Submitted by Accion Proletaria on
Publicamos a continuación una Resolución sobre la situación en España, con el que la sección de la CCI en este país toma posición ante la situación actual y las perspectivas de la lucha de clases en España.
1.- La lucha de clases entre el proletariado español y la burguesía se encuadra en el mismo marco internacional que se abrió con el viraje social de la primavera francesa en 2003, pero que tuvo una dimensión internacional con las mayores movilizaciones en Austria desde 1945, y las luchas del metal en Alemania. Estos movimientos vinieron a poner fin al retroceso en la combatividad y la conciencia que padeció nuestra clase a raíz del hundimiento del bloque soviético y del estalinismo. Las luchas y movilizaciones masivas frente a los ataques del capitalismo que se concretaban en el endurecimiento y deterioro del sistema de jubilaciones, unían a todas las generaciones obreras, significativamente a la generación del 68 que fue capaz de acabar con la contrarrevolución y a las nuevas generaciones proletarias. Este viraje social cristalizó en España en las luchas del verano del 2003 en la refinería de Repsol en Puertollano y en las huelgas de los obreros de los astilleros del otoño de 2004, aunque todavía en estas luchas no se aprecie esa unión entre las dos generaciones obreras y los sindicatos tuvieran margen de maniobra para aislarlas y derrotarlas. En la lucha de SEAT de finales de 2005 sí vemos la primera tentativa de unión entre las dos generaciones obreras y la necesidad de luchar confrontándose a los sindicatos, aunque la burguesía supo maniobrar para aislar la lucha utilizando la desmovilización de las vacaciones de Navidad y las maniobras rastreras del sindicalismo “radical” encarnado en este caso en la CGT. La lucha de SEAT, como antes la de Astilleros, no logró echar atrás los despidos, y terminó con una derrota en el terreno económico, pero su principal contribución está en la experiencia de lucha que en ella se desarrolló contribuyendo a la maduración de la reflexión, la unidad, la fuerza y la confianza en sí mismos de los trabajadores.
En la primavera de 2006 asistimos a un cambio cualitativo en la dinámica de la lucha de clases internacional con las movilizaciones de los estudiantes franceses contra el ataque por parte del gobierno que intentó implantar el CPE: «La nueva movilización de las jóvenes generaciones de proletarios en Francia contra el CPE en las facultades, en los institutos, en las manifestaciones y en la solidaridad de todas las generaciones en torno a esta lucha, confirma la apertura de un nuevo período de confrontación entre las clases. La capacidad de las asambleas de tomar realmente en mano la lucha, la combatividad y también la reflexión, la madurez manifestada en ellas, y especialmente la capacidad para zafarse de la mayor parte de las trampas que la burguesía ha tendido al movimiento, todo esto muestra la eclosión de una profunda dinámica de desarrollo de la lucha de clases. Esta dinámica tendrá un impacto en las futuras luchas obreras» (Revista Internacional nº 125). Asistimos verdaderamente al germen de la huelga de masas, que es la forma en que se manifiesta la lucha del proletariado en la decadencia del capitalismo.
La huelga del metal de Vigo en mayo de 2006 viene a confirmar el punto de inflexión de la primavera francesa. En esta lucha los trabajadores expresaron, aunque a una escala más reducida, las mismas tendencias de las movilizaciones en Francia, sin que ello fuese producto de una transmisión mecánica, pues seguramente los trabajadores de Vigo no conocían todas las enseñanzas de las luchas en Francia (que primero fue silenciada por la burguesía más allá de las fronteras francesas, y luego sistemáticamente deformada por los medios de desinformación), sino como resultado del cambio en las condiciones generales de la lucha del proletariado internacional. Desde el principio los trabajadores de Vigo se dotaron de asambleas para organizar y dirigir la lucha, asambleas públicas en plena calle, abiertas no sólo a los trabajadores del metal sino también a los demás obreros. Los obreros se plantean ganar la solidaridad de los demás trabajadores, principalmente de las grandes empresas metalúrgicas a las que envían delegaciones masivas. Frente a las provocaciones policiales de la burguesía los trabajadores saben evitar la trampa y la provocación. La lucha de los trabajadores de Vigo surgió contra la precariedad y consiguió plantear y conquistar una reivindicación profundamente unificadora: el aumento de salario lineal igual para todos.
2.- La burguesía como es lógico no se ha quedado cruzada de brazos y ha contraatacado con todo su arsenal y aparato mediático. En la huelga del metal de Sevilla, pocos días después de la de Vigo, los sindicatos no permitieron que la situación “se les fuera de las manos”, y dispersaron a los obreros en múltiples cortes de carreteras que en vez de ganar la solidaridad del resto de trabajadores la entorpecía. Frente a los auténticos métodos proletarios de lucha y búsqueda de la solidaridad, los sindicatos aíslan las luchas con unas supuestas acciones “espectaculares”: durante este verano hemos visto como los trabajadores de astilleros de Sevilla se tiraban al río Guadalquivir impidiendo el paso de embarcaciones, o como empleados de Mercadona en Barcelona se “crucificaban” en las puertas de los supermercados de esta cadena. Esta ofensiva antiobrera se intensificó con la provocación y encerrona a los trabajadores del aeropuerto del Prat de Barcelona, donde se desarrolló un auténtico linchamiento moral de la lucha a través de los medios de “comunicación”, que insistían venenosamente en la idea de que las luchas obreras son insolidarias con el resto de los trabajadores. Por último la reconversión de TVE se saldó con más de 4000 despidos, consiguiendo los sindicatos imponer la desmovilización con las consabidas pantomimas, desvirtuando las asambleas, etc., y aislando a los trabajadores aprovechando las vacaciones para aprobar el plan de reconversión.
3.- A pesar de todas estas dificultades, lo que empieza a dominar la situación social a nivel internacional es la tendencia a una mayor afirmación de la presencia del proletariado en la escena social. La combinación del desarrollo de luchas cada vez más abiertas, tendiendo cada vez a ser más masivas, en las que la clase obrera pondrá en juego progresivamente lo que caracteriza el proceso hacia la huelga de masas, con la continuación y profundización de la maduración de la conciencia y la reflexión en sectores cada vez más amplios de ella, la unión en el combate de la dos generaciones proletarias actuales,…todo lo que se ha expresado en germen en las lucha actuales es lo que necesariamente va a pugnar por desarrollarse en el futuro.
Evidentemente, eso no quiere decir que ya desde hoy el camino hacia la huelga de masas esté expedito. Todo lo contrario, ya hemos visto en el punto anterior cómo la burguesía reacciona en España, lo que forma parte de la reacción internacional de la burguesía contra un proletariado que está superando quince años de retroceso. Por ello no veremos inmediatamente una proliferación de luchas. A diferencia de otras etapas de la lucha de clases, hoy las luchas obreras son muy difíciles puesto que el chantaje del paro hace que no sea fácil entrar en huelga. Del mismo modo, las deslocalizaciones son utilizadas como armas de intimidación permanente contra los obreros. La precariedad y la consiguiente inestabilidad laboral que ocasiona no hacen fácil las expresiones clásicas de lucha. Finalmente, el flujo constante de emigrantes que necesitan un periodo más o menos largo para reconocerse como parte de la clase obrera hace igualmente difícil la manifestación de luchas. Sin embargo, estos factores, que en una primera etapa pueden retrasar la aparición de luchas abiertas, tendrán posteriormente un efecto inverso: estimulantes de la unificación de los obreros, de una superación más firme de las divisiones por sector, región, corporativas, de generación etc.
4.- ¿Qué futuro nos ofrece el capitalismo y la burguesía en el período de descomposición?: «inseguridad, guerra, hambre y, de guinda, la promesa de una degradación irreversible del medio ambiente cuyas consecuencias empiezan ya a manifestarse con unos desajustes climáticos, y que en el futuro serán sin duda mucho más catastróficas que las de hoy (tempestades, huracanes, inundaciones mortíferas, etc.). Y una de las cosas más indignantes es que todos los sectores de la clase dominante tienen la cara dura de presentarnos los atropellos y los crímenes de los que son responsables como si fueran acciones inspiradas por la voluntad de llevar a la práctica unos grandes principios humanos: la prosperidad, la libertad, la seguridad, la solidaridad...» (Revista Internacional nº 126).
A pesar de la absurda propaganda de la burguesía española que ha pasado del “España va bien” del gobierno Aznar al “España va pluscuamperfectamente bien” de Zapatero, lo cierto es que el capitalismo español se adentra cada vez más en un período de convulsiones económicas y políticas de alcance histórico. En el terreno económico, el auto-bombo del gobierno por haber alcanzado el 8º puesto del ranking mundial, no puede disimular que, en la guerra a muerte que libran todas las burguesías nacionales por sobrevivir en la crisis económica del capitalismo mundial, el capitalismo español pierde posiciones a una velocidad de vértigo. Cuando Zapatero sustituyó a Aznar el déficit exterior rondaba los 40 mil millones de euros, pero estos dos últimos años ha crecido a un ritmo superior al 30% anual hasta alcanzar los casi 69 mil millones, lo que equivale al 7.6% del PIB, porcentaje incuso superior al 6,5% de EE.UU.
El capital español está en una especie de tierra de nadie ya que no cuenta con la tecnología y la productividad de las principales potencias capitalistas, ni con el nivel salarial de los países del Tercer Mundo. Prácticamente todos los sectores de la economía productiva española están abocados a una crisis, desde los sectores industriales (en el automóvil, los astilleros, los electrodomésticos, el textil..., se suceden los despidos y los cierres de empresas) hasta las producciones agrícolas. Los ingresos del sector agrícola dependen casi más de las subvenciones para dejar de producir que de la propia producción.
Las producciones más boyantes del campo en España son las casas de turismo rural y la construcción de urbanizaciones con campos de golf incluidos, apuntándose a la burbuja especulativa inmobiliaria que corroe los cimientos de la economía española pero de la que no puede escapar. Hoy el 14% de las empresas españolas se dedica a la construcción que representa más del 22% del PIB español. En 2005 se construyeron en España 900.000 viviendas, más que entre Alemania, Francia y Reino Unido.
El crecimiento del PIB, que fue del 3.4% en 2005, está basado en una huida ciega en el endeudamiento. El FMI, la OCDE, y hasta el mismísimo Banco de España, no cesan de advertir que lo que está financiando el consumo de los hogares españoles es pura y simplemente una bestial escalada en el endeudamiento de las familias y las empresas que, en pocos años, ha liquidado el ahorro interno. Si hace dos años la deuda de los hogares representaba el 90% de la renta disponible de éstos, hoy es ya del 115%, cuando en Francia sólo alcanza el 35%. La quiebra de los fondos de inversiones y de pensiones Forum Filatélico y Afinsa, que han volatilizado el equivalente al 0,5% del PIB español y los ahorros de 300.000 familias, pone de manifiesto la fragilidad del sistema financiero español, encenagado en la especulación inmobiliaria, cuando el “salvavidas” que eran los bajos tipos de interés, empieza a deshincharse.
El avance de la crisis económica del capitalismo mundial, tenderá a imponer a los capitales nacionales más fuertes la necesidad de blindarse, sacrificando para ello a los más débiles, recortando las subvenciones (a partir de 2.008 al capital español se le acaba una parte importante de los “fondos de cohesión”), o exigiendo una austeridad más draconiana. El capital español no solamente está en una posición mucho más débil, sino también mucho más dependiente de lo que quieran hacer sus competidores. Eso le hace más vulnerable a nuevos embates de la crisis económica mundial, cuyos hachazos se verán agravados por el pinchazo más o menos abrupto de la burbuja especulativa inmobiliaria.
5.- Igualmente inexorable resulta la degradación de la posición imperialista del capital español en el contexto del “cada uno a la suya” que preside las relaciones internacionales en el período de descomposición capitalista. El desprestigio y debilitamiento a raíz de la guerra de Irak y su posterior retirada, así como la vulnerabilidad mostrada el 11-M, se ha visto continuada con una progresiva pérdida de posiciones en América Latina (tanto en los regímenes “bolivarianos” como en los pronorteamericanos las inversiones de las empresas españolas se ven sometidas a todo tipo de chanchullos y maniobras) y en el Magreb (una zona donde interviene el imperialismo USA a través de Marruecos - verdadero rompecabezas para la diplomacia española y que está lejos de haber mejorado, como dice el gobierno, sus relaciones con España - y donde los intereses e influencia del imperialismo francés son también muy grandes). El Magreb sigue siendo, como a lo largo del siglo XXº, la zona más caliente y sensible de las relaciones exteriores del capitalismo español, por lo que éste tiene que implicarse a fondo para defender sus intereses: defensa de Canarias, Ceuta y Melilla, y ahora el grave problema de la inmigración ilegal proveniente de África.
Si las ambiciones imperialistas de Aznar rozaban el ridículo (que llegó al paroxismo con la invasión militar de la isla de Perejil), el viraje del PSOE, la “vuelta al corazón de Europa”, ha llevado a lo astracanesco. Zapatero se hizo el primer abanderando del “sí” a una constitución europea que fue más tarde rechazada en los países centrales de la Unión Europea. Además, ante el creciente caos mundial que tiene su principal epicentro en Oriente Medio, anda recetando esa pócima vacua llamada “alianza de las civilizaciones”. Toda la política exterior española carece de coherencia y no puede disfrazar su pérdida de influencia política y económica en Europa. Para tratar de reaccionar contra esa degradación de su status, el capital español trata de “figurar” en todos los conflictos, enviando tropas a Afganistán, Haití, África Central y últimamente al Líbano, lo que ha hecho del gobierno Zapatero, el gobierno español con más tropas desplegadas en el extranjero.
6.- En nuestra época, el período de descomposición del capitalismo, la clase dominante, incluso la de los países centrales, se ve afectada “por el cada uno a la suya” y el deterioro de su aparato político. Esto no debe ilusionarnos pues ya hemos visto que la burguesía es capaz de utilizar los efectos de la descomposición en campañas ideológicas en contra del proletariado. La burguesía española ha sido capaz por ejemplo de desatar asfixiantes campañas ideológicas con el antiterrorismo y ahora con el “pacifismo”, con el famoso “proceso de paz” y la tregua de ETA.
El 14 de marzo de 2004, la burguesía española tuvo que improvisar la constitución del gobierno Zapatero del PSOE. La forma forzada en que la derecha (una de las debilidades del aparato político español es que el Partido Popular se ve obligado a englobar desde el centro hasta la extrema derecha) tuvo que pasar a la oposición, ha erosionado todo el esfuerzo de más de veinte años para reconducir a esta fracción de la burguesía española dentro de las formas democráticas. Se concretó el peor escenario puesto que el PP se escora cada vez más a la derecha (rápidamente ha desandado el famoso “viaje al centro” de los años 90) y es prisionero de sus fracciones más extremas. Eso puede llevar a inutilizarle como “recambio” en la alternancia democrática al PSOE.
La izquierda del capital – que como demostró en los 15 años de gobierno de Felipe González es la fracción más coherente del aparato político de la burguesía - tampoco se encuentra a la altura de las circunstancias y de las necesidades del capital español. A pesar de las loas al “talante” de ZP, lo cierto es que este gobierno ha demostrado una gran incompetencia e impotencia ante el debilitamiento del capital español en todos los extremos: debilitamiento económico, imperialista y mala cohesión del estado nacional. Su estrategia en contra de los nacionalismos periféricos, principalmente contra el vasco, pero también contra el catalán, ha consistido en reinventar el famoso “café para todos” del año 1978 (cesión de competencias a las autonomías para “diluir” las reivindicaciones de los nacionalismos vasco y catalán). El estatuto de Cataluña debía servir de piedra de toque para esta operación. Pero el nacionalismo catalán ha tratado de zafarse de esta operación cosmética tratando de conseguir más competencias, lo que ha abierto una auténtica caja de Pandora de reclamaciones centrífugas, recordando la época de las repúblicas cantonales del siglo XIX. Así hoy vemos a Andalucía declararse “entidad nacional”, al mismo tiempo que en otros estatutos como el valenciano se incluyen cláusulas para reivindicar posteriormente el techo de competencias que logren otras “nacionalidades históricas”. Lo que debía ser el principio de la solución lo que ha hecho en realidad es agravar el problema.
Otro tanto podemos decir de la estrategia gubernamental ante el “alto el fuego permanente de ETA”: esta negociación entre gobierno y ETA-Batasuna tiene como objetivo final desalojar al PNV del gobierno vasco. Hay que decir que es una operación política sumamente arriesgada, donde nadie se puede fiar de nadie, y donde la llave la acaban teniendo precisamente los sectores más difíciles de disciplinar por el interés de conjunto del capital nacional. Todo esto confirma nuestro análisis de que la mala cohesión del estado nacional español que la burguesía no fue capaz de solucionar en el período ascendente, se agravó en la decadencia, y tiende a agudizarse aún más en el período de la descomposición.
7.- La burguesía española tiene otro grave problema en su aparato político y es que hoy por hoy, las fracciones que, como Izquierda Unida, están llamadas a jugar un papel clave en la mistificación del proletariado, se encuentran en cambio atrapadas por un descarado apoyo al gobierno ZP. Por otra parte la burguesía española no cuenta con un aparato izquierdista “potente” como puede ser el caso de Lutte Ouvriére en Francia o la premeditada alianza de la izquierda socialdemócrata y el estalinismo en Alemania. Ante esa escasa presencia del izquierdismo, la CNT sería la organización de la izquierda del capital más preparada tanto por su hoja de servicios a la burguesía (1936 y 1977) como por ser expresión del llamado “sindicalismo revolucionario”, aunque arrastra un problema con el lastre de desclasados y lumpen que alberga en su seno.
Estos problemas no ponen sin embargo en cuestión la capacidad de la burguesía española, en lo inmediato, para desplegar su estrategia antiobrera. Además la burguesía española tiene una amplia experiencia histórica de confrontar a la clase obrera. El gobierno Aznar desarrolló en sus ataques con el mismo discurso y la misma estrategia que los gobiernos de izquierda de la época, (presentando los ataques como reformas de mejora). El PSOE, aún más preparado que la Derecha, no ha cometido los errores del gobierno francés y a la vista de las movilizaciones contra el CPE, el gobierno español y la burguesía han maniobrado con campañas mediáticas como la del “botellón”, la provocación a los trabajadores del aeropuerto del Prat y la posterior campaña, la dispersión de los ataques y una reforma laboral tratando de resguardar a todo el aparato sindical. Los Sindicatos a pesar de su desgaste han permanecido en un perfil bajo, y la burguesía los está resguardando para las luchas futuras.
8.- El capital español también se ve confrontado a otro fenómeno de la descomposición como es la inmigración proveniente de los países del Tercer Mundo. Es cierto que, como otros fenómenos de la descomposición, lo utiliza frente al proletariado, a nivel económico para tratar de bajar el salario real, y a nivel ideológico desatando campañas xenófobas y fomentando la insolidaridad en las filas obreras. Pero al capital español le resulta sumamente difícil guardar el equilibrio entre sus necesidades, y la exigencia que le imponen los países centrales de la Unión Europea: que sea el implacable guardián (ya lo vimos en la verjas de Ceuta y Melilla) de las fronteras de los países europeos contra la marea humana que trata de sobrevivir huyendo de la miseria, la guerra y la barbarie que asola cada vez más regiones del planeta.
9.- Por último, nuestra intervención en la lucha de clases y en el combate por ganar a las nuevas generaciones, ratifica nuestro convencimiento de que el curso histórico hacia los enfrentamientos de clase decisivos entre la burguesía y el proletariado está abierto. El desarrollo de la lucha de clases a nivel internacional también nos confirma que, en los próximos dos años, el proletariado español va a proseguir sus combates en defensa de sus condiciones de vida y trabajo contra los crecientes ataques de la clase enemiga, combates que irán unidos a un desarrollo de la toma de conciencia de que los sufrimientos que hace padecer a la humanidad el capitalismo en descomposición, sólo podrán resolverse destruyendo este modo de producción condenado por la historia desde hace un siglo.
AP (CCI).
Octubre de 2006.