondré un ejemplo para ilustrar esto: en el contexto social de Octubre de 1917, un texto como "El Estado y la Revolución" tiene un significado revolucionario porque va ligado a una práctica revolucionaria; ese mismo texto que se enseña obligatoriamente en la Unión Soviética para justificar la existencia de ese monstruoso aparato de Estado, adquiere un significado netamente contrarrevolucionario, independientemente de lo que en él se lee y de las intenciones de Lenin, a partir del instante en que se cita para justificar cualquier tipo de política del actual Estado soviético.
Tanto en los países "socialistas" como en los países capitalistas de Occidente el marxismo sirve de cubierta ideológica a unas prácticas que no rebasan el marco de la sociedad capitalista. La ligazón (ligamen) del marxismo actual con una práctica revolucionaria es cuantitativamente reducidísima y no se puede descartar el papel que en ello juega la función de legitimación que el marxismo juega en sociedades abiertamente contrarrevolucionarias. Así pues, ser hoy fiel a Marx significa rechazar las prácticas a las que su nombre está ligado y recuperar su método sin tratar de mantener una serie de manifestaciones exteriores que hace tiempo están ligadas a una práctica que difiere por completo de la que nosotros nos proponemos. Todo lo que se tenga de común con los estalinistas es infamante. ¿No cambiaron acaso su nombre los revolucionarios de 1917, adoptando el de "comunistas", para manifestar su repugnancia por el término socialdemócrata? ¿Por qué no han de hacerlo los de hoy?
MATERIALISMO HISTÓRICO Y LUCHA DE CLASES: UNA CONTRADICCIÓN EXCLUYENTE
La gran contradicción en la Teoría de la historia de Marx está en que ésta ofrece dos tesis que se excluyen mutuamente:
1.- La historia como contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción con lo que el papel de las clases y sus luchas es ejecutar las "leyes" definidas por el materialismo histórico.
2.- "Los hombres hacen su propia historia pero en condiciones heredadas del pasado".
O las "Leyes" de la historia son hechas por los propios hombres o el hombre es un mero ejecutor de leyes necesarias. Si se acepta la Tesis 1ª no puede sostenerse realmente que los hombres hagan su propia historia; la lucha de clases queda reducida a motor de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción; no es realmente creación de la propia historia sino ejecución del mandato del DEMIURGO. Si las leyes de la historia está hechas por los hombres entonces no son tales leyes, pueden ser rotas constantemente.
En la obra de Marx acabó por prevalecer la primera definición. La clase definida "objetivamente" por su situación en las relaciones de producción hace aquello a que la obliga su situación en la contradicción fuerzas productivas/relaciones de producción; sólo las clases con papel histórico (desarrollar las fuerzas productivas) pueden "hacer su propia historia"; las demás son elementos de disgregación y utopía.
Trataremos de demostrar la validez de la Tesis 2ª con el ejemplo de la burguesía: Las relaciones de producción y las fuerzas productivas han permanecido en innumerables sociedades en un nivel embrionario, en lo que concierne a "su" burguesía, sin que nada en la situación objetiva de esa burguesía la obligase, "necesariamente", a ir más lejos; sin embargo, en la Inglaterra de Enrique VII se vale del poder del Estado para realizar la acumulación originaria (o creación de una masa proletaria). Es decir, crea las relaciones base para hacerse una verdadera burguesía capitalista e impone a todo el mundo estas relaciones. Como diría Castoriadis, una clase no es otra cosa que su hacer, nada la obliga a hacer ni puede demostrarse que su situación objetiva la llevará necesariamente a un hacer definido de antemano. La clase obrera puede hacer una sociedad socialista y de hecho en su vida cotidiana lleva los gérmenes de ese hacer al oponer sus principios a los que el Capital busca imponer en el terreno de la producción (máxima productividad, máxima alienación, máxima cosificación). Como clase explotada, el proletariado puede luchar y lo hace pero su lucha podría perfectamente permanecer incapaz de rebasar el marco de esta sociedad; no hay garantía objetiva de que el comunismo ha de advenir.
Raúl Bermejo.
Nuestra respuesta:
El texto de Raúl Bermejo (R. B.) pretende "Recoger y exponer una serie de temas... que son de un enorme interés para todos aquellos que se proponen como objetivo de su praxis la transformación revolucionaria de la sociedad actual".
No dudamos de su buena voluntad -la que fundamenta el que polemicemos con él- pero queremos dejar bien claro que NO SE PUEDE HACER NADA POR LA TRANSFORMACIÓN REVOLUCIONARIS DEL MUNDO si se niega el marxismo como arma del proletariado para su emancipación.
El texto sustenta dos tesis esenciales:
1.- que "de hecho el marxismo ha estado ligado tanto a prácticas revolucionarias como contrarrevolucionarias"
2.- que el marxismo tendría una "gran contradicción", consistente en que "o las leyes de la historia son hechas por los propios hombres o el hombre es un mero ejecutor de leyes necesarias".
Vamos a hacer una crítica sistemática de tales tesis.
LA PRETENDIDA "DOBLE NATURALEZA DE CLASE DEL MARXISMO
Para R. B., el marxismo habría servido tanto a la revolución como a la contrarrevolución. Esto supone ver el marxismo como una teoría neutra, por encima de las clases, que tanto el proletariado como la burguesía podrían utilizar para sus propios intereses.
La realidad es que el marxismo no es ni un dogma ni un sistema filosófico cualquiera sino la posición de vanguardia en el desarrollo de la conciencia de clase del proletariado. Es un método de reflexión combatiente, teórico y práctico a la vez, sobre el ser y la lucha del proletariado por su meta: el comunismo.
El proletariado es la primera clase de la historia capaz de engendrar una conciencia que no sea una pura contemplación del mundo o un puro reflejo deformado de la realidad sino un arma combatiente para transformarlo. En el desarrollo de esa conciencia el marxismo es a la vez la expresión más avanzada y un factor activo para desarrollar y fortalecer las luchas proletarias[1].
Nuestro amigo lector olvida pues la esencia misma del marxismo reduciéndolo a una filosofía cualquiera. Para ello se basa en que los partidos socialdemócratas, estalinistas, trotskistas,..., profesan también el "marxismo".
Olvida sin embargo que esas fuerzas integradas en la burguesía han renegado del marxismo, lo han traicionado completamente para defender posiciones políticas al servicio del capital, las cuales envuelven con la etiqueta del "marxismo" para mejor engañar a la clase obrera,
R. B. olvida, en primer lugar, que ante la degeneración y paso al campo de la burguesía con armas y bagajes (entre ellos su versión adulteradas del "marxismo") de esos falsificadores, las fracciones de la Izquierda Comunista reaccionaron defendiendo el marxismo y desarrollándolo. Esta obra fue continuada por Bilan, Internationalisme y hoy trata de seguirla la CCI en debate y colaboración fraternal con los demás proletarios[2].
En segundo lugar, subestima profundamente a la burguesía la clase explotadora más inteligente de la historia -justamente a la medida del enemigo que la amenaza, el proletariado-, una clase cuya habilidad en defender la explotación le ha llevado a recuperar antiguas organizaciones obreras -sindicatos y partidos de izquierda- y a adoptar en la forma gran número de armas y conceptos pertenecientes al proletariado: el marxismo, la dictadura del proletariado, el partido de clase, el internacionalismo,...
La postura de R. B. niega la naturaleza histórica del proletariado y la continuidad histórica de su conciencia; y, como ha habido una derrota y una contrarrevolución, propone empezar completamente de Cero olvidando que ante la victoria de la burguesía la clase obrera segregó nuevas fuerzas que continúan la obra del marxismo sacando lecciones de las derrotas y elaborando las posiciones para el futuro.
Si el proletariado hiciera caso a las tesis de R. B. se condenaría a ser una clase ciega que partiría permanentemente de Cero, sin aprender las lecciones del pasado. Esta tesis la defienden hoy los Consejistas[3].
LA PRETENDIDA CONTRADICCIÓN DEL MARXISMO
La contradicción que encuentra R. B. en el marxismo no existe en la realidad.
La ideología burguesa ha producido dos visiones del proceso histórico SIMÉTRICAS EN SU FALSEDAD. Una es el idealismo, para el que la historia sería la encarnación de unas ideas existentes por encima de los hombres; estos las ejecutarían "conscientemente" abrazando esas ideas e imponiéndolas en la realidad. La otra cara de la moneda es el empirismo o materialismo vulgar, según el cual las condiciones materiales determinarían la actividad de los hombres quienes no serían sino meros agentes de su evolución mecánica.
El marxismo rompe con el nudo gordiano de la contradicción a la que llevan estas dos visiones. No es ni determinista ni fatalista. Su tesis es que la revolución comunista surge en respuesta a unas condiciones históricas objetivas -la contradicción entre las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas- que proporcionan el material, el potencial que debe ser realizado conscientemente por el proletariado a través de una revolución.
El marxismo se delimita a la vez contra el gradualismo y el reformismo socialdemócratas, que ven la revolución como el producto de una larga evolución objetiva; y contra el voluntarismo de anarquistas o Blanquistas que ven la revolución como el producto de una minoría audaz o ilustrada, independientemente de las condiciones objetivas.
Frente a ellos afirmamos que el único sustento de LA VOLUNTAD HUMANA COLECTIVA es la comprensión consciente de las condiciones objetivas a partir de las cuales el proletariado realiza la revolución.
Ese análisis materialista dialéctico es el que nos mueve a defender la necesidad VITAL de la organización de los comunistas y su intervención activa en la lucha de clases. No para constituirse en una minoría audaz que llevaría a las masas a la revolución; ni para sustituirlas, dirigiéndolas y encuadrándolas para gobernar en su nombre, sino para desarrollar y extender su arma más preciosa, la conciencia.
CONCLUSIONES
Vivimos una época decisiva en la historia de la humanidad donde nos jugamos el dilema histórico GUERRA O REVOLUCIÓN, COMUNISMO O BARBARIE. Para inclinar la balanza del lado de la revolución comunista el proletariado necesita como arma más fundamental su CONCIENCIA DE CLASE.
En estas condiciones las tesis de R. B. suponen privar al proletariado de sus armas más preciadas, desarmarlo. Animamos al compañero a una reflexión en profundidad sobre esta cuestión ¡Está en juego el porvenir de la humanidad!
Acción Proletaria (CCI) Abril 1985.
[1] Ver en Acción Proletaria, nos 58, 59 y 60: "El proletariado, la clase de la conciencia"; y nuestro folleto: "Organización comunista y conciencia de clase"
[2] Ver los números 8, 9, y 10 de nuestra Revista Internacional así como nuestro libro "Historia de la Izquierda Comunista Italiana"
[3] Ver la serie que iniciamos en este número de Acción Proletaria