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Los bolcheviques estuvieron a la vanguardia de la revolución en Rusia y de la tentativa revolucionaria mundial (1917-23).
Los bolcheviques lograron discutir con las tendencias revolucionarias que se oponían a la guerra imperialista y que animaban el combate por la revolución proletaria internacional. Discutieron con los espartaquistas, los tribunistas, los maximalistas italianos, con toda la tendencia de izquierda de la 2ª Internacional; pero también con anarquistas y sindicalistas revolucionarios. Estuvieron a la cabeza del proceso de constitución de la 3ª Internacional cuyo primer congreso, celebrado en Moscú en marzo de 1919, adoptó resoluciones, manifiestos y tesis que constituyen la expresión más elevada de la conciencia proletaria de la época.
Toda organización proletaria corre el riesgo de verse carcomida por el oportunismo pues la clase obrera –y, por tanto, también sus organizaciones revolucionarias- sufre el peso de la ideología burguesa. El oportunismo es la cristalización del peso de la ideología burguesa en las filas de las organizaciones políticas proletarias.
Los bolcheviques, que habían estado a la vanguardia de la revolución mundial y que le habían aportado una contribución decisiva, se vieron sometidos a un rápido proceso de degeneración oportunista: 1920, 1921, son los años decisivos en el desarrollo de esa tendencia. Algunos jalones: la adopción de las tesis sobre la cuestión sindical y nacional en el 2º Congreso de la IC; la llamada posición sobre el “parlamentarismo revolucionario” así como las tácticas del Frente Único y del Gobierno Obrero en el tercer congreso de esta; el 10º Congreso bolchevique que adoptó la prohibición de las fracciones dentro del partido; el Congreso de Bakú de los pueblos etc.
No podemos estudiar en detalle ese proceso pero el caso es que hacia 1922 el partido bolchevique se ha convertido en una caricatura de lo que fuera 5 años antes: los auténticos bolcheviques son arrinconados y marginados y en su lugar poco a poco escalan posiciones toda una tropa de arribistas e, incluso, de antiguos funcionarios zaristas. ¿Por qué? Porque el partido había sido atrapado por los engranajes del Estado ruso y cada vez más ponía los intereses nacionales de éste por encima de los intereses de la revolución mundial. Preconizaba la alianza con los socialdemócratas y la entrada en los sindicatos reaccionarios. Como un cáncer, el oportunismo había devorado progresivamente la sustancia y la vida proletaria del partido bolchevique. Hacia 1924, cuando muere Lenin, es prácticamente un partido-estado y las nuevas condiciones de su existencia son materializadas y expresadas por Stalin y toda una camarilla de funcionarios –cada vez más arrogantes- que poco a poco van marginando y después persiguiendo a los bolcheviques que habían protagonizado la revolución, los cuales, por otra parte, son cada vez más minoritarios.
En octubre de 1923 se constituye el grupo de los 46, germen de la Oposición de Izquierdas., , cuyo militante más destacado fue desde el primer momento Trotski. La lucha que la Oposición lleva contra el ascenso del estalinismo tiene mucho mérito y protagonizó episodios importantes como la lucha contra la nefasta política que la IC llevó en China. Sin embargo, es preciso reconocer que sus bases políticas son muy frágiles y débiles. Se reclama de los 4 primeros congresos de la IC y, concretamente, de aquellos que teorizaban y daban rienda suelta al oportunismo: Frente Único, Gobierno Obrero, posición sobre los sindicatos, la socialdemocracia y la liberación nacional, teoría del eslabón más débil etc.
Dicho de otra manera: la Oposición de Izquierdas pretende luchar contra el estalinismo usando los postulados políticos oportunistas que lo habían catapultado. Esta es la razón por la cual cuando en 1928 la tendencia de Stalin da un espectacular viraje “a la izquierda” adoptando las tesis erróneas de la Oposición de Izquierdas sobre la industrialización y la política hacia los campesinos, un buen número de miembros de ésta capitulan y se integran en el campo estalinista.
Muy diferente fue la postura de la Izquierda Comunista. Desde principios de los años 20 llevó una batalla mucho más clara y determinada contra la degeneración del partido bolchevique y del bastión proletario inicialmente conquistado en Rusia. Las fracciones de izquierda[1] hicieron una crítica a toda una serie de posiciones adoptadas a partir del 2º Congreso de la IC que habían hecho la cama al estalinismo: liberación nacional, cuestión sindical, participación en el parlamento etc.
Frente a la inconsistencia teórica y a las vacilaciones y contradicciones de la Oposición de Izquierda, la Izquierda Comunista defiende una posición mucho más coherente y dotada de un espíritu crítico que le llevó a hacer una balance de la experiencia de la oleada revolucionaria mundial (y del periodo posterior que le siguió: contra-revolución, ascenso del fascismo, guerra mundial)[2].
De manera necesariamente esquemática podemos resumir las diferencias entre la Izquierda Comunista y la Oposición de Izquierdas de la siguiente forma:
IZQUIERDA COMUNISTA |
OPOSICION DE IZQUIERDAS |
Se basa en el primer congreso de la IC y considera críticamente las aportaciones del 2º. Rechaza globalmente la mayoría de acuerdos del tercer y cuarto congreso |
Se basa en los 4 primeros congresos sin consideración crítica |
Mira críticamente lo que pasa en Rusia y llegará a la conclusión de que no se debe apoyar al bastión ruso pues ha caído en manos del capitalismo mundial |
Considera a Rusia como un Estado obrero en degeneración que debe ser apoyado a pesar de todo |
Rechaza trabajar en los sindicatos (Izquierda Comunista Germano-Holandesa) y acabará llegando a la conclusión de que los sindicatos se han transformado en órganos del Estado |
Preconiza los sindicatos como órganos obreros y considera necesario trabajar dentro de ellos |
Denuncia la liberación nacional |
Apoya la liberación nacional |
Denuncia el parlamentarismo y la participación en las elecciones |
Apoya la participación en las elecciones y el “parlamentarismo revolucionario” |
Ve necesario el trabajo de Fracción para sacar lecciones de la derrota y poner las bases de una futura reconstitución del Partido Mundial del proletariado |
Concibe un trabajo de “oposición” que puede llegar hasta el entrismo en los partidos socialdemócratas |
Ya en los años 30 y especialmente a través de BILAN –Izquierda Comunista Italiana- considera que la marcha del mundo es hacia la 2ª Guerra Mundial y que no se puede constituir el partido en tales condiciones sino que hay que sacar lecciones y preparar el futuro. Por eso BILAN dirá: “La consigna de la hora es no traicionar” |
En plena contra-revolución Trotski cree que están reunidas las condiciones para formar el partido y en 1938 se constituye la IV Internacional |
Denuncia la 2ª Guerra Mundial; condena a ambos bandos en conflicto y preconiza la revolución proletaria mundial |
Llama a elegir bando entre los contendientes de la 2ª Guerra Mundial abandonando el internacionalismo |
En 1938, la Oposición de Izquierdas se constituye en IVª Internacional. Es una aventura oportunista pues no se puede constituir un partido mundial en una situación de marcha hacia la guerra imperialista y, por lo tanto, de profunda derrota del proletariado. Los resultados serán desastrosos: en 1939-40, los grupos de la sedicente 4ª Internacional toman posición a favor de la guerra mundial arguyendo los más variados pretextos: la mayoría el apoyo a la “patria socialista” rusa pero hasta hubo una minoría que apoyó a la Francia de Pétain (satélite a su vez de los nazis).
Contra esta degeneración de las organizaciones trotskistas reaccionaron los últimos núcleos internacionalistas que todavía quedaban en su seno: especialmente la compañera de Trotski y el revolucionario de origen español Munis.
Desde entonces las organizaciones trotskistas se han convertido en agencias “radicales” del Capital que tratan de embaucar al proletariado con toda clase de “causas revolucionarias” que generalmente correspondencia fracciones “anti-imperialistas” de la burguesía (como actualmente el famoso sargento Chavez). Del mismo modo, recuperan a los obreros asqueados del juego electoral haciéndoles votar de forma “crítica” a los “socialistas” para, de esa manera, “cerrar el paso a la derecha” y otros engaños por el estilo. Finalmente, les ilusionan con “recuperar” los sindicatos a través de “candidaturas combativas” para los órganos de base de estos aparatos del Capital.
Frente a las organizaciones trotskistas nuestra postura es de denuncia y combate político de la misma forma que combatimos a la Derecha, a los “socialistas” y a los estalinistas (que tienen la caradura de llamarse “comunistas”).
Pero nosotros no vamos contra las personas. Hay compañeros que pueden estar atrapados dentro de la ideología y la organización trotskista pero que quieren luchar de manera honesta y sincera por la liberación de la humanidad y los intereses del proletariado. Ante ellos nuestra postura es de discusión sincera y a fondo con ánimo de ayudarles a encontrar una posición revolucionaria coherente.
En el momento actual existen grupos y compañeros que habiendo comenzado su trayectoria política dentro del campo trotskista formulan críticas muy serias a esta ideología y se plantean el desarrollo de una alternativa revolucionaria. Nuestra posición con ellos es de debate y clarificación.
Saludos comunistas
CCI 8-6-07
[1] Hubo numerosas fracciones de izquierda: en Rusia, Alemania, Holanda, Gran Bretaña, México, Bélgica…, sin embargo, la principal fue la fracción de Izquierda Comunista Italiana. Ver nuestro libro CONTRIBUCION A LA HISTORIA DE LA IZQUIERDA COMUNISTA ITALIANA.
[2] Es preciso señalar que la Izquierda Comunista –y, en especial, su principal grupo Bilan, perteneciente a la Izquierda Comunista Italiana- protagonizó múltiples intentos de debate con la Oposición de Izquierdas que aunque no tuvieron éxito frente al conjunto de esta organización ayudaron sin embargo a la clarificación de pequeños núcleos que abandonaron