Los falsos "partidos obreros"

Izquierda y derecha: Dos lenguajes; una misma política contra la clase obrera

La división en el seno de la burguesía mexicana en la batalla por decidir qué fracción va controlar el gobierno se ha agudizado. En ese torbellino se ha arrastrado a una parte de los trabajadores bajo el mito de que la izquierda estaría “del lado de los trabajadores”. La derecha sería “represora” y la izquierda “liberadora”, la derecha lanzaría ataques económicos mientras que la izquierda los eliminaría. Cada vez que el proletariado ha caído en la trampa de estas falsas alternativas, cada vez que ha hecho caso a estas viejas cantaletas lo ha pagado de manera trágica.

América Latina. Gobiernos de derecha o de izquierda: enemigos de la clase obrera

Con la llegada al poder de Evo Morales en Bolivia y Michelle Bachelet en Chile, en enero y febrero, respectivamente, los ideólogos de la burguesía vuelven a la carga regando el veneno ideológico según el cual las elecciones democráticas han abierto las posibilidades de mejora para los desprotegidos en algunos países de América Latina pues están venciendo candidatos pertenecientes a partidos de Izquierda o a coaliciones de centro-izquierda. Personajes como Carlos Fuentes, presentan a la llegada de Morales a la presidencia como un hecho positivo que fortalece la democracia, dado que antes: “La izquierda no tenía más recurso que la insurrección armada.” (Reforma, 1-02-06)

Debate Sexta declaración del EZLN: la vieja y la «nueva izquierda», instrumentos del capital

La desgastada campaña de la burguesía sobre la «muerte del comunismo», lanzada luego del derrumbe del bloque estalinista, busca ser reanimada a partir de la insistencia de la formación de la «nueva izquierda». En este «nuevo esquema» se destacan como sus mejores representantes personajes como Negri, Saramago, Holloway, el guerrillero Marcos y el conjunto del «movimiento altermundista». Esta «nueva izquierda» pretende ser la expresión crítica y renovada de lo que consideran los «viejos principios del marxismo», no obstante, lo mismo que el estalinismo, el maoísmo, trotskismo y demás engendros ideológicos, sigue siendo una estructura dominada (e incluso creada) por la misma burguesía, por eso es que a través de un enredo ideológico busca golpear la conciencia de los trabajadores y someterlos en una dinámica interclasista, que desgaste y esterilice el descontento y coraje de clase, conduciéndolos a un callejón donde la única salida que ofrece es la justificación de la existencia del capitalismo.

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