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La CCI celebró la IV reunión panamericana a mediados de noviembre del 2008 con la participación también de camaradas de otras secciones fuera de América. Este tipo de reuniones, como expresión de la clase obrera, se realizan con el objetivo de discutir lo más profundamente posible acerca de la situación actual del capitalismo, las condiciones en que se desarrolla la lucha de clases, la relación de fuerzas entre las clases, la preparación de las fuerzas revolucionarias que les permitan ser un factor activo en la vida de su clase. Como tales, deben rendir cuentas al conjunto de los trabajadores acerca de los trabajos hechos en estos momentos privilegiados en la vida de la organización revolucionaria, instancias que en la estructura y el funcionamiento de la CCI, como lo es el Congreso internacional -órgano fundamental de la organización-, tienen la tarea de hacer un balance de las actividades realizadas y se trazan orientaciones y resoluciones para el periodo venidero, constituyendo verdaderos jalones para su desarrollo, de ahí el valor de estas reuniones. Pero esta panamericana tuvo particularidades que realzan aún más su importancia, por ejemplo, además de las delegaciones presentes tuvimos una considerable asistencia de invitados que se sitúan en el terreno revolucionario, que participaron como grupos o a nivel individual, lo cual reanuda una práctica de la CCI desde sus orígenes en congruencia con su apertura a la discusión más amplia y profunda posible de las posiciones de clase y a su voluntad de contribuir al proceso de reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias a nivel internacional.
Un encuentro internacionalista contra el capitalismo
Esta presencia reforzó aún más el carácter de la panamericana como un verdadero encuentro internacionalista de las fuerzas revolucionarias del proletariado que de entrada reviste una importancia histórica inédita en esta región del mundo y es una promesa para el futuro. El significado de este encuentro entre la CCI y estos grupos o elementos no organizados viene dado por la situación histórica actual caracterizada por la reanudación de los combates de clase y la emergencia de una nueva generación de elementos en búsqueda de una perspectiva política revolucionaria, después de casi quince años de retroceso de la conciencia y de la combatividad del proletariado producido por la caída del bloque estalinista de la ex URSS que la burguesía utilizó para atacar la conciencia de clase comunista identificando ese acontecimiento con la «quiebra del comunismo», con la «victoria definitiva del capitalismo liberal y democrático», con el «fin de la lucha de clases» y también con el fracaso y el fin de la clase obrera; un retroceso amplio en extensión y en profundidad que afectó a toda una generación que se vio desorientada y desmoralizada. Con el tiempo, después del desgaste de esas campañas, entre otras, y a partir del giro producido en la lucha de clases en el 2003 con ocasión de las grandes movilizaciones obreras contra los ataques a las jubilaciones y pensiones en Europa, sobre todo, los trabajadores empezaron a salir poco a poco de ese retroceso experimentado desde 1989; una tendencia contraria se ha ido afirmando desde entonces a la recuperación de la lucha y al desarrollo de la conciencia como así lo testimonian la serie de luchas obreras que se han sucedido de manera creciente en todos los continentes; un proceso que contiene también un movimiento de reflexión profunda protagonizado por nuevos elementos de la clase que se orientan hacia las posiciones de la izquierda comunista y, en general, hacia las posiciones y la práctica del internacionalismo proletario. En este contexto, los grupos y elementos que participaron en esta reunión, con su actitud abierta a la discusión, son una confirmación innegable de esta nueva etapa en el desarrollo del combate de la clase obrera a nivel mundial.
Pero además, esta reunión se produce en un contexto particularmente significativo cuando el sistema de producción capitalista experimenta la mayor crisis económica de su historia con las consecuencias abominables contra las condiciones de vida del proletariado, lo cual viene a confirmar por enésima vez la quiebra histórica del capitalismo. En este marco, al mismo tiempo que se realizaba esta reunión internacionalista por otro lado se reunía la burguesía (cumbre del G20 -»Grupo de los 20"): por un lado, la burguesía se reunió urgentemente en este esquema de bandidos donde impera la ley del más fuerte, intentando esconder sus propios antagonismos para buscar algunas medidas ante la debacle de la economía mundial, para preservar este sistema social que no ofrece ninguna alternativa positiva para la humanidad, alarmada por la magnitud del desastre y en particular preocupada por el peligro que representa esta situación que puede facilitar una toma de conciencia acerca de la quiebra histórica del capitalismo y la necesidad de buscar una alternativa proletaria a este mundo de miseria, explotación y muerte; por el otro lado, una reunión internacionalista diametralmente opuesta donde la clase obrera busca la mayor clarificación para desarrollar su lucha en las mejores condiciones que le permitan en un primer momento limitar los ataques del capital y, a plazo, desarrollar su ofensiva revolucionaria para derrocar al capitalismo e instaurar la sociedad comunista.
Las discusiones de la reunión regional
Aunque la agenda estaba saturada de puntos muy importantes todos, la reunión en el curso de los debates dio prioridad fundamentalmente a dos cuestiones: la lucha del proletariado en los años recientes, su porvenir y la cuestión del balance de la actividad revolucionaria de la CCI en general y, en particular, en la región. Obviamente no podemos en este artículo detallar las discusiones habidas cuya síntesis se puede apreciar en la resolución sobre la situación regional (publicada en esta misma edición). Veamos algunos aspectos:
- Frente a la agravación de la crisis capitalista la burguesía va a arreciar sus ataques contra los trabajadores quienes inevitablemente experimentarán un descontento mayor presentándose las condiciones para que la combatividad y la conciencia puedan desarrollarse, sobre todo si tenemos en cuenta que hay un claro desgaste de las ilusiones que antaño permitían a la burguesía engañar a la clase obrera con el cuento de que «mañana las cosas mejorarán». En los años recientes, los trabajadores han sufrido en carne propia el desengaño y al contrario se están convenciendo de que «mañana las cosas irán peor», y no sólo por el deterioro económico sino globalmente por el caos creciente provocado por la descomposición social generalizada, las amenazas cotidianas al ambiente, la barbarie bélica, el terrorismo, el terror estatal; factores que pueden politizar la lucha de la clase obrera. Una constatación que está en la base de la tendencia positiva al aumento de las huelgas, a las movilizaciones cada vez más frecuentes en todo el mundo, que incorporan cada vez más la cuestión de la solidaridad, clave para el desarrollo de las luchas y que están perfilando, a plazo, la posibilidad y necesidad de una simultaneidad y por consiguiente de la extensión y la unidad. Ante esto, la burguesía se está preparando a fondo para enfrentar las luchas proletarias a través especialmente de sus partidos políticos de izquierda y los sindicatos oficiales e «independientes» y también mediante campañas democráticas y nacionalistas de todo tipo.
- En cuanto a las actividades desarrolladas en estos dos últimos en la región de América Latina, la reunión ha hecho un balance muy positivo que se sustenta particularmente en los siguientes aspectos: la continuación del fortalecimiento teórico político para mejorar nuestra comprensión de las implicaciones del periodo de la descomposición del capitalismo en la lucha de la clase obrera y en la organización revolucionaria; la intervención hacia el medio de elementos en búsqueda, que ha sido central en el periodo pasado y que ha fortalecido a la CCI como un polo de referencia para las minorías que están buscando las posiciones proletarias en esta región del mundo; el seguimiento regular de la lucha de la clase obrera, sus avances y sus dificultades; una consolidación de la calidad incontestable de nuestra prensa en papel y de internet para responder a las preocupaciones actuales del proletariado; la capacidad política para aplicar siempre un marco teórico e histórico a la problemática presentada en la militancia y en el funcionamiento organizacional; en fin, como resultado de estos y otros avances logrados hemos desarrollado una confianza más profunda en las capacidades históricas e inmediatas de la clase obrera lo que ha redundado en una convicción creciente de la necesidad de ser un factor activo en el desarrollo de la lucha de clases en este nuevo periodo histórico marcada por una dramática agravación de la crisis del capitalismo mundial.
La cultura del debate y el ambiente de las discusiones
Desde el principio las discusiones dieron constancia de la capacidad de los revolucionarios para desarrollar una verdadera cultura de la discusión, a semejanza de la clase obrera que en sus verdaderas asambleas generales es mediante la discusión que logra sacar las lecciones de su propia experiencia y avanzar más lejos en la clarificación de la conciencia de sus objetivos históricos. Este método debe ser defendido siempre por el conjunto del proletariado como el único medio para desarrollar y profundizar las discusiones de manera colectiva, partiendo de posiciones compartidas y un objetivo en común, no perdiendo de vista jamás que avanzamos desde la confusión hacia la mayor claridad. Este marco aportó un ambiente fraterno y de camaradería entre los asistentes donde la vieja y la nueva generación dieron muestra de esa voluntad para hacer la conexión intergeneracional de la clase obrera, que es uno de los fundamentos actuales de su lucha.
Es con un elevado ánimo de combate y fundado entusiasmo por el devenir revolucionario que la reunión cierra con broche de oro haciendo patente que solamente el debate abierto y fraterno de las ideas proletarias puede contribuir a que los elementos y grupos que durante estos años han ido surgiendo puedan clarificarse para comprender cuál es la clase social y cómo puede cambiar este mundo que está conduciendo a la humanidad a la destrucción y a la barbarie. Una reunión importante que se termina pero queda muy viva su invitación a la discusión a todos los elementos y grupos revolucionarios; en cuanto a las formas prácticas hay que irlas construyendo juntos y siempre con criterios precisos de pertenencia al terreno internacionalista, columna vertebral del combate del proletariado.
Diciembre del 2008/RR