25 años de constitución, 25 años de engaño democrático

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En el año 2003 se ha cumplido el 25 aniversario de la Constitución española. En un ambiente de precampaña electoral, y con el referéndum sobre el plan Ibarretxe pendiente, se ha desencadenado una ofensiva ideológica que pretende implicar a la clase obrera en la defensa de la constitución como garantía de “la unidad de España” y de la “convivencia democrática”.

El capitalismo se hunde en una crisis sin salida, y frente a la preocupación que se desarrolla en las filas obreras sobre el futuro que nos depara, sobre la degradación de la cohesión social, sobre el paro, sobre las pensiones, etc, nos llaman a que reflexionemos, discutamos y nos pronunciemos sobre si sería conveniente o no modificar la Constitución para mantener sus “valores” y “conquistas”; a que comprobemos si se cumplen o no los “derechos” y las “garantías” de “los ciudadanos”.

Pero contra la disminución de los salarios y las pensiones, contra el paro, la Constitución no es un arma de la clase obrera para defenderse de la degradación de sus condiciones de vida que le impone el capital en crisis, ni para plantear una alternativa. La única vía es su lucha histórica y su conciencia. Y la Constitución impone frente a la lucha de clase del proletariado, la unida nacional, el sometimiento a los intereses globales del capital nacional, y por tanto, la explotación y los sacrificios en nombre de la economía nacional. La única unidad que garantiza la constitución es la unidad de la burguesía contra el proletariado.

Frente al nacionalismo y la xenofobia, la alternativa para el proletariado no es ni la “unidad patria” ni el federalismo, sino el internacionalismo.

La constitución y el Estado democrático son la hoja de parra tras la que se esconde la dominación de clase de la burguesía, la dictadura del capital, y por eso tampoco pueden garantizar la conciencia del proletariado, sino su división y su confusión tras los cantos de sirena de las “libertades” y las “conquistas”.

Como ya denunciamos en el periodo de los años 70, apoyándose en las ilusiones democráticas del proletariado en España, la burguesía opuso al desarrollo de las luchas el engaño de las “reivindicaciones  democráticas”. La constitución del 78, como planteamos entonces, no se implantó como una “conquista” del desarrollo de las luchas obreras, sino contra ellas. Junto con los Pactos de la Moncloa, el Estatuto de los trabajadores, y todo el marco de legislación “democrática” constituyó el esqueleto de la contraofensiva de la burguesía en España contra el proletariado.

25 años después nos sirven, con diferente salsa (pues esta vez es la derecha la que defiende con uñas y dientes la salvaguarda de la constitución; mientras que la izquierda propone reformarla) el mismo plato envenenado.

Publicamos a continuación una hoja que editamos en Octubre de 1978, para denunciar esa patraña y que 25 años después, en lo substancial, ha mostrado su validez.

¿PARA QUE NOS SIRVE LA CONSTITUCION?

Televisión, prensa, partidos, sindicatos, ministros, no hablan de otra cosa: el día 6 de Diciembre vamos a votar la Constitución. Una gigantesca campaña de propaganda quiere convencernos de que, a cambio del voto, tendremos libertades y leyes justas.

Ante tanta propaganda, los trabajadores debemos preguntarnos: ¿Porqué tienen tanto interés en que votemos? ¿Nos ayudará la Constitución a resolver el paro, la inflación y los mil problemas de la vida diaria que estamos sufriendo?

Queremos contribuir a la toma de conciencia de los trabajadores sobre qué es la Constitución y a quien sirve.

Derechos muchos, hechos ninguno

El artículo 15 de la Constitución nos promete: «Todos tienen derecho a la vida». Pero la realidad es que, según estadísticas oficiales, un obrero muere cada 4 horas por accidente laboral. Y no hablemos de los muertos y heridos causados por la policía antes y después de la democracia contra las luchas obreras.

El artículo 21 reconoce «el derecho de reunión pacífica y sin armas». Pero los obreros de los cientos de asambleas y manifestaciones disueltas por la policía saben perfectamente que ese artículo no es mas que palabrería. Solo se reconoce el «derecho» a mítines sindicales y a manifestaciones-procesión que no sirven para nada a la lucha obrera.

El artículo 35 promete: «todos los españoles tienen el derecho y el deber al trabajo». MILLON Y MEDIO de parados y cientos de miles de compañeros que están con los dos pies en la calle saben muy bien que eso son cuentos chinos.

El artículo 41 proclama: «Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo». ¡Que se lo pregunten a los parados cuyo subsidio medio es de 16-20 mil pesetas mes y que solo el 39,9% lo cobran! En cuanto a la asistencia médica del Seguro ¡Mejor no hablar!

El artículo 47 dice: «Todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna y adecuada». Pero MEDIO MILLON de familias viven en chabolas y el 62,5% de las viviendas tienen menos de 60 metros cuadrados, o sea, que más que viviendas son latas de sardinas.

Podríamos seguir artículo por artículo y llegaríamos siempre a lo mismo: derechos muchos,  hechos ninguno. Y ¿Por qué este abismo entre las promesas y las realidades?

La historia demuestra que la clase capitalista nos ha llenado siempre de derechos y libertades pero, al mismo tiempo, nos ha explotado salvajemente y nos ha condenado a guerras, miseria, represión... Nuestra situación no se arreglará jamás con leyes o Constituciones, porque nuestros males están en el régimen de producción capitalista: este se basa en nuestra explotación, la burguesía vive de nuestro trabajo y cuanto más nos explota más ganancia saca. Sus negocios se levantan sobre nuestra miseria. Cada vez que el capitalismo, por sus propias leyes de funcionamiento, entra en crisis, los que pagamos el pato somos siempre los trabajadores.

Desde principios de este siglo, el capitalismo se ha metido en una CRISIS MORTAL, lo cual ha significado para los obreros mil calamidades: paro, planes de austeridad, guerras imperialistas... Esos males no los arregla ni los arreglará jamás el Estado burgués con toda su cantinela de derechos, Constituciones y programas sociales. Todo eso no es más que falsas promesas para ocultarnos que vivimos en una sociedad hundida cada vez más en la barbarie y hacernos olvidar que solo nuestra lucha de clase es el único camino posible para defender nuestros intereses.

Por eso, a la vez que denunciamos a los partidos del SÍ (Alianza Popular, UCD, PC, PSOE, ORT, PT), que quieren hacernos creer que con esta Constitución todo se arreglará, denunciamos a los del NO y la abstención, que nos dicen que sería precisa otra Constitución con «más derechos» o «más popular y democrática». Estas ideas, que propugnan MC, LCR, etc., quieren crearnos ilusiones sobre las posibilidades del Estado para darnos una mejor situación y hacernos olvidar la verdadera raíz de nuestros problemas. Denunciamos igualmente la demagogia de Fuerza Nueva que dice que «con Franco vivíamos mejor». Bajo Franco y bajo la «democracia» hemos sufrido igualmente la explotación capitalista, con sus calamidades de crisis, miseria, terror, etc.

Ningún gobierno burgués, sea azul o «rojo», ningún derecho democrático, ninguna Constitución, podrá arreglar unos problemas que tienen su raíz en la explotación a que nos somete el capitalismo. En Francia, Estados Unidos o Rusia, tienen Constituciones, a cual más «democrática» o más «favorable al trabajador», pero la situación de la clase obrera es igual que aquí: el paro no para de crecer, la inflación devora los salarios, despidos y cárceles castigan toda protesta... La historia habla de la misma manera; en 1931 la burguesía española estableció una Constitución que en su primer artículo decía: «España es una República de trabajadores». La tal «República de trabajadores» asesinó a cientos de obreros en Casas Viejas, Sevilla, Alto Llobregat, Asturias, y encarceló a miles de ellos por defender sus condiciones de vida.

Una falsa solución para nuestros problemas

¿Por qué nos regalan tantos derechos y libertades? ¿Por qué tienen tanto interés en que votemos?

-         Porqué la Constitución está ahí para hacernos creer que tenemos en el Estado partidos «obreros» (PC, PSOE) que nos representan, sindicatos que nos defienden, autoridades que nos escuchan y cauces legales a nuestro favor. Y todo eso no es sino un falso camino que solo sirve para dividirnos y desmoralizarnos. Mil veces hemos podido ver que las peticiones a parlamentarios, las manifestaciones-procesión, los paros simbólicos, los trámites legales, etc. Sólo sirven para cansarnos y hacer nos desistir de nuestras reivindicaciones.

-         Porqué la Constitución sirve para hacernos creer que todos somos iguales, que todos tenemos un interés nacional común y hacernos olvidar el antagonismo irreconciliable que existe entre nosotros y el capital. Busca disolver nuestra unidad de clase y hacernos fraternizar con patronos, policías, etc., cuyos intereses son contrarios a los nuestros. Busca hacernos confiar en empresarios, políticos, autoridades... para hacernos bajar la guardia y así pegarnos la puñalada cuando quieran. Busca hacernos olvidar un viejo principio del movimiento obrero: EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA, EL PROLETARIADO NO TIENE MAS QUE FALSOS AMIGOS Y ENEMIGOS DECLARADOS.

Y es que la burguesía, para defender la explotación y aplastar nuestras luchas, tiene dos armas: LA REPRESIÓN Y EL ENGAÑO. Las mentiras, las promesas, las ilusiones, o sea: EL ENGAÑO, le sirven para desunirnos y desarmarnos, y así entregarnos como fruta madura a la represión. La Constitución, los partidos «obreros» y los sindicatos, están ahí para reforzar la represión y formar con ella la barricada que la burguesía nos opone.

¡Solo la lucha nos da fuerza!

El capital está en crisis, no sólo en España, sino en todo el mundo. No va hacia «un futuro mejor» sino hacia una catástrofe de paro, austeridad y guerras. Quienes vamos a pagar los platos rotos somos y seremos los trabajadores.

Defendernos y luchar es para nosotros cuestión de vida o muerte. Para ello no sirven ni la Constitución ni los diputados «obreros». Eso son engaños que el capital pone para impedirnos nuestro único camino: la LUCHA DE CLASES (la huelga, la autoorganización en asambleas y delegados, la unidad de clase, la resistencia a muerte contra todas las agresiones del capital, no aceptar los pactos y planes de austeridad...)

Dicen que la LUCHA DE CLASES es una utopía. Pero no es verdad: en 1976 miles de huelgas obreras recorrieron España haciendo temblar al capital. A pesar de sus fallos nos defendieron, aunque por poco tiempo, contra la inflación y otros males. Pero no solo es España: desde 1960 las luchas obreras se han extendido a todos los países, lo cual nos demuestra que es posible la UNIDAD MUNDIAL DEL PROLETARIADO, la cual le dará una fuerza invencible. Ahora mismo hay fuertes huelgas en Inglaterra, Italia, Francia, Irán, Perú, etc., que demuestran que la RESISTENCIA OBRERA sigue viva. Es la misma crisis general del capitalismo, que amenaza sumir a la humanidad en un mar de calamidades, la que nos obliga a luchar, a defendernos y avanzar hacia la REVOLUCION COMUNISTA que salve la humanidad de la barbarie capitalista.

Alternativas

La clase obrera no puede caer en el juego del Sí, el No, o la abstención a la Constitución. El referéndum está trucado pues nos pide el voto para ALGO QUE YA HA SIDO DECIDIDO DE ANTEMANO POR TODAS LAS FUERZAS DE LA BURGUESIA. No es en el terreno del voto donde defenderemos nuestros intereses, sino en el terreno de la LUCHA DE CLASES ¡Ese es nuestro único camino y debemos perfeccionarlo día a día, lucha a lucha, hasta la victoria final.

¡LA EMNANCIPACION DE LOS TRABAJADORES SERA OBRA DE LOS PROPIOS TRABAJADORES!

Corriente Comunista Internacional, Suplemento de Acción Proletaria.

Octubre 1978

 

 

 

 

Situación nacional: 

Herencia de la Izquierda Comunista: