Hace apenas una semana, los vecinos del barrio obrero de Gamonal salían a la calle, un día sí y otro también, para exigir la paralización de las obras de un bulevar. El alcalde se resistió pero ante la continuación de las manifestaciones y ante la solidaridad en toda España (en al menos 30 ciudades) anunció el cese temporal para finalmente, el viernes 17 admitir su paralización definitiva. Y sin embargo, los vecinos reunidos en Asamblea deciden el sábado 18 continuar, reclamando la libertad sin cargos de todos los detenidos y la retirada de la policía antidisturbios.
¿Por qué y cómo ha surgido este movimiento? ¿Qué lecciones nos aporta? ¿Cómo hemos de verlo dentro de la lucha internacional del proletariado?
A estas preguntas vamos a intentar responder con voluntad de debate y con ánimo de contribuir al avance general de la lucha del proletariado.
Pero antes que nada queremos afirmar nuestra solidaridad con la lucha y con los detenidos.
En apariencia la lucha ha surgido de un motivo menor: la construcción de un bulevar que forma parte de esas obras faraónicas que se hacen en muchas ciudades en pro de intereses urbanísticos inconfesables, manchadas por la corrupción y con nulo beneficio para los vecinos.
Sin embargo, las apariencias suelen engañar y un análisis serio puede descubrir un trasfondo más profundo que es el que permite comprender las luchas y contribuir a ellas. También un movimiento social importante surgió en Turquía a partir de la mecha inicial proporcionada por el derribo de unos cuantos árboles en un parque de Estambul[1]
Gamonal es un barrio obrero surgido junto a un polígono industrial del mismo nombre en los años 60. Enormes edificios colmena mal construidos, almacenes de personas amontonadas en un chabolismo vertical. Pero si esa situación vital, sufrida durante muchos años, deja ya un amargo poso, los últimos años han visto la subida espectacular del desempleo, el recorte de servicios, el aumento exponencial de los impuestos municipales, los desahucios…, una agobiante acumulación de sufrimientos que cincela en el rostro de las personas las marcas de la angustia, la preocupación, el temor a un futuro todavía peor.
En ese contexto la construcción del bulevar con su ostentoso derroche y el plan de aparcamientos subterráneos que amenazaba los frágiles cimientos de muchos edificios, ha sido vivido como la gota que colma el vaso.
Ese “vaso” repleto de desempleo, no futuro, atomización, angustia vital, no es una “especialidad burgalesa”, es el cáliz amargo que tienen que tragar todos los días millones de obreros y explotados en todos los países.
La lucha de Gamonal no ha consistido en la típica manifestación donde la gente pega cuatro gritos y se marcha a casa para volver al redil de la atomización y la soledad. Todos los días sin excepción se han celebrado Asambleas a las 12 del mediodía y a las 19 de la tarde, esta última como inicio de la manifestación.
Las Asambleas han sido el cerebro y el corazón del movimiento. Cerebro porque en ellas se ha pensado colectivamente cómo luchar, qué pasos dar, qué decisiones tomar. Corazón porque la asamblea ha sido el lazo de unión para comunicarse, comprenderse, establecer lazos, romper la soledad y la atomización, estigmas terribles de esta sociedad donde cada cual está encerrado en “su hogar” mientras que la mercancía domina todos los hogares.
Como decían en un blog que ha participado activamente en la lucha[2] “La caducidad de las viejas estructuras de pseudoparticipación como los partidos políticos y la abertura de la asamblea autoorganizada que sin líderes, de igual a igual abre paso en lucha por un mundo nuevo”, pero más importante aún es su insistencia en que “todos somos necesarios, los mayores, los jóvenes, las madres y padres, los niños” y en la asamblea –método genuino de la clase obrera- todos ellos hallan su lugar y pueden concretar su aportación.
La Asamblea ha animado una toma de conciencia. Las luchas que se vienen sucediendo desde 2003 en todo el mundo surgen en un contexto de pérdida de identidad de la clase obrera, ésta no confía en sí misma ni se reconoce como tal[3]. Sin embargo, “hoy jueves [16 de enero] han puesto en libertad a los compañeros encarcelados. Vecinos, familiares y solidarios han dado la bienvenida a su salida de la prisión de Burgos al grito de no estáis solos y que viva la lucha de la clase obrera”. Somos realistas, sabemos que esto es solo un indicio, pero un grito como éste revela que al menos pequeñas minorías comienzan a confiar en la fuerza del proletariado.
Una pintada decía “¡La barricada cierra la calle pero abre el camino! (Paris, Mayo 68- Gamonal, Enero 14)”. Una vez más no se trata de echar las campanas al vuelo pero debe subrayarse la conciencia de la unidad entre este movimiento en un barrio de Burgos y la lucha de Mayo 68. Marx hablaba de la maduración subterránea de la conciencia en la gran masa obrera como el Viejo Topo que va excavando en las profundidades de la tierra. Hoy la clase obrera parece enterrada en un oscuro pozo pero la lucha de Gamonal muestra los esfuerzos de toma de conciencia que la recorren. “Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones” recuerdan en Diario de Vurgos.
Es muy significativo que el movimiento no se halla detenido con el abandono definitivo del proyecto, apuntando “mucho mas allá hacia la extensión de la lucha en el ámbito de la vivienda, el trabajo-paro-precariedad,… y la creación de una comunidad de lucha que plante cara a las diferentes agresiones del estado”. “Aún es necesario mantener encendida la llama gestando un fenómeno que está lejos de ser novedoso y que forma parte del patrimonio colectivo de todos los explotados y humillados del mundo”, añade.
El Estado ha respondido rápidamente. El barrio ha sido rodeado de fuerzas antidisturbios por los cuatro costados. Había un estado de excepción encubierto con los policías pidiendo carnés, estableciendo controles y disolviendo grupos “sospechosos”. Ha habido 46 detenidos.
El Estado democrático, ese que nos dicen es un dechado de derechos y de respeto, ha tratado de forma brutal y humillante a los detenidos “En la asamblea de este mediodía [jueves 16] uno de los jóvenes que ha pasado por prisión ha tomado la palabra para contar su paso por la comisaría y la cárcel. En comisaria han sido maltratados (…) En la detención el joven llevaba una mochila que posteriormente los policías llenaron de piedras. Ante la protesta del detenido de que las piedras no eran suyas los policías le amenazaban con meterle en un cuarto con más policías y darle una paliza como ya hemos dado a otros”.
Los sindicatos y los partidos de izquierda nos dan una imagen falsa del Estado, reconocen una cara oscura (los políticos, el gobierno de turno, la policía con sus excesos), pero hablan de “otra cara” con esos jueces estrella que no dudan en imputar ¡hasta la Infanta! Pero esos cuentos de hadas se desvanecen cuando se ve la experiencia concreta de Gamonal: “Esta mañana la jueza del juzgado nº 3 de Burgos ha mandado a prisión a cuatro compañeros bajo fianza de 3000 euros acusados de desordenes públicos la noche del lunes (…) En su paso por los juzgados relata que la jueza les hablaba de muy malos modos, con mucho desprecio y que no hacía caso ante las declaraciones de lo que habían tenido que sufrir en comisaría”. En el Estado no hay “cara oscura” y “cara buena”, es una máquina de represión al servicio de la clase explotadora –el Capital- y todas sus instituciones participan en ella desde la policía y la iglesia hasta los jueces y los sindicatos.
Contra la represión la mejor arma ha sido la masividad y la búsqueda de la solidaridad. La Asamblea ha pedido reiteradamente que tras la manifestación los participantes no se disuelvan cada cual individualmente sino en grupos compactos pues las fuerzas antidisturbios aprovechan el fin de la manifestación para ir a la caza de manifestantes solitarios. La Asamblea ha tratado de evitar las provocaciones de la policía que buscaba un cuerpo a cuerpo que dispersaba a los manifestantes en grupos aislados indefensos ante la superioridad policial. Diario de Vurgos dice muy justamente: “la batalla de hoy, no ha sido campal, sino psicológica, las fuerzas represivas durante horas han intimidado progresivamente al barrio con sus escopetas, con sus porras y con sus uniformes manchados de odio, para intentar lanzar el mensaje de quien manda. Pero no se ha caído en la tentación. Ellos no son los que mandan, solo los que quieren mandar. Hoy más que nunca sabemos que la calle sigue siendo del barrio de gamonal y solo este es el que se marca los ritmos en su lucha. Y solo es el barrio el que decide cuando se ruge y cuando se muerde”.
Sin embargo, Diario de Vurgos incurre en una contradicción: “En Madrid salen a la calle por tercer día consecutivo y vuelven a cargar, en Zaragoza levantan barricadas, lo mismo sucede en Valencia y Alicante, en Barcelona caen las lunas de sucursales bancarias entre barricadas y atacan la comisaria de las Ramblas. Hay una veintena de detenciones por todo el estado. Ahora toca mostrar la solidaridad con todos aquellos que la han mostrado con nosotros”. Antes había mostrado con toda claridad cómo la Asamblea de Gamonal había evitado la trampa de los enfrentamientos aislados con la policía, pero ahora carga el énfasis en ellos.
Nosotros damos todo nuestro apoyo a los 20 detenidos. No condenamos sus actos, al contrario comprendemos muy bien la rabia y la frustración que sufren. Lo que condenamos es la trampa que nos tiende la burguesía de hacernos creer que la lucha se juega en el terreno de la violencia callejera minoritaria.
¿Cuál es el “peligro Gamonal” según el telediario? Lo que al parecer haría temblar al ministro del Interior serían los encapuchados que tiran piedras, los contenedores quemados y los escaparates destrozados. Quizá algunos burgueses idiotas sientan escalofríos ante estos “desórdenes”. Sin embargo, el capital es una máquina fría e impersonal y sus gestores más inteligentes –que son a su vez los más cínicos- saben muy bien qué les preocupa realmente: aquello de lo que apenas hablan los medios de ¿comunicación? cuando se refieren a Gamonal: su carácter masivo y asambleario.
Veamos un blog que se llama El Confidencial y que se ha asignado la misión de alertar a políticos y empresarios. A propósito de Gamonal[4] afirma lo siguiente: “Los empleos, las viviendas o la participación vecinal, como en el caso de Gamonal, ya no se defienden desde la misma lógica que hace cinco o seis años, cuando no había alternativas al liderazgo de los sindicatos y organizaciones directamente vinculadas a partidos políticos. Sin embargo, ha habido un proceso de deslegitimación y descomposición de estos agentes sociales proporcional al éxito de las nuevas formas de organización y protesta, que cuentan con menos estructura pero con una demostrada capacidad de movilización”. Más adelante, estos señores alertan: “Las nuevas lógicas de protesta han cogido a todo el mundo con el pie cruzado. No se adaptan a la definición clásica de las organizaciones o movimientos sociales, tampoco a la forma de ser de las asociaciones vecinales y, mucho menos, a la de los sindicatos”. ¡Ni una sola vez hablan del “terrible peligro” sobre el que tanto vocifera el ministro del Interior o la Delegada del Gobierno en Madrid –ahora considerada “progre” por sus “críticas” a la ley Gallardón-.
La fuerza de Gamonal se levanta sobre dos pies: las Asambleas y la Solidaridad. Solidaridad con los 46 detenidos hasta el extremo de que hoy lunes la lucha sigue mientras no salgan en libertad sin cargos. Pero solidaridad aún más importante por la extensión que ha despertado en toda España.
La Asamblea de Gamonal decidió enviar delegados a informar de su lucha a otras ciudades, explicando sus objetivos profundos y sobre todo razonando que los problemas eran comunes y justificaban una lucha común. La semilla fructificó, el miércoles 14, en la Puerta del Sol 3000 personas, en su mayoría jóvenes se concentraron en apoyo a Gamonal. El jueves y el viernes las manifestaciones se han multiplicado continuando a la vez en la capital. Se cuentan más de 30 ciudades donde los asistentes han sido mayoritariamente jóvenes que gritaban consignas de apoyo. Esta solidaridad en la calle ha permitido a los vecinos de Gamonal seguir en la brecha. Las grandes experiencias de 2011 no han caído en saco roto[5], las huellas aún muy pequeñas se pueden ver aquí y allá. Hace apenas dos meses fue la huelga de la limpieza en Madrid quien aminoró los golpes gracias a expresiones de solidaridad de sectores obreros[6]. En noviembre 2013 una gran oleada de huelgas ha sacudido Bangladesh en solidaridad con los obreros textiles. Actualmente los trabajadores de las Lavanderías hospitalarias de Madrid están en lucha al margen y en contra de los sindicatos. Igualmente, los trabajadores de Tragsa -4600 en toda España- han rechazado el acuerdo firmado por los sindicatos que suponía 600 despidos.
Sería sin embargo un grave error sobre-estimar el movimiento.
La Asamblea de Gamonal ha tenido una dinámica propia que no han conseguido frenar los partidos de oposición (PSOE e IU). Pero si el PSOE ha sido rechazado, IU se ha adaptado mejor utilizando el canal de la asociación de vecinos y con ello si bien no han bloqueado la lucha sí que han frenado y mucho su reflexión: los problemas vendrían del gobierno PP actual, todo vendría del peso que se le da a las privatizaciones en detrimento de lo público, existiría “la alternativa” de administraciones municipales verdaderamente vinculadas “al pueblo”. Para aquellos que solo piensan en la “acción” y que lo importante es que “la gente se mueva” sin saber por qué, con quién y para qué, plantear esto es meterse en “libros de caballerías”. Sin embargo, la necesidad que tenemos todos los trabajadores es un esfuerzo de reflexión, reapropiarnos de nuestra experiencia histórica para no caer en errores cometidos del pasado, necesitamos una teoría revolucionaria como auténtica fuerza para la acción.
Esa dificultad para darse una orientación se muestra en que las manifestaciones solidarias con Gamonal no han partido de asambleas ni han terminado en asambleas. Esto quiere decir que aún siendo muy valiosa y prometedora, la solidaridad se ha quedado en un deseo sin concreción y las manifestaciones no han pasado de una simple protesta.
Pese al destello que significa el grito “Viva la lucha de la clase obrera”, el movimiento se considera una lucha “ciudadana y popular” (“El pueblo unido jamás será vencido” se ha repetido en numerosas manifestaciones). Este es un terreno que impone la burguesía y sus partidos (incluso los sindicatos hablan de “protesta ciudadana”).
Si nos consideramos “ciudadanos” y “pueblo” nos hermanamos con el político que nos engaña, el policía que nos golpea, la juez que nos encarcela, con Amancio Ortega, el hombre más rico de España, todos formaremos parte de la “gran familia española”. Y si aceptamos esa “sagrada familia” tendremos que aceptar la precariedad, los recortes, los desahucios, que exigen la competitividad de la marca España. Esta es la realidad que Gobierno, Patronal y Derecha proclaman con toda franqueza a lo que Izquierda y Sindicatos oponen una idílica marca España sin recortes ni despidos que no se la creen ni ellos como puede comprobarse cuando la izquierda está en el gobierno o cuando los sindicatos firman despidos y bajadas salariales.
Como decíamos en la hoja internacional de balance de los movimientos de 2011 “ la sociedad está dividida en clases, una clase capitalista que lo tiene todo y no produce nada y una clase explotada -el proletariado- que lo produce todo y tiene cada vez menos. El motor de la evolución social no es el juego democrático de la "decisión de una mayoría de ciudadanos" (este juego es más bien la máscara que encubre y legitima la dictadura de la clase dominante) sino la lucha de clases. El movimiento social necesita articularse alrededor de la lucha de la principal clase explotada -el proletariado- quien produce colectivamente las principales riquezas y asegura el funcionamiento de la vida social: fábricas, hospitales, escuelas, universidades, oficinas, puertos, obras, correos (…) No existe oposición entre la lucha de clase del proletariado moderno y las necesidades profundas de las capas sociales expoliadas por la opresión capitalista. La lucha del proletariado no es un movimiento particular o egoísta sino la base del «movimiento independiente de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría» (Manifiesto Comunista)”.
Está claro que mientras las luchas se vean como parte de un “movimiento ciudadano” no se dirigirán contra el Estado sino que buscarán desesperadamente, estrellándose una y otra vez contra la pared, su pretendida “reforma”, un “que todo cambie para que todo siga igual” como decía el vizconde de Lampedusa. Más allá de destellos como ver el lazo entre Gamonal 14 y Mayo 68, si las luchas se ven como “acción popular” no lograrán romper la cárcel nacional y no se plantearán lo que necesitan ser: eslabones activos de un gran movimiento internacional del proletariado. Es evidente que mientras no se asuman como una lucha de clase no verá enfrente el sistema capitalista mundial sino que se perderán en las muñecas búlgaras de los especuladores, los banqueros, los políticos corruptos…
Las Asambleas, los debates, las discusiones en calles, centros de trabajo, escuelas, tienen que abordar estos dilemas. No hemos de tener miedo ni a los problemas ni a las críticas. “Retomando de manera crítica las experiencias de dos siglos de lucha proletaria, los movimientos actuales podrán beneficiarse de los intentos pasados de lucha y liberación social. El camino es largo y erizado de enormes obstáculos, de ello daba cuenta la consigna tan repetida en España «No es que vamos despacio, es que vamos muy lejos». Llevando un debate lo más amplio posible, sin ninguna restricción ni cortapisa, para preparar conscientemente nuevos movimientos se podrá hacer realidad que OTRA SOCIEDAD ES POSIBLE DISTINTA DEL CAPITALISMO” (nuestra hoja internacional antes citada). Gamonal, con sus Asambleas y su Solidaridad es un peldaño más en ese largo y difícil camino.
Acción Proletaria, 22-1-14
[1] Ver /revista-internacional/201310/3941/movimientos-sociales-en-turquia-y-brasil-la-indignacion-en-el-cora [1]
[2]Se trata del Diario de Vurgos (con V), un colectivo que se presenta como “Habitantes del Burgos subterráneo” en oposición al Burgos oficial de los partidos, los sindicatos, la iglesia y demás “fuerzas vivas”. Sus análisis son muy interesantes y parecen que han tenido una influencia positiva en la lucha. La dirección es https://diariodevurgos.com/dvwps/ [2] Mientras no digamos lo contrario las citas son tomadas de dicha Web.
[3] Para situar la lucha de Burgos en la dinámica internacional de la lucha de clases invitamos a analizar la Resolución sobre la situación internacional de nuestro último Congreso a partir del punto 15: /content/3965/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2013 [3]
[4]https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-01-19/de-los-ere-al-gamonal-los-nuevos-conflictos-y-el-cabreo-de-la-gente-comun_68995/ [4]
[5] Ver nuestra hoja internacional 2011: de la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [5]
Tras las elecciones del 22 de septiembre de 2013 en Alemania la canciller alemana, Angela Merkel, líder a su vez de los cristiano-demócratas, se encuentra en negociaciones para la formación de una “gran coalición” con los socialdemócratas. El nuevo gobierno será el tercero dirigido por Merkel. El primero fue también una gran coalición con el segundo partido más grande del parlamento, el SPD. El segundo gobierno se trató de una coalición con el pequeño partido liberal, el FDP. Una de las consecuencias de las recientes elecciones es que Merkel ha perdido su socio de coalición. Por primera vez desde la fundación de la República Federal Alemana tras la Segunda Guerra Mundial, los liberales no han logrado una representación en el parlamento. El desarrollo de las negociaciones entre los dos partidos indica ya que, aunque los cristiano-demócratas tengan mayor número de escaños en el parlamento, la nueva coalición con el SPD, si se consuma, será “escrita por los socialdemócratas”, como los medios ya lo declaran. En otras palabras: el programa del nuevo gobierno no atacará inmediata y frontalmente a la clase trabajadora, aunque estos ataques se producirán necesariamente más tarde.
El resultado más notable de estas elecciones es de lejos el hecho de que la canciller y su partido, que ya han dirigido el país durante dos mandatos, hayan podido celebrar un triunfo electoral de tal magnitud. En un país que desde el final de la guerra siempre ha sido dirigido por gobiernos de coalición, Angela Merkel ha estado cerca de obtener la mayoría absoluta, una hazaña en Alemania. Es aún más notable en la medida que en la mayoría del resto de países europeos la situación económica es tan grave, y la necesidad de atacar a la clase obrera tan acuciante, que no importa qué gobierno, ya sea de derechas o de izquierdas, tiende rápidamente a perder popularidad y credibilidad, y en consecuencia ser enviado a la oposición en las siguientes elecciones. Esta es al menos la forma que toma actualmente la válvula de seguridad de la democracia capitalista: la cólera de la población se canaliza y neutraliza en un “voto de protesta” que para la “clase política” tiene por consecuencia que la continuidad a largo plazo de cualquier equipo de gobierno se torna cada vez más improbable. Un ejemplo clarificador es el de Francia, donde el gobierno de izquierdas de François Hollande, no hace mucho vitoreado por los medios como la nueva esperanza para el conjunto de la población obrera europea, en apenas un año ha visto desplomarse su popularidad. En Alemania observamos un desarrollo contrario, al menos de momento. ¿Cómo explicarlo?
Quizá el “secreto” más importante del duradero éxito electoral de Angela Merkel estriba en el hecho que no haya sido necesario, bajo su dirección, atacar de forma masiva a la población. Y una de las razones que explican esto es que su predecesor, el canciller Gerhard Schröder, y su coalición de izquierdas del SPD con los Verdes, había ya perpetrado los ataques con un éxito tal que Merkel aún continúa beneficiándose de ello. La “agenda 2010” implementada por Schröder a comienzos del nuevo siglo fue un gran éxito desde el punto de vista del capital. Tuvo tal éxito en reducir la masa salarial del país que sus principales rivales europeos, especialmente Francia, protestaron públicamente contra el “dumping salarial” llevado a cabo por la locomotora europea. Consiguió también reforzar la “flexibilidad” de la fuerza de trabajo de una forma sin precedentes, en particular a través de la creación vertiginosa de empleo precario, no sólo en los sectores tradicionalmente con salarios bajos, sino también en el corazón de la industria.
En tercer lugar (y este no es el menor de los éxitos de Schröder), todo esto ha sido llevado a cabo por medio de un ataque brutal pero no generalizado; en otras palabras, en lugar de atacar al proletariado como un todo, las medidas han sido adoptadas creando profundas divisiones en la clase trabajadora, entre los obreros activos y los parados, entre los que tienen contratos indefinidos y los que no. En las grandes fábricas se ha creado un auténtico sistema de apartheid entre los asalariados contratados directamente por la empresa y los trabajadores temporales o subcontratados, que hacen el mismo trabajo por la mitad o un tercio del salario y que a veces ni siquiera tienen acceso a la cantina. En consecuencia, mientras que en otros muchos países europeos las medidas antiobreras han debido aplicarse sin anticipación tras la explosión de la crisis financiera en 2008, Merkel se ha encontrado en una posición cómoda ya que estas ya habían sido realizadas en Alemania y daban sus frutos al capital.
Otra particularidad en Alemania es que los ataques no han sido cocinados por algún “grupo de expertos” neoliberales, sino principalmente por los sindicatos. La “agenda 2010” fue elaborada por una comisión dirigida por Peter Hartz, un amigo de Schröder en Volkswagen, con la participación directa del comité de empresa y de IG Metall, el sindicato más poderoso de Europa que (como muchos empresarios admiten públicamente) sabe aplicar una gestión empresarial de forma más eficaz que los mismos directivos. No hay ninguna duda de que actualmente la mayoría de la burguesía alemana, incluyendo a las organizaciones patronales, está deseosa de ver a los socialdemócratas (y con ellos a los sindicatos) unirse a Merkel en un gobierno de coalición. Y no hay duda de que la canciller, después de haber perdido a su socio de coalición liberal, tomará cada vez más distancias con el discurso neoliberal, entonando cánticos sobre el modelo alemán de “economía social de mercado” (en el que los sindicatos participan directamente en la marcha del país) e incluso abogando por la extensión de este modelo al resto de Europa.
Otra razón para esta “historia de éxito” de Angela Merkel reside en la fuerte competitividad de la economía alemana. Si la ventaja a nivel competitivo estuviera basada únicamente en las rebajas salariales arriba descritas, esta ventaja se disolvería inevitablemente frente a los ataques brutales que han tenido lugar estos últimos años en Europa. En realidad, la superioridad alemana a nivel competitivo tiene su base en la estructura misma de la economía del país. Existe un peligro para los marxistas, confrontados al modo de funcionamiento abstracto del capital, de verse perdidos en este carácter abstracto, cayendo en el error de que la fuerza relativa de un determinado capital nacional depende únicamente de elementos tales como la composición orgánica del capital o la tasa de endeudamiento en relación al PIB, etc. Esto conduce a la visión puramente esquemática de la economía capitalista, en la que los factores políticos, históricos, culturales, geográficos, militares y otros se pierden de vista. Por ejemplo, si se mira la tasa de crecimiento o el nivel de endeudamiento de los EEUU comparado con el de China, se puede solamente concluir que los USA ya han perdido la carrera contra su competidor asiático, adquiriendo incluso un status “tercermundista”. Pero esto olvida que los EEUU aún se mantienen como el paraíso capitalista para las empresas “start ups” de innovación, por lo que no es ninguna coincidencia si el centro neurálgico de los nuevos medias se encuentra en los USA, siendo la política cultural de la China estalinista un factor que impide al gigante asiático imitar en este aspecto a su rival.
En su polémica con el revisionista Bernstein, Rosa Luxemburg (en su libro ¿Reforma o Revolución? [1]), explica que las “leyes” descubiertas por Karl Marx en relación al crecimiento de la composición orgánica del capital y de su centralización no implican necesariamente la desaparición de las pequeñas y medianas empresas. Al contrario, explica Luxemburgo, esas pequeñas empresas se mantienen necesariamente a la vanguardia de la innovación tecnológica, elemento central de un sistema económico basado en la competencia y la necesidad de acumulación. Alemania no es un paraíso para la creación de nuevas empresas como lo son los EEUU (el fuerte peso de su tradición burocrática lo impide). Pero Alemania se mantiene en la actualidad como la Meca del mundo del motor y de la industria de construcción de maquinaria. Esta fortaleza se basa en empresas altamente especializadas, a menudo con lazos familiares, que transmiten sus conocimientos de generación en generación, con una mano de obra altamente cualificada formada por un sistema de aprendizaje único y por tradiciones que se remontan a la Edad Media. En los últimos 20 años, por medio de una operación coordinada entre las organizaciones patronales, el gobierno, los bancos y los sindicatos, estas pequeñas y medianas empresas de construcción de maquinaria se han transformado, sin necesidad de aumentar de tamaño, en negocios que operan a escala mundial. Pero su base de operaciones se mantiene en Alemania. Aquí de nuevo la intervención de los sindicatos es evidente: allí donde un empresario tendería a no importarle si su beneficio procede de Alemania o del extranjero (siempre y cuando haya beneficio), el pensamiento sindical es visceralmente nacionalista, en la medida que su función primordial es la de controlar a la fuerza de trabajo en la misma Alemania para los intereses del capital, y esto se puede hacer mejor si la industria y los empleos se quedan “en casa”. Concretamente, el sindicato IG Metall es un fanático defensor de la producción nacional (el “Standort Deutschland”).
Todo lo dicho hasta ahora nos ayuda a comprender por qué la situación económica en Alemania ha sido hasta ahora mejor que la de la mayoría de sus rivales frente a los terribles estragos de la crisis mundial desde 2008. Pero ninguna de estas ventajas le habría hecho avanzar si la estructura de la economía capitalista no hubiera cambiado radicalmente desde la terrible depresión que comenzó en 1929 y que condujo a la II Guerra Mundial. En esa época Alemania y los EEUU fueron los primeros y más gravemente afectados, lo que no fue por casualidad. Las crisis del capitalismo decadente no son ya crisis de expansión, sino crisis del sistema como tal, que se desarrollan en su mismo corazón y afectan directamente al centro. Pero, al contrario de 1929, la burguesía actual no sólo tiene más experiencia, sino que además cuenta con un aparato estatal gigantesco, que, si bien no puede impedir el desarrollo de la crisis económica, sí puede en cambio desviar el curso natural de esta. Esta es la razón principal por la que desde la reaparición de la crisis abierta del capitalismo decadente a finales de los años 60, los Estados más fuertes económicamente han sido los más capaces de resistir a la crisis. De ninguna manera esto puede evitar la crisis, ni impedir que esta se acerque cada vez más, y con efectos cada vez más serios, a los centros históricos del capitalismo. Pero esto no significa necesariamente que vaya a haber en un futuro un colapso económico parcial como en Alemania o en los EEUU tras 1929. La gestión internacional y europea de la “crisis del Euro” en los últimos años muestra claramente que los mecanismos del capitalismo de Estado que persiguen desviar los efectos de la crisis hacia los rivales más débiles siguen en pleno funcionamiento.
La crisis inmobiliaria y financiera que comenzó en 2007-08, así como la crisis de confianza en la moneda común europea que le siguió, han amenazado directamente la estabilidad de los bancos y sistemas financieros alemanes y franceses. El resultado principal de las diferentes operaciones europeas de rescate, todo el dinero tan “generosamente” prestado a Grecia, Irlanda, Portugal, etc., ha sido el reforzar los intereses franceses y alemanes a expensas de los rivales más débiles, y con la consecuencia añadida de que los trabajadores de estos países han tenido que soportar los ataques más fuertes. Y si los argumentos que hemos dado al principio de este artículo para explicar el éxito electoral de Angela Merkel no fueran suficientes, con respecto a esta cuestión, la canciller y su ministro de finanzas W. Schäuble realmente han defendido con uñas y dientes los intereses alemanes hasta el punto de exasperar a sus socios europeos. Y en ese sentido es evidente que detrás del voto a Merkel existe un componente nacionalista muy peligroso para la clase obrera.
Hay muchas razones objetivas que permiten explicar el triunfo electoral de Merkel: la resistencia bastante eficaz de Alemania, hasta el momento, frente a la profundidad de la crisis histórica, y la capacidad de la canciller en la defensa de los intereses alemanes en Europa. Pero la causa más importante de su éxito reside en el hecho de que el conjunto de la burguesía alemana así lo quería, y lo ha hecho todo para promocionarla. Las razones de esta elección no se encuentran en sí en Alemania, sino en la situación mundial como un todo, que se torna cada vez más amenazante. A nivel económico la crisis europea y la confianza oscilante en el euro se encuentran lejos de haber tocado fondo: lo peor está por venir. Esta es la razón de porqué la campaña alrededor de “mamá Merkel”, la “madre sabia y atenta” que dirige el Estado alemán, es actualmente tan importante. Según una escuela de pensamiento popular en la “teoría” económica burguesa moderna, la economía es en gran medida una cuestión de psicología. Dicen “economía” cuando se refieren al “capitalismo”. Dicen “psicología” y quieren decir “religión”, ¿o deberíamos decir “superstición”? En el tomo I de El Capital, Marx explica que el capitalismo se basa, “en gran medida”, en la creencia en los poderes mágicos de personas y objetos (mercancías, dinero) investidos de un poder puramente imaginario. Hoy día la confianza de los mercados internacionales en el euro se basa principalmente en la creencia de que de alguna manera la participación de “los alemanes” es una garantía de éxito. “Mamá Merkel” se ha convertido en un fetiche internacional.
El problema de la moneda europea no es periférico sino absolutamente central, tanto económica como políticamente. En el capitalismo, la confianza entre los distintos actores, sin la cual un mínimo de estabilidad social no es posible, ya no se basa en una confianza entre seres humanos, sino que toma la forma abstracta de la confianza en el dinero, en la moneda vigente. La burguesía alemana sabe, por su propia experiencia de la hiperinflación de 1923, que el hundimiento de la moneda constituye la base para explosiones de una inestabilidad incontrolable.
Pero existe también una dimensión política. En efecto, el gobierno de Berlín está muy inquieto por el desarrollo a largo plazo del descontento social en Europa, y por la situación inmediata en Francia. Berlín está alarmado por la incapacidad de la burguesía del otro lado del Rin para solucionar sus problemas económicos y políticos, y se preocupa por las perspectivas de descontento social en suelo vecino, en la medida en que en el seno de la clase obrera alemana se ha desarrollado durante los últimos diez años una admiración particular por el proletariado francés, tendiendo a tomarlo como modelo.
Es con plena conciencia de sus responsabilidades internacionales que hoy la burguesía alemana, con los resultados de las recientes elecciones, ha elegido un gobierno que representa y simboliza la fortaleza, la estabilidad y la continuidad, y con el que espera hacer frente a las tormentas por venir.
Weltrevolution, 4 de noviembre 2013
[1] Este libro se puede encontrar en https://www.marxists.org/espanol/luxem/01Reformaorevolucion_0.pdf [11]
Enlaces
[1] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201310/3941/movimientos-sociales-en-turquia-y-brasil-la-indignacion-en-el-cora
[2] https://diariodevurgos.com/dvwps/
[3] https://es.internationalism.org/content/3965/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2013
[4] https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-01-19/de-los-ere-al-gamonal-los-nuevos-conflictos-y-el-cabreo-de-la-gente-comun_68995/
[5] https://es.internationalism.org/node/3349
[6] https://es.internationalism.org/cci-online/201312/3961/la-fuerza-de-la-lucha-es-la-solidaridad-de-clase
[7] https://es.internationalism.org/tag/geografia/espana
[8] https://es.internationalism.org/tag/6/621/gamonal
[9] https://es.internationalism.org/tag/6/622/burgos
[10] https://es.internationalism.org/tag/5/568/asamblea-general
[11] https://www.marxists.org/espanol/luxem/01Reformaorevolucion_0.pdf
[12] https://es.internationalism.org/tag/geografia/alemania
[13] https://es.internationalism.org/tag/20/620/merkel
[14] https://es.internationalism.org/tag/6/578/elecciones