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Sirvan estas líneas para expresar la más calurosa y fraternal solidaridad con los trabajadores del Metro de Madrid.
En primer lugar porque ejemplifican que la lucha masiva y decidida es la única respuesta que cabe a los explotados contra los ataques criminales que quieren imponernos los explotadores. En este caso un recorte salarial del 5%. Un hachazo anti -obrero que es además, incluso desde el propio punto de vista de la legalidad burguesa, completamente ilegal, pues supone una violación unilateral de un convenio colectivo firmado con anterioridad. ¡Y aún se atreven a tildar a los obreros del metro de "delincuentes"!.
Pero solidaridad también contra la campaña de difamación y de tentativa de "linchamiento social" de estos compañeros. Campaña que ha sido, desde luego, lanzada por los políticos y los medios de comunicación de la derecha más rancia que ha presentado a los huelguistas como peones de una campaña del PSOE contra la "lideresa" del PP (Esperanza Aguirre), y que ha reclamado con toda su rabia - y toda su bilis - : "¡Sanciones!", "¡Despidos!". No olvidemos, sin embargo, la destacada colaboración de la Izquierda a esta campaña de aislamiento y desprestigio de los trabajadores. Si la mismísima Aguirre o Rajoy reivindicaban firmeza y mano dura contra esos "vándalos", el ministro de Fomento ofrecía una movilización masiva de otros medios de transporte para "reventar" la huelga, y el ministro de Interior ponía a disposición de Aguirre, ¡hasta 4500 policías! En cuanto a los medios de comunicación, de "izquierdas", si bien con menos odio y sí con más hipocresía, han reforzado la idea de "una huelga con rehenes" como titulaba El País el 30 de Junio. Entre Esperanza Aguirre y una lucha obrera contra las exigencias de los explotadores, estos lacayos - dizque "rojos" - del sistema capitalista, saben de sobra qué deben elegir,...
Lo que les ha indignado a todos ellos no han sido las "molestias" ocasionadas a los usuarios. Baste ver las condiciones en las que han de viajar esos usuarios en días "normales" y el creciente caos que cada vez más sufrimos los "ciudadanos", como consecuencia del cada vez mayor descuido de las infraestructuras incluidas, en muy destacado lugar, las del transporte público. Tampoco les irrita especialmente, las pérdidas ocasionadas a las empresas por los retrasos o las inasistencias de sus empleados. ¡Se necesita tener caradura para acusar a los huelguistas del metro de Madrid de atentar contra el "derecho al trabajo" cuando el capital español ha privado de ese "derecho" a casi cinco millones de proletarios!
No. Lo que de verdad les molesta y les preocupa de la lucha de los trabajadores del metro de Madrid, es precisamente eso, que haya estallado la lucha; que los trabajadores no hayan aceptado resignados los sacrificios y los ataques que nos llueven desde todos los lados; y que para tratar de hacer retroceder las imposiciones de la empresa, los obreros no se han conformado con un pataleo estéril como el de la Huelga de los Funcionarios del 8 de Junio[1], sino a un ejemplo de unidad y determinación. Como reconocía la editorial de El País antes mencionada: «El comité de empresa alega que existía un convenio en vigor hasta 2012 que la decisión de la Comunidad de Madrid rompe unilateralmente. Pero también lo tenían los funcionarios [y ellos se han conformado con la patochada del 8-J, parece que le falta decir]. Es posible que haya faltado una explicación más pedagógica de la gravedad de una situación que obligaba a estos sacrificios a cambio de la seguridad en el empleo [¡para que luego tachen a los huelguistas de chantajistas!], y mayor claridad para explicar cómo encajar la reducción salarial del 5% con la garantía posterior de mantenimiento del poder adquisitivo,...».
Como expresión de esa respuesta de clase de los trabajadores, la lucha de los compañeros del metro de Madrid está llena de enseñanzas válidas para todos los obreros. Hoy la lucha ha entrado en una especie de paréntesis y es difícil prever cómo va a evolucionar, por lo que aún es pronto para hacer un balance exhaustivo de todas estas lecciones. Pero hay algunas que son especialmente llamativas:
Las asambleas: corazón y cerebro de la lucha obrera.
Una de las características de la lucha de los compañeros del Metro de Madrid ha sido la de apoyarse en asambleas verdaderamente multitudinarias. Si ya en la del 29 de Junio cuando se decidió la no aceptación de los servicios mínimos, mucha gente no pudo entrar en la sala, cuando el día 30 arreció aún más la campaña de desprestigio de la lucha, la asistencia aún superó la del día anterior. ¿El motivo? Como respondieron los propios trabajadores del metro: «Para demostrar que estamos unidos como una piña».
Mediante esas asambleas se han tratado de evitar muchas de las triquiñuelas habituales de los sindicatos. Por ejemplo la dispersión y la confusión de las convocatorias. Por eso aunque estaba previsto que a partir del 1 de Julio, sólo un sindicato (Solidaridad Obrera) mantenía la convocatoria de huelga total, la plantilla se ha guiado por la decisión de la asamblea del 30 de Junio de aplicar los servicios mínimos el 1 y 2 de julio. También la asamblea ha reconducido el radicalismo verbal del anterior portavoz del Comité, cuyas declaraciones ("Vamos a reventar Madrid") servían más bien a los enemigos de la lucha para su campaña de difamación y de aislamiento de los trabajadores del Metro.
Pero las asambleas no han servido sólo para atemperar exaltaciones o para tratar de evitar caer en las provocaciones. Han servido sobre todo para infundir coraje y determinación a todos los compañeros, y calibrar así el verdadero estado de la combatividad de la plantilla. Así por ejemplo, en lugar de las usuales votaciones secretas e individuales de los referéndums sindicales, la huelga del metro se ha decidido y organizado con votaciones a mano alzadas, en la que la determinación de los demás compañeros ha servido para impulsar a los más indecisos. Por mucho que la prensa haya querido airear el fantasma de unos obreros del metro "coaccionados" por los piquetes, saben positivamente que lo que ha animado a los obreros a sumarse a los paros ha sido una decisión consciente y voluntaria, fruto de una discusión abierta y franca en la que se han podido exponer temores y también razones para la lucha. En una de las páginas que ha servido para manifestar la solidaridad con esta huelga (usuariossolidarios.wordpress.com) una joven trabajadora del metro afirmó francamente que acudía a la asamblea del 29 de Junio: «para perder el miedo a la lucha».
La trampa de los "servicios mínimos".
En el caso de la huelga del metro, lo que ha servido de plataforma para bombardear a los huelguistas e intentar intimidarlos para que desistieran de luchar ha sido el decreto de servicios mínimos.
Por mucho que Dª Esperanza Aguirre guste de presentarse cual indefensa doncella en manos de desalmados huelguistas, lo cierto es que la ley permite que sean las autoridades (así pues en el caso de los empleados públicos, la propia patronal), las que fijen los servicios mínimos. Sabedora, por experiencia, de este margen de maniobra legal y, sobre todo, sintiéndose respaldada por ese coro que antes veíamos que abarca desde Intereconomía a la Sexta, la presidenta de la Comunidad de Madrid organizó una auténtica provocación: dictar unos servicios mínimos del 50% de la plantilla.
Con esa trampa se trata de coger a los trabajadores entre la espada y la pared. Si los aceptan se quebranta su voluntad de no resignarse a los dictados de la patronal. Si los desoyen se les carga con la responsabilidad de todas las adversidades que puedan sufrir sus hermanos de clase que son los principales usuarios del servicio de metro,... Además, esa ley de huelga, que según todos los defensores del orden burgués o "no existe" o "hay que endurecerla" (¿¿??) faculta al gobierno, que en este caso, insistimos, es el patrón, a establecer las sanciones por el cumplimiento de dichos servicios mínimos, lo que le ofrece una baza extra para la negociación. Dos días después de retirada la negativa a los servicios mínimos por parte de los trabajadores del Metro, la dirección de la compañía ha aumentado el número de expedientes sancionadores de 900 a 2800 compañeros.
La única vía para salirse de esa ratonera es romper la trampa hacia el lado de la solidaridad de clase.
La solidaridad de clase es el sustrato para que crezca la combatividad y la fuerza de los trabajadores.
La fuerza de las luchas obreras no reside en su capacidad de ocasionar pérdidas a las empresas capitalistas. Para eso, como bien puede verse en el propio metro de Madrid, se bastan y se sobran los propios directivos de dichas compañías. Tampoco en su capacidad para paralizar una ciudad o un sector. También en eso es cada vez más difícil rivalizar con el propio Estado burgués.
La fuerza de las luchas obreras se fundamenta esencialmente en que enuncian, más o menos explícitamente, un principio universal válido para todos los explotados: que las necesidades humanas no deben sacrificarse en aras a las leyes del beneficio y la competencia propias del capitalismo.
Por radical que pueda ser la confrontación de tal o cual sector de trabajadores con su patrón, si la burguesía consigue presentarla como algo específico o particular, acabará derrotándola y asentando un golpe de desmoralización a toda la clase obrera. Si, por el contrario, los trabajadores consiguen ganar la solidaridad de los demás obreros, si les convencen que sus reivindicaciones no son una amenaza para los demás explotados, sino la expresión de unos mismos intereses de clase, si hacen de sus asambleas y manifestaciones instrumentos útiles para que puedan sumarse más trabajadores,... se estarán reforzando a sí mismos y al conjunto de la clase obrera.
Para la lucha de los compañeros del metro de Madrid, lo más importante no es dedicar los piquetes a impedir la salida de tantos o cuantos trenes - aunque desde luego la asamblea debe asegurarse de que sus decisiones se cumplen - sino, más aún, explicar a los compañeros, empezando por los de EMT, o de Telemadrid, o a los funcionarios, el porqué de su lucha. Para el futuro de su lucha lo trascendental no es cumplir tal o cual porcentaje de "servicios mínimos", - aunque la mayoría de los trabajadores han de estar liberados de obligaciones laborales para mantener las asambleas, los piquetes, las concentraciones, etc.,- sino que lo más importante es ganar la confianza y la solidaridad de otros sectores obreros, acudir a los barrios para explicar porque las reivindicaciones de los obreros del Metro no son un privilegio ni una amenaza para los demás obreros, sino una respuesta a los ataques derivados de la crisis capitalista.
Estos ataques van a acabar afectando a todos los trabajadores, de todos los países, de todas las condiciones y de todas las categorías,... Si la burguesía consigue enfrentar a unos trabajadores con otros, o aún siquiera conseguir que luchen aislados, incluso muy radicalmente pero cada uno en su rincón, acabará imponiendo las necesidades de su orden de explotación. Si por el contrario las luchas obreras empiezan a fermentar la unidad y la masividad de los combates contra esas criminales exigencias estaremos en condiciones de impedir la aplicación de nuevos y más brutales sacrificios de las condiciones de vida de los trabajadores. Y eso será un paso muy importante para el desarrollo de la alternativa proletaria a la miseria y la barbarie capitalistas.
12 de Julio de 2010
ANEXO: Carta de solidaridad de un grupo de carteros de Madrid
SOLIDARIDAD TOTAL CON LOS HUELGUISTAS DE METRO DE MADRID
Hola compañeros:
Os escribimos este texto desde el distrito 43 de Madrid de Correos. Nosotros como carteros que estamos diariamente en la calle, como trabajadores que vivimos a tantos kilómetros de nuestro puesto de trabajo como cualquiera [la deslocalización la han impuesto precisamente los empresarios, ¿acaso tiene lógica que nos desplacemos hasta Hortaleza trabajadores de Vallecas, Parla, Guadalajara, Orcasitas y un largo etcétera?], nosotros que estamos sufriendo y pagando como sector público el festín al que el gobierno ha invitado a los bancos, nosotros que estamos en proceso de privatización que somos trabajadores laborales, discontinuos y contratados, que como vosotros no somos funcionarios. Nosotros solo queremos mandaros nuestro mayor apoyo, queremos que sepáis que acudimos en autobuses durante largo rato con la sonrisa dibujada en la cara. Porque nos habéis demostrado que SE PUEDE, que no tenemos por qué ser indefinidamente los jodidos de este mundo, nos habéis devuelto un poquito de la dignidad perdida desde hace ya incontable tiempo.
Queremos que sepáis que nosotros, que hablamos diariamente con centenares de personas en nuestro puesto de trabajo, sabemos que la imagen no es la que están dando los medios de comunicación, que los hay enfadados y los hay ilusionados, que hay discusiones en los autobuses, en las plazas y en los bares. Que esto no es una sola línea monocorde.
Vamos a estar con vosotros porque vosotros nos dais esperanza. En nuestro distrito mientras trabajamos se oyen comentarios: "Siempre pagamos los mismos" y es contestado por un "Esto es una huelga con un par de cojones", hay quien dice que "Esto sí es una huelga y no nuestros paros de un día", nos estáis enseñando.
Estamos recibiendo lecciones. Lecciones como que cuando las huelgas son convocadas a mano alzada por los trabajadores no estamos vendidos de antemano, nosotros estamos muy hartos de nuestros sindicatos, hartos y hartos de mil y una veces que nos han vendido.
Por eso terminamos esta carta diciéndoos que el corazón nos late más rápido desde el lunes, que estamos aquí haciendo frente con vosotros defendiendo vuestra huelga ahí donde vamos.
No os dejéis achantar, que ya sabemos que Aguirre o Zapatero, la COPE o Prisa, tienen intereses diferentes a los nuestros. Que están acostumbrados a cargar contra nosotros. Es lo que quieren, saben que miles de trabajadores estamos posando nuestra mirada sobre vosotros porque sois FUTURO, y no el futuro gris que ellos nos venden.
Si nos necesitáis saber que aquí estamos, mientras tanto seguiremos defendiéndoos frente a cualquiera que se atreva a denigraros.
CARTEROS Y CARTERAS DEL DISTRITO 43 TARDE
1 DE JULIO DE 2010.
[1] Ver nuestro Balance del 8 de junio en https://es.internationalism.org/node/2891